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Una estrategia audaz

En este mundo, siempre encontraremos una oposición arraigada a la verdad de Dios. La valentía nace al recordar la misericordia de Dios hacia nosotros en Cristo. En este mensaje sobre Hechos 4, Bart Box nos enseña a dirigir nuestras conversaciones de nuevo a la cruz con valentía.

1. Recuerda el poder salvador de Cristo.
2. Reconoce el profundo poder del Evangelio.
3. Descansa en el poder soberano de Dios.
4. Confía en el poder habilitador del Espíritu.

Una Estrategia Audaz

Si pueden tomar sus Biblias y abrirlas en Hechos 4. Vamos a continuar nuestro estudio en el libro de los Hechos. Nuestro pastor nos guió en los capítulos 1 y 2 de Hechos, y vimos realmente algunos de los principales eventos en la vida de la iglesia primitiva. Vimos la ascensión de Jesús, la predicación del evangelio en Pentecostés, y el establecimiento de la Iglesia. Ahora, vamos como a doblar la esquina hacia el avance del evangelio, tal como dijo Jesús, desde Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra. Así que vamos a ver en Hechos 4, lo que yo estoy llamando una “Estrategia valiente”.

Si puede leer conmigo en Hechos 4.1. En este punto en Hechos, la iglesia está realmente arrancando. En Hechos 3, un hombre cojo es sanado a la puerta del templo. De modo que tenemos la sanidad del cojo y la predicación de Pedro en Hechos 3, que vamos a ver en apenas un momento. Y ahora, una especie de oposición que la iglesia va a enfrentar desde el mismo inicio del capítulo 4.

“Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos…” Esto está hablando de Pedro, Juan y los que estaban a su alrededor… resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.

Ellos estaban haciendo dos cosas: Estaban enseñando al pueblo y estaban proclamando la resurrección de los muertos en Jesús, ya fuese esto la resurrección de Jesús o la resurrección de la muerte en sentido general, la cual los saduceos negaban, ellos estaban predicándola como una realidad por medio de Jesús. De modo que en el verso 3 dice que Pedro y Juan fueron arrestados.

3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Los metieron a la cárcel, 4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. “5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,” La mayoría de la gente piensa que esto se refiere al Sanedrín, la clase gobernante en la sociedad Judía. 6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Ustedes notarán que en esta línea en donde realmente comienza el diálogo, es una línea de la que quiero que tomen nota.

“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.”

El verso 12 es un gran verso. Le animo a memorizarlo y creerlo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.

Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.

Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.

Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.

Y el verso 23, Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.

Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Ustedes saben, Hechos es uno de los libros más inspiradores y a la vez más desalentadores de todos los libros de la Biblia. Solo piense en todo lo que vemos que sucede en el libro que estamos mirando, y solo decimos, “Si”, quiero decir, cuando usted piensa en la iglesia primitiva en el libro de los Hechos 2.42, desde la primera línea que está describiendo a la iglesia primitiva en Hechos 2.42, “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Nosotros vemos eso y decimos “Mira la pureza de la iglesia primitiva”.

Vemos eso, tal vez, el episodio que tenemos en Hechos 3, de la sanidad del cojo, donde Pedro y Juan ven al hombre, y él les pide limosna y ellos le dicen “Míranos” y le dicen: “No tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy: En el nombre de Jesús, levántate y anda”. Vemos esto y decimos: “Eso es poder, y queremos eso en nuestra iglesia”.

Vemos en Hechos 4, donde hallamos, por ejemplo, en Hechos 4.13, 4.29 y 4.31, tres veces, el denuedo de los discípulos y pensamos “Queremos esa clase de valentía, queremos que esa clase de denuedo sea una característica de nosotros individualmente y como un cuerpo. “

Sin embargo, es cuando comenzamos a hacer eso, yo pienso, que al mismo tiempo vemos a la iglesia primitiva, y entonces nos vemos a nosotros mismos, vemos a la “iglesia moderna” o a la iglesia contemporánea” y parece haber una enorme desconexión entre lo que vemos ahí y en algunos casos, lo que vemos en nuestra propia vida y en nuestra iglesia. No digo que esto es cierto en todos los casos, pero ciertamente, en algunos casos.

Ahora quiero ser muy cuidadoso antes de comenzar. David hizo alusión a esto la semana pasada, y vamos ver este patrón a todo lo largo del libro de los Hechos, pero quiero ser muy cuidadoso para decir que no hay la intención de que hagamos de igual forma cada cosa particular que vemos en el libro de los Hechos. En otras palabras, David lo expresó de esta manera: “Hay algunas cosas en los Hechos que son descriptivas” en otras palabras, estas solo describen lo que ha pasado. Y “hay algunas cosas en el libro de los Hechos que son prescriptivas”, en otras palabras, cosas que deben aplicarse y ocurrir en nuestras propias vidas.

