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Enviados

Como cristianos, tenemos una misión: hacer discípulos de todas las naciones. Al leer el Evangelio, vemos que este llamado está destinado a desafiarnos y fortalecer nuestra fe. Nuestro objetivo es descubrir cómo compartir el Evangelio con personas de todo el mundo que no conocen a Cristo.

  1. Equipamos a la iglesia
  2. Empoderamos a los pobres
  3. Atraemos a los perdidos

Una misión…

Haced discípulos de todas las naciones.

Dr. David Platt: Una misión, dos contextos, tres énfasis. Una misión: Haced discípulos de todas las naciones. Esta es la misión que tenemos ante nosotros, la que Cristo nos ha dado como iglesia. A menudo, hablamos de cómo somos tentados a hacer de todo menos lo único que Jesús nos dijo en la Gran Comisión. Él nunca nos dijo que hiciéramos edificios, que organizáramos programas y eventos; nos dijo que hiciéramos discípulos, de modo que tenemos que descubrir cómo entregarnos a esa misión.

Ahora, enfocándonos en la última parte de esa declaración, de todas las naciones, ¿cómo podemos nosotros, como comunidad de fe en nuestra ciudad, cómo podemos realmente hacer discípulos de todas las naciones para la gloria de Su nombre? ¿Cómo podemos lograrlo, individualmente, y como una familia de fe?

Dos Contextos…

Bueno, cuando usted piensa en todas las naciones, hay que hablar de dos contextos. Esas palabras, “todas las naciones” -“panta ta ethnē”, en el idioma original del Nuevo Testamento, aquí en Mateo 28:19 (la Gran Comisión), significan, literalmente, “todos los grupos de personas”, grupos de personas etno-lingüísticos No se refiere realmente a las naciones cuando pensamos en fronteras y naciones políticas. Se refiere a grupos de personas. Vamos a investigar un poco más sobre este tema en los próximos dos sermones, pero piense conmigo por un segundo en dos contextos:

Pueblos alcanzados

Primero, los pueblos alcanzados. Dos Contextos. Una misión, dos contextos. El primer contexto es los pueblos alcanzados. En otras palabras, son los pueblos que han sido alcanzados con el evangelio. No necesariamente se refiere solo  a los cristianos, sino a personas que viven en áreas donde hay acceso al evangelio, donde hay una iglesia que está proclamando el evangelio, donde las personas tienen la oportunidad de escuchar el evangelio; ese es un pueblo alcanzado con el evangelio.

Pueblos Inalcanzados

El segundo contexto es los pueblos inalcanzados. Este nos dice que hay más de un billón y medio de personas, que componen miles de grupos de personas, quienes todavía no han sido alcanzados por el evangelio. No solo no lo han escuchado, sino que no tienen acceso a él. Nacen, viven, y mueren, la mayoría de ellos, sin haber escuchado alguna vez el evangelio. Son inalcanzados. Y así, cuando pensamos en hacer discípulos de todas las naciones, tenemos que percatarnos de que aquí hay dos contextos. Hay lugares donde el evangelio ha llegado, y lugares donde el evangelio no ha llegado. Entonces, ¿cómo podemos nosotros, como familia de fe, impactar tanto a los pueblos alcanzados como a los pueblos inalcanzados con el evangelio; haciendo discípulos en ambos?

Tres Énfasis…

Esto nos lleva a tres énfasis. ¿Cómo logramos este objetivo? Y estos énfasis están basados en nuestra interpretación de la labor de hacer discípulos.

Equipamos la iglesia.

Primero, un énfasis: Equipamos la iglesia. Esto, obviamente, solo habla de los lugares alcanzados, porque los lugares inalcanzados no tienen una iglesia que equipar. Por tanto, en los lugares alcanzados, donde hay una iglesia, nuestra responsabilidad fundamental es equipar a esa iglesia, servir junto a esa iglesia. Tenemos que ser cuidadosos en el modo en que hacemos las misiones, o comprendemos las misiones, para no vernos yendo hacia otros contextos alrededor del mundo, pasando por encima de la iglesia allí, e ir solo a hacer lo que nos interesa. Sería necio que pasáramos por alto al agente que Dios promete usar para hacer avanzar Su reino en una comunidad. Vamos a la iglesia, y la equipamos. Trabajamos mediante la iglesia, junto a la iglesia. Somos siervos de la iglesia.

