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Para dar gloria a Dios

Dios será fiel a su carácter y leal a su Palabra. Dios será constante en su misericordia y mostrará su amor a través de su pueblo. Dios usará nuestras vidas para llevar a cabo sus propósitos. La razón por la cual Él vino es la misma razón por la cual vivimos. Él vino para la gloria de Dios. En este episodio del Radical Podcast sobre Romanos 15:7–13, el Pastor David Platt nos enseña que Jesús vino a la Tierra para dar gloria a Dios.

  1. Jesús vino para certificar la integridad de Dios.
  2. Jesús vino para vindicar la Palabra de Dios.
  3. Jesús vino para demostrar la misericordia de Dios.
  4. Jesús vino para unificar al pueblo de Dios.
  5. Jesús vino para cumplir el propósito de Dios.

Si tiene una Biblia, y espero que tenga una, permítame invitarle a abrirla conmigo en Romanos 15. Vamos a terminar un mes en que estuvimos mirando versículos específicos en el Nuevo Testamento que señalaban por qué vino Jesús, qué celebramos en la Navidad. Hemos visto que Jesús vino para liberar a los cautivos. Jesús vino para servir a los desamparados. Jesús vino para destruir al maligno. Jesús vino para darnos vida.

En el sermón anterior, en vísperas de Navidad, pensamos en cómo Jesús vino para buscar y salvar lo que se había perdido. Y hoy vamos a mirar la razón suprema por la cual vino Jesús. Quiero decir que esta es la razón que realmente resume todas las otras razones de que ya hemos hablado. Jesús vino por todas esas razones, para liberarnos, para servirnos, para buscarnos y salvarnos, para darnos vida. Pero la pregunta es: “¿Por qué hizo Jesús todo eso por nosotros?” Quiero mostrarles que Él hizo todo eso por nosotros para la gloria de Dios. La meta suprema de su aparición es la gloria de Dios.

¿Qué significa para mí?

Ahora esto, por sí mismo, es algo difícil de entender, porque tenemos una tendencia peligrosa, es una tendencia sutil y peligrosa, pero peligrosa, comenzamos a ver al cristianismo y al evangelio mediante unos lentes centrados en el hombre. Siempre pensamos: ¿Qué significa para mí? ¿Qué puede hacer Jesús por mí? Mis deseos, mis anhelos, y mis necesidades, y esto es bueno hasta cierto punto, porque Jesús vino a servirnos, y para darnos vida, y para buscarnos, y para salvarnos. Pero si nos detenemos aquí, entonces estamos en peligro, si nos detenemos aquí existe el riesgo de que pensemos que somos el propósito de todo. Que todo en el universo de Dios está centrado en nosotros. ¡Y eso no es cierto!

Todo en el universo de Dios está centrado en Dios. Incluso sus más maravillosos actos de misericordia y gracia hacia nosotros no están dirigidos en un sentido supremo hacia nosotros, sino hacia Dios. Todo gira alrededor de la gloria y la grandeza de Dios, y la belleza de la navidad es que Dios eligió glorificarse a Sí mismo al volverse nuestro Siervo en Cristo, al buscarnos, y salvarnos en nuestra perdición, y la belleza del evangelio es: el deseo de Dios para Su gloria incluye nuestra salvación.

Por tanto, quiero mostrarles una perspectiva de la navidad centrada en Dios, y quiero que nos demos cuenta de que “sí”, en un sentido muy real, Jesús vino para servirnos, buscarnos, y salvarnos, pero en un sentido supremo, Jesús vino para Dios. La intención de la navidad es no hacernos pensar en cuán grande somos, tanto que Jesús vino por nosotros. La intención de la navidad es que en este mes nos vayamos pensando en cuán grande es Dios, porque eso es, más que nada, lo que Jesús está mostrándonos en Su venida.

Quiero mostrarles esto. En Romanos 15:7-12. Ahora, el versículo clave aquí es el 8. Es como lo que hemos visto, Lucas 19:10, Marcos 10:45, 1ra de Juan 3:8. Estos son los versículos que han dicho: “Por esta razón vino Jesús”. Bien, cuando llegamos al versículo 8, encontramos un versículo cargado, que parece derramarse en el versículo 9, y esta es la imagen de por qué vino Jesús. Pero quiero que leamos este pasaje, del 7 al 13 (Romanos 15:7-13), y quiero que veamos por qué vino Jesús, y cómo viene Jesús a señalarnos la gloria de Dios.

Quiero advertirle desde el principio, la primera parte de nuestro tiempo juntos tendremos que ir a algunos lugares diferentes en las Escrituras, y vamos a tener que hacer un estudio un poco fuerte. Pero quiero invitarle a resistir conmigo, aguante conmigo, y verá cómo una perspectiva de la navidad, centrada en Dios, es realmente muy muy buena para el hombre. Quiero que veamos cómo eso nos lleva a un año lleno de esperanzas.

Por eso comenzaremos en Romanos 15:7. Pablo escribe:

Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios. Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: Por tanto, te confesare entre los gentiles, y a tu nombre cantaré. Y vuelve a decir: Regocijaos, gentiles, con su pueblo. Y de nuevo: Alabad al Señor todos los gentiles, y alábenle todos los pueblos. Y a su vez, Isaías dice: Retoñara la raíz de Isaí, el que se levanta a regir a los gentiles; los gentiles pondrán en El su esperanza. Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:7-13).