De manera que, para darles un par de ejemplos, hay ciertas cosas que son descriptivas en Hechos, que no hay la intención de que se repitan. Obviamente, cosas que no pueden repetirse, por ejemplo, hay solo una ascensión de Jesús, mencionada en Hechos 1.8 en adelante. Hay una sola venida del Espíritu Santo. Hay un solo nacimiento y establecimiento de la iglesia. Esos son momentos únicos e irrepetibles en la historia de la salvación, que los miramos y alabamos a Dios por ellos, pero no necesariamente esperamos que sucedan en nuestros días.

Simplemente porque hay algunas cosas en Hechos que son descriptivas no significa que todas las cosas sean meramente descriptivas. Hay cosas que vemos en el libro de los Hechos que yo francamente creo que deben ser prescriptivas. En otras palabras, deben ser el caso en nuestras vidas, y pienso que Hechos 4 es una de esas ocasiones. Voy a someterlo a su consideración, y creo que usted estará de acuerdo, que el denuedo que vemos tenían los discípulos en Hechos 4, debe caracterizar nuestras vidas y la vida de la iglesia. Debemos ser valientes por Jesús.

Nuevamente, quiero ser muy cuidadoso, porque quiero ser sensible en esto. Pienso en esto respecto a mi propia vida. No quiero venir cayendo pesado ni siendo legalista en ninguna forma. Porque yo se que esta es un área en la que muchos de nosotros tiene sus luchas. Muchos de nosotros luchamos, de hecho, cuando se trata de verbalizar el evangelio, testificar de Cristo verbalmente en la forma en que vemos en Hechos. 4.

Lo cierto es que la mayoría de los que estamos dentro de este salón no somos el tipo de personas que pueden darle un giro a cualquier conversación hacia el evangelio, al chistar los dedos. Agradezco a Dios por ese tipo de personas. Hermanos y hermanas, que tienen esa audacia, pero la verdad es que la mayoría de nosotros no somos tan rápidos ni tan audaces para compartir el evangelio como deberíamos. Sea por falta de preocupación, o impulsados por el desánimo, o quizás falta de confianza, hay toda clase de razones que nosotros podríamos dar, pero bastante simple, todos podemos identificar momentos en que somos movidos por el Espíritu Santo a hablar de Cristo, y por alguna razón, las palabras nunca salen fuera de nuestras bocas.

Con este texto esta mañana, quiero que este texto sea de motivación para ustedes. Quiero animarles, quiero motivarles a aquellos que no están preocupados, pero también quiero que nos empoderemos. Quiero motivarnos con el poder que vemos aquí en Hechos 4, el mismo poder que está disponible para nosotros hoy.

Cuatro Claves de una Estrategia Valiente

Entonces, aquí esta lo que quiero que hagamos. Quiero que caminemos a través de este pasaje. No vamos a lograr tocar todos los asuntos que vemos en Hechos 4, y David está en lo correcto, hay mucho en estos capítulos en lo que nos quisiéramos detener pero simplemente no podemos. No tenemos el tiempo para hacerlo. Lo que quiero hacer, es que caminemos muy rápidamente a través de Hechos 4, y quiero darles cuatro claves para una estrategia valiente al compartir el Evangelio. Es mi oración que Dios use esto en mi vida y en sus vidas. Que Dios use este texto para despertar en nosotros una pasión para compartir el evangelio, y también que él nos anime para la tarea que tenemos entre manos.

La realidad es que hay personas alrededor de todos nosotros, en nuestros vecindarios, en el lugar de trabajo, algunas veces en nuestros hogares. Hay personas a todo nuestro alrededor que ciertamente van camino al infierno por estar fuera del evangelio de Jesús. Jesús ha dicho, en este mismo libro, que nosotros seremos sus testigos. Nosotros seremos sus testigos, en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra. La tarea es asignada a nosotros por Dios, pero quiero mostrarles cómo Dios también provee los recursos para cumplir la misma misión que nos ha puesto enfrente.

Recordar el Poder del Salvador de Cristo

Muy bien, así que vamos con las cuatro claves. La primera clave es: recordar el poder salvador de Cristo. Si vamos a tener una estrategia valiente, y vamos a tener denuedo en nuestro testificar de Cristo, debemos recordar el poder salvador de Cristo. Ahora, quiero que vean aquí principalmente en los primeros versos de Hechos 4, pero como dije antes, cuando estamos viendo Hechos 4, tenemos que recordar el contexto particular de este pasaje. Este es el tercer mensaje que Pedro ha predicado. Este es el tercer sermón que vemos en Hechos 4 que Pedro predica en el libro de los Hechos. Cuando retrocedo a Hechos 3.12-26, lo que me choca al mirar el sermón de Pedro es realmente la abrumadora naturalidad del mismo.

