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Adorar de Todo Corazón – Parte 1

Muchas iglesias celebran la Cena del Señor de diferentes maneras, pero ¿cómo podemos saber cuál es el propósito de la Cena del Señor? En este mensaje, el pastor David Platt comparte con nosotros que la Cena del Señor debe ser un acto de adoración a Dios. Al tomar la comunión, los cristianos celebran el perdón otorgado a través de Cristo y los no cristianos son testigos del trabajo de Cristo.

  1. ¿Quiénes deberían participar en la Cena del Señor?
  2. ¿Dónde deberíamos tener la Cena del Señor?
  3. ¿Cuándo deberíamos tener la Cena del Señor?
  4. ¿Cómo deberíamos entender la Cena del Señor?
  5. ¿Por qué debería ser significativa la Cena del Señor en nuestra adoración?

Hoy empezaremos con el libro de Lucas. Hechos 2:42 – Si se lo sabe, repita conmigo:

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.

Esta mañana y la próxima semana quiero que comencemos a pensar en la vida de adoración de la iglesia primitiva. Lo interesante es que cuando miramos este resumen en Hechos 2:42-47 nunca vemos mencionar la palabra adoración. De hecho esta lista de cuatro cosas a los que ellos se dedicaban; doctrina de los apóstoles; la comunión, el partimiento del pan y la oración; la adoración no está. Es interesante.

Diferente para Hacer una Diferencia

Muchas veces pensamos en esta idea – Diferente para Hacer una Diferencia – lo que frecuentemente viene a nuestras mentes es que lo que hace diferente a nuestra iglesia es la adoración, la manera en que hacemos la adoración. Pero en el Nuevo Testamento no dice que ellos se dedicaban a la adoración. Ahora creo que la adoración era muy importante cuando se reunían colectivamente. De hecho, por eso vemos el partimiento del pan incluido aquí.  El partimiento del pan, la mayoría de los eruditos creen, es la referencia de la Santa Cena, de la comunión,  y de cuán importante era la adoración en la vida de la iglesia primitiva. De hecho, la Santa Cena, o comunión, es el único acto de adoración que se prescribe específicamente con ciertas instrucciones en el Nuevo Testamento.

Así que cuando pensamos acerca de la adoración, pensamos en un sinnúmero de cosas. Pensamos en cantar. Pensamos en estudiar la palabra. Pensamos en la oración;  todas estas cosas bíblicas. Generalmente pensamos en cosas tradicionales. Tenemos un momento donde damos la bienvenida. Incluso el momento en que hemos hecho la invitación donde usted levantó su mano o caminó al frente. En realidad, no era frecuente la adoración en la vida de la iglesia durante los primeros 1800 años de su historia. Lo que veremos hoy es la partición del pan, la comunión, la Santa Cena, era lo central en la vida de la iglesia primitiva. Pienso que tenemos mucho que aprender de la Santa Cena. Pienso que, de acuerdo a su significado en el Nuevo Testamento, necesitamos volver a la Santa Cena debido a la forma en que muchas veces en la iglesia ha abandonado esta práctica.

Sus discípulos

Lo que quiero que hagamos en esta mañana es que veamos tres pasajes. Luchas 22, que es Jesús teniendo la Santa Cena con Sus discípulos. Luego pasaremos rápidamente a Hechos 2 donde recordaremos que la partición del pan era el centro de la iglesia primitiva. Luego iremos a la conversación de Pablo sobre la Santa Cena en 1 Corintios 11. La Santa Cena, la comunión, la Eucaristía, todas estas cosas, todos los términos diferentes para referirnos a esta comida que tenemos juntos. Eucaristía literalmente quiere decir “dar gracias”. Es una de las palabras utilizada aquí en Lucas 22 cuando Jesús dio gracias y luego partió el pan. Veamos en Lucas 22. Empezaremos en el versículo 7. La Biblia dice:

7 Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua.

8 Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos.

9 Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos?

10 El les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,

11 y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?

12 Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí.

13 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.

14 Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.

15 Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!

16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.

17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;

18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.

19 Y tomó del pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.

21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.

22 A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!

23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

Aquí tiene esta comida con Sus discípulos justo antes de ir a la cruz.  Llegamos a Hechos 2 y la biblia dice en el versículo 42 – y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión los unos con los otros, en la partición del pan. Luego encontramos evidencia de esto en 1 Corintios 11. Pasemos a 1 Corintios 11. Quiero que vean conmigo  el verso 23,  cuando Pablo habla sobre cómo la iglesia del Nuevo Testamento participaba en la Santa Cena. En 1 Corintios 11:23 dice:

23  Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;

24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido;  haced esto en memoria de mí.

25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en la memoria de mí.

26 Así, pues, todas las veces que comiereis de este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y como así del pan, y beba de la copa.

