Grupos pequeños: Involucrados en el llamado - Radical

Grupos pequeños: Involucrados en el llamado

Es importante que los creyentes reconozcan la importancia de tener una visión de cómo cumplir la Gran Comisión. David Platt presenta a los seguidores de Jesús cómo se ve cuando la familia de fe está diseñada por la gracia, diversificada por los dones y destinada a la gloria.

  1. Imagina una familia de fe diseñada por la gracia.
  2. Imagina una familia de fe diversificada por dones.
  3. Imagina una familia de fe destinada a la gloria.

Si tiene una Biblia, y espero que tenga una, permítame invitarle a abrirla conmigo en Romanos 12. Como usted puede que sepa, o puede que no sepa, en realidad hay más de un millón de partes de una nave espacial y una misión. Piense en eso. Incluso si tuvieran un sorprendente 99.9% de confiabilidad, aun habrían más de 100 partes que podrían fallar. Toda la misión está diseñada de modo que cada parte, cada persona tiene que estar involucrada en esa misión a fin de tener éxito.

De esas 100 partes que podrían fallar, ¿que ocurriría si esta y aquella, juntas, pudieran hacer que todo se destruyera? Una notable antropóloga, quien ha estudiado todo tipo de personas y tribus en el mundo, dijo: “Nunca dude que un pequeño grupo de personas comprometidas puede cambiar el mundo”. Pienso que ella estaba en lo cierto, pero no creo que fue a ella a quien se le ocurrió primero. Pienso que fue a Dios a quien se le ocurrió, y que Jesús nos lo mostró. Estoy convencido de que la misión que ha puesto ante Su iglesia es mucho mayor que poner al hombre en la luna; es poner el evangelio en cada esquina de este planeta, entre un billón de personas que aún no han escuchado el nombre de Jesús.

Los Grupos Pequeños y la Gran Comisión…

Lo que quiero hacer en esta mañana, mientras termino esta serie “Involucrados”, es establecer la conexión entre la Gran Comisión y los grupos pequeños. Esta es la razón: Quiero hacer la conexión, porque estoy convencido de que nos hemos quedado satisfechos en la iglesia y contentos en la iglesia con dar el cincuenta por ciento de nuestros componentes para esta misión, o el treinta o el veinte o el diez o el cinco por ciento de nuestra gente para esta misión. Pienso que somos necios al pensar que alguna vez podremos alcanzar una meta espacial con menos del 100% de los componentes trabajando juntos para lograr esa misión. Estoy orando para que Dios use nuestro tiempo juntos, y el tiempo que tenemos en los grupos pequeños, para lanzar un pueblo que esté completamente involucrado en esta misión.

Imagine todos los componentes como los dones, las habilidades, y las pasiones del pueblo de Dios, completamente liberados para impactar al mundo para Su gloria. Lo que veríamos no es el movimiento del pastor, ni el movimiento del personal administrativo, sino el movimiento de un pueblo. Al pueblo de Dios liberado para cumplir la misma misión por la que nos salvó. Dios, que así sea.

Por tanto, quiero que sueñe conmigo. Vamos a mirar Romanos 12, parte del texto que vimos la semana pasada. Vamos a enfocarnos en los versículos 3 al 8, y quiero que usted sueñe conmigo con qué ocurriría con todos los componentes de esta familia de fe funcionando detrás de esta única misión mediante grupos pequeños que estén haciendo discípulos de todas las naciones a lo largo de esta ciudad y de este planeta. Escuche Romanos 12:3: “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada,…” Este es Pablo hablando a la iglesia local en Roma, a los cristianos allí.

… en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros: que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros. Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada; usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.

Imagine a una familia de fe diseñada por gracia.

Basado en Romanos 12, imagine a una familia de fe diseñada por gracia. La semana pasada hablamos de como todo el fundamento de Romanos 12 está en la primera parte del versículo 1: “…por las misericordias de Dios…”. La misericordia moldea toda la imagen llamada iglesia. Pablo lo reitera en el modo en que habla de la gracia y de la fe en esos versículos que acabamos de leer. Él comienza hablando de la gracia que Dios le había dado en el versículo 3. Después, en ese versículo, habla sobre la fe que Dios nos da a cada uno de nosotros.

Entonces, usted baja hasta el versículo 6, y ahí dice que tenemos diferentes dones según la gracia que nos ha dado. La imagen general es la de la iglesia saturada por la gracia. Todo es dependiente de la gracia. De hecho, cuando dice: “digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio…”, esa es, en realidad, una sola palabra en el idioma original del Nuevo Testamento, que se repite cuatro veces en diferentes formas, una y otra vez. La traducción de esa palabra es más probablemente “piense”, o “perciba”. Es traducida en un par de modos diferentes aquí, sin embargo, esto como que pierde el énfasis que ese versículo hace. En el idioma original del Nuevo Testamento, básicamente dice: “No piensen más alto de sí de lo que debieran pensar, más bien piense en sí mismos con pensamiento sobrio…”. Eso no suena tan bien, así que lo cambiamos. Sin embargo, la idea es que todo lo que pensemos en la iglesia, y todo lo que podemos percibir en la iglesia, como iglesia, debemos mirarlo mediante los lentes de la gracia.

Quiero que usted piense en la gracia, y en cómo la gracia permea a la iglesia. Primero que todo, estamos enlistados por gracia. Imagine a una familia de fe enlistada por la gracia. Le recuerdo que no hay una sola persona aquí que por méritos u obras haya ganado el privilegio de llamarse seguidor de Cristo. Todo es por gracia. Todos somos llamados por gracia.