Y es aquí donde nos percatamos de que el modo de impactar a las naciones para la gloria de Cristo es a través de una iglesia fuerte, siendo nosotros fuertes en este contexto. Esta es una de las muchas razones por la que quiero que lo veamos, es por eso que necesitamos y queremos matrimonios fuertes, y familias fuertes, y santidad y pureza, e intimidad con Dios; porque queremos ser fuertes en el evangelio por amor de la posibilidad de iniciar nuevas iglesias, y para proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra. Si somos una iglesia insignificante, no impactaremos a las naciones para la gloria de Cristo, no seamos insignificantes. Seamos fuertes en Cristo, y equipemos a otras iglesias para que no sean insignificantes; para que sean fuertes. En esta ciudad y en otros contextos de los Estados Unidos, y en contextos alrededor del mundo, equipamos a la iglesia, este es el primer énfasis.

Capacitamos a los pobres.

Segundo énfasis: Capacitamos a los pobres. Obviamente, ya hemos hablado un poco sobre esto, la realidad de que nuestros hermanos y hermanas, pensando en la iglesia en muchos contextos alrededor del mundo, no tienen suficiente comida, o agua, o cuidado médico. Se mueren de hambre, y si son nuestros hermanos y hermanas, entonces eso cambia el modo en que hacemos la iglesia aquí.

Además, entre los pueblos inalcanzados, o entre los pueblos que no tienen el evangelio, uno de los modos en que les llevamos el evangelio es usando no solo las palabras, aunque ese método no es negociable. No solo con palabras, también con obras. En palabras y obras, y así capacitamos a los pobres.

Permítanme hacer una pausa solo por un segundo antes de que vayamos al tercer énfasis, y enlacemos juntos a los dos primeros. En las áreas en que hay una iglesia, capacitamos a los pobres mediante la iglesia. De nuevo, no pasamos por encima de la iglesia para hacer lo que nos interesa, sino que ayudamos. Avanzamos mediante la iglesia. La iglesia es el medio por el cual capacitamos a los pobres.

Atraemos a los perdidos.

Pero eso nos lleva al tercer énfasis, que es atraer a los perdidos. Ahora, en el contexto de los pueblos alcanzados, donde hay una iglesia, obviamente, todavía hay personas que no conocen a Cristo, y por eso vamos y proclamamos el evangelio a los perdidos, pero lo hacemos mediante ¿qué? Mediante la iglesia. ¿Está usted comprendiendo?, porque esto es importante. Mientras haya una iglesia, obramos con ella, juntos, sirviendo a la iglesia, alcanzando a los perdidos; pero existen los pueblos inalcanzados, donde no hay iglesia, y por eso tenemos la responsabilidad de atraer a los pueblos inalcanzados con el evangelio, al establecer la iglesia, al plantar iglesias donde no hay ninguna. Así que esta es la situación general: Una misión, dos contextos, tres énfasis.

Ahora, dé un paso atrás, y aquí está la buena noticia. Dios está moviéndose a través de esta familia de fe, ha estado y está levantando hombres y mujeres en toda esta familia, quienes están dando pasos que quizás hace unos años nunca hubieran pensado dar. Y yo alabo a Dios por tantos en este salón quienes han salido de su zona de comodidad y han dado pasos que no necesariamente visualizaban antes para sí mismos. Ustedes han ido a lugares, han estado en contextos que antes no hubieran imaginado, quizás por un corto tiempo, quizás por un largo tiempo. Algunas personas van por un corto tiempo dando un 2%, y se percatan de que es mejor dar un 98%, y regresar para una visita de un 2% de vez en cuando a esta iglesia.

¿Quiere saber algo emocionante? Al comienzo de este año, nuestra iglesia tenía 10 de nuestros miembros viviendo en ultramar, proclamando el evangelio en otros contextos -diez al comienzo de este año. ¿Sabe cuántos tenemos ahora? Veintiuno. Nos hemos más que duplicado solo durante los últimos seis meses, y tenemos unos pocos más que estaremos comisionando antes del fin de año. A final del año, habrá 25, y no es ahí donde terminará.

Ahora hay más de 50, ¿52, creo que es el último número? Cincuenta y dos personas que se han reunido con Jonathan, el pastor de discipulado global, diciendo, “queremos ir a ultramar. Ayúdenos a descubrir cómo lograrlo”, y analizan cómo llegar allá más efectivamente. Así que el número está creciendo. Es, realmente, algo emocionante.

La mala noticia es que esto crea todo tipo de problemas, como los problemas realmente buenos, son asuntos que deben atenderse. No obstante, ahora verdaderamente tenemos que comenzar a pensar: “Bien, ¿a dónde estamos yendo con esto?”, porque hay una escuela de pensamiento que diría: “Bien, solo vean a dónde van las personas, por poco tiempo, por tiempo medio, por largo tiempo. Vayan por todas partes”, pero pienso que hay un peligro, especialmente en lo que se refiere a las misiones de corto tiempo -y esto es como todo lo demás en la vida-, que es hacer muchas cosas y en realidad ninguna hacerla bien. Y hay un peligro en las misiones de corto tiempo, a ir y hacer algo por una semana y luego irse, y después no obtener mucho fruto a largo plazo de aquello. De hecho, a veces, realmente podemos provocar efectos no saludables a largo plazo.