29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

En este salón, venimos de una gran variedad de diferentes procedencias religiosas. Algunos de ustedes han crecido en la iglesia. Otros no han crecido en la iglesia. Algunos de ustedes provienen de diferentes tipos de procedencias religiosas. Echemos un vistazo  a los  fundamentos de la Santa Cena basados en estos pasajes de las Escrituras y en un par de otros lugares de la Escritura y  que nos hagamos algunas preguntas acerca de la Santa Cena que nos ayude a comprender lo qué es, y al final porqué debería ser importante en nuestra adoración.

La primera pregunta que quiero que nos hagamos con respecto a la adoración y la Santa Cena es,  quiénes deberían participar en la Santa Cena. La respuesta es, en primer lugar, los creyentes comparten la obra de Cristo cuando comen la Santa Cena. Por creyentes me refiero a la iglesia; la comunidad de aquellos que se llaman a sí mismos seguidores de Cristo; a aquellos que depositaron su fe en Cristo para la salvación o los creyentes. Ellos comparten el trabajo de Cristo cuando comen la Santa Cena. Regresemos a 1 Corintios 10. Quiero que lean conmigo el versículo 14,  donde Pablo habla acerca de la Santa Cena. Incluso antes de llegar al capítulo 11, él empieza a hablar de ella en relación a la idolatría,  a la cual llegaremos en un segundo. El dice en 1Corintios 10:14

14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.

15 Como a sensatos os hablo;  juzgad vosotros lo que digo.

16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?

Esas dos palabras – participación – ¿alguien sabe lo que son en el lenguaje del Nuevo Testamento? Koinonia. Significa literalmente compartir juntos. Es la misma palabra utilizada para describir compañerismo en Hechos 2:42. Luego dice en el verso 17:

17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

Compartimos como seguidores de Cristo

Ve el énfasis que compartimos como seguidores de Cristo; que como iglesia participamos juntos del cuerpo de Cristo. Ahora bien, esto ha sido distorsionado a lo largo de la historia de la iglesia. Hubo una época en el que la Santa Cena se limitaba sólo a los clérigos en la iglesia católica, personas que ministraban, y todos los demás se sentaban pasivamente a una distancia. No podían participar de la Santa Cena.

No vemos en ninguna parte de las Escrituras, que se limitaba a una clase en particular de  creyentes. Aquí está por qué dicen eso; tiene sentido en un modo bíblico;  porque si la Santa Cena, que veremos en unos segundos, es un reflejo de nuestra relación con Cristo, de lo que Cristo hizo por nosotros, y es una renovación de nuestro compromiso con El, de andar en obediencia a Él, si no hemos sido bautizados y eso es un claro mandamiento directo de Cristo para nosotros, y participamos de la Santa Cena semana tras semana o mes tras mes o año tras año, pero seguimos siendo desobedientes en esta área fundamental,  entonces hemos perdido el punto de la Santa Cena. Así que existen algunos fundamentos pero no veo en ningún lugar de la Escritura donde cualquier tipo de creyente sea privado de tomar la Santa Cena. Así que los creyentes comparten la Santa Cena. Cuando comemos juntos, es una participación.

Ahora bien, si usted está sentado aquí hoy y no es un creyente, no ha puesto su fe en Cristo, no ha confiado en Cristo para la salvación y no se llama a sí mismo un seguidor de Cristo, ¿significa eso que usted tiene que salir de la habitación? ¡Por supuesto que no! Hay una parte que usted tiene en todo esto y no es comer la Santa Cena. Los creyentes comparten la obra de Cristo. Los no creyentes ven la obra de Cristo cuando observan la Santa Cena. Así que si usted está aquí hoy y nunca ha aceptado su lugar en Cristo; tal vez este explorando el Cristianismo; nunca ha dado el paso para convertirse en seguidor de Cristo; queremos invitarlo que cuando pasemos por el salón, el pan y la copa, que los pase a la persona a su lado. Lo que va a ver y lo que hacemos en la Santa Cena es una imagen del amor y la gracia y la miscericordia de Cristo. Queremos invitarlo a que observe en este lugar todo el amor de Dios, no sólo por nosotros, sino también por usted. Usted dirá – ¿qué quiere decir – observar el amor de Dios por mi?

Lo que usted verá en esta Santa Cena es la imagen de un salvador que dio Su vida para que usted puedas tener vida. El derramó su sangre y murió en una cruz para que pueda experimentar la abundancia de Dios.  Vera esto manifestado en la Santa Cena. Estoy convencido que en la iglesia primitiva ellos participaban de esto con frecuencia. Estoy convencido de que es una de las formas en que se sintieron atraídos por la fe en Cristo. Veían a estos creyentes que se reunían como un conjunto que expresa su compromiso  con Cristo y celebrando Su gracia en sus vida. Las personas eran atraídas a Cristo a través de esto – igual que en el bautismo.

