Dios promete llenar nuestros anhelos más profundos, evitar que anhelemos cualquier otra cosa y preservar nuestra salvación por toda la eternidad. En este mensaje sobre Juan 6:25–35, David Platt nos enseña que no podemos separar la fe en Cristo de los afectos por Cristo.
- Solo Cristo puede cumplir nuestros deseos.
- Solo Cristo puede transformar nuestros gustos.
- Solo Cristo puede garantizar nuestra satisfacción.
Bien, buenos días, si usted tiene una Biblia y espero que así sea, permítame invitarle a abrirla conmigo en Juan 6. “Todo lo que satisface viene de él”.
Supongo que todos nosotros a lo largo de esta sala, hemos tenido deseos. Puede desear comida o quizás cosas más profundas que esa. Aquí está la pregunta que quiero hacer esta mañana: ¿Piensa usted que tener deseos en nosotros es simplemente accidental? ¿Piensa Usted que ellos son solo esa parte particular de nuestra personalidad, donde ésta persona desea chocolate, o ésta persona desea esto o aquella persona desea lo otro? ¿O usted piensa que esos deseos, están ahí en nosotros por alguna razón?
Lo que me gustaría que hagamos es navegar en algunos pasos más profundos aun que desear comida e ir en un viaje donde Jesús reta algunos individuos a dejar sus deseos de comida y e ir un poco más profundo, y realmente pensar acerca de, si tenemos esos deseos, ¿Por qué los tenemos? ¿Nos ha creado Dios con esos deseos por alguna razón?
Y así, en este punto quiero que comencemos a pensar acerca de cómo esos deseos o esas ansias dentro de nosotros se relacionan con nuestra fe. Esto no es algo de lo hablamos mucho. ¿Cómo se relaciona nuestra fe con nuestros deseos? ¿Cómo se relaciona nuestra fe con nuestras emociones?
La fe y las emociones
Muchas veces cuando hablamos sobre la fe, nos detenemos donde quedamos la semana pasada, hablando acerca de nuestras mentes y llenando nuestras mentes con la verdad, y Jesús transforma nuestras mentes. Y sí, eso es clave, pero hay también algo que sucede en nuestras emociones cuando Cristo llega a nuestras vidas. Y pienso que tenemos la tendencia de ir a un lado del espectro o al otro en este cuadro.
Muchas veces vamos a ese lado del espectro, donde hablamos sobre las emociones y hasta nos dejamos conducir de las emociones, y mucha gente en la Iglesia y quizá hay aun aquí en este día, quedamos presos en nuestras emociones. Y podemos (De hecho hemos creado una teología en la iglesia hoy donde algunas veces pensamos que podemos tener sentimientos afectuosos para Dios, aun si somos completamente obedientes a Él en nuestras vidas. Hasta evitamos sentimos bien acerca de nuestra fe. Y tenemos que evitar esa clase de emocionalismo.
En el otro lado del espectro, tenemos que estudiar la Palabra y estudiar la verdad, y llenar nuestras mentes con la verdad. Pero muchas veces, ese proceso nos deja bastante vacios de emociones. Y tenemos una fe bastante fría, dura, donde llegamos a un estado como ese en el que estamos sentados y nuestros brazos están cruzados o estamos escuchando y nuestras emociones no son parte de este asunto.
De manera que ¿Hay alguna forma en la que la verdad y las emociones puedan estar juntas? Pienso que están destinadas a estar juntas. Pienso que nosotros no fuimos diseñados para ser dominados por nuestras emociones. Al mismo tiempo, no estamos supuestos a ignorarlas. Esta es una de mis porciones favoritas leyendo a Jonathan Edwards, quien estaba escribiendo en medio del Gran Avivamiento. Y ese fue un tiempo en el que la gente estaba yéndose por uno de estos lados o por el otro. Algunos eran arrastrados por el sensacionalismo y el emocionalismo y dejaron la Palabra detrás. En el otro extremo estaban diciendo “no queremos llegar a ser así, así que vamos a estudiar la Palabra, y usted no verá ni siquiera una sonrisa en nuestros rostros cuando lo hacemos.”
Los Afectos Religiosos
Y así Jonathan Edwards viene a la escena. El escribe un libro llamado Los Afectos Religiosos. Y quiero compartir con usted una de mis citas favoritas de ese libro, Escuche lo que él dice:
“Nuestros deleites externos, nuestros placeres terrenales, y nuestra reputación, nuestras relaciones humanas, por todas esas cosas, nuestros deseos son más apremiantes, y nuestro apetito más fuerte. Cuando se trata de estas cosas, nuestros corazones son suaves y sensibles, profundamente impresionables, fácilmente movibles, muy preocupados y grandemente comprometidos. Nos deprimimos por nuestras pérdidas. Y estamos emocionados y gozosos por cualquier éxito mundano o prosperidad.”
Entonces él hace un cambio y dice: “Cuando se trata de asuntos espirituales, sin embargo, qué tristes nos sentimos. Cuán pesados y duros nuestros corazones. Podemos sentarnos y escuchar del infinito, extenso y amplio amor de Dios en Cristo Jesús, de que dio a su único amado Hijo, y aun así sentarnos ahí fríos e inmóviles.
Si vamos a estar animados por alguna cosa, ¿no debería ser por nuestra vida espiritual? ¿Hay alguna cosa más inspiradora, más excitante, más amable y deseable en el cielo o en la tierra que el Evangelio de Jesucristo? Deberíamos estar absolutamente apenados de que no estamos más afectados emocionalmente de lo que estamos en la iglesia.”
