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La gloria del Dios trino

En la vida de un seguidor de Cristo, el sufrimiento puede empujarlos hacia el compromiso o llevarlos hacia la adoración del Dios trino. En este mensaje sobre Apocalipsis 4-5, David Platt nos enseña que el Dios trino es digno de nuestra completa devoción y alabanza, especialmente en medio del sufrimiento. Al contemplar la gloria del Dios trino, somos impulsados a recibir salvación, fortalecidos para escapar de la tentación y capacitados para resistir la tentación.

  1. La gloria de Dios nos impulsa a recibir la salvación.
  2. La gloria de Dios nos capacita para escapar de la tentación.
  3. La gloria de Dios nos permite soportar la tribulación.

Apocalipsis 4-5

Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de éstas. Al instante estaba yo en el Espíritu, y vi un trono colocado en el cielo, y a uno sentado en el trono. Y el que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del trono había un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos, voces y truenos; y delante del trono había siete lámparas de fuego ardiendo, que son los siete Espíritus de Dios. Delante del trono había como un mar transparente semejante al cristal;

y en medio del trono y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir.

Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos? Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirar su contenido. Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido. Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos.

Miré, y vi entre el trono (con los cuatro seres vivientes) y los ancianos, a un Cordero, de pie, como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.

Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza.

Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos.

Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los ancianos se postraron y adoraron” (Apocalipsis 4:1-5:14).

El evangelio de Jesús en Apocalipsis 1. Hemos escuchado palabras penetrantes de Jesús a Su iglesia en Apocalipsis 2 y 3

Si tiene una Biblia, y espero que tenga una, le invito a abrirla conmigo en Apocalipsis 4. El texto simplemente se va poniendo mejor. Hemos visto un gran retrato majestuoso del evangelio de Jesús en Apocalipsis 1. Hemos escuchado palabras penetrantes de Jesús a Su iglesia en Apocalipsis 2 y 3. Y ahora, hoy, hemos llegado a dos de los más gloriosos capítulos en toda la Biblia: Apocalipsis 4 y 5. La gloria del Dios Trino es mostrada ante todas las criaturas en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra. Tenemos una imagen de hombres y mujeres de cada lengua y de cada nación inclinándose ante Su trono.

Tengo que contarles una rápida historia familiar. Hace unas noches estábamos teniendo una noche de adoración familiar. Fue a finales de Junio, cuando estábamos terminando la serie de Mateo. Era un sábado en la noche antes de predicar sobre la Gran Comisión a la mañana siguiente. La mayoría de ustedes conocen la estructura de nuestra familia. En caso de que no lo sepan, adoptamos a nuestro primer hijo en Kazajistán. Nuestro segundo hijo llegó de un modo más natural. Nuestro tercer hijo, lo adoptamos de China. Y entonces tenemos un cuarto hijo en camino, pronto, Dios mediante.

Entonces, estábamos sentados teniendo nuestro tiempo de adoración familiar esa noche, y dije a los niños: “Papá va a predicar mañana sobre hacer discípulos a todas las naciones. Por tanto, oremos que mañana Dios levante a algunas personas de nuestra iglesia quienes vayan a otras naciones”. Miré a mi hijo mayor, y dije: “Mañana, socio, Dios levantará a alguien para ir a Kazajistán y contarles sobre Jesús”. Y él como que sonrió. Yo miré a mi hija y le dije: “Mañana, Dios quizás llame a alguien para ir a China”. Ella realmente no sabe qué está ocurriendo, pero de todas formas sonreía. Entonces, simplemente dije, de un modo general: “Mañana, quizás Dios levante a alguien para ir a África”. Y mi hijo más joven se incorpora en la silla, y con una mirada de esperanza en sus ojos dice: “¿Es de allá de donde soy yo?” Mi hijo mayor le mira y dice: “No, tú eres de los Estados Unidos”.

Oh, llegará el día en que hombres y mujeres de Kazajistán y China y de los Estados Unidos y de cada otro lugar del planeta contemplarán la gloria del Dios Trino, y se inclinarán maravillados y alabando y adorándole. Por tanto, en pocas palabras, quiero que usted vea un retrato de Dios, y luego quiero que comprenda el mensaje para nosotros.

Quiero que relacione esta visión de Dios con lo que hablamos la semana pasada. Apocalipsis 4 y 5, no aparece de la nada. Jesús acaba de hablar a iglesias que están caminando en medio de una guerra contra el pecado y el sufrimiento. Algunos de ellas están prosperando, y Jesús les anima a perseverar. Otras están comprometidos con el mundo y cayendo en la autosatisfacción. Todas necesitan palabras de ánimo para aferrarse a Dios y para predicar el evangelio aunque arriesguen sus vidas.

Por tanto, ¿cómo es que Dios motiva a Su pueblo a perseverar en el sufrimiento? ¿Cómo motiva Dios a Su pueblo a darle la espalda al pecado? ¿Cómo es que motiva Dios a Su pueblo a esparcir el evangelio, incluso cuando pueda costarle la vida? Él los motiva con una visión de Sí mismo. Les dice: “Vean su sufrimiento a la luz de quién Soy Yo”. Vean sus batallas con el pecado a la luz de quién es Cristo. Y den a conocer el evangelio ante la perspectiva de la gloria de Dios.