Entonces, ¿cómo hacemos las misiones de corto tiempo con un impacto saludable a largo plazo? ¿Cómo podemos, como familia de fe, en lugar de simplemente desparramar y tener la esperanza de que algo dé fruto, cómo podemos comenzar a poner enfoques estratégicos en lugares estratégicos entre personas estratégicas, sea en pueblos alcanzados o en pueblos inalcanzados? ¿Cómo se vería que nuestra iglesia dijera?: “Bien, hay miles de grupos de pueblos sin el evangelio. Aquí hay unos pocos de ellos. Vamos a asegurarnos de que estos grupos de pueblos reciban el evangelio y sean infiltrados con el evangelio. Vamos a comenzar allí y vamos a avanzar”. ¿Cómo sería si comenzáramos a realizar algún enfoque tipo láser en algunas áreas diferentes en el modo en que enviamos, en el modo en que damos?

¿Usted sabe?, esto es interesante; una de las cosas que hemos descubierto durante los últimos pocos años es que cuando las personas descubren que nuestra iglesia está apasionada con las naciones, se crean las compuertas para solicitar fondos. Todos conocen a un misionero en alguna parte. Y los misioneros están haciendo grandes obras, y por eso recibo cartas en mi escritorio, llamadas, y correos electrónicos cada semana. Recibo un par cada semana -y ni siquiera soy el pastor de discipulado global; él recibe más que yo- diciendo “Hola, escuché que usted está apasionado con las naciones. Así es como puede sustentar esta visión”. Lo que descubrimos es que, a menudo, cuando usted dice: “No podemos sustentar todos estos proyectos”, entonces las personas se alejan y dicen: “Bien, obviamente su iglesia no está apasionada con las naciones, porque no ofrendaron para esto…”.

Y esto crea un problema- y esto es lo hermoso. Hace unas pocas semanas mencioné que como la iglesia local durante demasiado tiempo ha cultivado el discipulado en las naciones mediante organizaciones para-eclesiásticas, hemos dicho: “vamos a hacer otras cosas. Hemos ignorado lo único que nos dijiste que hiciera”.

Las organizaciones para-eclesiásticas se han levantado y han realizado muchas grandes obras que necesitan ser hechas, porque la iglesia local no las ha estado haciendo, pero el problema es que hay un paradigma que no es saludable y que se ha desarrolado durante ese proceso, que dice que la iglesia ahora existe para mantener vivas a las organizaciones para-eclesiásticas, cuando lo opuesto es realmente cierto. No es que no exista un lugar para los movimientos para-eclesiásticos, pero los movimientos para-eclesiásticos realmente existen para ayudar a la plataforma de trabajo de la Gran Comisión en la iglesia local.

Entonces, ¿qué ocurre? Esto es lo emocionante, la belleza de ello. ¿Qué ocurre cuando Dios está obrando así en una iglesia local? Bien, allí es donde vamos a comenzar a cambiar nuestro modo de pensar y vamos a meditar: “¿Cómo enviamos y entregamos nuestros recursos?” Entonces, este solo es un pequeño paso, y usted pudiera descargarlo ahora mismo -salió esta mañana en nuestro sitio web- una descripción de cinco páginas de cómo vamos a comenzar a enviar y a entregar. Como ancianos y líderes, el personal ha orado por este asunto, ¿cómo vamos a comenzar a entregar e ir en los días por venir? Es lo que investigaremos en las próximas semanas.

Pero ahora quiero que veamos la emoción, y también el peligro. Solo piense en ello conmigo, un ejemplo. ¿No sería típico del adversario que, cuando Dios se levanta…? – bien hay 25 personas que vivirán en ultramar para finales de año, 50 más que quieren ir además de otras grandes organizaciones que son dirigidas por miembros de esta organización. ¿No sería típico del adversario que tomara a estas 100 personas o más, representando a toda nuestra familia de fe, y nos dividiera sobre quién va a recibir más apoyo? Y, de repente, algo muy bueno en el pueblo de Dios puede volverse algo muy divisivo, y por eso debemos estar en guardia. Y hemos estado trabajando en descubrir cómo podemos poner un mejor enfoque específico sobre algunos lugares estratégicos y sobre personas estratégicas por razones estratégicas y, al mismo tiempo, dar flexibilidad a cómo Dios pueda guiar a otros miembros en la familia de fe a realizar una serie de obras diferentes.

