Dios es en última instancia soberano sobre el mal. Satanás no puede hacer nada sin el permiso divino. El sufrimiento siempre se usa para cumplir propósitos divinos. Hombres y mujeres son moralmente responsables del mal. Dios salvará a hombres y mujeres que confían en Él y viven para otro mundo. En este mensaje sobre Apocalipsis 6–7, el Pastor David Platt recuerda a los cristianos que estarán en el cielo al final de la tribulación.
- Arrepiéntete del pecado con urgencia.
- Proclama el evangelio con urgencia.
- Clama humildemente por la justicia de Dios en medio de la persecución.
- Clama con confianza por la misericordia de Dios en medio del sufrimiento.
- Construye tu vida y tu familia en lo que perdura para siempre.
- Invierte y sacrifica tus recursos en lo que trae recompensa eterna.
- Recuerda siempre que este mundo no es nuestro hogar.
Sermón Apocalipsis 6–7
Vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía, como con voz de trueno: Ven. Miré, y he aquí, un caballo blanco; y el que estaba montado en él tenía un arco; se le dio una corona, y salió conquistando y para conquistar.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: Ven. Entonces salió otro caballo, rojo; y al que estaba montado en él se le concedió quitar la paz de la tierra y que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: Ven. Y miré, y he aquí, un caballo negro; y el que estaba montado en él tenía una balanza en la mano. Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario, y no dañes el aceite y el vino.
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: Ven. Y miré, y he aquí, un caballo amarillento; y el que estaba montado en él se llamaba Muerte; y el Hades lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con pestilencia y con las fieras de la tierra.
Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían mantenido; y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y se les dio a cada uno una vestidura blanca; y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo, hasta que se completara también el número de sus consiervos y de sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido.
Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como cilicio hecho de cerda, y la luna toda se volvió como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento. Y el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse?
Después de esto, vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno, ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Y vi a otro ángel que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo; y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel; de la tribu de Judá fueron sellados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil; de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil; de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil; de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil, y de la tribu de Benjamín fueron sellados doce mil.
Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos. Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: ¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Y uno de los ancianos habló diciéndome: Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? Y yo le respondí: Señor mío, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, ni el sol los abatirá, ni calor alguno, pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos”. (Apocalipsis 6-7)
La controversia en el libro de Apocalipsis
Si tiene una Biblia, y espero que así sea, vaya conmigo a Apocalipsis 6, donde realmente comienza la controversia en el libro de Apocalipsis. La interpretación de los primeros capítulos de este libros está bastante unificada. Apocalipsis 1 es claramente una imagen de Cristo y la gloria del evangelio. Apocalipsis 2 y 3 como cartas a las iglesias están claramente dirigidas tanto a los creyentes de entonces, en el primer siglo, como a los creyentes de hoy, en el siglo XXI. Apocalipsis 4 y 5 ofrecen una gloriosa imagen de Dios en Su trono, y del León-Cordero que ha vencido al pecado y a la muerte, Quien tiene autoridad para abrir el libro en la diestra del Padre y para traer el reino de Dios a la suprema culminación en el mundo.
Pero cuando usted llega a Apocalipsis 6 y comienzan a abrirse los sellos de este libro, comenzamos a ver mayores diferencias en la interpretación, tanto de los grandes detalles, como de los pequeños en este libro. Tome, por ejemplo, solo los dos primeros versículos de Apocalipsis 6. El versículo 1 dice: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos…”. Adelantémonos y detengámonos allí y notemos que algunos de los comentaristas y creyentes de la Biblia, fieles predicadores, dirían que para este tiempo, la iglesia ha sido raptada, llevada al cielo, y desde Apocalipsis 6 hasta Apocalipsis 19, está describiendo un período específico de tribulación, generalmente descrito como siete años, que ocurrirá entre el rapto de la iglesia hacia el cielo, y el comienzo del reino milenial descrito en Apocalipsis 20. Pudiéramos hacer una pausa ahora y tener horas de debate sobre a qué se refiere este tiempo, y solo estaríamos viendo unas diez palabras en Apocalipsis 6.
Entonces, en el versículo 2, Juan dice: “Miré, y he aquí, un caballo blanco; el que estaba montado en él tenía un arco…”. Por tanto, nos detenemos aquí, y abundan las interpretaciones sobre quién es el jinete del caballo blanco. Algunas personas creen que es Jesús, otros creen que es un símbolo de la proclamación del evangelio entre las naciones, y otros creen que es una imagen del pecado y la victoria y la guerra sobre la tierra. El primer comentario que leí esta semana cuando llegué a este punto de mi estudio, decía que este jinete era Jesús y hacía, me pareció, una defensa muy persuasiva de ello. Pero entonces, el siguiente comentario refutó totalmente aquello y defendió otra interpretación. Así seguía y estuve batallando con diferentes detalles en diferentes comentarios y, entonces, cuando pensaba que había llegado a una conclusión, el último comentario que leí me ofrecía una interpretación completamente diferente a todas las demás, así que simplemente lo lancé todo al aire pensando: “¡Nunca voy a entender esto!”
Y allí recordé que debemos acercarnos a este libro con una humildad adecuada. Esta es la clave. La variedad de interpretaciones del libro de Apocalipsis debiera siempre llevarnos a la humildad y, al mismo tiempo, nunca debieran llevarnos a la desesperación.
Permítanme explicar qué quiero decir. Las dificultades y desacuerdos sobre el libro de Apocalipsis nunca debieran llevarnos a la desesperación. Nunca debieran llevarnos a pensar: “Ah, nadie nunca sabe todas las respuestas sobre esto”. Por que eso no es cierto. Dios conoce todas las respuestas aquí, y el mensaje de este libro, la Biblia, es absolutamente claro: Sabemos cómo será al final. Cristo regresará por Su pueblo, y va a apresurar la consumación del reino de Dios donde reinaremos con Cristo y disfrutaremos la presencia de Dios en un nuevo cielo y una nueva tierra, por siempre y para siempre. Eso sabemos, por tanto, no hay razón para desesperar. Pero hay razón para ser humildes al tratar de discernir cómo ocurrirá la consumación del reino.
