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Qué hacer si tu iglesia no quiere enviarte como misionero

Amas el evangelio. Conoces la seriedad del pecado, y que el perdón y la vida eterna se ofrecen gratuitamente a cualquiera que escuche y crea. Más aún, amas a Jesucristo mismo.

Quieres dedicar tu vida a servir a Cristo, dándolo a conocer en lugares donde aún no es conocido. Tomaste ese sabio primer paso de hablar con los ancianos de tu iglesia local al respecto.

Y ellos dijeron: “No.”

Tu propia iglesia no está dispuesta a enviarte al extranjero por la causa del evangelio. Entonces, ¿qué hacer ahora?

Si esto te describe, estoy seguro de que estás en un torbellino de pensamientos y emociones, algunos de los cuales son justos y otros no tanto. Aquí tienes algunas preguntas para ayudarte a evaluar los méritos del rechazo que acabas de recibir. Mi objetivo no es criticar a tu iglesia ni a ti, sino ayudarte a caminar en fidelidad a partir de aquí.

¿Se trata de ti o de la misión?

Esta es una pregunta esencial pero aterradora que debes hacerte. ¿Tu iglesia no quiere enviarte debido a algo en ti, o porque no les importa la Gran Comisión?

Seamos honestos: es tentador decir que dijeron que no porque simplemente no les importan las misiones. Si entendieran –como tú lo entiendes, por supuesto– apoyarían este llamado que sientes.

Es cierto que hay iglesias que no miran más allá de sus puertas. Se muestran desinteresadas e indiferentes cuando escuchan de lugares donde no hay iglesias ni cristianos. Tales iglesias, si persisten en este tipo de indiferencia, deshonran el nombre de Cristo. Si esta es tu iglesia, deberías irte. Necesitas encontrar una congregación interesada en honrar a Cristo con sus vidas, así como con sus palabras, de manera que tu puedas hacer lo mismo.

Pero aunque existen iglesias así, no son la mayoría. He conocido a muchos cristianos que se sienten intimidados por la evangelización, que piensan que nunca podrían mudarse al extranjero. Pero rara vez he conocido a cristianos que no estén interesados en la expansión de las buenas nuevas del evangelio.

Es mucho más probable que tus pastores hayan visto algo en ti que les haga dudar. Permíteme instarte a que sigas adelante. Haz preguntas honestas y humildes: ¿qué es lo que les preocupa sobre tu vida, tu carácter o tu doctrina? Y ahora te enfrentas a una pregunta diferente: ¿te importa más tu orgullo que la Gran Comisión?

¿Es un no o un todavía no?

Es muy fácil escuchar un “no” como el estruendoso cierre definitivo de una puerta. Pero hay una razón por la que la gente dice “nunca digas nunca”.

No escuches esas preocupaciones como críticas hacia ti, sino como una referencia de cómo puedes crecer en semejanza a Cristo.

¿Ven tus pastores algo en tu vida o carácter que significa que nunca te enviarían? En mi experiencia, si el liderazgo de una iglesia no enviará a alguien por preocupaciones sobre su carácter, la salud de su matrimonio o su inmadurez doctrinal, eso típicamente significa un todavía no. A menos que su preocupación sea debido a una condición médica o responsabilidades familiares particulares, sospecho que lo que te han dado es una oportunidad para aprender en qué áreas de tu vida necesitas un discipulado enfocado.

No escuches esas preocupaciones como críticas hacia ti, sino como una referencia de cómo puedes crecer en semejanza a Cristo. Dar tiempo para crecer en esas áreas puede retrasar tu plan, pero como dice el refrán persa: “Un hacha afilada corta el doble de rápido.”

¿Es esto un patrón o algo inusual?

A veces una iglesia dice no, y no tiene nada que ver contigo. Hay otras cosas que están sucediendo que influyen en la respuesta de tu pastor.

¿Hay dificultades particulares en la vida de tu iglesia que puedan estar consumiendo el tiempo y la atención de tus pastores? Los pastores también se cansan y se desaniman. Tal vez escucharon tu solicitud como una responsabilidad más en un momento en que se sienten abrumados por todo lo demás. ¿Hay formas en las que puedas animar a tus pastores y apoyar el ministerio del que eres parte ahora mismo? ¿Podría ser que necesiten ser fortalecidos para poder estar listos para enviarte?

¿Acaso tu iglesia acaba de enviar a tres nuevos misioneros a los que se han comprometido a apoyar? Tal vez tu iglesia no sabe si tiene el dinero para enviarte.

Quizás saben algo sobre el lugar o la organización con la que quieres ir que les causa dudas. Tómate el tiempo para conocer las razones de esas preocupaciones.

Las decisiones grupales siempre son más lentas que las de una sola persona, pero eso significa que tendrás más personas apoyándote una vez que las cosas se pongan en marcha.

Tal vez el lugar al que quieres ir no encaja con el enfoque de la iglesia. El mundo es grande, la necesidad es grande, y las iglesias tienen recursos limitados. ¿Puedes servir donde tu iglesia quiere enfocarse?

Debes darte cuenta de que no solo estás pidiendo permiso, estás pidiendo a toda una iglesia que se entregue para asociarse en tu ministerio. Las decisiones grupales siempre son más lentas que las de una sola persona, pero eso significa que tendrás más personas apoyándote una vez que las cosas se pongan en marcha.

¿Estás escuchado o solo reaccionando?

Es muy fácil tomarse un “no” de manera personal, ¿verdad? Es muy fácil escuchar una crítica solo para construir tu defensa contra ella. Recuerda Proverbios 9:8–9: “No reprendas al insolente, para que no te aborrezca; Reprende al sabio, y te amará. Da instrucción al sabio, y será aún más sabio, enseña al justo, y aumentará su saber.”

El mundo de las misiones no necesita más insolentes. Mientras estés abordando esas conversaciones difíciles sobre tus deseos y tu futuro, que tu objetivo sea ser como el hombre sabio que describe Proverbios.

Y luego observa cómo Dios usará eso.

Caleb Greggsen pastorea una iglesia de habla inglesa en Asia Central.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!