Por tanto, todo esto es para decir que durante los próximos tres sermones vamos estar mirando estos tres énfasis. En este sermón: equipar la iglesia, en el próximo sermón: capacitar al pobre; y en el siguiente, atraer al perdido. Y en este sermón, usted tendrá la oportunidad de conocer a Jonathan, quien es nuestro pastor de discipulado global, y él nos guiará a través de un texto que ha sido, en muchos modos, el tema de su vida y de la vida de su familia, y le hemos pedido que nos deje echar un vistazo a su vida.

Durante los últimos pocos años… Él es una persona, un hermano quien hace años, después de involucrarse con esta familia de fe, tomó a su esposa e hija recién nacida y los llevó al medio de Asia Central, a un lugar que es muy hostil al evangelio, y vivió en una habitación pequeña, diminuta, con una familia centroasiática, y comenzó a compartir el evangelio. Este es un hermano que literalmente ha viajado alrededor del mundo y ha estado en contextos alcanzados e inalcanzados. Este hermano, a quien quiero que ustedes conozcan es más respetado bíblicamente, teológicamente, misionológicamente, y personalmente que casi cualquier persona que yo conozca, y quiero que vean, que conozcan -porque verán, como Dios, por Su gracia, nos ha confiado a este hermano y a su liderazgo. Él y su esposa, Carla, y sus tres preciosos hijos, son un regalo para nosotros, y nos servirá en pensar sobre cómo equipar a la iglesia.

Luego, en el próximo sermón, retomaré donde lo dejamos en Lucas 10, y pensaremos en cómo capacitar al pobre, y nos guiaré en ello, y luego, juntos, después de dos sermones, vamos emparejarnos para pensar en cómo atraer a los perdidos alrededor del mundo. Y por eso quiero orar por él, quiero orar por nosotros.

Quiero animarnos como familia de fe, durante toda esta semana, para que estemos orando continuamente mediante estas guías de oración por nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo, particularmente por los perseguidos. Ese es el enfoque de este sermón; la meta es ayudarnos a enfrentarlo, y haremos lo mismo en el próximo sermón con los pobres y los perdidos. Quiero que esto cobre vida en nosotros.

Oremos. Padre, te agradecemos por este mandamiento, por esta comisión para hacer discípulos de todas las naciones. Te agradecemos por un evangelio que nos ha salvado y que es digno de que entreguemos nuestras vidas para proclamarlo. Y oro, oh Dios, oro por toda esta familia de fe, y particularmente por los individuos, según cada uno pensamos en cómo hacer discípulos de todas las naciones con los dones y las habilidades y las pasiones que nos has encomendado a cada uno. Dios, ayúdanos a no rechazar este mandamiento. Ayúdanos a entregarnos a la visión, por amor de tu nombre en todo el mundo. Oramos por tus bendiciones sobre Jonathan a medida que él nos guía en tu Palabra; tus bendiciones sobre nosotros mientras la escuchamos, y la recibimos y reaccionamos a ella. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.

Pastor Jonathan B.: Es un privilegio abrumador para mi familia ser parte de lo que Dios está haciendo en esta familia de fe. Escuchar, antes de ser parte de esta familia de fe, sirviendo en Asia Central, lo que Dios estaba haciendo en esta familia de fe por amor de todas las naciones, y cómo ustedes, sacrificadamente rediseñaban sus vidas en el modo en que funcionamos como iglesia con el propósito de servir al mundo. Es un privilegio increíble para nuestra familia venir y ser parte de lo que Dios está haciendo, unirnos a esta familia de fe, y continuar incentivando lo que Dios está haciendo entre ustedes.

Nos mudamos hacia acá en la primavera, después de pasar los últimos cinco años en Asia Central trabajando entre un grupo de pueblos inalcanzados llamado Tayik. Hay aproximadamente 16 a 20 millones de tayikos alrededor del mundo. Están esparcidos sobre todo a lo largo de Asia Central en los países de Uzbekistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán, y en la China Occidental. Ellos son 0.0126% cristianos evangélicos.

¿Qué significa eso? Significa que cerca de uno o dos de cada 10 000 es realmente un seguidor de Jesucristo. Eso significa que casi cada tayiko nace, vive toda su vida, y muere sin encontrar un cristiano y con muy poco o ningún acceso al evangelio de Jesucristo.

Durante los últimos años, hemos estado dirigiendo un equipo de plantación de iglesias, un equipo que comenzó solo con seis adultos que estaban plantando sus vidas entre los tayikos para hacer discípulos y plantar iglesias entre este pueblo. Dios nos ha traído ahora aquí para unirnos a esta familia de fe y para continuar equipándoles a ustedes a fin de usar los dones y habilidades que Dios les ha dado con el propósito de hacer discípulos de todas las naciones. Hemos sido increíblemente animados a ser parte de lo que Dios está haciendo mediante esta familia de fe, para impactar a todas las naciones para la gloria de Dios.