Recordatorios básicos…
Por tanto, hay un par de recordatorios que quiero poner de nuevo delante de usted. Hemos hablado de algunos de estos en la primera semana que estuvimos en Apocalipsis. Si usted se perdió ese sermón, le exhorto a que regrese y lo escuche, porque allí establecimos algunos fundamentos importantes. Por tanto, hay un par de recordatorios básicos.
Concerniente a la iglesia…
Primero, miremos el recordatorio concerniente a la iglesia. En la primera semana hablamos de cómo, en la iglesia, en lo relativo a lo esencial de nuestra fe, debe haber unidad. Esto significa que para ser parte de la iglesia es necesario creer en Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo, y en el evangelio de gracia solo mediante la fe solo en Cristo, en la expiación sustitutiva de Cristo, en la necesidad de creer en Cristo para salvación, etc. Estos son principios esenciales por los que espero y confío que estemos dispuestos a morir. Si usted se encuentra en un gobierno extranjero donde se le pide que niegue estas verdades o muera, usted y yo podemos morir cada vez como cristianos, porque estas verdades son centrales para la vida, ahora y siempre.
Por tanto, en lo esencial tenemos unidad, sin embargo, en lo que no es esencial, nuestra meta, nuestro enfoque, y nuestros valores, hay libertad. Hay muchos aspectos, tanto teológicos como prácticos en los que la Biblia habla en modos diferentes que no son esenciales, y que no están al mismo nivel que las verdades esenciales que acabo de mencionar. Por tanto, estos son aspectos prácticos como la perspectiva que alguien tenga sobre el alcohol, o cierta perspectiva sobre la educación, o aspectos teológicos como la perspectiva de Apocalipsis o el milenio. Estos no son esenciales para la unidad en el cuerpo de Cristo. Hay espacio para la libertad, para la libertad de diferentes pensamientos y convicciones en estos aspectos, y necesitamos asegurarnos de mantener esa libertad. Es bueno que tengamos convicciones, incluso convicciones fuertes, sobre los aspectos no esenciales, pero también necesitamos darnos cuenta de que no todo tema tiene igual importancia.
Por tanto, nos acercamos con humildad al libro de Apocalipsis, sabiendo que por todo el mundo, hay diferentes personas con diferentes perspectivas sobre diferentes temas. Y damos espacio para eso, dando libertad para un buen debate, saludable, sobre estos temas, pero nunca para la división por estos temas. Yo iría tan lejos como para decir que sería pecado que usted y yo dividiéramos a la comunidad por un tema no-esencial, sea el alcohol, o una perspectiva específica de la educación o una interpretación particular de Apocalipsis o el fin de los tiempos.
Concerniente a Apocalipsis…
Por tanto, con esto mente en relación a la iglesia, avanzo humildemente hacia un par de recordatorios concerniente a Apocalipsis, ¡usted incluso pudiera estar en desacuerdo con algunos de ellos! Al acercarnos a Apocalipsis 6 y 7, quiero ayudarle a comenzar a entender cómo es que parece estar organizado Apocalipsis. Hasta ahora, hemos visto siete cartas. Ahora, hoy, veremos siete sellos. La semana próxima, vamos a leer sobre siete trompetas, y luego leeremos sobre siete copas, y así seguiremos hasta el final del libro. Parece que estas series de sietes están organizados en ciclos más que cronológicamente.
La organización de Apocalipsis parece cíclica, no cronológica, queriendo decir que Apocalipsis no fue escrito para ser leído como un registro día a día de cómo se despliega el reino de Dios en el mundo, un evento después del otro, cronológicamente. Si usted trata de leer Apocalipsis 6-22 como un orden cronológico de eventos, le va a ser realmente confuso, y Apocalipsis 6-7 es un buen ejemplo de ello. Apocalipsis 6 termina con la total devastación en la tierra con el sexto sello, y cuando comienza Apocalipsis 7, usted ve una visión donde todo es grandioso sobre la tierra. Entonces, al final de Apocalipsis 7, vemos un retrato de la eternidad en los cielos para todos los creyentes en la consumación del reino. Pero cuando lleguemos a Apocalipsis 8, a la semana siguiente, parecerá como si estuviéramos comenzando todo de nuevo, con algunos de los eventos que vimos en Apocalipsis 6. Por tanto, piense en ciclos que se repiten y refuerzan uno al otro. Cada ciclo, sea el de los siete sellos, o las siete trompetas, o las siete copas, describe temas similares e incluso eventos similares desde diferentes perspectivas y modos.
Y todos se edifican unos a otros, para que las visiones en Apocalipsis gradualmente crezcan hacia una consumación suprema. Estos ciclos no solo dicen lo mismo una y otra vez. Por el contrario, se edifican uno al otro a medida que cada uno intensifica las verdades y temas que hemos visto en los otros, añadiendo diferentes detalles para enfatizar diferentes aspectos a medida que obtenemos una imagen más abarcadora de la venida del reino de Dios en este mundo. Un escritor dijo: “La unidad del libro de Juan… no es cronológica… sino artística, como la de un tema musical con variaciones, cada variación añade algo nuevo a la importancia de toda la composición”. Solo imagine la progresión de una sinfonía. Se está repitiendo y reforzando, pero edificándose sobre sí misma para llegar a un clímax. Así que estas visiones, estos temas, van a edificarse unos a otros a medida que progresemos.
El tiempo de Apocalipsis involucra a los últimos días
Ahora, la gran pregunta alrededor de la que gira Apocalipsis es el tiempo. Y en un sentido general, sabemos que el tiempo de Apocalipsis involucra a los últimos días. Y este es probablemente el único punto en toda esta serie donde voy a darles una fecha definida con relación a los últimos tiempos, porque estoy seguro del comienzo de la fecha de los últimos tiempos, o últimos días. Quizá usted quiera escribir esto, porque esta es una fecha que usted quiere marcar en el calendario. Después de estudiar Apocalipsis y su lugar en todo el Nuevo Testamento, creo que puedo señalar el comienzo de los últimos días en un margen de un par de años.