Ahora, ¿lo ve? ¿Ve cómo todo en este pasaje está dirigido en un modo supremo hacia la gloria de Dios? Él comienza en el versículo 7, dice: “aceptaos los unos a los otros […] para gloria de Dios” (Romanos 15:7). Por tanto, no es solo “aceptaos los unos a los otros”, punto, conviértalo en un fin y todos iremos a casa. No: es “aceptaos los unos a los otros para que Dios sea glorificado”. Entonces, en el versículo 8 dice: “Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión [en un sentido supremo…] para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia” (Romanos 15:8-9). Luego, nos da toda una lista de citas del Antiguo Testamento de Dios recibiendo la gloria y la alabanza. Incluso antes de este pasaje, retroceda a los versículos 5 y 6, y vea la oración que Pablo hizo por la iglesia romana allí: “Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús, para que [aquí está] unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5-6).

Una Navidad Centrada en Dios…

Por tanto, quiero mostrarles cómo es que la venida de Cristo trae gloria a Dios, en cinco modos diferentes, basados principalmente en Romanos 15:8, y el comienzo del versículo 9.

Jesús vino para certificar la integridad de Dios

Primero, Jesús vino para certificar la integridad de Dios. Ahora, estamos enfocándonos aquí en el versículo 8. Pablo dice: “Cristo se hizo servidor de la circuncisión” (Romanos 15:8), esa es la misma ilustración que vimos en Marcos 10, un par de sermones atrás. “Cristo no vino para ser servido sino para servir”, Él se hizo “servidor de la circuncisión”, y luego, amo esta frase: “para demostrar la verdad de Dios” (Romanos 15:8). Literalmente, Cristo vino para “mostrar la veracidad de Dios”. De modo que la imagen de Cristo viniendo es que Cristo está señalando la integridad y veracidad de Dios.

Ahora, ¿qué significa que Dios es veraz? Significa que Dios, en Su carácter, en Sus atributos, es veraz en todo momento, en toda circunstancia. Ahora, eso parece ser algo vago, ambiguo, pero comparémoslo con nosotros. No somos confiables en todo momento ni en toda circunstancia. Yo, en mi propia vida, quiero ser amoroso. Al mismo tiempo, sé que hay ocasiones en que digo cosas, o hago cosas, o pienso cosas que no son amorosas. Lo que muestra una falta de integridad en mí. El asunto con Dios es que eso nunca le pasa a Él. Dios siempre es amoroso. Él es verdaderamente amoroso. Sus atributos son perfectamente mostrados en todo momento.

Ahora, esto es clave, porque algunas veces tenemos la tendencia a tener una imagen truncada de Dios, y miramos algunas historias en el Antiguo Testamento, por ejemplo, y pensamos: “Bueno, algunas veces Dios es justo, y otras veces es misericordioso”. O, “algunas veces Dios muestra Su ira, y otras veces Dios es amoroso”. Pero eso es incorrecto. Dios no elige diferentes atributos en diferentes momentos, Él es fiel a todos Sus atributos en todo momento. Él siempre es justo y siempre es misericordioso. Él siempre tiene ira y siempre es amoroso.

Tozer, a quien mencioné antes, dijo en Su libro sobre los atributos de Dios (Knowledge of the Holy): “Todos los actos de Dios son consistentes con todos Sus atributos. Ningún atributo contradice al otro, pero todos armonizan y se mezclan entre sí en el abismo infinito de la divinidad”. Desearía poder escribir una oración como esa.

Todos Sus atributos armonizan y se mezclan entre sí en el abismo infinito de la divinidad. Todo lo que Dios hace está de acuerdo con lo que Dios es. La imagen común de Dios, a menudo, está despojada de Su justicia y de Su misericordia, los dos extremos son falsos. Pensar en Dios como si Él primero se inclinara hacia uno y luego hacia otro de Sus atributos es imaginar a un Dios inseguro de Sí mismo, frustrado y emocionalmente inestable, lo que, por supuesto, es decir que aquel en quien pensamos no es un Dios confiable, sino un débil reflejo mental de Él, bastante desenfocado. Dios no puede dejar de ser quien Él es, Él no puede abandonar Su propio carácter.

Ahora, ese es el tipo de oración del libro de Tozer. Lo que le deja a usted diciéndose, “Bueno, ahora me duele la cabeza”. “Dios no puede dejar de ser quien es, y siendo quien es, Él no puede actuar negándose a Sí mismo”.

Eso significa, que Él nos está señalando la veracidad de Dios, lo que significa que en Su carácter, en Sus atributos, Dios siempre es veraz expresando Sus atributos. Y usted está diciendo: “Bien, ¿qué tiene que ver esto con la venida de Cristo?” Piénselo. Vea a Cristo en Su venida. Vea a Cristo sobre la cruz. Vea la justicia de Dios. El pecado es severo, y merece justicia. Vea la ira de Dios siendo derramada, y al mismo tiempo, vea la misericordia de Dios y el amor de Dios hacia los pecadores. En la imagen de Cristo, vemos una demostración de la veracidad de Dios. Él vino a favor de la verdad de Dios para mostrarnos la veracidad de Dios. Cristo viene para mostrarnos que Dios es veraz en Su carácter.

Jesús vino para vindicar la Palabra de Dios

Segundo, dé un paso más profundo, Él vino para certificar la integridad de Dios, y Jesús vino para vindicar la Palabra de Dios. Él vino “para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres” (Romanos 15:8). Por tanto, Jesús vino para mostrarnos que Dios es veraz en Su carácter, y también que Dios es fiel a Su Palabra.

Ahora, es aquí donde quiero que hagamos un poco de investigación, iremos a cinco lugares diferentes en las Escrituras. Voy a comenzar yendo a Génesis, el primer libro en la Biblia, Génesis 18. Génesis 18, vaya conmigo.