Así es todo el libro de Romanos. Usted está bajo la ira de Dios, por su pecado, y sin embargo, Él le persiguió con Su gracia, y derramó Su ira sobre Jesucristo, Su único Hijo, en lugar de sobre usted, y ahora no está derramando Su juicio sobre usted. Él está infinitamente a su favor. Él está infinitamente a su favor, por toda la eternidad. Él nos llama por Su gracia. Somos, por su gracia, identificados con el mismo cuerpo de Cristo. Somos parte de Su cuerpo, lo dice Colosenses 1:18. Él es la Cabeza, y nosotros somos parte de Su cuerpo. ¡Qué pensamiento tan asombroso! Estamos tan radicalmente identificados con Cristo, por Su gracia.

Pablo lo sabía. Recuerde, cuando Pablo fue enlistado por gracia, cuando vino a la fe en Cristo, en Hechos 9, y Jesús le encuentra en el camino a Damasco, ¿qué dice? “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Saulo dice: “¿Quién eres, Señor?” Dijo: “Yo soy Jesús a quien tú persigues”. Sin embargo, la belleza de esa imagen es que Pablo no había estado realmente persiguiendo a Jesús; él había perseguido a Esteban. Él había perseguido cristianos, a quienes seguían a Jesús, pero Jesús dijo: “Tú estás persiguiéndome”. En otras palabras, Jesús dice: “Si los tocas a ellos, me tocas a mí. Si te metes con ellos, te metes conmigo”. La iglesia está radicalmente identificada con la persona de Cristo. Somos parte de Su cuerpo. Por Su gracia, Él nos ha traído a cada uno de nosotros, a los que somos seguidores de Cristo en este salón, nos ha traído a Su cuerpo. Somos alistados por la gracia.

Segundo, somos equipados por gracia. Él no solo nos ha traído a Su cuerpo, Romanos 12 nos dice que él nos da dones, y que, cuando confiamos en Cristo para salvarnos de nuestros pecados, el Espíritu de Dios pone dones personalmente en nosotros. Comprendámoslo bien. Cada seguidor de Cristo, sin excepción, no solo la persona que está a su lado, la que está frente a usted, la que está detrás de usted, sino usted, a cada uno se le han dado dones del Espíritu Santo de Dios. Él ha puesto esos dones dentro de usted. No estamos hablando de habilidades naturales. No solo estamos hablando de las cosas en que somos buenos, aunque todo eso también es por gracia. Sin embargo, cuando Él le salvó, puso dones dentro de usted. Él le dio dones espirituales. Él le ha equipado por Su gracia. Él nos ha equipado a todos por Su gracia.

Él nos ha enlistado, nos ha equipado, y nos ha capacitado por gracia. Él no solo nos da dones, sino que nos da todo lo que alguna vez pudiéramos necesitar para poner esos dones en acción. Este es el mensaje de 1ra de Pedro 4, donde Pedro habla sobre los dones. Donde la Biblia habla de los dones, en 1ra de Pedro 3, habla del don de servicio. Dice: “El que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da”. Es una imagen preciosa del hecho de que las personas han recibido un don de servicio, como aquel del cual Pablo habla aquí en Romanos 12, y de que el único modo en que pueden utilizar ese don es con la fortaleza que Dios da.

Así que Él nos da dones por Su gracia, y luego nos da la gracia para poner ese don en acción. Esto es grande. Pienso que tendremos un momento difícil tratando de aceptar esta idea con nuestras mentes y corazones. Usted lo puede notar por algunas declaraciones que hacemos, y por el modo en que hablamos sobre algunas cosas. Incluso para mí, incluso antes de que yo viniera acá como pastor, nosotros viajábamos mucho para predicar más en los domingos en la mañana. Muchos de ustedes saben, si han crecido en la iglesia, que es muy común que después que un predicador ha predicado en un servicio de adoración, el predicador vaya a la parte de atrás y todos vengan y le digan: “Qué gran obra hizo el predicador”. Esa es, simplemente, la rutina. Todos dicen que disfrutaron el sermón, sea que lo hayan disfrutado o no; lo dicen porque es lo que usted hace cuando se marcha en el domingo en la mañana.

Entonces, las personas se acercarían. A eso lo llamo la “glorificación del gusano”. Bueno, de cualquier modo, nosotros establecimos esta práctica, y así es como funciona. Sin embargo, incluso ahora, cada vez que viajo y predico, y Dios está obrando, habrá personas que se levantarán y dirán: “Gracias por lo que has compartido. Gracias por esto o aquello. Hiciste esto o aquello en mi vida”. Siempre he batallado con qué decir en respuesta a eso. ¿Qué dice usted? Comencé diciendo: “Bien, todo es obra de Dios”. El único problema con eso es que he predicado muchos sermones por los que Él no necesita ser culpado, ¿lo sabe? Ha habido algunas cosas que he hecho en las que Dios estaba como diciendo: “Ese no era yo. Definitivamente eras tú”. Así que no me siento cómodo diciendo eso.