En algún momento alrededor del 30 a.D, cuando un hombre crucificado llamado Jesús resucitó a la vida y salió de una tumba. Ese día comenzaron los últimos días. Como resultado de Su resurrección, el Espíritu de Dios fue derramado sobre la tierra para la expansión del evangelio de Dios a las naciones, y Dios está afirmando Su gobierno y Su reino durante esos días sobre todo, en los cielos y en la tierra, mediante Su iglesia. Pero ese no es el propósito supremo.
Estamos en un extraño período de la historia redentora en el que el reino de Dios ha venido en Cristo, y Él ha vencido al pecado y a la muerte y a Satanás y a la tumba. El reino de Dios, en un sentido, ha venido, pero en otro sentido, todavía está viniendo. Y nosotros oramos: “Dios, ¡venga Tu reino!” Sabemos que un día, Jesús regresará y consumará Su reino sobre la tierra. El tiempo actual es referido en toda la Escritura como los últimos días. Por tanto, Apocalipsis tiene que ver con estos “últimos días”, entre la primera y la segunda venidas de Cristo. Todos estamos de acuerdo con eso. En lo que estamos en desacuerdo es en lo que ocurre durante esos últimos días.
El tema de Apocalipsis es el evangelio
Por tanto, el tiempo de Apocalipsis involucra a los últimos días, y este es el último recordatorio: El tema de Apocalipsis es el evangelio. Seré el primero en admitir que este tema afecta el modo en que comprendo este libro. Estoy convencido de que, desde el primer capítulo hasta el último, el tema del libro de Apocalipsis es el evangelio de Jesucristo, y todas estas visiones son dadas por Dios a Su iglesia en el primer siglo y para Su iglesia en el siglo XXI, fundamentalmente para animar y exhortar y rogar por ellos y nosotros a fin de que perseveremos en el evangelio.
No creo que el propósito de Apocalipsis sea darnos tablas por las que podamos interpretar literalmente los eventos contemporáneos en la historia del mundo. Creo que Juan, literalmente, nos dice en el comienzo de este libro que nos da símbolos y visiones las que juntas llevan el evangelio a los cristianos sufrientes que batallan en el primer siglo, y a los cristianos sufrientes y que batallan en el siglo XXI, con el propósito de capacitarles a ellos y a nosotros a perseverar en el evangelio y proclamar el evangelio con nuestros corazones hasta los confines de la tierra, no importa cuánto nos cueste.
Usted sabe, es interesante notar que los discípulos querían conocer cuándo y dónde y qué señales acompañarían la venida del reino de Dios. Ellos querían tablas y fechas, y lugares. Ellos lo querían en Mateo, y luego, después que Jesús resucitó de la muerte, los discípulos quisieron lo mismo en le libro de Hechos. Hechos 1:6-8 dice:
“Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? Y El les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.
Por tanto, cumpla su propósito en la historia redentora. Levántese y ocupe su lugar como hombre o mujer que dedica su vida para conocer y proclamar este evangelio. Ese era el propósito del primer retrato que vemos de la iglesia en el Nuevo Testamento en el libro de Hechos, y ese es el mensaje del último retrato que vemos de la iglesia en el libro de Apocalipsis. La idea no es darnos fechas y tiempos; la idea es que nos levantemos y seamos fieles a este evangelio, que perseveremos pacientemente en este mundo, y que proclamemos este evangelio donde quiera que vayamos y alrededor del mundo, hasta el día en que el Cordero de Dios regrese para recibir toda la recompensa de Sus sufrimientos.
Verdades del Evangelio…
Por tanto, con eso, quiero que veamos las verdades del evangelio que son abundatemente claras en lo que hemos leído de Apocalipsis 6-7. Justo después de señalar la dignidad de Dios y de Cristo en Apocalipsis 4-5, el Cordero comienza a abrir los sellos del libro, ese libro contiene la historia de la redención y los planes de Dios para la restauración de todas las cosas. Y vemos sobresalir cuatro verdades claras como el cristal.
Dios es, en un sentido supremo, soberano sobre el mal.
Número uno, Dios es, en un sentido supremo, soberano sobre el mal. Tal como vimos, Dios está en el centro del trono, en el centro de todo, en Apocalipsis 4-5, Dios está en el centro de todo lo que ocurre en Apocalipsis 6 y siguientes. Todos los sellos son abiertos, y todo esto ocurre bajo la autoridad de Dios en Cristo.
Quiero que usted note el lenguaje aquí. Vaya a Apocalipsis 6. Quiero que subraye cada vez que ve alguna clase de autoridad o permiso dados por Dios en estos capítulos. Mire Apocalipsis 6:2, al primer jinete. Miré, y he aquí, un caballo blanco; y el que estaba montado en él tenía un arco; se le dio una corona…”. Luego vaya al versículo 4. Usted ve a un segundo jinete, y él es rojo. “Entonces salió otro caballo, rojo; y al que estaba montado en él se le concedió quitar la paz de la tierra…”. Luego llegamos al versículo 8, al último jinete sobre un caballo. “Y miré, y he aquí, un caballo amarillento; y el que estaba montado en él se llamaba Muerte; y el Hades lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra…”
“Y se les dio…” (Apocalipsis 6:2). Así que es dada una corona. Se concede un permiso. Se da una autoridad. Esto nos hace preguntarnos: “¿Quién está dándolos?” Dios está dándolos. Estos jinetes nada tienen en y por sí mismos. Todo lo que tienen, les es dado por Dios. La única autoridad que tienen, el único permiso que tienen, les ha sido dado por Dios.
Y continúa. Vaya al próximo capítulo, Apocalipsis 7. “Y vi a otro ángel que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo; y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar…” (Apocalipsis 7:2). A cuatro ángeles se les dio el poder de hacer daño a la tierra y al mar. Mire el siguiente capítulo, Apocalipsis 8. Vayamos un poco al pasado donde estábamos leyendo este sermón. Tienen que ver esto. Apocalipsis 8:2: “Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, y se les dieron siete trompetas”. Versículo 3: “Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos…”.
