Para muchas personas, la experiencia de comprar una casa puede ser un momento extremadamente estresante. Hay tantas variables a considerar. ¿Cuántas habitaciones? ¿Cuántos baños? ¿Se ha renovado la cocina? ¿Cuánto mide el espacio? ¿Nuestra familia actual o futura cabe en este espacio? Todas estas son preguntas importantes que deben hacerse y considerarse en la compra de una casa.
Después de desempacar nuestras cajas y acomodar todas las habitaciones, ¿alguna vez consideramos a las otras personas en nuestra calle? ¿Alguna vez hacemos la pregunta: “¿Cómo es vivir en esta calle, con estos vecinos?” Cuando compramos nuestra primera casa, mi esposa y yo nunca nos preguntamos esto. Vimos el precio de venta y dijimos: “Lo tomaremos y lo haremos funcionar”.
Pero lo que nunca consideramos fue cuán radicalmente pueden moldear nuestras vidas y experiencias las personas con las que vivimos en nuestros vecindarios. En un país roto, aumentando en hostilidad hacia la verdad encontrada en las Escrituras, ¿qué pasaría si el cuerpo de Cristo tomara ánimo de las Escrituras para construir cosas hermosas en las casas y vecindarios que llamamos hogar?
En Jeremías 29, los israelitas son alentados por Dios, a través del profeta en los versículos 5-7:
Edifiquen casas y habítenlas, planten huertos y coman de su fruto. Tomen mujeres y tengan hijos e hijas, tomen mujeres para sus hijos y den sus hijas a maridos para que den a luz hijos e hijas, y multiplíquense allí y no disminuyan. Y busquen el bienestar de la ciudad adonde los he desterrado, y rueguen al Señor por ella; porque en su bienestar tendrán bienestar.
Como embajadores del reino de Dios y exiliados (1 Pedro 2:9–12) en un mundo enemistado con Dios, la mayor esperanza que tienen nuestros vecinos para escuchar el evangelio es a través de hombres y mujeres que han sido equipados y comisionados para alcanzar su vecindario. Un pastor no puede vivir en todas las calles de la comunidad a la que sirve. Nadie tiene la capacidad de discipular a todos en su ciudad. Pero a través de un discipulado fiel arraigado en las Escrituras, los miembros de la iglesia pueden llevar esa esperanza a sus vecindarios.
Un pastor no puede vivir en todas las calles de su comunidad, pero una iglesia puede discipular ampliamente.
Storyline Church se encuentra en las afueras de Denver, Colorado, en una ciudad llamada Arvada. Estamos entre la gran ciudad de Denver y la ciudad de Boulder, que es un enclave para la adoración pagana y humanista moderna. En una cultura donde las personas han sido aisladas por el COVID y divididas por elecciones cada vez más contenciosas, muchas personas en nuestra ciudad se sienten mal equipadas, no preparadas o con ánimo para alcanzar a sus vecinos. ¿Y si son raros? ¿Y si no creen en las mismas cosas que yo? ¿Y si votaron de manera diferente a mí? La Gran Comisión y el Gran Mandamiento no han cambiado. Entonces, ¿cómo equipamos a los santos para hacer el trabajo del ministerio? (Efesios 4:12)
Hace 20 años, Arvada era el centro del neighboring movement (movimiento de vecindad). En una reunión entre nuestro alcalde, Dave Runyon, y la comunidad cristiana local se les pidió si simplemente podían animar a sus miembros a ser buenos vecinos. ¿Se imaginan eso? Un funcionario del gobierno pide a la iglesia que ame bien a sus vecinos.
Entonces, nuestra estrategia de iglesia sigue la misma línea y visión establecida hace 20 y 2,000 años. Estamos pidiendo a nuestros miembros que consideren dos cosas: Primero, ¿quiénes son tus ocho vecinos más cercanos? Segundo, ¿cómo puedes orar por ellos, cuidar de ellos y compartir con ellos hoy?
Orar, cuidar y compartir
Ora por tus vecinos usando sus nombres y sus necesidades. Cuida de tus vecinos construyendo relaciones genuinas al pasar tiempo con ellos y tomándote el tiempo para servirles. Comparte con tus vecinos invitándolos a escuchar tu testimonio, abriendo las puertas de tu hogar y, en última instancia, invitándolos a compartir con tu familia en Cristo, la iglesia.
¿Quiénes son tus vecinos más cercanos? ¿Cómo puedes orar por ellos y cuidarlos hoy?
En el área metropolitana de Denver, el 88% de nuestra ciudad está espiritualmente letárgica, perdida y viviendo vidas cómodas rumbo al infierno. Eso es más de 2.6 millones de personas y el número crece cada día. ¿Cómo te ha llamado el Señor a vivir como exiliado en este mundo? ¿Cómo te ha alentado a buscar la prosperidad de tu ciudad? Mi oración por la iglesia es que nos tomemos un momento y antes de considerar un viaje al otro lado del mundo para servir, consideremos dar un viaje al otro lado de la calle para cuidar y compartir con nuestros vecinos.
Kyle Mack es Director de Misiones en la iglesia Storyline Church en Arvada, Colorado. Él y su esposa, Katie, tienen tres hijos.