Así que no diré: “Fue todo obra de Dios”. Por tanto, muchas veces, solo digo: “Dios es un Dios de gracia”. Y esto es lo que las personas dirán, casi inevitablemente. Siempre lo dirán, y estoy suponiendo que muchos de ustedes han dicho esto en algún modo. Diré: “Bien, Dios es un Dios de gracia”, y ellos dirán: “Bien, sí, Dios es un Dios de gracia, pero tienes que hacer algo con la gracia que te ha sido dada”. O, “Sí, Dios es bueno, pero tienes que hacer algo con lo que te ha dado. Por tanto, gracias por lo que hiciste”. De ese modo se pierde toda la esencia del cristianismo. No es gracia cuando usted le añade algo. La única razón por la que usted puede hacer algo con la gracia que tiene, es que la gracia le capacite para hacer ese algo. Es gracia, de principio a fin. No es: “Sí Dios es un Dios de gracia, pero gracias por lo que hiciste”. Es: “Dios es un Dios de gracia, punto”. Todo es mediante la gracia. Los dones que tenemos, los dones que tengo, los dones que usted tiene, y el modo en que los ponemos en práctica, todo es gracia, punto. Por tanto, la imagen es que Dios ha diseñado a la iglesia por gracia.

Reciba la imagen. Esta no es solo una imagen aleatoria de este salón lleno de personas diferentes. Si somos un pueblo enlistado por la gracia de Dios; entonces hemos sido llamados personalmente por él. Él ha puesto Sus dones en cada uno de nosotros, y Él está derramando Su gracia para capacitarnos para usar esos dones, y así tenemos una imagen del diseño de Dios en la iglesia, por Su gracia. Pienso que esta es una imagen increíble, llamada cuerpo de Cristo.

Amo la analogía del cuerpo. Hay un cirujano renombrado llamado Paul Brand, y yo quiero citarle del libro que escribió llamado Fearfully and Wonderfully Made [Asombrosa y Maravillosamente Creados]. Él está hablando aquí sobre cómo funcionan las células en nuestro cuerpo. Quiero que usted piense en el paralelo que él bosquejará para nosotros, entre nuestros cuerpos y el modo en que Dios nos ha creado, con el cuerpo de Cristo. Escuche esto. Él está hablando sobre células. Dice:

Quedo primeramente impactado por su variedad. Químicamente, mis células son casi iguales entre sí, pero visual y funcionalmente, son tan diferentes como los animales en un zoológico. Las células de los glóbulos rojos, en forma de disco, tienen una apariencia similar a los caramelos salvavidas, viajando por mi sangre, cargadas de oxígeno para alimentar a otras células. Las células musculares, que absorben tanto de esos nutrientes, son lisas y flexibles, llenas de hirviente energía. Las células de los cartílagos, con núcleos brillantes con forma de placas, lucen como un bulto de guisantes de ojos negros, apretadamente pegados para fortalecerse. Las células de los huesos tienen estructuras rígidas que destilan fortaleza. Cortadas en secciones cruzadas, las células huesos tienen la apariencia de tres anillos superpuestos, ofreciendo flexibilidad y firmeza. En contraste, las células de la piel, forman patrones ondulados de suavidad y textura que crecen y se hunden, dando forma y belleza a nuestros cuerpos. Ellas se curvan y abultan con ángulos impredecibles, para que la huella dactilar de cada persona, por no mencionar su rostro, sea única. La reina de las células, al estudio de la cual he dedicado gran parte de mi vida, es la célula nerviosa.

Yo alabo a Dios por crear personas que disfrutan estudiar esto.

Es un aura de sabiduría y complejidad. Es semejante a una araña. Extiende sus brazos y une al cuerpo con una red de computadoras de deslumbrante sofisticación. Sus axones, se conectan transportando mensajes distantes hacia y desde el cerebro humano, y pueden alcanzar una yarda de extensión. Nunca me canso de ver estos variados especímenes o de hojear rápidamente libros que dibujan células”.

Eso es raro, pero nunca se cansa de eso. “Individualmente, parecen insignificantes, y extrañamente diseñadas, pero sé que estas partes invisibles cooperan para prodigarme el fenómeno de la vida”. Ahora, escuche el puente que hay aquí.

Mi cuerpo emplea un confuso zoológico de células, ninguna de las cuales, individualmente, tiene la apariencia del cuerpo mayor. Del mismo modo, Cristo abarca un improbable surtido de humanos. “Improbable”, es precisamente la palabra correcta. Porque decididamente, somos improbables unos con relación a otros, y con relación a Quien seguimos. ¿De qué diseño provienen estas cómicas formas humanas, que tan débilmente reflejan la idea del cuerpo como un todo? El cuerpo de Cristo, como nuestro propio cuerpo, está compuesto de células individuales, diferentes, que están tejidas para formar el cuerpo. Él es el todo, y el gozo del cuerpo se incrementa si las células individuales se percatan de que pueden ser diversas sin convertirse en puestos aislados.

No pienso que sea un accidente que la Escritura use el simbolismo del cuerpo para describir quién es la iglesia. De hecho, vaya hasta 1ra a los Corintios 12. Permítame leerle este versículo. El versículo 18 dice: “Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó”. Ahora, permitámonos comprender esto, ¿y si Dios sabía lo que estaba haciendo cuando nos trajo a cada uno de nosotros para ser parte de la familia de fe llamada la iglesia? ¿Y si Él sabía lo que estaba haciendo cuando le llamó a usted por Su gracia y puso ciertos dones en usted y le dio la gracia para usar esos dones para una razón, para un cuerpo? ¿Y si la imagen de esta familia de fe tiene el propósito de ser un tapiz de gracia, donde cada uno de nosotros trae la gracia que Dios nos ha confiado para el propósito de lograr una gran misión para Su gloria? Estoy convencido de que este es el diseño de la gracia de Dios en la iglesia. Oro para que esto sea una realidad para nosotros. Imagine una familia de fe que es diseñada intrínsecamente por gracia.

Imagine una familia de fe diversificada por los dones.