Quiero retroceder y mirar, si le parece, a este sermón que realmente provoca la oposición que vemos en Hechos 4. Quiero que note el tono del sermón mientras leemos en el verso 17 y en un par de lugares más. Quiero que usted escuche la gracia, la oportunidad y la misericordia que Pedro está extendiendo. Verso 17. Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Verso 19, por ejemplo, Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Y hay más promesas en el verso 20: “y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado”.

Mire más adelante, en el verso 25. Esto es más positivo y contiene más gracia. “Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.”

De nuevo, en el verso 26. “A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.”

Gracia sobre gracia. Promesa sobre promesa, siempre en cumplimiento de las Escrituras, pero quiero que noten la reacción que vemos en Hechos 4.2. Él les da la oportunidad y la gracia, pero note lo que hallamos en Hechos 4.2, dice: “resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.” Ellos estaban grandemente resentidos.

Un hombre cojo, cojo de nacimiento por 40 años, es lo que Hechos 4 nos cuenta. Sin dudas él fue cojo por años, incluso por décadas, y él era cargado por otros hasta el templo porque él no podía llegar ahí por sí mismo. Un hombre cojo es sanado. Lucas se asegura de decirnos que él estaba saltando. Él menciona esto una y otra vez, recordando Isaías 35 que “cuando venga el mesías” dice, “El cojo saltará como un ciervo” indicando para los oyentes que la era del Mesías, el redentor, ha llegado y es por medio de Jesús y los líderes religiosos, que debían ser los más complacidos del pueblo, los que han construido el sistema religioso completo, ellos eran los que estaban mayormente resentidos. Ellos eran los que estaban más desalentados con el mensaje de Pedro y Juan.

Hermanos y hermanas, recordemos esto desde el mismo inicio. Si, tenemos un evangelio glorioso, cierta y correctamente llamado “buenas nuevas” pero la verdad es esta: en este mundo siempre encontraremos una oposición profundamente arraigada a la verdad de Dios. Tenemos un evangelio glorioso, pero aunque lo tengamos, encontraremos oposición profundamente arraigada a la verdad de Dios.

Piense en el porqué es así mientras Pedro predicaba. ¿Por qué es que los Saduceos estaban tan molestos? ¿Por qué ellos estaban tan renuentes al mensaje que les estaban proclamando? Dice que era porque ellos estaban enseñando al pueblo sobre la resurrección de los muertos en Jesucristo. Aquello que parece buenas noticias, ¿Por qué los líderes religiosos no querían que se enseñara al pueblo?

¿Por qué no querían que se enseñara sobre la resurrección de los muertos? Simplemente por esto: porque el mensaje que Pedro predicaba amenazaba todo lo que ellos habían construido. Amenazaba su autoridad para enseñar al pueblo, amenazaba su poder sobre el pueblo, amenazaba sus relaciones. Amenazaba su estatus, amenazaba sus creencias de larga data, incluyendo el tema de la resurrección. Amenazaba, en el fondo mismo de todo, sus carreras y sus futuros financieros.

El mensaje era amenazante. Y yo voy a proponerles hoy que sí, es un evangelio glorioso. Es glorioso el evangelio, que Jesús murió por los pecadores, pero es al mismo tiempo, un mensaje amenazante. Es un mensaje que amenaza nuestro orgullo, amenaza nuestra autosuficiencia, amenaza nuestro estilo de vida, amenaza nuestras relaciones, algunas veces amenaza nuestras creencias. El mensaje que proclamamos es un buen evangelio, pero también es al mismo tiempo, amenazante para deshacer todo acerca de todos aquellos a quienes lo predicamos, y recibiremos oposición.

Aquí está lo que quiero sugerirles a ustedes: que al recibir oposición por el evangelio, en lugar de que esa oposición nos amargue, ¿Por qué no dejar que esa oposición nos haga audaces? Que en vez de esa oposición desesperanzarnos, recordemos ver la oposición con esperanza. Usted me dirá ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo la oposición hace aflorar denuedo y esperanza en nuestros corazones? Simplemente esto: Si Dios pudo salvarme, Dios puede salvarlos a ellos. Si Dios pudo salvar a un vil pecador como yo, tal como describe Romanos, injusto, sin entendimiento, no buscando a Dios, odiando a Dios y a los demás, si Dios pudo salvarme y Dios pudo salvarlo a usted, la verdad que Dios puede salvar a cualquiera.

