Si bien muchos cristianos evitan hablar de posesiones y prosperidad, otros han sido enseñados un falso “Evangelio de prosperidad” que equipara la fidelidad con el bienestar financiero. En un mundo lleno de mala teología sobre la prosperidad, es importante que los cristianos aborden este tema utilizando la Palabra de Dios. En esta sesión de Iglesia Secreta 8, el pastor David Platt presenta un enfoque centrado en el Evangelio en cuestiones de riqueza y pobreza. A lo largo de este sermón, el pastor David Platt explica cómo las verdades fundamentales del Evangelio permiten a los cristianos entender correctamente las posesiones y la prosperidad. Estas verdades fundamentales del Evangelio incluyen el carácter de Dios, la pecaminosidad del hombre, la suficiencia de Cristo, la necesidad de la fe y la urgencia de la eternidad.
- El carácter de Dios
- La pecaminosidad del hombre
- La suficiencia de Cristo
- La necesidad de fe
- La urgencia de la eternidad
El Mundo a Nuestro Alrededor
Así que, antes de profundizar, quiero compartir con usted, muy honestamente, un punto ciego en mi vida que Dios me ha estado revelando desde hace uno o dos años. Todo comenzó con descubrir los datos acerca del mundo a nuestro alrededor. La realidad sobre la perdición: Hay más de 6.8 billones de personas en el mundo, y el estimado más liberal pone al mundo en más o menos a un tercio de la población como cristiana. Esa es gente, que en muchos contextos, dicen ser cristianos más como una identificación social o política.
Así que, incluso si asumimos que todas esas personas son realmente seguidores de Cristo, eso todavía deja a más de 4.5 billones de personas en el mundo hoy día, en este momento, en un camino que conduce al infierno eternal. Escuche a 2 Tesalonicenses 1:5-10. Si nada cambia, esta será la realidad de 4.5 billones de personas.
“Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).”
Apocalipsis 20:15, “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” 4.5 billones de personas.
Existen grupos de personas que totalizan los 16,351. 16,351 grupos de personas representan esos 6.8 billones de personas. El número de grupos de personas que todavía no han ni siquiera escuchado el evangelio que los salva del infierno: 6,645 grupos de personas. Estos son grupos etnolingüísticos los que todavía no han escuchado. Ellos no han sido alcanzados por el evangelio, y Jesús dijo, “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:18-20).
Cada grupo de personas estará representado ante el trono. Apocalipsis 7:9-10 dice, “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.”
Entonces, esa es la realidad de la perdición. La realidad de la pobreza. Hoy, más de un billón de personas viven y mueren en pobreza extrema y viviendo con menos de 1 dólar al día. Déjeme darle un vistazo: eso es 700 millones en barrios pobres, 500 millones al borde de la hambruna, 93 millones de mendigos, 200 millones de niños explotados por el trabajo.
Hablamos de pobreza extrema, pero ¿Qué es pobreza? ¿Qué representa eso? Consiste en la falta de comida y agua. Más de un billón de personas en el planeta hoy día no tiene acceso al agua potable. Analfabetismo. Hay enormes tasas de analfabetismo en lugares como la India y África. Cuidado médico inadecuado, enfermedad. Tenemos una enfermedad como el SIDA, y hay 6,000 personas que mueren cada día en África solamente por causa del SIDA.
Luego están las afecciones y enfermedades que son fácilmente curables. Hay millones de personas que este año morirán de diarrea. Tenemos el daño cerebral. Daño cerebral permanente es una de las más devastantes imágenes de pobreza en el mundo. El 8 por ciento de desarrollo cerebral ocurre en los primeros 2 años de su vida, y si eso no es provisto con las proteínas y nutrientes suficientes, entonces su cerebro se torna permanentemente deformado por el resto de su vida.
Más de un billón de personas en pobreza extrema. Cerca de dos billones de otros más viviendo con menos de $2 dólares al día. Eso es cerca de la mitad del mundo viviendo con lo que muchos pagarían por unas papas fritas para el almuerzo. Se pone peor. De acuerdo a UNICEF, 26,000 niños morirán el día de hoy o de hambre, o de una enfermedad prevenible. Esto incluye enfermedades como diarrea o neumonía o malaria.
Y el punto ciego que Dios está descubriendo en mi vida. No nos sentimos molestos por esta extrema pobreza porque esos que están afligidos por ella no son sólo pobres, ellos están impotentes. Literalmente, millones de ellos están calladamente muriendo en relativa obscuridad. El peligro de esto es: podemos cómodamente ignorarlos en nuestra abundancia e incluso pretender que no existen. Esto fue lo que me asustó. Puedo liderar en una iglesia, y puedo ser exitoso en la iglesia, y al mismo tiempo, hacernos los oídos sordos al que no ha sido alcanzado y está hambriento.
Puedo liderar en una iglesia y ser exitoso en una iglesia, pero aquí estaba la pregunta: ¿Puedo creer en el evangelio y hacerme de oídos sordos a aquellos que no han sido alcanzados y están hambrientos? La respuesta a esa pregunta es “absolutamente no.”
Es imposible creer verdaderamente en el evangelio de Cristo y hacernos los oídos sordos a aquellos que nunca han escuchado de Él o aquellos que están hambrientos afuera de nuestra puerta.
Eso es lo que Santiago 2:14-17 trata. Dice: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
El evangelio… la fe… las obras. Particularmente, cuando usted considera la realidad de las riquezas, de acuerdo al Banco Mundial… siga esto… el porcentaje de las personas de bajo ingreso en el mundo que ganan $825 dólares o menos al año es de un 37 por ciento. Le siguen las personas de ingreso medio-bajo, que ganan hasta $3,000 y tantos al año: 38 por ciento. Así que, eso es alrededor de 5 billones de personas que viven con menos de $3,000 dólares al año. Ahora, usted está en la clase media-alta del mundo. Personas que ganan hasta alrededor de $10,000 dólares, que es un 9 por ciento. Entonces, los de alto ingreso en el mundo que ganan de $10,000 dólares o más son un 16 por ciento.
Es interesante si usted más o menos comienza a pensar en su salario. Digamos que usted gana $25,000 dólares al año. Usted pertenece a los del 10 por ciento de las personas más ricas del mundo. Si usted gana $50,000 dólares al año, usted está entre el 1 por ciento de las personas más ricas del mundo. El ingreso promedio anual de una familia cristiana americana es de $42,409 dólares. Eso está entre el 2 y medio por ciento de las personas más ricas del mundo.
Ahora, sé que hay muchos estudiantes universitarios que estudian a través de la Iglesia Secreta que no se sienten ricos. La comida barata en sus dormitorios no les da ese sentimiento en particular, y siento su dolor. Sé que estamos en tiempos económicos difíciles y hay personas alrededor del mundo que probablemente hayan perdido sus empleos y estén pasado por tiempos difíciles económicamente, y no se sienten ricos, pero la realidad es que si usted tiene agua limpia, comida, refugio y cuidado médico adecuado y un medio de transporte, incluso si es público, entonces usted es increíblemente rico.
