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Amor que cuesta

El verdadero amor siempre tiene un costo. En la mayor muestra de amor de todos los tiempos, Jesús entregó su vida en nuestro lugar. En este mensaje sobre Juan 3:14–16, David Platt nos muestra la magnitud del amor de Cristo por nosotros y nos invita a contemplar la cruz. El Pastor David Platt nos recuerda que al reconocer la extensión de nuestra rebeldía, comenzamos a comprender el amor de Cristo tal como se expresó en la cruz.

  1. La ilustración
  2. La invitación
  3. Un amor costoso

Si tiene una Biblia, y espero que así sea, permítame invitarle a abrirla conmigo en Juan 3. Si no tiene, permítame alentarle a encontrar a alguien cercano a usted que sí la tenga. Es bueno ir leyendo y escuchando lo que Dios tiene que decirnos por medio de Su Palabra.

Quiero que veamos, en la Palabra de Dios, una imagen increíble del amor de Dios. Es un versículo famoso, que todos aquí conocen, pero lo veremos de una forma que creo que no han visto jamás, lo veremos basado en el contexto de Juan 3:16. Y quiero hablar especialmente a las personas que no están seguras de lo que pasará cuando mueran. Si le hiciera una pregunta, entre usted y yo, sin rodeos, cara a cara, ¿Está seguro de que cuando muera tendrá vida eterna en el Cielo? Y si no puede responder con un 100 por ciento de certeza, entonces quiero hablarle especialmente a usted.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El,” y la palabra clave ahí es “cree”. Es una de las palabras preferidas de Juan. La usa a todo lo largo de este Evangelio. De hecho, la usa en el par de versículos que está justo antes de Juan 3:16 y es ahí donde quiero que vaya. Quiero que vaya conmigo a Juan 3, pero antes de leer el versículo 16, quiero que leamos los dos versículos anteriores.

Su conversación

Comience conmigo en el versículo 14 y vea lo que Jesús dice en Su conversación con este hombre llamado Nicodemo. Un buen judío, un hombre religioso, Jesús dice a Nicodemo: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 03:14-16).

Lo que Jesús hace en Su conversación con Nicodemo, justo antes de darnos estas famosas palabras en Juan 3:16, es regresar al Antiguo Testamento, Libro de Números, cuarto libro del Antiguo Testamento. Regresa hasta la historia de Moisés levantando una serpiente en el desierto, para ayudar a Nicodemo a entender la forma en la que Dios amó al mundo. Lo que eso significa es que, para ayudarnos a entender Juan 3:16 y para saber cómo Dios amó al mundo, usted y yo tenemos que regresar a Números y ver por qué Jesús trajo esta imagen, esta historia de Números, a esta ecuación en Juan 3.

Así que quiero que marque justo donde está, en Juan 3, porque vamos a volver aquí, pero primero haga un viaje conmigo hacia la izquierda, hasta el Antiguo Testamento, Libro Números, cuarto libro del Antiguo Testamento. Génesis, Éxodo, Levítico, Números 21. Y mientras busca la historia, quiero contarle lo que había pasado hasta ese momento.

El pueblo de Dios

El pueblo de Dios, el pueblo de Israel, era esclavo en Egipto y Dios milagrosamente, de forma poderosa, los salvó de la esclavitud. Eran esclavos miserables y Él los salvó de esa esclavitud a través de la Pascua, los sacó de Egipto. Los egipcios fueron tras ellos, Él guió a Su pueblo al Mar Rojo y dividió el mar a la mitad, Su pueblo pasó a través y así salvó a Su pueblo de los egipcios.

Y entonces los llevó al borde de la Tierra Prometida. Ahora, la tierra era gran cosa en los días del Antiguo Testamento, tener una tierra era importante y Dios les había prometido esta tierra en particular, la tierra de Canán, Él se las prometió. Era una tierra abundante de leche y miel, una tierra abundante. Y desde el comienzo del Antiguo Testamento, Dios le había dicho a Abraham, el padre del pueblo de Israel y a aquellos que vinieron después de él, que les iba a dar esta tierra.

Él los lleva al borde de esa tierra y dice: “He aquí la tierra que les prometí.” Y allí, en las fronteras de la Tierra Prometida, muchos de ustedes saben lo que pasa. El pueblo se asusta y decide no tomar en serio a Dios en Su Palabra y dice: “No creemos que podamos tomar esta tierra”. Y le dieron la espalda. Incluso se preguntaron por qué no volvían a Egipto donde habían sido esclavos.

Estaban en la frontera de lo que Dios les había prometido durante años y le dieron la espalda. Y por ello, durante los próximos 40 años, vagaron por el desierto. Tenía que pasar una generación entera antes de que el pueblo de Israel, el pueblo de Dios, entrara a la Tierra Prometida.