Y lo que quiero decir es que vamos a ver en Juan 6, que si conocemos a Dios, seremos afectados por Dios. Y si amamos a Dios vamos a tener afecto por Dios. La verdad fundamental que vamos a ver develada aquí en Juan 6 es ésta: No podemos separar la fe en Cristo de los sentimientos por Cristo. No podemos separar la fe en Cristo de los sentimientos por Cristo.
Ahora, eso parece un poco extraño, un poco diferente para muchos de nosotros comenzar a pensar en eso. Aquí está el cuadro que tengo en mente, y lo que le animaría a usted a visualizar: Fe y sentimientos. Capte el cuadro, imagine nuestros hermanos y hermanas en las casas culto subterráneas en Asia. Ellos se han congregado al riesgo de sus propias vidas para estudiar la Palabra por 12 horas al día. Día tras día, tras día ellos están estudiando la Palabra de Dios por 12 horas. Al mismo tiempo, siempre que ellos oran, ellos inclinan sus rostros y lloran ante Dios. Ellos claman “Dios, gracias por amarnos. Dios gracias por no olvidarte de nosotros” sus lágrimas forman charcos en el piso de la habitación. Eso es fe y sentimientos que van juntos. Y no pienso que podamos divorciar la fe en Cristo del deseo por Cristo.
Cristo afecta nuestras emociones
Cristo en ustedes es el centro. Cristo afecta nuestra mente. Y Cristo afecta nuestras emociones. Y la pregunta que quiero hacer es ¿Qué tal si Dios pretende que usted no solo le conozca, sino que pretende que usted lo disfrute? Eso tendría sentido ¿verdad? Que Dios obtenga gran gloria en ser no solo conocido por su pueblo, que sino también disfrutado por su pueblo.
Y lo que quiero es que pensemos respecto a las emociones del discípulo basado en una conversación que Jesús tuvo con algunos amigos en Juan 6. El trasfondo es, en el principio de este capítulo, Jesús alimentando a los cinco mil. Más de cinco mil personas son alimentadas con 5 unidades de pan y 2 pescados. Un milagro bastante atractivo. Y como resultado, Él obtuvo un seguimiento. ¿Comida gratis? Sigue a Jesús. Y así, tenemos a toda esa gente siguiendo en tropel a Jesús.
Ellos no sabían a donde él se había ido. Lo que había pasado es que los discípulos habían conseguido un bote y fueron al otro lado del lago. Pero Jesús no fue con ellos. Así que ellos pensaban que Jesús estaría todavía por ahí del mismo lado del lago en que ellos estaban. Pero entonces ellos escucharon que él estaba del otro lado de lago. Y ellos no tenían idea de cómo él había llegado hasta allá. Jesús simplemente decidió tomar un paseo a través del lago. Así que lo hizo.
Y entonces tenemos el verso 25. Y las multitudes lo atrapan. Escuche lo que ellos dicen: “cuando lo hallaron del otro lago del lago, le preguntaron, “Maestro, cuando llegaste aquí? Jesús les respondió “26 —Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.” Entonces ellos le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige?” Y Jesús les respondió: “Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió”
“0 —¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? — Insistieron ellos—.31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”
32 —Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre.33 El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
34 —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.
35 —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.”
El hambre de nuestra almas
Esta es una conversación increíble que Jesús sostuvo con las multitudes, todas esas personas que lo estaban siguiendo, pero todas esas personas que tenían ideas erradas sobre quién era él. Así que lo él hace es comenzar a tratar algunas de las cosas más profundas que estaban sucediendo en sus vidas, y lleva las cosas algunos pasos más profundo que solo hablar de comida, del hambre que está en la esencia de sus almas. Y quiero que veamos tres gloriosas verdades que surgen de este cuadro, este diálogo entre Jesús y la multitud en Juan 6, que nos da una ilustración del hambre que está en el fondo de cada nuestras almas en este salón en esta mañana.
Verdad Número es esta: Solo Cristo—solo Cristo, puede cumplir nuestros deseos. Solo Cristo puede cumplir nuestros deseos. Cuando usted ve el comienzo de esta conversación las multitudes vienen a él y le preguntan ¿Cuándo llegaste hasta aquí? Y Jesús básicamente ignora la pregunta. El no va a decirles que tomó un paseo a través del agua. En lugar de ello, él va directo al corazón del asunto y comienza hablando de comida. Les dice: “Ustedes están buscándome no porque vieron señales sino por que comieron pan hasta llenarse.” Y el resto de la conversación gira en torno a este cuadro de la comida, del pan.
Pero lo que quiero que note es que Jesús no dice en este pasaje “Ustedes no deben querer comida” en lugar de ello, él toma este caso de la comida y lo usa para enseñarles porque esto era algo que estaba naturalmente en ellos para un propósito. De hecho, él no dice “ustedes necesitan dejar de buscar comida” él les dice “ustedes necesitan buscar mejor comida que la que están consiguiendo.” El dice en el verso 27, “Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna” El quiso decirles “si van a comer, asegúrense de que están consumiendo la buena comida, no la mala”.
Y es en este punto donde quiero que pausemos, y quiero que nos demos cuenta del cuadro que tenemos hasta este momento en Juan 6, un cuadro que comenzó al comienzo de toda la historia en la Biblia. Veamos Génesis 2, quiero que busquemos en el mismo primer libro de la Biblia, el segundo capítulo, Génesis 2.