Eso es lo que vemos en Isaías 59 “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar” ¿no es esa una imagen hermosa? Es como si el Señor estuviera, alcanzando hacia abajo desde el cielo. No es que él no pueda alcanzar al pecador más bajo, sino que la mano no se ha acortado haciéndole incapaz de salvar, “ni se ha agravado su oído para oír”.

El Señor puede salvar a cualquiera, y eso incluye a cualquiera aquí. No importa su pasado, no importa sus pecados, no importa cuán feo sea su pasado, la gracia de Dios es más grande que todo eso. Lo cual conduce, pienso, al primer punto para llevar ahí. Este es el primer punto de aplicación que usted puede ver. El denuedo debe nacer al recordar la misericordia de Dios hacia nosotros.

¿No es eso lo que vemos hacer a los discípulos? ¿No es eso lo que vemos aun en sus vidas? Piense en Hechos 4 aquí, mientras leemos este pasaje, en los versos 19 y 20. Esta es la gran culminación de esta sección particular, donde ellos son amenazados de no hablar en el nombre de Jesús. Pero note lo que ellos dicen, “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;” En otras palabras, ellos están recibiendo oposición en el más amplio nivel, y ellos dicen: “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” ¿No es esta una gran declaración? “No podemos callar, estamos rebosantes, el evangelio está tan profundo dentro de nosotros, que debe brotar”.

Hace un par de meses, yo estaba en un avión. Era un viernes por la noche y venia de regreso a casa desde la ciudad de Nueva York. Era un vuelo retrasado por entre 4 a 5 horas, así que estuve en el aeropuerto por un largo tiempo. Entonces supe iba a ser un vuelo bien lleno, así que entré al avión, y encontré mi asiento. El asiento a mi lado estaba vacío y todo el resto del avión completamente lleno, excepto ese único asiento. Así que estaba yo ahí sentado esperando que partiéramos. Hice una oración y pedí a Dios, “¿Podrías Señor poner a alguien en mi camino, que nunca haya escuchado el evangelio o que no sea cristiano? ¿Enviarías a alguien a mi camino de modo que pueda compartir el evangelio con él?

La lección aprendida de esta oración fue, tener cuidado con lo que pides. El Señor respondió más allá de lo que imaginé. Esta mujer como de mi edad que llegó y se sentó, y estaba como molesta, enojada. Se sentó y aun estábamos retrasados. No despegábamos. De modo que le dije “¿De dónde es usted? Y ella dijo “Soy de Queens”. Ella dijo “usted ¿de dónde es? “Bueno yo soy de Birmingham. Voy de regreso a casa esta noche” Ella dijo: “bueno, ¿Qué le trajo a Nueva York?, yo dije “Bueno, nuestra iglesia está considerando, solo explorando algunas posibilidades de levantar una iglesia, posiblemente, un día, en el área de Nueva York y yo estoy aquí verificando ese asunto”. Ella me miró con una cara de lo que yo solo puedo describir como una mezcla de partes iguales entre desconfianza e ira. ¿Usted es predicador? Yo dije “Si, ¿es eso un problema? Ella dijo: “Odio a los predicadores”.

El vuelo no despegó inmediatamente, así que por las siguientes tres horas, ella procedió a hacerme pregunta tras pregunta, a las cuales yo tan humildemente como pude, le respondía. En respuesta a mis preguntas ella me gritaba y me pedía que cerrara la boca y no le hablara más, hasta que un minuto más tarde ella me hacia otra pregunta. Quiero decir, no puedo indicarles cuántas veces yo simplemente me voltee y pensé “bueno, estoy leyendo mi Biblia” No, ella me llamaba “estrecho de mente, mentiroso, hipócrita”. Ella tenía otras tantas expresiones escogidas que yo simplemente no voy a repetir. Cuando no se han encendido los motores, y cuando alguien está gritando, todos en el avión pueden oír. Quiero decir, fue un momento surreal, como para hacer mi mente estallar.

En un punto, cuando estábamos como a mitad de camino a Birmingham, ella estaba enojada de nuevo. Ella me había preguntado algo, y yo respondí, pero ella dijo que no quería oír nada más que yo tuviera que decir. Así que puso sus dedos en mis oídos, ahora, piense en eso, no en sus oídos, sino en los míos. Esto fue, por cierto, después de varias bebidas de ella, no mías.