Ahora, cuando llegamos a Números 21, nos estamos acercando al fin de esos 40 años. Y por largo tiempo, este pueblo ha estado vagando en una tierra muy difícil, y en varios momentos necesitaron agua y Dios les proveyó agua milagrosamente a través de las rocas, y necesitaron alimento, y Dios se los envió desde el cielo para que comieran. Él les proveyó de todas esas formas diferentes y cuando llegan a Números 21, salen victoriosos ante otros pueblos, y así es como están las cosas. Se está acercando el fin de estos 40 años. Y esta es la escena anterior a Números 21:4.

El pueblo de Israel

Mire lo que dice. Ellos, el pueblo de Dios, el pueblo de Israel,

Partieron del monte de Hor, por el camino del mar Rojo, para rodear la tierra de Edom, y el pueblo se impacientó por causa del viaje. Y el pueblo habló contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable.

Y el Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por el pueblo. Y el Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía. (Número 21:4-9).

Esta es la imagen. Al borde de la Tierra Prometida, otra vez, después de estar años y años vagando, logran esta gran victoria y entonces, de repente, el pueblo se pone impaciente y se empieza a quejar, por esa razón comienzan a aparecer serpientes de todos lados, serpientes abrasadoras que muerden a los israelitas y estos empiezan a morir. ¿De qué se trata? ¿Qué es lo que Dios está tratando de enseñarle al pueblo de Israel en Números 21? ¿Qué es lo que está tratando de enseñarnos al darnos esta historia? ¿Y por qué Jesús menciona esta historia justo antes de darnos estas palabras en Juan 3:16?

La Ilustración…

Bueno, a fin de entender su significado en Juan 3, creo que necesitamos ver tres facetas diferentes de esta ilustración que Él usa en Números 21 y realmente abrazar esta imagen.

Un Pueblo Pecador

Faceta número uno, en Números 21, hay un pueblo pecador. El pueblo de Dios le da la espalda a Dios, se rebela contra Él. Ahora, cuando leemos esto inicialmente, no parece que sea tan grave decir que la comida no les gusta. Pero tenemos que darnos cuenta de que cuando vemos esta serie de cosas que están pasando en el Antiguo Testamento, hay mucho más en juego que simplemente un hijo diciéndole a su mamá que no le gusta la comida que ha puesto en la mesa esta noche, o un esposo diciéndoselo a su esposa, o una esposa a su esposo “No me gusta la comida que has preparado”, o ir a un restaurante y no gustarle la comida. Es mucho más profundo que eso

De hecho, vaya atrás un capítulo, a Números 20, solo quiero mostrarles un ejemplo. Quiero que vea Números 20. Comenzaremos en el versículo 3. Era una de esas veces en las que necesitaban agua y Dios le proveyó al pueblo de Israel agua de una roca. Quiero que vea lo que pasa. En el versículo 3 dice:

“El pueblo contendió con Moisés…” Este es el pueblo de Dios discutiendo, “¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos murieron delante del Señor! ¿Por qué, pues, has traído al pueblo del Señor a este desierto, para que nosotros y nuestros animales muramos aquí? ¿Y por qué nos hiciste subir de Egipto, para traernos a este miserable lugar? No es lugar de sementeras, ni de higueras, ni de viñas, ni de granados, ni aun hay agua para beber. Entonces Moisés y Aarón fueron de delante de la asamblea a la puerta de la tienda de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y se les apareció la gloria del Señor. Y habló el Señor a Moisés, diciendo: Toma la vara y reúne a la congregación, tú y tu hermano Aarón, y hablad a la peña a la vista de ellos, para que la peña dé su agua. Así sacarás para ellos agua de la peña, y beban la congregación y sus animales. (Número 20:3-8).

Así que Dios dice: Moisés, tú y Aarón salgan, háblenle a la roca y yo proveeré agua a través de ella. Salieron. “Tomó”, versículo 9, “Moisés la vara de la presencia del Señor, tal como Él se lo había ordenado; y Moisés y Aarón reunieron al pueblo ante la peña. Y él les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? Entonces Moisés levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara” (Número 20:9-11). Eso no fue lo que Dios le dijo que hiciera. Dios había dicho que le hablara a la roca y él golpeó la roca dos veces con su vara. “y brotó agua en abundancia, y bebió el pueblo y sus animales. Y el Señor dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis a este pueblo a la tierra que les he dado.” (Números 20:11-12).

¿Vio eso?

¿Vio eso? Dios acaba de decirle a Moisés, el líder del pueblo de Israel, quien los había guiado tan obedientemente, tal fielmente y de tantas formas a lo largo de esos años: “No vas a ir a la Tierra Prometida” todo porque él golpeó la roca en lugar de hablarle.