Quiero tratar de descubrir en nuestra mente qué quiere decir Pablo cuando dice que Cristo vino “para confirmar las promesas dadas a los padres” (Romanos 15:8). ¿Qué significa eso? Que Cristo vino para confirmar las promesas hechas a los padres. Se refiere a los padres de la fe en el Antiguo Testamento. Abraham, Isaac, Jacob, es toda la historia que vemos desarrollándose en el libro de Génesis. Por tanto, quiero mostrarles, comenzando allí, en Génesis 18, quiero mostrarles las promesas de Dios a los padres. Primero a Abraham, y luego a Isaac, y luego a Jacob, y quiero que veamos cómo todo esto culmina con la venida de Cristo.

Ahora, Cristo confirma estas promesas. Por tanto, comencemos en Génesis 18:18. Esta es la promesa de Dios a Abraham. Dios le dijo -esto ocurrió siglos antes de que Cristo viniera- “Abraham [Génesis 18:18] llegará a ser una nación grande y poderosa, y en él serán benditas todas las naciones de la tierra”. Esa es una promesa, y podemos ir a otros lugares en la vida de Abraham -Génesis 12:1-3, Génesis 15, Génesis 22- donde se reitera la misma promesa. Dios dice a Abraham: serás una gran nación, y en ti serán benditas todas las naciones de la tierra. Esa fue Su promesa a Abraham.

Ahora vaya a Génesis 26. El hijo de Abraham, Isaac, recibe una promesa de parte de Dios. Ahora quiero que vea cómo Dios reitera la misma promesa al hijo de Abraham, Isaac. Vea en Génesis 26:3. Dios dice a Isaac: “Reside en esta tierra y yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y [note esta frase] confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham” (Génesis 26:3) – la promesa. “Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra” (Génesis 26:4). La misma promesa que Dios dio a Abraham, la da ahora a Isaac.

Siga conmigo hacia la derecha, y llegará a Génesis 28. Dios habla al hijo de Isaac, Jacob. Quiero que vea la promesa que Dios hace al padre Jacob. Mire Génesis 28:13, Jacob, en un sueño, dice: “Y he aquí, el Señor estaba sobre ella, y dijo: Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. [Vea la conexión aquí, no la pase por alto] La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra” (Génesis 28:13-14). La misma promesa, reiterada ahora a Jacob. “Tu linaje será una gran nación. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra”.

Permítame mostrarle otra cita más con Jacob. Continúe hacia la derecha y llegue hasta Génesis 35. Quiero mostrarle cómo esto se hace incluso más profundo aquí, en Génesis 35. Estas son las promesas de que habla Pablo en Romanos 15, cuando habla de las promesas hechas a los padres. Vea Génesis 35:9. En un momento diferente del peregrinaje de Jacob -de la vida de Jacob- dice la Biblia: “Y Dios se apareció de nuevo a Jacob cuando volvió de Padán-aram, y lo bendijo. Y Dios le dijo: Tu nombre es Jacob; no te llamarás más Jacob, sino que tu nombre será Israel. Y le puso el nombre de Israel” (Génesis 35:9-10). Y le puso el nombre de Israel. Esta es la nación de Israel, el pueblo de Israel, y las tribus de Israel provendrían del linaje de Jacob. “También le dijo Dios: Yo soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate; una nación y multitud de naciones vendrán de ti” (Génesis 35:11). Esa es la promesa que hemos visto una y otra vez. Pero entonces, vea esto: “y reyes saldrán de tus lomos” (Génesis 35:11). Entonces, esta es la idea, mediante el linaje de Jacob, de Israel, vendrá un rey -muchos reyes.

Ahora, hay mucho más. Yo podría mostrarle el final de Génesis 49, donde Jacob está bendiciendo a sus hijos, quienes representarán a las tribus de Israel. Él dice a su hijo Judá, que vendría uno del linaje de Judá a quien pertenecería el cetro, y a Él obedecerían las naciones. Y estas son las promesas que Dios está haciendo a Su pueblo, al linaje de Judá. Podríamos recorrer el resto del Antiguo Testamento, al rey David, quien vino del linaje de Judá, a Salomón, y así en adelante, todo el recorrido hasta el Nuevo Testamento.

Ahora, vaya a un lugar en el Nuevo Testamento, Hechos 3:24, vaya allí. Obviamente, estamos saltando mucho aquí. Incluso en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento tenemos estas promesas hechas a los padres, y vemos cómo Dios continúa la línea de esa promesa, de modo que cuando usted llega al comienzo del Nuevo Testamento (Mateo 1), puede notar que incluso antes de tener una imagen del nacimiento de Cristo, Mateo nos da Su genealogía. Y dice: “Todo comenzó con Abraham. Continuó mediante el rey David, y ahora mediante Cristo”. Y Mateo está diciendo: este es el rey prometido, el que Dios prometió hace tanto tiempo a Abraham. Este es el rey que había de venir. Y cuando usted llega a Hechos 3, ve a Pedro predicando un sermón a una multitud de judíos. Ahora quiero que vea lo que él dice. Suena casi exactamente como Romanos 15.

Dice, en el versículo 24, comenzaremos allí: “Y asimismo todos los profetas que han hablado desde Samuel y sus sucesores en adelante, también anunciaron estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con vuestros padres, al decir a Abraham: Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra” (Hechos 3:24-25). Mire esto: “al decir a Abraham: Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra” (Hechos 3:25). Él regresa a la promesa hecha a Abraham. Y el versículo 26 dice: “Dios, habiendo resucitado a su Siervo [se refiere a Jesús] le ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades” (Hechos 3:26).

