Cuando Jesús dio la Gran Comisión, solo estableció una condición para aquellos a quienes se aplicaba: discípulos de Cristo. Independientemente de la edad, la educación o la ubicación, todos los seguidores de Cristo están llamados a salir y hacer discípulos. Al considerar cómo puedes animar y equipar a tu congregación para cumplir con la Gran Comisión, no olvides tu ministerio de jóvenes adultos.
Habla regularmente sobre la pasión de Dios por las naciones
La mejor manera de asegurarse de que todos en tu ministerio estén expuestos a la urgencia de alcanzar a las naciones es hablar sobre esto en tus relaciones personales de discipulado o en grupos pequeños. Además de pasar tiempo discipulando personalmente a los jóvenes adultos en pos de las misiones, es esencial enseñar sobre la pasión de Dios para las naciones cuando enseñes a grupos grandes.
Recomiendo dedicar al menos una reunión al año para abordar el tema de manera explícita y sólida. Esto podría hacerse trayendo a un misionero para hablar con tus jóvenes. Retiros y conferencias también pueden ser un entorno perfecto para compartir sobre las misiones con tus jóvenes. También puede ser impactante incorporar un “momento de misiones” durante tus servicios.
A mí me encanta leer biografías de misioneros, así que a menudo uso historias de las vidas de misioneros para ilustrar lo que estoy enseñando desde las Escrituras. El hilo de la pasión de Dios por las naciones está tejido a lo largo de las Escrituras, así que asegúrate de resaltarlo de manera natural mientras enseñas fielmente la Palabra de Dios.
Practiquen hábitos misionales juntos
El Señor anhela que no seamos cristianos mundanos, sino cristianos misionales, aquellos que ven el mundo y la vida desde la perspectiva de Dios y comparten su pasión por todas las personas. Debemos participar en los hábitos misionales de ir, orar, enviar, dar la bienvenida a extranjeros y movilizar a otros. Todos tienen un papel que desempeñar en alcanzar a los no alcanzados, incluso si no van personalmente. John Piper lo expresó de esta manera: “Ve, envía, o desobedece”.
Estos hábitos deben ser modelados por nosotros, como líderes ministeriales y pastores, y luego pueden ser incorporados a la esencia misma de nuestras iglesias y ministerios. Hay un sinfín de maneras creativas para incorporar estos hábitos en tus ministerios.
Por ejemplo, en nuestra iglesia, dedicamos tiempo cada semana para resaltar a un grupo de personas no alcanzadas y orar juntos por ellos. Otra iglesia que conozco tiene un “minuto misionero” cada domingo, donde comparten un momento destacado de alguno de sus socios misioneros. La realidad es que los jóvenes adultos no suelen ser económicamente prósperos, pero aun así deberían conocer el gozo de dar sacrificialmente para las misiones.
Los jóvenes adultos no suelen ser económicamente prósperos, pero aun así deberían conocer el gozo de dar sacrificialmente para las misiones.
Muestren hospitalidad a estudiantes internacionales
Acoger a estudiantes internacionales puede ser una de las mejores maneras de alcanzar a las naciones e inculcar un corazón misionero en los jóvenes adultos. Muchas de estas personas provienen de países “cerrados” donde el acceso misionero es muy difícil. Es casi como si el Señor nos hubiera dicho que fuéramos al mundo y nos diera todos estos recursos para hacerlo, pero nosotros, en cambio, elegimos quedarnos y disfrutar de las comodidades del hogar.
“Bueno”, dice Dios, “si no van a ir a ellos, simplemente los traeré a ustedes, directamente a las puertas de sus casas y recintos académicos. ¿Les parece esto suficientemente cerca?” Amarlos, llevarlos a Cristo y enviarlos de vuelta a sus países de origen para compartir el mensaje del evangelio podría ser uno de los ministerios más estratégicos de todos.
Oren individual y colectivamente por las misiones
En última instancia, la movilización misionera es una obra sobrenatural del Espíritu Santo, y seríamos insensatos al intentarlo sin oración ferviente y diligente. En Lucas 10:2, Jesús insta a sus seguidores a participar en una oración sincera por obreros a la luz de la abundante cosecha.
Y les decía: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha.”
Una red de iglesias en importantes recintos universitarios le pide a sus líderes estudiantiles y personal que pongan una alarma en sus teléfonos a las 10:02 todos los días. Esta alarma les recuerda hacer una breve oración por más obreros para la cosecha. Con este tipo de compromiso con la oración, no es de extrañar que su red esté creciendo y enviando a jóvenes adultos a las naciones.
Líder, antes de poder guiar a otros en una oración ferviente por las naciones, debes liderar el camino con tu propia vida de oración. Una barrera común para interceder por el mundo es no saber por dónde empezar. Dios rara vez nos dará una carga para orar por algo que no conocemos bien. Debemos alimentar nuestras mentes con “combustible de oración” para poder orar de manera inteligente y estratégica.
Antes de poder guiar a otros en una oración ferviente por las naciones, debes liderar el camino con tu propia vida de oración.
Una herramienta que ha marcado la diferencia para mí es Operation World. Es un libro y también una aplicación con estadísticas y peticiones de oración para cada país. Si sigues su guía de oración diaria, puedes orar por cada país en la Tierra a lo largo de un año.
Cada día, el podcast Pray the Word se asocia con Joshua Project para destacar un grupo de personas no alcanzadas por el que orar. Hay algo poderoso en que creyentes de todo el mundo se unan para orar por la salvación de las mismas personas en el mismo día. Agregar una de estas herramientas a tu vida devocional diaria será un gran comienzo para desarrollar el hábito de orar por las naciones.
Al comenzar este viaje, ora con otros. Si no hay un grupo de personas orando por las naciones en tu ministerio, considera comenzar uno o al menos agregar un elemento misionero a las reuniones de oración existentes.