Imagine una familia de fe, que también es diversificada por los dones. Ahora, aquí es donde avanzamos un paso más profundo. Somos diseñados por gracia, y realmente somos unificados por gracia, porque la gracia permea todo en nuestras vidas, pero la belleza de la iglesia en Romanos 12 es que en ella hay unidad y diversidad juntas. Es un cuerpo con muchas partes. Por tanto, todos tenemos una gracia que nos ha sido dada, pero tenemos dones diferentes, dice Pablo, según la medida de fe que nos ha sido dada. Por tanto, hay diferencias aquí que nos hacen diversos en la familia de Dios. Cada don es dado por una razón; Dios no comete errores. Él no nos ha sobrecargado accidentalmente a la familia de fe, con más dones o menos dones que los que necesitábamos, sino que todo está diseñado junto, todos aportamos algo diferente, por la gracia de Dios. Esa es la imagen del cuerpo aquí.

Imagine una familia de fe diversificada por los dones, donde cada uno cuenta. Esa es la imagen completa aquí, que un cuerpo tiene diferentes partes, y que todas esas partes trabajan juntas. Todas cuentan. Todas son importantes. Todas son interdependientes en una relación unos con otros. Todas son dependientes unas de otras. Trabajan juntas. Todas corresponden a la Cabeza. Colosenses 1:18 dice que Cristo es la Cabeza de la iglesia, y todos trabajamos junto a la Cabeza, para lograr el propósito. Esto tiene sentido práctico.

Si usted es atrapado robando una tienda, y espero que no ocurra, pero solo imagínelo; usted es atrapado robando una tienda, ¿argumentaría ante el juez: “Señoría, mi Cabeza no quería tomar esa chaqueta de cuero, pero mi mano simplemente no obedeció”? ¿Funcionaría eso? ¿Se sustentaría? Absolutamente no, porque hay una interdependencia que funciona entre la cabeza y nuestras manos, y nosotros obramos juntos.

Esa es la imagen de la iglesia, pero estoy convencido de que, a través de la historia de la iglesia, hemos menospreciado completamente esta verdad, esta idea de que cada parte cuenta. Usted regresa y mira a lo largo de la historia de la iglesia, y ve el oscurantismo, y ve una época en que el poder de la iglesia era sostenido por unos pocos selectos. Ellos eran los únicos que podían leer la Biblia. La mantenían en su propio idioma. La gente común ni siquiera tenía acceso a la Biblia en su idioma, y así, lo que dijera este grupo, los demás lo seguían. Lo que se tenía era el 99 por ciento de los componentes del cuerpo dejados fuera, y un uno por ciento de hecho liderando la iglesia.

Esa era la imagen antes de la Reforma, pero usted sabe, yo no estoy convencido de que hayamos avanzado mucho desde entonces. Porque todavía somos un pueblo que tiene la tendencia de relegar el ministerio y la utilidad en el reino a las personas que son las más útiles para el reino; ellos son ese grupo selecto de líderes. Casi tomamos la iglesia, y clasificamos a algunos como cristianos de primera fila, o de segunda fila, o de tercera fila, y la mayoría de nosotros estamos en la cuarta o quinta fila. La primera o segunda fila son los pastores y misioneros transculturales. Son quienes son realmente devotos, y el resto de nosotros, básicamente, desempeñamos los roles de relleno para las cosas que ellos no tienen tiempo de hacer. Eso es abiertamente antibíblico. Socava al Espíritu de Dios y al poder de Su pueblo. Tenemos que darnos cuenta de que Dios ha diseñado Su cuerpo de modo que todos cuentan.

Esto es algo que ellos estaban enfrentando en el primer siglo. Vaya conmigo a 1ra a los Corintios 12. Vaya conmigo al libro correcto, y verá 1ra a los Corintios 12, y quiero que miremos el versículo 21. Lo interesante es que Romanos 12 y 1ra a los Corintios 12 son como que paralelos unos con otros. Ambos están hablando de dones espirituales como parte del cuerpo. Somos un cuerpo con muchas partes. Lo interesante es por qué es que existe esa conexión.

Bien, usted tiene que percatarse que cuando Pablo escribía el libro de romanos…, nunca imaginará en qué ciudad estaba…, él estaba en Corinto, y así estaba escribiendo desde una iglesia que realmente estaba batallando. Desde el mismo comienzo del libro de Corintios, esta iglesia batalla con la división, y con personas peleando por esto o aquello en la iglesia. Allí había mucha división en la iglesia. Por tanto, Pablo está en el medio de esa imagen, y está escribiendo el libro de Romanos. Escuche lo que dice en 1ra a los Corintios 12:21. Vea cómo estaban socavando esta imagen de la familia de fe donde todos cuentan. Escuche el versículo 21:

“Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No os necesito. Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra; de manera que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros”.

Esta es la imagen, y Pablo la está confrontando en 1ra a los Corintios 12, y está pensando en ella también en Romanos 12. Dice: “Imagine una familia donde todos cuentan, donde nadie es superior”. Lo que habían hecho, especialmente en Corinto, es que habían tomado los dones más vistosos o más espectaculares que eran muy públicos, y los habían exaltado y, si usted tiene esos dones, entonces usted era superior en el cuerpo de Cristo. Dice: “¿Quiénes son ustedes para decir, que porque son manos, no necesitan a los pies? Eso es ridículo”.

