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Pecado en el campamento: Parte 1

Hemos buscado líderes sin convicción, ideado salvación sin dedicación, fabricado adoración sin humillación y creado un dios sin retribución. En este mensaje sobre Éxodo 32:1–6, el Pastor David Platt nos recuerda del pecado que colectivamente confesamos.

  1. Jesús toma nuestra retribución.
  2. Jesús nos exalta en nuestra humillación.
  3. Jesús empodera nuestra dedicación.
  4. Jesús restaura nuestra convicción.

Si tienen sus biblias, y espero que así sea, por favor ábranlas conmigo en 1ra a los Corintios 10, en unos minutos iremos a Éxodo.

Quiero que hablemos acerca de la santidad de Dios y de la profunda necesidad que tenemos de ver Su santidad restaurada en Su iglesia. Quiero que comencemos a ver una imagen del pecado en el campamento. Comenzamos en 1ra de Corintios 10 porque aquí se nos explica cómo leer y entender Éxodo 32. Así que lean conmigo 1ra de Corintios 10:6. Este es el Nuevo Testamento, un hombre llamado Pablo escribe: “Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo, como ellos lo codiciaron. No seáis, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según está escrito: EL PUEBLO SE SENTO A COMER Y A BEBER, Y SE LEVANTO A JUGAR.” (1ra a los Corintios 10:6-7) Él está citando del Antiguo Testamento. Está citando del mismo pasaje que vamos a estudiar. Habla un poco más y llega entonces al versículo 11, y dice: “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos.” (1ra a los Corintios 10:11)

Éxodo 32

Entiendan, desde el comienzo de este tiempo juntos, que lo que estamos a punto de ver en Éxodo 32 sucedió como ejemplo para nosotros. Éxodo 32 es una advertencia para nosotros. Así que esta antigua historia al inicio del Antiguo Testamento tiene el propósito de ser un comentario de nuestras vidas espirituales -de su vida, mi vida y de nuestra relación con Dios. Teniendo eso claro, retrocedan conmigo hacia la izquierda, hasta llegar a Éxodo 32. Comenzaremos en el versículo 1 (es el segundo libro de la Biblia -Génesis, Éxodo 32).

En lo que llegan ahí, veamos cuál es el contexto. Un par de sermones atrás, estábamos en Éxodo 33. Solo para recordar, el pueblo de Dios había sido esclavo en Egipto al comienzo de Éxodo, y Dios les liberó de la esclavitud a través de milagrosas plagas, partió el mar en dos, hizo pasar a Su pueblo a través del mar sobre tierra seca, Él les dio alimento del cielo y agua de las rocas y les trajo al Monte Sinaí donde les dio Sus Diez Mandamientos y la Ley, y estableció con ellos una relación basada en un pacto, un pacto que es confirmado en Éxodo 24. Dios le había dado a Su pueblo la Ley. Luego, Moisés regresa al monte a reunirse con Dios. Y el pueblo se quedó abajo, al pie del monte. Mientras Moisés, el representante del pueblo de Dios, se encontraba en lo más alto del monte, el pueblo de Dios, al pie del monte, actuó así (Éxodo 32:1):

Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y Aarón les dijo: Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto.

Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón hizo una proclama, diciendo: Mañana será fiesta para el SEÑOR. Y al día siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y trajeron ofrendas de paz; y el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Entonces el SEÑOR habló a Moisés: Desciende pronto, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. Ven pronto se han desviado del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición y lo han adorado,  le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto.” Y el SEÑOR dijo a Moisés: He visto a este pueblo, y he aquí, es pueblo de dura cerviz. Ahora pues, déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; mas de ti yo haré una gran nación. (Éxodo 32:1-11)

Dios, te pedimos que nos ayudes a prestar atención a la advertencia de Éxodo 32. Dios, ayúdanos a ver qué es lo que enciende Tu santa ira. Y Dios, ayúdanos no solo a ver el pecado de ellos, sino a vernos nosotros mismos reflejados en el espejo de este pasaje. Ayúdanos a ver nuestro pecado y ayúdanos a ver Tu gran salvación en Cristo. En Tu nombre oramos, estudiamos, predicamos y adoramos. Amén.