Deseo continuar incentivando lo que Dios está haciendo en cada uno de ustedes. Vean, cada uno de nosotros debe usar todos nuestros dones, habilidades, dotes, talentos, para continuar haciendo discípulos de todas las naciones. Dios les ha equipado de un modo único a cada uno de ustedes, para desempeñar un rol decisivo en la expansión de Su reino hasta los confines de la Tierra. Su propósito como doctor, como plomero, como abogado, como maestro, o como predicador, es expandir el evangelio hasta los confines de la Tierra. Debemos ver nuestras vidas contrastadas contra ese gran propósito. Dios le ha creado por amor de las naciones.

Si usted pudiera, por favor, ir conmigo a Lucas 10:1-24. Mientras busca este pasaje, quiero que entremos en el contexto. El autor de Lucas enfatiza muchos temas claves a lo largo del libro de Lucas, y luego en Hechos, con el mismo autor. Él nos muestra que Jesús vino como Rey Mesiánico para liberar al pobre, al necesitado, y al abatido. También enfatiza la misión de Jesús de buscar y salvar al perdido. Estos dos temas están siempre presentes en Lucas 10, y estaremos escuchando sobre ellos en este sermón y en el siguiente. Los dos temas provienen de este pasaje.

Veamos juntos Lucas 10 y leámoslo, versículos 1 hasta el 24:

Después de esto, el Señor designó a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de Él, a toda ciudad y lugar adonde El había de ir. Y les decía: La mies es mucha, pero los obreros pocos; rogad, por tanto, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si hay allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; pero si no, se volverá a vosotros. Permaneced entonces en esa casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os sirvan; sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.” Pero en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, salid a sus calles, y decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad que se pega a nuestros pies, nos lo sacudimos en protesta contra vosotros; empero sabed esto: que el reino de Dios se ha acercado.” Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquella ciudad.

¡Ay de ti Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras hubieran sido hechos en Tiro y Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido sentados en cilicio y ceniza. Por eso, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades serás hundida!

El que a vosotros escucha, a mí me escucha, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió.

Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y Él les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño. Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

En aquella misma hora El se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Y volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron” (Lucas 10:1-24).

¡Qué poderoso mensaje!

Cuando nos mudamos la primera vez hacia Asia Central, decidimos que lograríamos nuestra tarea de hacer discípulos y plantar iglesias viviendo tan literalmente como podríamos con lo que estaba escrito en los pasajes de las Escrituras. Al comenzar a buscar la Biblia para guiarnos en este proceso y en esta tarea, este fue uno de los pasajes Dios nos mostró necesarios para vivir. Tantas veces leemos los pasajes misioneros en las Escrituras y los pasamos de largo, pensando que solo se aplicaron a los apóstoles, o a Pablo, o a la iglesia primitiva. Nosotros decidimos hacer el intento. Vamos a arriesgarnos. Vamos a tomar la Biblia literalmente y viviremos este pasaje, y creo que a todos se nos ha ordenado y comisionado a ir y hacer discípulos de todas las naciones. Todos debiéramos preguntarnos, ¿cómo somos llamados a vivir Lucas 10? ¿Cómo es usted llamado hacer discípulos de todas las naciones? ¿Cómo es llamado usted a vivir este pasaje?

Discípulos enviados en una misión dirigida por Dios

Pienso que hay algunas verdades que necesitamos ver, verdades enraizadas en este pasaje, verdades que se descubren cuando comenzamos a mirar a este pasaje con una lupa. Primero que todo, somos discípulos, ustedes y yo, discípulos enviados en una misión dirigida por Dios. En estos versículos, hay una gran superposición con el envío de los 12 que se encuentra en Lucas 9 y en Marcos 6 y en Mateo 10, pero estas instrucciones no fueron solo dadas a los apóstoles. Fueron dadas a los 72 discípulos sin nombre, semejantes a usted y semejantes a mí.

Jesús, enviado por el Padre, envía a los 12, envía a los 72; luego, conquista al pecado y la muerte y ordena a los discípulos que vayan y hagan discípulos de todas las naciones. En Pentecostés, 120 son enviados en poder mediante el Espíritu Santo para ser testigos en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la Tierra. Todas las naciones.

Juan 17:18 dice: “Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo”. Jesús envía a Sus discípulos -a usted y a mí- para hacer discípulos de todas las naciones. Como discípulos, usted y yo somos “enviados”. Somos enviados con propósito para hacer discípulos de todas las naciones. Debemos ir a nuestras comunidades justo donde Dios nos ha puesto. Debemos ir a nuestra ciudad donde vivimos. Debemos saltar barreras transculturales, y debemos ir a los confines de la Tierra.