Nadie es superior, y nadie es inferior. Lo que estaba ocurriendo, como resultado de lo que sucedía en Corinto, es que había muchas personas quienes no tenían algunos de esos dones más públicos, espectaculares, ostentosos, así que se sentaban al final, en los costados de la iglesia diciendo, básicamente: “Bien, no tengo lo que esas personas tienen, así que no soy tan importante en la iglesia”. Es muy claro lo que Pablo está diciendo justo aquí. Dice: “No hay jerarquía de dignidad en la iglesia. Cada uno de ustedes aporta algo a la mesa, por la gracia de Dios que Él ha puesto en ustedes. Esto es algo extremadamente importante e invaluable”.

Piense en ello, especialmente, si esta escena muestra cómo vemos la iglesia. Si pensamos en la iglesia, pensamos en una habitación como esta, dedicada para pasar un pequeño tiempo de alrededor de una hora, una vez a la semana. Si esto es la iglesia, entonces el resultado será que algunos dones serán exaltados como superiores, y otros como inferiores, porque todo este diseño en este salón es para maximizar los dones en este salón, ¿no es cierto? Ahora mismo, no están siendo maximizados todos los dones que están representados en todas las personas de este salón. Por el contrario, la imagen que transmitimos cuando nos reunimos juntos para adorar, realmente sí maximiza los dones de unos pocos. Ello sería malo si esto fuera iglesia, pero la iglesia no solo ocurre en este edificio. La iglesia es el pueblo de Dios; nosotros somos la iglesia saliendo hacia esta ciudad.

Ahora, el lugar de ministerio no es un edificio que hayamos construido. El lugar donde usted ministra es su hogar y su barrio, y su lugar de trabajo. Usted es la iglesia. Usted no va a la iglesia. Usted es la iglesia, y ahora los dones del pueblo de Dios son liberados en la iglesia, a fin de impactar a esta comunidad para Su gloria. Ahora, estamos maximizando los dones que todos tenemos cuando ya no vemos a la iglesia como algo a lo que asistimos, sino como algo en lo que participamos como pueblo de Dios. Ahora, los dones de Dios nos son dados por una razón, ya no permanecen dormidos en la iglesia desperdiciándose, sino que ahora estamos vivos dejando que sean usados. Somos liberados para cumplir el propósito para el cual Dios nos ha dotado. Esa es la imagen.

Nadie es superior; nadie es inferior. Ahora, esto se vuelve una realidad, cuando la iglesia está impactando a la comunidad alrededor suyo, y a todas las naciones según Dios la ha diseñado. Nadie es superior; nadie es inferior. No hay necesidad de comparar. Usted no tiene que decir: “Bien no tengo este o no tengo aquello como esa persona; esa persona tiene esto o aquello”. Ya no hay necesidad de comparar. Todo eso produce orgullo, siempre; la comparación lleva al orgullo. En todo Romanos 12, Pablo está hablando sobre la humildad.

No hay necesidad de comparar, y no hay necesidad de copiar. No hay necesidad de que alguno de nosotros diga: “Yo no soy tan útil para el reino, porque no tengo los dones que tiene el pastor, o no tengo los dones que tiene esta persona o aquella persona”. Esto menoscaba la obra misma del Espíritu de Dios en cada una de nuestras vidas. Por favor, escuche esto en la autoridad de la Palabra de Dios: Cada seguidor de Cristo en esta familia de fe, cuenta. Dios le ha dado a cada uno de ustedes dones que necesita esta familia de fe. Como resultado, Él ha rodeado a cada uno de nosotros con dones que necesitamos; todos somos interdependientes y trabajamos juntos.

Imagine a una familia de fe donde no se depende de unos pocos. Imagine una familia de fe donde todas las personas cuentan cada semana, para la gloria de Jesucristo. Imagine una familia de fe donde cada uno contribuya. Ahora, ese es el propósito de los dones. ¿Para quién son los dones? Entonces, si usted tiene un don, obviamente, lo da a alguien. ¿En lo relacionado con los dones espirituales, para quién es el don?

Creo que la respuesta es doble. Obviamente, este es un don para cada uno de nosotros, cuando confiamos en Cristo. El Espíritu Santo pone dones en nosotros. Sin embargo, pienso que esto es algo más profundo que eso. Si usted mira en el Nuevo Testamento, la primera vez que ve “don espiritual” es en el libro de Romanos, capítulo 1. En Romanos 1:11-12, Pablo habla a la iglesia allí, y dice: “Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados…” Entonces lo explica. Dice: “…es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía”. Así que Pablo dice: “Quiero verlos para impartiros un don”.

Ahora, eso no significa que Pablo vaya a ir a Roma con una bolsa de dones consigo. Lo que está diciendo es que: “voy a tomar el don que Dios me ha dado, y quiero usarlo para fortalecer al cuerpo allí, y Dios va a usar el don de ustedes para fortalecerme a mí”. Por tanto, nuestros dones son dados para ser dados a los otros. ¿Tiene sentido? Esto es grande.

De esto estuvimos hablando hace dos semanas cuando vimos el sufrimiento y los tiempos difíciles, y Dios nos consuela, no para confortarnos, sino para hacernos confortadores. Dios nos da consuelo, para que podamos consolar a otros. Dios nos da dones para que podamos dar esos dones a otros. Por tanto, podemos animar a otros en su fe. Entonces, imagine a una familia de fe donde todos usan los dones que han recibido por el Espíritu de Dios, a fin de animarse unos a otros.