Dios nos creó para desear
Quiero que veamos esta verdad justo ahí, que es un fundamento para lo que estamos mirando en Juan 6. Esta verdad “Dios nos creó para desear” Dios nos creó para desear, veamos en Génesis 2: 15. Es la historia de Dios creando al hombre. Y quiero que escuchen la primera cosa que Dios le dice al hombre en Génesis 2. Él lo puso en medio del jardín, le describe el jardín, toda la belleza del paraíso en el jardín del Edén. Y escuche el verso 15: “Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara,16 y le dio este mandato: (Primer mandato, primera cosa que Dios dice «Puedes comer de todos los árboles del jardín”, Eres libre ¿para hacer qué? Para comer. Bueno, esa es una buena noticia. Adán mira alrededor. Hay toda clase de cosas estupendas y Dios, el maestro chef del universo, dice: Eres libre para comer, obviamente, Dios creó al hombre con apetito, con un deseo. Piense en esto conmigo. En este cuadro de Génesis 2, de la creación del hombre y la mujer y el paraíso en el Jardín del Edén, ¿Tenía el hombre necesidades en ese instante?
Nuestro primer instinto es pensar “No, él no tenía necesidad alguna” pero sí, él tenía un montón de necesidades. Desde el mismo primer minuto en que Dios sopló aliento de vida en Adán, ya tenía la necesidad de que Dios le proveyera aire para respirar en forma constante. Todos nosotros en este salón tenemos esa misma necesidad en este momento. No pensamos mucho sobre esta necesidad, pero todos necesitamos aire, necesitamos oxigeno, fuimos creados así.
Y Adán tenía necesidad de comer. Fue creado con la necesidad de alimento. Y vemos más tarde en este capítulo (y hablamos de eso en la serie sobre compromiso) que él tenía la necesidad de compañía. De manera que la mujer entró en escena. Así que no pierda esto de vista, no es que en el jardín del Edén el hombre no tuviera necesidades, al contrario, el hombre fue creado con necesidades, pero, tampoco pierdan de vista que , la intención era que cada necesidad del hombre fuera satisfecha ¿Por quién? Por el Creador.
Dios nos creó para desear y nuestras necesidades están diseñadas por Dios para ser satisfechas por El. Nuestros deseos están diseñados para ser satisfechos por nuestro Creador. Y así, éste era el cuadro en Génesis 2. Pero entonces tenemos que las cosas cambian en Génesis 3. Ahí es donde entra el pecado en el mundo. La semana pasada hablamos brevemente de esto, cómo la entrada del pecado en el mundo llegó con una idea, al nivel de la mente; el adversario, el tentador diciéndole a Eva “¿Con que Dios les ha dicho…? Ustedes no tienen que confiar en lo que Dios dice”. Pero quiero que vea cuán rápido las emociones vienen en el verso 6.
Las emociones
Busque Génesis 3:6. Dice “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.” ¿Captaron eso? Se trata de palabras cargadas de emoción. Ella vio que era bueno, era placentero y deseable. Obviamente justo aquí las emociones son parte de la tentación, y realmente justo después de que vemos este cuadro emocional ella come del fruto.
Así que ¿Cuál fue el pecado aquí en Génesis 3? No fue solo dudar de lo que Dios había dicho, y no confiar en lo que él dijo, sino que hay un hombre y una mujer buscando hallar satisfacción, buscando cumplir sus deseos en las cosas de este mundo en lugar en su Creador. Dele seguimiento a esto — es un cuadro de pecado, buscando satisfacción en las cosas de este mundo en lugar de en las manos de su Creador.
Ahora, con este trasfondo regresamos a Juan 6, y quiero que vea cómo Jesús maneja exactamente eso. Mire en Juan 6:30. Ellos le preguntaron: “—¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer” lo que ellos están haciendo justo aquí es comparando a Jesús con Moisés. Están hablando de maná. En caso de que usted no recuerde, en el Antiguo Testamento, hallará la información sobre el maná, pan del cielo, y el pueblo de Dios deambulando en el desierto y cómo El les proveyó comida en el medio del desierto enviándoles, literalmente, pan desde el cielo. Esto sería en la mañana. Ellos podrían comerlo.
Así, diariamente, Dios les proveyó comida, maná. Pero la cosa es que ellos están hablando de esto diciendo, “Bueno, Moisés hizo eso. Tú ¿Qué vas a hacer por nosotros? Y quiero que vea cómo Jesús enfrenta esto. El dice en el verso 32, “Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre”. Jesús está apuntando al corazón del asunto.
Esos hombres estaban diciendo “Moisés nos dio esto, ahora ¿Qué es lo que nos va dar?” Y Jesús dijo: “Moisés no les dio nada a ustedes, fue Dios quien les dio pan del cielo” y lo que estamos viendo aquí es que tenemos necesidades y deseos que empezamos a buscar en las cosas de este mundo, aun en la gente de este mundo cuando solo Dios los puede satisfacer. Y él se torna muy personal aquí, en el verso 33 dice “El pan de Dios es el que baja del cielo (es una persona) y da vida al mundo.” No es una cosa es una persona.
Luego dicen: “danos siempre ese pan” El verso 35 es cuando él trae esta declaración “ Yo soy el pan de vida”. Muchos de ustedes saben que en el libro de Juan hay otras seis ocasiones en las que Jesús usa esta frase: Yo soy” y entonces él llena el espacio en blanco. Es usado intencionalmente aquí.
En el Antiguo Testamento este era el nombre de Dios. El era Jehova. Él es el “Yo soy” y así Jesús, al usar este título se está identificando a sí mismo con Dios. Y él dijo: “¿quieren pan para comer, yo soy el pan. Moisés les dio este pan, yo me di a mi mismo a ustedes”.
