La universidad es un momento crucial en el que muchos jóvenes adultos se aferran a su fe o se alejan de ella. Un estudio reciente de Lifeway Research encontró que el 66% de los jóvenes adultos estadounidenses que asistieron regularmente a una iglesia protestante durante al menos un año en su adolescencia también dejaron de asistir durante al menos un año entre los 18 y 22 años.
En mis 20 años discipulando a estudiantes universitarios, he descubierto que tener una visión de prosperar espiritualmente y transformar tu campus es mucho más juicioso que simplemente sobrevivir. Con esto en mente, permíteme ofrecerte tres consejos que desearía que alguien me hubiera dado cuando comencé la universidad.
1. Elige a tus amigos, elige tu futuro
El consejo más importante que te puedo dar es que elijas sabiamente quiénes serán tus amigos más cercanos. Desafortunadamente, la mayoría de los estudiantes desarrollan sus amistades más cercanas con quienes les resulta más conveniente. Me asombra la frecuencia con la que el padrino de alguien es el compañero de cuarto que le asignaron al azar en su primer año de universidad. 1 Corintios 15:33 da un consejo sobrio: “No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».”. Puede ser fácil justificar vivir la vida con personas que no son piadosas si tienes intereses similares o si conectas con ellas a nivel personal. Pero debemos ser sabios.
Considera unirte a un ministerio universitario saludable donde puedas conectar con compañeros que estén buscando sinceramente a Cristo. Busca creyentes que tomen en serio a Dios y Su Palabra, y forma vínculos cercanos con ellos.
Además de un ministerio universitario, únete a una iglesia local sólida. Una buena iglesia local te ofrecerá oportunidades para desarrollar relaciones multigeneracionales y te conectará con mentores piadosos que han caminado con Dios durante años.
Si te has ido de casa para ir a la universidad, quiero desafiarte a que resistas la tentación de volver a casa cada fin de semana. Participa activamente en la iglesia de la ciudad donde estudias. Encuentra una forma de servir, únete al ministerio de hombres o mujeres, y aprovecha cualquier clase de formación teológica que puedan ofrecer. El ministerio universitario será una parte importante de tu vida en los próximos años, pero la iglesia local estará contigo por el resto de tu vida. ¡Aprende a amar la iglesia local!
2. Diviértete, como un adulto
Bienvenido a la adultez, este es el momento de actuar como un adulto. No me malinterpretes, soy un gran defensor de divertirse mucho durante esta etapa de la vida. Especialmente en los primeros meses, invierte mucho desarrollando relaciones con amigos cristianos fieles que te acerquen a Jesús. Haz excursiones de carretera, trasnocha, busca nuevos pasatiempos y simplemente diviértete. Sin embargo, recomiendo ser prudente y establecer límites, incluso con tus amigos cristianos. En cierto punto, quedarse despierto hasta las 3 a.m. jugando videojuegos con tus amigos cristianos ya no cuenta como “compañerismo cristiano”.
A veces, lo más piadoso que puedes hacer es dormir un poco.
Estoy convencido de que un factor que contribuye a muchos de los problemas de salud mental y hábitos pecaminosos que los estudiantes desarrollan se debe en parte a decisiones poco sabias en cuanto a los patrones de sueño. El General George Patton lo expresó de esta manera: “La fatiga nos convierte a todos en cobardes”. ¡Los estudios científicos muestran que las deficiencias debidas a la falta de sueño son similares a las deficiencias debidas a la intoxicación por alcohol! No necesitas participar en cada compromiso social hasta las 2 a.m. A veces, lo más piadoso que puedes hacer es dormir un poco.
Si eres estudiante universitario, parte de tu responsabilidad es ser diligente en tus estudios. Un consejo que me dio mi líder de ministerio universitario, Max Barnett, es ver las horas de 9 a 5 como horas de estudio. Entre clases, utiliza esas horas del día para estudiar intensamente en la biblioteca. A menudo, esto te dará más que suficiente tiempo para mantenerte al día con todas tus tareas y te liberará las noches y los fines de semana para actividades ministeriales y vida social.
Incluso si estás involucrado en un ministerio universitario y en una iglesia local sólida, no pierdas esta inigualable oportunidad para echar raíces profundas en Cristo practicando disciplinas espirituales personales. ¡Aprende a alimentarte a ti mismo! No dejes que nada te distraiga de pasar tiempo de quietud a solas con Dios todos los días. De nuevo, mi mentor Max Barnett proporciona una sabiduría que se ha quedado conmigo: “Si estás demasiado ocupado para pasar tiempo de quietud a solas con Dios, estás más ocupado de lo que Dios quiere que estés”.
3. Tu misión comienza ahora
De alguna manera, la universidad puede verse como tu última parada en tu viaje hacia el “mundo real”. Tristemente, muchos la ven más como una sala de espera donde puedes perder el tiempo y donde las decisiones que tomas no importan realmente. Nada podría estar más lejos de la verdad. El mundo real comienza ahora. Tienes una oportunidad inigualable aquí y ahora no solo para obtener una educación, sino para echar raíces profundas en tu caminar con Cristo y para tener un impacto eterno al alcanzar a otros para Cristo. Tu misión comienza ahora.
No dejes que nada te distraiga de pasar tiempo de quietud a solas con Dios todos los días.
Utiliza esta Hoja de Impacto de Ministerio Personal (inglés) para ayudarte a diseñar tu estrategia para alcanzar a tus compañeros con el evangelio. No esperes hasta el próximo verano para ir a un viaje misionero; cada día puede ser un viaje misionero si aprendes a vivir con intencionalidad y fe audaz. Creo sinceramente que Dios te ha colocado providencialmente donde estás para amar a los perdidos a tu alrededor.
Tu tiempo en la universidad podría ser una de las mejores oportunidades que jamás tengas para la evangelización personal y el discipulado. ¡No lo desperdicies!