Dios es la razón por la que vamos. Es una misión dirigida por Dios. Vamos porque servimos a un maestro que nos envió en Su misión. La misión es dirigida por Dios, por tanto, ¿cómo nos ocupamos de la misión de Dios?

Jesús dirige a Sus discípulos a calcular el costo.

Primero que todo, en estos pasajes vemos que Jesús dirige a Su discípulos a calcular el costo. Usted dice, “¿dónde está eso en las Escrituras?” Bien, en las primeras dos palabras, “Después de esto”. ¿Después de qué? Si usted mira justo arriba, al final del capítulo 9, lo que verá será el contexto de dónde proviene este pasaje.

Ve a tres seguidores de Jesús, quienes no calcularon los costos y resistieron el mandamiento de Jesús en Lucas 9:60: “pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios…”. Quedarse y no ir, puede ser identificado con la seguridad, la comodidad, la estabilidad, el control, y las expectativas claras, pero ir, a menudo, significa sacrificios, bendecir a otros, riesgos personales, esperanza irracional, temor real, y una fe radical.

Al enviar a los 72, vemos el compromiso demandado al final del capítulo 9 expresado en quienes fueron, en los 72 que Jesús envió. Hay un marcado contraste entre la resistencia de los tres y la obediencia de los 72. Hasta que hayamos calculado primeramente el costo del discipulado, no podremos ser enviados en una misión dirigida por Dios,

Jesús dirige a Sus discípulos a ir en comunidad.

Segundo, Jesús dirige a Sus discípulos a ir en comunidad: La frase, “de dos en dos”. De dos en dos, ¿qué significa esto? Esta es la unidad más básica de comunidad bíblica. Lo que vemos aquí es el núcleo de la comunidad bíblica. Debemos recordar que la comunidad bíblica y la misión bíblica son inseparables. Jesús nos dirige a llevar la misión con un enfoque de equipo.

Uno de los agentes más poderosos para el evangelismo es la vida de Jesús expresada en comunidad. Vean, Jesús llamó a un equipo y envió a sus discípulos en equipo. Pablo y otros siguieron Su ejemplo. No se supone que vayamos a la misión de Dios como llaneros solitarios. En nuestro individualismo occidental, no debemos perder de vista el patrón consistente en toda la Escritura, y a lo largo del Nuevo Testamento. Se supone que ministremos en equipos. En Asia Central, siempre trabajamos como parte de un equipo ministerial, y puedo testificar que usted y yo podemos soportar mucho más sufrimiento y persecución y dificultades cuando somos sostenidos por nuestros colaboradores, compañeros, colegas, por nuestra comunidad bíblica.

Mediante la diversidad de talentos, las personalidades y los dones, los equipos ministeriales ya pueden lograr mucho más que cuando todos los individuos trabajan por separado. Dios quiso que fuéramos parte de un cuerpo, el cuerpo de Cristo, y Él nos dirige a ir en comunidad.

Jesús dirige a Sus discípulos a prepararnos para Su venida.

Tercero, Jesús dirige a Sus discípulos a prepararnos para Su venida. En estos versículos, vemos que Jesús designa y envía a los discípulos a ir a cada pueblo y lugar a donde Él mismo estaba a punto de ir.

Ahora, sé que Jesús es un Salvador resucitado, y que no hay lugar donde Él no esté, o donde ya no haya ido. Pero en un sentido real, la misión de Dios es todavía preparar el camino para que Cristo venga a las vidas y comunidades a las que vamos. No podemos causar que las vidas, familias, o comunidades sean transformadas en nuestro poder, sino solo en el poder de Dios. Dios ha diseñado Su misión de modo tal que envía discípulos para preparar Su camino. Buscamos asegurarnos de que nada haya en nosotros que estorbe a Dios para obrar y usarnos como agentes de transformación en las vidas y las comunidades a las que vamos, pero, en un sentido supremo, Dios es el actor. Dios nos envía para preparar Su venida.

Jesús dirige a Sus discípulos a responder a necesidades urgentes.

Siguiente, Jesús dirige a Sus discípulos a responder a necesidades urgentes. El término siega, en el lenguaje bíblico, se refiere a las grandes necesidades alrededor del mundo. Hechos 4:12 nos recuerda que “no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos”. No hay otro nombre. Aquí decimos: “por amor del perdido, por amor del pobre, por amor de la iglesia”, pero, ¿cuáles son las realidades globales de los perdidos, de los pobres, y de los perseguidos? Estaremos hablando de los perdidos y de los pobres en los próximos sermones. Pero, ¿cuál es el estado de la iglesia alrededor del mundo?