Cómo se Opone la Biblia al Evangelio de la Prosperidad
Esto es importante, porque cuando vemos lo que las Escrituras dicen sobre el rico, una de las mayores tentaciones será, en nuestras mentes el pensar que el otro es el rico. Pensaremos en aquel que vive en una casa más grande que la nuestra, el que lo tiene todo, y lo que quiero que veamos desde el principio es que nosotros somos ellos. Todos nosotros. Somos ellos. Nosotros, en nuestra cultura, somos una aristocracia rica rodeada de billones de vecinos pobres. Esa es la realidad del mundo.
Entonces, eso es lo entrante. Veamos lo saliente. Los cristianos norteamericanos dan alrededor de un 2.5 por ciento de sus ingresos a la iglesia. Pienso que probablemente eso es generoso, pero esa es la estadística. Al final hay un lugar donde muestro de donde vienen todas estas estadísticas, pero incluso si eso es verdad – sígame – las iglesias norteamericanas dan un 2 por ciento de esos fondos a misiones en el extranjero, y cuando usted hace el cálculo, y revisé esto como 10 veces porque quería estar seguro. No pude creer que esto era lo que significaba. Por cada $100 dólares que gana un cristiano norteamericano, damos 5 centavos a misiones en el extranjero.
¿En qué estamos gastando nuestro dinero? “Los cristianos hoy día gastan más dinero en comida para perros que en misiones,” Leonard Rayenhill dijo. Mi meta no es gastar $40 billones cada día en mascotas y $60 billones cada año en programas para bajar de peso y $10 billones cada año en edificaciones de iglesias. Esta frase de Blomberg está un poco desactualizada porque es de principios de los años 90, pero no pude encontrar una como esa. Es tan conmovedora. Ustedes saben que esto sólo ha empeorado al día de hoy.
A principios de los años 1990, los americanos gastaban anualmente en ministerios protestantes en el exterior el doble que en arreglos de flores, el doble que en medias de mujeres, una y media veces más que en videojuegos, una y media veces más que en máquinas de pinball, ligeramente más que en la industria del césped, cerca de cinco veces más que en mascotas, una y media veces más que en el cuidado de la piel, casi una y media veces más que en el chicle, casi tres veces más que en dulces, diecisiete veces más que en dietas y productos relacionados con la dieta, veinte veces más que en actividades deportivas, aproximadamente 26 veces más que en refrescos, y unas asombrosas 140 veces más que en actividades de apuestas legales.
¿No es esto sorprendente? ¿Qué estamos haciendo? Este no es un problema con la iglesia americana y los cristianos americanos. Este es un problema con nuestros corazones. Me pregunto si en 100 años… si algo no llega a cambiar… me pregunto si en 100 años los cristianos nos recordarán a ustedes y a mí y a nuestra cultura y se harán esta pregunta, “¿Cómo pudieron ellos vivir en tal prosperidad mientras que muchos tantos no tenían ni comida ni agua? ¿Cómo pudieron ellos perseguir tener casas más grandes y mejores automóviles cuando sus hermanos y hermanas se estaban muriendo de hambre?”
La Biblia no está ajena a esto, y a eso quiero apuntarnos en este estudio. Usted ve de dónde son las estadísticas, pero quiero dejar las estadísticas atrás. Quería montar el escenario de las realidades en el mundo. Algunas personas dicen que no debería usar las estadísticas porque hacen que las personas se sientan culpables. Bueno, ¿Y si somos culpables? Entonces, si usted encuentra que ha sido ofendido, espero que sí, pero las estadísticas no nos cambian. Las Escrituras nos cambian. Así que, quiero que veamos la realidad del mundo y veamos las Escrituras a la luz de la realidad del mundo, pero son las Escrituras las que nos van a cambiar.
Entonces, la Palabra ante nosotros. Lo que vamos a hacer es introducirnos en cada pasaje que hay en la Biblia. Así que, vamos a ver cada uno, como mejor pueda…cada pasaje que se refiera a las posesiones en las Escrituras…y eso lo vamos a encontrar. Quiero ser claro desde el principio: Soy pastor, no economista. No estoy aquí para ofrecerle consejería financiera cuando de seguro de vida completo o condicional, o qué hacer sobre esta o aquella área que se trate.
Nuestra cultura, incluso nuestra cultura Cristiana hoy día, está llena con toda clase de libros relacionados a las finanzas. Están por todas partes. No es que esos libros sean malos, pero este es el trato. Si no somos cuidadosos, iremos a buscar respuestas en esos libros, e iremos apresurados pasando por alto a la Biblia. Ahora, la Biblia no le dirá sobre el seguro de vida completo o condicional o qué clase de portafolio de inversiones debería tener. No le hablará sobre esas cosas, porque la Biblia hablará de cosas mucho más profundas que esas, que afectan esas cosas. Me pregunto si, en nuestra cultura, estamos corriendo hacia aquellos libros porque queremos evitar las realidades que están expresadas en la Biblia.
Así que quiero que nos introduzcamos en este libro y nos demos cuenta. Quisiera quedarme tan cerca como pueda a este libro. A.W. Tozer dijo, “No escuche a ningún hombre que no haya escuchado a Dios.” Mi oración es que el Espíritu Santo se comunique a través de esta palabra. No estoy afirmando, de ninguna manera, que todo lo que yo digo es de Dios. Eso es inspiración divina. Esa es una de las cosas que veremos, y algunos predicadores de la prosperidad reclaman esta inspiración especial para interpretación de las escrituras. Eso es totalmente falso. Creo que saque mis cartas, pero mi reto para ustedes es tomar todo lo que yo hable, cualquier conclusión a la cual yo llegue, y las comparen con la palabra de Dios. Si están en combinación con la palabra de Dios, entonces, eso es autoritativo para sus vidas. Si no, entonces deséchenlo.
Sepa que la palabra de Dios en cuando al dinero es verdadera. 2 Timoteo 3:16-17, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Es toda inspirada por Dios. Es verdadera. Es por eso que una de las razones por las cuales no nos vamos a concentrar en todas esas preguntas periféricas es porque la realidad es que la mayoría de los cristianos en la historia y la mayoría de los cristianos en el mundo hoy día no están preocupados por sus portafolios de inversiones o muchas de las preguntas que surgen cuando se trata de las finanzas. Ellos viven en culturas donde no existe exactamente la misma realidad que existe aquí.
