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Amor que Cautiva

En este mensaje sobre Juan 3:16, David Platt nos desglosa los paralelos entre el amor de Oseas por Gomer y el amor de Cristo por Su pueblo. Así como la historia de Oseas ofrece una imagen cautivadora de un amor inmerecido y cautivador, aún más lo hace la obra de Cristo en la cruz. En este sermón, el Pastor David Platt nos muestra el poder que tienen las historias al transmitir el amor de Dios.

  1. La Escenario
  2. La Historia
  3. La Convocatoria

Si tiene una Biblia, y espero que así sea, permítame invitarle a abrir conmigo Juan, capítulo 3. Y si no tiene, permítame alentarle a encontrar a alguien cercano a usted que sí la tenga y véanlo juntos, o tome prestada su Biblia, compártanla. Quiero que vea este texto desglosado.

Mientas pensaba y oraba sobre lo que podríamos estudiar en esta temporada navideña, inmediatamente, en mi imaginación, aparecí sentado en una mesa con un grupo de musulmanes en el Medio Oriente. Muchos de ustedes me escucharon compartir esto cuando regresé de allá hace un par meses. Estaba sentado en una mesa alrededor de estos musulmanes en medio del Ramadán y en un país donde sería una sentencia de muerte para cualquiera de ellos abrazar la fe en Cristo, preguntarme qué creo yo de Dios.

Y yo tenía la oportunidad de compartir quién es Jesús y cómo Jesús ha revelado el carácter de Dios, sabiendo que los hombres que estaban sentados en esa mesa, como buenos musulmanes, no creen que Jesús es Dios en persona. De hecho, cualquier afirmación como esa sería blasfema, cualquier afirmación de que Dios se hubiera convertido en un hombre como nosotros. Como muchos otros musulmanes, ellos solo creen que Jesús fue un buen hombre que hizo cosas buenas, pero que no es el Hijo de Dios. No es Dios en persona.

Compartía con ellos quién es Jesús

Y comenzaron a mirarme inqusitivamente mientras compartía con ellos quién es Jesús y, tal y como hice con ustedes, comencé a contarles sobre cuando conocí a Heather, mi esposa, que no mandé a nadie a decirle que yo la amaba. No mandé a otra persona a decirle las cosas que pensaba de ella. No le pedí a nadie que le pidiera casarse conmigo. No envié a nadie, porque en materia de amor debe ir uno mismo.

Y tenemos un Dios que no envió este profeta o aquel, aún cuando justo ayer tenía a alguien en mi puerta tratando de convencerme de lo contrario. Dios no envió a este mensajero o a ese otro. Él se envió a Sí Mismo para mostrar Su amor infinito por nosotros. Esta es la bella, pero aún tambaleante verdad del cristianismo y no creo que haya un versículo que lo resuma mejor que Juan 3:16.

Y por eso quiero que veamos juntos, en los próximos sermones, que conducen al servicio de la víspera de navidad, a Juan 3:16 desglosado frase por frase. Y vamos a comenzar en este sermón con la primera parte de Juan 3:16.

Pero antes de llegar allá, quiero que escuche conmigo el contexto que antecede a Juan 3:16. Esto no es algo que Jesús dijo así de repente. El estaba en el medio de una conversación con un hombre muy religioso llamado Nicodemo y quiero que escuche lo que pasa del versículo 1 al 15, para después sumergirnos en el versículo 16. Sigan conmigo, Juan 3:1.

Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo?

¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: “Os es necesario nacer de nuevo.” El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? Jesús respondió y le dijo: Tú eres maestro de Israel… (Juan 3:1-10).

Permítame detenerme aquí. Vea a Nicodemo; es como si Jesús estuviera conversando con un pastor. Esa es la razón por la que cuando comenzamos yo dije que Nicodemo es el más religioso de nosotros, el más comprometido con la iglesia por así decirlo.

Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? En verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no recibís nuestro testimonio. Si os he hablado de las cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. (Juan 3:10-15).

Y aquí está, Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

La Conformación…

Ahora quiero que nos enfoquemos en estas primeras palabras. “Porque de tal manera amó Dios al mundo” (Juan 3:16). Y a fin de entender estas pocas palabras, quiero verlas desde dos ángulos diferentes. Quiero que pensemos rápidamente sobre quién se involucra y después veremos la historia que nos lleva a este punto.

Un Dios Infinitamente Santo

Comencemos con la primera parte, quién está involucrado, la conformación. Básicamente hay dos personas involucradas en esta frase: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Número uno, está un Dios infinitamente santo. Y Nicodemo lo sabía. Sobre los hombres como Nicodemo, maestros de la Ley, fariseos, hay una especie de estereotipo. Cuando pensamos en ellos lo hacemos negativamente, pero la realidad es que en el siglo primero, hombres como Nicodemo eran extremadamente respetados.

Este es un hombre que sabe que Dios es santo y que tiene toda una lista de leyes que obedece para asegurarse de que se mantiene alineado con la santidad de Dios. Sigue las leyes que hay en el Antiguo Testamento y él y sus amigos han traído otras leyes para asegurarse de que van a complacer a un Dios santo. Nicodemo sabe que el Dios del universo es infinitamente santo.