El enfoque de este pasaje no está en el pecado de una persona en particular. Por el contrario, el enfoque está en el pecado en el pueblo de Dios. Verán, cuando Dios le dice a Moisés que baje (en el versículo 7), dice “desciende porque tu pueblo ha pecado”. Por lo tanto, el enfoque de nuestro tiempo juntos no estará en algún pecado individual en la iglesia sino en nuestro pecado como iglesia. Ustedes y yo juntos –ya hablamos de este tema en el último par de sermones: nosotros somos una comunidad de fe, somos un pueblo, estamos juntos en esto, nosotros somos Su pueblo. Y el enfoque en Éxodo 32 está en el pecado del pueblo.

Nuestra Confesión Colectiva…

Quiero mostrar 4 formas en que nosotros, como pueblo en la iglesia actual, estamos reflejando al pueblo de Éxodo 32. Estas son algunas verdades fuertes. No quiero que tan siquiera digamos que reflejamos estos aspectos en la Iglesia actual. Yo creo que estamos reflejando estos aspectos aquí. Creo que el pecado en el campamento de Éxodo 32 está reflejado en el pecado en el campamento de nuestra iglesia en 2008. Algunos de ustedes pudieran estar pensando: “Nosotros no tenemos becerros de oro.” Damas y caballeros, la Iglesia contemporánea está llena de becerros de oro, y estoy convencido de que nuestra iglesia está llena de becerros de oro. Así que quiero guiarnos, como pastor de esta iglesia, a una confesión colectiva basada en el espejo que vemos en Éxodo 32: 4 formas en las que necesitamos confesar exactamente lo que ellos están haciendo aquí.

Hemos Buscado Líderes Sin Convicción

Primera confesión: Nosotros, como pueblo de Dios (nuevamente, nadie individualmente), nosotros, como pueblo de Dios, hemos buscado líderes sin convicción. Moisés y Josué están encima del monte. Josué está en algún lugar mientras Moisés habla con Dios. Y ellos dejaron a Aarón a cargo (Éxodo 24:14) Moisés dice: “Aarón los guiará mientras yo no esté.” Y la Biblia dice en el mismo comienzo (Éxodo 32:1): “Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros”.

Dice que Moisés “tardaba en bajar del monte”. Moisés pasó un total de 40 días en el monte -alrededor de un mes. Es impresionante cómo el pueblo de Dios, que había sido liberado de años de esclavitud a través de todas estas plagas; que había visto al mar partirse en dos; que había visto la providencia de Dios de formas tan milagrosas durante este viaje; que había admirado la presencia de Dios revelada en el monte en frente de ellos, que estableció un pacto con Dios; en solo un mes, viene a Aarón diciendo: “Queremos dioses. Necesitamos que nos hagas dioses en quienes podamos confiar.” Y Aarón hace exactamente lo que el pueblo quiere que haga. El líder le dá a un pueblo pecador exactamente lo que quiere.

Estoy convencido de que, en la iglesia actual, hemos creado una cultura que gira alrededor de esa misma imagen. Buscamos líderes que nos darán exactamente lo que queremos. Queremos líderes que arrastren multitudes y complazcan a las personas, y mientras lo hagan, son exitosos. Queremos que nos den lo que esperamos del éxito, independientemente de sus vidas de oración, de su conocimiento de la Palabra, de su santidad o pureza; por el contrario, queremos su popularidad. Queremos que nos den lo que estamos pidiendo. No es muy díficil mirar a través del paisaje de la iglesia contemporánea y ver que el enfoque de su pensamiento está en suplir las necesidades superficiales de las personas. De hecho, hay muchos líderes en la iglesia de hoy que dirían: “No llames un sermón Pecado en el Campamento. ¿Crees que eso motiva a la gente el domingo en la mañana cuando entran? ¿Hablarás del pecado en el campamento? Habla de lo que hace que la gente se sienta bien, de lo que hace feliz a la gente.”