Ahora, es por esta razón que nos enfocamos tanto en los grupos pequeños. La razón comienza justo en lo que estábamos hablando. Si esto es todo lo que hacemos como iglesia, entonces no estaremos usando los dones que Dios nos ha dado para animarnos unos a otros. Sin embargo, cuando nos reunimos en grupos pequeños, donde estamos caminando unos con otros en nuestros viajes de fe, y compartiendo vida juntos como hablamos la semana pasada, entonces, y solo entonces, nuestros dones cobrarán vida y serán usados para edificar el cuerpo de Cristo y multiplicar el evangelio en todo Birmingham hasta los confines de la tierra, donde todos contribuyen. Los dones deben ser usados, y eso es lo que Pablo está haciendo aquí.

En Romanos 12, él da una lista de siete dones diferentes, comenzando en el versículo 6. Habla sobre profetizar, enseñar, servir, animar, contribuir a las necesidades de otros o dar, del liderazgo, o de mostrar misericordia. Hay siete dones diferentes. Lo interesante, sin embargo, es que cuando usted compara este pasaje con 1ra a los Corintios 12 y Efesios 4 y 1ra de Pedro 4, los cuatro pasajes que realmente hablan de los dones espirituales, en ellos usted realmente no obtiene una bonita lista agradablemente empaquetada de dones. ¿Nunca le ha confundido un poco eso? Usted pensaría que hay una lista de dones que el Espíritu Santo entregó, y que nosotros simplemente los pondríamos en alguna parte de la Biblia, y la lista haría que las cosas fueran mucho más fáciles; y entonces, verdaderamente, podríamos hacer pruebas de dones espirituales como las que queremos hacer y ello funcionaría bien. Sin embargo, quizás esa no fuera la idea.

Ahora, sígame aquí. El énfasis en Romanos 12, estoy convencido, no es que Pablo nos dé una lista que podamos probar. No estoy en contra de las pruebas a los dones espirituales, pero sígame aquí. Pienso que su énfasis es que Dios los ha dotado a cada uno de ustedes, para que usted haga algo con eso. Quiero decir: ése es su mensaje. Así es como él escribe. “Si el don de un hombre es profecía, que lo use. Si es servir, que sirva. Si es enseñanza, que enseñe. Si es exhortación, que se ocupe de exhortar. Si es dar, que entonces dé. Si es dirigir, entonces que dirija. Si es mostrar misericordia, entonces que lo haga”. ¿Ve el énfasis? Él está diciendo: “Simplemente ponga su don en acción”.

Cuando usted piensa en todas estas cosas, si usted mira a esa lista, creo que casi podría edificar una defensa para todos los que, en algún modo, son parte de nuestra vida como creyentes. Todos somos una parte importante de la enseñanza de los mandamientos de Cristo con relación a la Gran Comisión. Ahora, obviamente, eso luce diferente en diferentes modos, y algunos sí tienen un don relacionado con la enseñanza de grandes grupos de personas en diferentes entornos, sin embargo, todos nosotros tenemos la responsabilidad de reproducir la Palabra. Si no tenemos el don de la misericordia, ¿decimos: “Bien, si no tengo el don de misericordia, entonces no necesito mostrar misericordia”? ¿Es ese el mensaje? No lo creo. Cada persona en este salón que tiene una familia, tiene la responsabilidad de dirigir. ¿Significa eso que tiene el don de liderazgo? “Bien, lamento no tener el don de exhortación, así que no voy a decirles nada agradable hoy”. ¿Es esa la imagen?

Por tanto, este es el asunto. Pablo está diciendo: “Sirvan a la iglesia. Ustedes llegan a la iglesia y entregan sus vidas para animar a otros en su fe”. Ahora, esto es lo bello. Estoy convencido de que cuando estamos actuando así, cuando estamos viviendo para animarnos unos la fe de los otros, compartiendo vida juntos como la comunidad de que se habla aquí, creo que es entonces que Dios nos muestra las áreas donde nos ha dotado. Pienso que nosotros comprendemos las cosas un poco al revés. Algunas personas dicen: “Creo que debiéramos hacer una prueba, y luego saldremos y los pondremos en práctica”. Por el contrario, ¿y si estuviéramos cada uno en un grupo de creyentes donde hubiera diez o doce otros amigos en un viaje de fe, y usted comenzara a pensar: “¿Cómo puedo animar mejor a cada una de estas personas en su viaje de fe?”? Entonces, de repente, usted comienza a tener el deseo de hacer esto o aquello. Comienza a servirles a ellos. Le garantizo, usted probablemente pensará cosas que yo no pienso; probablemente hará cosas que yo no pudiera hacer. Y de repente, Dios estará mostrándonos cómo nos ha diseñado de un modo único para ser fuente de exhortación a otros en sus vidas.

Sé que así es como ha funcionado en mi propia vida. Dios me ha puesto en todo tipo de situaciones ministeriales, con oportunidades para servir. En algunas, siento que he prosperado por la gracia de Dios. En algunas he sentido que no pertenezco por la gracia de Dios. Hay ocasiones en que había alguien más en esa misma situación, y él o ella es mucho más efectivo haciendo esa exhortación o mostrando esa misericordia, o haciendo esto o aquello; del mismo modo, sentía que, por la gracia de Dios, yo prosperaba más en las áreas de la enseñanza y la exhortación en el cuerpo de Cristo, especialmente, cuando alguien quería que la Palabra fuera enseñada, y que se exhortara al cuerpo, pero no quería hacerlo en un modo determinado. Fuimos creados unos diferentes de los otros.

Sin embargo, la idea es comenzar a servirnos unos a otros. Comenzar a ayudarnos unos a otros en el viaje de fe y, mientras lo hacemos, veremos nuestros dones. Solo siga haciéndolo, siga haciéndolo y siga haciéndolo. Eso es lo que Pablo está diciendo aquí, donde todos contribuyen.