Un Pueblo Pecaminosamente Rebelde

Pero de lo que Nicodemo no se da cuenta completamente, son las ramificaciones de la segunda persona involucrada en “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Lo que tenemos es un Dios infinitamente santo y segundo, un pueblo pecaminosamente rebelde.

Cuando escuchamos las palabras “Porque de tal manera amó Dios al mundo“, debemos tener en cuenta que según el contexto en el que el libro de Juan fue escrito, eso no es un comentario sobre la gracia del mundo. En realidad, siempre que vea al mundo ser mencionado en el Evangelio de Juan, así como en otras cartas que él escribió después en el Nuevo Testamento, lo verá usado como un tema dominante una y otra vez, pero casi siempre de forma negativa.

En Juan 3:19, él dice que el mundo ama las tinieblas. En Juan 7:7, se habla sobre cómo el mundo odia a Jesús. Juan 15 dice que el mundo odia a los seguidores de Jesús. Juan capítulo 14 dice que el mundo no solo odia a Jesús, sino al Espíritu de Dios. Juan 16 habla sobre cómo el mundo se regocija cuando el pueblo de Dios está sufriendo y cómo el mundo es el origen de los problemas. Juan 17 dice que el mundo ni siquiera conoce a Dios.

Entonces llega a 1ra Juan 2 y habla de cómo el mundo es la causa de todos los deseos pecaminosos del hombre. Y llega al final de 1ra de Juan y básicamente dice que todo el mundo está bajo el control del maligno. Y por eso cuando usted escucha “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, esto no es un comentario sobre la gracia del mundo. Es un comentario sobre cómo ha muerto el amor a Dios en un mundo imposible de amar.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Ahora tenemos que ponernos en el lugar de Nicodemo en el momento que él oye decir estas cosas. Y tenemos que darnos cuenta, con su antecedente judío, que este es un hombre al que le es muy familiar escuchar sobre el amor de Dios, pero no para el mundo. Le es muy familiar escuchar sobre el amor de Dios para el pueblo de Israel, el pueblo elegido de Dios. Y en el pensamiento judío es muy extraño escuchar estas palabras: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, a todo el mundo. Dios ha mostrado Su afecto por el pueblo de Israel. Y esa es la realidad de Antiguo Testamento. Dios vertió Su amor, Su gracia y Su afecto, de una forma muy especial en el pueblo de Israel.

Por esa razón, quiero que hagamos un viaje al pasado y veamos la relación entre Dios y Su pueblo en el Antiguo Testamento, y esa es la imagen de todo el mundo, en que nos incluimos usted y yo. Pero para entender esto, tenemos que conocer los antecedentes que nos llevan hasta este punto. Jesús no dice esto en Juan 3 desde la nada. Hay toda una historia que conduce a este punto. Y por eso quiero que tome su Biblia y vaya a la izquierda conmigo y regrese al libro de Oseas.

Quizás sea difícil encontrar Oseas

Quiero que vaya atrás. Quizás sea difícil encontrar Oseas. No vamos a estos profetas menores muy a menudo, así que siéntase libre de usar el índice si lo necesita. Vaya a Oseas, al principio de Oseas, Oseas capítulo 1 y 2 y mientras va a allí quiero hablarle un poco de Oseas.

Él fue un profeta en el siglo ocho y, básicamente, eso significa que tenía la responsabilidad de hablar por Dios. Dios le hablaría al profeta y diría: “He aquí mi palabra…” y la responsabilidad del profeta era proclamar esa palabra a Su pueblo.

En el siglo ocho, Oseas estaba profetizando en el reino del norte de Israel donde el pecado era prevalente. A lo largo de este libro evidenciamos la inmoralidad, el pecado incontrolado. Y Oseas fue el profeta mediante el que Dios le habló a Su pueblo, entregó mensajes a Su pueblo a través de este profeta llamado Oseas.

Ahora, el trabajo de un profeta involucraba hablar por Dios, pero a veces, era más complicado que eso. A veces ellos predicaban con acciones en lugar de hablar. No era solo subir y decir: “Si tiene una Biblia y espero que así sea…” y sumergirse en esta imagen. En su lugar, Dios le diría a Sus Profetas que debían actuar sobre algo, hacer algo en sus vidas que fuera una demostración de las cosas que ellos predicaban.

Isaías por ejemplo, usted ve todas las cosas que Isaías escribió y profetizó, y es asombroso. Muchas personas no saben que Dios le dijo a Isaías en algún momento que tenía que andar desnudo y descalzo durante tres años para hacer una demostración de lo que Dios iba a hacer entre Su pueblo. A nadie le gustaría andar en ropa interior por tres años, pero eso es lo que Isaías tuvo que hacer. Es una responsabilidad que estaba por encima de este profeta.