Esta Palabra, sin embargo, habla a través de las culturas y nos da una verdad sobre la cual tomar esa clase de decisiones sin importar la cultura. Es verdadera. La palabra de Dios acerca del dinero es completa. Más de 2,300 versículos hablan sobre el dinero. Eso puede que nos sorprenda. Algunas veces pienso que creemos que la Biblia es un libro sobre cosas espirituales, y la revista Fortune es un libro sobre cosas financieras, así que yo voy a la revista Fortune o similares para asesoría financiera, y voy a la Biblia para asesoría espiritual. La realidad es que la Biblia habla más sobre el dinero que de la fe y la oración, más que del cielo y el infierno combinados. Veremos por qué Dios escogió hablar más sobre el dinero que del cielo y el infierno. Dios sabe más sobre el dinero y las posesiones que nosotros.
Es verdadera. Es completa, y la palabra de Dios acerca del dinero es clara. Randy Alcorn dice, Mis interacciones con las personas como pastor, maestro, consejero, e investigador – como también mi observación y mis propias tendencias – me han convencido de que en la comunidad cristiana hoy día hay más ceguera, racionalización, un pensar poco claro sobre el dinero que cualquier otra cosa.
No es porque la Biblia no es clara. Sí, algunas veces es difícil de entender y aplicar, pero es clara. Ninguno de los que pasemos por este estudio que vayamos a estar delante de Dios algún día y que al Él pedirnos que le demos cuenta por la forma en que gastamos nuestro dinero y nuestros recursos decirle, “Bueno, hubiera deseado tener más información sobre eso.” Él ha hablado. Tal vez el problema no es que la Biblia es poco clara acerca del dinero. Tal vez el problema es que la Biblia es demasiado clara cuando se trata de dinero. Es clara.
Al mismo tiempo, es compleja. El hecho de que la Escritura sea clara no necesariamente significa que sea fácil, y vamos a trabajar en diferentes cosas en las cuales debemos hacer hincapié, que la Biblia no contradice, pero que debemos comparar lado a lado.
Le pongo un ejemplo aquí. En Lucas 12:33, Jesús dijo, “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.” En Hebreos 13:2, “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles,” Lo que básicamente significa que invite extraños a su casa. Bueno, si usted vende su casa, entonces no tendría una casa a la cual invitarlos a hospedarse. Así que, ¿Vendemos o no nuestra casa? Esa es una pregunta válida. Así que es complejo. No es que se contradigan. Es sólo que tenemos que poner estas cosas una al lado de la otra y ver lo que las Escrituras están diciendo.
Cómo se Opone la Biblia al Evangelio de la Prosperidad
La palabra de Dios acerca del dinero puede a veces ser redundante. Veremos algunas verdades repetirse una y otra vez, y pensé en saltarme aquellas que ya hemos visto mientras repasábamos las Escrituras, pero si están repetidas en las Escrituras, probablemente se estén repitiendo por alguna razón. Así que, las vamos a ver repetidas. Es a veces redundante y a veces impactante. Hay algunas cosas incluidas en la Biblia que podrían causar que los asesores financieros, incluso maravillosos asesores financieros cristianos digan, “No estoy tan seguro de eso.” Lo que quiero decir es que, Jesús le ordena a una viuda a dar todo lo que tiene, hasta su último centavo, y Él dice, “Esto es prudente.” Luego habla de un hombre rico que estaba guardando sus pertenencias, y le dice, “Eso es muy imprudente.” Esto es desafiante.
La palabra de Dios nos va a confrontar. La realidad es que si la Biblia estuviera siendo escrita hoy día e incluyera lo que dice sobre el dinero y las posesiones, no hay manera de que se pueda publicar. Este libro sería duro de vender. Nadie lo compraría. Hebreos 4:12 dice, “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Confronta. Penetra. Compromete el pecado imperdonable de nuestro día. Nos hace sentir culpables.
Sin embargo, debemos ser confrontados en nuestro pecado. La palabra de Dios nos confrontará, y también, al mismo tiempo, nos confortará. Salmos 19:7-11 dice: La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; En guardarlos hay grande galardón.
Es bueno. Hay una gran recompensa en la Palabra de Dios. Entonces, nos confortará.
La palabra de Dios nos confortará, y la palabra de Dios nos liberará. Algunas veces pensamos… cuando se trata de dinero… pensamos, “Preferiría no lidiar con estos asuntos en mi vida.” La realidad es que si eso fuera así, no debió de comenzar este estudio en primer lugar, porque vamos a lidiar con estas cosas, y también pensamos, “Estoy contento con la manera en que estoy viviendo ahora mismo. No quiero hacer cambios radicales.” Le preguntaría si usted está realmente contento. No creo que para un seguidor de Cristo sea posible estar contento y no desear la obediencia en todas las áreas de su vida. Diría que no estaremos contentos hasta que veamos lo que la dice la Palabra y lo vivamos. Esta palabra nos liberará, como dice el Salmos 119:32. Dice, “Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.”
La palabra de Dios nos guiará. Este viaje no necesariamente será fácil. Me gusta lo que dijo Philip Yancey. Él dijo, Me siento empujado en direcciones opuestas acerca del asunto del dinero. Algunas veces quiero vender todo lo que poseo, unirme a una pequeña comunidad cristiana y vivir el resto de mis días en pobreza intencional. Otras veces, me quiero deshacer de la culpa y disfrutar de los frutos de la prosperidad de nuestra nación. La mayor parte de las veces, desearía no tener que pensar sobre el dinero en absoluto. Pero, debo de alguna forma, ponerme de acuerdo con las declaraciones más fuertes que hace la Biblia sobre el dinero.
El viaje no será fácil, pero definitivamente valdrá la pena.
Entonces, esta es la pregunta para nosotros. ¿Estamos dispuestos a escuchar la Palabra incluso si nos acusa? Parte del objetivo de este estudio es que queremos adquirir información bíblica. Queremos escuchar lo que Dios tiene para decirnos, pero ese no es el único objetivo. La segunda pregunta: ¿Estamos dispuestos a obedecer la palabra incluso si nos cuesta? ¿Estamos dispuestos a obedecer la palabra incluso si va en contra de todo lo que nuestra cultura nos dice? ¿Estamos dispuestos a obedecer la palabra incluso si va en contra de todo lo que nuestros religiosos y afluentes vecinos digan?
Esta es una pregunta importante. La meta es no ver la palabra y luego decidir si queremos o no obedecerla. Esta no es una opción para un seguidor de Cristo. Un seguidor de Cristo viene a este estudio y dice, “Quiero escuchar lo que dice la Palabra de Dios, y la obedeceré. Por Su gracia y por el poder que El provee, la obedeceré.” Estamos dispuestos a obedecerla incluso si nos cuesta. Queremos experimentar transformación espiritual.
