Trabajamos durante tres años en una nación musulmana para establecer un trabajo estratégico en una zona que no había sido alcanzado por el evangelio. No pasó mucho. Pero en nuestro cuarto año, por la gracia de Dios, el Espíritu Santo se movió.
Un grupo de personas llegó a la fe. Comenzaron a compartir su fe con otros. De repente, pasamos de preguntarnos si estábamos haciendo algo que valía la pena a apenas mantenernos a flote.
Fueron días emocionantes, que todo misionero anhela y que algunos nunca ven. Aun así, el trabajo era tierno e incipiente, y solicitamos con entusiasmo apoyo en oración.
Nuestro entusiasmo generó más que oraciones; algunos deseaban venir y ayudar. Una gran iglesia que nos apoyaba me contactó y me contó sobre sus planes de traer un equipo a corto plazo a nuestra ciudad para trabajar junto a nosotros durante un verano. Como resultado, me enfrenté a una de las decisiones más difíciles que he tomado en el campo misionero.
“Lo siento, simplemente no podemos”. Ese año, fiel a su política, nos retiraron el apoyo.
Mencioné a la directora de misiones la cantidad de trabajo que un equipo a corto plazo requeriría. Ella me dijo que no habría problema alguno. Expresé mis preocupaciones sobre cómo un equipo a corto plazo podría dañar nuestros frágiles comienzos. Ella jugó su as bajo la manga: la nueva política misionera de la iglesia exigía que todos los misioneros apoyados hospedaran un equipo a corto plazo, y que su apoyo financiero se acabaría a menos que estuvieran de acuerdo.
No estoy bromeando, realmente dijo eso.
Yo dije: “Lo siento, simplemente no podemos”. Ese año, fiel a su política, nos retiraron el apoyo. No recuerdo la cantidad exacta de su apoyo, pero estaba en el rango de cinco cifras.
Los viajes misioneros de corto plazo existen para apoyar el trabajo a largo plazo
Entiendan que amo las misiones a corto plazo. Mi esposa y yo dirigimos misiones a corto plazo durante años en situaciones extremas, desde África Oriental y las tierras altas de Guatemala hasta Túnez y Siria.
Hemos escrito un libro sobre viajes a corto plazo. Estamos a favor de ellos. Además, los viajes a corto plazo pueden ser de gran ayuda para el trabajo a largo plazo.
Sin embargo, los viajes a corto plazo solo son beneficiosos para el trabajo a largo plazo si se realizan en los momentos adecuados y de las maneras correctas, con personas equipadas para el contexto en el que existe el trabajo a largo plazo.
Necesitamos viajes misioneros a corto plazo en el momento adecuado
Llegó un momento en el que aceptamos con gusto equipos a corto plazo, pero fue después de que el trabajo estuviera establecido, y un equipo a corto plazo fuera manejable junto con el trabajo continuo. Incluso pudimos invitar a John Piper para una actividad evangelística, algo que nunca podría haber sucedido en ese cuarto año.
Los directores de misiones a corto plazo deben entender que un equipo a corto plazo no puede venir a un lugar y no requerir ayuda. Algunos pierden sus pasaportes, algunos se enferman, y otros requieren apoyo emocional y espiritual, todo lo cual quita tiempo a las personas en el campo.
Necesitamos viajes misioneros a corto plazo hechos de la manera correcta
Los viajes a corto plazo deben ser “impulsados por el campo misionero”, no “impulsados por la iglesia que envía”. En otras palabras, estos viajes toman sus indicaciones y dirección de los misioneros en la zona, quienes dirigen el tiempo de los que van a corto plazo de maneras que sirvan a los misioneros locales, no a la agenda de la iglesia que envía.
Estábamos en una nación musulmana del norte de África. En cooperación con la universidad local, colocamos a estudiantes de Estados Unidos y Canadá en los hogares de estudiantes de inglés. Así que, nuestros estudiantes vivieron durante un mes con las familias de estos estudiantes musulmanes.
La universidad esperaba que sus estudiantes desarrollaran habilidades en inglés; nosotros esperábamos que nuestros estudiantes tuvieran oportunidades para el evangelio. Ocurrió mucho más: se formaron grandes amistades. Pero el punto es que sirvió a los misioneros locales al conectarlos con estudiantes y familias que nunca podrían haber alcanzado por sí mismos. Fue una asociación fructífera entre equipos a largo plazo y a corto plazo.
Necesitamos viajes misioneros a corto plazo con la preparación correcta
Pasa tiempo preparando a tus voluntarios para su misión a corto plazo. Conoce a dónde van; diferentes situaciones requieren diferentes tipos de preparación. La preparación para Kenia es diferente que para Siria.
Un equipo a corto plazo no puede venir a un lugar y no requerir ayuda.
Kenia tiene algunos de los cristianos más fuertes y comprometidos que he conocido, pero las condiciones de vida pueden ser desafiantes. Siria, por otro lado, era un lugar relativamente fácil para vivir, pero la oposición al evangelismo y la fe cristiana puede ser feroz. Prepáralos en consecuencia.
Asegúrate de que se preparen entendiendo la base bíblica de las misiones. A medida que la iglesia occidental se vuelve más difusa y confusa sobre el evangelio, asegúrate de que cualquier voluntario tenga un firme entendimiento del evangelio, tanto de lo que es como de lo que no es.
Y todos los voluntarios necesitan tener actitudes de siervos y aprendices. Realmente no hay nada más molesto para un misionero a largo plazo que recibir consejos de un voluntario sobre las cosas que está haciendo mal.
Hay mucho más que decir, y recomiendo nuestro libro, “Guía de Mack y Leeann para Misiones a Corto Plazo“, publicado por IVP (inglés), para más ayuda. Sin embargo, adoptar estos principios básicos mencionados anteriormente ayudará mucho para asegurar que los viajes misioneros a corto plazo sean beneficiosos para el trabajo a largo plazo.