Hay más de 200 millones de hermanos y hermanas, cristianos evangélicos alrededor del mundo, en más de 50 países diferentes quienes regularmente enfrentan diferentes grados de persecución por su fe en Cristo. Los cristianos son severamente perseguidos en Corea del Norte, Arabia Saudita, Irán, Afganistán, Maldivas, Pakistán, y Somalia.

Vea, la meta suprema de la persecución es silenciar el testimonio. En este país, donde tenemos libertad de religión, a menudo permanecemos en silencio. Permanecemos en silencio. Pero quiero decirles algo, cuando usted permanece en silencio, no se identifica con los perseguidos. Se identifica con el que persigue. Usted se silencia a sí mismo y se identifica con el perseguido.

Como seguidores de Cristo, somos parte de un cuerpo global de Cristo, la iglesia. Debemos mostrar una preocupación abnegada por las necesidades de nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo. Debemos reconocer que hay un modo de ser la iglesia aquí por amor de la iglesia allá. Debemos comenzar a proclamar valientemente el evangelio todos los días y cada día, justo donde Dios nos ha puesto en nuestras comunidades, barrios, y centros de trabajo.

Juan 4:35 dice: “los campos que ya están blancos para la siega”. La misión es urgente. La siega no espera. La siega es ahora. Una misión dirigida por Dios requiere que respondamos a las necesidades urgentes de los perdidos, de los pobres, y de los perseguidos.

Jesús dirige a Sus discípulos a orar por más obreros.

Luego, Jesús dirige a Sus discípulos a orar por más obreros. Esto es interesante. A la luz de estas abrumadoras realidades de perdición, pobreza, y persecución, la respuesta de Dios es enviarnos a usted y a mí. Su respuesta es enviar más obreros.

Debemos orar por más obreros, pero esto no significa que podamos dejar de hacer lo otro. Debemos orar mientras vamos a trabajar en sus campos. Este mandamiento dado por Jesús aquí fue dado a quienes ya había enviado. No significa que si hacemos una cosa, podemos no hacer la otra. Somos llamados a hacer discípulos de todas las naciones. Mientras vamos, debemos ir orando para que Dios continúe levantando más obreros. No tenemos que escoger entre orar o ir.

La respuesta de Dios a las necesidades urgentes alrededor del mundo es enviar a Sus discípulos, a usted y a mí, para responder a esas necesidades. La oración es una necesidad absoluta para el cumplimiento de una misión dirigida por Dios. Nuestro equipo en Asia Central, literalmente, movilizaba a miles de creyentes alrededor del mundo para orar por el pueblo tayico cada día. Nuestro equipo original estaba compuesto solo por seis adultos. Seis adultos, 20 millones de tayicos inalcanzados.

Animábamos a estos miles de personas acá en los Estados Unidos, alrededor de Latinoamérica, y en Europa Occidental a que oraran para que Dios levantara obreros. Hoy, el equipo tayico está compuesto por docenas de personas a través de Asia Central. Creo que ello no tiene que ver con nuestra habilidad para reclutar, o con nuestra habilidad para liderar. Creo que ese crecimiento en obreros ocurrió como resultado directo de la oración. Aún se necesitan más obreros en esta cosecha. Debemos orar para que sean enviados más obreros a esa siega, mientras nosotros mismos vamos hacia la cosecha.

Como discípulos, somos enviados en una misión dirigida por Dios. Jesús nos dirige a calcular el costo, a ir en comunidad, a preparar Su venida, a responder a necesidades urgentes, y a orar pidiendo más obreros. Entonces, comenzamos una transición en el versículo 3. Comienza con el mandamiento: “Id”. Ese es el imperativo, “Id”. Ese es Su mandamiento al comienzo del versículo 3. Pero, entonces, Él continúa dando instrucciones acerca de cómo ir.

Los discípulos van como mensajeros dependientes de Dios.

Van indefensos y dependiendo de la protección de Dios.

Para resumirlo, los discípulos van como mensajeros dependientes de Dios. Discípulos, como usted y yo, van como mensajeros dependientes de Dios. Jesús dice que está enviándonos como corderos en medio de lobos. Vea, nosotros somos enviados indefensos y dependientes de Dios para Su protección. Somos llamados a ir indefensos y dependientes de Dios para Su protección.

Ayer, tuve la oportunidad de ir con mi familia a la antigua Granja Baker. Allí, vimos un pequeño cordero. Nada hay tan inocente e indefenso como un cordero. Otros animales se apartarán de usted. El pequeño cordero vino directo hasta nuestros niños y comenzó a lamer sus dedos, absolutamente indefenso. Ni siquiera puedo imaginar a uno de esos pequeños corderos en medio de lobos.