Ese es el mensaje de Apocalipsis 4 y 5: Que estas personas en el primer siglo, y que cada persona en el siglo XXI, miremos todo en nuestras vidas a través de los lentes de la gloria del Dios Trino. Esta es mi meta para hoy: Que usted se marche de aquí con nuevos ojos, con una nueva perspectiva de cada pequeño detalle en su vida, porque lo estará viendo todo a través de los lentes de la gloria del Dios Trino. Por tanto, sumerjámonos. Tenemos mucho terreno que recorrer.

El Retrato de Dios…

Miremos el retrato de Dios en Apocalipsis 4-5. Imagine la escena mientras Juan ve una puerta abierta en los cielos, y es invitado a levantarse y a echar un vistazo a Dios. Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo, están todos representados aquí, en un caleidoscopio de imágenes celestiales que nos deja absolutamente sin aliento.

Dios el Padre…

Permita que su imaginación se desboque mientras escucha a Juan describir a Dios el Padre. Y todas las descripciones de Juan están cargadas de alusiones del Antiguo Testamento. Compare este pasaje con Daniel 7 y Ezequiel 1 e Isaías 6, donde Isaías vio la gloria a Dios. Esta es la culminación de todas las escenas del trono en la Biblia, donde Juan describe a Dios el Padre sentado en el centro del universo. Él se sienta en el centro del universo. Todo en estos dos capítulos gira alrededor del trono de Dios. Diecisiete veces diferentes es usado el término “trono” por Juan, y el trono de Dios está en el centro de toda esta escena. Todo está centrado alrededor de Dios; todo en esta escena, y todo en el mundo gira alrededor de Él. Cada faceta de nuestras vidas gira alrededor de Dios.

En las escuelas, cada tema de estudio está centrado en Dios. No vea a la ciencia lejos de la gloria del Dios Trino. No vea a la historia lejos de la gloria del Dios Trino. La ciencia y la historia están centrados alrededor de Dios. En el trabajo, damas y caballeros, cada trabajo representado gira alrededor de Dios. Usted no comprenderá correctamente su trabajo como abogado, doctor, consejero, maestro, consultor, ingeniero, administrador, mecánico, representante de ventas, o ama de casa, a menos que comprenda que Dios está en el centro del universo y todo en nuestros trabajos gira, en un sentido supremo, alrededor de Dios.

Él está sentado en el centro del universo, y Él mora en luz inaccesible. Ahora, tenemos que ser cuidadosos aquí para no dejarnos llevar demasiado por estas imágenes simbólicas tratando de darles un significado literal. Incluso la imagen de Dios “sentado” sobre un trono no limita a Dios a un cierto lugar donde Él se encuentra. Sabemos, y en un momento lo recordaremos, que Dios es omnipresente, Él está presente en todas partes.

Por tanto, estas son imágenes simbólicas representando la gloria de Dios. Cuando vemos a Dios representado con la apariencia del jaspe y sardio, estas son imágenes que tienen el propósito de traer significado a nuestras mentes. Tal como en Ezequiel 1 y en Ezequiel 28, vemos al jaspe: Esta joya opaca, a menudo roja, pero en ocasiones verde o azul, o carmelita, o amarilla, o blanca. Y vemos al sardio, una piedra roja encendida, popular en el mundo antiguo. Juntas forman una imagen de brillantes colores y luz. Para usar el lenguaje de 1ra a Timoteo 6:16: “[Dios es] el bienaventurado y único Soberano […] el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver”. Es como si Juan usara a su voluntad ese idioma para describir la gloria de Dios.

En el centro del universo, morando en luz inaccesible, Él está rodeado de alabanza interminable. Vea el séquito celestial alrededor de Dios. Están los veinticuatro ancianos. No estamos seguros de quiénes sean estos. Quizá sean una representación simbólica de las doce tribus de Israel y de los doce apóstoles como el pueblo de Dios, o quizás simplemente sean asistentes angelicales. Luego están los cuatro seres vivientes, por un lado, parecen representar a toda la creación, pero por otro lado, están identificados con una imagen similar a la de un querubín y un serafín, seres celestiales ante el trono de Dios. No importa qué sean ellos precisamente, aunque el mensaje es claro: Ellos rodean a Dios con alabanza.

Versículo 8: “Y los cuatro seres vivientes […] no cesaban de decir: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”. Y cada vez que cantan, que es todo el tiempo, los veinticuatro ancianos se postran y adoran, echando sus coronas delante del trono y diciendo: “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder…” Piense en esto. En este momento, hay ángeles y personas y criaturas, y toda una hueste celestial resonando en alabanza a Dios. Es aquí donde recordamos que, cuando nos unimos como iglesia en adoración, estamos realizando una expresión terrenal de una realidad celestial. Cuando cantamos: “Praise God from whom all blessings flow” [Alaben a Dios, de quien provienen todas las bendiciones], estamos uniéndonos a un coro de alabanzas que está resonando ahora mismo en el cielo. Y mientras hablo ahora, ellos todavía están cantando. Y no se detienen. Cuando usted pone su cabeza en su almohada, ellos todavía estarán cantando alabanzas a Dios. Y cuando usted se levante mañana, aturdido por una noche, de sueño, ellos todavía estarán cantando. ¡Vea su vida desde esta perspectiva! Dios el Padre está rodeado de alabanza interminable.

