Si amas a la iglesia y deseas ver la gloria de Dios manifestada entre las naciones, es posible que te preguntes qué rol quiere Dios que desempeñes en la Gran Comisión. Dios ha equipado de diferentes formas a sus discípulos para que le sirvan yendo a las naciones o equipando y enviando miembros desde su iglesia local.
Sin embargo, la generación actual está siendo asfixiada por la pornografía. A pesar de que la generación mayor y más sabia desea ver que el trabajo de la Gran Comisión continúe, el relevo para las misiones se está reduciendo porque el pecado sexual impide que muchos de nosotros vayamos a las naciones. Esta es mi exhortación a las iglesias que buscan ayudar a sus miembros a superar el pecado sexual:
La pornografía impide a esta generación servir en las misiones
El amor nos motiva a las misiones. El amor por Dios nos motiva a ver su gloria manifestada entre las naciones. El amor por nuestro prójimo nos hace desear verlos adorar a Dios y libres del pecado. El Espíritu cultiva este amor y nos motiva a obedecer la Gran Comisión.
El relevo para las misiones se está reduciendo porque el pecado sexual impide que muchos de nosotros vayamos a las naciones.
Sin embargo, esta generación está atrapada en una guerra de amores. Sienten el llamado a la misión. Quieren ver a sus hermanos y hermanas glorificar a Dios. Quieren que su vida tenga un propósito. Pero la pornografía arrastra estos buenos deseos a las trincheras y los entierra. Imagen por imagen, la pornografía convierte el amor en lujuria, la pasión en apatía, la adoración en adicción. El diablo utiliza el pecado sexual para tentar a aquellos en la iglesia a ver a otros portadores de la imagen de Dios como mero combustible para la auto-gratificación y no como hermanos y hermanas que necesitan a Jesús.
Debido a esto, la pornografía ha descalificado radicalmente a mi generación del campo misionero. Las iglesias y agencias misioneras no enviarán al adicto a la pornografía a las misiones porque ya han comprometido severamente su integridad.
Pero hay esperanza en el evangelio porque Jesús nunca tuvo la intención de que lucháramos contra el pecado solos.
La lucha contra el pecado es un compromiso de la toda la iglesia
Satanás susurra su estrategia para tratar con el pecado a cada adicto a la pornografía: “Quédate solo, puedes manejar esto sin ayuda, no le digas a nadie tus secretos vergonzosos.” Aquellos que siguen el manual del diablo ponen su alma en un camino rápido hacia el desastre. La batalla en solitario es precisamente lo contrario de cómo Dios pretendía que acabáramos con el pecado.
A lo largo del Nuevo Testamento, vemos a los autores vincular la comunidad de la iglesia con la lucha contra el pecado. Pablo escribe a la iglesia en Galacia: “Hermanos , aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:1–2). Santiago les dice a sus lectores: “Hermanos míos, si alguien de entre ustedes se extravía de la verdad y alguien le hace volver, sepa que el que hace volver a un pecador del error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.” (Santiago 5:19–20).
Aunque la pornografía es un pecado persistente y devastador en la iglesia y es también la razón número uno por la que mi generación no está sirviendo en las misiones, no tiene por qué quedarse así. Somos el cuerpo de Cristo, y estamos llamados a equipar y animarnos mutuamente a superar la inmoralidad sexual. La integridad sexual es un proyecto comunitario, y a medida que el poder de Cristo nos libera del pecado, somos enviados a las naciones para decirles que Cristo también puede liberarlos a ellos.
La generación mayor juega un papel clave
Hermano o hermana, esta generación más joven necesita mentores, discipulado y rendición de cuentas. Es probable que tu iglesia tenga docenas de jóvenes atrapados en el pecado y docenas de misioneros aún por ser enviados.
Somos el cuerpo de Cristo, y estamos llamados a equipar y animarnos mutuamente a superar la inmoralidad sexual.
Dios te ha dado años de experiencia y sabiduría adquirida con esfuerzo. Estas son herramientas muy valiosas para caminar junto a mi generación. Es posible que te sientas poco preparado o abrumado, pero te pido que des un paso en fe y confíes en que Dios te ha equipado para ayudar a la iglesia. Al discipular a un futuro misionero para ayudarlo a liberarse de la pornografía, te conviertes en una parte integral del trabajo de Dios entre las naciones. Cuando, a través de la guía y la fortaleza del Espíritu Santo, equipas y animas a otros discípulos, te conviertes en una parte hermosa del trabajo al que Cristo los ha llamado.
Existen muchos recursos que puedes utilizar para ayudar a alguien esclavizado a la pornografía. Un buen lugar para comenzar es el documental “Into The Light“1. Este recurso gratuito guía a través del proceso desde la esclavitud en el pecado hasta la libertad en Cristo y es una herramienta de discipulado increíble. Cultiva relaciones genuinas con miembros más jóvenes de tu iglesia que puedan llevar a la mentoría, busca también oportunidades para animarlos. La vulnerabilidad y la honestidad sobre el pecado sexual llevan tiempo, pero si eres intencional en amar a tu iglesia de esta manera, estas relaciones serán increíblemente gratificantes.
El problema de la pornografía nunca ha sido peor. Tu lugar en la iglesia nunca ha sido más importante.
- El documental Into the Light solo está disponible en ingles. ↵