Pedro está diciendo: ustedes conocen estas promesas que Dios hizo hace tanto a los padres. Bien, ahora Dios ha resucitado a Su Siervo, Cristo, como cumplimiento de estas promesas. Lo que nos trae de vuelta a Romanos 15. Pablo dice que Cristo vino para confirmar estas promesas que Dios había hecho, y la idea general (no yerre) es que Cristo vino para mostrarnos que cuando Dios hace una promesa, Él cumple Sus promesas. Esas promesas son seguras.

Me gustaría tener tiempo, podríamos ir a otros lugares, como 2da a los Corintios 1:20. Pablo dice: “Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él [en Cristo] todas son sí” (2da a los Corintios 1:20). El Cristo es una imagen que representa la fidelidad de Dios a Su Palabra. Jesús vino para certificar la integridad de Dios, y para vindicar la Palabra de Dios.

Jesús vino para demostrar la misericordia de Dios

Tercero, profundicemos un poco más: Jesús vino para demostrar la misericordia de Dios. Aquí es donde se vuelve incluso más maravilloso, porque la promesa no es solo para el pueblo judío. Mediante el pueblo judío serían bendecidas todas las naciones de la tierra. Por tanto, Pablo dice que Cristo vino “para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles [las naciones] glorifiquen a Dios por su misericordia” (Romanos 15:8-9). Y la belleza de todo esto es que desde el mismo comienzo Dios había prometido: “Voy a bendecir al pueblo de Israel para que sean bendecidas todas las naciones de la tierra”. Un predicador dijo: “Las bendiciones de las promesas de Dios se derraman sobre los bancos de Israel, y alcanzan a las naciones”. Este es uno de los aspectos que Pablo ha estado enfatizando durante todo el libro de Romanos, él ha estado diciendo que la venida de Cristo es para judíos y gentiles por igual, y que los judíos y gentiles pueden ser salvados mediante Cristo. Esto no es solo para un pueblo, es para todos los pueblos, para los gentiles, para las naciones, para cada pueblo, tribu, lengua. Cada nación glorificará la misericordia que Él nos ha mostrado en Cristo. Cristo vino para demostrar la misericordia de Dios, a judíos y gentiles por igual.

Jesús vino para unificar al pueblo de Dios

Lo que nos lleva a la próxima parte, Jesús vino para demostrar la misericordia de Dios, y al hacerlo, Jesús vino para unificar al pueblo de Dios, por lo que Dios estaba haciendo entre los gentiles, ahora los judíos y gentiles estaban unidos en un modo que nunca antes habían experimentado. Hubo destellos de esta idea en todo el Antiguo Testamento, pero ahora, en la iglesia, vemos una imagen de la unidad de pueblos, tribus, y naciones, judíos y gentiles, juntos como uno solo.

Ahora, a fin de sentir cuán serio es este asunto, debemos ponernos en los zapatos de estas personas. Imagine al pueblo judío, al pueblo de Israel, durante generaciones han tratado de seguir la Ley de Dios, han caminado como un pueblo que ha recibido el afecto de Dios, y muchas veces han vivido aislados en medio de pueblos gentiles. Culturalmente aislados. Religiosamente aislados. En muchos sentidos, ética y moralmente aislados. Como resultado, existió una profunda división que duró generaciones.

Ahora, de repente, en Cristo, en el primer siglo, aparece la imagen de la iglesia, ahora usted tiene a judíos sentados unos junto a los otros adorando juntos. Y la realidad es, que les fue difícil llevarse bien. Y muchas de las situaciones que vemos en el Nuevo Testamento, muchas de las cartas que vemos, están dirigidas a algunos de los conflictos que ocurrían entre judíos y gentiles. Usted puede imaginar, póngase en los zapatos de una persona judía, ahora está rodeado de personas quienes le han aislado, quienes son totalmente diferentes en cultura, y en religión (en el pasado), tienen diferentes trasfondos, piensan diferente, y en algunos sentidos han sido sus enemigos, y ahora usted está adorando junto a ellos.

La idea que Pablo transmite, cuando llega al versículo 7, es: “aceptaos los unos a los otros”. Cristo ha aceptado a judíos y gentiles por igual, por tanto, aceptaos unos a los otros, y esto traerá alabanza a Dios. Y la hermosa imagen que Pablo está dibujando es que Dios recibe gran gloria, no solo cuando es adorado por un tipo de personas, sino cuando son múltiples personas, cuando en la diversidad las personas se reúnen aceptándose unos a otros, unidos en el evangelio, resonando para la alabanza de Su nombre. Y la excelencia del Rey es vista cuando todos los diferentes tipos de personas se unen para honrar a ese Rey.

Esa es la imagen: Cristo vino para lograr unificar al pueblo de Dios, que es exactamente la conclusión de este pasaje. Jesús vino para certificar la integridad de Dios, para vindicar a la Palabra de Dios, vino para demostrar la misericordia de Dios, y para unificar al pueblo de Dios.

Jesús vino para cumplir el propósito de Dios

Todo esto nos lleva a la razón por la que Él vino: Jesús vino para cumplir el propósito de Dios. Y quiero que usted vea que allí, en el versículo 9, Pablo nos trae cuatro citas diferentes del Antiguo Testamento. Quiero mostrarle, quisiera tener tiempo para volver a esos lugares del Antiguo Testamento, pero quiero mostrarle, y quizás usted escriba esto en su Biblia, solo una pequeña nota junto a cada una de estas citas, quiero mostrarle un progreso en lo que Pablo nos da en estas imágenes que cita del Antiguo Testamento.