Hablamos de cómo a través del bautismo las personas vienen a la fe en Cristo cuando ven la imagen del evangelio, cuando las personas se sumergen en el agua y mueren en sus pecados, entonces vuelven a la vida en Cristo – esa imagen del Evangelio. Es lo mismo que se manifestará en la Santa Cena. Es la imagen del Evangelio. Así que si no es un seguidor de Cristo hoy, queremos invitarlo a ver la obra de Cristo cuando observe lo que hace la iglesia en la Santa Cena. He estado orando para que Dios atraiga a muchas personas a la fe en Cristo por primera vez como resultado de lo que ven aquí. Así que, ¿Quién participa de la Santa Cena? Los creyentes participan en la cena al comer de ella. Los no creyentes ven la obra de Cristo observando.

¿Dónde debemos tener la Santa Cena?

Segunda pregunta – ¿dónde debemos tener la Santa Cena? El único requisito bíblico es una reunión de la iglesia. Esto es el único requisito bíblico para dónde debemos tener la Santa Cena – una reunión de la iglesia. Cuando llegamos a 1 Corintios 11 en la sección donde Pablo habla sobre la Santa Cena, cuatro veces vemos que él habla acerca de cuándo los creyentes se reúnen. Lo pueden encerrar en un  círculo en sus biblias. Miren a 1 Corintios 11:18. Sólo para que tengan una imagen del contexto. El dice en 1 Corintios 11:18

18 Pues en primer lugar, cuando os [aquí es la primera vez] reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.

19 Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. [Ahora escuche el versículo 20]

20 Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la Santa Cena.

Y continúa y comienza a hablar con ellos acerca la Santa Cena y cómo ellos habían tratado la Santa Cena, a lo cual llegaremos en un minuto. Seguida vamos al final del capítulo al versículo 33. La biblia dice:

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís [como iglesia] a comer, esperaos unos a otros.

34 Sí alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os [aquí está por cuarta vez] reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

Así que tomamos la Santa Cena en aquel lugar donde la iglesia se reúne. Ese es el único requisito bíblico que encontramos. Algunas personas piensan – bueno sólo puedes tomar la Santa Cena en la iglesia. Por eso ¿quiere decir el edificio de la iglesia? Eso lo descarta la teología desde el mismo principio. La iglesia no está hecha de un edificio. La iglesia está hecha de las personas. Ya sea un creyente en la cama de un hospital, ya sea en esta sala, o si se encuentra en medio de una selva en Sudan, donde quiera que los creyentes se reúnan, participan de la Santa Cena. Así que esto es quién y dónde.

¿Cuándo debemos tener la Santa Cena?

La tercera pregunta – ¿cuándo debemos tener la Santa Cena? Quiero que piensen en dos cosas – un mandamiento y una pregunta. El mandamiento es este. Cumplir una y otra vez. Jesús, cuando Él  tuvo esta comida con sus discípulos, dijo “haced esto en memoria mía”. Este es el mandamiento de Cristo. Así que cuando no participamos de la Santa Cena entonces estamos desobedeciendo a Cristo. Esto es importante. Jesús dijo, tienen que hacer esto en memoria mía. Como resultado, vemos cuando llegamos al libro de Hechos, perseveraban en el partimiento del pan. Elevarse a la altura de las enseñanzas de los apóstoles, la palabra y al compañerismo, a la unidad entre cada uno y luego la oración; todas estas cosas que sabemos que son realmente importantes. ¿Y qué de la Santa Cena?

Cumplir una y otra vez. Al llegar a Pablo en 1 Corintios 11 dice, cada vez qué hagan esto, significa literalmente, con tanta frecuencia como lo hagan, háganlo en memoria de Cristo. Así que está implícito en todo el Nuevo Testamento, que estamos llamados a  presenciar la Santa Cena con frecuencia. Pero las Escrituras nunca nos dicen que debemos hacerlo muchas veces al año, o muchas veces al mes, o muchas veces a la semana. No vemos ese tipo de instrucción.  No obstante, esta es la pregunta que quiero que nos hagamos. Necesitamos cumplir muchas veces. La pregunta es – ¿qué hay de semanalmente?

Tradiciones Cristianas

Numerosas tradiciones religiosas, tradiciones Cristianas, tienen la Santa Cena semanalmente. Es muy común. De hecho, conserve Corintios 1 y pase a Hechos 20. Obviamente, solamente hemos visto el libro de Hechos y el hecho de que acudían asiduamente a lo que era muy importante para sus vidas de adoración. Veamos en Hechos 20:7. Habla de los creyentes de Troas que se reunían todas las semanas. Escuche lo que dice:

7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos  [¿para hacer qué? ]para partir el pan.