Yo solo podía pensar que ella estaba mal de la cabeza con resentimientos, odio e ira. A veces, quiero decir, lo admito, fue completamente embarazoso, pero una cosa que mantuve en mente una y otra vez, una cosa que pienso que realmente me guardó de enojarme o descontrolarme y que me permitió estar calmado para hablarle a ella del evangelio, es la verdad de que sí, ella estaba mal de la cabeza en su pecado, pero así yo estaría si no fuera por la gracia en Cristo. Así estaría yo fuera de Su obra en mi propia alma.

¿Recuerda usted cuando Jesús sanó al endemoniado en Marcos 5? Dice que este hombre atormentado vagaba desnudo entre las tumbas y los montes. Jesús lo sana y dice que entonces estaba “vestido y en su juicio cabal” él le pide a Jesús ¿Puedo seguirte? ¿Puedo ser tu discípulo? Jesús le dice: “No, no puedes seguirme, Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.”

La forma más segura que conozco de producir denuedo en mi propia alma, sacudirme de mi indiferencia y mi falta de preocupación por todas las personas que van al infierno alrededor mío, es regresar una y otra vez al evangelio del Señor Jesucristo, y pensar y meditar y alabar a Dios por todo lo que el Señor ha hecho por mí. De modo que le pregunto ¿Está usted haciendo eso? Usted puede decir: “bueno, simplemente no estoy preocupado. Hay personas a mi alrededor, yo se que ellos van a ir al infierno, pero por alguna razón, no siento eso en mi alma” la mejor forma que conozco para animarle es regresar al evangelio, recordar el poder salvador de Cristo.

Tener Conciencia del Poder del Evangelio

Número dos: recordar tener conciencia del poder del evangelio. Estoy francamente agradecido de la gracia de Dios en ustedes, congregación. Hay muchas personas que yo diría que están preocupadas, que están enfocadas en compartir el evangelio. Muchas personas aquí quieren ver a Dios obrar en vecindarios, hogares, familias y lugares de trabajo. Queremos ver el evangelio avanzando, pero hay muchas de estas personas que se intimidan cuando se trata de entrar en acción.

Muchos de nosotros estamos preocupados, “¿Qué tal si digo algo equivocado?” ¿Qué tal si me enredo? ¿Qué tal si me piden que les resuma la predicación del pastor en Romanos 9? ¿Qué voy a hacer con eso? No tengo todas las respuestas. Bueno, yo quiero mostrarle un tema recurrente a lo largo del libro de los Hechos, y es que este libro no es primordialmente sobre el poder de ningún hombre, o el poder de varios hombres, sino que este libro es acerca del poder y el triunfo del evangelio, desde el mismo principio y hasta el propio final.

Primero que todo, vemos el poder del evangelio en la vida del hombre cojo, el mismo pasaje que estamos leyendo aquí en Hechos 3 y Hechos 4. Note lo que Pedro hace dos veces. En hechos 3.12, si usted regresa a observar eso, al ellos reunirse alrededor, el cojo ha sido sanado y ellos están preguntando ¿Qué está pasando aquí? Hay algo llamando la atención aquí. Note lo que él hace en el verso 12. Pedro miró. El se dirige a la gente, “Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?” Pedro dice: “no se trata de nosotros. Nosotros no hicimos esto. No hicimos que este hombre caminara”.

Es la misma cosa que vemos en el pasaje de Hechos 4.10. “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.” Verso, 12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Quiero que note una y otra vez la inequívoca claridad de los discípulos respecto al poder del nombre de Jesús. Ellos creían profundamente que hay poder en Su nombre. No en alguna forma mística, no en alguna especie de forma mágica, pero por la virtud del nombre en ese contexto, por la virtud de quien es Aquel y lo que él ha hecho sobre la cruz y Su resurrección, que saca a relucir el hecho de que hay poder en ese nombre. Vemos esto cuando el cojo salta y alaba a Dios, y vemos esto, no solo en la vida del cojo sino también en la vida de la iglesia primitiva.

En todo el contenido del libro de los Hechos, vemos el poder del nombre de Cristo en la vida de la iglesia primitiva, y quiero tomar algo de tiempo, solo por un segundo. Ustedes no tienen que buscar ahí, pero tal vez si tienen un lapicero o lápiz y están tomando notas, les animo a anotar estos versos. Voy a avanzar en ellos rápidamente. Quiero que vean una y otra vez en la iglesia primitiva, y quiero que vean su confianza en el nombre de Jesús, y quiero que vean la claridad de enfoque que ellos exhiben, que no es una idea nebulosa de Dios. No es una idea vaga acerca del Salvador. Es un hombre particular, el Dios hombre, llamado Jesucristo de Nazaret al que Dios ha levantado de la muerte. Una y otra vez, es ese nombre, ese Señor, esa predicación la que salva.