El Juez de todo hombre

Ahora, ¿Quién es Él? Esta visión en Apocalipsis 4 nos dice que Dios es el Juez de todo hombre. Todos los juicios que vamos a leer en los capítulos que siguen, provienen, en un sentido supremo, del trono de Dios. Es por eso que Apocalipsis 4:5 dice: “Del trono salían relámpagos, voces y truenos…”. Hemos tenido algunas tormentas las últimas semanas, algunas nos han despertado en medio de la noche por un fuerte trueno y relámpagos continuos, por tanto, imagine estas convulsiones celestiales reverberando desde el trono.

Sin embargo, en medio de este retrato de Dios como Juez, vemos que Él aplaca Su ira y juicio con misericordia. El arco iris alrededor del trono nos recuerda la promesa de Dios de mostrar paciencia y misericordia a un mundo caído lleno de pecadores quienes somos, cada uno de nosotros, culpables de traición y transgresión en contra Suya, transgresión contra Aquel que Es santo por encima de todos. Dios está separado por un mar transparente semejante al cristal, significando Su gloriosa trascendencia por encima de todo lo demás sobre la creación. Él es diferente, incomparable, no es igual a nosotros o a algo más en todo el universo.

Él es santo, y Él tiene poder sobre todo. “Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso…” (Apocalipsis 4:8). Su pureza perfecta sobreabunda en perfecto poder. “El Señor Dios, el Todopoderoso”, es uno de los títulos favoritos de Juan para Dios en el libro de Apocalipsis.

La escena continúa: Dios es infinitamente atemporal. Él es el “el que era, el que es y el que ha de venir”, versículo 8. Él es Quien “vive por los siglos de los siglos”, versículo 9. Nada puede vencer Su dominio, y nada puede durar más que Su reino. Piensen en eso, hermanos y hermanas: Los líderes en este mundo guiarán por un poco tiempo, pero nuestro Dios reina por los siglos de los siglos. Él es infinitamente atemporal, y Él es infinitamente glorioso. “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder”, versículo 11.

Él es supremo sobre todo. Permítanme darles un poco de contexto aquí: La frase en latín: “Dominus et deus noster”, era una frase usada en el primer siglo para dirigirse al emperador romano. El Imperio Romano decía que el emperador es, literalmente: “el señor y nuestro dios”. Por tanto, Juan, desde una isla en el exilio, escribe: “No, él no lo es. Solo hay un Señor y solo hay un Dios Quien es digno de ese título, y no es el emperador romano. No importa qué trates de hacer que digan tus ciudadanos y varios cristianos, el emperador romano palidece ante el Señor y Dios de la iglesia”.

Él es el sustentador de todas las cosas

Él es supremo sobre todas las cosas, y Él es el sustentador de todas las cosas. “tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”, versículo 11. Nada en toda la creación existe fuera del sostén de Dios. Usted tiene aliento hoy porque Dios está dándole aliento. Su corazón late ahora porque Dios está haciéndole latir. Y cuando Él se detiene, también debiera detenerse usted.

Él es el sustentador de todas las cosas, Él es soberano sobre todas las cosas. La visión continúa sin interrupción en Apocalipsis 5, donde Juan dice que vio “en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos” (Apocalipsis 5:1). Este libro, veremos en los siguientes capítulos, contiene los planes preordenados por Dios para la historia, específicamente con relación al fin del mundo y a la consumación de Su reino. Este libro contiene la voluntad soberana de Dios para toda la creación y la redención suprema. Y Él lo tiene en Su mano.

Nuestro Dios soberano sostiene el destino del mundo en la palma de Su mano. ¿Es esto una buena noticia o qué? Escuche las campañas políticas y las convenciones partidistas en nuestro mundo y consuélese por el hecho de que ningún candidato político o líder del mundo sostiene al mundo en la palma de su mano. Mire las noticias de Siria, Irán, e Israel, e India, y Corea del Norte en los próximos días, y note que ninguno de los líderes de estas naciones es absolutamente soberano sobre algo. Dios es soberano sobre todos ellos. Él determina el curso de las naciones, y Él sostiene el destino del mundo en la yema de sus dedos. Contemple a Dios el Padre.

Dios el Hijo…

Y contemple a Dios el Hijo. Cuando usted llega a Apocalipsis 4, piensa, “¿Podría ser más majestuosa esta escena?” Y puede. Por tanto, aquí está este libro conteniendo los planes preordenados de Dios para la redención y restauración de toda la creación, planes para la erradicación suprema del mal y la derrota de la muerte en el mundo, planes para la remoción final del pecado y el sufrimiento y el dolor y la persecución. Este es el final de todas las guerras mundiales y todas las enfermedades físicas y desastres naturales, la llegada del reino de Dios para el hombre y la recreación de un nuevo cielo y una nueva tierra, donde el pueblo de él disfrutará y reinará con Él por los siglos de los siglos. Todo está escrito en el libro.