Al parecer era muy común entre los creyentes reunirse el primer día de la semana para adorar a Cristo y partir el pan juntos.  Incluso cuando llegue a  1 Corintios 11 y vea a Pablo hablando sobre algunos de los abusos y malos entendidos de la Santa Cena, alude al hecho de que los creyentes  a menudo se reunían para las comidas en sus casas. Cuando se reunían para aquellas comidas, esa comida era acompañada en algún punto por la Santa Cena. Esto era algo habitual en ellos.  ¿Entonces, debemos participar en la Santa Cena todas las semanas? Como mencione, las Escrituras no mencionan que deba hacerlo en determinada cantidad. Realmente tenemos mucha libertad para decidir.

Muchas personas piensan, bueno, no se debería hacer semanalmente, porque se convertiría en una rutina y se perdería su sentido.  Bueno, si seguimos esa lógica, ¿entonces quiere decir que tendremos que reunirnos para los servicios de adoración sólo mensualmente o un par de veces al año para que todo esto no se convierta en una rutina? O tal vez sólo debamos cantar una vez cada tres meses. De esta forma sería más significativo. Bueno… quizás no pierda su sentido.  Tal vez pueda mejorar su sentido si participáramos con frecuencia en esto.  De hecho, muchos creyentes, incluso algunas personas con las que he hablado en las últimas semanas que han estado visitando la iglesia, han preguntado porque nunca hacemos la Santa Cena. Ellos dicen –estamos acostumbrados a participar en la Santa Cena. Es un acto muy significativo para mí.

Así que ¿está diciendo que debemos hacerlo semanalmente? Bueno, no nos volvamos locos, ¿sí? Llegaremos ahí en un segundo. Antes de responder esta pregunta, quiero que veamos lo que realmente significa la Santa Cena. Pero no lo descartemos porque sea muy regular o por rutina. Dios nos ayuda a que la adoración nunca se convierta en una rutina. ¿Cuándo debemos tener la Santa Cena? Cumplir con frecuencia. ¿Semanal? – llegaremos ahí en un segundo.

El cuerpo de Cristo y la sangre de Cristo

¿Cómo deberíamos entender la Santa Cena? Quiero tomar esto desde dos perspectivas distintas. En primer lugar un malentendido tradicional interpreta la Santa Cena como un cambio de sustancia  que resulta en la salvación. Muchos de ustedes están familiarizados con esto. Tal vez crecieron en una tradición religiosa donde esto era el caso. Es muy frecuente en la iglesia Católica. Hay una gran palabra teológica de $2 – transubstanciación.  Esta palabra literalmente quiere decir cambio o transformación de sustancia. Lo que la Iglesia Católica oficialmente enseña y lo que significa transubstanciación es que la apariencia externa del pan y el vino permanecen igual, pero que la substancia interna se convierte en el cuerpo de Cristo y la sangre de Cristo.

Y cuando se reúnen para la Santa Cena comemos pan transubstanciado y tomamos vino transubstanciado. Es un cambio de substancia, pero noten que esto no sólo afecta la manera física que vemos la Santa Cena, sino que afecta también la manera espiritual de como vemos la Santa Cena, porque si el cuerpo de Cristo está realmente en ese pan y Su sangre está realmente en el vino o el jugo, entonces esta participación de la Santa Cena es muy importante. La iglesia Católica enseña que en la Santa Cena la gracia de Dios, la gracia de Cristo se impregna dentro de nosotros. Es parte del proceso a través del cual recibimos la salvación. He pasado los últimos 6 años en Nuevo Orleans y he llegado a conocer mucha gente. Nuevo Orleans es una ciudad predominantemente Católica. He conversado con diferentes personas de la tradición Católica, al igual que con sacerdotes.

La gracia de Dios

Recuerdo a un sacerdote describiéndome la teología Católica como una teología que cubre las bases. Con esto quería decir, bautizas al niño, luego lo confirmas, y participas en la Eucaristía o la Santa Cena, semana va y semana viene. Cuando haces estas cosas, la gracia de Dios se impregna en ti y cubres los diferentes elementos que producen la salvación. Son obras que participaron en nuestra salvación. Por lo tanto, participar en la Eucaristía cada semana es muy importante porque es uno de los medios por el cual la gracia de Dios se impregna en nosotros.

No creo en ese evangelio, que el mensaje de salvación y que ese enfoque de la Santa Cena sea bíblico. Es un malentendido tradicional. Una comprensión bíblica no es una transformación de sustancia que resulta en salvación. Una comprensión bíblica es una comida simbólica que refleja la salvación. Cuando Jesús dice en Lucas 22 al igual que en Mateo y en Marco, los otros lugares donde se menciona la Santa Cena, cuando El dice este es mi cuerpo, El está diciendo, esto representa mi cuerpo. Es una palabra en el idioma original del Nuevo Testamento que es utilizada en otros momentos para hablar sobre algo que representa algo.