Allí está Apocalipsis 8. Siga yendo a Apocalipsis 9. Vea el versículo 1. Estas siete trompetas están sonando. “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y se le dio la llave del pozo del abismo…” Se le dio esta llave. Él no la tenía antes; se le dio. Versículo 3: “Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder como tienen poder los escorpiones de la tierra”. Versículo 5: “No se les permitió matar a nadie, sino atormentarlos por cinco meses…” Se les permitió hacer esto.
Permítame mostrarle un capítulo más: Apocalipsis 13. Esto está en todo Apocalipsis 13. Vamos a verlo en unas pocas semanas, esta bestia surgiendo del mar con diez cuernos y siete cabezas. Escuche esta descripción. Versículo 5: “Se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses”. Vaya hasta el versículo 7. “Se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos; y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación…” Esto continúa en Apocalipsis 13, la segunda bestia. Escuche el versículo 14: “…Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia…”. Versículo 15: “Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia…”
¿Está usted comprendiendo la idea
¿Está usted comprendiendo la idea? Dios está dirigiendo todo esto de un modo soberano, incluso la peor parte. Esto es claro en el libro de Apocalipsis. Satanás y Sus demonios en Apocalipsis nada pueden hacer sin el permiso divino. Están sujetos con una correa. Es la misma imagen que hemos visto en el libro de Job, cuando Satanás ataca y aflije a Job en diferentes modos, pero sabemos que él solo hace estas cosas bajo permiso divino. Incluso en medio del mal, Cristo está en control de todo. Estos cuatro jinetes en Apocalipsis 6 no están fuera de control; ellos están en control, y supremamente, están dando lugar a los propósitos de Dios.
Satanás nada puede hacer sin el permiso divino, y el sufrimiento siempre es usado para cumplir los propósitos divinos. Póngase a sí mismo en el lugar de los hermanos y hermanas del primer siglo, preguntándose qué estaba ocurriendo cuando Nerón crucificó a muchos cristianos después del fuego de Roma en el 64 a.D. Ellos se preguntaban qué ocurría cuando las ciudades son golpeadas por terremotos, cuando el mal abunda en el mundo y el sufrimiento abunda en la iglesia. Parece que todo es caótico, y fuera de control. Estas visiones ofrecen un vívido recordatorio de que Cristo está en control, y Dios es supremamente soberano, incluso sobre el mal.
Véalo en Apocalipsis 6:10, donde los santos que han sido inmolados están alrededor del altar de Dios y saben que Dios es soberano. ¿Qué es lo primero que les escuchamos clamar? “¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero…?” ¡Sí! El título que ellos usan para Dios es la palabra griega “despotes”, de donde viene el significado “déspota”, implicando el gobierno y autoridad supremos. Es el mismo título que usan los santos en Hechos 4, cuando experimentan por primera vez persecución en la iglesia. Es el clamor de los santos que han experimentado todo tipo de sufrimientos en este mundo a lo largo de toda la historia, y es el clamor de los santos en este salón quienes están experimentando momentos difíciles. Miran al cielo y ven al “déspota”, al “Señor Soberano” en medio del caos. Confiamos y creemos que Él está en control, y Él está haciendo todo esto, incluso lo peor: “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito” (Romanos 8:28). Dios es supremamente soberano incluso sobre el mal y Satanás y el sufrimiento.
Los hombres y mujeres son moralmente responsables por el mal.
Al mismo tiempo, la segunda verdad que vemos aquí, en Apocalipsis 6-7, es que los hombres y mujeres son moralmente responsables por el mal. Por tanto, de un jinete al otro en Apocalipsis 6, vemos el mal y el pecado girando en espiral sobre la tierra. En colores de blanco y rojo y negro y amarillento, las imágenes de los cuatro jinetes nos recuerdan descripciones del pecado y la guerra en Zacarías 1 y 6. En estas imágenes, vemos cómo es mostrada la pecaminosidad del hombre. Un escritor dijo: “En estos cuatro sellos interconectados […vemos] la depravación humana tomando su rumbo” sobre la tierra. Vemos los pecados de hombres y mujeres dando un ciclo completo en el deseo de conquistarse unos a otros en guerras civiles, resultando en injusticia y hambre y muerte.
Vea aquí la ensordecedora verdad: Los hombres y mujeres son decididamente pecadores. De un caballo al otro, vemos una progresión de pecado y contienda. Vemos un retrato de Romanos 1: Dios está entregando a hombres y mujeres a sus pecados, simbolizado supremamente en el modo en que se matan unos a otros. Véalo. Los hombres y mujeres son decididamente pecadores, y los hombres y mujeres son peligrosamente autodestructivos. ¡Vea aquí los efectos del pecado! A cada hombre y mujer que escucha sonido de mi voz, quienes tienen la tendencia de racionalizar al pecado, justificar al pecado, y minimizar al pecado: ¡Vean el horror el pecado!
¡Esta imagen es tan importante! Después de todo, Satanás no nos tienta a usted y a mí con imágenes de jinetes en caballos oscuros guiándonos hacia la muerte. ¡No! Satanás se disfraza como un ángel de luz, y nos tienta a usted y a mí con imágenes seductoras de pecado y placer. ¡No crea esas imágenes! Apocalipsis 6 dice: “El pecado destruye”. El pecado le destruye a usted. El pecado destruye a otros. Incluso los llamados “pequeños pecados” tienen efectos devastadores. El pecado destruye, devasta, y, en un sentido supremo, daña.
El jinete del cuarto caballo muestra con claridad que los hombres y las mujeres merecen la muerte. Esta es la imagen de un cuarto de la raza humana borrado de un golpe. Ese número será más significativo a medida que progresemos, pero no pierda de vista la idea general. Robert Mounce dijo:
Revisar las diferentes interpretaciones asignadas a los Cuatro Jinetes tienden a quitarle al lector contemporáneo la naturaleza dramática de esta visión. Este es un buen lugar para retirarse a una de las siete iglesias y escuchar las visiones a medida que son leídas. En lugar de discutir el significado probable de cada uno de los cuatro caballos de colores, los primeros oyentes habrían saltado de terror ante la guerra, el derramamiento de sangre, el hambre, y la muerte, galopando furiosamente en el escenario de su imaginación.