La primera vez cita desde el Salmo 18:49. Es una canción de David, una canción de victoria – el rey David. Salmo 18:49, dice: “Por tanto, te confesaré entre los gentiles, y a tu nombre cantaré” (Romanos 15:9). Por tanto, esta es la imagen. Usted quizás quiera escribirlo a un costado. Estos son los judíos entre los gentiles, judíos alabando a Dios entre los gentiles. Los judíos están alabando a Dios entre los gentiles. Judíos entre los gentiles, alabando a Dios. Allí es donde comienza la imagen, en el Salmo 18:49.

Entonces, la siguiente cita es de Deuteronomio 32:43. Es una canción de Moisés. Y dice: “Regocijaos, gentiles, con su pueblo” (Romanos 15:10). Por tanto, ahora no son los judíos entre los gentiles, sino los judíos con los gentiles. Son los judíos adorando a Dios y llamando a los gentiles: “Regocijaos con nosotros”. Primero son los judíos entre los gentiles, y luego son los judíos con los gentiles, adorando a Dios juntos.

Lo que nos lleva a la tercera cita; esta es de otro Salmo -el Salmo 117:1: “Alabad al Señor todos los gentiles, y alábenle todos los pueblos” (Romanos 15:11). Ahora, esa es una imagen de los gentiles alabando a Dios. “Alabad al Señor todos los gentiles. Alábenle todos los pueblos”. Tenemos a los judíos entre los gentiles, a los judíos con los gentiles, ahora tiene a los gentiles alabando a Dios.

¿Ve?, esa procesión toda nos lleva a esta última cita de Isaías -Isaías 11:10: “Retoñara la raíz de Isaí” (Romanos 15:12). Ahora, esa es una referencia a Cristo, la raíz de Isaí, viniendo mediante el linaje del rey David. Cristo retoñará. “Retoñara la raíz de Isaí, el que se levanta a regir a los gentiles; los gentiles pondrán en El su esperanza” (Romanos 15:12). Toda esta cita culmina en una imagen de Cristo, la promesa de Uno que viene al pueblo judío, la raíz de Isaí, recibiendo alabanza de todos los pueblos, judíos y gentiles por igual. Así que hemos ido desde los judíos entre los gentiles, a los judíos con los gentiles, a los gentiles alabando a Dios, y ahora, al final, Cristo es resucitado y todos los pueblos dan gloria a Su nombre.

Y es la belleza de todo, no lo olvide, este ha sido el diseño de Dios desde el mismo comienzo. El diseño de Dios era convocar a un pueblo, enviar a Su Hijo para adquirir a un pueblo de cada tribu, y lengua, y nación, judíos y gentiles por igual, quienes se unirían en alabanza y gloria a Él. Y Jesús vino para cumplir ese propósito. Jesús vino para hacer que ese propósito fuera una realidad. Al venir Cristo, unió a judíos y gentiles. Apocalipsis 7 nos recuerda que llegará el día en que cada tribu, cada pueblo, cada lengua, cada nación se reunirán alrededor del trono cantando alabanzas a Dios por la salvación que ha venido mediante Cristo.

Es lo que cantamos en ese villancico: “Él gobierna el mundo con gracia y verdad, y hace que las naciones prueben la gloria de Su justicia, y las maravillas de Su amor”. El propósito de Dios era enviar a Cristo para que todas las naciones pudieran glorificarle por Su justica y amor.

Es por esto que vino Cristo. Detrás de la navidad hay un significado centrado en Dios. Jesús vino para mostrar que Dios es fiel. Él vino para mostrarnos que Dios es fiel a Su obra. Vino para demostrar la misericordia de Dios, para unificar al pueblo de Dios y, en un sentido supremo, vino para cumplir el propósito de Dios.

Ahora quiero mostrarle por qué una navidad centrada en Dios es extremadamente buena para nosotros. Porque justo después de que Pablo desarrollara esta idea en los versículos 7 hasta el 12, vea lo que dice en el versículo 13. Así es como une todas las ideas. Él dice, su oración: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13). Ahora, usted la ha visto mencionado un par de veces. Quizás la pueda circular en su Biblia: esperanza. “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis [me encanta esa imagen] en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. Círculelo allí. Una navidad centrada en Dios; un año nuevo lleno de esperanza.

Un Año Nuevo Lleno de Esperanza…

Ahora, quiero que piense conmigo en por qué lo que hemos visto en Romanos 15:7-12 nos hace tener gran esperanza en nuestras vidas y, específicamente, esperanza para nosotros al entrar en un nuevo año. Cuando hablo de esperanza, no estoy hablando de esperanza como el mundo habla de esperanza. No estoy hablando de un pensamiento vacío y lleno de deseos que dice: “Bien, espero que el próximo año sea bueno. Tengo esperanzas de que la economía se recupere. Tengo esperanza de que mi trabajo sea seguro, o de que el mercado mejore. Tengo esperanzas de que mis relaciones interpersonales sean buenas. Tengo esperanzas de que el próximo año mi salud sea buena. Tengo esperanzas de que la situación política sea buena. Tengo esperanzas de que la situación mundial sea segura”.