Pero incluso en esa representación de Jesús diciendo, esto es mi cuerpo, obviamente su cuerpo estaba aún frente a ellos. Esta es mi sangre, obviamente no era su sangre. Su sangre aún estaba en sus venas. No es su cuerpo literalmente. Es una imagen de Su cuerpo – esto representa mi cuerpo. Haz esto en memoria de mí. Es una comida simbólica. No resulta en la salvación. Lo que haremos hoy, cuando tomemos la Santa Cena en unos minutos, no es para ganarse la salvación o un paso en el camino para obtener la salvación. Esto es una reflexión y una celebración de la salvación que ya recibimos por la gracia de Dios en Cristo. No debemos hacer ciertas cosas para ser salvos. Hemos sido salvo por Su gracia a través de la fe. Esto es lo que celebramos en la Santa Cena. Es importante cómo entendemos esto. No como un cambio de sustancia que nos da salvación, sino una comida que refleja nuestra salvación.

¿Por qué la Santa Cena debe ser significativa para nuestra adoración?

Esas son las tres preguntas básicas. ¿Quién participa? ¿Dónde debemos participar? ¿Cuándo debemos tener la Santa Cena? En realidad son cuatro preguntas – ¿Cómo debemos entenderla? Ahora aquí hay una que quiero que nos enfoquemos en ella. La quinta pregunta – ¿Por qué la Santa Cena debe ser significativa para nuestra adoración? Quiero darles cuatro razones diferentes de por qué la Santa Cena debe ser significativa para nuestra adoración. Todas comienzan con “r” sólo para ayudarnos a recordar. Este sermón es traído a ustedes por la letra “r”. ¿Por qué debemos considerar significativo la Santa Cena para nuestra adoración?

Primero – recordamos. En el relato de Jesús de la Santa Cena, El dice, hagan esto en memoria de mí. Cuando vemos 1 Corintios 11 dice esto en dos momentos diferentes – este es mi cuerpo, en el versículo 24, hagan esto en memoria de mí. Luego, este cáliz es el nuevo pacto de mi sangre. Hagan esto en memoria de mí. Así que, evidentemente, hay un sentido muy real en la Santa Cena que implica recordar. Esto es importante. Estamos recordando el evento histórico de la vida y la muerte y la resurrección de Cristo. Muchas veces vemos la Santa Cena como algo místico.

En cierto sentido lo es.  En cierto sentido es un poco misterioso – la presencia del espíritu de Cristo con nosotros en la Santa Cena. Pero necesitamos recordar que está enraizado en hechos históricos que recordamos. Esto no es conductivo. No es imaginar algo. No es soñar. No es solamente escuchar. No va a un punto muerto. En su lugar nos centramos, conscientemente y directamente en el hecho de que Jesús murió en la Cruz por nuestros pecados. Nos centramos en esto. Esta palabra – recordar – en el Nuevo Testamento es más profundo – recuerda sacar la basura Dave. Eso es sólo no te olvides hacer esto. Esto es dirigir su atención al evento histórico de la vida y muerte y resurrección de Jesús – lo que sabemos de El en la Biblia. Así que, ¿qué recordamos? Dos cosas. Recordamos, primero que nada, el cuerpo de Jesús. Este es mi cuerpo entregado por vosotros.

Observe que El partió el pan y dijo, este es mi cuerpo entregado por vosotros. El no dice este es mi cuerpo partido por vosotros. Recuerda el cuerpo de Jesús en la cruz – ¿estaba partido? No. Había sido profetizado años antes que no sería quebrado, ni un hueso sería roto. Cristo entregó su vida deliberadamente. La dio por usted. Recordamos el cuerpo de Jesús. Recordamos, en segundo lugar, la sangre de Jesús. Aquí es que se enriquece. Me hubiera gustado que dispusiéramos de más tiempo, tal vez hagamos esto otro momento, regresar al Viejo Testamento para ver la representación del pacto de Dios con Su pueblo. La esencia de esos pactos siempre es la sangre. Noé en Génesis 8:20 – sangre en el centro del pacto. Abraham – Génesis 15:10. Moisés – Éxodo 24:5-8.  Vemos en Levítico 17:10  lo que era importante para la vida de la carne, Levítico 17:11 dice, es la sangre. Representa la relación entre nosotros y Dios, el pacto de la relación que tenemos con El.

¿Qué están comiendo?

Lo que vemos en el Antiguo Testamento es la Pascua en Éxodo 12 y siguientes. Recordar los acontecimientos históricos de la Pascua: ¿Cómo los israelitas eran esclavos en Egipto y Dios iba a liberarlos de la esclavitud? ¿Cómo iban a escapar del juicio de Dios y ser liberado de la esclavitud? Tenían que tomar un cordero, matar el cordero y sacrificar el cordero, tomar su sangre y ponerlo en las puertas de sus casas. Ellos serían liberados del juicio de Dios a la libertad de su esclavitud. Es lo que pasa en Lucas 22 cuando Jesús se reúne con sus discípulos, ¿Qué están comiendo?