No tenemos tiempo de sumergirnos en Números 20 y ver por qué eso era algo tan serio, pero menciono como una ilustración para recordarle que cuando llegamos a Números 21 y los vemos quejándose sobre la comida, hay algo mucho más profundo aquí que el hecho de no gustarles lo que está en el menú.

Y lo que quiero que vea, es la variedad de facetas diferentes del pecado que están siendo expresadas aquí en Números 21. Número uno, ellos desconfiaron de la guía de Dios. Cuando llega al versículo 4, dice que ellos viajaron “por el camino del mar Rojo, para rodear la tierra de Edom” (Números 21:4). No tenemos un mapa aquí para verlo, pero básicamente, ellos no podían pasar a través de Edom así que tuvieron que retroceder. Para ir a la Tierra Prometida, tuvieron que alejarse de ella y rodear Edom.

Y así lo que pasó fue que ellos comenzaron a quejarse, se impacientaron porque estaban retrocediendo. Habían estado vagando durante todos estos años y ahora se encontraban haciendo lo mismo. Es similar a nosotros en nuestro viaje espiritual, quizás las cosas fueron bien hasta un punto, y las cosas están progresando bien y de repente algo pasa que no entendemos del todo y las cosas no funcionan como hemos planeado. Y parece que las cosas comienzan a retroceder en nuestro viaje espiritual y comenzamos a preguntarle a Dios: ¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué me pasa esto a mí? Esa es la situación en la que ellos estaban y por eso desconfiaban de la guía de Dios, el Dios que los había guiado hasta ese punto. Estaban diciendo otra vez que quizás deberían volver de donde vinieron.

La grandeza de Dios

Primero, desconfiaron de la guía de Dios, segundo, blasfemaron la grandeza de Dios. Dice en el versículo 5: “Y el pueblo habló contra Dios y Moisés” (Números 21:5). Literalmente, ellos “blasfemaron” a Dios, “maldijeron a Dios y a Moisés”. Lo que está pasando en Números 21 es que el pueblo de Dios está mirando a la cara al Dios del Universo, Jehová, y está maldiciendo Su nombre ¿Ve cómo esto es mucho más profundo que simplemente no gustarle la comida?

La bondad de Dios

Tercero, dudaron de la bondad de Dios. Ellos se hicieron la misma pregunta a lo largo del Antiguo Testamento: ¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? ¿Será bueno un Dios que nos hace esto? Están dudando, cuestionándose todo el plan de Dios para la salvación del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento. ¿Por qué nos salvas de la esclavitud para estar aquí? Dudar de la bondad de Dios, blasfemar Su grandeza, desconfiar de Su guía.

La generosidad de Dios

Cuarto, desdeñaron la generosidad de Dios. Vea lo que dicen: “no hay comida ni agua” (Números 21:5). No tiene que ir muy lejos, solo regresemos a Números 20. Una y otra vez, Dios está proveyendo diariamente para Su pueblo. Desde el momento en que los sacó de Egipto, los estuvo guiando con una nube durante día y con fuego por la noche.

Y cuando ellos estaban sedientos, Él les dio agua de las rocas, y cuando estaban hambrientos, Él literalmente proveyó alimento desde el cielo, maná, comida desde el cielo. Él puso la mesa para ellos, la sirvió para ellos día tras día. No tenían que preocuparse por tener comida en ningún momento en el medio del desierto, porque Dios proveyó. Y aquí están, denigrando absolutamente la provisión que Dios les ha dado, una y otra vez, desdeñando Su generosidad.

Los regalos de Dio

Siguiente, despreciaron los regalos de Dios. Hemos llegado al clímax aquí, donde dicen al final del versículo 5: “y detestamos este alimento tan miserable” (Números 21:5). Y esa es una referencia al maná que Dios había provisto desde el cielo, y esa palabra “miserable” literalmente significa inútil, buena para nada. “Esta comida que Dios nos ha dado es inútil, la detestamos, odiamos esta comida buena para nada”. Estaban despreciando los regalos que Dios les había dado.

No se dará cuenta de cuán serio es esto hasta que vaya al Nuevo Testamento y vea Juan 6; Jesús se compara a Sí Mismo con el alimento del Cielo. Y Él usa esta imagen del maná y la provisión de Dios para Su pueblo para describir la provisión de Dios para Su pueblo al mandar a Su hijo. Y basado en esa imagen del Nuevo Testamento, esta imagen en Números 21 es equivalente a ellos rechazando al Hijo de Dios.

