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¿Qué es la Gran Comisión?

La Gran Comisión se refiere a la orden de avanzar que Jesús da a su iglesia después de su ascensión y antes de su retorno. Hasta que los cielos se abran y Jesús baje del cielo para juzgar a los vivos y a los muertos, los cristianos tienen un trabajo que hacer. Y, para entender nuestra responsabilidad, veamos lo que Jesús afirma en Mateo 28:18-20.

El poder de la Gran Comisión reside en la autoridad de Jesús

La Gran Comisión es una tarea imposible de realizar, si es en nuestra propia fuerza. Nosotros llevamos a cabo la misión de hacer discípulos en el poder de Jesús. Él afirma en Mateo 28:18 que toda autoridad le ha sido dada en el cielo y en la tierra. Él siempre ha tenido autoridad como el Dios eterno. Se ha ganado este derecho a través de su vida perfecta, muerte sacrificial y gloriosa resurrección (Romanos 1:4; Filipenses 2:9-10).

La Gran Comisión es una tarea imposible de realizar, si es en nuestra propia fuerza.

El mundo está lleno de gente hecha a la imagen de Dios. Personas como tú o como yo, personas que aman tanto el pecado que prefieren rebelarse contra Aquel que los creó antes que inclinar su rodilla en feliz obediencia (Efesios 2:1-3). Servimos en cementerios espirituales. Sin embargo, Jesús es lo suficientemente poderoso para dar vida espiritual a los que están muertos espiritualmente. Jesús, con solo decirlo, levanta a los muertos (Juan 11:43) y perdona los pecados de los pecadores (Mateo 9:5). Su autoridad sobre todas las cosas, entre ellas todos los corazones y mentes en este planeta. Él nos llena de esperanza cuando nos ocupamos en dar a conocer su gloria.

Las personas son la iglesia local

¿Quién tiene la autoridad para llevar el evangelio a toda tribu, lengua y nación? Jesús da el poder a la iglesia para que vaya en su nombre y proclame la venida de su reino y la promesa de la salvación a todos los que creen. Jesús comisiona a la iglesia como su embajadora real, la envía bajo su autoridad para hacer discípulos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Puedes observar que la palabra “iglesia” no se usa de manera explícita en Mateo 28:18-20. Ningún texto carece de contexto. Los grandes y conocidos textos de la Escritura no ocurren en un vacío. En el contexto del evangelio de Mateo, Jesús con absoluta claridad le da la autoridad a la iglesia para que declare quién es Él y quienes le pertenecen (Mateo 16:13-20; Mateo 18:16-20). La Gran Comisión pertenece a las iglesias locales y a sus miembros porque Jesús prometió su presencia entre ellos y los constituyó como sus representantes oficiales en el mundo.

La Gran Comisión no es una tarea individual sino del cuerpo

La Gran Comisión no es una tarea individual sino del cuerpo. Somos responsables de hacer nuestra parte y hacer discípulos en las esferas de influencia en las que Dios nos ha colocado. Sin embargo, la iglesia local es el medio y el fin de la Gran Comisión de Jesús. Jesús nos llama a trabajar como un equipo, un grupo visible de cristianos comprometidos que se ayudan unos a otros para hacer un bien espiritual a un mundo perdido a través de la plantación de iglesias saludables entre los pueblos no alcanzados.

El plan es hacer discípulos de todas las naciones

¿Cómo realizamos la Gran Comisión? Mateo 28:19 inicia con una simple instrucción: “Vayan”. Hay buenas razones para mantener una categoría especial para los que van a otras culturas con el evangelio a lugares donde no se ha oído. Los llamamos “misioneros”. Pero, hay un sentido real en el cual todos somos mandados a “ir”. Podría ser a nuestra propia cocina, o a la casa del vecino al otro lado de la calle, o a nuestro restaurante favorito al otro lado de la ciudad. Cada cristiano tiene que hacer su parte para que avance el evangelio en su vecindario y en el mundo.

Cuando vamos, vamos a hacer discípulos, no a buscar decisiones y conversiones apresuradas.

Cuando vamos, vamos a hacer discípulos, no a buscar decisiones y conversiones apresuradas. La Gran Comisión es a menudo un proceso a largo plazo. Las profesiones de fe son el punto inicial, no la recta final. Nuestra meta debe ser el  conocimiento verdadero y salvífico de Jesús que se expresa en una vida de amor y obediencia a Él. Esto nos protege de utilizar estrategias de evangelización que producen una respuesta sin explicar con claridad el evangelio. Nosotros somos responsables de ser fieles y el fruto en última instancia le corresponde a Dios.

Orar por el avance del evangelio

¿Cómo debe ser un programa de discipulado según Jesús? La Gran Comisión se concreta cuando hombres y mujeres se arrodillan ante el rey Jesús, son bautizados y empiezan a aprender a seguirlo en obediencia imperfecta, pero genuina (Mateo 28:19). El modelo en el Nuevo Testamento une el discipulado con la membresía en una iglesia local, siempre que sea posible.

Oramos por el avance de la misión de Jesús a través del progreso del evangelio. Oramos por el establecimiento de nuevas iglesias que prediquen el evangelio en cada grupo étnico bajo el sol. Portadores de la imagen de Dios van al infierno cada día porque han rechazado a Dios y no tienen acceso al único mensaje que puede salvarlos.

Deseamos ver que nazcan iglesias locales y vibrantes en todo el mundo, que a su vez lleven el evangelio a sus vecinos y al mundo en general. Eso solo sucederá, por la gracia de Dios, cuando vayamos y nos comprometamos con la gloriosa tarea aparentemente ineficaz de hacer discípulos.

La promesa de la Gran Comisión es la presencia de Jesús

La Gran Comisión es el mandato de Jesús para sus seguidores, como miembros de iglesias locales, de llevar el evangelio a las naciones con el propósito de que se conviertan, sean bautizadas y sean enseñadas a obedecer su Palabra. ¡Qué gran tarea!

La Gran Comisión es el mandamiento de Jesús para sus seguidores, como miembros de iglesias locales, de llevar el evangelio a las naciones con el propósito de que se conviertan, sean bautizadas y sean enseñadas a obedecer su Palabra.

Lee cómo se despide Jesús en Mateo 28:20: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Jesús empieza con la promesa de su poder y termina con la promesa de su presencia. La Gran Comisión no es fácil. Habrá días largos y duros por delante. Pero Jesús va a estar presente en todo momento, atrayendo a todos a sí mismo (Juan 12:32).

La Gran Comisión es el mandamiento de Jesús para sus seguidores, como miembros de iglesias locales, de llevar el evangelio a las naciones con el propósito de que se conviertan, sean bautizadas y sean enseñadas a obedecer su Palabra.

¿Quieres ver un anticipo de la misión terminada? Lee Apocalipsis 7:9. Juan describe una gran multitud de todas las tribus, naciones, pueblos y lenguas que adoran a Dios por toda la eternidad. Y mira quien está en esa escena, justo en el centro de todo: Jesús, el Cordero de Dios. Él ha prometido estar con nosotros ahora en la tarea de hacer discípulos. Podemos estar seguros que Él estará con nosotros para siempre.

Colton Corter

Colton Corter vive en Richmond, Virginia. Él y su esposa tienen tres hijos y son miembros de la iglesia River City Baptist Church.

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