Por tanto, ¿quién puede abrirlo? ¿Quién puede hacer que todo esto ocurra? Y el silencio del cielo testifica del pecado del hombre. No hay uno. Nadie es digno, y Juan comienza a llorar en voz alta. ¿Por qué está llorando así? Él está llorando así porque está abrumado por el prospecto del futuro sin todas estas posibilidades. Parece que no habrá redención ni restauración; ni erradicación del mal. No habrá una remoción final del pecado y el sufrimiento y el dolor y la persecución, ni derrota de la muerte. No hay esperanzas.

Sin embargo, en medio de la desesperanza del lloro de Juan, uno de los ancianos habla y dice: “No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5). Y así, Apocalipsis 5 presenta a Dios el Hijo. Él es el León Vencedor, profetizado en el primer libro de la Biblia. Génesis 49:10: “…Cachorro de león es Judá […] a él sea dada la obediencia de los pueblos”. Profetizado en Isaías 11, el Mesías que vendría de la raíz de David. “Y brotará un retoño del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto […] que las naciones acudirán a la raíz de Isaí, que estará puesta como señal para los pueblos, y será gloriosa su morada” (Isaías 11:1-10). ¡Este Mesías vencedor ha venido!

Oh, vea el contraste entre un minuto, en que nadie podía abrir el libro, y el siguiente minuto, en que Alguien podía abrir el libro. En toda la historia, desde el comienzo de los tiempos, los hombres han venido y se han ido, las mujeres han venido y se han ido. Todos, los más nobles de ellos, los más agradables de ellos, los más fuertes, los más grandiosos, todos han sido presa del pecado. Todos, cada hombre y cada mujer es esclavo de Satanás. Todos ellos, generación tras generación, siglo a siglo, cada hombre y cada mujer en la tierra sucumbieron a la muerte.

¡Pero entonces vino otro hombre diferente a cualquier otro hombre! Este hombre no cayó presa del pecado; este hombre tenía poder sobre el pecado. Este hombre no fue esclavizado por Satanás; este hombre aplastó a la serpiente antigua. Este hombre no sucumbió a la muerte; este hombre triunfaba sobre la muerte. ¡El retoño de David, el león de la tribu de Judá, ha venido y ha vencido!

El Cordero inmolado

¿Cómo venció? Juan se levanta para ver al fuerte León, y para su sorpresa, ve a un Cordero como inmolado. El León Vencedor es el Cordero inmolado. Esta visión, viene del apóstol que registró las palabras de Juan el Bautista, que al ver a Jesús dijo: “He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Esta visión presta atención al lenguaje de Éxodo 12, cuando los israelitas tomaron a un cordero inocente en sus hogares, lo mantuvieron hasta el catorceavo día, y luego lo mataron, esparciendo su sangre sobre los umbrales de las puertas. El pueblo de Dios fue salvo del juicio de Dios bajo el estandarte de la sangre de un cordero. Isaías, siglos después, habló de un cordero que sería llevado al matadero. Profetizó: El Hijo único de Dios será aplastado según la voluntad soberana de Dios.

¿Cómo conquistará este León? Él conquistará al sufrir como Cordero. Él conquistará mediante la crucifixión. Él fue desfigurado, despreciado, rechazado, golpeado, castigado, afligido, herido, oprimido, y pulverizado en lugar de los pecadores, para que todo el que se ocultara bajo el estandarte de su sangre fuera salvo.

Él es el Cordero inmolado de Dios, y sin embargo, Él está de pie. ¡Los corderos inmolados no se levantan en pie! Este Cordero ha soportado la muerte, y este Cordero ha derrotado a la muerte. Este Cordero, quien lleva las cicatrices de la muerte es supremamente soberano sobre la muerte. Esta es la mayor noticia en todo el mundo: ¡El Cordero inmolado de Dios reina como Señor soberano de todos! Y así, el Cordero semejante a un León va -versículo 7- y toma “el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”. ¡Qué impactante audacia! Nadie en el cielo o en la tierra o bajo la tierra puede tomar el libro, pero Jesús camina directo hacia el trono, rodeado de criaturas vivientes y ancianos y una hueste de ángeles, y ¡lo toma de la mano de Dios el Padre! ¿Hay alguna imagen más clara de la divinidad de Cristo que Su autoridad para lograr la voluntad soberana de Dios mientras los ángeles alaban Su nombre? Dios no comparte el centro de atención. Dios solo comparte el centro de atención consigo mismo.

Jesús se humilló a Sí mismo como Cordero. Él se hizo “obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:8-11). Y así, los ángeles cantan una nueva canción, esta vez al Cordero, diciendo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).