Jesús es nuestra satisfacción
Jesús está diciendo “Ustedes fueron creados con necesidades que solo pueden ser satisfechas por su Creador. Y aquí estoy, soy su satisfacción”. No deje pasar esto. La satisfacción no se halla primordialmente en las dádivas de Dios, sino en el dador, Dios mismo. Esto es clave que lo tengamos en la mente y en el corazón. La satisfacción no se halla en las dádivas, sino en el dador. Dios nos ha creado a cada uno de nosotros con un deseo en nuestras almas, un hambre en nuestras almas que solo puede ser satisfecha por El, por encima y más allá de sus dádivas.
Ahora piense un poco sobre esto conmigo. ¿Dónde hallamos nuestra satisfacción? Quiero decir, realmente ¿Dónde buscamos satisfacción? Porque Dios nos ha dado muchas dádivas y muchos buenos regalos. El nos da el perdón de nuestros pecados, nos da el cielo, la promesa del cielo es una dádiva de Dios. El nos da una familia, nos da amigos, nos da distintas cosas que disfrutamos en esta vida.
Vamos realmente a profundizar en esto. Si usted tiene todas estas cosas, todos esos regalos, si sido perdonado, y tiene el cielo, y tiene una gran familia, y estupendos niños, grandes amigos, y mucho disfrute en esta vida, si tuviera todo esto pero sin Dios ¿Sería feliz?
Antes de que responda la pregunta, quiero que nos demos cuenta de que esto es exactamente lo que Jesús está tratando en Juan 6, gente materialista que estaba buscando cosas en lugar de buscar a Dios. Y estaban buscando que les dieran cosas como opuesto a encontrar satisfacción en su creador. Y creo que nosotros estamos en el mismo punto en cristianismo occidental. Somos personas que amamos las cosas de Dios de una forma que perdemos de vista lo que significa amar a Dios mismo.
Tenemos que llegar a entender que nuestra más profunda necesidad no es por algo. Nuestra más profunda necesidad es por alguien. Y la tentación ( y es real aun en este salón en esta mañana) la tentación es llegar a este lugar y buscar nuestra llenura. Y lo que quiero decir , buscar nuestra llenura de buena música, y un buen ambiente de iglesia. Y buscando llenura de relaciones, salir de aquí y subirnos a nuestros buenos vehículos y conducir hasta nuestras buenas casas. Y vivir esta semana con nuestros buenos empleos, y disfrutar todas las cosas buenas que tenemos en la vida. Y nunca gastar ni un pensamiento en el hecho de que estamos buscando satisfacción en todas esas cosas, y hemos ignorado al buen Dios, quien por sí solo puede satisfacernos.
Todo es basura en comparación
Esto es exactamente lo que está diciendo Pablo en Filipenses 3; él dice: “ Tomo todas las mejores cosas que este mundo tiene para ofrecer – familia, religión, estudios, todo; todo eso bueno que el mundo ofrece y es basura en comparación con una cosa— la supereminente grandeza de Cristo. Ese es el cuadro. “Aun si me quitaran todo lo que este mundo tiene para mi, dice Pablo, tengo todo lo que quiero en Cristo.”
Aquellos que somos seguidores de Cristo, ¿Es él nuestra satisfacción o son sus dádivas nuestra satisfacción? Si pudiéramos tener todo lo que el cielo es, aparte de Dios, ¿lo querríamos? Y es mi oración que Dios nos traerá a un punto en que veamos que todas estas cosas son basura comparadas con Él, y solo él. El es el motivo de nuestro deseo. El es a quien anhelamos. Y es clave en cada una de nuestras batallas con el pecado. Porque como vimos en Génesis 3, esta fue la esencia del pecado, desear las cosas de este mundo en oposición a nuestro creador.
“Piense acerca del pecado, la satisfacción y el gatillo del pecado” es un gatillo emocional en Génesis 3. No estoy diciendo que esté desprovisto de nuestro razonar, pero hay un gatillo emocional ahí. Cuando ella vio que era bueno, que era agradable, que era deseable, ella lo comió. El gatillo del pecado es este, buscar las cosas del mundo para satisfacernos aparte de nuestro creador.
Y la realidad es, podemos embriagarnos y sobrealimentarnos de cosas religiosas que no alcanzan al punto de satisfacernos como nuestro creador. Ese es el gatillo del pecado. Y la tragedia de esto es si terminamos huyendo de aquel a quien nuestra alma realmente necesita más, por estar buscando satisfacción en las cosas que este mundo nos ofrece.
La verdad fundamental que Jesús comunicó aquí es que solo él puede satisfacer nuestros deseos. Cristo solo puede satisfacer sus deseos. Usted tiene necesidades, todos nosotros tenemos necesidades en este salón, que nos fueron dadas para conducirnos hacia el Creador. El problema es que muchas de nuestras necesidades ahora, esta semana, nos están alejando de nuestro creador. Por eso necesitamos que Cristo transforme nuestros deseos, nuestras emociones y nuestras necesidades, no solo nuestras mentes.
Esto nos guía a la segunda verdad: Solo Cristo puede transformar nuestros gustos. Vea, aquí está el problema. Bien, Cristo es el pan de vida, y solo él puede satisfacer nuestros deseos, pero aun batallamos con el pecado, así que ¿Cómo bregamos con eso, Dave? ¿Cómo manejamos nuestros deseos por las cosas de este mundo que se oponen a nuestro deseo por Cristo y solo Cristo?
Quiero que vayamos al verso 28 de Juan 6: “ —¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? —le preguntaron” Esta es una exhaustiva declaración judía. Ellos estaban diciendo, literalmente, “ ¿Qué clase de obra necesitamos hacer para llegar a Dios?, danos la lista, bosqueja la lista de cosas que necesitamos hacer y nosotros haremos esas cosas”.