Mire por ejemplo en Hechos 2. No tienen que ir al texto, pero anote estos versos. Hechos 2.36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Verso 38: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

Hechos 3.6, Ya lo hemos mencionado, “…en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Avanzando en el libro de los Hechos, Felipe desciende a la ciudad de Samaria en Hechos 8.5 y Lucas dice que él, “les predicaba a Cristo”. Nuevamente, en Hechos 8:35, “Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.” No solo se trata de buenas nuevas. No solo “Dios te ama y tiene un plan para tu vida” El les dice las buenas nuevas de Jesús. Esto está circunscrito, esto es particular. Son noticias acerca de Jesús.

Hechos 9:27-28, habla sobre Bernabé “… había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén; (hablando de Pablo) y entraba y salía.”

Hechos 11:20 “Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús”. Hechos 13:38 “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados” Hechos 16:31 ¿Se acuerdan de Pablo con el carcelero? “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.

Entonces, aun al final del libro, especialmente al final del libro, en Hechos 28:30-31, note como termina el libro de los Hechos, “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.

Lo que quiero que veamos, hermanos y hermanas, es que al final de cuentas, ese denuedo no está enraizado en nuestra personalidad. Hay toda clase de personas en el libro de los hechos, que están predicando el evangelio. Ellos están proclamando con denuedo el nombre de Jesús. No depende en una persona, o en una personalidad en particular. No importa al final de cuentas si usted es abierto o no, si es extrovertido o introvertido.

No depende de mi personalidad o de su personalidad, no depende de nuestra inteligencia, no está enraizado en nuestra inteligencia. Piense en Hechos 4.13, ¿Qué dicen de ellos? “eran hombres sin letras y del vulgo”. “Sin letras” es de donde tenemos la palabra iletrado. No significa que no supieran leer, pero significa que no eran personas académicas, que les faltaba educación, que nunca habían recibido un entrenamiento religioso formal como el que tenían el beneficio de recibir los Saduceos.

Lo que este pasaje nos enseña cuando lo leemos es que ellos eran personas comunes, no tenían un titulo del seminario, o un tipo particular de entrenamiento, ninguna clase de curso, o diplomas que produjera denuedo en ellos. No es ahí donde está enraizado el denuedo. Si lo estuviera ahí, sería una valentía falsa. Es una valentía en algo más, a saber, nosotros mismos. En vez de ello, el denuedo genuino está basado en la vida, la muerte, y la resurrección de Jesucristo.

Está enraizado en la profunda convicción de que el evangelio es ciertamente, el Poder de Dios. Romanos 1.16, dice que este es ciertamente “Poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego”. Ese nombre de Jesús puede hacer al cojo saltar. Puede hacer al sordo oír, al ciego ver, al muerto resucitar, y al perdido ser salvo.

El poder del evangelio es real y yo haría la pregunta. ¿Usted cree eso? ¿Creo yo eso? ¿Realmente creemos eso de que hay poder en el nombre de Jesús? ¿Hay poder en la vida, muerte y resurrección de Jesús? Si lo creemos, ¿a quién le importa si tropezamos? Si realmente creemos que el poder no es nuestro, ¿a quién le importa si tartamudeamos y balbuceamos? ¿A quién le importa si no lo hacemos todo bien? De modo que, mientras tengamos la vida, muerte, sepultura y resurrección de Jesús en su lugar, entonces estamos bien. No se trata de nosotros en ninguna manera. Se trata de él, se trata de lo que él ha hecho. Su historia, no mi historia. Se trata de Su vida, Su muerte, Su resurrección Y cuando tenemos esa clase de confianza, entonces allí brota en nosotros un denuedo para proclamar eso, sabiendo que cuando lo hacemos, Dios se complace por su Su gracia y Su Espíritu para convertir un pecador perdido.

Descansar en el Poder Soberano de Dios

Recordar el poder salvador de Jesús. Tener conciencia del poder del evangelio y número tres: Descansamos en el poder soberano de Dios. No tenemos tiempo de desempacar todo lo de Hechos 4. 23 en adelante, pero note cómo al ser sacados fuera de la asamblea, ellos regresan. En el verso 23, ellos son libertados.

Ellos regresaron con sus amigos. Ellos reportan lo que les dijeron los principales sacerdotes y los ancianos, y note cómo ellos oran en el verso 24, y yo le animaría a que vea esta oración durante toda la semana y la haga suya. Esta es una oración rica y profunda que muestra confianza en la soberanía de Dios. Mire lo que ellos dicen en el verso 24. “Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay”. Note cómo ellos comienzan esta oración. Ellos comienzan diciendo “Soberano Señor” ¿Por qué? ¿Es solo una coincidencia o hay alguna razón para ello?