La gracia de Dios

Esa es la imagen, rechazar los regalos de Dios y, supremamente, llegamos a la última faceta de su pecado, rechazaron la gracia de Dios, rechazaron la gracia que Él les había mostrado. Ahora, imagíneselo de esta forma, es Navidad, las personas se hacen regalos. Si alguien a quien usted ama profundamente y respeta mucho le hace un regalo. Incluso si ese regalo no es lo que usted más hubiera deseado, quizás no le guste nada, parte de usted realmente no lo quiere. Pero sencillamente por ser esa persona alguien a quien usted ama y respeta profundamente, obviamente estará agradecido por tal regalo ¿no es cierto? Tendría un significado. Usted querría el regalo solo por la persona de quien vino.

Yo he cometido errores al hacerle regalos a Heather. Le he dado regalos que tan pronto como ella los abre, por la expresión de su rostro, sé que no era el mejor regalo para darle en estas navidades o en ese aniversario en particular. ¿Solo a mí me pasa esto? Está bien, quizás sí. Bueno, está bien, a mí me ha pasado. Pero cada vez que le hago un regalo, ella queda extremadamente agradecida, extremadamente apreciativa. Hay esposas que están mirando a sus esposos, sí, han estado donde yo.

Incluso si el regalo no es lo que quería, quien lo da hace la diferencia en como usted lo percibe. De forma similar, si hay alguien que sería considerado un enemigo, alguien por quien, por alguna razón, usted ha desarrollado gran resentimiento e ira en su corazón, si esa persona fuera a darle un regalo, incluso si fuera lo que más desearía, hay una gran parte de usted que no lo querría. Que incluso si es un gran regalo, simplemente por la persona de quien vino, usted vería ese regalo con desdén.

Ahora, quiero que lleve esa imagen a Números 21 y quiero que se dé cuenta de que lo que está pasando aquí no es un comentario sobre el alimento, sobre el regalo. Lo que está pasando aquí, es un comentario acerca de la perspectiva del pueblo sobre Quien les está haciendo ese regalo. No era sobre la comida que no era buena, era sobre el desdén y la descortesía y la irreverencia por Quien está dando este regalo. Usted ve la profundidad del pecado aquí, esta es la octava ocasión en que ellos se quejaban así solo en el libro de Números. Habría creído que ellos aprenderían su lección después de 40 años. Habría creído que tendríamos nuevo material de Israel para predicar, pero es lo mismo una y otra vez.

Los israelitas

Antes de condenar a los israelitas, debemos darnos cuenta de que este es el mismo pecado que nos infecta a usted y a mí. Somos un pueblo que regresa a los mismos patrones y a los mismos ciclos de pecado. Dejamos que estas actitudes se arrastren hasta nuestros corazones, la desconfianza en la guía de Dios, la duda de Su bondad y Su dirección en nuestras vidas, el desprecio de Su gracia.

Entonces, ¿qué hace Dios? Vea el versículo 6: “Y el Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por el pueblo” (Número 21:6-7). He aquí una imagen de un pueblo pecador.

Un Proveedor Compasivo

Ahora, segundo, un proveedor compasivo. Ahora, al decir eso, algunos de ustedes están pensando: “¿qué hay de compasivo en mandar serpientes entre el pueblo?”. Bueno, quiero que me siga aquí, y quiero que vea tres características de Dios que sobresalen en Números 21.

Número uno, vea la ira de Dios. Él envía serpientes abrasadoras entre Su pueblo. Algunas traducciones dicen “llameantes” o “serpientes en llamas” y están mordiendo a los israelitas, y los israelitas están muriendo a diestra y siniestra como resultado de esas serpientes abrasadoras que Dios ha enviado entre Su pueblo.

Esta imagen en Números 21 no cuadra con la imagen de Dios del siglo XXI, complaciente de multitudes, hecha para la TV, y que es tan predominante en nuestra cultura actual, pero este es el Dios de la Biblia. El Dios del universo es un Dios furioso, cuyo carácter es la sentencia a muerte contra el pecado. Él es infinitamente Santo y el pecado, su pecado, mi pecado es infinitamente ofensivo para Él, y Su ira es infinitamente justa. Y la ira de Dios está siendo experimentada por los israelitas en Números 21.

Por suerte, sin embargo, la historia no termina aquí. Los israelitas se dan cuenta de su pecado. Van corriendo ante Moisés y le dicen: “Hemos hablado en tu contra y en contra de Dios. Necesitamos que Dios nos perdone, nos salve de la muerte. Todos están muriendo”. Y esta es la segunda característica de Dios.

