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Misionero, tu sufrimiento no es en vano

¿Vale la pena mi sufrimiento? Ya seas misionero o no, probablemente te hayas hecho esta pregunta porque es difícil de ignorar. Nuestro mundo está lleno de sufrimiento.

En 2023, vimos en las noticias como inundaciones catastróficas devastaban comunidades libias y la guerra continuaba desplegándose en Ucrania, Palestina e Israel. Es probable que incluso en tu comunidad hayas experimentado la pérdida de seres queridos y hayas presenciado el desmoronamiento de matrimonios.

Este sufrimiento se intensifica cuando estás sirviendo en el campo misionero, lejos de casa, hablando un nuevo idioma y realizando una difícil labor misionera. Todo este sufrimiento nos lleva a hacernos la pregunta: ¿Dónde está Dios? ¿Me ha olvidado?

Hace unos años, hablé con un misionero que servía entre un grupo étnico no alcanzado en Papúa Nueva Guinea, quien se sinceró conmigo sobre el sufrimiento que estaba enfrentando en el campo misionero. Después de algunos años, su esposa e hijo lidiaban con enfermedades, sus días estaban llenos de largas horas de traducción bíblica y enfrentaba un gran desánimo. En esos días oscuros, no solo enfrentaba aflicciones físicas, sino también guerra espiritual y opresión. Estaba sufriendo por la causa del evangelio.

¿Y si el sufrimiento es difícil?

Hoy en día, vivimos en una cultura que evita el sufrimiento a toda costa, porque creemos que es insignificante. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche expresó este sentir cuando dijo: “El hombre, el animal más valiente y el más acostumbrado al sufrimiento, no repudia el sufrimiento en sí mismo; lo desea, incluso lo busca, siempre y cuando se le muestre un significado, un propósito del sufrimiento. La insignificancia del sufrimiento, no el sufrimiento en sí, fue la maldición que pesó sobre la humanidad hasta ahora.”

Hoy en día, vivimos en una cultura que evita el sufrimiento a toda costa, porque creemos que es insignificante.

Pero, al igual que mi amigo misionero, muchos hombres y mujeres alrededor del mundo sufren por el bien del evangelio. Se unen al apóstol Pablo y a los apóstoles regocijándose porque fueron considerados dignos de padecer deshonra por el nombre de Jesús (Hechos 5:41).

Por eso pasaron años entrenándose, preparándose y estudiando. Dejaron sus hogares, empacaron sus maletas y se mudaron a tierras extranjeras porque reconocieron el valor de sufrir por el reino de Dios. Pero aquí están, al igual que este misionero, enfrentando un sufrimiento inmenso y dificultades, desanimados y llenos de dudas.

¿Y si el sufrimiento no es el fin?

En la Biblia, Dios habla amorosamente sobre este sufrimiento. En el libro de Santiago, el autor escribe a personas que han sido alejadas de su tierra natal y dispersadas por todo un imperio. Estos son los hijos de refugiados y migrantes que están lejos de la tierra que Dios les prometió en el Antiguo Testamento.

En otras palabras, son personas que sufren y se sienten olvidadas. Muy probablemente se encuentren haciendo la misma pregunta que muchos de nosotros nos hacemos: “¿Dónde está Dios? ¿Nos ha olvidado?” En su dolor y tristeza, el Señor está cerca de ellos.

El libro de Santiago no promete una vida sin sufrimientos. La Biblia no promete que convertirse en cristiano o mudarse al campo misionero eliminará el dolor de tu vida. En cambio, la Biblia nos dice que la fe cristiana nos ayuda a dar sentido al sufrimiento.

El sufrimiento es una realidad con la que todas las personas deben lidiar durante su tiempo en la tierra. Pero la historia cristiana nos brinda esperanza en medio del sufrimiento. El sufrimiento no es el fin de la historia.

Misionero, puedes tener la esperanza de que el sufrimiento ha sido y será vencido.

En el evento más trascendental y significativo de la historia humana, Jesucristo sufrió por los pecadores. Y aunque no podemos explicar cada razón por la que enfrentamos el sufrimiento en esta vida, podemos mirar a la cruz y ver que el sufrimiento no es el fin de la historia.

El Hijo de Dios pudo haber sufrido y muerto el viernes, pero resucitó de entre los muertos a una nueva vida el domingo. La historia cristiana no es una historia de derrota, sino de esperanza. Misionero, puedes tener la esperanza de que el sufrimiento ha sido y será vencido.

¿Y si el sufrimiento no es en vano?

¿Y si el sufrimiento que estás enfrentando tiene un propósito? ¿Y si las dificultades de tu vida son como una poderosa tormenta que lleva un barco a través del mar hacia su destino?

¿Y si Dios está utilizando el sufrimiento como una manera de sacarte de tu sabiduría, tu poder y tu fuerza para descansar en su fortaleza? ¿Y si el Señor está sacudiendo tu vida para llevarte a depender de él? ¿Y si el sufrimiento es en última instancia el plan de Dios para tu bien?

Si te encuentras en medio del sufrimiento, Dios no te ha olvidado. Ha preparado un camino para que experimentes verdadera alegría y paz en medio de todo sufrimiento. Él promete que, si estás en Cristo, llegará el día en que enjugará cada lágrima de tus ojos, y la muerte no existirá más, ni habrá lamento, ni clamor, ni dolor alguno. Nadie cumple sus promesas como nuestro Señor Jesucristo.

Si estás en medio del dolor y el sufrimiento, llámale porque él se preocupa por ti. Ve a él, ya que es el único que enjugará nuestras lágrimas y nos dará verdadero alivio de nuestro sufrimiento. Fuera de Cristo, no podemos tener esperanza de que este sufrimiento llegará a su fin, pero en Cristo, podemos confiar en que él hará todas las cosas nuevas.

Cole Shiflet

Cole Shiflet es el coordinador de contenido en Radical. Él y su esposa Courtney son miembros de la iglesia Redeemer Community Church. Actualmente esta cursando una maestría en divinidades en la Escuela de Divinidad Beeson en Birmingham, Alabama.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!