En nuestra búsqueda para descubrir el significado de los detalles precisos, no pasemos por alto el mensaje. El pecado está a todo nuestro derredor, tentándonos, seduciéndonos e intentando guiarnos. Y es devastador en sus efectos, destructivo y supremamente mortal. Es aterrador que Dios entregue a los hombres y mujeres a su pecaminosidad. Tal pecaminosidad lleva al conflicto y a la guerra y a la contienda y a la injusticia y a la pobreza y a la enfermedad, y finalmente a la muerte. Todo esto proviene de la pecaminosidad del hombre.
Dios juzgará a los hombres y mujeres que le dan la espalda a Él y viven para este mundo.
Esto nos lleva a la tercera verdad: Dios juzgará a los hombres y mujeres que le dan la espalda a Él y viven para este mundo. Estos sellos describen supremamente la justicia y juicio de Dios sobre un mundo pecaminoso, sobre pecadores que le dan la espalda a Él y viven para este mundo. Uso esa terminología muy intencionalmente. En Apocalipsis 6:10, los santos bajo el altar de Dios claman diciendo: “¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra?” Quizá usted quiera subrayar esa frase: “los que moran en la tierra”, porque esta es una frase que vemos usada en toda Apocalipsis para describir a los no-cristianos que adoran ídolos y se rebelan contra Dios, personas que viven para este mundo y adoran los ídolos de este mundo en lugar de adorar a Dios y vivir para otro mundo. Por tanto, los incrédulos son descritos como “los que moran en la tierra”, quienes dan la espalda a Dios para vivir para este mundo.
Y ellos están bajo el juicio de Dios, una realidad que es particularmente evidente luego de la apertura del sexto sello. Apocalipsis 6:12 dice:
“Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como cilicio hecho de cerda, y la luna toda se volvió como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento. Y el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar”.
Esos versículos están cargados de pronunciamientos proféticos del Antiguo Testamento, y también en el Nuevo Testamento, de la ira de Dios que viene sobre los pecadores. Isaías 13, Isaías 24, Isaías 34, Ezequiel 32, Joel 2, Habacuc 3, Mateo 24, y Marcos 13 son algunos pasajes que abordan este tema. Esta misma escena, este terremoto, lo veremos repetido nuevamente después de la sexta trompeta en Apocalipsis 11, y la séptima copa en Apocalipsis 16.
La extensión de Su juicio será cósmica
Quizá no sepamos exactamente cuándo ocurrirán estos eventos, pero sí sabemos esto: Dios juzgará a los hombres y mujeres que le dan la espalda a Él y viven para este mundo. La extensión de Su juicio será cósmica. William Hendriksen escribe:
Trate de visualizar lo que vio Juan, tomando a la imagen como un todo: el cielo mismo envuelto como un pedazo de papel, enrollándose como un rollo; el sol, con su luz desapareciendo como un saco negro usado en luto; la gran luna llena, una inmensa, sorpresiva bola sangrienta; las estrellas sacadas de sus órbitas y cayendo a la tierra en grandes lluvias; la tierra misma temblando violentamente de modo que cada casa se desploma; y cada montaña e isla repentinamente desapareciendo. ¡Qué imagen de temor y desesperación, de confusión y consternación -para los malvados!
Y tiene sentido. Romanos 1 describe la esencia del pecado en el hombre como la adoración de la creación antes que del Creador, así que aquí, el Creador quita a toda la creación, desde el sol y la luna y las estrellas y todo lo que hay debajo de ellas, y lo hace desaparecer. Nada en la creación es digno de adoración. Las idólatras seguridades terrenales de los moradores de la tierra serán absolutamente destruidas.
La extensión de Su juicio será cósmica, y el aliento de Su juicio será universal. El versículo 15 menciona una lista de todo tipo de personas: Reyes y hombres grandes y generales y hombres ricos y poderosos y esclavos y libres. Todos, sin excepción, se esconden en las cavernas y entre las rocas de las montañas. El estremecimiento de los cielos les despojará de todas sus distinciones sociales, a medida que el juicio de Dios ecualiza a toda la humanidad. Todos, desde reyes y presidentes, hasta los niños y los pobres, se agazapan con temor ante la presencia de Dios el Juez.
Y agazaparse con temor es una frase adecuada, porque el efecto del juicio de Dios será aterrador. Todos, nos muestra la Biblia, se ocultan del rostro de Dios y de la ira del Cristo el Cordero. No lo pase por alto. Usted no querrá encontrarse cara a cara con Dios, sin la fe salvadora de Cristo. Anhelará escapar de Su presencia. Apocalipsis 6 representa al pueblo clamando para que las rocas y montañas les aplasten, porque eso será mejor que enfrentar la ira de Dios en pecado. Algunos pensarán: “Bien, el infierno no es un lugar tan malo. Después de todo, si todas estas personas que han vivido en el mundo estarán allí, quizá sea hasta divertido”. No se engañe. El efecto del juicio de Dios será aterrador.
La duración de Su juicio será eterno
Y la duración de Su juicio será eterno. Quiero saltar adelante aquí en la narrativa hasta Apocalipsis 8:1, donde es abierto el séptimo sello, y hay silencio en los cielos. Muchos eruditos debaten qué significa el silencio, pero parece claro en toda la Escritura que la severidad del juicio de Dios siempre evoca silencio entre los hombres. ¿Qué diría usted al ver a la tierra evaporándose y a hombres y mujeres pidiendo que las rocas y montañas les aplasten?
En la próxima semana hablaremos de cómo este silencio está relacionado con las oraciones de los santos en Apocalipsis 8, pero ciertamente parte del propósito es simplemente hacernos reflexionar como Juan, y hacernos absorber esta asombrosa y horrible realidad. Dios juzgará a hombres y mujeres en toda esta habitación, en toda esta ciudad, en todo este país, y en todo el universo quienes le den la espalda y vivan para este mundo. Su juicio será cósmico, universal, aterrador, y eterno. Y entonces llega el día en que la puerta de la gracia de Dios será cerrada para siempre para todo el que le ha dado la espalda. Todos los hombres y mujeres enfrentarán cara a cara a la ira de Dios en ese día. “¿y quién podrá sostenerse?” Apocalipsis 6 termina preguntando: “¿y quién podrá sostenerse?” (Apocalipsis 6:17), y Apocalipsis 7 responde hermosamente esa pregunta.