Ustedes saben, es interesante que la palabra usada aquí para “Señor” no sea la palabra que típicamente se usa. La palabra típica para Señor es “Kurios” y se usa unas 600 o 700 veces en el Nuevo Testamento. Esta palabra en particular, la cual es “despotés”, de donde viene la palabra déspota o dictador, se usa unas pocas veces, 6 o 7 veces, y solo dos o tres de ellas en referencia a Dios. Es la idea de un dictador absoluto.

Ahora, tenemos toda clase de nociones en mente respecto a lo que es un dictador. Pero los creyentes aquí están llamando a Dios como una especie de gobernante. Se usa a menudo en términos del señorío sobre un esclavo, uno que tiene absoluto control y absoluta autoridad sobre cada simple cosa, pero no se pierda esto: cuando ellos regresan después, la oposición que enfrentaron, ¿Qué hicieron ellos? Ellos no se cruzan de brazos, ellos no idean algún plan.

Ellos no se sientan alrededor y dicen “¿Y ahora qué vamos a hacer? Ellos claman al soberano Señor del universo, y juntos ellos declaran que él es soberano, y que el mundo entero está bajo su señorío. Que los cielos y las estrellas obedecen su voz, que los reyes cumplen sus órdenes. Que a su hablar, la historia fluye. Que cada simple cosa que existe en el universo, existe a Su voluntad y por Su deseo.

Spurgeon lo dijo de esta forma, hablando de la soberanía de Dios, el dijo. “Yo creo que cada partícula de polvo que danza en el rayo de sol no se mueve un átomo más o menos de lo que Dios quiere: que cada partícula de aerosol que se estrella contra el barco de vapor tiene su órbita así como el sol en el cielo; que la paja de la mano del aventador es dirigida tan seguramente como las estrellas en su curso, que el arrastre de un insecto sobre un capullo de rosa es tan ordenado como la marcha de la peste devastadora; y la caída de las hojas del álamo es tan plenamente ordenada como la avalancha cayendo. El que cree en Dios debe creer esta verdad. No hay punto medio entre este y el ateísmo. ¡No hay medio camino entre un Dios Todopoderoso que hace todas las cosas según el puro afecto de su voluntad, y ningún Dios!”

Como dice Pablo en Efesios 1.11 “el que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,” lo que nos lleva a la verdad que ellos confesaron. Al enfrentar oposición, ellos regresan y declaran “¡Nuestro Dios es Señor sobre todo!

Quiero mostrarles y quiero que piensen cómo la verdad de que Dios es Señor y que Jesús es Señor sirve para sostenerlos a ellos en medio del rechazo y en medio de la persecución. Y es lo mismo, yo sugeriría, para nosotros. Ellos estaban confiados. Ellos no estaban descarrilados. No estaban intimidados. No se rendían. No iban a rechazar declarar la Palabra de Dios con denuedo porque algún rey, gobernador o clase gobernante se les opusiera. Esto fue todo de acuerdo a la soberana voluntad de Dios. Es esa confianza en la soberanía de Dios que los sostiene, y yo sugeriría que es la misma confianza que debe sostenernos a nosotros.

La enseñanza para llevar es que el denuedo es inspirado o es fortalecido por recordatorios frescos de la soberanía de Dios. Necesitamos retroceder una y otra vez a esta verdad. Que nuestro Dios reina y que él es soberano. Usted sabe, sería lindo si cada persona a la que le hablamos sobre Cristo no pudiera esperar a escuchar sobre él, pero usted sabe que esto no es el caso típico. No es tan frecuente que alguien diga: ¿Sabe usted qué? Estaba esperando por alguien que llegara y me hablara de que soy un vil, sucio, despreciable pecador. ¡Muchas gracias!”. Sencillamente esa no es la forma en que esto funciona.

A menudo encontramos oposición. En algunos casos, sufriremos pérdidas, sean estas grandes o pequeñas. Aquí en nuestro contexto, pueden ser pérdidas de relaciones, puede ser pérdida de un empleo, puede ser la pérdida de alguna oportunidad… En algunos contextos es la pérdida de la vida., pero bastante a menudo, si estamos declarando la palabra de Dios con denuedo, como vemos que lo hacen los discípulos aquí en hechos 4, nos va a costar. Nuestra tendencia en nuestra carne es retroceder ante esto e inmediatamente comenzar a rodar toda clase de escenarios y cálculos en nuestras cabezas y decir “usted sabe, si yo hago esto, ellos van a hacer aquello, si yo digo esto, ellos van a decir aquello, si yo comparto el evangelio aquí, entonces me va a costar en tal o cual forma, y en aquella otra manera”.

