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Cómo tener una soltería significativa

En julio del 2022, Pew Research realizó un estudio que arrojó que el 50% de la población americana entre los 18 y 29 años se encontraba soltera. Además, la mayoria de ellos tampoco deseaba buscar una relación. Esto no es de sorprender si se ve otro estudio de la misma compañía en el que compara la soltería en 1990 y en el 2019. Ahí se puede observar que mientras que en 1990 solo el 29% de la población no tenía pareja, para el 2019 esa cifra se había elevado a un 38%. La tendencia en la sociedad es clara, y la Iglesia no es ajena a ella. La pregunta entonces es ¿cómo se debe abordar esta realidad bíblicamente y pensando en la expansión del Reino?

El cristiano está llamado a un tipo de soltería enfocada en el Reino y su expansión.

La soltería se ha visto como algo negativo en distintos tiempos y culturas. Por ejemplo, en la cultura judía antigua hubieron rabinos que llegaron a enseñar que no estar casado a los 20 años era pecado (Scazzero, 2015, 101). Para la cultura judía no tener hijos significaba la extinción del nombre familiar y por ende no casarse era una calamidad. Sin embargo, de esta misma cultura se levantó Jesús como el Cristo de Dios: un hombre que sirvió a su Padre en completa soltería. Así mismo Pablo, el paradigma de lo que significa ser un misionero sacrificado, se mantuvo soltero imitando a su Señor. En definitiva, la soltería para el Reino fue un acto contracultural.

Hoy en día la soltería se ve más como una licencia para el libertinaje y el egoismo. Se la ve como una fuente de una libertad sin restricciones. Se la usa para pecar libremente en el ámbito sexual, para librarse de la “carga económica” de los hijos, y para usar el tiempo disponible en lo que venga en gana. No obstante, el cristiano está llamado a un tipo distinto de soltería. Una que vaya en sentido opuesto. Una soltería enfocada en el Reino. Pero, ¿cómo la soltería en Cristo trabaja a favor del Reino?

1. Siendo testigos de la verdad

Mantenerse puros en una sociedad que incita a lo contrario se convertirá de por sí en un fuerte testimonio de que uno realmente cree en lo que profesa, y que uno lo cree a tal nivel como para sacrificar “la satisfacción personal” por ello. Entre risas y burlas, el mundo hace mofa de los deciden abstenerse, pero el Señor ve con agrado y bendice a los que estan dispuestos a renunciar a todo. El soltero por lo tanto confía (y muestra esa confianza al mundo) en la promesa de su Señor: “En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna” (Lucas 18:29-30)

2. Siendo testigos del Reino que viene

Así como el matrimonio es una muestra de la profundidad y el compromiso del amor de Cristo por su Iglesia, a lo largo de la historia, la soltería se ha visto en muchas ocasiones como un testimonio de que en el Reino venidero “ni se casarán ni se darán en casamiento”. Por otro lado, el autor Peter Scazzero lo describe de la siguiente manera:

“Los matrimonios dan testimonio de la profundidad del amor de Cristo. Sus votos los enfocan y los limitan a amar a una persona de manera exclusiva, permanente e íntima. Los solteros […] dan testimonio de la amplitud del amor de Cristo. Debido a que no están limitados por sus votos a una sola persona, tienen más libertad y tiempo para expresar el amor de Cristo a una amplia gama de personas”.

3. Amando más evidentemente a la Iglesia

Jesús dijo “En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros” (Juan 13:35). Los solteros, al disponer de mayor tiempo y recursos, tendrán un número mayor de oportunidades de llevar su amor por la Iglesia más allá de los buenos deseos. Por ejemplo, se pueden ofrecer a cuidar a los niños de matrimonios que necesitan una mano, visitar a más hermanos en fechas importantes en sus vidas, donar más dinero para ayudar a otros, etc. Por ejemplo, Pablo como soltero derramaba toda su energía de amar en las congregaciones que pastoreaba y en sus discipulos más cercanos (1 Corintios 4:17, Gálatas 4:19-20, Tito 1:4). 

4. Siendo más hospitalarios

Dado que los solteros no cargan con el hecho de servir a una familia, pueden tener una mayor flexibilidad para recibir gente en sus casas o incluso ser hospitalarios fuera de ellas (sirviendo a su comunidad por ejemplo). Cabe resaltar que la sociedad no solo está experimentando un fenómeno de soltería, sino también una crisis de soledad. En este punto los cristianos pueden hacer una gran diferencia. Sobre esto la autora Rosaria Butterfield afirma lo siguiente: “aquellos que viven una radical y ordinaria hospitalidad ven sus hogares no como suyos en lo absoluto, sino como un regalo de Dios para usarlos para un mayor avance de su Reino”.

5. Participando en más actividades evangelísticas

Por las mismas razones mencionadas anteriormente, los solteros gozan de una mayor flexibilidad para poder invertirla en largas conversaciones con no creyentes, participar en eventos que promuevan el evangelio, hacer misiones, etc. Por ejemplo, la misionera Amy Carmichael, al no tener una familia, pudo ir a la India a predicar el evangelio entre las niñas que rescataba y por ende en las familias y el contexto inmediato donde actuaba.

Por todos estos motivos (y muchos otros más), podemos concluir que la soltería de algunos puede ser de gran bendición para la Iglesia en su totalidad. Esto no quiere decir que sea mejor que el matrimonio, tal como Pablo lo aclara en sus cartas, pero sus bendiciones son distintas a la de los casados. Por ello, mientras que el mundo solo produce solteros a base del egoísmo y la inmadurez, la Iglesia tiene la gran oportunidad de mostrar a solteros maduros y listos para el servicio de los demás y para expandir el Reino. 

Renzo Díaz Guzmán

Renzo Díaz Guzmán es el Coordinador Académico en Ministerios de Apologética Cristiana. Es estudiante de MDiv en el Seminario Teológico Reformado de Orlando.

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