La misericordia de Dios

Vea la ira de Dios, y segundo, vea la misericordia de Dios. Ahora, hasta este punto, algunos de ustedes estarán pensando: “Bueno, es difícil ver misericordia en esta imagen”, pero voy a leerle Salmo 78. Vea Salmo 78; es un recuento de esta imagen. Vea lo que dice, puede subrayarlo, versículo 17:

Pero aún siguieron pecando contra El, rebelándose contra el Altísimo en el desierto. Y en sus corazones tentaron a Dios, pidiendo comida a su gusto. Hablaron contra Dios, y dijeron: ¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto? He aquí, hirió la roca y brotaron aguas, y torrentes se desbordaron; ¿podrá también dar pan?, ¿proveerá carne para su pueblo? Por tanto, al oírlo, el Señor se indignó; un fuego se encendió contra Jacob, y aumentó también la ira contra Israel, porque no creyeron en Dios, ni confiaron en su salvación (Salmo 78:17-22).

Eso recapitula lo que recién vimos. Pero luego, más abajo en este capítulo, en el versículo 38, vea lo que dice sobre Dios obrando entre Su pueblo. “Más El, siendo compasivo, perdonaba sus iniquidades y no los destruía; muchas veces contuvo su ira y no despertó todo su furor” (Salmo 78:38).

Salmo 78 nos recuerda que Números 21 no es una imagen de toda la ira de Dios. Es Su ira contenida por Su misericordia. En Números 21, Dios no abandona a Su pueblo a su pecado por el resto de su existencia, no lo abandona. Es la misma imagen que vemos en Romanos 1. Lo peor que podría pasar es que Dios nos abandonara a nosotros y a nuestros pecados. Vea la misericordia de Dios.

La lealtad de Dios

Ahora, ¿cómo podemos tener un Dios de misericordia y un Dios de ira al mismo tiempo? Esto llega junto a la tercera característica. Vea la ira de Dios, la misericordia de Dios y la lealtad de Dios.

Dios tenía un convenio con el pueblo de Israel. Él se había comprometido con ellos. Él se había comprometido a proveerles y ellos se habían comprometido a adorarle, pero entonces el pueblo violó ese convenio. Se rebelaron en total deslealtad. Pero cuando Moisés va a Dios y le habla en favor de un pueblo que había profanado Su nombre en Su cara, Dios escucha sus oraciones y responde.

No lo olvide. Detengámonos por un momento. ¿Está usted agradecido de que a pesar de las constantes deslealtades entre el pueblo de Dios, Él aún escuche sus plegarias? ¿Está usted agradecido de que a pesar de los constantes patrones y ciclos de pecado en nuestras vidas, aún encontremos oído en el Cielo? ¡Qué increíble imagen de la lealtad de Dios!

¿Y qué hace Él? Y es aquí donde se pone raro. Moisés dice: “Salva al pueblo. Están muriendo por las mordidas de serpientes.” Y ora al Dios que tiene el poder en ese momento de eliminar todas esas serpientes, al Dios que tiene el poder de sanar a todas esas personas, y este Dios mira a Moisés y dice: “Hagamos un proyecto de arte.”

Piense en lo que Dios le dice a Moisés que haga. Dice: “Moisés, has una imagen de una serpiente.” Este es el mismo Dios que ha dicho una y otra vez: “No hagan imágenes de ningún animal ni de ninguna otra cosa. Pues lleva a la idolatría.” Y dice que haga una imagen de una serpiente, de todas las imágenes, la última cosa que Moisés quiere hacer en este momento es una serpiente.

Este es el animal que se relaciona con Satanás; Él Mismo, en Génesis 3, maldijo a la serpiente. Es el representante del juicio de Dios sobre el pecado del pueblo en Números 21, y se supone que Moisés haga una imagen de una serpiente para confortar al pueblo. Se supone que lo ponga en un asta. Piense en todos los tabúes que se le está pidiendo a Moisés que rompa aquí.

Tome un símbolo del mal, de degradación absoluta en su cultura, una imagen del juicio de Dios sobre el pecado, póngala en un asta y levántela ante los que están muriendo a su alrededor. Y cuando la haya levantado, si esas personas miran la serpiente, serán salvados.

Una Paradoja Sorprendente

Esto es extremadamente extraño, y nos lleva a la tercera faceta de la historia que acabamos de ver. Un pueblo pecador, un proveedor compasivo, y tercero, una paradoja sorprendente. ¿Recuerda lo que es una paradoja? Una paradoja son dos palabras o ideas, conceptos, que cuando se unen parecen contradecirse, un camarón gigantesco o una misma diferencia. Tenemos todo tipo de paradojas diferentes. ¿Está bien? Parecen contradecirse.

Cuando llegamos a Números 21 ¿cuál es la paradoja? Dios acaba de decirle a Moisés que tome la más clara imagen de Su juicio y Su ira sobre el pecado (la más clara imagen del pecado en todas las Escrituras es la serpiente), y que haga una imagen de ella y la levante, y cuando todos miren esa imagen que representa el pecado y el juicio y la muerte, entonces ellos experimentarán la vida.