Y vea a Ezequiel; él tuvo que hacer todo tipo de cosas que eran extremadamente dolorosas en su propia vida y que lo afectaron mucho emocionalmente. Allí tenemos a Jeremías quien tuvo que caminar por un tiempo con un yugo sobre sí. Y cuando llega a Oseas, ve una acción importante. Dios le dice a Oseas: “Oseas, para demostrar que voy a hablar a través de ti, quiero que te cases con una mujer llamada Gomer”.

Ahora, hay un problema con eso. Gomer era prostituta. Nosotros no conocemos toda la historia de Gomer antes de casarse con Oseas, cuan involucrada o no estaba ella en la prostitución, pero sí sabemos que una vez casada, se involucró mucho en la prostitución y el adulterio. De hecho, vea Oseas 1, vea conmigo el versículo 2 y 3. Aquí es cuando Dios le dice a Oseas que se case. Vea lo que dice, Oseas 1:2: “Cuando por primera vez el Señor habló por medio de Oseas, el Señor le dijo: Anda, toma para ti a una mujer ramera y engendra hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente, abandonando al Señor. Fue, pues, y tomó a Gomer, hija de Diblaim; y ella concibió y le dio a luz un hijo”. (Oseas 1:2-3)

Y así, desde el comienzo de este libro nos percatamos de que hay dos niveles en los que debemos entender este libro. En un nivel está la relación física entre un hombre y su esposa, Oseas y Gomer. Este hombre se ha casado con una mujer que vive en completo adulterio y, a lo largo de este libro, hay una imagen del dolor y del daño que intervienen en esta dinámica de matrimonio. Y entonces hay otro nivel, en el que se habla sobre un Dios y Su pueblo. El pueblo de Dios, el pueblo de Israel es descrito a través de Oseas y Gomer. Y sus hijos son una imagen de los individuos israelíes.

Por eso, cuando leemos Oseas, tenemos que entender que hay una historia real ocurriendo en un matrimonio y hay también una imagen espiritual de Dios y Su pueblo. Quiero que vea cómo estas dos realidades juntas preparan el escenario para una de las imágenes más bellas del amor de Dios en las Escrituras. Quiero que vaya conmigo a Oseas 2 y vea conmigo el versículo 2, quiero que leamos estos versículos. Y me adelantaré, y le haré saber desde el principio que estas son palabras sorprendentes que vienen de boca de Dios. Nos hacen sentir incómodos. Son incluso gráficas. Este es Dios hablando a Su pueblo. Aquí tienen ambos niveles.

Vea Oseas 2:2:

Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer, y yo no soy su marido; que quite, pues, de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos; no sea que yo la desnude completamente y la deje como el día en que nació, y la ponga como un desierto, la reduzca a tierra seca y la mate de sed. Y no tendré compasión de sus hijos, porque son hijos de prostitución, pues su madre se prostituyó; la que los concibió se deshonró, porque dijo: “Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.” Por tanto, he aquí, cercaré su camino con espinos, y levantaré un muro contra ella para que no encuentre sus senderos.

Y seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará. Entonces dirá: “Iré y volveré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora.” Pues ella no sabía que era yo el que le daba el trigo, el mosto y el aceite, y le prodigaba la plata y el oro, que ellos usaban para Baal. Por tanto, volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto a su sazón. También me llevaré mi lana y mi lino que le di para que cubriera su desnudez. Y ahora descubriré su vergüenza ante los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano. Haré cesar también todo su regocijo, sus fiestas, sus lunas nuevas, sus días de reposo, y todas sus solemnidades. Devastaré sus vides y sus higueras, de las cuales decía ella: “Son la paga que mis amantes me han dado.” Y las convertiré en matorral, y las devorarán las bestias del campo. Y la castigaré por los días de los Baales cuando ella les ofrecía sacrificios y se adornaba con sus zarcillos y joyas y se iba tras sus amantes, y se olvidaba de mí—declara el Señor. (Oseas 2:2-13).

La Historia…

Recuerde, hay dos niveles aquí. Esta una imagen de un hombre hacia a su esposa, y es una imagen del Dios del universo hacia a Su pueblo. Y quiero que vea, tal y como pensamos en dos niveles la frase: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, quiero que vea dos grupos en la historia de Oseas.

Una Historia de un Pueblo Infiel

Primero que nada, quiero que vea que esta es una historia de un pueblo infiel. Desde el principio, en el versículo 5, “pues su madre se prostituyó” (Oseas 2:5), y lo que hay en los versículos del 2 al 13 es una vívida imagen de la infidelidad del pueblo de Dios hacia Él. Comienza: “Contended con vuestra madre, contended” (Oseas 2:2). Se repite dos veces para enfatizarlo. Esta palabra significa literalmente “acusar en contra” de ella, una acusación legal. Hacer un cambio en ella por su infidelidad y Él dice: “porque ella no es mi mujer, y yo no soy su marido” (Oseas 2:2).

Señores, antes de avanzar más con este texto, quiero que sepan que las cosas que estamos a punto de analizar son extremadamente fuertes. Este texto es, espiritualmente, muy fuerte, y esta semana al estudiarlo, he llorado mientras descubría esta imagen de Dios y Su pueblo. Y creo que necesitamos un momento para darnos cuenta de la profundidad de la infidelidad que hay aquí, en el pueblo de Dios. No solo entonces, sino la infidelidad que persiste hoy. Y Oseas no dice: “Bueno, esta es una situación y después está la número 2, número 3, número 4”. Hay temas que se entretejen en este libro y este pasaje. Y quiero que nos demos cuenta de la profundidad de la infidelidad aquí y veamos cuatro temas diferentes que se enfatizan aquí.