¿Esa comida? La comida de pascua. Todos estos judíos se reunieron en Jerusalén para celebrar, para recordar el momento cuando Dios los había liberado de Su ira y Su juicio, y les dio libertad por la sangre sobre la puerta de sus casas. Eso es lo que recuerdan y Jesús apenas unas horas después de esto, camina hacia la cruz, y ahí derrama Su sangre. Como todos estos judíos reunidos en Jerusalén para celebrar la Pascua  ven la imagen del Hijo de Dios y Su sangre derramada para que seamos liberados, soltados de las ataduras del pecado y traerlos a la libertad de la esclavitud del pecado. ¿No es esto bueno? Qué coincidencia que suceda en un día en particular.

Damas y caballeros, cuando nos reunimos para celebrar la Santa Cena no recordamos la sangre sobre la puerta. Recordamos la sangre del Dios hecho hombre que dio Su vida por nosotros para que seamos liberados del juicio de Dios y que trajo la gloriosa libertad a los hijos de Dios. Eso es lo que le da sentido a la adoración. Así que fijemos nuestra mente en esto. Recordamos el cuerpo de Cristo y recordamos la sangre de Cristo.

¿Sobre qué reflexionamos?

Segundo, reflexionamos. Es más que enfocar nuestra atención en algo del pasado. La palabra literalmente significa, traer sus implicaciones en el presente y cómo esto nos afecta hoy. Ahí es donde nos concentramos, en esas bellas palabras: este es mi cuerpo dado… ¿cómo?… a ti. De repente esta cena, esto que llamamos comunión, no es sólo algo que ellos hacían en el Antiguo Testamento, en la iglesia primitiva. Esto es algo que nos aplica a nosotros hoy día. Cuando tomamos la partición y tomamos la copa decimos, esto simboliza, esto representa, el cuerpo de Cristo, la sangre de Cristo derramada por ti.

Deja que esas dos palabras desciendan – la increíble gracia y misericordia de Dios que se convirtió en hombre por ti; el Dios que experimentó la agonía por ti; el Dios que fue torturado y golpeado y burlado y escupido y azotado y puesto en la cruz por ti. Si aceptamos o no el sacrificio de Cristo en nuestras vidas es nuestra opción, pero usted no puede eludir esta verdad de las Escrituras que Jesús derramó su cuerpo y Su sangre por cada uno de ustedes. Así que meditemos, no solo el acontecimiento histórico, sino cómo nos influye y qué proporciona el amor y la gracia y la misericordia. ¿Sobre qué reflexionamos? Dos cosas principales. Reflexionamos sobre todos nuestros pecados. Esto es la razón por lo cual Pablo enfatiza tanto la autoexaminación. Cuando miramos la crucifixión de Cristo, la muerte de Cristo, inmediatamente nos damos cuenta que El murió no sólo por el pecado de las personas de hace mucho tiempo, sino que El murió por mis pecados. Reflexionamos sobre nuestros pecados y por eso Pablo dice que no debes tomar ligeramente la Santa Cena. El dice en el versículo 27

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

  1. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y como así del pan, y beba de la copa.

Esta es una reflexión seria sobre nuestros pecados y de nuestra necesidad de Dios, nuestra necesidad de que El nos perdone. Es una reflexión profunda de nuestros pecados. Por eso cuando participemos de la Santa Cena, no importa cuán frecuente sea, no podemos tratarlo ligeramente o despreocupadamente. No podemos llegar insensibles, ni de manera desconsiderada a la Santa Cena. No es algo que hacemos frívolamente. Es algo muy serio, porque pensamos acerca de nuestro pecado. De hecho, Pablo dice, que algunos de ustedes han tratado de manera indigna, y dice en el versículo 30:

30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

La Santa Cena

Esto no quiere decir que se quedaron dormidos en la Santa Cena, que estaban muy cansados. Significa que murieron. Esto era algo serio.

En el lenguaje original del Nuevo Testamento esto significa, tomar la Santa Cena con seriedad cuando reflexionamos sobre nuestros pecados y nuestra necesidad de Dios. Ahora bien, en la iglesia primitiva, tenemos evidencia que ellos oraban y leían las escrituras, explicaban las escrituras y luego tenían la Santa Cena. Tiene sentido que ellos tuvieran la Santa Cena después de tener un tiempo en la palabra, al ver la palabra se convencían de sus pecados y veían su necesidad de la palabra y respondían de inmediato y decían, reflexionamos sobre el hecho de que no damos la talla. ¿No es eso lo que sucede cuando estudiamos juntos la palabra en la adoración?  Señor, me he quedado corto. Es en este punto que miramos al cuerpo y la sangre de Cristo y reflexionamos sobre el hecho que El murió para perdonarnos.