Quiero darles el recordatorio que le doy a cada Iglesia Secreta. Esto no se trata solamente de un estudio de la Biblia. Se trata de usted y yo recibiendo la Palabra de Dios, pero si hemos sido transformados por la Palabra de Dios, salir de este estudio, entendiendo lo que la palabra de Dios dice sobre el dinero y las posesiones, procesar eso, y ser transformados por eso, con el compromiso de obedecerla e ir a las naciones con las buenas noticias de un
Dios que es mucho más superior a todas las cosas que este mundo tiene para ofrecer. Queremos vidas que muestren eso y labios que proclamen eso. Santiago 1:22-25 dice, Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Escogí este tema porque es enorme. Para nosotros es enorme en un mundo de prosperidad rodeado por un mundo de pobreza. Necesitamos ver estas cosas. Escogí este tema porque esta teología de la prosperidad es una teología que está siendo enseñada a los cristianos y las iglesias de todo el mundo, y está engañando a la gente por todo el mundo y dañando la propagación del evangelio hasta los confines de la tierra. Al final, no es el evangelio en absoluto. Está tomando al evangelio puro y reemplazándolo con una idolatría a las posesiones y una búsqueda de prosperidad mundana.
Así que necesitamos tratar esto. Vamos a ver el evangelio, porque lo tenemos que hacer todo a la luz del evangelio. Entonces, vamos a ver el evangelio y las posesiones. Vamos a caminar a través del Antiguo Testamento, Jesús, el Nuevo Testamento, el pueblo de Dios, y luego después de pasar a través de todos esos pasajes, vamos a llegar a las conclusiones. Vamos a llegar a dieciocho conclusiones diferentes. Espero que por lo menos, de alguna forma, para tratar de resumir lo que la Biblia enseña sobre el evangelio y las posesiones. Entonces, al final, veremos las aplicaciones. Hablaremos de diez diferentes aplicaciones, y luego cerraremos con el evangelio y la prosperidad.
El Evangelio
Bien, espero que tenga su Biblia con usted. No vamos a ver todos estos pasajes, pero hay unos pocos que sí debemos ver. Estamos empezando aquí porque el evangelio lo transforma todo. Hay algunas cosas a lo largo del camino de las cuales vamos a hablar, si no estamos claros en el evangelio, nos vamos a confundir bastante. Así que, quiero asegurarme de que estamos en la misma página.
Romanos 3:21-26 dice, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”
Memorícese ese párrafo de las escrituras. Es uno de los más hermosos, uno de los más importantes y profundos en las escrituras. Debajo de eso pongo una definición que, si usted me pidiera que resuma el evangelio, esto es lo que yo diría. El evangelio es la buena noticia, el justo y misericordioso Dios del universo miró a pecadores sin esperanza y envió a Su Hijo, Jesucristo, Dios hecho carne, para llevar Su ira en contra del pecado en la cruz y luego mostrar Su poder sobre el pecado en la resurrección para que todos los que tuvieran fe en Él fueran reconciliados con Dios por siempre.
Los Cinco Hilos Del Evangelio
Ahora, lo que quiero es que pensemos en cinco diferentes hilos del evangelio. Vamos a desglosar cada uno de estos. Vamos a ver esto porque quiero que lleguemos a las posesiones, pero tenemos que ver esto primero.
Primero, el carácter de Dios. El evangelio comienza con la gloria de Dios. Segundo, la pecaminosidad del hombre. Tercero, veremos la suficiencia de Cristo. Dios, el hombre, Cristo, luego la necesidad de fe. Así es cómo respondemos al evangelio, y luego la urgencia de eternidad. El carácter de Dios, la pecaminosidad del hombre, la suficiencia de Cristo, la necesidad de fe, y la urgencia de eternidad. Así que quiero que pensemos sobre esos cinco hilos, y esto es importante, porque cuando lleguemos a esas conclusiones, esas 18 conclusiones sobre el dinero y las posesiones, vamos a verlas a través del lente de estos cinco hilos del evangelio.
El Carácter de Dios
Primero, el carácter de Dios. Unas cuantas cosas sobre Dios, entre todos Sus atributos, que son fundamentales para entender el evangelio. Él es nuestro Creador. Génesis 1:1 “En el principio creo Dios los cielos y la tierra.” Isaías 40:28, “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.” El hecho de que Él sea nuestro creador significa que pertenecemos a Él. Él es nuestro dueño. Eso es enorme. Isaías 43:15 dice, “Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey.” No somos dueños de nosotros mismos. Le pertenecemos a otro. Aquel que nos creó tiene autoridad sobre nosotros. No somos los amos de nuestro propio destino o capitanes de nuestra propia alma. Le pertenecemos a otro. Él es nuestro creador.
Segundo, Él es nuestro juez. Salmos 7:8, “Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, OH Jehová, conforme a mi justicia, Y conforme a mi integridad.” Isaías 5:16, “Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.” Esto significa que le tenemos que dar cuenta a Él. Esta es una realidad extrema del evangelio. Cada persona aquí estará delante de Dios algún día para ser juzgado, y Él será justo. Romanos 2:6-11 dice,
El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios.
Ahora, vamos a hablar sobre lo que eso significa, ya que esta es una importante realidad.
Él es nuestro juez, nuestro Creador y nuestro Salvador. Alabado sea Dios, Él no es un juez que es indiferente a nuestras necesidades. Él nos ama. Isaías 43:11, “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.” Le pertenecemos a Él, le tenemos que dar cuenta a Él y también le necesitamos. Óseas 13:4, “Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí.” Lo necesitamos en cada segundo. Necesitamos a nuestro Dios en cada aliento que tomamos. Él es amoroso con nosotros. No podemos auto sostenernos. Somos personas sostenidas por Dios. Él es un justo Creador y un amoroso Creador. Ese es el carácter de Dios.
La Pecaminosidad del Hombre
Segundo hilo, la pecaminosidad del hombre. Hemos entendido quién es Dios, ahora, veremos quienes somos nosotros. Somos moralmente malvados. Ahora, eso no pega muy bien con nosotros inicialmente. Usted dirá, “Bueno, he pecado antes, y he hecho algunas cosas indebidas, pero ¿Soy malvado? Eso parece llevarlo un poco lejos,” Pero ahí es donde lo lleva la Biblia.
Génesis 8:21 dice, “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.” En Lucas 11:13, Jesús prácticamente asume que sabemos lo malvados que somos. Él dice, “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Nacemos con un corazón malvado, que odia a Dios. Las personas dirán, “Bueno, yo siempre he amado a Dios.” No, no lo ha hecho. Puede que haya amado a un dios que usted creó en su propia mente, pero al único y verdadero Dios, usted lo ha odiado.