De manera que, lo que quiero animarles, hermanos y hermanas es a no ser sorprendidos. No se sorprendan cuando encontremos oposición al evangelio, sino véanlo como la soberana voluntad de Dios. De la misma forma que Jesús fue rechazado, así seremos rechazados. Pablo dice en 2 Corintios 2.15-16 “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” Note que él está diciendo “estamos causando una reacción entre la gente”. El dice: “somos el aroma de Dios. El dice que esto toma dos formas diferentes en el verso 16. Para unos es fragancia de muerte para muerte. Para otros, olor de vida para vida.

Lo que quiero que recordemos, cuando compartimos el evangelio, seamos aroma para vida o seamos aroma para muerte, de cualquier forma, no es asunto de nosotros. No tenemos control sobre eso. No somos nosotros los que hacemos la vida, no somos nosotros los que creamos la muerte. Dios es soberano sobre todo eso. Él es soberano sobre nuestro nuevo nacimiento. Él es soberano sobre el de ellos. Así que a la luz de eso, a la luz de esa confianza en la soberanía de Dios, ¿Por qué no ir adelante y ser rechazados, ser objeto de burla y ser menospreciados? Ser rechazados y entonces, cuando lo somos, descansemos en la soberanía de Dios.

Descanse en el Empoderamiento del Espíritu

La última, número cuatro, es, no solo recordar el poder salvador de Jesús, el profundo poder del evangelio, descansando en la soberanía de Dios, pero finalmente, descansar en el empoderamiento del Espíritu. Mire la esencia de su oración en versos 29 en adelante. Pienso que esto es instructivo, por cierto, para nuestras oraciones también, cuando enfrentamos oposición al evangelio. No corra inmediatamente a respuestas, soluciones y sugerencias, sino corra a la soberanía de Dios. Inmediatamente hablamos a nosotros mismos acerca de Dios, primero.

De manera que, note que ellos finalmente llegan a su petición en el verso 29 “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.” Esto es maravilloso. Cuando usted piensa en esto, y piensa en esto conmigo, en el tiempo y en el contexto de este pasaje yendo un poco hacia atrás, Pedro acaba de predicar el evangelio, primero a las multitudes, luego, mientras está en pie delante de la clase gobernante y ha dicho con denuedo que no hay salvación en otro nombre bajo el cielo entre los hombres, excepto el nombre de Jesús.

Quiero decir, este es un punto a resaltar. Esta es la síntesis de la valentía en la vida de un discípulo. El es absolutamente valiente en hechos 4 en el sermón que predica, pero note que, al reunirse con los demás discípulos, dice que él pidió más denuedo. Vemos que el denuedo pasado no es garantía de denuedo futuro.

Hermanos y hermanas, el denuedo del pasado no es garantía para denuedo en el futuro. Puedo pensar en tiempos de mi propia vida cuando he sido valiente al compartir el evangelio a aquellos que eran antagonistas, a aquellos que estaban opuestos a escuchar el evangelio, pero en la misma semana, me acobardé ante una pequeña niña. Este es el punto para llevar que vemos, que este pasaje nos conduce desde el mismo inicio, de Hechos 4.8, hasta el mismo final. Este concluye de esta forma: que el denuedo demanda una rendición continua al Espíritu de Dios.

Para que Dios pueda recibir la mayor gloria, hermanos y hermanas, él ha establecido que no recibamos denuedo para un año, o quizás ni siquiera para un mes. En vez de ello, recibimos denuedo para el día. Recibimos denuedo para la hora, recibimos denuedo para el momento. De modo que a todo lo largo del camino, podamos decir que somos continuamente dependientes de Dios para hacer esto.

No podemos levantar un dedo fuera del empoderamiento de Dios. Mientras menos creemos eso, ¿Cuánto menos creemos que podemos llevar este evangelio a aquellos que, en muchos casos, no quieren oírlo, quienes en algunos casos nos matarán por decirlo en algunos contextos? ¿Cuánto menos pensamos que podemos llevar este evangelio a aquellas personas sin contar con el empoderamiento del Espíritu Santo? Dios, perdona nuestra arrogancia y orgullo al pensar que podemos hacer esto por nuestra cuenta.

Bart Box

Bart Box es el pastor principal en la Iglesia Christ Fellowship. Es nativo de Alabama y ha vivido en la zona de Birmingham desde 2009. Antes de fundar la Iglesia Christ Fellowship, Bart se desempeñó como pastor de formación bíblica en la Iglesia de Brook Hills.

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