Entre la resurrección y la ascensión, Jesús se reunió con sus discípulos en una montaña y les dio lo que ahora conocemos como la Gran Comisión. Esta ordena a los creyentes de todo el mundo proclamar la verdad sobre la vida, muerte y resurrección de Cristo, mejor conocido como el evangelio. Colton Corter define útilmente la Gran Comisión como “el mandato de Jesús para sus seguidores, como miembros de iglesias locales, de llevar el evangelio a las naciones para verlas convertidas, bautizadas y enseñadas a obedecer su Palabra.”
Como cristianos, obedecemos este llamado de diversas maneras y en diferentes roles, pero el mandato de proclamar el evangelio entre las naciones es para todo cristiano. Una de las formas en que podemos impulsar a la próxima generación a participar en la Gran Comisión es a través de los ministerios infantiles en las iglesias locales.
El ministerio infantil puede enseñar a los niños a amar la Palabra de Dios
La práctica semanal de enseñarles a los niños las Escrituras e inculcarles un amor por la Palabra de Dios puede transformar sus vidas.
La práctica semanal de enseñarles a los niños las Escrituras e inculcarles un amor por la Palabra de Dios en sus mentes y corazones puede transformar sus vidas. Este tiempo puede llevar a los niños a poner su fe en Cristo y crecer en su comprensión de la gran historia de las Escrituras.
Cuando los niños establecen una relación personal con el Señor, se dan cuenta de que el evangelio los cambia, dando forma a su identidad y su visión del mundo. El evangelio inculca un sentido de empatía y una disposición a priorizar las necesidades de los demás. Cuando un niño desarrolla una relación personal con el Señor y se le brindan herramientas para estudiar la Palabra de Dios, puede gestarse una pasión por participar en la Gran Comisión.
El ministerio infantil puede enseñar a los niños a amar a la iglesia local
El ministerio infantil fomenta un amor por la iglesia local, una comprensión global más amplia y, potencialmente, un corazón misionero desde una temprana edad. Los niños pueden observar las prácticas cotidianas y hospitalarias de su congregación.
Esto podría implicar observar a familias de la iglesia llevarles comidas cuando pierden a un abuelo o ver a un voluntario cuidar de ellos cuando tienen un nuevo hermano en casa. Estas experiencias pueden llevar a los niños a ser profundamente conscientes de su propia necesidad de la iglesia y a tener una pasión por promover la misión de la iglesia a través de servir y amarse mutuamente.
El ministerio infantil puede enseñar a los niños a tener una pasión por las naciones
Muchas iglesias enseñan a los niños sobre el trabajo de los misioneros alrededor del mundo en sus clases, servicios o durante eventos especiales como la Escuela Bíblica de Verano. En mi iglesia, utilizamos la Escuela Bíblica de Verano como una oportunidad para enseñar a los niños sobre nuestros colaboradores misioneros alrededor del mundo.
Estos entornos pueden ayudar a los niños a reconocer su necesidad de participar en la Gran Comisión y pueden ayudarles a identificar formas de hacerlo. En muchas iglesias, los niños observan cómo sus congregaciones envían misioneros y se asocian con ellos mientras comparten el evangelio y establecen iglesias maduras en regiones de difícil acceso alrededor del mundo. Esto brinda a los niños un ejemplo concreto de cómo participar en la Gran Comisión en el contexto de las misiones.
El ministerio infantil puede enseñar a los niños a desarrollar un carácter piadoso
A medida que los niños continúan creciendo en la iglesia, también pueden presenciar ejemplos de cómo implementar disciplinas espirituales en su vida, lo que puede prepararlos mejor para participar en la Gran Comisión.
Un amor por el Señor, fe en el evangelio, amor por la iglesia local y el desarrollo de disciplinas espirituales pueden comenzar en los ministerios infantiles.
A medida que los niños crecen y avanzan hacia la secundaria y la preparatoria, los líderes y voluntarios de la iglesia pueden orientarlos y mostrarles cómo estudiar su Biblia, orar y confesar sus pecados. Estos hábitos pueden ayudarles a cultivar un amor más profundo por el Señor y pueden ayudarles a crecer en carácter piadoso y preparar sus corazones para responder a la Gran Comisión.
Confía en el tiempo del Señor en la vida de tu hijo
En ocasiones, el ministerio infantil puede sentirse como un ministerio que requiere un inmenso esfuerzo y que no produce mucho fruto. Quiero animar a cada ministro de niños, voluntario y padre que fielmente lleva a su hijo a la iglesia cada semana a seguir adelante y deleitarse en cómo el Señor puede estar obrando.
Un amor por el Señor, fe en el evangelio, amor por la iglesia local y el desarrollo de disciplinas espirituales pueden comenzar en los ministerios infantiles. Cada uno de estos puede impulsar a los niños a participar fiel y apasionadamente en la Gran Comisión algún día.