Así es como el mundo tiene esperanzas, y quiero animarle a no tener esperanzas en esas cosas, porque la realidad es, y lo sabemos, que cualquiera de esas esperanzas puede desaparecer en un instante. Sabemos que en lo relativo a nuestra salud, cualquiera de nosotros está a un día de ser diagnosticado, y nunca lo veremos venir. ¿No es cierto? Y nuestra esperanza no está en la economía, en el mercado, o en la política, o en las situaciones mundiales. Quiero animarle a no poner su esperanza en estas cosas. Quiero animarle a poner su esperanza en la gloria de Dios. Quiero mostrarle por qué la gloria de Dios es un fundamento supremo para la esperanza en nuestra vida.

Pablo dijo en Romanos 5, cuando hablaba sobre el sufrimiento, dijo: cuando sufrimos, “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos  5:2). ¿Qué significa eso? ¿Cómo es que la gloria de Dios es una fuente de la cual fluye la esperanza? Quiero que usted piense en cómo la gloria de Dios da esperanza, basado en lo que acabamos de ver, que Cristo vino para la gloria de Dios, basado en lo que acabamos de ver en Romanos 15:7-12, sobre la venida de Cristo. Piense en tres razones para la esperanza en 2010.

Dios será fiel a Su carácter

Primero, en 2010, esta es la esperanza: En el próximo año, Dios será fiel a Su carácer. Cristo vino para mostrarnos la fiabilidad de Dios, y por ello podemos conocer -hermanos y hermanas- podemos conocer que no importa qué ocurra en el próximo año, marque esta frase, no importa qué ocurra en el próximo año, Dios será amoroso. Dios será misericordioso. Dios será bueno. Dios será sabio, y Dios será justo, y Dios será soberano, Él estará en control de cada pequeño detalle en el próximo año.

En un mundo donde todo es voluble e inconsistente y mutable, hermanos y hermanas, Dios es constante, y Él no cambia como las sombras cambiantes. Y durante todo el próximo año, podemos tener esperanzas en esto: Él será fiel a Su carácter, en cada momento, en cada situación, simplemente podemos confiar y… estas son las palabras de Pablo: “Confíe en Él”.

Dios será fiel a Su Palabra

Dios será fiel a Su carácter Dios será fiel a Su Palabra. Esto es lo que Romanos 15 nos ha enseñado, lo que nos ha recordado. Yo quería regresar y mostrar esos pasajes porque quiero que nos demos cuenta de que cuando Dios habla, cuando Dios hace una promesa, Él la cumple, está garantizado, Él la cumple. Dios siempre, siempre, siempre es fiel a Su Palabra.

Ahora, obviamente, nosotros no tenemos una promesa, usted y yo no tenemos una promesa, ninguno tenemos una promesa para el año venidero de que la salud será buena. Ninguno tenemos la promesa de que nuestro trabajo será seguro. Ninguno tenemos una promesa de que las finanzas estarán allí, y que el mundo que nos rodea será seguro. No tenemos promesas así. Pero tenemos promesas de Dios que son mucho, mucho, mucho mejores que esas. Solo un simple viaje a través de Romanos nos muestra profundas e insondables promesas a las que nos podemos aferrar. Cierto, no sabemos si tendremos buena salud, o si estaremos en una buena condición financiera, o esto o aquello, pero podemos saber algo -sí sabemos algo- Romanos 8:28, que Dios usará cada suceso que ocurra en el próximo año, en nuestras vidas, para el bien de aquellos que le aman, quienes han sido llamados según Su propósito. ¡Está garantizado! Él usará cada evento, incluso las peores situaciones, Él las usará para bien en nuestras vidas en el próximo año.

Ahora, basados en Romanos 8:15, podemos decir: Que no importa cuán difícil sea la situación, no tenemos razón para temer, porque no recibimos un espíritu de temor. Hemos recibido “un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El” (Romanos 8:15-17), sí, quizás vamos a participar de Sus sufrimientos durante el próximo año, y es posible que lo hagamos, pero podemos saber que incluso si participamos en Sus sufrimientos, un día vamos a participar de Su gloria. ¡Está garantizado!

Si Dios está por nosotros en el próximo año, ¿quién estará contra nosotros? Romanos 8:31–32. La realidad es, incluso si recibimos un diagnóstico, cualquiera sea el cáncer, o el tumor, o el trauma, o la prueba, o la tentación podemos saber, podemos mirar con fervor a nuestra adopción mediante la redención de nuestros cuerpos. Nada puede hacernos este mundo que pueda quitarnos esa esperanza. Dios será fiel a Su Palabra en nuestras vidas, ¡está garantizado! Ponga en eso su esperanza. Encuentre gozo y paz.

No busque esperanza en otros lugares; permita que Él sea su esperanza. En Él… en Cristo, en la fidelidad de Cristo, en la veracidad de Cristo; Cristo es la esperanza en nuestras vidas. Cristo es la esperanza en nuestros matrimonios. Cristo es la esperanza en la vida de nuestros hijos. Cristo es la esperanza en el mundo alrededor nuestro, Cristo es nuestra esperanza.

Dios será constante en Su misericordia

Dios será fiel a Su carácter Dios será fiel a Su Palabra. Dios será constante en Su misericordia durante el próximo año. Tenga esperanzas en esto: Dios será constante en Su misericordia.

“Para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia” (Romanos  15:9). Nosotros hemos buscado en el Nuevo Testamento y hemos visto que a menudo los gentiles casi se sintieron como ciudadanos de segunda clase; como dejados de lado, debido a que no habían estado en la escena desde el principio, como pasó con el pueblo judío. Y la imagen es que Dios nos muestra que ellos están incluidos en las amplias alas de Su misericordia. Están incluidos. Y Dios es misericordioso con todos los pueblos.