Número uno, cuando Él habla sobre Gomer, cuando habla sobre Su pueblo dice, número uno: ella fue adúltera. Fue adúltera. Él dice en el versículo 2: “porque ella no es mi mujer, y yo no soy su marido; que quite, pues, de su rostro sus prostituciones”. Más tarde en este libro, encontramos que no hay separación ni divorcio, el “Ya no eres mi esposa” no se oficializa. No pasó.

Sin embargo, esta imagen muestra que la relación se divide, con Gomer dejando a Oseas para ir tras otros hombres, de tal forma que prácticamente no se podría decir que ella es su esposa. Y el pueblo de Dios deja a Dios para ir tras las cosas del mundo. Prácticamente no se podría decir que este pueblo perteneció alguna vez a este Dios. Y el adulterio está en el centro de esta imagen. No tenemos siquiera que forzar nuestra imaginación para darnos cuenta de que Dios está usando el dolor de una esposa dejando a su esposo y entregándose a otros hombres, como una imagen de lo que el pecado hace en nuestra relación con Dios. Lo que se dice aquí es que ese pecado es adulterio espiritual, es dejar a nuestro Creador y preferir los placeres de las cosas del mundo en lugar de Él, y correr tras ellas como tras los amantes.

Y necesitamos darnos cuenta en este punto de cuánta afrenta personal es el pecado para Dios. Creo que a veces no nos percatamos de ello. Obviamente si una esposa deja a su esposo y va tras otros hombres, eso es una afrenta personal para él. Y esa es la imagen que Dios nos está dando aquí del pecado y de lo que necesitamos darnos cuenta, basado en Oseas 2, es que no hay solteros espirituales a los ojos de Dios. Por favor, no olviden esto.

Casado con Dios

No hay solteros espirituales. Usted está fielmente casado con Dios o está viviendo en adulterio espiritual. Cada uno de nosotros, cada persona al alcance de mi voz, cada niño, cada estudiante, cada hombre, cada mujer, o esta casado fielmente con Dios o está cometiendo adulterio espiritual con las cosas del mundo. Esto acaba con el mito de neutralidad espiritual que está tan presente en nuestra cultura actual. Pues muchos cristianos y no cristianos creen que somos personas morales y agradables y que podemos mantener una posición neutral hacia Dios. Esto no es posible.

Dios ha creado a cada uno de nosotros para Sí Mismo. Y Él es digno de nuestra adoración como nuestro Creador. Y no darle la adoración que se merece es alejarnos de Él y dársela a otros. No hay solteros espirituales aquí. Ella era adúltera.

No solo adúltera, sino, segundo, fue idólatra, y esta es realmente la esencia. Es la esencia de los que vemos en estos versículos. Vemos a “Baal” o “Baales” ser mencionado en diferentes momentos. Siempre que vea “Baal” o “Baales”, es una referencia a los dioses extranjeros. El dios cananeo de la lluvia se llamaba “Baal”, y no solo era el dios de la lluvia, según sus creencias, él era el dios que traía los frutos de la tierra, el dios que traía el cultivo de la lluvia. Es el dios de la prosperidad en su familia.

Y así Israel, el pueblo de Israel, estaba rodeado por todo tipo de naciones paganas. Estas naciones paganas adoraban a todo tipo de dioses diferentes, incluyendo a Baal. Y lo que pasó fue que los Israelitas hicieron acuerdos con estas naciones en los que irían y obtendrían las cosas que se mencionan aquí: mosto y aceite y pan, agua, lana, todas esas cosas. Y cuando las tuvieran, escucharían a esas naciones hablar sobre cómo ellas tienen esas cosas por estos dioses que ellos adoran y estos ídolos ante los que se inclinan. Y así el pueblo de Israel comenzó a adorar aquellos dioses también. Y pensaron que prosperarían si adoraban a esos dioses. Por eso, tenemos la idolatría tan prevalente en el pueblo de Israel, ellos atribuían a otros dioses las cosas que tenían.

La imagen de Dios y Su pueblo

Esa es la imagen de Dios y Su pueblo. Imagine esto al nivel de Oseas y Gomer. Imagínelo conmigo. Hágase la idea. Dios va a Oseas y le dice: “Oseas, tu esposa Gomer está viviendo en una parte muy sucia de la ciudad, una parte muy peligrosa, y sus necesidades no están siendo atendidas”. Y Oseas dice: “Lo sé”. Y Dios dice a Oseas: “Oseas, quiero que le proveas. Quiero que vayas al mercado y consigas el pan y el agua que ella necesita, y se lo entregarás.”