Cómo se Opone la Biblia al Evangelio de la Prosperidad
La Biblia dice que somos moralmente malvados, y que estamos espiritualmente enfermos. Mateo 9:12 dice, “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.” En el núcleo de nuestro ser, tenemos una enfermedad espiritual maligna que sobrepasa cualquier cáncer o enfermedad física que podamos experimentar. Somos moralmente malvados y estamos espiritualmente enfermos. Somos esclavos del pecado. No somos libres de vivir como queramos. Somos esclavos de nosotros mismos y esclavos del pecado. Juan 8:34 dice, “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.”
Romanos 6:16-20 dice, “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.”
2 Timoteo 2:26 dice que “y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.” Moralmente malvados, espiritualmente enfermos, esclavos del pecado y cegados a la verdad.
“En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4. No aceptamos las cosas de Dios. 1 Corintios 2:14 dice, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” Estamos entenebrecidos en nuestro entendimiento y cegados a la verdad. Efesios 4:18: “Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.”
Somos hijos de ira. ¿Cómo es esto para el poder del pensamiento positivo? Efesios 2:3 dice que éramos “hijos de ira.” “…Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” Efesios 2:3.
Somos enemigos de Dios. Santiago 4:4 declara, “!!OH almas adúlteras¡¡ ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Siguiendo esa misma línea, Romanos 5:10 dice, “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Por último, estamos espiritualmente muertos. “…Cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…” Efesios 2:1. Estamos muertos en nuestros delitos y pecados. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron…” Romanos 5:12. Estamos muertos por el pecado. “…Porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.” Dice Efesios 5:13-14. “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23.
Ahora, deje que eso se asimile. Moralmente malvados, espiritualmente enfermos, esclavos de pecados, cegados a la verdad, hijos de ira, y espiritualmente muertos. Eso no nos da mucha esperanza. ¿Pueden aquellos cuya toda inclinación es malvada escoger el bien? Si usted está enfermo, ¿Puede sanarse usted mismo? Si usted es un esclavo, ¿Puede liberarse usted mismo? Si usted está ciego, ¿Puede recuperar la vista por sí mismo? Si usted es objeto de ira, ¿Puede usted mismo aplacar esa ira? Si usted está muerto, ¿Cuántos de nosotros decidimos, “Bien, estoy listo para volver a la vida”?
La realidad evidente del evangelio es que separados de la intervención divina, separados de la obra del Espíritu de Dios, nos encontramos incapaces e imposibilitados de hacer algo acerca de nuestra condición espiritual por cuenta propia. Eso es enorme. Eso es enorme porque tratamos de pasarlo a segundo plano a cada momento con el evangelio en nuestra cultura. Vivimos en una tierra de superación personal, y decimos, “Bueno, el problema es que usted ha hecho algunas cosas malas en su vida, pero la belleza es que Dios tiene un plan para su vida.
Así que, unos cuantos pasos sencillos… haga esta oración, diga estas palabras…y está dentro.” Tiene sentido. Vivimos en una tierra de superación personal, donde una dosis de asistencia a la iglesia seguida de una oración con una buena cantidad de vida moral parece superar nuestra pecaminosidad. La realidad es que no podemos manufacturar la salvación, y no la podemos programar. No podemos ni siquiera iniciarla. Necesitamos que Dios haga esto en nosotros.
La Suficiencia de Cristo
Ahora, estamos llegando a la belleza del evangelio, la suficiencia de Cristo, porque Él lo ha hecho. En Cristo, Su vida mostró la justicia de Dios. Nosotros éramos esclavos del pecado, así que necesitábamos a alguien que no fuera esclavo del pecado, que conquistara el pecado con su vida. Eso es lo que 1 Pedro 2:22 dice, “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.” También, Hebreos 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
Nuevamente, hablando sobre esto Su propia vida, Jesús dijo en Juan 8:46, “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?” Jesús era 100 por ciento hombre y 100 por ciento Dios. El obedece la ley perfectamente. Él no tiene engaño. Su vida mostró la justicia de Dios.
Su muerte satisfizo la ira de Dios. Romanos 3:25 dice, “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre…” Esa es una gran palabra. Significa aquel que aparta la ira. Él aparto la ira por su pecado y mi pecado de un Dios santo. Su ira es buena. No pensamos de la ira como buena, pero es algo realmente bueno que Dios aborrezca aquello que nos destruye. Él derramó toda Su santa ira, por su pecado y mi pecado, sobre Su hijo, y Su hijo aparto Su ira de nosotros. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.” Romanos 5:9. En mi lugar, El estuvo condenado, y Dios “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21. Eso es propiciación. Eso es realmente bueno.
Su muerte satisfizo la ira de Dios, y Su resurrección demostró el poder de Dios. Dios confirmó la obra de Cristo y la cruz por nuestros pecados levantándolo de la tumba. Me encanta lo que Colosenses 2:9-15 dice:
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
El carácter de Dios: El es Santo, Justo, Creador y Salvador. La pecaminocidad del hombre: somos objetos de ira, muertos, moralmente malvados, y enfermos. Viene Cristo. Su vida muestra Su justicia, Su muerte satisface la ira de Dios, y Su resurrección demuestra el poder de Dios.
La Necesidad de Fe
Así que, ¿Como se convierte esto en una realidad en nuestras vidas? Vea la necesidad de fe. Ahora, sígame aquí. Acabamos de hablar sobre como Cristo es la base de nuestra salvación. Damas y caballeros, Jesús ha hecho el trabajo. Jesús ha conquistado el pecado. El ha comprado la justicia para usted y para mí, y lo que eso significa es que ya no hay ningún trabajo para usted. Jesús lo ha hecho todo. Su obra es la base de nuestra salvación. De eso es lo que Efesios 2:4-7 trata. Dice,
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Si fuera a preguntarle, “Como sabe usted que es justo ante Dios,” ¿Cual seria su respuesta? Si estuviéramos en un uno-a-uno, “¿Cómo sabe usted que es justo ante Dios?” Si las primeras palabras que salen de su boca son, “Porque yo,” entonces quiero animarle a ser cuidadoso, porque la única forma de ser hechos justos delante de Dios es porque Cristo hizo lo que hizo. El es la única base. No es lo que yo hice. Cristo es la base de nuestra justificación ante Dios.
Así que Cristo es la base. Ahora, ¿Cómo se convierte eso en una realidad para nosotros? La fe es el medio para nuestra salvación. La fe es el anti-obra. Gálatas 2:15-16 dice,
Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. No hay nada más que pueda hacer que confiar en lo ha sido hecho por usted.
Ahora, quiero que desglosemos esto un poco, porque aquí es donde se tornara un poco complejo cuando veamos diferentes cosas en las escrituras. Por la fe inicial en Jesucristo, somos hechos justos delante de Dios el Padre. Romanos 5:1 dice, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5 continúa diciendo en los versículos 10 y 11, “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” Así que, eso es lo pasa. La justificación se hace justa delante de Dios el Padre por la fe en Cristo.