La idea general es que Dios ha dotado a cada uno de nosotros que es seguidor de Cristo. Si usted es un seguidor de Cristo, Dios le ha dado dones. Si no estamos usando esos dones, ello significa que estamos dejando que lo que Dios nos ha dado por gracia permanezca inactivo. Es como sentarse atrás al margen, mirando el juego correr, cuando Dios nos ha diseñado para estar involucrados en medio de todo, compartiendo vida con otras personas, y animándoles en su fe. Dios le ha diseñado para esa razón. Ni por un momento piense que no cuenta, que no tiene suficiente para aportar algo. Ni por un momento piense que su don ha sido diseñado para ser marginado. No es así. Es por eso que estamos reuniéndonos en grupos pequeños, porque queremos animarnos así unos la fe de los otros. Imagine a una familia de fe diseñada por gracia, y diversificada por los dones que tenemos.

Imagine a una familia de fe destinada para la gloria.

Entonces, finalmente, quiero que imagine conmigo una familia de fe que no solo está diseñada por gracia, y diversificada por los dones dados a nosotros, imagine una familia de fe destinada para la gloria. Es aquí donde esto se pone realmente bueno. Quiero que vea cómo todo esto se une. Si usted lee más allá de Romanos 12:8, verá la parte más práctica del libro de Romanos. En Romanos 12, 13, 14 y en la primera parte del 15, Pablo habla sobre algunas actividades muy prácticas que hacemos en la iglesia.

Quiero que usted venga conmigo a Romanos 15:14. Quiero que vea a dónde lleva todo esto. Pablo nos da una declaración resumida de su vida y de todas las verdades que ha mostrado hasta este punto. Escuche lo que dice en Romanos 15:14. Quiero que vea las verdades en Romanos 12, reiteradas aquí, en Romanos 15. Vea el versículo 14. “En cuanto a vosotros, hermanos míos, yo mismo estoy también convencido de que vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y capaces también de amonestaros los unos a los otros. Pero os he escrito con atrevimiento sobre algunas cosas, para así hacer que las recordéis otra vez, por la gracia que me fue dada por Dios…”. Ahí está nuevamente: Él me dio gracia. “…para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo”.

Versículo 17, uno de mis versículos favoritos en todo el libro de Romanos. Escuche esto. “Por tanto, en Cristo Jesús he hallado razón para gloriarme en las cosas que se refieren a Dios”. Ahora, démonos tiempo para comprender esto. “Por tanto, en Cristo Jesús he hallado razón para gloriarme en las cosas que se refieren a Dios”. Pablo habla sobre como Dios le da gracia y dones, y cómo mientras usa esos dones para servir a Dios y para servir en la iglesia, su gloria, su jactancia está en Cristo Jesús, porque Cristo es el Único, Jesús es el Único quien le capacitaba para hacer todo eso. Por tanto, cuando él sirve a Dios, lo hace todo para traer gloria a Cristo, porque Cristo le está dando gracia para hacer que eso sea una realidad. Por tanto, cuando él sirve a Dios, ello trae gloria a Jesucristo, y en eso se jacta. No en algo que él haya hecho, sino en todo lo que Cristo ha hecho en él.

Continúa en el versículo 18. “Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra…” ¿Lo comprende? Pablo dice: “No me escucharán decir algo que no sea lo que Cristo ha logrado mediante mí, guiando a las naciones para obedecerle”. No lo pase por alto. Pablo dice: “Cuando los dones que Dios me ha dado por Su gracia cobran vida en mí, de modo que sirvo a otros y que edifico a la iglesia y hago avanzar al reino, ello trae gran gloria a Jesucristo, porque Él me ha dado todas esas cosas”.

¿Se percata de la antítesis? No lo pase por alto. Si somos una iglesia que se sienta al fondo, encima de los dones que Dios nos ha confiado a cada uno y a todos nosotros, y no tenemos planes para que esos dones sean usados en el servicio de otros, y para que logremos esta misión juntos; y si avanzamos por nuestras vidas cristianas, lo que es algo extremadamente posible, si vamos a un servicio de adoración cada domingo o de vez en cuando, y nunca nos conectamos con la misión de Dios que tenemos juntos como familia de fe, con la misión que Cristo nos ha dado por Su Espíritu entonces, como resultado, le robaremos la gloria al que desea al darnos esos dones.

Por tanto, la motivación motriz detrás de por qué hacemos grupos pequeños y por qué usamos los dones que Dios nos ha dado para animarnos unos a otros es que ello trae gran gloria a Jesús. ¡Cuánto queremos Su gloria! Le glorificamos a Él. Nos jactamos en Él. Queremos que nuestras vidas le señalen a Él. Esa es la imagen.

Por tanto, ¿qué significa “una familia de fe destinada para la gloria”? Estamos destinados para la gloria de Cristo. Estamos destinados para la gloria con un Salvador que es digno de toda alabanza. Él es digno de toda alabanza. Nosotros estamos destinados para la gloria con un Salvador quien es digno de toda alabanza y está en una misión que tiene garantizada su prevalencia. Usted tiene que verlo. Aquí Pablo está hablando de cómo quiere hacer que el evangelio sea conocido entre todos los gentiles, de todas las naciones. Dice, en el versículo 20: “De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo era ya conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro; sino como está escrito…” Ahora escuche esto. Él cita el Antiguo Testamento. “Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de Él, verán, y los que no han oído, entenderán”.

