A menudo estamos tan cegados por las cosas temporales de esta vida que no nos detenemos a reflexionar sobre realidades eternas, como el cielo y el infierno. Cuando se trata del tema del infierno, muchas personas se sienten incómodas, como si la idea del juicio eterno fuera de algún modo incompatible con el amor de Dios. Sin embargo, como señala David Platt en este mensaje, Jesús habló más sobre el infierno que cualquier otra persona registrada en las Escrituras.
La Palabra de Dios enseña claramente que el infierno es una realidad y que es coherente con la santidad, la justicia y la bondad de Dios. No obstante, gracias a lo que Cristo ha logrado por medio de su vida, muerte y resurrección, podemos escapar del juicio que merecemos. Porque el cielo también es una realidad, y aquellos que confían en Cristo pueden esperar una nueva creación eterna, en la que disfrutaremos de Dios para siempre en cuerpos resucitados, libres de pecado y sufrimiento.