Dios salvará a hombres y mujeres que confíen en Él y vivan para otro mundo.
Verdad suprema del evangelio: Dios salvará a hombres y mujeres que confíen en Él y vivan para otro mundo. Vemos dos imágenes del pueblo de Dios en Apocalipsis 7: Una es una multitud de 144 000 personas representando a las doce tribus de Israel, y otra es una multitud que nadie puede contar de cada nación, tribu, pueblo, y lengua.
Y, no es de sorprenderse, que haya bastante debate sobre quiénes están incluidos en estos grupos. Ciertamente ambos describen al pueblo de Dios, pero este primer grupo: ¿Son literalmente 144 000 israelitas? ¿Es una representación de todos los israelitas étnicos quienes serán salvados antes de la segunda venida de Cristo? ¿Es una representación figurativa de todo el pueblo de Dios, judíos y gentiles por igual? Y luego el segundo grupo: ¿Es una imagen de mártires, quienes, como el grupo de Apocalipsis 6, tienen vestiduras blancas porque fueron muertos por su testimonio? ¿O es una imagen de todo el pueblo de Dios, final y supremamente unidos en el cielo y en la consumación del reino de Dios?
De nuevo, no tenemos tiempo para recorrer exhaustivamente todas las opciones y explorar las fortalezas y debilidades de cada una, pero estoy persuadido de que estas dos imágenes son del mismo pueblo desde diferentes perspectivas y en diferentes momentos. Comience conmigo. Aprendemos aquí, en Apocalipsis 7:1, que Juan vio cuatro ángeles en los cuatro confines del la tierra, sosteniendo los cuatro vientos de la tierra, los que, según Zacarías, son una referencia probable a los cuatro jinetes que vimos descritos al comienzo de Apocalipsis 6.
Otro ángel les llama y dice en el versículo 3: “No hagáis daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios” La imagen nos lleva de vuelta al momento antes de que los sellos fueran abiertos, antes de que la tierra fuera estremecida y destruida. Así que esta imagen describe a Dios antes de enviar Sus devastadores juicios sobre la tierra, marcando a Su pueblo para protegerles en medio de la tribulación que estaba a punto de traer.
Apocalipsis 7:1-8 nos muestra que los cristianos están seguros en la tierra en medio de la tribulación. “Los siervos de Dios” en el versículo 3, es un término que siempre es usado en Apocalipsis para describir a todos los creyentes redimidos, y están representados aquí en sentido figurado con un número completo: 144 000. Este es un número que veremos de nuevo en Apocalipsis 14, para describir al pueblo de Dios. Entonces, en la nueva Jerusalén en Apocalipsis 21-22, veremos que la ciudad tiene doce puertas, que son doce perlas, sobre las que están escritos los nombres de las doce tribus, y la ciudad tiene un muro de 144 codos en altura con doce cimientos sobre los que están escritos los nombres de los doce apóstoles.
Esta no es una parte de la iglesia, o una sección de la iglesia, o un grupo étnico entre la iglesia. En ninguna parte de Apocalipsis hay mención de los creyentes judíos separados de los creyentes gentiles. Esta es la iglesia, descrita como un ejército, preparándose para ir a la batalla en medio del sufrimiento y la tribulación en el mundo, los que fueron profetizados en lugares como Daniel 12, y Dios dice: “Los he asegurado para esta batalla”.
Ahora, eso no significa que la batalla es fácil. Ya hemos visto en Apocalipsis 6 que Dios planea la persecución de Su pueblo. ¿Quiere poner algo en su tabla de fechas para determinar cuándo es que regresará Jesús? Apocalipsis 6:11 dice que esperemos hasta que el último santo sea martirizado por el evangelio, y entonces regresará Jesús. Y nótelo, ese quizás sea usted. Por tanto, deje a un lado la tabla y entregue Su vida para proclamar a Cristo hasta los confines de la tierra.
Sufrirán como testigos
Esto es claro: Dios está diciendo a sus hijos en el primer siglo y a sus hijos en el siglo XXI que sufrirán como testigos. Estos son los planes pre-ordenados de Dios para el futuro, que Su pueblo sea muerto por la Palabra de Dios, que Su pueblo sufra mientras proclama a Cristo para el mundo.
Jesús dijo lo mismo. Lo estudiamos en Mateo 24:9: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. […] Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:9-14). Estas son palabras de Jesús y Juan diciendo que, en los días venideros la iglesia se fortalecería mientras cientos de cristianos eran usados para alimentar a los animales, crucificados, y quemados vivos debido a la persecución romana. Y estas son palabras de Jesús y de Juan que fortalecen a la iglesia alrededor del mundo hoy donde la persecución por la proclamación del evangelio es una realidad siempre presente.
Usted dice: “Bien, ¿cómo es eso seguridad para el pueblo de Dios, si están siendo entregados como alimento de animales y están siendo crucificados y quemados y asesinados?” Vea cómo: Dios planea la persecución de Su pueblo, para que sufran como testigos, y Dios promete la protección para Su pueblo. Ellos están protegidos de la ira de Dios. Ellos están supremamente seguros.
Vemos, en Apocalipsis 6-7, lo mismo que Jesús dijo a Sus discípulos en Mateo 10. No teman a las personas de este mundo quienes solo tienen poder para destruir el cuerpo. Teman al dios sobre este mundo quien tiene poder para destruir el alma. Quizá usted sufra y muera como testigo, pero estará seguro para siempre de la ira de Dios.
Los santos asesinados con vestiduras blancas en Apocalipsis 6:11, una túnica blanca que aparece en Apocalipsis 7:14, de la que hablaremos en un momento, son una imagen de identificación con el Cristo que ha vencido al pecado al sufrir a nuestro favor. Jesús ha tomado la ira del pecador sobre Sí mismo al morir sobre una cruz. Él ha soportado nuestro castigo. Él ha pagado el precio eterno por nuestros pecados, para que todos los que confían en Él y le proclaman, estén absolutamente seguros. Incluso en un mundo donde es peligroso seguir y predicar a Cristo, usted está absoluta y supremamente seguro. No importa qué le ocurra en este mundo, usted está seguro para siempre de la ira de Dios en el mundo venidero.