Está citando el libro de Isaías 52:15. ¿Recuerda Isaías 52? Isaías 52 y 53, esos capítulos nos hablan sobre Jesús, quien es traspasado por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. Es la profecía de la cruz en Isaías, diciendo que Jesús iría a una cruz. Lo que Isaías 52:15 está diciendo es que Cristo es el Salvador sobre la cruz. “Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de Él, verán, y los que no han oído, entenderán”. Ellos experimentarán Su salvación. Las naciones se inclinarán ante Su supremacía. Estamos destinados para gloria con un Salvador digno de toda alabanza, en una misión que tiene su prevalencia garantizada.

“¿Pastor, por qué usas la palabra ‘gloria’ aquí?” Esta es la razón. Porque Pablo, en 1ra a los Tesalonicenses 2:19-20, dijo: “Porque ¿quién es nuestra esperanza o gozo o corona de gloria?…” Dijo: “Mi gloria será cuando esté aquel día delante de Cristo, y ustedes estén alrededor mío cantando Sus alabanzas por toda la eternidad. Ustedes son mi gloria, el pueblo en quien he derramado mi vida, ustedes son mi gozo, y ustedes son mi corona. Son el pueblo por quien he derramado mis dones, el pueblo en quien he invertido la gracia que Dios me ha dado, son mi gloria; son mi gozo, son mi corona”.

Por tanto, esto es lo bello. Cuando una familia se vuelve un ejército de grupos pequeños, movilizada con una meta, con cada grupo pequeño diciendo: “Queremos impactar al mundo haciendo discípulos de todas las naciones”, entonces llegará el día en que estaremos ante Dios en los cielos, y diremos: “no nos atreveremos a hablar de algo sino de lo que Cristo ha logrado mediante nosotros”. Nuestra gloria en aquel día no será cuánto dinero hayamos dejado atrás para los que están aquí en la tierra. No será cuántos bienes materiales y cuántos placeres terrenales hayamos disfrutado. Nuestra gloria en aquel día será un conglomerado de personas de cada tribu y de cada pueblo y de cada nación, cantando Sus alabanzas porque tomamos toda la gracia que nos fue dada, y la derramamos para el bien del mundo.

Esa es la imagen de la iglesia. Un cuerpo de Cristo, mostrando la gloria de Cristo, esparciéndose juntos en grupos de personas que están usando todo lo que Cristo les ha dado, y ya no están más inactivos. Es la iglesia despierta. Es la iglesia verdaderamente reformada usando ahora los dones que Dios les ha dado para lograr Su propósito y Su misión. No significa usar el cincuenta por ciento de los componentes, o el sesenta o el setenta o el ochenta o el 95 por ciento de los componentes de la iglesia. Significa tomar cada don y cada persona y cada parte de la iglesia y usarlo para lograr una misión juntos. Imagine ese tipo de familia de fe diseñada por gracia para ser un tapiz de Su cuerpo. Imagine una familia de fe diversificada por todo tipo de dones diferentes. Imagine una familia de fe que está diseñada para la gloria con Él.

¿Se une?

¿La pregunta que le hago es: “¿Se une usted?”? ¿Quiere participar? Estoy convencido de que cuando veamos la belleza de la iglesia, y veamos para qué Dios ha diseñado a la iglesia, abandonaremos todo para ser parte de esta visión. Pienso que es por esto que hay algunos de ustedes con quienes he hablado, quienes han hecho las maletas y se han mudado con su familia y trabajo hacia acá, a esta ciudad, porque quieren ser parte de lo que Dios está haciendo en esta iglesia. No es que Dios no esté haciéndolo en otro lugar. Le reto, si usted no es parte de esa familia de fe, involúcrese con creyentes donde esté con seguidores de Cristo, cumpliendo esta misión.

El asunto es, lo hemos visto una y otra vez en las últimas semanas, que los grupos pequeños nos capacitan para involucrarnos en Cristo. Nos necesitamos unos a otros para crecer en Cristo. No podemos crecer aislados unos de otros. Jesús nos mostró el camino que había modelado. Él pasó tiempo con estas doce personas; es así como usted impacta a las naciones. Al participar en el discipulado en grupos pequeños, usted está viviendo para las naciones.

Luego vimos cómo los grupos pequeños son la avenida mediante la que podemos expresar el cuidado y consuelo y compasión de Cristo unos por otros. Entonces, cuando atravesamos momentos difíciles, siempre tenemos un grupo en el que nos apoyamos. Dios nos consuela de modo que ahora podamos consolar a otros. La semana pasada vimos cómo debíamos compartir nuestras vidas unos con otros. Nosotros no somos islas; somos una familia moldeados juntos por la gracia. Vemos cómo Dios nos ha dado dones a cada uno de nosotros, y si no tenemos un plan donde permitimos que esos dones sean liberados para el beneficio del cuerpo, entonces estamos robando a Cristo la gloria debida a Su nombre.

Por tanto, le pregunto, a la luz de esto: “¿Hacia dónde va usted?” ¿Dirá usted: “Quiero ser parte de la misión de hacer discípulos de todas las naciones mediante grupos pequeños de creyentes por toda esta comunidad, de modo que impacte al mundo”? Quiero retarles, quiero animar a cada seguidor de Cristo a considerar los dones que Él les ha dado, y el modo en que les ha hecho. No permita que alguna inferioridad o superioridad llegue a su mente, más bien aprecie lo que Cristo le ha dado por Su gracia y considere cómo puede usarlo mejor para edificar Su iglesia para su gloria.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!