Experimentamos un nuevo nacimiento. ¿Recuerda la conversación de Jesús con Nicodemo en Juan 3? En los versículos 5-8, Jesús le dice a él, Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Usted tiene que Nacer de Nuevo.
Entonces ¿Qué pasa cuando nacemos de nuevo? Bueno, primero, Dios abre nuestros ojos. Como acabamos de leer, Juan 3:3 dice, “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” ¿Recuerda todo el contexto detrás de este caso? Nicodemo es un buen hombre. El es un líder religioso. Él esta radicalmente devoto a la palabra. Él les ha enseñado la palabra a otros, pero se tiene que dar cuenta de que él está muerto y que necesita vida, y que él nunca ha nacido de nuevo espiritualmente con todo lo que él ha hecho. Dios nos ayuda a ver esto. No importa lo que hayamos hecho, todavía estamos muertos. Usted no puede nacer por sí solo.
Dios tiene que abrirle los ojos a esto, y luego Dios tiene que cambiar nuestro corazón. El dijo, “Usted debe nacer de agua y espíritu.” Usted necesita que un cambio radical ocurra dentro de usted. La salvación… no se pierda esto…no ocurre de afuera hacia adentro. La salvación ocurre de adentro hacia afuera.
Dios cambia nuestro corazón. Es de lo que Tito 3:4-7 nos habla. Dice, “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”
Habla sobre lavar nuestros corazones. 1 Pedro 1:23, “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios…” La palabra de Dios hace esto. Todo el trasfondo de Juan 3 es Ezequiel 36, donde Dios habla al profeta Ezequiel sobre el agua y el espíritu. Quiero recordarle cual es la referencia ahí.
¿Que pasa cuando Dios cambia nuestro corazón? Primero, el nos limpia. Ezequiel 36:24-25, el trasfondo aquí en el Antiguo Testamento, dice, “Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.” Eso es lo que pasa cuando nacemos de nuevo. Dios cambia nuestro corazón. El nos limpia de nuestro pecado, nos lava por el poder de Su palabra, pero eso no es todo. Nacemos del agua y del Espíritu.
El nos limpia, y segundo, El habita en nosotros. Los próximos versículos en Ezequiel, Ezequiel 36:26-27, dice, “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” Así que, Dios pone Su Espíritu dentro de nosotros, y eso es lo que necesitamos. No solamente necesitamos ser limpiados. Esto es lo que algunas veces pensamos cuando pensamos en el evangelio y la salvación. Pensamos, “Bueno, he sido limpiado de mi pecado.
Ahora, voy a vivir como yo quiera.” No es el evangelio. Usted no puede ser limpiado de su pecado, y luego irse a vivir como quiera. Usted es limpiado de su pecado, y el Espíritu de Dios viene a habitar en usted, y eso significa que usted ahora vive como Él quiera.
Cómo se Opone la Biblia al Evangelio de la Prosperidad
Todo en su vida es diferente. Esto es enorme. Usted ve todos esos estudios del grupo Barna. Sobre lo que los cristianos nacidos de nuevo hacen. Para poder ser clasificado como cristiano nacido de nuevo en esos estudios, todo lo que tiene que hacer es decir que usted ha hecho un compromiso de fe significativo con Jesucristo. Casi cada persona borracha que he conocido en la calle dice eso. OH, y la segunda cosa es que usted tiene que creer que va para el cielo. Así que, ellos van y hablan sobre como los cristianos nacidos de nuevo viven igual que el mundo. Hablan de cómo los cristianos nacidos de nuevo hacen esto igual que el mundo y hacen aquello igual que el mundo, y tienen las estadísticas para mostrarlo, pero la realidad es, sus estadísticas puede que estén correctas, pero sus conclusiones están totalmente equivocadas.
Si las personas están viviendo igual que el mundo, entonces eso no esta mostrándonos que los cristianos nacidos de nuevo son iguales que el mundo. Esta mostrando que hay personas que piensan que son nacidos de nuevo y están totalmente equivocadas. Ellos puede que hayan hecho esto o lo otro, pero ellos no han sido limpiados y cambiados de adentro hacia afuera.
Hay una pregunta enormemente importante para cada uno de nosotros que estamos pasando por este estudio. Una pregunta eternamente importante: ¿Ha cambiado Dios su corazón? ¿No me refiero a que si ha caminado hacia el altar o hecho aquel trato? ¿Encuentra que su corazón ha sido limpiado y habitado por el Espíritu de Dios? El abre nuestros ojos a nuestra necesidad por El. El cambia nuestros corazones. El activa nuestra creencia. La segunda mitad de esa historia en Juan 3:11-21, creer se menciona siete veces diferentes. Dios activa nuestra creencia, y esta es la clave, una frase que es intencional aquí.
Ahora, esto es algo que, obviamente, hacemos. Creemos. Nadie más puede hacer esto por nosotros. Somos responsables a Dios por esto. Nuestro destino eterno depende del creer, pero quiero que veamos que el creer es todavía algo que sucede por la gracia de Dios. Vea lo que dicen las escrituras: Juan 6:44, “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” En Hechos 11:18, usted ve a las personas viniendo a Cristo. “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, ¡diciendo De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” Hechos 14:27, “Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.” ¿Quien abrió la puerta de la fe? Dios.
Hechos 15:9, “Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.” Hechos 16:14, “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.” Lidia estaba vendiendo bienes de púrpura. El Señor abrió su corazón.
Ahora, esto puede ser confuso. Decimos, “Bueno, ¿Qué hago yo? ¿Qué hace Dios en la salvación?” Esta es la realidad. La fe es nuestro hecho. Creemos, pero la fe es posible solamente por la acción de Dios. Usted dirá, “Bueno, ¿Cómo pasa esto?” Bueno, hemos hablado sobre eso anteriormente, y la respuesta es que es un misterio, pero es hermoso. Nuestra salvación no depende de nuestras obras. Es totalmente dependiente de Su gracia. Ese es el punto.
Veamos el Nuevo Testamento. Usted verá lo que involucra el creer. ¿Qué es creer? Por Su gracia, nos volvemos de nuestro pecado y de nosotros mismos. Nos arrepentimos. Esa es la primera invitación cristiana. Pedro, en el primer sermón cristiano, en Hechos 2:38, dice, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Entonces, en el capítulo tres, nos arrepentimos. Hechos 3:19, “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.”
Nos volvemos del pecado y de nosotros mismos, y por Su gracia, confiamos en Jesús como Salvador y Señor. El nos salvó de nuestros pecados, y El reina como Señor sobre nuestras vidas. “Señor” es el termino dominante que se utiliza con Jesús en Hechos y en Romanos. Hechos 2:36, “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.” Hechos 16:31, “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” También, Romanos 10:9 dice, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Resulta interesante, no vemos en las escrituras a nadie hablando sobre el aceptar a Jesús como Salvador personal. En vez de eso, vemos a personas confesando a Jesús como Señor y Rey, que reina sobre nosotros.