Y usted y yo solo podemos imaginar el dolor de decir “Está bien” e ir y conseguirlos. Oseas va a esa parte de la ciudad y no busca a Gomer, sino que busca al hombre con el que está viviendo, y toca su puerta. Él abre, y Oseas dice: “¿Tú eres quien está viviendo con Gomer?” Y él dice: “Sí, ¿qué pasa con eso?” Oseas dice: “Yo soy el esposo de Gomer”.

El hombre retrocede inmediatamente. Él no sabe lo que está a punto de pasar. Y Oseas saca estos bienes, pan, agua y provisiones y dice: “Quiero asegurarme de que sus necesidades están siendo atendidas. ¿Le darías estas cosas?” Y el hombre piensa: “¡Qué tonto!” Y las toma y le cierra la puerta en la cara mientras Oseas se va. Y este hombre le lleva a Gomer las provisiones y le dice: “Mira lo que te he traído”. Y Gomer le dice: “Gracias, gracias”, le abraza y le da el amor que le corresponde a Oseas.

Tenemos que captar la gravedad de esta imagen y cuan fuerte es. Y tenemos que darnos cuenta que la esencia de la idolatría es disfrutar de los regalos mientras olvidamos quien los provee. Esa es la esencia de la idolatría. De eso se habla en el versículo 8: “Pues ella no sabía que era yo el que le daba el trigo, el mosto y el aceite, y le prodigaba la plata y el oro”, que ella usaba para hacer ídolos para Baal, las cosas que yo le di, ella las usó para adorar a otros dioses (Oseas 2:8).

Y no es el dios cananeo de la lluvia hoy, y no es este ídolo o aquel ante el que nos inclinamos; pero la idolatría sigue estando así de prevalente. Nos inclinamos ante el altar del éxito. Disfrutamos de las cosas que tenemos, las casas y los autos y las personas y de todas las cosas y, en el camino, olvidamos dar devoción radical al Único que provee todo esto.

Ahora, no lo olvide. No fue que ellos dejaron a Dios completamente fuera de esta imagen; en realidad, Dios estaba aún en ella. En el versículo 11 dice: “Haré cesar también todo su regocijo, sus fiestas, sus lunas nuevas, sus días de reposo y todas sus solemnidades” (Oseas 2:11) ¿Se da cuenta de lo que esto significa? Mientras el pueblo de Dios vivía en adulterio con todas las cosas del mundo, aún tenían sus fiestas y sus celebraciones. Aún tenían sus días Sabáticos semana tras semana. No lo pierda de vista. La tragedia en el libro de Oseas no es solo que cayeron en la idolatría.

La tragedia es que ellos la disfrazaron con devoción espiritual y no tenían ni idea de cuan idólatras eran. Y esa fue la táctica del adversario en en siglo ocho y estoy convencido de que es la táctica del adversario hoy. La participación espiritual, la participación religiosa, son el mayor disfraz para la idolatría en nuestra cultura actual. Basado en este texto, creo hay personas aquí que han caído, que piensan que estamos adorando a Dios hoy y que no tienen idea de cuan lejos estamos de Él. Ella fue adúltera, idólatra e hipócrita. Ella huyó con las cosas del mundo cuando aún tenía un lugar para servir a su Dios.

Ella fue olvidadiza

No solo adúltera, idólatra e hipócrita, la cuarta acusación es que ella fue olvidadiza. Ahora usted está pensando: “Bueno, yo también lo soy a veces”. Todos somos olvidadizos. ¿Por qué es tan malo eso? Esto está en un nivel más profundo que un lapso mental u olvidar algo que se supone que debíamos recordar. Lo leímos y lo vimos al final de esos versículos. Dios dice: “Y la castigaré por los días de los Baales cuando ella les ofrecía sacrificios y se adornaba con sus zarcillos y joyas, y se iba tras sus amantes, y se olvidaba de mí.” (Oseas 2:13)

No es tan pequeño como olvidarse de algo aquí o allá. Esto es, y no tenemos tiempo de ir al texto, pero permítame leerle Deuteronomio 8:11, 19-20. Esto pasa muchos años antes. Dios le dice a Su pueblo: “Cuídate de no olvidar al Señor tu Dios dejando de guardar sus mandamientos, sus ordenanzas y sus estatutos que yo te ordeno hoy… Y sucederá que si alguna vez te olvidas del Señor tu Dios, y vas en pos de otros dioses, y los sirves y los adoras, yo testifico contra vosotros hoy, que ciertamente pereceréis. Como las naciones que el Señor destruye delante de vosotros, así pereceréis, porque no oísteis a la voz del Señor vuestro Dios” (Deuteronomio 8:11, 19-20).

A Dios no se le olvida. No es fácil olvidar quien lo creó a usted a Su propia imagen. Es algo que se hace intencionalmente. Escogemos fascinarnos con las cosas del mundo en lugar de Dios. Dios dice: “La castigaré”.

Seamos honestos, nuestra visión de Dios está siendo retada aquí ¿no es cierto? Especialmente en nuestra cultura actual donde la tolerancia es la palabra del día, donde todo debe ser tolerado. ¿Si Dios es un Dios amoroso entonces no tolerará el pecado? Si Dios es amoroso, Él no castiga el pecado. ¿Palabras como destruir…? Usted y yo lo pensamos, escuchamos a las personas decirlo: “No puedo seguir a un Dios como ese”. El Dios que conozco es amoroso. No castiga.