Sepan esto, hermanos y hermanas, sepan esto: No hay un detalle que usted enfrente en el próximo año del que Dios ya no esté íntimamente consciente. Y no hay un solo detalle o situación que usted enfrente en el próximo año en que Dios no haya prometido estar presente para escuchar su clamor, o llevar su carga, y darle todo lo que usted necesite para salir adelante, para que en este próximo año, sea que usted camine por valles o por las cimas de las montañas, usted se encuentre a sí mismo glorificando a Dios por Su misericordia. Dios será constante en Su misericordia.

Dios mostrará Su amor mediante Su pueblo

Luego, piense en esto: Dios mostrará Su amor mediante Su pueblo. Hemos visto cómo Dios ha unido a diferentes tipos de personas en la iglesia, y ha diseñado la unidad de diferentes tipos de personas y Su iglesia alrededor del evangelio, para que todo sea una demostración de Su gloria.

Dios nos ha diseñado para que vivamos del modo en que Pablo está animando a a vivir a estos cristianos romanos, judíos, y gentiles por igual, Dios nos ha diseñado para aceptarnos unos a otros, para cuidarnos unos a otros, para proveer los unos para los otros, para amarnos unos a otros en un modo que muestre la comunidad distintiva de fe, en un modo que resuene para la gloria de Dios, no porque todos luzcamos igual, o pensemos igual, o nos sintamos igual, o vistamos igual, sino porque juntos hemos sido aceptados por Cristo, y capturados por un glorioso evangelio. Y nos encontramos alrededor de otras personas que quizás no lucen como nosotros, o piensan como nosotros.

Esa es la idea, no es que estemos de acuerdo en cada pequeño detalle. Capítulo 14, Pablo ha estado hablando de ello, los pueblos tienen diferencias, pero él dice: “Aceptaos los unos a los otros. Amaos los unos a los otros. Traigan alabanza a Dios en esto”. Esto es lo que hace que la iglesia sea hermosa. No es que estemos unidos por los estándares que este mundo establece. Sino porque estamos unidos por un evangelio, porque somos una comunidad guiada por el evangelio.

Recientemente, recibí un correo electrónico de un estudiante universitario en Chicago, quien originalmente era de Corea del Norte. Y él se está mudando hacia Birmingham para la escuela de post-graduados, y estaba buscando información en línea sobre las iglesias. Y el día que visitó nuestro sitio web, casualmente era la semana en que como iglesia enfocábamos nuestras oraciones en Corea del Norte. Cómo si Dios acomodara la situación.

Por tanto, me escribió y dijo: “Reverendo Platt. Mientras busco escuelas, lo más importante a encontrar, para mí al menos, es una buena iglesia local en la cual estar involucrado, y servir”. Lo que, si puedo hacer una pausa por un segundo -un pequeño sermón al margen- es una buena palabra. Sé que hay estudiantes del último año de secundaria pensando ahora qué viene luego, y los de segundo y primer año quienes ya están pensando en algunas de estas cuestiones. Permítanme animarles -padres y estudiantes- no dejen que la iglesia sea un pensamiento marginal al elegir una universidad. Permitan que la iglesia sea un pensamiento fundamental al decidirse por una universidad. Sí, las credenciales académicas son importantes, la ubicación geográfica, todos los demás aspectos, pero permítanme animarles, no solo piensen: “Bien solo encontraré una buena iglesia cuando llegue allí”. No, mire, si no hay una iglesia que crea en el evangelio, que predique la Biblia, que glorifique a Dios, entonces preocúpese mucho al ir a un lugar donde, al ser retado en su fe, no tendrá una comunidad de fe a su alrededor. Esto es grande. Estoy tan agradecido por este tipo de perspectiva en un estudiante universitario.

Así que él escribe:

“Una simple búsqueda de Google me guió al sitio web de ustedes, y lo primero que noté fue el anuncio que  decía: ‘Ore por Corea del Norte’. Y me sentí tan conmovido por eso. Soy un refugiado nor-coreano que, de alguna forma, por la gracia de Dios, escapó de Corea del Norte y fue adoptado en un hogar cristiano aquí en los Estados Unidos. He visto a muchos cristianos decir muchas cosas malvadas, hirientes, y nada amorosas sobre mi pueblo, y se burlan de la pobreza y la opresión en que vive mi pueblo. Ver a una iglesia orando por mi pueblo es algo muy conmovedor para mí. Solo quería decir: ‘gracias’ por tener una iglesia orando por mi pueblo, y de algún modo orando por los familiares que me pusieron en un barco hacia los Estados Unidos. Pienso que si usted permitiera que un demócrata se uniera a su iglesia, entonces, en el futuro cercano, yo encontraría un hogar en su iglesia, si usted me permitiera la oportunidad. Dios le bendiga a usted y a su ministerio.

Esta es la imagen de la iglesia, ¿no es cierto? Es lo que Dios ha diseñado. No es que encontremos nuestra unidad en la afiliación política, o en el vestuario, o en esto o en aquello, o en todas las cosas por las que el mundo define a las organizaciones o los atuendos. Ahora, nosotros somos una comunidad centrada en el evangelio, unida por el hecho de que hemos sido aceptados por Cristo. Le hemos aceptado a Él. Y eso trae una gloriosa alabanza a Dios. Y Dios nos ha diseñado para ser ese tipo de comunidad de fe unos con los otros. Y oro para que veamos la gloria de Dios en ese tipo de comunidad que experimentamos como iglesia en este próximo año.