Dios permite la perseverancia en Su pueblo
Por tanto, con esa confianza, Dios permite la perseverancia en Su pueblo. Esta es la imagen que procura evocar la primera mitad de Apocalipsis 7. Mediante esta visión, Dios dice a su pueblo que están sellados por Su Palabra. Dios les ha marcado como Suyos. Un sello es una representación de propiedad y pertenencia y seguridad y protección.
Santos sufrientes en el primer siglo, y santos sufrientes en el siglo XXI, démonos cuenta de esto: Antes de que usted siquiera comenzara a pasar por la prueba y la tribulación, antes de la fundación misma de este mundo de pecado y sufrimiento, Dios le selló como Su hijo. Y como resultado de este sello en su alma, Satanás no puede vencerle. El sufrimiento no puede destruirle. La muerte no puede detenerle. Usted pertenece a Dios en Cristo, y Él le guardará hasta el fin. Por tanto, confíe en Él. Percátese de que usted está en Él. Los cristianos están seguros sobre la tierra en medio de la tribulación.
¿Recuerda cómo terminó Apocalipsis 6? ¿Quién podrá sostenerse ante este Dios santo en Su ira? Mire Apocalipsis 7:9-10.
Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos. Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
Los cristianos estarán en el cielo al final de la tribulación.
Los cristianos están seguros sobre la tierra en medio de la tribulación, y los cristianos estarán en el cielo al final de la tribulación. Todos los que dan la espalda al pecado y a sí mismos, y confían en Cristo como Salvador y Señor, como el León-Cordero que fue inmolado por nuestras almas, ¡estarán un día ante Él en victoria! “Estos son los que vienen de la gran tribulación”, versículo 14. Algunos creen que esta es una referencia a un período de tiempo específico, pero toda vez que esta palabra ha sido usada hasta ahora en Apocalipsis, se ha referido al sufrimiento y a las pruebas y aflicciones que experimentan los santos en este mundo. La imagen es que, por la gracia de Dios, ellos han perseverado.
Por tanto, ahora, hay un momento de sabiduría en el versículo 9, la situación comienza a cambiar ante los juicios de Apocalipsis 6 a una situación posterior a los juicios de Apocalipsis 6. No quiero que usted se pierda aquí. Siga conmigo. Apocalipsis 7 está haciendo una pausa entre el sexto y séptimo sellos y, en esta pausa, estamos viendo la tribulación de Apocalipsis 6 desde la perspectiva del pueblo de Dios. Dios va a juzgar a los malvados, pero, ¿hay santos en medio de todo esto? Apocalipsis 7 responde esa pregunta. Los primeros ocho versículos muestran al pueblo de Dios siendo sellado antes de que esa tribulación siquiera comience. Y entonces, los últimos nueve versículos (Apocalipsis 7:9-17), nos muestran al pueblo de Dios después de esa tribulación, después de haberla pasado.
Ahora, usted se preguntará: “¿Por qué es el pueblo de Dios descrito como 144 000 de Israel en la primera parte de Apocalipsis 7, y luego como una multitud que no puede contarse de cada nación en la última mitad de Apocalipsis 7?” La respuesta a esa pregunta nos hace retroceder hasta Apocalipsis 5, donde vemos a Jesús descrito en dos modos. ¿Lo recuerda? Primero, Él era el León de la tribu de Judá, el Mesías prometido del pueblo de Israel. Así que aquí, en la primera mitad de Apocalipsis 7, vemos al pueblo de Dios descrito como todos los descendientes de las tribus de Israel, ¿originados de cuál tribu? La primera tribu mencionada, versículo 5, es la tribu de Judá. Luego, allá en Apocalipsis 5, vimos a Jesús descrito como el Cordero que rescató a hombres y mujeres de cada nación, tribu, lengua, y pueblo. Por tanto, ahora, en la última mitad de Apocalipsis 7, el pueblo de Dios es descrito como una multitud de cada nación, tribu, pueblo, y lengua, dando alabanzas al Cordero.
Entonces, permítame resumir. En la primera mitad de Apocalipsis 7, el pueblo de Dios del León de la tribu de Judá es sellado y asegurado por Dios antes de la tribulación. En la segunda mitad de Apocalipsis 7, el pueblo de Dios del Cordero sobre cada nación está ahora de pie en los cielos, al final de la tribulación. Y allí, dice la Biblia, ante la presencia de Dios, ellos proclamarán la victoria de Dios. “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (Apocalipsis 7:10). Los ángeles caen sobre sus rostros y claman: “¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén” (Apocalipsis 7:12) Todos los que confían en el sacrificio de Cristo sobre una cruz, todos los que creen en la sangre del Cordero quien murió y resucitó de nuevo, todos ellos proclamarán la victoria de Dios.
Ellos servirán en la presencia de Dios
Ellos servirán en la presencia de Dios, día y noche ante Su trono. Ellos estarán empapados de la gloria de Dios. Escuche la última parte del versículo 15: “el que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos”. Literalmente, Él extenderá Su presencia, o Su gloria, sobre ellos. ¡Oh qué gran contraste en comparación con el final de Apocalipsis 6! Las personas estaban huyendo atemorizadas ante la ira de Dios en su pecado. Ahora, todos los que han confiado en Cristo están disfrutando la maravilla de Dios mediante Su Salvador. Estarán satisfechos por Su bondad. Ya no tendrán hambre o sed, porque el Cordero, en medio del trono, será el pastor de ellos. ¿Cómo el Cordero puede ser un Pastor? El Cordero les guiará a fuentes de agua viva.
Sus almas estarán totalmente satisfechas por la bondad de Dios, y estarán sosegados por la misericordia de Dios. Dios enjugará toda lágrima de sus ojos. ¡No lloren más hermanos y hermanas! ¡El pecado se habrá ido! ¡La tristeza se habrá ido! ¡Ya no habrá más dolor! Nada habrá, sino la satisfacción y el gozo y la paz en la presencia de Dios.
Tesoros Prácticos…
Arrepiéntase urgentemente del pecado.