Y esa es nuestra forma también. Pensamos—todos nosotros queremos satisfacción. Cada uno de nosotros desea satisfacción. No podemos ignorar eso. Y así tratamos de llegar con una formula, “Bien, ¿cómo voy a obtener satisfacción? voy a hacer esto, o vamos a hacer aquello, y si tal cosa no funciona, entonces, haremos aquello otro. ¿Cómo obtenemos satisfacción Dave? ¿Cómo satisfago mi alma? ¿Qué hago?” Y esa es una forma de abordar el asunto.
Luchan contra el pecado
Pero escuchen lo que Jesús dice. Él respondió en el verso 29: “Ésta es la obra de Dios: (y cambia del plural obras a una sola obra) que crean en aquel a quien él envió”. Así que tenemos dos opciones aquí. Al enfrentar nuestras batallas con el pecado a todo lo largo de este salón, tenemos dos opciones. Número uno: podemos vencer el pecado trabajando duro para cambiar nuestras acciones. Esta es una opción. “Deme una lista de cosas que hacer, Dave, que harán mi vida cristiana mejor y yo las haré”. Podemos trabajar para vencer el pecado por transformar nuestras acciones y por cambiar nuestras acciones.
Y ese es el patrón de las religiones del mundo; usted sigue estos cinco pilares y estará satisfecho. Usted sigue este camino de ocho pliegos y estará satisfecho. Usted sigue estas doscientas o trescientas reglas de disciplina en el budismo, y estará satisfecho. Así es como lo conseguirá. Y Jesús entra en escena y dice: “ No importa cuán duro usted trabaje, no va a funcionar”. Debemos tener cuidado de no dejar que el cristianismo sea arrastrado a lo que el resto de las religiones del mundo, donde básicamente lo veamos como una lista de cosas para hacer.
Y hemos intercambiado una lista de cosas por hacer en este mundo por otra lista de cosas para hacer en el cristianismo. Donde llegamos a un lugar como este los domingos, y pensamos, bien, los predicadores van a decirme lo que necesito hacer para ser mejor la semana próxima. Y la siguiente semana, debo haber fallado, de modo que necesito aprender cómo hacerlo mejor la próxima semana. Y cuando enfrento el pecado en mi vida, los pecados con los que asumo que todos batallamos, bien, ¿Cómo vencerlos? Bien, tratando de hacerlo mejor la próxima vez. Esa es una opción., pero no es la opción que Jesús establece.
Confiar en Cristo
Nuestra opción número dos es que podemos vencer el pecado por confiar en Cristo para cambiar nuestros deseos. Este es el asunto: “Ustedes creen en mi, crean en aquel que Dios ha enviado.” Y él se hace eco de esto en esa declaración del verso 37. “ Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo”. Lo que Jesús está diciendo es “ Si usted quiere vencer el pecado en su vida, entonces venga a mí, crea en mí, confíe en mí como el único que puede satisfacer, por causa de que han creído en mí y han venido a mí. Esto es mucho más profundo. La fe no es una oración que hacemos, o una tarjeta que firmamos. La oración no es ni siquiera un asentir “Creo esto sobre Jesús”; aun los demonios hacen eso. Esto es mucho más profundo que eso.
Fe es venir a Jesús y recibir de él, festejar con él, por así decirlo. Ese es el cuadro que hallamos a traves de Juan 6, celebrando con él y la satisfacción del pan de vida que él da, de tal manera que ahora nuestros deseos son diferentes y nuestras vidas comienzan a lucir diferente. Esta es la clave. Si vamos a ir directo a nuestras acciones y conductas (hablamos algo de eso la semana pasada), entonces gastaremos nuestra cristiandad en vano, tratando de hacer todas las cosas rectas que estamos supuestos a hacer.
Y cuando venimos a Cristo, comenzamos a celebrar en él, y hallamos satisfacción en él y vamos a cambiar radicalmente la forma en que vivimos en este mundo. Usted piensa sobre su fe, ¿Cómo vamos a superar los placeres del pecado? ¿no es esa la pregunta? “Como podemos superar los placeres del pecado, los placeres que este mundo nos ofrece, ¿Cómo superamos eso Dave?” y la respuesta es—no la pierdan—“Superamos los placeres del pecado permitiendo a Cristo conquistarnos con el poder de su satisfacción.”
Superamos los placeres del pecado permitiendo a Cristo conquistar nuestras vidas con el poder de su satisfacción. Esto es Gálatas 5:24 “Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.” Tenemos un nuevo juego completo de deseos cuando venimos a Cristo porque sabemos que El satisface.
Déjeme ilustrar esto: prácticamente ¿Cómo luce esto. “Dave, quizá yo estoy aquí y estoy luchando con la ambición por dinero y por el éxito. Quizá estoy luchando con la lujuria, tal vez estoy luchando con la pornografía, quizá estoy luchando con esto o aquello en este mundo. ¿Cómo puedo superar eso? ¿Cómo usted supera esas cosas que tienen a tantas personas en la iglesia esclavizadas a ellas? ¿Cómo usted supera esos placeres?”
Usted los supera al ser conquistado por un placer superior en Cristo, de modo que cuando Satanás viene a usted y le dice “aquí tienes lujuria, o ambición o pornografía, o dinero, y dice, si te sirves de esto estarás satisfecho. “ y usted mira esto y responde “yo sé que nada de eso causa la satisfacción que yo tengo en Cristo.” Y así decimos “ no quiero esas cosas, porque quiero a Cristo” Así puede ver como nuestra satisfacción en Cristo es la clave para nuestras batallas con el pecado.