Este es el asunto. Si usted puede probarme que Dios no castiga el pecado, entonces yo puedo probarle a usted que Dios no le ama. Por favor escuche esto. Lo diré una vez más. Si usted puede probarme que Dios no castiga el pecado, entonces yo puedo probarle a usted que Dios no le ama. Y la razón es porque el pecado hiere. El pecado causa profundo dolor. El pecado nos condena para la eternidad.

¿Un Dios amoroso se recostaría y vería eso sin hacer nada? ¿No es el hecho de que Él nos ama lo que Lo lleva a castigar el pecado? Esta es una verdad que cada padre debe conocer, y que estoy aprendiendo rápidamente. Hay ocasiones en las que no solo es necesario, es el mayor acto de amor que usted puede hacer, en el momento en el que lo miras y le dices: “No hagas eso. No es bueno para ti”. Alabe a Dios por castigar al pecado. Esa es una imagen de Su amor. Necesitamos una visión de Dios radicalmente diferente, una que esté basada en las Escrituras.

Oseas 2:13

Esto es muy fuerte. “…se olvidaba de mí” (Oseas 2:13). Deuteronomio 8: “Ustedes olvidan, yo destruyo”. Y éso suena drástico. Tenemos que darnos cuenta que incluso en el contexto en que está Oseas, incluso en el contexto de esa cultura, e incluso no solo en esa cultura, actualmente hay muchos lugares del Medio Oriente en los que si una mujer comete adulterio contra su esposo, sería legalmente asesinada en el acto. No estoy diciendo que esté correcto. Pero esa era la imagen de aquel día y es la imagen en varios lugares del Medio Oriente actual. No sería llevada a juicio. Su familia la mataría. La muerte es el castigo para el adulterio. E incluso si no fuéramos a ir tan lejos, al menos el divorcio o la separación, obviamente tendrán consecuencias mayores.

Quiero que sepa que la primera palabra en Oseas 2:14 es “por tanto”. Siempre que veamos “por tanto” en la Biblia, sabemos que lo que está a punto de venir después del “por tanto” está completamente basado en lo que viene justo antes. ¿Cierto? “Por tanto a la luz de esto, esto es lo que va a pasar”.

El versículo 14 está a punto de decirnos “por tanto”. Los versículos 2 – 13 nos han dado la acusación de adulterio, idolatría, hipocresía y dar la espalda completamente a su Dios. “Por tanto” Dios dice, “a la luz del hecho de que has ido tras las cosas del mundo y que ya ni siquiera piensas en mí, de que estoy completamente fuera de tu pensamiento, a la luz del hecho que estás adorando y te estás inclinando ante esos otros dioses, de que pretendes que aún me sigues en medio de eso. A la luz del hecho de que me has bloqueado completamente y has bloqueado todo el amor y el afecto que te he mostrado, a la luz de eso, por tanto,” véalo conmigo. “Por tanto,” Dios dice: “la seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón.” (Oseas 2:14).

¿De qué se trata?

¡Caramba! ¡Eso no tiene sentido, ningún sentido! Gomer, los Israelitas, no han hecho nada. No se han arrepentido ni un poco. No regresaron. Todavía está viviendo aquí con sus amantes. Y Dios dice: “A la luz de eso, voy a seducirla.” ¿De qué se trata?

Este es el Dios del universo, quien tiene argumentos para un juicio infinito sobre Su pueblo y los usa como fundamento para mostrar gracia infinita a Su pueblo. Este es el Dios del universo desafiando toda lógica y desafiando toda razón y diciendo: “A la luz de sus pecados, voy perseguirla con mi amor”. Y estoy convencido de que hay pocos versículos más bellos que Oseas 2:14.

Una Historia de un Dios Irrazonable.

Esta es una historia de un pueblo infiel, y una historia de un Dios irracional, un Dios muy irracional. Desafía la lógica. El hecho de que Dios diga estas cosas desafía la razón.

Y lo que pasa… tiene que escuchar esto, es que la iniciativa es toda Suya. No hay un versículo aquí que hable sobre lo que ella hace para regresar a Dios. Es Él quien va a ella. Él dice una y otra vez: “Yo haré esto. Yo, Yo, Yo”. Esta es la imagen de nuestro Dios quien toma la iniciativa y corre hacia nosotros.

Quiero que vea esas palabras. Este es Dios hablándole a un pueblo infiel y primero dice: “la seduciré”. “La seduciré”, que literalmente significa “enamoraré”. “La atraeré”. Una definición de esta palabra en el lenguaje original del Antiguo Testamento es “persuadirla por medio de beneficios atractivos”. No es forzarla, “No voy a forzarla a amarme, la seduciré. La seduciré por medio del gran amor que Yo demuestro”

Esto fue lo que yo hice cuando quería salir con mi esposa. Es ahí cuando se seduce. Me acerco a ella e intento decir cosas interesantes para impresionarla. Escribo notas aquí o allá para darle pistas de que me gustaría salir con ella. Recuerdo un momento en el que estábamos en un evento en la iglesia. Estábamos sentados allí comiendo pizza y no sé cómo pasó pero ella me retó a comerme toda la pizza, la pizza grande de Papa John’s entera, y no sé por qué pero yo haría todo lo que ella me dijera. Y lo hice. Me comí la pizza. Como si esa pizza entera fuera a demostrar mi amor por ella, pero eso es que lo hice. La estaba seduciendo.