Su dignidad es indiscutible

Su dignidad es indiscutible. Solo Cristo es digno. Solo Cristo tiene la respuesta para toda la historia humana. Solo Cristo tiene el poder de provocar la consumación del Reino de Dios. “El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12). Nadie es como Él.

Su obra es inolvidable

Su dignidad es indiscutible; Su obra es inolvidable. No lo pase por alto. Este es el cielo, y Cristo está resucitado, sin embargo, Él es representado como un Cordero que parece haber sido inmolado. La implicación es clara: Durante toda la eternidad, veremos al León vencedor gobernando como un Cordero inmolado. Hermanos y hermanas, por toda la eternidad, el Cordero inmolado de Dios estará en el centro de nuestra adoración.

“Corónenle Señor del amor, contemplen Sus manos y costado,

Esas heridas aún visibles, en belleza glorificadas.

Ningún ángel en los cielos puede soportar plenamente esa visión,

Sino que sus ojos bajan ardiendo ante tan brillantes misterios”.

Su adoración es universal

Su obra es inolvidable, y Su adoración es universal. La imagen que tenemos en Apocalipsis 5:9-10 es de un León semejante a un Cordero recibiendo alabanzas de cada tribu, lengua, y nación. Jesús murió sobre la cruz, no para la alabanza de un solo tipo de pueblo, sino para recibir la alabanza de cada pueblo en el planeta. Él recibirá la recompensa por Sus sufrimientos: Un reino de hombres y mujeres de todo el mundo, quienes habrán experimentado Su salvación y quienes exaltarán Su dignidad. Contemple a Dios el Hijo.

Dios el Espíritu…

Y contemple a Dios el Espíritu. En Apocalipsis 4, vemos nuevamente a los siete espíritus de Dios, la misma terminología que vimos usada en Apocalipsis 1 para describir al Espíritu Santo. Él es omnipresente. La terminología aquí nos recuerda a Zacarías 4, de nuevo, al misterioso Espíritu de Dios que es omnipresente. Él es omnisciente. Nada escapa a Su mirada buscadora. Él es omnipotente. Él tiene todo el poder para promulgar juicio y para permitir salvación. El es Dios el Espíritu, quien es enviado por Dios el Padre y Dios el Hijo para llevar a cabo la misión divina en el mundo. Obviamente, Su retrato no es tan prominente aquí en Apocalipsis 4-5, porque Su rol en la divinidad es exaltar al Hijo.

El Misterio de la Trinidad…

Contemple el misterio de la Trinidad en estos dos capítulos. Aquí, en el último libro de la Biblia, estamos viendo lo que hemos visto en toda la Biblia. Dios es Tres Personas. El Padre es adorado como Dios, el Hijo es Adorado como Dios, y el Espíritu es adorado como Dios, aquí, y en toda la Escritura. Tres Personas, y cada Persona es plenamente Dios. El Padre no es parte de Dios, el Hijo no es parte de Dios, y el Espíritu no es una tercera parte de Dios. Cada uno son completamente divinos, completamente Dios. Sin embargo, hay un Dios quien está en el centro de esta escena en Apocalipsis 4-5.

Hay un misterio en el modo en que todo esto se une. Alguien dijo de la Trinidad: “Trata de explicarla y perderás tu mente, trata de negarla, y perderás tu alma”. Vea la majestad de este misterio aquí en Apocalipsis 4-5. Las dos primeras canciones de alabanzas que vemos son específicamente cantadas a Dios el Padre. Las dos canciones siguientes que escuchamos son cantadas específicamente al Dios el Hijo. Y luego, la última canción de alabanzas que escuchamos es cantada tanto a Dios como al Cordero. Con cada canción, hay una progresión de participantes. Desde los cuatro seres vivientes, a los veinticuatro ancianos a los cuatro seres vivientes y a los veinticuatro ancianos junto a muchos ángeles, contando a miríadas de miríadas y millares de millares, los que, para quienes hacen los cálculos para la palabra “miríadas” en la Bíblia, eso añade hasta 100 millones de ángeles. Y luego, supremamente añade que “toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay” (Apocalipsis 5:13) está elevando alabanza a Dios. Eso incluye prácticamente a todos y a cada criatura en el universo, dando bendición y honor y gloria a la misteriosa majestad de Dios sobre todas las cosas.

Hermanos y hermanas, no piensen por un segundo que un día en el cielo ustedes podrán comprender finalmente a Dios. Porque ustedes y yo aun seremos hombres y mujeres finitos, y Él aun será el Dios infinito. Ya hemos visto que Dios es infinitamente glorioso, lo que significa que 10 mil años a partir de hoy, aun habrá más gloria a explorar. Y diez millones de años después de hoy, todavía habrá más gloria para disfrutar. Stephen Charnock lo expresó muy bien en su Discourse on the Eternity of God [Discurso sobre la Eternidad de Dios], cuando dijo:

