Una joven nigeriana se encontraba estudiando en un país de Oriente Medio, donde es ilegal para los ciudadanos convertirse al cristianismo. Allí, sentada frente a un musulmán que tenía muchas preguntas sobre la justicia de Dios y la salvación, ella se dio cuenta de que tenía una oportunidad extraordinaria. Como seguidora de Cristo en un país islámico, ella podría usar esta conversación para dar a conocer el evangelio.
Una oportunidad única para compartir el evangelio
Dios equipa a todos los creyentes, incluyendo a los jóvenes universitarios, para que compartan el evangelio. Si estás estudiando en el extranjero, o te estás preparando para hacerlo pronto, tienes la oportunidad de cruzarte en el camino con personas de muchos diferentes trasfondos y creencias. Es fácil conectar con otras personas cuando tienen una razón para estar juntas. Tú eres uno de sus compañeros, lo que hace más fácil desarrollar una amistad, conocer sus vidas para amarlos y orar por ellos, y presentarles la esperanza del evangelio.
En algunos países, a los extranjeros se les dan libertades religiosas diferentes a las de sus ciudadanos. Algunos gobiernos que no permiten a sus ciudadanos convertirse al cristianismo reciben a estudiantes de otros países que son cristianos. Esto te da la oportunidad extraordinaria de ser el único cristiano que muchos de tus vecinos conocen, lo que te permite presentarles la esperanza del evangelio por primera vez (Romanos 10:14–15).
Cómo compartir el evangelio cuando estudias en el extranjero
En primer lugar, prepárate para compartir tu testimonio y conoce lo que dice la Biblia sobre el evangelio y el carácter de Dios. Antes de viajar, dedica tiempo para desarrollar un fundamento bíblico sólido en tu iglesia local (2 Timoteo 3:15-17). En segundo lugar, tómate el tiempo para aprender sobre la cultura y el contexto en el cual vas a vivir. Conocer sobre otras religiones hace posible tener conversaciones eficaces y respetuosas, y te prepara para posibles preguntas que otros puedan tener sobre el cristianismo. Será útil que hagas una rápida revisión de la historia de la región y de la ciudad donde te quedarás, pero es probable que la mejor fuente de información sean tus amigos del lugar.
Antes de viajar, dedica tiempo para desarrollar un fundamento bíblico sólido en tu iglesia local.
Por último, la oración tiene gran poder y mantiene nuestros corazones en llamas por el evangelio (Santiago 5:16-18). Da prioridad a orar por aquellos con los que has construido relaciones. Ora para que Dios conmueva y abra sus corazones, para que escuchen su verdad y para que el Espíritu Santo te guíe cuando tengas estas conversaciones sobre el evangelio.
Habrá dificultades
Según se establecen las relaciones, quizás encuentres personas que están abiertas a tener conversaciones sobre el evangelio y otras que están completamente cerradas al cristianismo. Algunas estarán leyendo las Escrituras por primera vez, otras se opondrán a la religión por completo, y muchas otras podrán estar siguiendo tradiciones en vez de seguir a Cristo. Quizás creciste en una ciudad rodeada de cristianos, pero ahora te encontrarás en un lugar totalmente distinto donde el cristianismo no es la norma y podrías encontrar fuerte oposición.
Es comprensible que te sientas solo, temeroso y no preparado para compartir el evangelio. Podrías sentir que no deberías agitar las aguas para que otros sigan pasando tiempo contigo. Sin embargo, Dios te dará paz, comunidad, y el Espíritu Santo te equipará y te sustentará.
Cuando vienen las dudas y el temor, recuerda que vale la pena tener estas conversaciones sobre el evangelio. La eternidad está en riesgo. Además, el evangelio penetra las culturas, lo que debería animarnos a acercarnos a la gente que está fuera de nuestras zonas demográficas o de confort. Dios podría utilizar estas conversaciones para que alguien venga a la fe y permitirte cultivar amistades más profundas que antes.
Difundir el evangelio como estudiante también abre tu mente a la realidad de que el ministerio y tu vocación no tienen que estar completamente separados.
Alimentando el deseo de vivir en misión
Al tener la experiencia de desarrollar estas conversaciones sobre el evangelio, mientras estás estudiando en el extranjero, por un tiempo corto, debería alimentar el deseo en ti de continuar cumpliendo con la Gran Comisión. Podría abrir la discusión y la oración sobre oportunidades para las misiones a corto y largo plazo. Con todo, tu tiempo en el extranjero debería dar fruto y alimentar tu corazón para el evangelismo y el discipulado. No importa donde te encuentres.
Difundir el evangelio como estudiante también abre tu mente a la realidad de que el ministerio y tu vocación no tienen que estar completamente separados. Tú puedes vivir en misión sin importar cual sea tu ocupación. Las bendiciones y los beneficios del evangelismo en el lugar de trabajo pueden hacer que te des cuenta de que cada vez que asistes a una clase, así como el trabajo, son oportunidades para decirle a otros sobre la redención que se encuentra solo en Cristo.