Damas y caballeros, estoy convencido de que si me parara frente al pueblo de Dios, en medio de un cristianismo idólatra que ama el dinero, el sexo, el poder, las posesiones, el éxito, los deportes, y la familia, más de lo que ama a Dios; si intentara guiarnos a través de cristianismo cómodo, tipo club social, lleno de sermones sobre del quebrantamiento y la gracia que nos conforten en nuestro pecado, pero que nunca nos confronten en nuestro pecado; si nos guiara en cristianismo cultural que priorice las tradiciones centradas en el hombre por encima de la verdad centrada en Dios; si nos guiara en un cristianismo barato, que promete todo y cuesta nada; entonces yo estaría cometiendo el pecado de Aarón. Esto es lo que queremos; y hemos priorizado lo que queremos por encima de lo que Dios dice que necesitamos; y hemos buscado líderes sin convicción.

Damas y caballeros, nosotros somos un pueblo que se ha rebelado contra un Dios infinitamente santo, y hemos buscado líderes que no tienen convicción -ya sea en sus vidas personales, como en sus liderazgos en Su iglesia. Y no piensen que esto es algo fácil de mencionar –saber que yo mismo podría ser comparado de acuerdo al estándar que la Escritura pone delante de nosotros. Pero necesitamos arrepentirnos por haber buscado líderes sin convicción en cuanto a la santidad, pureza y poder de la Palabra de Dios. Hemos buscado líderes sin convicción.

Hemos Inventado una Salvación Sin Dedicación

Segunda confesión: Hemos inventado una salvación sin dedicación. Hemos inventado una salvación sin dedicación. Dese cuenta que ese era el tipo de dioses que ellos adoraban cuando estaban esclavizados en Egipto. Era muy común crear un dios con la forma de un animal como este -un ídolo. Y ya sea que fuese realmente un dios o una representación de un dios, esta era una práctica muy común en Egipto, lo que hace esta imagen un poco irónica; el hecho de que el pueblo de Dios ha sido liberado de la esclavitud en Egipto y aun así ellos estuvieran incurriendo en la adoración de los dioses egipcios. Han sido liberados y aun así vuelven a hacer aquello de lo cual fueron liberados.

Vean el versículo 4- es muy interesante, dice que Aarón tomó lo que ellos le dieron y lo transformó en un ídolo con la forma de un becerro, utilizando herramientas; miren lo que dice: Ellos dijeron: “Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto.” Ahora manténganse ahí y vuelvan a Éxodo 20, versículo 1. Aquí es cuando Dios establece el pacto con Su pueblo, a través de la ley. Miren lo que dice en Éxodo 20:1. Este es el comienzo de los Diez Mandamientos, si conocen el capítulo.

Dice así: “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.” La misma frase que Dios usa para introducir su pacto con su pueblo es la misma frase que ellos están usando: ” Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto.” (Éx. 32:4) La misma frase aparece en Éxodo 32:4. La única diferencia es esta: ellos están atribuyendo a un becerro de oro y a muchos otros dioses lo que Dios, el Señor, el Dios Jehová, hizo a su favor. Lo interesante es que ellos están reclamando salvación mientras incurren en pecado. Incluso están usando la salvación como una justificación para su pecado. ¿Se dan cuenta? Reclamando salvación mientras incurren en pecado- usando la salvación, la liberación, como justificación para su maldad. Su salvación ahora es solo un medio para disfrutar el pecado.

Cuando nos vemos en el espejo de este texto, la historia se repite una y otra vez hoy día. Podemos vivir como queramos, pensamos: “Después de todo, somos salvos.” Decimos a las personas: “Hagan esta oración, y podrán vivir el resto de sus vidas como deseen. Y si han hecho esta oración, entonces irán al cielo”. Como resultado, año tras año más personas consienten en pecar, y piensan: “Bueno, yo hice la oración cuando era joven, así que estoy bien.”

Damas y caballeros, esta no es la salvación bíblica. Por favor no me malinterpreten, en ninguna manera estoy diciendo que nuestra salvación depende de nuestras obras. Por el contrario, nuestra salvación depende de la obra de Cristo, y sólo de Él; son Su muerte en la cruz y Su resurrección de la tumba las que nos permiten ser perdonados de nuestros pecados.