Después de muchos años, [nuestros] gozos serán tan sabrosos y satisfactorios como si hubieran sido probados por primera vez en ese momento, probados por nuestros apetitos hambrientos. Cuando la gloria de Dios resplandezca sobre usted, todavía estará tan lejos de asentarse alguna vez, que después de que hayan expirado millones de años, tan numerosos como la arena de las costas, el Sol, a la luz de cuyo semblante deberemos vivir, será tan brillante como la primera vez; Él estará tan lejos de dejar de fluir, que fluirá tan fuerte, tan lleno, como la primera vez que se comunicó a Si mismo en gloria a las criaturas. Dios siempre está lleno de vigor y floreciendo; un puro acto de vida, destellando nuevos y frescos rayos de vida y luz a la criatura, floreciendo con un manantial perpetuo, y satisfaciendo los deseos más capaces; formando nuestro interés, placer, y satisfacción; con una variedad infinita, sin cambio o sucesión; Él tendrá variedad para incrementar las delicias, y eternidad para perpetuarlas; este será el fruto del deleite de un Dios infinito y eterno.

El Mensaje para nosotros…

Entonces, ¿cuál es el mensaje para nosotros? ¿El propósito de este retrato es simplemente dejarnos sin palabras? Sí, dejarnos sin palabras y transformarlo todo en nosotros. Parece haber un número infinito de tesoros en este texto, pero comencemos con estos cuatro.

La gloria de Dios nos compele a recibir salvación.

Número uno, la gloria de Dios nos motiva a recibir salvación. Entonces, hay cristianos en este lugar y hay no-cristianos en este lugar. Hay hombres y mujeres quienes son seguidores de Cristo, y hay hombres y mujeres quienes no son seguidores de Cristo, y no importa quiénes seamos, la imagen aquí es penetrante y clara: Dios es quien tiene en Su mano la futura glorificación de los creyentes. Todo el que confía en Jesús, todo el que cree en el Cordero inmolado de Dios quien reina soberano como Señor de todos, un día será unido con Él cara a cara en los cielos. Dios está haciendo que todas las cosas cooperen para bien de aquellos que le aman, y han sido llamados según Su propósito, y Él traerá nuestra salvación a plenitud.

Al mismo tiempo que Dios tiene en Su mano la futura glorificación de los creyentes, Él también sostiene en Su mano el castigo final de los incrédulos. Como veremos en el libro de Apocalipsis, todos los que desdeñaron al Salvador serán condenados en pecado por los siglos de los siglos. Por tanto, no-cristiano, cada hombre, mujer, estudiante que no está siguiendo a Jesús, le animo a clamar por la misericordia de Cristo o a colapsar bajo el juicio de Cristo. Jesús está en control del pasado, del presente, y del futuro de la historia del mundo, y Jesús está en control de nuestro destino eterno.

Él es el León Vencedor que ha venido a salvar. Él ha vencido a la muerte. Él fue crucificado sobre la cruz donde pagó el precio por el pecado ante un Dios santo, y todo el que confía en Él para salvar Su alma puede y recibirá misericordia en ese momento. Ahora, clame por la misericordia de Cristo en su corazón, y por Su gracia mediante la fe en Él, ¡Él le salvará hoy! No le deseche más. No juegue a la religión ante Él. Arrepiéntase del pecado, dé la espalda al pecado, y confíe en el León-Cordero, el único que puede salvarle.

Y entonces, cuando lo haga, usted y todos lo que lo han hecho, vean como todo cambia. Regrese a Apocalipsis 3:21. ¿Recuerda cómo terminaban las cartas justo antes de esto? Jesús dijo a la iglesia en Laodicea: “‘Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono”. ¡Maravilloso! ¡Qué promesa!

Esto solo trae a Apocalipsis 4 y 5 hasta nuestro regazo. Seguidor de Cristo, Él le concederá sentarse con Él en Su trono. Si Apocalipsis 4-5 le quita el aliento, entonces recordar Apocalipsis 3:21 le tumbará de su silla. Es como dijo Apocalipsis 5, Jesús nos ha comprado y nos ha “hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10) ¡Reinaremos!

Ahora, ¿qué significa eso? Hasta ahora, casi hemos hablado sobre esto cada semana, porque lo hemos visto cada semana en Apocalipsis. Para los creyentes, sin lugar a dudas, hay un reino futuro que tenemos en Cristo, con Cristo, en un nuevo cielo y una nueva tierra, que veremos específicamente descritos al final de Apocalipsis, pero hay un sentido en que estamos reinando incluso ahora con Él. ¡Y ese es el mensaje del libro! Apocalipsis está dándonos una imagen de lo que Pablo explica en Efesios 2, cuando dice que estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales, y lo que Pablo explica en Romanos 8, cuando dice que somos más que vencedores por Aquel que nos amó.

¿Significa eso que solo seremos vencedores en el futuro? ¡No! Significa que ahora somos más que vencedores, que ahora estamos sentados con Cristo, ahora estamos unidos con Cristo en esta vida. Para usar las palabras de Graeme Goldsworthy, Apocalipsis no fue escrito para “ministrar a profetas sentados en una edad antigua”. Fue escrito para animar a santos sufrientes en cada época, y es por eso que tenemos esta escena. No tenemos Apocalipsis 4-5 solo para que echemos un vistazo del Dios que un día tendremos en los cielos. Tenemos Apocalipsis 4-5 para capacitarnos y darnos poder para vivir sobre la tierra.