Este texto no tiene el propósito de hacernos debatir sobre un tema u otro. Este texto tiene el propósito de llamarnos a todos urgentemente al arrepentimiento. ¡Usted que no es cristiano, dé la espalda al pecado y confíe hoy en Cristo! ¡Sea hoy salvo del pecado! Jesús ha venido. Él ha muerto sobre la cruz por su pecado. Él ha tomado el pago que usted debía. Él ha resucitado de la tumba en victoria sobre el pecado, para que cuando usted dé la espalda al pecado y confíe en Él, esté seguro de la ira de Dios y seguro para siempre como hijo de Dios. No espere más. No pierda más tiempo. El juicio de Dios viene, no sea tomado de sorpresa. Adolescente, estudiante universitario, adulto soltero, esposo, esposa, mamá, papá, abuelos, arrepiéntanse urgentemente del pecado.
Y cristiano, deje hoy de jugar con el pecado. El pecado devasta y destruye. Cada pecado al que usted se está aferrando en este momento es absoluta y totalmente destructivo, por tanto, por el poder de Cristo en usted, arrepiéntase hoy. Tesoro práctico número uno: Arrepiéntase urgentemente del pecado.
Proclame urgentemente el evangelio.
Tesoro práctico número dos: Proclame urgentemente el evangelio. Hermanos y hermanas cristianos, usted y yo sabemos que se acerca el juicio de Dios, y sabemos que el juicio de Dios es cósmico, universal, aterrador, y eterno, por tanto, avisemos a las personas a nuestro alrededor. Advirtámosles de la ira venidera y contémosles de la misericordia de Cristo. No nos sentemos en silencio mientras las personas alrededor nuestro, mientras las personas alrededor del mundo se deslizan hacia un infierno eterno.
Esta semana iré a un estado específico de la India, a uno de los lugares más pobres y más inalcanzados en el mundo. Este estado es menos de un 0,1 % cristiano, y debido a la pobreza, el índice de mortandad estatal es de aproximadamente 5000 personas al día. Usted une todo eso, y la realidad en este estado es que cada día, aproximadamente 4950 personas son llevadas al infierno. ¡Debemos ir con urgencia a la India y a nuestra ciudad justo aquí!
¿Con quién necesita usted compartir esta noticia en esta semana? Usted dirá: “Bien, no es tan fácil compartir con ellos” No, no lo es. Y no lo será, Apocalipsis nos lo dice. Nunca lo será. Pero no deje que el temor le impida dar su vida como testigo de la Palabra de Dios. ¡Ese es el mensaje de este libro!
Humildemente clame por la justicia de Dios en medio de la persecución.
Mientras usted enfrenta la oposición en diferentes modos, clame humildemente por la justicia de Dios en medio de la persecución. Esto es lo que vemos que hacen los santos en Apocalipsis 6, y es la imagen del pueblo de Dios clamando a Dios por santidad y para que sea dada a conocer Su justicia, para que todo sea rectificado en el mundo según la justicia de Dios.
Confiado, clame por la misericordia de Dios en medio del sufrimiento.
Al testificar, aquí y alrededor del mundo, clame humildemente por la justicia de Dios en medio de la persecución, y luego clame confiado por la misericordia de Dios en medio del sufrimiento en sus diferentes formas.
La semana pasada hablaba con un hermano cuya esposa estaba pasando por una severa depresión. Él describió cómo sufría su esposa: Emocionalmente no quiere seguir adelante, incluso necesita ayuda física para vestirse en la mañana. Él describió cómo en algunas mañanas, ella literalmente cae de la cama y se arrastra por el piso hasta una mesa donde está su Biblia, y toma la Palabra de Dios y clama a Dios por Su misericordia. Si eso es lo que hace falta, entonces hágalo, y sepa que Él está allí. Cristiano, Él está con usted. Él ha sellado su alma consigo, y le capacitará para perseverar. Él le hará permanecer. Confiado, clame por la misericordia de Dios en medio del sufrimiento.
Edifique su vida y a su familia en aquello que permanece para siempre.
Quinto tesoro: Edifique su vida y a su familia en aquello que permanece para siempre. Permita que Apocalipsis 6-7 le lleve a no desperdiciar su vida en las cosas de este mundo. Un día, todo esto colapsará sobre sí mismo. ¡Todo habrá desaparecido! Su casa y su carro y sus ropas y todo será quemado, y usted nada tendrá ante la presencia de Dios. Prepárese para ese día. Edifique su vida sobre un fundamento que permanezca en ese día.
Y edifique a su familia sobre aquello que permanece para siempre. Padres, preparen a sus hijos para Apocalipsis 6. Si ustedes pasan todo el tiempo llevándolos a la escuela y enseñándoles instrumentos, y entrenándolos en deportes, dedicando horas y horas en esto o aquello o en el fútbol o la pelota o el baloncesto o en lo que sea, pero no pasa horas y horas enseñándoles la Palabra de Dios y enseñándoles a temer la ira de Dios y acerca del amor de Dios en Cristo, entonces usted desperdiciará sus vidas. Porque llegará el día en que todos los logros en este mundo serán quemados, y ¿qué habrá dejado usted para ellos?
Edifique su vida y a su familia en aquello que permanece para siempre: En Cristo y Su Palabra y Su verdad. Enséñeles a amar a Cristo y a proclamar a Cristo, y sea un ejemplo de cómo ser así en este mundo.
Use y sacrifique sus recursos en lo que trae recompensas eternas.
Sexto tesoro: Use y sacrifique sus recursos en lo que trae recompensas eternas. ¿Cuánto de su cuenta bancaria está dedicado a lo que trae recompensa eterna? ¿Cuánto de su agenda está dedicado a lo que trae recompensa eterna? ¡Nada de eso importa al final! Use su tiempo, sacrifique su dinero por amor de lo que permanecerá para siempre.
Siempre recuerde que este mundo no es su hogar.
Y, hermanos y hermanas viviendo en comodidad en nuestra ciudad, recuerden siempre que este mundo no es nuestro hogar. Nuestro hogar está en los cielos, y esperamos a un Salvador quien nos llevará allá