Es solamente por la obra de Cristo: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Eso está claro en la Escritura. No estoy diciendo nada diferente. Tenemos que darnos cuenta de que por gracia hemos sido salvados a través de la fe; por fe, no por nosotros mismos (es un regalo de Dios), un regalo gratuito de Dios ¡Parte de ese regalo gratuito que Él nos da con la salvación es un corazón nuevo! Y es un corazón que no quiere volver al pecado. Es un corazón que no se deleita en pecar. Hemos sido regenerados en nuestros corazones, del interior hacia el exterior. Es en ese momento de nuestra salvación que comenzamos a desear lo que Cristo desea -comenzamos a querer lo que Cristo quiere.

Y esta idea de hacer una oración y luego vivir como queramos, viola la verdadera salvación que reclamamos. ¡Hemos recibido un nuevo corazón! Damas y caballeros, ustedes tienen un nuevo corazón en Cristo. ¡Y han sido liberados del pecado! Ustedes no han sido liberados de Egipto para volver a permanecer en Egipto por el resto de sus vidas. ¡Han sido liberados de Egipto! ¡Han sido liberados de Egipto! ¡Ustedes son libres del pecado! ¡Son libres del poder del pecado! ¡Son libres del poder del pecado!

¡Esto es salvación! Y absolutamente en ninguna parte de la Escritura Jesús quiso traerles a la salvación sin llevarles a una vida de dedicación a Él, sobre la base de la obra de Cristo. Y el momento en que somos liberados, es Cristo quien nos está capacitando y nos está dando el poder para vivir de forma tal que glorifiquemos Su nombre. ¡Ustedes han sido liberados! Ya no viven como desean. Cristiano, usted ya no tiene el derecho de vivir como quiere, usted sacrificó ese derecho cuando vino a la fe en Cristo -Él posee los derechos; usted ya no está en el trono de su propio corazón. Cristo está en el trono de su corazón, y eso es bueno porque ahora ya es libre para experimentar todo lo que su Creador diseñó para su vida.

Por tanto, iglesia, sal de Egipto y deja de inventar. Deja de inventar una salvación que no requiere de dedicación. Este es el verdadero evangelio, el que está en juego aquí. Hemos buscado líderes sin convicción y hemos ideado la salvación sin dedicación.

Hemos Creado Una Adoración Sin Humillación

Tercera confesión: Hemos creado una adoración sin humillación. Éxodo 32:5- esto aquí es fascinante- cuando Aarón vio lo que ocurría construyó un altar delante del becerro-un altar-él construyó un altar y anunció que al día siguiente habría fiesta para el Señor. Para el Señor. Así que al día siguiente la gente se levantó temprano e hicieron holocaustos y presentaron ofrendas de paz. ¿Notan lo que está pasando aquí?

Ellos están tomando las mismas pautas que Dios había establecido para la adoración y están participando de ellas sin Dios. Ahora, ellos dicen: “Mañana será fiesta para el SEÑOR” pero sabemos que es evidente en todo el texto que esto no es adoración, una imagen de Dios -¿a quién están adorando? El versículo 6 nos ayuda a entenderlo. Dice que al día siguiente sacrificaron estas ofrendas, y luego se sentaron a comer y a beber, e incurrieron en rebeldía. Esta es una palabra que es usada en otros momentos del Antiguo Testamento para referirse a la actividad sexual que desagrada a Dios. La verdad es que no estaban adorando a Dios, ¿a quién adoraban entonces? Ellos estaban adorándose a ellos mismos. Ellos estaban adorándose a ellos mismos bajo las pautas de adoración a Dios. ¿Lo ven? Estaban adorándose a sí mismos bajo las pautas de adoración a Dios. ¿Ustedes creen que eso es posible en nuestro caso? ¿Creen que nosotros podemos ser culpables de lo mismo?

La adoración a Dios

Sabemos cómo hacerlo: cantamos, oramos, escuchamos, ofrendamos y volvemos a casa. La realidad es mucho más profunda: cantamos canciones que nos deleitan más a nosotros mismos y si no es así, nos quejamos. Oramos, pero no demasiado, ni de manera que nos sintamos incómodos, o que nos saque de nuestra zona de confort. Oramos simplemente porque eso es parte de lo que hacemos, y escuchamos mientras nos guste lo que el hombre que está frente a nosotros tiene que decir, y nos impacte; tan pronto como termina de hablar nos despedimos y nos largamos de aquí. Y ofrendamos, pero a la verdad solo un pequeño porcentaje, aproximadamente el 10% de las personas en nuestra iglesia, están realmente comprometidas a dar. Y volvemos a casa para continuar con el resto de nuestra semana. ¿A quién hemos adorado? ¡Nos hemos encargado de que todo gire a nuestro alrededor! Y solo comenzar a decirlo podría provocar toda clase de conflictos, dificultades y desacuerdos. Adorando a nuestro “yo” bajo las pautas de la adoración a Dios.