La gloria de Dios nos da poder para escapar de la tentación.

Para los cristianos del primer siglo, y para los cristianos del siglo XXI que batallan con el compromiso con el mundo y la autosatisfacción, no pasen por alto el propósito: La gloria de Dios nos da poder para escapar de la tentación. La semana pasada, hablamos sobre batallas con la idolatría y la inmoralidad, con el pecado en nuestras vidas. ¿Cómo vencemos estas cosas en nuestras vidas? ¡Al ver a Dios como Él es! Vencemos la idolatría al contemplar a un Dios supremo Cuando usted ve la grandeza de Dios en Apocalipsis 4-5, no se inclina y adora a una estatua de madera o a un emperador romano. Y cuando ve la grandeza de Dios en Apocalipsis 4-5, no se detiene a adorar al dinero y al éxito y a la aclamación, ni se detiene a adorarse a sí mismo. Contemple a un Dios supremo y sea liberado de la idolatría de los dioses indignos e insignificantes de todo el mundo.

Del mismo modo, batallamos contra la inmoralidad al sentirnos completos en nuestro Padre. Cuando usted experimenta el placer y deleite y festejos que se encuentran en el Dios Trino, es libre de la búsqueda de placer en las cosas de este mundo. Cuando sus ojos están cautivados por la gloria de Dios, usted no es seducido por las imágenes de internet. Cristiano, ¿cómo vence los placeres del pecado? Al dejar que el Dios Trino le abrume con el poder de Su satisfacción. Pruebe y vea que el Señor es bueno, que el Señor es grande. Batallamos contra la inmoralidad al sentirnos completos en nuestro Padre.

La gloria de Dios nos da poder para escapar de la tentación. Al ver el ejemplo de Cristo, rehusamos comprometernos con el mundo. Tomaré prestado el lenguaje de Hebreos 12 para ayudarnos a comprender Apocalipsis 5. “Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve […] puestos los ojos en Jesús […] Considerad [a Jesús…] que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón. Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre” (Hebreos 12:1-4) Considere a Jesús, Quien conquistó al pecado y le da ahora poder para conquistar al pecado. ¡Este Jesús vive en usted!

Por tanto, usted y yo rehusamos al compromiso con el mundo al contemplar el ejemplo de Cristo, y resistimos la autosatisfacción al contemplar la excelencia de Cristo. ¿Cómo podemos sentirnos satisfechos con nosotros mismos al contemplar al Dios Trino? ¿Cómo podemos ser apáticos, o insensibles, o independientes, o egocéntricos ante este Dios?

La gloria de Dios nos da poder para resistir la tribulación.

La gloria de Dios nos da poder para escapar de la tentación, y la gloria de Dios nos da poder para resistir la tribulación. Ya hemos hablado de esto, y lo vimos la semana pasada: Ha habido hermanos y hermanas del primer siglo y hasta el siglo XXI quienes han caminado a través del sufrimiento, preguntándose por qué ocurre lo que ocurre y si alguna vez terminará. Apocalipsis 4-5 muestra claramente tres verdades. Una, nuestro Dios está en control. Quizá las situaciones en su vida y en el mundo parezcan girar fuera de control, pero no es así. Dios tiene todo bajo control. La historia descansa en Su mano, y él está haciendo que todo coopere para bien de aquellos que le aman y para la gloria de Su nombre. Descanse en esto.

Nuestro Dios está en control, y nuestro enemigo ha sido vencido. ¡Jesús ha vencido! Él ha vencido al pecado, y Él ha vencido a la muerte, y Él ha vencido al diablo. En las palabras de Colosenses 2:15, Él ha “despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El”. ¡Y usted está en Él! ¡El Vencedor vive en usted y usted vive en Él!

Quizá algunas veces no parezca o sienta que usted es un vencedor pero, ¿no es esa la belleza de la cruz? Mire la cruz. ¿Es esta la imagen de un conquistador? Un hombre ensangrentado brutalmente mutilado colgado de un madero, ¿es esa la imagen de la victoria? No a los ojos del mundo. Del mismo modo, ¿es la imagen de los cristianos del primer siglo quemados en una estaca una imagen de victoria? No a los ojos del mundo.

Pero el evangelio lo trastorna todo. Porque en la brutal crucifixión de Cristo, Jesús conquistaba a la muerte. Y en el brutal asesinato de los cristianos, la iglesia hacía avanzar al evangelio. Por tanto, cristianos en el siglo XXI quienes caminan en medio del dolor y el sufrimiento y no se sienten como vencedores, sepan esto: Al participar de los sufrimientos de Cristo, participan del reino de Cristo. Y ustedes saben que un día concluirá nuestra sufrimiento. El León-Cordero tiene la autoridad de finalizar el plan supremo de redención y restauración de Dios. En medio del sufrimiento, vislumbre la gloria de su Dios, y Él le permitirá resistir la tribulación.

La gloria de Dios nos motiva a cumplir la misión.