¿Qué pensará ella de esta camisa?

Me ponía una camisa y pensaba “¿Qué pensará ella de esta camisa? ¿Qué pensará ella de la forma en la que estoy vestido?” Como si a ella le importara en ese momento, pero yo creía que sí, y por eso premeditaba todo lo que yo decía y hacía: ¿Cómo puedo atraerla hacia mí? Esto es lo que el Dios del universo hace con usted, no solo con la persona que está a su lado, al frente o detrás suyo, sino también con la persona que está justo donde esta usted sentado, usted.

Y esto lo revierte todo; cada sistema religioso en el mundo dice que hacemos esas cosas para Dios. Nos vestimos para Dios. Hacemos esto para Dios. Seguimos estas reglas por Dios. Hacemos todas estas cosas y así obtendremos el favor de Dios para nosotros. Y el cristianismo cambia radicalmente las cosas, ahora es Dios quien nos persigue a nosotros. Es asombroso que Dios usara esta palabra, una palabra que usamos hoy para hablar sobre un adolescente intentando tener una cita. Él usó esa palabra para hablar sobre cómo quiere atraernos hacia Sí Mismo.

“…la seduciré, la llevaré al desierto” Amo eso. Antes en este capítulo, llevarla al desierto era una imagen de peligro. Usted no querría estar en el desierto, pero Dios dice: “La llevaré al desierto para que solo seamos ella y yo y así ella pueda estar completamente cautivada por Mí.” Quiero decir que esto es algo que usted espera ver en el Cantar de Salomón. Es un pasaje muy romántico.

“la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón.” Esto es una expresión hebrea. Significa  literalmente hablarle a su corazón. Es una frase que usará un hombre le pida a una muchacha que se case con él. Esa es la palabra que Dios usa para decir que le hablará a su corazón.

Le daré, “Le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza”. (Oseas 2:15) Es una imagen increíble. El valle de Acor, en Josué 7, en el Antiguo Testamento, significa literalmente “valle de la turbación”. Este fue el lugar donde el pecado mayor en contra de Dios fue cometido y había puesto en peligro que ellos fueran a la Tierra Prometida, y por eso fue llamado “el Valle de la Turbación”, fue así como ellos lo llamaron desde ese momento. Y Dios dice: “Voy a tomar las profundidades del pecado de Israel y voy a convertirlo en una puerta de esperanza.”

Ahora, eso suena como una historia del Antiguo Testamento hasta que usted se da cuenta de las ramificaciones a nuestras vidas. No hay pecado de tal magnitud que Dios no pueda convertir en una puerta de esperanza. No hay una persona, no importa cuan profundo, cuan denso, cuan grande es el pecado en su vida, no hay una persona aquí de la que Él no tome la magnitud de ese pecado y lo convierta en una puerta de esperanza.

“Le daré, la recuperaré”. Versículo 16: “Sucederá en aquel día—declara el Señor— que me llamarás Ishí y no me llamarás más Baalí” (Oseas 2:16) Al principio de este capítulo: “ella no es mi mujer, y yo no soy su marido”. “La llevaré a ese lugar y ese día me llamarás esposo; ya no me llamarás maestro”. Amo esto. No regresamos a Dios diciendo: “Está bien, sí señor. Lo siento, me equivoqué. ¿Qué hago ahora?” Regresamos contemplando Sus ojos como una esposa contempla los ojos de su marido y diciendo “tú eres mi esposo”. Es regresar a Él como esposo, no como maestro.

“La recuperaré y la protegeré”. Amo esto. Dice en el versículo 18: “En aquel día haré también un pacto por ellos con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra”. ¿Bestias, aves, reptiles? “Escuchen, vengan aquí. Tenemos que hablar. No van a ir tras mi pueblo. Mi pueblo está protegido”. “quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra, y haré que ellos duerman seguros” (Oseas 2:18). La protegeré.

Siguiente: “Te desposaré”. Sé que esa no es una palabra que usemos a menudo, e intento pensar en una más contemporánea pero la belleza de ello es que esta es una palabra que tenemos que tener en su lenguaje original. Esto es más que un simple compromiso por así decirlo. Es una palabra que es usada para describir cómo un hombre desposa a la mujer con la quiere casarse y fue como un compromiso, pero a tal punto, que cuando ellos fueran desposados serían vistos como casados legalmente. El pagaría un precio para que eso ocurriera, y Dios dice: “te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión” (Oseas 2:19). A las personas infieles: “te desposaré conmigo en fidelidad” (Oseas 2:20). Es una bella imagen.