Reflexionamos sobre nuestros pecados, pero no nos detenemos ahí. También reflexionamos sobre Sus promesas. Todas las promesas de la palabra de Dios comienzan a enraizarse en nuestros corazones y lo que tiene que ver y forma en que se establece todo esto hasta que el Espíritu Santo nos nutra espiritualmente a través de la Santa Cena. No nos reunimos para una comida física. Ese no es el propósito primordial. No hemos juntado a un grupo de persona hoy por que estén realmente hambrientos, para darles un pedazo de pan, y que tienen mucha sed, para darles un trago de una pequeña copa. No se trata fundamentalmente de una comida física.

El Espíritu Santo

Es primordialmente una comida espiritual a través de la cual el Espíritu Santo alimenta nuestros corazones con promesas de Dios. Al recordar nuestros pecados, reflexionamos sobre esto, festejamos dos cosas. Festejamos Su perdón. Nos damos cuenta cuando reflexionamos sobre nuestros pecados que si confesamos nuestros pecados que El es fiel y justo y que El perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Nos damos cuenta cuando tomamos el pan y la copa, que nuestros pecados han sido limpiados con la sangre de Cristo. Celebramos Su perdón. Entonces, celebramos Su  fidelidad. Estamos hablando de cómo vemos en la palabra nuestra necesidad de Cristo. Muchas veces nos alejamos de la palabra y nos ponemos a pensar, bueno yo no puedo hacer eso. Pasamos algunos tiempos pesados mirando la comunidad de fe. ¿Cuántos de nosotros se fueron la semana pasada pensando cómo hago eso? ¿Cómo puedo realmente vivir mi vida? Es en la Santa Cena donde el espíritu nos alimenta a través de la presencia de Cristo y dice – no se trata de cómo lo puedas hacer sino lo que yo pueda hacer en ti y a través de ti.  Yo vivo en ti y lo estamos celebrando en El.  Esta es la mesa donde nos deleitamos de Su perdón y celebramos Su fidelidad, por lo tanto, bebamos y comamos y disfrutemos la cena, porque mientras reflexionamos sobre nuestros pecados vemos Su promesa en nuestro corazón. Vemos la imagen de la muerte de Cristo, no solo era importante hace 2000 años atrás, sino que es importante para nosotros hoy en esta sala.

Reflexionamos

Recordamos. Reflexionamos. Numero tres – renovamos. Creo que vemos en este pasaje, particularmente en 1 Corintios 11, tres formas de renovarnos a nosotros mismos.  Numero uno, renovamos nuestro compromiso con Cristo. Si miran en 1 Corintios 10, una y otra vez ven a Pablo hablar sobre la idolatría. En el versículo 7 y el versículo 14 y los versos 18 y 19, escuchen lo que El dice:

18 Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?

19 ¿Qué digo, pues? ¿Qué el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?

20 Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis participes con los demonios:

21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

22 ¿O provocaremos a celos al Señor?

Pablo está diciendo

Ve lo que Pablo está diciendo, vienes a esta mesa y comes de este pan y bebes de esta copa. Si te alejas y te sientas en la fiesta de los ídolos y te entregas a la desobediencia, entonces acabarás pisoteando la Santa Cena. Esta renovación de nuestro compromiso en Cristo es porque vemos nuestra necesidad de El, por Su perdón. Celebramos su promesa y luego nos vamos con un celo renovado para honrarlo a Él. Profanamos la Santa Cena si comemos de este pan y bebemos esta bebida hoy, y luego nos vamos y nos entregamos a las cosas del mundo. Hemos perdido el punto central. Eso era exactamente lo que hacían en 1 Corintios 10 y estoy convencido de lo que millones de creyentes hacen hoy día. Vemos la Santa Cena como un repartidor de la gracia que tenemos y mientras lo comamos y bebamos estamos bien.  Esa no es la imagen. Esto nos impulsa a desobedecer a Cristo.

Renovamos nuestro compromiso con Cristo. Numero dos – renovamos nuestro compromiso con el otro. Qué sucede, todo el trasfondo de 1 Corintios 10 y 11 es, todo los creyentes se reúnen para una comida, donde cada uno trae un plato.  El único problema era que llevaban su comida y se sentaban en un rincón y se lo comían juntos e ignoraban a los pobres que estaban allí. Ellos no compartían su comida con ellos. Se perdían toda la esencia de cuando el cuerpo se reunía para la adoración.

La unidad

La unidad de la adoración se plasma realmente aquí en la Santa Cena. El dice, si vas a tomar mi cuerpo cuida mejor mi cuerpo la iglesia. Esta es una manera que me convence que la adoración permanece real y se mantiene unida, porque cuando nos reunimos para la Santa Cena no hay diferencias sociales. No hay diferencias de razas. No hay diferencia de edades. Nos reunimos ante Cristo como uno. Por eso decimos que tomamos un pan. Por eso es que muchas personas participan de la copa común. A algunos de ustedes les asusta la idea de este tipo de unión entre 2000 personas – que compartamos una copa común. Les digo que – usted va al extranjero y pasa un tiempo en Sudan, en la selva de Sudan, con creyentes perseguidos, o se sentará en las iglesias China y hay una copa común que se comparte con toda la habitación.