La paradoja de Números 21 es que el símbolo de la muerte fue transformado en una fuente de vida y todo lo que tenían que hacer para vivir era mirar. Usted no tiene que hacer un sacrificio u ofrenda al templo, no tiene que ir con esta persona o con este pastor para pedir perdón. No tiene que hacer nada sino mirar la imagen de una serpiente en un asta y vivirá. El factor determinante, ya sea usted un israelita en Números 21 o no, es: ¿miró a la serpiente en el asta? Esa mirada determina si va a vivir o morir.

Ahora, cuando rápidamente se adelanta hasta Juan 3, y Jesús está hablando con un hombre de religión judía al que le es muy familiar esta historia, ¿es esta la imagen que Jesús dibuja en el medio de una conversación en Juan 3 sobre renacer, mientras Nicodemo le pregunta cómo evitar la muerte, cómo renacer? Y Jesús dice en Juan 3:14: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna.”

La Invitación…

¿Por qué usa Jesús esta historia en Números 21 para ayudarnos a entender el amor de Dios? Y he aquí el por qué. Lo hizo porque en ese momento Él estaba haciendo a Nicodemo, y a cada persona en todo el mundo, y a cada persona que recibe este sermón hoy, una invitación. Esa invitación estaba basada en esta ilustración y era una invitación doble.

Reconocer la Extensión de su Rebelión

La invitación era a Nicodemo, a cada persona en el mundo, a cada persona que está recibiendo este sermón hoy para, número uno, a reconocer la extensión de su rebelión. Jesús usa esta ilustración para mostrar claramente que cada persona nacida en este mundo ha sido mordida por la serpiente del pecado y el veneno mortal del pecado se extiende por cada una de nuestras venas.

Y Nicodemo no sabía eso. Él pensaba que estaba a salvo, pues era un buen hombre, un hombre religioso. Seguía todas las leyes. No se compararía a sí mismo con el pueblo rebelde en Números 21, pero Satanás le había cegado en las profundidades de su pecado.

Y hay hombres y mujeres, estudiantes que están sentados recibiendo este sermón hoy quienes están cegados por Satanás al hecho de que Dios es infinitamente Santo y que sus pecados son infinitamente ofensivos para Él, y Su ira sobre usted es infinitamente justa.

Y Satanás no querría nada más que cegar a cada persona en esta iglesia, en esta comunidad, al hecho de que cada una de nuestras vidas es extremadamente breve y que cada uno de nosotros nos encaminamos a un gozo eterno o a un sufrimiento eterno. Y él está cegando a personas con buenas casas y buenos autos y buenos trabajos y buenas familias y buenas iglesias. Y necesitamos darnos cuenta de la extensión de nuestra rebelión, y de que tenemos una enfermedad que no podemos curar.

Somos como el pueblo en Números que ha sido mordido por una serpiente y no puede hacer nada al respecto. No hay indumentaria para manejar esa situación, no hay medicina para curarse. Nada podemos hacer. Esa es la posición en la que estamos. Ellos no podían hacer sacrificios religiosos para curarse, y no hay cantidad de buenas obras, actividades religiosas, no importa cuantas resoluciones haga para vivir una vida mejor, no importa cuanto prometa que las cosas van a ser diferentes, no importa cuantos compromisos haga con esta persona o aquella, o con Dios, no importa cuantas veces lo haga, nada puede hacer para curar esta enfermedad, nada.

Usted estará pensando: “Bueno, pensé que podía hacer algo.” Pero la realidad es que no hay nada que puede hacer usted para curar esta enfermedad. Tenemos una enfermedad que no podemos curar y tenemos un destino que no podemos cambiar; como un pueblo que fue mordido por las serpientes y está muriendo.

A causa del pecado, cada persona está en un camino que lleva a la muerte eterna y nada que puede hacer usted para cambiar su destino. Esa es la verdad de la Palabra de Dios.

Y cuando menoscabamos esa verdad, ya sea ignorando el juicio y la ira de Dios o pensando que podemos hacer algo para cambiarlo, hemos perdido todo el mensaje de la Biblia. Nada podemos hacer.

Vea la Expresión de Su Amor

Reconozca la extensión de su rebelión. Sin embargo, la invitación no es a detenerse aquí, porque la invitación no se detiene en Números 21. Reconozca la extensión de su rebelión, y número dos, vea la expresión de Su amor.

Jesús dice: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre” (Juan 3:14). Jesús se está comparando a Sí Mismo con la serpiente en el asta, y dice: “es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre.”