Ahora, vamos a poner todo junto. Cristo es la base de nuestra salvación. La fe es el medio de nuestra salvación. Eso nos da una confianza radical. Nuestra salvación es segura. Eso es buenas noticias. No esta basada en lo bien que nos pueda ir mañana o la próxima semana o el próximo año. Esta basada en Su gracia, en lo que ha sido hecho por nosotros. El nos ha perdonado. El ha puesto Su Espíritu dentro de nosotros. Efesios 1:11-14 dice, “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”
También, 1 Juan 5:13-15 dice, “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
Así que, por fe inicial en Cristo, somos hechos justos delante del Padre. Nacemos de nuevo. Entonces, obviamente, aquí no es donde todo esto termina. Segundo, por la fe continua en Cristo, ahora caminamos con Dios como nuestro amigo. Las personas pueden reclamar ser justos delante de Dios el Padre, pero si no están caminando con Dios como amigo, entonces hay una pregunta sobre si son o no justos ante Dios, el Padre. Juan 15:15, “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”
Sígame aquí. Aquí es donde se puede volver realmente confuso. Experimentamos un nuevo nacimiento en la salvación. También experimentamos una nueva vida. En Gálatas 2:17-21 dice, Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. 18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. 19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Así que, somos salvos por la fe, y luego vivimos nuestra salvación por fe. Toda nuestra vida es por fe. 1 Juan 2:4-6 continua diciendo, El que dice: “Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”
Caminamos, vivimos por fe, y eso da como resultado la obediencia radical. Jesús dice, en Lucas 9:23-24, “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.” Este es el trato: cuando usted está bien delante de Dios el padre, y usted esta caminando con Dios como amigo, entonces usted nunca tiene por qué temer a Sus mandamientos. Usted es libre de hacer lo que sea que El diga, porque usted sabe que El es bueno. El es lo suficientemente bueno como para salvarle y proveerle como Padre y como amigo.
Así que, la base de nuestra salvación es Cristo. El medio para nuestra salvación es la fe. Las obras son la evidencia de nuestra salvación. Ahora, debemos alejarnos de la justicia que piensa que nuestras obras nos hacen justos delante de Dios, pero eso no significa que las obras estén totalmente desconectadas en la imagen holística de la salvación. Aquí es donde quiero que me siga. Ellas no son la base de nuestra salvación, ni tampoco el medio, pero son la evidencia. Escuche a Santiago 2:14-26,
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Más quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”
La Fe tiene Obras
Santiago esta diciendo dos cosas. Numero uno: está diciendo que la fe crea obras. El usa a Abraham como ejemplo aquí. Piense en Abraham. En Génesis 15, Dios le prometió a Abraham que este iba a tener un hijo. El iba a tener descendientes, y Génesis 15 dice, “Abraham le creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” Eso incluso se remonta a Génesis 12, cuando El le creyó a Dios, y cuando él comenzó a seguir a Dios a donde El le guiara, pero dice en Génesis 15, “Abraham le creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.”
Ahora, cuando usted va a Génesis 22 y Abraham, en obediencia a Dios, lleva a su hijo a una montaña y está a punto de sacrificar a su único hijo. ¿Cuando tuvo Abraham fe? ¿Cuándo recibió él la fe? En Génesis 12 y Génesis 15, y el efecto de la fe fue obediencia radical…obras. La fe crea obras. Ahí es donde lo vemos. Incluso en Filipenses 2:12-13, Pablo, quien siempre se refería a las obras, dice, “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho mas ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Tenemos que trabajar en nuestra propia salvación.
Entonces, ¿Cómo se supone que debemos pensar acerca de las obras? Bueno, la fe crea obras, pero no las obras alimentadas por la carne. Así es como regularmente Pablo habla acerca de las obras. Estas son las obras que hacemos para ganar nuestro camino hacia Dios. El habla de esto a través de todo el libro de Gálatas. Gálatas 2:16, “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, porque por las obras de la ley nadie será justificado.” Una y otra vez, Pablo está diciendo, “No. Eso lleva a una vida de legalismo,” lo cual es pensar que nuestras obras nos generan favores delante de Dios. Debemos estar alertas, pendientes de esto en cada cosa que hagamos. Pablo reprocha a los habitantes de Galacia en Gálatas 3:1-3:
“¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascino para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
Eso no le da la gloria a Dios. Exalta al hombre, y lo que se supone que podemos hacer para llegar a Dios. Pablo habla acerca de esto en Romanos 4:2. El dice, “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de que gloriarse, pero no para con Dios.”
Así que, cuando decimos que la fe crea obras, no estamos hablando acerca de obras alimentadas por la carne, una vida de legalismo que exalta al hombre en vez de a Dios. Al contrario, estamos hablando acerca de obras que son el fruto de la fe. Obras basadas en el resultado de la fe en Dios. Así es como Santiago habla acerca de las obras y como Pablo habla también, pero el habla acerca de una vida de amor. En Gálatas 5:6, Pablo dice, “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” Entonces, incluso Pablo dice, “Lo más importante es la fe trabajando a través del amor. Esta es la belleza de las obras que son creadas por fe.
Esté atento. Mientras confiamos en Dios de todo corazón, permanecemos en Él. Juan 15:5, “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer.” Mientras confiamos en El, le obedecemos, y el fruto de la confianza en Dios es obediencia a Dios. ¿Pudo ver eso? Jesús dice en Juan 15:14-16,
“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamare siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, el os lo de.”
El fruto de la confianza en Dios es obediencia a Dios, y como resultado, esto trae gran gloria a Dios. En Juan 15:8, Jesús dice, “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Así que, en esta forma, las obras son muy pero muy buenas. Obras, no alimentadas por la carne para ganar el favor delante de Dios, sino obras que son el fruto de la fe, fruto de confiar en Dios. 2 Tesalonicenses 1:11-12, “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.”
Las obras producen fe, y luego las obras completan la fe. Santiago dice al final en Santiago 2:26, “La fe de Abraham fue completada por lo que hizo.” Así que, nuestra fe es completada en nuestras obras. Viene a su completa realización en las obras, y cuando eso pasa, Dios se glorifica El mismo en la salvación que es gratuita. Todo esta basado en El. Me encanta Juan 3:20-21: “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”
Dios se glorifica El mismo en la salvación que es gratuita, y Dios se glorifica El mismo en las vidas que son llenas. Debemos pelear contra esta idea de que podemos ser salvos o nacer de nuevo y que nuestra vida luzca exactamente igual. Ese no es el punto. Es blasfemar a Dios. El cambia nuestras vidas radicalmente, y la fe en El produce fruto en nuestras vidas. Por eso es que Jesús dice en Mateo 5:16, “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro padre que esta en los cielos.” Jesús también dice en Juan 10:10, “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Así que, resumiendo en dos declaraciones. Me quiero asegurar de que estamos en la misma página. Numero uno: la base, el medio y la evidencia de nuestra salvación son sólo posibles por la gracia de Dios. Es todo por gracia. Augustine dijo, “Dios da lo que El demanda.” Un ejemplo de eso es cuando yo les doy dinero a mis hijos para que me compren un regalo.