Y la pregunta que hago, iglesia, es: ¿Dónde están el quebrantamiento y la humillación en nuestra adoración? ¿Dónde esta el pueblo de Nehemías 8, que se puso en pie, levantó sus manos y gritó amén cuando la Palabra fue expuesta? ¡Amén! Y luego se inclinaron con sus rostros en tierra. ¿Cuándo hemos visto eso en nuestra adoración actual? Dónde está Esdras, quien se levantó, despojado de orgullo, con su manto y su túnica rasgados, cayó sobre sus rodillas, extendió sus manos a Dios y clamó diciendo: “Dios mío, estoy avergonzado y confuso para poder levantar mi rostro a ti.” ¿Dónde está el pueblo de Esdras capítulo 10, que se reúne y llora delante de Dios, y confiesa durante horas y horas su infidelidad ante un Dios de pactos? Una escena como esta sería muy extremista para nosotros hoy. Dios ayúdanos a experimentar la humillación y el quebrantamiento extremos en nuestra adoración. Mientras tanto, Dios dice: “Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” (Isaías 66:2).

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. (Salmo 51:17) Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado [¿e hicieren qué?], y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2do de Crónicas 7:14)

Hemos quitado, de nuestra adoración, esta imagen del quebrantamiento y la humildad (que están por toda la Escritura). Y yo quiero recordarnos que si no hay lugar para el quebrantamiento y la humildad en nuestra adoración, entonces no hay lugar para Dios en ella; no hay lugar para Dios porque nuestro “yo” domina. Hemos creado una adoración sin humillación, sin ser humildes delante del Dios del universo en Su Palabra, ante la cual deberíamos temblar. Hemos buscado líderes sin convicción, hemos inventado la salvación sin dedicación, hemos creado una adoración sin humillación.

Hemos Creado un dios sin Retribución

Cuarta confesión: Hemos creado un dios sin retribución. Este es el deber del becerro de oro. Usted puede levantar un altar al becerro de oro, puede ofrendarle, puede incurrir en rebeldía delante de él y el becerro de oro no le hará nada. No habrá respuesta por parte del becerro, simplemente se quedará ahí sentado. R.C. Sproul lo resume mejor, dijo: “El becerro no dio ley alguna ni demandó obediencia. No tenía ira o justicia o santidad para ser temida. Era sordo, mudo e impotente; pero al menos no podría importunar su diversión ni llamarlos a juicio. Esta fue la religión diseñada por el hombre, practicada por el hombre, y en última instancia, inútil para el hombre.”

¿No es esto lo que queremos? Un dios que está de acuerdo con nuestros estilos de vida. Un dios que no va a importunar nuestra diversión. Un dios que nos permitirá practicar todos nuestros deseos carnales, y aún así podemos adorarlo. ¿No es este el dios que queremos?

Este es verdaderamente el corazón del asunto, ¿cierto? ¿No es el corazón del asunto el hecho de que hayamos creado un dios de amor y compasión que no tiene santidad, ni ira, ni justicia para ser temidas? ¿No hemos creado nosotros un dios que jamás pensaría en disciplinarnos o castigarnos a nosotros, o a la gente que nos rodea, por causa de nuestro pecado? ¿No hemos creado un dios que jamás pensaría en enviar a nadie, que no permitiría que nadie, si fuéramos a usar esa palabra, fuera a condenación eterna, con tal de que hayan vivido sus vidas aquí de la mejor manera y que hayan tenido sus mejores oportunidades?