Ahora, esta es una frase interesante la que Él usa aquí, “es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre”, ¿qué significa? Porque esta es una idea de las Escrituras que es mal citada todo el tiempo. De hecho, vaya a Juan 12, Jesús dice esta misma frase otras dos veces. Esta es la segunda vez que lo dice. Vaya a Juan 12:32. Una de las Escrituras peor citadas en la Biblia. Jesús está hablando, y usa esta misma palabra que usa en Juan 3:14. Vea lo que Él dice: “Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (Juan 12:32). ¿Ha escuchado esta cita anteriormente?

A menudo esta frase es citada en el contexto de un servicio de adoración, ya sea un predicador o un líder de adoración musical, dirá algo parecido a: “Jesús dijo que si Él es levantado, atraerá a todos los hombres hacia Él, así que vamos a levantarlo en esta habitación y vamos a confiar en que Él va a atraer a los hombres hacia Él. Vamos a levantarlo, vamos a cantarle.” Eso no es lo que Jesús está diciendo en Juan 12.

Vea en el próximo versículo, versículo 33, Jesús “decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir” (Juan 12:33). Cuando Jesús dice, “Seré levantado de la tierra”, no está hablando sobre nosotros cantándole, Él está hablando sobre morir en una cruz. “si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo”

Juan 3:14, el Hijo del Hombre debe ser levantado en una cruz. La imagen aquí, esta idea de ser levantado es que Jesús fue levantado para sufrir como Salvador del mundo. Cuando Él habla de ser levantado, habla sobre Su sufrimiento en la cruz. Él fue levantado para sufrir.

Ahora, he aquí lo maravilloso, una vez que Jesús sea levantado en la cruz y muera en la cruz y se levante del sepulcro, y usted haya pasado del libro de Juan al libro de Hechos, verá que esta misma palabra es utilizada dos veces en el libro de Hechos. Hechos 2:33 y Hechos 5:31, y en Hechos se usa de forma diferente. Cuando Jesús habla en los Evangelios, está hablando sobre cómo Él será levantado para sufrir como el Salvador. En Hechos 2:33 y 5:31, se habla sobre cómo después de que Jesús murió en la cruz y resucitó del sepulcro, fue levantado a la diestra del Padre para reinar como Señor.

Él es levantado ahora para reinar como Señor

Y así, esta es una palabra en el Nuevo Testamento que tiene dos significados en dependencia del lado de la cruz en el que se encuentre. Él será levantado para sufrir como Salvador, Él es levantado ahora para reinar como Señor. Es la misma palabra que Pablo usa en Filipenses 2:9: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11).

Cuando Jesús habla de ser levantado, está hablando de ser levantado para sufrir como Salvador y, luego, el Nuevo Testamento nos da una imagen de Él siendo levantado para reinar como Señor. Y Jesús trae esa imagen a Juan 3 porque…

Su vida y Su amor

Bueno, es por esta razón que Juan 3:14-15 está ahí. Juan nos está dando la razón para la cruz; nos está dando la razón por la que Jesús será levantado. El objetivo era que, cuando Él fuera levantado en una cruz, Su vida y Su amor estuvieran disponibles para cualquiera que crea en Él, para todo el que crea.

Ahora, recuerde, recuerde la imagen en Números 21. Usted está muriendo de una mordida de serpiente; la única forma de vivir es ¿haciendo qué? Mirar, mirar al símbolo del mal. Dios dijo a Moisés: “Toma un símbolo del mal que describa mi gran juicio sobre el pecado, mi ira sobre el pecado, y levanta esa imagen y quien la mire, será salvado.”

Mucho después en el Nuevo Testamento Dios dice: “Tomaré a mi Hijo, y Lo levantaré, y verteré mi ira sobre Él. Verteré mi juicio sobre Él.” Y Dios toma la imagen, la imagen suprema de pecado y muerte y juicio y humillación y dice a todos los pueblos de la historia: “Si miran a mi Hijo y creen en lo que Él hizo, vivirán.”

Esta es la paradoja suprema. Es más que una serpiente en un asta. Es el símbolo supremo de muerte y pecado convirtiéndose en la fuente suprema de vida para los pecadores. Vea la cruz, porque en la cruz, el precio por los pecados ha sido pagado por la persona menos esperada. El precio por los pecados ha sido pagado por el perfecto Hijo de Dios. No tiene sentido. Y esa es la verdad radical del cristianismo, por favor, no lo olvide.

Él dice: “Todo lo que usted tiene que hacer es creer.” Así como ellos debieron mirar, usted debe creer. Este es el punto donde el cristianismo, las Escrituras son analizadas y criticadas. “No puede ser así de fácil, simplemente creer, no importa lo que haya hecho, no importa cuan profundo sea su pecado, incluso si nunca ha ido a la iglesia o si nunca se ha visto a sí mismo como creyente ¿y todo lo que tiene que hacer es creer y en ese momento tiene vida eterna?” Hermanos y hermanas, “creer” es la palabra que divide al mundo en dos grupos separados. Están aquellos que creen y aquellos que no. Y aquellos que creen están eternamente vinculados al incalculable amor de Dios, y aquellos que no creen permanecen bajo la ira de Dios. ¿A qué grupo pertenece usted?

