En círculos cristianos, el tema de la soltería tiende a ser delicado y controversial. Los solteros que están considerando servir como misioneros pueden tener temores y dudas adicionales que afectan su disposición para seguir al Señor dondequiera que Él los guíe.
En 1 Corintios 7, Pablo habla sobre la soltería como un don que facilita la devoción absoluta al Señor. Sin embargo, la libertad de ansiedad de la que Pablo habla parece eludir a la mayoría de los solteros en la iglesia. ¿Por qué las palabras de Pablo a veces parecen ser un concepto admirable pero distante en lugar de una realidad? Si Pablo no logra convencernos de que la devoción absoluta al Señor eclipsa todas las demás cosas, yo tampoco puedo hacerlo. Debemos confiar en que las palabras de Pablo, inspiradas por el Espíritu Santo, son buenas noticias.
Necesitamos un corazón consagrado a Dios
Durante años, he reflexionado sobre las famosas palabras de D.L. Moody: “Al mundo aún le falta ver lo que Dios puede hacer con un hombre completamente consagrado a Él.” Me asombra considerar cómo luciría una vida y un corazón así. Tanto los casados como los solteros tienen éxito y fracasan al servir al Señor de todo corazón. Un corazón consagrado no depende del estado civil de uno, sino de conocer a nuestro Salvador como algo más precioso que cualquier otra cosa.
La realidad es que existen bendiciones que vienen con estar soltero en el campo misionero, como la disponibilidad, la libertad, las oportunidades de servir, el tiempo, las relaciones profundas, la flexibilidad y más. Sin embargo, comprendo que esas bendiciones probablemente solo se verán como oportunidades si nuestra voluntad se somete con alegría a la Suya. Ninguna de estas resonará en nosotros hasta que valoremos al Señor como nuestra perla de gran precio, a la cual nada puede compararse.
Lo mejor de ser soltera en el campo misionero
La mejor parte de ser soltera en el campo misionero es Dios mismo. Esta temporada ha abierto mis ojos para contemplar Su infinita sabiduría mientras orquesta circunstancias que mi mente finita no habría planeado, usándolas para atraer a otros hacia Él.
He llegado a conocer a Dios como un amigo, consejero, padre, refugio, proveedor y ayuda. He experimentado el amor incondicional de Dios, Su poderoso poder, Su sentido del humor, Su ojo para el detalle, Su gracia inagotable, Su presencia permanente, Su cuidado constante, Su fidelidad y paciencia sin fin.
A medida que me he acercado más a Dios y he comenzado a comprender quién es Él más plenamente, he aprendido que no me pertenezco a mí misma. Mi hogar, vehículo, tiempo y dones no son míos. Han sido encomendados al Único cuya gloria vale más que el conjunto de todos ellos. En efecto, hay libertad, alegría y paz al saber que todas las cosas son de Él, por Él y para Él. Esta realización alimenta mi deseo de servir a Dios y obedecer la Gran Comisión.
Somos rápidos en perder de vista quién Dios es
¿Por será qué las palabras de Pablo frecuentemente no resuenan con nuestros deseos?
Reconozco que por más honorable que todo esto suene, aún puede sentirse como una realidad distante. ¿Por será qué las palabras de Pablo frecuentemente no resuenan con nuestros deseos? ¿Por qué vemos pérdida donde hay ganancia? ¿Por qué nuestros corazones están divididos? Porque hemos perdido de vista quién es Él.
Hemos perdido de vista
La adopción que se nos ha concedido;
La salvación que se nos ha regalado;
El Consejero que se nos ha dado;
La esperanza a la que hemos sido llamados;
Las promesas con las que contamos;
El amor que sobrepasa el conocimiento;
La tarea que se nos ha confiado;
La brevedad de nuestros días;
La inmensurable grandeza de Su poder;
Las riquezas de Su gloriosa herencia.
Somos muy rápidos en olvidar la cruz, la tumba vacía y Su inminente y glorioso regreso. Hemos permitido que el mundo marchito robe nuestra atención de las verdades imperecederas. No podremos entender a Pablo ni servir a Dios libremente, solteros o casados, hasta que Él se convierta en nuestro tesoro más grande.
Ser un misionero soltero es un regalo porque te libera para priorizar a Dios.
Ser un misionero soltero es un regalo porque te libera para priorizar a Dios mientras Él se revela más y atrae tu corazón hacia Él. Nuestra devoción crecerá a medida que abracemos lo que Él tenga para nosotros en cada día, ya que Él se da a conocer mejor en el camino de la obediencia. David Livingstone, el misionero escocés a África durante el siglo XIX, entendía Su voluntad como el único lugar seguro y feliz. He comprobado que esto es cierto. Es seguro seguir a Aquel que gobierna sobre el cielo y la tierra, y es un regalo inigualable desempeñar nuestro papel mientras Él reconcilia el mundo consigo mismo.
Nunca tomemos decisiones eternas basadas en circunstancias temporales. Que podamos probar y ver que Cristo es infinitamente mejor que cualquier otra cosa. Que recordemos que este mundo está pasando y que solo Su reino merece invertir nuestros días.