Pizarra limpia

La imagen, no pierdan esto, no es ella regresando a él para que ellos comiencen a indagar en las cosas que ella ha hecho y en cuánto se ha equivocado. Se trata de comenzar de nuevo con una pizarra limpia, como que todo ha quedado atrás y que ya no es importante. Le he dado una imagen del perdón de Dios tan lejana como el Este está del Oeste. No es regresar a Dios y decir: “Está bien, repasemos las cosas que he hecho”. Es decir: “Dios, sé que he hecho mal” y Él dice: “Te desposaré. Comencemos de nuevo. Pizarra limpia. Te desposaré. Yo responderé”

Él repite esta palabra una y otra vez. “Y sucederá que en aquel día yo responderé—declara el Señor—, responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra, y la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.” (Oseas 2:21-22) Básicamente, Dios dice: “Voy a hablar con los cielos y ellos te traerán lluvia. No el dios cananeo de la lluvia, Baal, Yo voy a traer la lluvia y después le diré a la tierra que dé sus frutos para que prosperes por la forma en la que respondí”. Dice literalmente: “Voy a mover cielo y tierra para proveerte”.

“Yo responderé. La estableceré”. Él usa la palabra Jezreel al final del versículo 22, que es otro nombre para Israel, pero es una palabra que significa plantar y Él dice: “La sembraré para mí en la tierra” (Oseas 2:23). “La estableceré aquí”. Ahora, he aquí el asunto. Dios dijo estas nueve cosas. Increíbles palabras de Dios, pero la imagen es la de Oseas estando aún aquí, mientras Gomer está viviendo allá. Dios aún está aquí y Su pueblo aún está fascinado por estas cosas allá. ¿Y qué pasa?

Llega el capítulo 3 que es uno de los capítulos más increíbles en todas las Escrituras y dice: “Y el Señor me dijo:”, a Oseas, “Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera así como el Señor ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses y se deleitan con tortas de pasas” (Oseas 3:1), que es algo que se usaba en las fiestas de los ídolos. “La compré, pues, para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. Y le dije: Te quedarás conmigo por muchos días. No te prostituirás, ni serás de otro hombre, y yo también seré para ti.” (Oseas 3:2-3)

Oseas no tenía tanto

Ahora, no conocemos todos los detalles aquí. No sabemos si Gomer era, aunque era muy posible, una prostituta en un templo de estas religiones paganas. Ellos tendrían templos establecidos para estos diferentes dioses y la prostitución llovería de ellos. No sabemos si esa era la situación en la que ella estaba o si ella estaba viviendo como esclava de otro hombre. Lo que sí sabemos es que a Oseas le iba a costar traer de regreso a Gomer. Sabemos por el libro de Éxodo que el precio de una esclava femenina en estas condiciones es de alrededor de 30 siclos. Oseas no tenía tanto.

Dios va a Oseas y dice: “Oseas, no importa lo que cueste, quiero que vayas y la traigas de regreso”. Y así lo hace. Va a ver al hombre o los hombres que tienen a su esposa y dice: “No tengo suficiente dinero pero daré lo que tenga y estas otras cosas que tengo para recuperar a mi esposa”. Y esa es la imagen que Dios usa para hablar sobre la forma en la que ama a Su pueblo.

Sí, la seducirá, la llevará, le hablará, le dará, la recuperará, la desposará, le responderá, pero al final Dios dice: “pagaré el precio por ella”.

Y le estoy dando una imagen de Dios en el Antiguo Testamento que conduce al Dios de Juan 3:16. Sé que cuando vemos esas cosas y escuchamos esas palabras, hay muchos, incluyendo mis amigos musulmanes, que dirían que esta es una imagen débil de Dios. Creo que un viejo pastor en Filadelfia, Donald Gray Barnhouse, dijo esto. Él lo resume mejor.

Cuando vemos este amor en acción a través del corazón de Oseas, podemos preguntarnos si Dios es realmente así, pero todo en la Palabra y en la experiencia nos muestra que sí. Él le dará al hombre los árboles del bosque y el hierro de la tierra. Entonces le dará al hombre el cerebro para hacer un hacha del hierro para talar un árbol y hacer una cruz. Él dará al hombre la habilidad de hacer un martillo y hacer clavos y y cuando el hombre tenga la cruz y el martillo y los clavos, el Señor permitirá que el hombre Lo tome y Lo lleve a esa cruz. Y al hacer esto tomará los pecados del hombre sobre Sí Mismo y hará posible que aquellos que Lo han despreciado y rechazado vengan a Él y conozcan la alegría de sus pecados despojados y perdonados, de conocer la convicción de la absolución y la vida eterna y entrar a la perspectiva de esperanza de gloria con Él por siempre.

Este es nuestro Dios y no hay otro como Él

La única esperanza de Gomer estaba en el amor que ella nunca mereció. Su única esperanza está en el amor que usted no merece. Aún así, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Quiero hacer esta pregunta a cada uno de ustedes. Cada niño, cada estudiante, cada hombre, cada mujer en nuestra familia de fe: “¿Está usted fielmente casado con Dios?”

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!