Y, finalmente, la gloria de Dios nos motiva a cumplir la misión. ¿Acaso la soberanía divina sobre el mundo significa que nosotros nos acomodamos sin hacer algo en el mundo? ¿Acaso flotamos pasivamente por el mar de la soberanía de Dios, mientras Él cumple Su propósito en el mundo? ¡No! Basados en este texto, tenemos una misión. Jesús compró a hombres y mujeres para Dios de cada tribu lengua pueblo y nación. Y si lo creemos, entonces debemos esforzarnos para esparcir el evangelio a cada tribu lengua pueblo y nación.

Por tanto, iglesia, basados en Apocalipsis 4-5, oremos apasionadamente por la expansión del evangelio a todos los pueblos. La soberanía de Dios no niega la oración; la soberanía de Dios necesita la oración. Lo vimos justo en este texto. Cuando los veinticuatro ancianos alrededor del trono en el versículo 8 sostenían copas llenas de incienso, estas copas estaban llenas de las oraciones de los santos. Es algo similar a lo que veremos en Apocalipsis 8:3, cuando se abre el séptimo sello, y un ángel ofrece las oraciones de los santos ante Dios, y eso es lo que apresura la venida del reino de Dios.

¿Comprende lo que enseña aquí la Biblia?: Dios va a consumar final y eternamente Su reino en respuesta a las oraciones de Su pueblo. Es por esto que oramos : “¡Dios, que venga Tu reino!” Es por esto que oramos: “Dios, queremos que Tu reino avance entre todos los pueblos del mundo, entre los sauditas, y los turcos iraníes, y los lohar del sur de Asia, y los somalíes de Noráfrica y los brahamanes de la India y entre cada grupo de pueblos del planeta. Levanta hombres y mujeres que vayan y hagan que Tu reino venga a cada grupo de pueblos que ha sido comprado para Cristo. Llévales a Salvación”. ¡Esto es lo que pedimos en oración! ¿Es esto lo que usted pide en oración?

Iglesia, oremos apasionadamente y demos sacrificadamente. Dios nos ha hecho ricos por una razón. Hombres y mujeres, ustedes tienen trabajos, y estudiantes, ustedes están recibiendo miles y miles de dólares en educación. No para que lo gasten todo en indulgencias personales, sino para que puedan sacrificarlo todo para la expansión del evangelio de Dios y la declaración de la gloria de Dios hasta los confines de la tierra. Véalo. El Dios soberano del universo ha querido que seamos ricos por amor de Su adoración global. Deje de amontonar y comience a dar.

Oremos apasionadamente, demos sacrificadamente, y vayamos confiadamente. Vayamos a todos estos grupos de pueblos. Seis mil de ellos todavía permanecen inalcanzados con el evangelio. Vayamos mientras el Señor nos guía. Dios probablemente no llame a cada persona en este salón a ir hacia un pueblo inalcanzado, pero está llamando a algunos. Entonces, ¿le está llamando a usted? Y no tenga temor si Él lo está llamando.

Sí, estos 6000 grupos de pueblos permanecen inalcanzados por una razón: Son difíciles de alcanzar y peligrosos de alcanzar. Pero piense en lo que dice este texto. Hermano o hermana, mientras usted y yo vamos hacia lugares difíciles y entre grupos de pueblos difíciles en el mundo, nosotros vamos en la mano soberana de Dios. Y nada puede ocurrirnos fuera de Su buen plan.

Y por encima de todo eso, Él nos ha garantizado el éxito. Cada uno de estos grupos de pueblos estará representado un día alrededor del trono del Cordero, así que puede saber que cuando usted o yo o nosotros, como iglesia, tomamos a un grupo específico, no importa cuán difícil o peligroso sea, podemos saber que cuando vamos y predicamos el evangelio entre esas personas, sea en nuestra vida o en nuestra muerte, alguien va a creer. Y alguien va a estar allí en Apocalipsis 5 y, como veremos, en Apocalipsis 7, cantando las alabanzas del Cordero.

Esta es la historia del movimiento moravo, que muchos han llamado la misión eclesial más impresionante de la historia cristiana. Durante el siglo XVIII, aproximadamente uno de cada 60 miembros de la iglesia morava estaba sirviendo como misionero en un contexto transcultural. Hay registros de los hermanos y hermanas moravas quienes literalmente renunciaban a sus vidas y dejaban atrás sus comodidades para la expansión del evangelio alrededor del mundo. Se cuenta la historia de dos moravos quienes decidieron venderse a sí mismos como esclavos a fin de alcanzar a los esclavos inalcanzados en las Indias Occidentales. ¡Ellos se vendían a sí mismos como esclavos! Y al abordar el barco esclavista, se dice que estos dos hombres clamaron diciendo: “¡Que el Cordero que fue inmolado reciba la recompensa de Su sufrimiento!”

¡Que ese sea el clamor de la iglesia hoy: Oremos apasionadamente y demos apasionadamente y vayamos confiadamente, y muramos confiadamente con el clamor de nuestros labios: “Que el Cordero que fue inmolado reciba la recompensa de Su sufrimiento”.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!