Esta es la imagen en Jeremías 2:13-24. No tenemos tiempo para buscarlo, pero escriba la cita y luego búsquela esta semana, es un cuadro increíble, de Dios diciéndole a su pueblo “les he dado fuente de agua viva, y ustedes se ha ido detrás de cisternas rotas, que ni siquiera pueden retener el agua, y están intentando tomar de esas cuando yo les he dado todo”
“Así que ¿Cómo superamos esos pecados Dave? Viéndolos como ellos son, viéndolos sin atractivo en comparación con la satisfacción que solamente Cristo puede dar y huyendo de esas cosas. Y no estoy diciendo que sea fácil. No estoy diciendo que algunas veces no caeremos. Pero el asunto es cuando usted haya probado la satisfacción de Cristo y usted da un paso para probar las cosas de este mundo, en ese momento, tan pronto usted enciende la pantalla del computador, tan pronto como hace ese negocio, tan pronto como hace esto o aquello en su vida, rindiéndose a las cosas de este mundo, en ese momento, se da cuenta cuán detestable es ese sabor comparado con la belleza del pan de vida. Y corre de regreso a él.
Y usted hace lo que indica 1 Juan 1:9 y usted dice: Estoy confesando mis pecados y sé que tú eres fiel y justo para perdonar mis pecados y limpiarme de toda maldad. Quiero beber de esta fuente porque no hay nada comparable” usted ve, la clave es esta, y usted se da cuenta, entiende cuan enorme es esto para mostrar la gloria de Cristo.
Él es infinitamente más satisfactorio
Si nosotros como iglesia, como pueblo de Dios, que seguimos a Jesucristo, si estamos corriendo detrás de las cosas de este mundo, y entregándonos a las cosas de este mundo, entonces ¿Qué es lo que estamos mostrándole al mundo? Que Él no nos satisface, y si vivimos nuestras vidas , si vivimos nuestro cristianismo corriendo detrás del dinero, de la fama, del poder, del sexo, la ambición y todo lo que este mundo tiene para ofrecernos, corremos detrás de todas esas cosas y entonces venimos a cantar un montón de canciones mientras disfrutamos las cosas de este mundo, entonces hemos perdido completamente la esencia del cristianismo, y estaremos mostrando al mundo que Cristo no satisface, cuando El realmente lo hace.
Él es infinitamente más satisfactorio que todas esas cosas del mundo juntas. Dios transforma nuestros gustos conquistándonos con superior atractivo y superior satisfacción. ¿Cómo supera usted el pecado? Siendo cautivado con la belleza de la gloria y la majestad de Jesucristo, viéndolo como Él es.
Y esta es nuestra oración, Dios, aumenta nuestro deseo por placer; Dios, aumenta nuestro deseo por placer; “¡Dave! ¿Qué quieres decir con eso”? Pienso que cuando usted se convirtió a Cristo, usted le dijo no al placer. No hay más diversión para usted. Yo pensaba que eso significaba ser cristiano” no es lo que significa, al venir a Cristo usted está diciendo “Quiero el más grande placer”.
Encuentra Dios, encuentra sus deseos verdades
Esta es una de mis citas favoritas de C.S. Lewis. El escribió un libro titulado “El peso de su gloria” y escuche lo que dice, y estas son palabras claves, “si se esconde en la mayoría de las mentes modernas la idea de que el deseo de nuestro propio bien y abrigar la esperanza de disfrutar de la vida es algo malo, yo considero que tal idea proviene del mundo y no es parte de la fe cristiana. En efecto, si consideramos la naturaleza de las recompensas prometidas en los Evangelios, parecería que nuestro Señor encuentra que nuestros deseos no son tan fuertes, más bien muy débiles. Somos criaturas a medias, engañados por la a bebida , el sexo y la ambición, cuando la alegría infinita se nos ofrece, como un niño ignorante que quiere seguir haciendo pasteles de lodo en un barrio pobre porque no puede imaginar lo que sería la oferta de unas vacaciones en el mar. “Y luego dice estas palabras que son tan penetrantes,” Estamos muy contentos con demasiada facilidad. ”
¿Lograron captar eso? Si estamos celebrando con las cosas de este mundo y pensamos que tenemos el trabajo correcto, o la cantidad correcta de dinero, la casa correcta o el carro adecuado, o la relación adecuada—sin pensamos que teniendo los hábitos correctos aquí o allá nos va a traer satisfacción, entonces lo que Jesús está diciendo en Juan 6 y lo que C.S. Lewis está recordándonos es que a este punto necesitamos entender que nuestros deseos no son débiles. El niño ignorante jugando en el lodo, cuando el disfrute de un feriado en el mar, cuando unas vacaciones en la playa son nuestras, dice.
Así que oramos “Dios aumenta nuestro deseo por placer” y basados en la autoridad de la Palabra de Jesucristo, digo a cada persona “ si estás luchando con la ambición, dinero, sexo, avaricia, cosas de este mundo, orgullo, si estás luchando con esas cosas, entonces te digo, tus deseos son muy débiles. Son muy débiles. Te estás conformando ante una hamburguesa procesada, cuando podrías tener un filete. Te estás conformando con cosas tan minúsculas cuando se trata de sus deseos. Consigue un apetito por la grandeza de Dios y entrégate a él. Y en él encontrarás un placer que sobrepasa todas cosas.