Usted sabe que necesita orar hasta el final, a través de  todo tipo de enfermedades y sabe que existen todo tipo de gérmenes, pero la sensación de unidad es tan real entre hermanos y hermanas cuando se participa en este tipo de fraternidad. No se supone que participemos de la Santa Cena si hay división entre nosotros y otros hermanos y otras hermanas. Debemos ver la unidad que se expresa aquí al mismo tiempo que nos comprometemos los unos con los otros. Renovamos nuestro compromiso el uno con el otro.

El nos ha cambiado

Tercero, renovamos nuestro compromiso con Su misión. ¿Escuchó lo que dijo Pablo? El dijo, tan a menudo como coma de esta comida proclamará la muerte del Señor. No estamos solamente comiendo pan y bebiendo de la copa, estamos proclamando la muerte de Cristo.  Estamos diciendo que esto es verdadero en nuestras vidas.  El nos ha cambiado. El nos ha transformado. Estamos proclamando nuestra unión con El. Estamos proclamando que lo que Cristo ha hecho en nosotros, estamos llamados a proclamarlo fuera de esta sala. La Santa Cena es un acto de adoración que nos impulsa a proclamar la muerte del Señor no solamente aquí, sino en el mercado, en el barrio, en nuestro lugar de trabajo y en los lugares donde vivimos para proclamarlo.

Reconfirmamos nuestro compromiso, nos renovamos para su misión. Muchas veces cuando vamos a campamentos o conferencias o incluso decisiones que debemos tomar en la iglesia, la gente habla sobre – bueno yo he reafirmado mi vida.  Lo que quiero que veamos es que cada vez que tomamos la Sagrada Cena es una reafirmación de nuestras vidas. Se trata de una renovación de nuestro compromiso con Cristo, el uno con el otro y con Su misión. Recordamos. Reflexionamos. Renovamos y finalmente, nos regocijamos.

Dave, ¿dijiste regocijo? ¿Qué quieres decir con regocijo? Pensé que la Santa Cena era algo muy sombrío marcado por un tono casi melancólico.  Indudablemente la autoevaluación tiene que estar ahí, pero muchas veces participamos de la Santa Cena y salimos y estamos mirando para abajo, casi como si estuviéramos tristes, como si alguien se hubiera muerto. Bueno, alguien murió. Cristo murió por nosotros. No lo olvide – es por la muerte de Cristo que vivimos. No es sólo que Él murió en la cruz, es que su cuerpo resucito de la tumba y como resultado tenemos una razón para regocijarnos en la Santa Cena. Por esto es que en la iglesia primitiva no se reunían los viernes de cada semana para la adoración para recordar el Viernes Santo. Ellos se reunían los días de  resurrección para celebrar la resurrección de Cristo. La Santa Cena es una imagen de regocijo. Nos regocijamos, creo, de dos formas.

Numero uno – nos regocijamos porque El nos liberó. Cuando tomamos de esta copa y comemos de este pan recordamos que el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros. Estamos libres de las ataduras del pecado y somos libres y caminamos con Cristo y con el poder de Su espíritu. Tenemos muchos motivos para celebrar, porque El nos ha liberado. ¿Pero captó usted esas últimas tres palabras? Proclamamos la muerte del Señor… hasta…que…venga. Nos regocijamos no solo El nos ha hecho libre, pero en segundo lugar, porque El va a regresar. El dijo a sus discípulos en Lucas, lo  vimos en Lucas, permítame mostrárselos. Creo que esta aún más claro en Mateo – Mateo 26:29. Él les está diciendo a estos hombres mientras están comiendo la Santa Cena:

29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba de nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Esperamos la venida de Cristo

Así que tomamos este pan, y esperamos la venida de Cristo. Permítanme que les lea de Apocalipsis 19:6.

6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque El Señor nuestro Dios Todo Poderoso reina!

7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

Este es el pacto. Quiero que celebremos la Santa Cena y recordaremos Su muerte y reflexionaremos sobre nuestros pecados y Sus promesas y renovaremos nuestro compromiso con Cristo y el uno con el otro y con Su misión. Pero nos regocijaremos porque tendremos una celebración espiritual hoy en esta sala,  pero un día no será una celebración espiritual. Será una celebración física. Estaremos un día con la presencia física de Cristo para toda la eternidad y allí tendremos la cena. ¿Por qué no querremos que la Santa Cena sea importante en nuestra adoración? El resultado final es este – La Santa Cena es el punto culminante de nuestra adoración. Se dedicaron a el y a una expresión central de nuestra obediencia a la palabra

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!