Yo crecí en una de las iglesias que ayudó a poner el ayuno en el centro de atención de los círculos cristianos a principios de los años 2000. Cuando salió el libro sobre el ayuno de mi pastor de la infancia, nuestra iglesia se propuso ayunar por veintiún días cada enero para ver a Dios moverse.
Para mí, eso significaba renunciar por un tiempo a mi consola de videojuegos o a comer fuera con mi familia. Ahora bien, yo no entendía el propósito del ayuno, así que no estaba sustituyendo el tiempo frente a la pantalla con oración o lectura de la Biblia. Simplemente estaba contando los días hasta que recuperaba mis cosas.
No estaba ayunando, simplemente estaba contando los días hasta que recuperaba mis cosas.
Sin embargo, lo que sí aprecié del ayuno de veintiún días fue cómo estableció un ritmo consistente para el resto del año. Se percibía que la energía vital volvía a fluir en nuestra iglesia. Eso era hasta que llegaba el día veintidós y la vida regresaba a la normalidad. Entonces, ¿cómo puede ser el ayuno una disciplina espiritual que nos haga crecer en santidad, no solo por un tiempo, sino de manera consistente en nuestra vida cristiana?
¿Qué es el ayuno?
El ayuno se ha convertido en una palabra de moda en ciertos círculos religiosos debido a su popularidad en el movimiento del evangelio de la prosperidad a principios del siglo XXI, con su eslogan: “Renuncia a algo que te gusta y Dios te bendecirá”. También tiene connotaciones de salud, debido a la popularidad del movimiento del ayuno intermitente. Sin embargo, el ayuno no es un truco para “hacer que Dios se mueva” o simplemente una práctica para perder peso.
Durante el Sermón del Monte, Jesús dijo:
“Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mateo 6:16–18).
De lo que estamos hablando aquí es del ayuno como una disciplina fundamental para poder vivir como Cristo y crecer en santidad. Es un lapso de tiempo durante el cual podemos eliminar distracciones e ídolos para buscar a Dios. El ayuno es el sacrificio del consumo de alimentos a cambio de la capacidad de sensibilizarnos a las inclinaciones del Espíritu Santo para la revitalización espiritual.
Formas de ayunar
La práctica de ayunar de cada persona va a lucir diferente dependiendo de sus circunstancias de vida y deseos desmedidos. Sin embargo, cabe señalar que cuando ayunamos no debemos enfocarnos en lo que estamos sacrificando, sino en lo que estamos obteniendo al cultivar intimidad con el Dios Todopoderoso. Permíteme señalar que uno puede renunciar a otras cosas además de la comida, pero según las Escrituras, la forma principal de ayunar es renunciando a los alimentos. Aquí hay algunos diferentes tipos de ayuno en los que uno puede participar.
Ayuno regular
Este es el ayuno que más a menudo se ha asociado con los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto después de su bautismo (Mateo 4). Durante este tiempo, el objetivo es renunciar a toda comida y bebida, excepto agua, y en su lugar aprovechar la ocasión para pasar tiempo con Dios.
Cuando ayunamos no debemos enfocarnos en lo que estamos sacrificando, sino en lo que estamos obteniendo al cultivar intimidad con el Dios Todopoderoso.
Ayuno parcial
Basado en la vida de Daniel, el exiliado judío que fue un oficial en Babilonia (Daniel 1), la idea es renunciar a comer carne y alimentos sustanciosos para consumir solo verduras y agua durante el tiempo que se haya decidido abstenerse.
Ayuno total
Como se ve en Ester 4:16, este es un ayuno en el que uno no come ni bebe durante un periodo de hasta tres días, pasando tiempo en intercesión profunda y oración al Señor por una circunstancia específica. Este es un ayuno que debe hacerse con precaución y discernimiento.
Propósito del ayuno
El propósito del ayuno es buscar al Señor, así que búscalo para determinar si debes comenzar a ayunar ahora o más adelante y por cuánto tiempo. Mi desafío para la comunidad cristiana es que discernamos cómo ayunaremos y cuánto tiempo debemos ayunar. ¿Deberíamos todos golpear la puerta del cielo durante veintiún días solo para detenernos y regresar a lo que anteriormente renunciamos? ¿O habrá alguna manera de consistentemente dar de nuestro tiempo y enfoque al Señor para que Él pueda moverse de manera poderosa, no solo en nuestras vidas, sino también en las vidas de quienes nos rodean, especialmente aquellos que aún no lo conocen?
Zion Brown es líder de jóvenes de secundaria en la iglesia Perimeter Church en Johns Creek, Georgia. Zion está cursando una maestría en Divinidades en el Reformed Theological Seminary. Se graduó de Berry College con una Licenciatura en Administración de Empresas con una especialización en Religión.