Dios, aumenta el deseo de tu iglesia, de tu pueblo, el deseo por el placer en ti, de modo que rechacemos las cosas de este mundo. Solo Cristo puede transformar nuestro gusto al punto que lo comencemos a desear a él y no queramos las cosas del mundo nunca más, son porquería; las vemos como lo que son, en ese punto, el poder del pecado para engañarnos a usted y a mi está roto, porque estamos celebrando con el pan y estamos tomando de la fuente.
El único que puede garantizar nuestra satisfacción
Puedo decir esto con gran autoridad. No hay nada absolutamente que ninguno de nosotros en este salón encontrará que trae satisfacción, absolutamente nada, basado en esta última verdad. Solo Cristo puede satisfacer nuestros deseos y solo Cristo puede transformar nuestros deseos. Pero solo Cristo puede garantizar nuestra satisfacción. El es el único que puede garantizar nuestra satisfacción.
Miremos el verso 34, dice: “Señor, danos siempre de este pan” con ello quieren decir “Regresaremos” o sea que ellos habían conseguido pan de él antes, ahora están de regreso “necesitamos más pan”; El dice (Me gusta esta parte del verso 35) “—Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed”. Hay una promesa aquí. Jesús dice “Si vienen a mí, siempre voy a saciarlos, por toda la eternidad, no tendrán hambre de nuevo. Nunca tendrán sed.” Es lo mismo que le dijo a la mujer samaritana en el pozo dos capítulos antes de este. “Nunca tendrás sed cuando bebas del agua viva que yo te doy. No tendrás que ir día por día a buscar agua. La tendrás por siempre.”
¿Cómo puede el decir eso? Las bases de su garantía, son tres cosas y desearía que tuviéramos tiempo de desempacar todo el resto del capítulo. Simplemente no tenemos tiempo. Pero déjenme mostrarles esto rápidamente, la base de su garantía es número uno, la iniciativa del Padre. La iniciativa del Padre.
Seis veces en Juan 6, seis veces Jesús habla sobre como el Padre es el que está obrando. Y quiero que escuche lo que él dice en el verso 37 “Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo” Jesús está literalmente diciendo “El padre está acercando las personas a mí, literalmente las está atrayendo hacia mí.”
Oseas 2: 13-14 “Dios atrayendo hacia mí.” El cuadro es que la única forma en que podemos comenzar a desear a Dios está basada en la gloriosa realidad de que Dios nos desea. Dios nos acerca a sí mismo. El inicia el escenario del deseo. El Dios del universo, al hombre y mujer pecadores. La iniciativa es del Padre.
Segundo, la obediencia del Hijo. Escuche lo que él dice, verso 38, “Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió. Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final” Jesús está diciendo “Cada simple cosa que hago es en obediencia al Padre, y cada persona que él atrae hacia mí, la guardaré, la cuidaré. No perderé ninguna de ellas”.
La Obediencia del Hijo. El resto del pasaje sigue hablando sobre comer su cuerpo y beber su sangre. Se torna un poco extraño, y todos como que se confunden. Y el cuadro es que él está hablando acerca de la cruz, de él yendo a la cruz y dando su cuerpo y dando su sangre, de modo que podamos tener satisfacción.
El pan de vida
Esta es la razón porque la no hallamos satisfacción, porque hemos ido detrás de las cosas de este mundo, apartándonos de nuestro creador. Hemos pecado. Hemos visto este cuadro y la única forma de volver a unirnos, de retornar a la satisfacción de nuestro Creador es si alguien tomara el precio de nuestro pecado sobre sí mismo. Y eso es exactamente lo que Jesús está hablando en Juan 6. La única forma en que él puede decir: “Yo soy el pan de vida” es si el da su cuerpo y su sangre por nosotros. La obediencia del hijo. Jesucristo fue crucificado para pagar el precio de nuestra satisfacción. Es un asunto serio.
La iniciativa del Padre. La Obediencia del Hijo. Y la promesa de una resurrección. El dice dos veces al final del verso 39, “Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final”. Verso 40: “Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.” La belleza de esto es que él da su cuerpo y da su sangre. Pero pocos días después, él resucita de la tumba, y dice “El que crea en mí, yo lo resucitaré”. La muerte no puede detener esta satisfacción. El dice “Les prometo, no hay nada, no hay enfermedad, no hay cáncer, no hay SIDA, no hay dificultad, no hay sufrimiento, no hay nada que ustedes puedan enfrentar que pueda quitarles la satisfacción. Voy a resucitarles en el día final.”
Por eso es que él dice: “Nunca, nunca tendrán hambre, nunca tendrán sed” porque el Padre está acercando a las personas a sí mismo. El Hijo está completando la misión , todo el trayecto hacia su resurrección. El resultado final es éste: tenemos dos opciones: Número uno, podemos vivir en los placeres fugaces de este mundo. Esta es una opción que tenemos. Y son pasajeros, son fugaces.
Adolescentes, los placeres de este mundo son pasajeros. No importa cuán prometedores parezcan, no importa cuán satisfactorios luzcan, son siempre fugaces. Esposos y esposas, son pasajeros. Los placeres de este mundo a los que nos estamos rindiendo, son efímeros. Hombres y mujeres, son fugaces. No perduran, son cisternas rotas que no retienen el agua.
Jesús lo está gritando claramente “Ustedes no pueden hallar satisfacción en esas cosas”. Al final de Juan 6, la multitud completa está a punto de alejarse de Jesús buscando más comida, buscando satisfacción en otros lugares, mientras le dan la espalda al único que podría satisfacerlos. A todo lo que ellos recurran es pasajero. Es trágico el cuadro al final de Juan 6. Todos se alejan, excepto los discípulos. Todos. Le dan la espalda al único que podía satisfacerlos. Se tornan a las cosas temporales de este mundo. ¡Que Dios nos ayude a ver que son temporales!.