Hemos creado un dios sin retribución. Y damas y caballeros, ese no es Dios, ese es un becerro de oro. Es un becerro de oro. Porque el Dios de la Biblia es un Dios de retribución, y Su santidad es para ser temida, y Su ira es real, Su furia santa es real, Él está obligado a eliminar a los pecadores. ¡Ahora esto no suena emocionante! Suena muy fuerte, pero les recuerdo, versículo 10: ” Ahora pues, déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma” ¡No hay lenguaje más fuerte que ese! ¡Y damas y caballeros, nosotros somos ellos! ¡Somos ellos!

¡Claro que no hay un becerro de oro levantado en el medio de este lugar, pero somos ellos! Todas estas cosas prevalecen en nosotros, en nosotros como pueblo. ¡Somos ellos! Dios, ¡ayúdanos a darnos cuenta de que somos ellos! ¡Y Dios, ayúdanos a percatarnos de la gravedad de lo que esto significa! Y cuando nos damos cuenta de la profundidad de lo que significa buscar líderes sin convicción, de inventar una salvación sin convicción, sin dedicación, de crear una adoración sin humillación y un dios sin retribución -cuando nos percatamos de la profundidad de esa imagen del pecado, es en ese momento que nos damos cuenta de que necesitamos lo que ellos necesitaron en Éxodo 32. Y lo que ellos necesitaron no fue un nuevo líder. Lo que ellos necesitaron no fue un nuevo éxodo. Lo que necesitaron no fueron nuevas prácticas de adoración – ¡ellos necesitaron un Salvador! Necesitaron a alguien que los salvara de su idolatría. Necesitaron a alguien que los salvara de la profundidad de su pecado. Necesitaron a alguien que transformara sus corazones- y damas y caballeros, ¡¡tenemos uno!! ¡¡Gloria a Dios, tenemos uno!! Éxodo 32- no es un pasaje divertido como para estudiarlo durante toda una semana – por favor, no piensen que me senté y estudié toda la semana pensando: “Estoy impaciente por darles este sermón”.

Nuestra Celebración Colectiva…

Jesús Toma nuestra Retribución

Como ustedes, soy parte de esto. ¡Estamos juntos en esto! Pero la belleza de Éxodo 32- sí, la belleza de un Dios que dice “los destruiré”- radica en el hecho de que cuando confesamos nuestros pecados delante de este Dios- cuando venimos honestamente ante este Dios-cuando inclinamos nuestros rostros al suelo ante este Dios- nuestra confesión se transforma en celebración porque tenemos un Salvador. Pasamos de confesión colectiva a celebración colectiva. Damas y caballeros, Jesús toma nuestra retribución. No subestimen la ira de Dios, porque entonces estarían devaluando el propósito de la cruz de Cristo.

Damas y caballeros, sí, sí, sí, Dios manifiesta una ira santa contra el pecado. Sí, su ira es ira de muerte contra el pecado. Sí, la paga del pecado es destrucción y muerte, y sí, Jesucristo ha llevado ese castigo sobre sí mismo de forma tal que usted y yo no tengamos que cargar con él. Él ha tomado su lugar, mi lugar. Él ha tomado nuestro lugar- Jesús toma nuestro castigo- ese es el motivo para celebrar.

Jesús nos Exalta es nuestra Humillación

Él no solo toma nuestro castigo, sino que Jesús nos exalta en nuestra humillación. Noten eso. Cuando creamos adoración sin humillación, nos exaltamos a nosotros mismos -Dios nos está diciendo “Están perdiendo el verdadero enfoque.” Mateo 23:12: Porque el que se ensalce será humillado, y el que se humilla [¿será qué?] Ensalzado. Jesús dice: “Cuando te humilles, yo te ensalzaré.” Deje que Dios sea el que ensalce, que sea Dios el que levante, de esto se trata la adoración. Porque Él recibe gloria por el modo en que nos levanta de nuestro pecado.

