No sé cómo te hará sentir lo que te voy a decir, pero estoy convencido que es una verdad que puede transformarte por completo, así que aquí va: 25 dólares al día que gastes sin planificar terminan siendo más de 9,000 dólares al año. Eso es mucho dinero. Así que, cuando nos preguntamos, “¿Dónde se me fue el dinero?”. Es muy posible que el problema haya sido de planificación.
Creo que algo muy similar pasa en nuestras iglesias. A veces nos preguntamos: “¿Dónde se fueron todos los inconversos?”. Y, por supuesto, no es sólo un problema de planificación. Creemos en un Dios soberano: sólo Él sana y salva (Jeremías 17:14). Pero en su bondad, Él nos envía a nosotros a hablar su Palabra (Jeremías 17:19ss). ¿Nos hemos planificado correctamente?
Te comparto tres cosas a considerar al predicar o enseñar con los perdidos en mente.
1. Mira a la cruz
No podemos decirle a otros lo que Él no nos dice a nosotros primero. Antes de empezar a predicar acerca del evangelio de Cristo, debemos asegurarnos que estamos predicando la Palabra de Cristo.
¿Dónde se fueron todos los inconversos?
El pasaje al que vamos frecuentemente al hablar acerca de la importancia de la Palabra de Dios es 2 Timoteo 3. El verso 16 nos dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”. Sin embargo, usualmente dejamos de lado el versículo 15. Pablo le recuerda a Timoteo como “Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús”.
Lo que hace tan útil las escrituras es que ha sido inspirada por un Dios que nos ha dado la salvación por la fe en Cristo Jesús. Comúnmente somos tentados a ir rápidamente a reprender y corregir y aún a instruir en justicia (v.16), pasando por alto el enfoque en la salvación que nos ha sido dada por fe en Cristo Jesús (v.15).
Entonces, al predicar y enseñar la Palabra, útil para todos, veamos cómo nos enseña y muestra la salvación ofrecida por la fe en la cruz de Cristo.
2. Muestra la necesidad
Estando en la universidad, una amiga me invitó a su iglesia… y nunca olvidaré ese sermón. La verdad es que no recuerdo de qué pasaje se predicó o cuál era el tema general, pero sí recuerdo cuando el pastor dijo en medio de su predicación: “Tal vez estás en bachillerato, y piensas que esto no se aplica a ti. Pero si eres un adolescente, o eres un universitario, tienes que entender esto”.
Nunca había escuchado eso en toda mi vida.
En ese entonces, era parte de una pequeña congregación, y fuera de nuestro pequeñito grupo de jóvenes, las únicas aplicaciones que escuchaba desde el púlpito era para los padres o las parejas. Como un joven cristiano que aún no había sido discipulado formalmente, se me hacía muy fácil desconectarme los domingos. De igual manera, encontraba mucha dificultad en entender y aplicar las verdades de la Palabra de Dios a mi propia vida.
Mi querido hermano en el ministerio: hagamos que sea más fácil para que nuestros amigos no creyentes puedan escuchar y aplicar las verdades de la Palabra de Dios. Si hablamos de bautismo, o circuncisión, o aun de nuevo nacimiento, ¿por qué asumimos que nuestros oyentes pueden seguirnos? Una breve explicación y aplicación puede hacer una gran diferencia. Y al hablar de la tentación, que podamos recordar cómo se siente estar atrapado bajo el pecado y ser engañados por el diablo. Hagamos la labor de describir de tal forma que aquellos que estén bajo el maligno puedan escuchar y creer. No necesitamos palabras bonitas y buenos consejos: necesitamos salvación. Al fin y al cabo, el primer mandamiento que ellos pueden cumplir y aplicar es arrepentirse y poner su fe en Jesús.
3. Muere por ellos
Una de las mejores partes de ser parte de una iglesia es reunirse los domingos en la mañana y ver los rostros de las personas que amas y que te aman? Como cristiano, vivir en el mundo puede ser muy duro. Puede ser agotador; puede estar bajo ataque espiritual y necesitas estar en guardia. Por tanto, reunirnos con otros que comparten nuestro mismo amor por Cristo puede sentirse como un Rivendell espiritual. Un lugar de descanso.
De ninguna manera quisiera quitarte eso. Todos debemos buscar la unidad, viviendo bajo el reinado de la paz de Cristo (Colosenses 3:15). Sin embargo, a la misma vez, ninguno de nosotros vive para sí mismo (Romanos 14:7-8). No vivimos para nuestra comodidad, sino para ver a Cristo reinando por encima de todo y de todos (Romanos 14:9). Eso puede significar el hacer un esfuerzo extraordinario para dejar un ejemplo como líderes al compartir a Cristo en nuestra comunidad, extender invitaciones que puedan hacernos sentir incómodos. Y eso significa el recordar a nuestros hermanos y hermanas de la inconmensurable necesidad del evangelio que hay en el mundo y en nuestras comunidades.
En su gracia, el Señor va a bendecir nuestra obediencia. Muchos nos sentimos desanimados cuando no vemos fruto de conversión o crecimiento en nuestras congregaciones. ¡Que podamos experimentar ese choque de energía cuando nuevas personas se unen a nuestra familia de la fe! El Buen Pastor sabe lo que su redil necesita, y en su bondad, cuando buscamos al perdido y lo invitamos a disfrutar de Su vida en medio nuestro, Él envía de su rocío desde los cielos y bendice a toda la congregación (Salmo 133).
Que podamos vivir nuestras vidas en misión, mirando a la cruz de cristo, mostrando nuestra necesidad de Él en nuestras enseñanzas, y muriendo a nosotros con tal de alcanzar a algunos en nuestro alrededor.