Cómo se Opone la Biblia al Evangelio de la Prosperidad
¿En realidad me dieron un regalo? Si y no. Probablemente hubiera podido encontrar algo mejor con mi dinero, pero la realidad es que lo que dieron fue hecho posible solo por lo que yo les di. Ahora, esta no es una ilustración perfecta, así que no lo llevemos al final, la realidad es que todo lo que damos a Dios es de lo que hemos recibido de Dios desde el principio. Es todo gracia.
En Efesios 2:8-10, Pablo dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Pablo también dice en 1 Corintios 15:9-10, “Porque yo soy el mas pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado mas que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” De nuevo, en colosenses 1:27-29, Pablo dice, junto con esas líneas, “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de el, la cual actúa poderosamente en mi.”
Esto es lo que me imagino. Me imagino a Pablo. El se levanta en la mañana y dice, “necesito gracia hoy.” Así que él trabaja todo el día. Trabaja duro, y el llega al final del día, y dice, “Era todo gracia, y por gracia, me levantare en la mañana y lo haré otra vez.” Todo es gracia y obras. Así que las obras son buenas aquí. Nosotros no necesitamos huir de las obras. Las obras son buenas cuando son producidas por fe.
Me encanta esta cita de Ian Thomas: “¡Tenga cuidado, no sea que aún siendo cristiano, caiga en la trampa de Satanás! Usted puede que haya encontrado y conocido a Dios en el Señor Jesucristo, recibiéndole sinceramente como su Redentor, pero si usted no entra en el misterio de la devoción y deja que Dios habite en usted, el origen de Su propia imagen, usted buscara…
Escuche esto…
…ser santo al someterse usted mismo a reglas y regulaciones externas y conformándose a patrones de comportamiento impuestos sobre usted por la sociedad Cristiana que usted ha elegido en particular y en la cual usted espera ser encontrado “aceptable”. En este sentido usted perpetuara el habito pagano de practicar la religión en la energía de la carne, y en la búsqueda de justicia cometerá idolatría honrando el “cristianismo” ¡más que a Cristo!
Hubiera deseado haber escrito eso. Es muy bueno. Esto es enorme. Esto es importante porque cuando hablamos acerca de lo que tenemos que hacer con nuestras posesiones, debemos darnos cuenta que es solo por la gracia de Dios que podemos hacer esas cosas, y haciendo estas cosas, no ganamos favor delante de Dios. Haciendo estas cosas, estamos practicando nuestra confianza y fe en Dios. Es todo por gracia.
Segunda declaración resumida. Esta es grande también. La base, el medio y la evidencia de nuestra salvación, en última instancia, están involucradas con el juicio ante Dios. Ahora, quédese conmigo aquí. Usted se presenta delante de Dios en el cielo y, para usar esa antigua pregunta, “¿Por qué debería usted ser permitido en el cielo?” Su respuesta es, “Porque Cristo ha pagado el precio por mis pecados, aparto la ira contra mi y se levanto con poder sobre los pecados. La única base que tengo para entrar es El. Yo confió en El. No me aferro a nada en mi vida.
No traigo nada en mis manos. Simplemente me aferro a la cruz.” En el trasfondo se encuentra una vida que confirma absolutamente que eso fue una realidad. Ahora, este trasfondo no es la base sobre la cual puedo entrar al cielo. Absolutamente no. La base es Cristo. No es porque hice ciertas cosas. Es fe, y hay fruto de esa fe, como Santiago habla al respecto y nos muestra que esto no fue alguna fe muerta. Esto es fe real.
Ahora, estas palabras que vemos en las Escrituras. En Mateo 7:21, Jesús dice, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 24:13, “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” ¿Eso quiere decir que tenemos que trabajar para nuestra salvación? No. Significa que la fe resiste.
Romanos 2:6-8 dice, “El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.” Colosenses 1:22-23 dice, …ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.
1 Timoteo 4:16, “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues hacienda esto, te salvaras a ti mismo y a los que te oyeren.” Usted se salvará a usted mismo. ¿Qué significa eso? En Hechos 26:19-20, Pablo está delante del Rey Agripa, y dice, “Por lo cual, OH rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” El arrepentimiento produce buenas obras. Este pasaje es apropiado para ilustrar lo que estamos hablando: Mateo 25:41-46, cuando Jesús dice,
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”
Eso no esta diciendo que es porque usted no hizo ciertas cosas, que usted no estará en el cielo. Es porque no confió en Cristo. Esto es clave. La base es Cristo, la fe es el medio, y las obras son la evidencia.
La Urgencia de Eternidad
Eso nos lleva a nuestro hilo final del evangelio. Esto es enorme, urgencia de eternidad, y esto es también simple. El cielo es una gloriosa realidad para aquellos que confían en Cristo. Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” “ Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Filipenses 3:20-21.
Por otro lado, el infierno es una autentica realidad para aquellos que mueren sin Cristo. Apocalipsis 20:11-15 dice,
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
Es en este punto donde quiero hacer una pausa por solo un segundo antes de que nos vayamos más lejos. Quiero hacerle la pregunta: ¿Le ha dado Dios un corazón nuevo? ¿Ha nacido usted de nuevo? ¿Ha visto a Cristo y solo a Cristo como la base de su salvación? ¿Ha hecho a un lado todos esos intentos religiosos de obtener el favor ante El? ¿Ha confiado solo en El?
Si usted ha hecho eso, entonces quiero rogarle, Cristo es bueno. El ha pagado el precio por sus pecados, y usted es libre de sus esfuerzos por tratar de ganar su camino hacia el Dios del universo. El Dios del universo ha hecho Su camino a usted en Cristo. A lo largo de los próximos minutos, tal vez El ha abierto sus ojos, y tal vez, en este momento, El esta cambiando su corazón. Si ese es el caso, quiero rogarle que se aparte de su pecado y de si mismo y que confíe en Cristo y que nazca de nuevo, y que sea traído a la vida.
El evangelio demanda una decisión. Demanda una decisión de parte de cada vida aquí. ¿Se apartara de Jesús: escogerá vivir una vida sin Cristo ahora y morir sin Cristo para siempre, o se volverá a Jesús? Morir a su yo con Cristo ahora y vivir con Cristo para siempre. Es la pregunta más importante. 2 Tesalonicenses 1:5-10 dice,
“Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).