La Biblia define el término justificación como el acto de gracia de Dios por el cual declara justo al pecador únicamente a través de la fe en Jesús.
La justificación es un acto de Dios
Entonces, analicemos el término. La justificación es una de las doctrinas más importantes de todo el cristianismo. Juan Calvino afirmó que la justificación “es la bisagra sobre la cual todo gira”. Si no entendemos la justificación, no entenderemos del todo el evangelio. Así que, prestemos especial atención a qué es la justificación: el acto de gracia de Dios. “Señor, si Tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién… podría permanecer?” (Salmos 130:3). “Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas… Y no entres en juicio con Tu siervo, porque no es justo delante de Ti ningún ser humano” (Salmos 143:1-2).
Dios nos justifica, no por algo en nosotros, sino por su gracia. Ya hemos hablado sobre esto. Dios nos da fe (ya hemos hablado sobre esto), y al darnos fe, Dios nos da la justificación. Nosotros recibimos la acción, somos pasivos en esto. Somos justificados por Dios. Entonces, esto es algo que hace por su gracia.
La justificación es el acto de gracia de Dios por el cual declara justo al pecador únicamente a través de la fe en Jesús.
La justificación es una declaración
Un acto de gracia de Dios por el cual declara. La justificación es una declaración. Esto es importante porque la justificación es un acto, no un proceso. Es una declaración que se hace una sola vez y para siempre. Una vez que tú has sido justificado, ya no eres más justificado al día siguiente y más justificado dentro de diez años. Eres justificado una vez y para siempre. Es una declaración. Dios es quien declara.
Es además una declaración legal. Esa es la descripción gráfica en la Escritura sobre la justificación. La justificación es una declaración legal y formal, en la que Dios pronuncia su decisión: “inocente”. La justificación es una declaración eterna, una vez y para siempre. Es una decisión consumada.
Tenemos esta descripción en Lucas 23 sobre el ladrón en la cruz al que el Señor le asegura que entrará en el cielo. En Romanos 8 encontramos esta descripción maravillosa: “A los que predestinó, a esos también llamó. A los que llamó, a esos también justificó. A los que justificó, a esos también glorificó”. Los que son justificados serán glorificados, esto es seguro. Nada puede separarnos de su amor. Una vez que eres justificado, tu justificación es segura.
La justificación declara justos a los pecadores
Es el acto de gracia de Dios por el cual declara una vez y para siempre que un pecador… entonces esta es la clave. Sin duda, hemos cubierto esto, pero es importante recordarlo. Martín Lutero sostenía: “Aquí hay un problema que Dios necesita resolverlo”. La pecaminosidad del hombre … la justicia de Dios… las demandas de la ley. Pones estas tres cosas juntas en un tribunal, alguien que ha violado la ley delante de un juez justo, entonces las cosas no se ven bien para nosotros. El resultado de esa configuración: estamos condenados por nuestra inmoralidad, nuestras acciones que violan la ley de Dios. Todos hemos violado la ley de Dios y estamos condenados por esto.
Sin embargo, no es solo por nuestra inmoralidad: la Biblia enseña que estamos condenados por nuestra moralidad o sea por nuestros intentos de guardar la ley de Dios. La Biblia habla sobre nuestros esfuerzos por obedecer la ley de Dios para hacer obras buenas y justas, pero todas son insuficientes. Ellas son “… como trapo de inmundicia…” (Isaías 64:6). “… por las obras… ningún ser humano será justificado delante de Él…” (Romanos 3:20). Un pastor puritano decía: “Incluso nuestras lágrimas de arrepentimiento exigen ser lavadas en la sangre del Cordero”.
No tenemos evidencia que presentar a nuestro favor delante de un Dios santo. Somos culpables, no podemos ganar su favor. Así que, Dios declara justo al pecador. ¡Esa es la justificación! Eso es maravilloso.
Para el resto de cómo la biblia define el término justificación ver la Sesión 3 de Iglesia Secreta 10 (inglés).