Los placeres temporales y los placeres eternos
Esa es una opción. Podemos vivir para los placeres temporales de este mundo. O dos, podemos vivir para los placeres eternos del mundo porvenir. Eternos, no temporales, eternos. Déjenme mostrarles esto, un pasaje más, vamos a Hebreos 11. Ustedes tienen que ver esto. Tienen que subrayar un par de estos versos.
Para llegar a Hebreos tiene que pasar por una serie de cartas que Pablo escribió, y entonces tenemos una carta que no sabemos quien escribió. Hebreos 11, después de Tito y Filemón, justo antes de Santiago y entonces Juan, las cartas de Juan y finalmente Apocalipsis.
Hebreos 11, mire el verso 24 “¿Es este un cuadro del Nuevo Testamento Dave? Es esto algo que Jesús trae a escena?” No, esto es algo que ha estado ahí todo el tiempo. Escuche Hebreos 11: 24 “Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón.25 Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado”. Moisés sabía que eran efímeros, y escogió ser maltratado en lugar de entregarse a todos los placeress del reino de ese entonces.
Verso 26: “Consideró que el oprobio por causa –¿De quién? del Mesías (eso es extraño). Este Moisés del Antiguo Testamento “consideró que el oprobio por causa del mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa”. ¿Subrayó usted este verso? Moisés tenía todo lo quería en Egipto. Y dijo “No lo quiero” ¿Por qué? “Porque estoy buscando a Cristo y El es una recompensa más grande que todo esto”. ¿Piensa usted que Moisés no tenía deseos? ¿Piensa usted que no deseaba placeres? No, él tenía el más grande de los deseos, y sabía que podía saciarlo en Cristo.
Entonces tenemos Hebreos 12, que comienza animándonos a dejar atrás el pecado. “ Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.” De modo que, evitemos el pecado ¿Cómo hacemos eso? Verso 2: “ Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien ( ¿Por el que?) por el gozo ( subraye esa palabra, enciérrela en un círculo o rodéela de asteriscos) Por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Eso es raro.
Caminar hacia la cruz con gozo
¿Cómo caminar hacia la cruz con gozo? ¿Cómo puede suceder eso? Caminar hacia la cruz con gozo, menospreciando su vergüenza, porque sabe que luego estará a la derecha del Padre. Usted puede ver que ser seguidor de Cristo no es fácil, e implica llevar una cruz, puede implicar hasta su vida, pero va a encontrar que al llevar la cruz y dar su vida a Cristo hay un infinito placer en obedecer a Dios. ¿Por qué? Porque usted sabe a dónde va.
Este mundo no es nuestro hogar. No vivimos para los placeres que este mundo nos ofrece, nuestros deseos son mucho más fuertes que eso. Queremos la recompensa. ¿Quién es la recompensa? La recompensa es Cristo. La recompensa es Dios. El es nuestra satisfacción. Así que fijemos nuestros ojos en El, el único que puede llenar nuestros deseos, y transformarlos y garantizarnos satisfacción. El promete cumplir nuestros más profundos anhelos. El promete llenarlos. Las más profundas ansiedades de nuestras almas, el hambre de nuestras almas, el promete llenar nuestros más profundos deseos.
No solo eso, El nos libra aun de desear cualquier otra cosa. “Pruébenme y vean que soy bueno” ¿Por qué te abates alma mía? Pon tu esperanza en Dios. Él satisface de una forma que nunca más necesitarás las cosas de este mundo. Dios ayúdanos a llegar ahí. Señor ayúdanos a llegar a donde dejemos de ansiar las cosas este mundo, porque ya nos has librado de eso. El promete satisfacer nuestros más profundos anhelos, nos libra de ansiar alguna otra cosa, y preserva nuestra salvación por toda la eternidad. Aleluya. Qué Salvador quien dice “ Mi padre te ha acercado a mí, yo voy a guardarte, te guardaré en todo el trayecto hacia mí en la cruz, muriendo allí y levantándome de la tumba. Te garantizo que resucitarás en el día final. No te preocupes, te garantizo satisfacción.
Un cambio de deseos
¿Será posible seguir a Cristo y no desearlo? ¿Será posible seguir a Cristo y no sentir profundo afecto por él? No estoy diciendo que nuestras emociones manejan este asunto. Sin embargo, cuando conocemos a Cristo, sentiremos por Cristo y querremos la gloria de Cristo. Necesitamos un cambio en nuestros deseos, en nuestras emociones, en nuestros anhelos.
De modo que, aquí está el cuadro del amor de Dios en Cristo, del atractivo supremo de Dios. Y lo quiero invitar en los próximos minutos a escuchar, ver, oír, y considerar, contemplar la satisfacción de Dios y Cristo. Entonces, después que hayamos reflexionado sobre su deseo por nosotros, vamos a expresarle nuestro deseo por él. Y quiero que tengamos una oportunidad como familia de la fe—tenemos oportunidades cuando salimos de aquí para vivir de una forma que muestre esto. Pero mientras estamos aquí juntos, quiero tengamos una oportunidad de mostrar a Dios que lo anhelamos, mediante una oración, diciéndole “Eres lo que queremos. Cristo, solo a Cristo es a quien queremos. No queremos ninguna otra cosa de las que este mundo tiene para ofrecer”.
De modo que, escuche, reflexione y contemple su belleza y su satisfacción, y entonces vamos a darle a Él la gloria que merece. Creados, no solo para conocerlo, sino, creados para disfrutar de Él.