Le suplico, así como Moisés lo hizo en Números 21, que mire la serpiente. Vivirá con tan solo mirar. Le suplico; vea a Cristo en la cruz, al Hijo de Dios tomando el juicio infinito de Dios sobre Sí Mismo para que usted no tenga que soportarlo. Crea en Él.

No solo crea que sucedió, esa no es la forma en que Juan usa esa palabra. Incluso los demonios creen eso. Estúdiese a sí mismo completamente y percátese, reconozca la extensión de su rebelión y el veneno que llena sus venas de pecado, y vea a Jesús como el único que puede curarlo y que, si cree en Él, tendrá vida eterna.

No sabemos cómo respondió Nicodemo a esto. No sabemos exactamente lo que pudo haber pensado, dicho o hecho, pero, vea esto conmigo, avance unos capítulos más, hasta Juan 19. En Juan 19 Jesús muere en la cruz, es levantado para sufrir como el Salvador. Y cuando llegan al versículo 38, Juan 19:38: “Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús”

Vea el versículo 39, Juan 19:39: “Y Nicodemo,” Reaparece. “…el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras. Entonces tomaron el cuerpo de Jesús,” José y Nicodemo “y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas” (Juan 19:39-40).

¿No es esta una bella imagen de un hombre que indudablemente ese día se dio cuenta del significado de las palabras que le habían sido dichas en Juan 3? Para que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que cree en Él tenga vida eterna. Entonces Nicodemo supo que de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito. Lo está sosteniendo en Sus brazos, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.

¿Oraría usted conmigo?

¿Oraría usted conmigo? Baje su cabeza, cierre sus ojos. Le pido hacer eso porque no hay nada que le gustaría más al adversario que distraerlo. Comencé nuestro encuentro con la pregunta: “¿Está usted seguro de que tendrá vida eterna en el Cielo cuando muera?” ¿Puede responder a esta pregunta con absoluta certeza? No empiece a pensar sobre todo lo que ha hecho o lo que cree que lo califica para responder esa pregunta con absoluta certeza. Esta pregunta se vincula con una sola acción: creer. ¿Se ha estudiado completamente, ha mirado a Cristo en la cruz y ha dicho “Yo creo”?

Y si nunca lo ha hecho, en esta quietud, ahora mismo en su corazón, quiero invitarle, quiero rogarle, que vea a Dios, vea a Jesús en la cruz y le diga ahora mismo, “Yo creo”.

No importa cuál sea su antecedente en la iglesia, cuántos años ha formado parte de ella, nada de eso importa. No importa si ha cometido todo tipo de pecados de los que se avergüenza o si piensa que es una gran persona, eso no importa. ¿Le dirá a Él ahora mismo, “Yo creo, Yo creo, y confío en el amor que me has demostrado”? Y si usted cree, entonces la promesa de la Palabra de Dios es que tendrá vida eterna.

Y si está diciendo esto, y oro para que lo sepa con certeza, quiero darle una oportunidad de ratificar su certeza. No hay nada que necesite hacer para hacer real esa decisión, es real si ha pasado en su corazón. Pero al mismo tiempo, quiero darle una oportunidad, aquí mismo, en este momento, de decirle a otra persona “Yo creo”, que confiese su creencia.

Quiero invitar a los creyentes, aquellos que han creído en Jesús y que saben con certeza que tienen vida eterna en el Cielo… ¿Ha llegado a este punto en su viaje espiritual donde ha comenzado a desconfiar de la guía de Dios y donde ha comenzado a dudar de Su bondad? ¿O quizás en algún lugar del camino, su corazón ha sido duro con Él y ha dejado que una naturaleza inconforme infecte su fe y ha afectado la forma en la que recibe la gracia de Dios y los regalos de Dios?

Si ha caído en una de esas categorías, entonces quiero invitarle, entre usted y el Señor, haga lo que hizo el pueblo en Números 21 y regrese corriendo a Él, sabiendo que su perdón ya ha sido pagado en la cruz y regrese a la lealtad a Él.

Padre, Te alabamos por Tu ira, Tu misericordia y Tu lealtad. Y Te alabamos por levantar a Tu Hijo en una cruz para que todo el que crea en Él pueda vivir. Oramos para que nos des gracia para ratificar nuestro canto y para correr hacia ti en total abandono y para confiar en ti en todo. En el nombre de Jesús oramos, Amén.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

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That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!