Jesús Permite nuestra Dedicación

Jesús toma nuestro castigo. Jesús nos ensalza en nuestra humillación, y Jesús permite nuestra dedicación. Por favor no se queden con esta imagen: bueno, si usted hace una oración y vive como quiere, entonces pierde la salvación; así que tiene que mejorar su forma de vida: absolutamente no. El propósito de la salvación es que al llegar al fondo de sí mismo, usted se dé cuenta de que no puede hacerlo- no hay algo que pueda hacer para llevar la vida de Cristo – es Cristo quien lo hace en usted- permitiéndole, capacitándole, dándole poder para guiar a su familia. Es Cristo en usted, capacitándole y dándole poder para honrarlo a Él en santidad y pureza – para vivir una vida que lo exalte a Él, aquí y en todas las naciones. Solamente Cristo puede hacer eso en nosotros- Él capacita nuestra dedicación cuando confiamos en Él. Ese es el verdadero propósito de la salvación. Este no es solo un momento de la salvación -es una vida entera en la salvación. Toda una vida dedicada a Su gloria, donde Él hace Su obra en nosotros, por amor a Su nombre. Jesús toma nuestra retribución, Él nos exalta en nuestra humillación y Él capacita nuestra dedicación.

Jesús Restaura Nuestra Convicción

Y aún cuando estamos rodeados de líderes sin convicción sobre la grandeza de Dios, Jesús restaura nuestra convicción, porque cuando Cristo nos sostiene, entonces levanta líderes en la iglesia que reflejen Su santidad, Su pureza, Su poder, quienes son confiables para guiar a Su pueblo. Cristo hace todo eso. Él hace todo eso.

El propósito en Éxodo 32 es mostrarnos nuestra necesidad de Cristo. Y damas y caballeros, ¡Nosotros necesitamos a Cristo! ¡Necesitamos a Cristo! Quiero que expresemos nuestra necesidad de Cristo. Espero, a la luz de lo que vemos en la Escritura, que oremos en actitud de confesión.

Ahora, cuando pensamos en confesión viene esta idea a nuestra mente: “Dios, yo sé que esto que hice está mal, y te pido que me perdones. Bien, creo que eso fue todo”, y nos vamos. ¿Hasta ese momento, han visto profundidad en las palabras que han expresado? Absolutamente no. La confesión toma tiempo. Es un llamado – es lo que vemos en Nehemías 9 y 10 – ellos confesaron sus pecados durante horas. Por horas estuvieron confesando. Nosotros lo reducimos a 15 segundos. Es un llamado a Dios una y otra vez. Usted dirá: “Bien, ¿acaso no me oyó la primera vez?” ¡Sí! ¡Pero esta es una gran oportunidad para expresar la profundidad de nuestra necesidad delante de Dios – la profundidad de nuestra necesidad de Su perdón y de Su gracia! Nosotros confesamos nuestros pecados. Así que quiero que pasemos un tiempo de confesión. Y durante los próximos minutos, ya sea que usted se quede sentado donde está o que incline su rostro al suelo, quiero que todos vengamos ante Dios en confesión.

Puede orar en silencio si lo prefiere u orar en voz alta donde está. Vamos a venir delante de Dios en confesión como Su pueblo – no por lo que este o aquel otro hicieron, o por lo que mi hijo necesita mejorar, o por lo que mi madre pudo haber aprendido en su vida – esto es confesión, y vamos a dejar que la confesión nos guíe hacia la celebración. Vamos a dejar que la confesión nos guíe a nuestra necesidad de Jesucristo.

Padre, oramos para que en los próximos minutos, Dios, Tú transformes nuestro entendimiento con respecto al pecado. Dios ayúdanos a no ver los próximos minutos con indiferencia. Oramos para que Tú nos traigas en los próximos minutos a una conciencia cada vez más profunda de nuestra necesidad de Ti; incluso en quienes no te conocen, quienes no son contados entre Tu pueblo que ha confiado en Cristo hasta ahora. Padre, oro para que incluso ahora, traigas gran convicción de pecado en sus corazones y vidas. Dios, que veamos nuestra necesidad de Ti, y que nos des gracia para expresar eso – para clamar a Ti por perdón. Y Dios, confiamos que si confesamos nuestros pecados, Tú eres fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad, y que nuestra confesión nos guiará hasta el trono de Jesucristo. Y celebraremos a aquel que toma nuestra retribución. Celebraremos a aquel que nos exalta en nuestra humillación, que capacita nuestra dedicación, y al único que puede restaurar nuestra convicción. Dios venimos ante Tí, ahora, como Tu pueblo. Y rogamos que nos perdones por los pecados de Éxodo 32 que hemos visto.

Romanos 6:16 dice: ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados; y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.

Versículo 22: Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:22-23)

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!