Dios usará nuestras vidas para lograr Su propósito

Todo esto nos lleva a la última imagen de esperanza, una imagen de esperanza y de la gloria de Dios. Podemos saber que el próximo año, Dios usará nuestras vidas para lograr Su propósito. Este es el asunto, hemos visto, desde el comienzo de la creación, que Dios ha tenido el propósito de reunir a todos los pueblos -judíos y gentiles, de cada nación, tribu, y lengua- literalmente a cada grupo de pueblos, juntos para glorificarle a Él. Y Jesús vino para cumplir ese propósito.

Esto significa que, al entregarnos para ese mismo propósito (dar a conocer Su gloria entre todos los pueblos del mundo), podemos tener confianza de que Él no fallará. Porque es el propósito de Dios. Aquí es donde quiero ser honesto, quizás incluso un poco vulnerable, y mientras pienso en este año, hay mucho que he aprendido en este año, y claramente mucho más que tengo que aprender.

Uno de los aspectos, sin embargo, que ha sobresalido en este año, es que mientras como cristianos y como iglesia, vivamos para dar a conocer la gloria de Dios entre todos los pueblos del mundo, y tratemos de averiguar cómo vivir cristianamente en nuestra ciudad para la gloria de Cristo entre todos los pueblos del mundo, mientras ese sea nuestro propósito, no será fácil. Nada fácil será, de hecho será más difícil. Será más difícil. Y Satanás no se sentará inactivo mientras el pueblo de Dios busca la gloria de Cristo entre todos los pueblos del mundo.

Pienso en lo que Dios ha hecho por Su gracia durante el último año, y las historias son demasiadas para contarlas. Pienso en las personas que han sido salvadas en hogares para desamparados, y centros para mujeres, y en prisiones, y en los asilos de ancianos como resultado de la gracia de Dios en los grupos pequeños en esta familia de fe. Pienso en todo un ejército de individuos y familias quienes han dado un paso adelante y dicho: “Como iglesia, vamos a asegurarnos de que cada niño en nuestro condado sea cuidado si es expulsado de su hogar por las drogas o el abuso, o por una variedad de otros factores”. ¡Qué escena! Por la gracia de Dios, vamos a asegurarnos de que cada niño en nuestro país tenga brazos amorosos alrededor suyo en la noche.

Pienso en hombres de negocio y mujeres de negocio quienes han dirigido y ayudado a las compañías que se enfocan en necesidades urgentes en el mundo; madres que se quedan en casa y han organizado ministerios, y comunidades. Y entonces pienso, ¡oh la gracia de Dios!, incluso en los últimos pocos meses, la realidad de que hay cientos de niños en los países más pobres del mundo quienes hoy están prosperando cuando antes estaban muriendo de hambre. Dios es bueno.

Pienso en los lugares a donde iremos en los próximos días mientras nos enfocamos en las necesidades urgentes de nuestra ciudad; en las comunidades que están en gran necesidad en muchos modos diferentes, en las comunidades difíciles en muchos modos diferentes. Y pienso en el “Experimento Radical”… que hemos querido hacer con nuestros recursos, sacrificando nuestros recursos y dando pasos que yo -muchos de nosotros- como iglesia, no habíamos dado antes.

Hubo un hombre en Alemania, un reportero de alguna organización cristiana quien escuchó del “Experimento Radical”, y me llamó desde Alemania. Y me preguntó, dijo: “¿No es esto un poco arriesgado?” Y yo como que le dije: “Sí, eso creo”. Dijo: “Bien, ¿sabe usted lo que está haciendo?” Dije, “No, ¡para nada! No lo sé”. La realidad es, al hacer esto en nuestra ciudad y en diferentes partes del mundo (mientras oramos durante el próximo año y nos levantamos y enviamos en oración en el próximo año a los equipos de plantación de iglesias a lugares donde no hay evangelio), la realidad es que la situación no será más fácil para nosotros, por el contrario, será más difícil, más costosa, requerirá más sacrificio, menos seguridad. Pero estoy encontrando gran esperanza en la realidad de que estamos entregándonos al propósito de Dios que ha existido desde el comienzo de la creación, que pudiera ser difícil, y duro, y costoso, pero valdrá la pena. Y Dios usará nuestras vidas para lograr Su propósito.

Por tanto, tenga esperanzas en esto cuando la situación se vuelva más difícil. Tenga esperanzas en esto cuando sea más costosa. Tenga esperanzas en esto cuando no sea seguro. Tenga esperanzas en esto cuando ese modo de pensar y ese estilo de vida vayan en contra de todo en nuestra cultura, e incluso en contra de la cultura eclesial que nos rodea. Tenga esperanzas en esto, Dios, desde el principio, ha estado dando a conocer Su gloria entre todos los pueblos del mundo, y mientras usted y yo estemos en ese propósito, tendremos garantía de ver ese propósito cumplido. Eso ocurrirá, y valdrá la pena.

En Conclusión…

Y a esto es a donde todo nos lleva: ¿Por qué la Navidad? ¿Por qué vino Jesús? Sí, Él vino para liberarnos, y para servirnos y para traernos vida, y para buscarnos, y para salvarnos. Pero más profundo aún, la razón suprema por la que Él vino es la misma razón por la que vivimos. Jesús vino por la misma razón por la que vivimos, y esa razón es la gloria de Dios.

Y estamos atrapados en Cristo con este gran propósito abarcador, indetenible: la gloria de Dios entre todos los pueblos de la tierra. Estamos disfrutando Su gloria, exaltando Su gloria, siendo satisfechos con Su gloria, deleitándonos en Su gloria, y esparciendo Su gloria entre las naciones. Esa es una razón para celebrar una navidad centrada en Dios, y un Año Nuevo lleno de esperanzas.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

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