Jesús está diciendo a Sus discípulos que la misión de Dios implica riesgo, y que debemos depender de Él para nuestra protección. Demasiado a menudo hemos permanecido como ovejas, como corderos entre otros corderos, y luego comenzamos a mirar a la persecución y el sufrimiento y a pensar que es algo anormal, pero el rechazo y la persecución son la parte normal de la misión. Los riesgos son reales y, a fin de lograr la misión, debemos enfrentar un peligro real.

Si usted mira Mateo 10:16, cuando Jesús envía a los 12, añade este detalle en la narración que es muy similar a este de Lucas. La frase: “sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas”. Podemos ser astutos. Vamos indefensos, pero debemos ir con astucia. Mitigamos tantos riesgos como podamos, pero, finalmente, debemos permanecer fieles a la tarea que Dios nos ha dado. Vamos indefensos. El mensaje de Jesucristo nunca es llevado mediante la fuerza. Mire a Jesús como ejemplo.

Cuando vivíamos en Asia Central, vivimos en uno de los lugares más peligrosos del mundo. No tomábamos riesgos innecesarios. No hacíamos cosas que trataran de provocar la protección de Dios. Pero a fin de lograr la misión, teníamos que correr riesgos reales. Diariamente, teníamos que depender de la protección de Dios. Cualquiera que sea la tarea que Dios le haya dado en Su misión, sé que usted puede depender de Él para Su protección. Debemos depender de la protección para lograr esta misión.

Vayan vulnerables y dependientes de la provisión de Dios.

Luego, vemos que debemos ir vulnerables. Debemos ir vulnerables y dependientes de la provisión de Dios. La frase “No llevéis”, muestra que la misión de Dios es urgente, excesivamente urgente. Debemos darnos prisa y viajar ligeros. Dios proveerá para nuestras necesidades. Si partimos desde una posición de vulnerabilidad, entonces tenemos que depender de Dios para Su provisión. Tenemos que hacerlo.

Usted sabe, sea que lo reconozcamos o no, de todas formas todos somos absolutamente dependientes de Él, todos y cada uno de nuestros días. Cuando vamos, nuestro enfoque no debiera estar en satisfacer nuestras necesidades, sino en cumplir la misión. Los recursos no gobiernan la misión de Dios. La obediencia es quien gobierna la misión de Dios. Dios provee los recursos, lo hace; son para alimentar la misión. Pero, a menudo, estos recursos solo vienen después de que hemos dado el paso al frente en fe obediente para hacer lo que Él nos ha mandado. Demasiado a menudo, hemos olvidado cómo desafiar nuestra obediencia.

En Asia Central, tropezamos con un movimiento de Dios entre los sordos en aquel lugar. A pesar de ser los más pobres de los pobres, en un país extremadamente perseguido, un grupo de creyentes sordos había crecido hasta convertirse en un movimiento de más de 35 iglesias en todo el país. Unos años antes, un creyente había compartido el evangelio con una pareja sorda mediante sus hijos oyentes. Estos hijos habían crecido para ayudar a guiar este movimiento. Esta pareja comenzó diciendo: “Hay otros. Hay otros sordos que no han escuchado el evangelio”, y comenzaron a buscar a todos en aquella ciudad y a compartir el evangelio con ellos. Cuando habían alcanzado a todos en aquella ciudad, y casi la mitad de los sordos creían, dijeron: “conozco una villa. Tenemos que ir y contarles que no están condenados por Dios, sino que Dios les ama y tiene un plan para sus vidas”.

Esto provocó un movimiento itinerante entre los sordos, y nosotros pudimos unirnos a ellos. A pesar de la persecución, podían compartir abierta y libremente frente a la policía secreta, porque la policía secreta no sabía cómo leer señas. ¿No parece algo de Dios y algo que Él suele hacer? Usted tiene un gobierno tratando de suprimir, pero descubre a Dios encontrando un camino en un pueblo obediente, sin esperar los recursos, sino obedeciendo lo que Dios les ha llamado a hacer.

Pudimos unirnos a este grupo y ayudar a edificar algunas micro-empresas. Quiero decir, estamos hablando de negocios que requirieron una inversión de $200.00 para comenzar, a fin de ayudar a alimentar lo que Dios estaba haciendo entre ellos, de modo que tuvieran una fuente de entradas sostenibles con el propósito de seguir itinerando, para ser obedientes a la misión que Dios les había dado. Pudimos proveer los recursos para alimentar su respuesta obediente. ¿Sabe?, cuando nos fuimos de esa ciudad, ellos estaban enviando a los primeros misioneros sordos hacia países vecinos. ¿No es emocionante? Debemos ir vulnerables y dependientes de Dios para nuestra provisión.

Vayan sensibles y dependientes del discernimiento de Dios.

Luego, debemos ir sensibles y dependientes del discernimiento de Dios. Tenemos que depender de Su discernimiento. Toda esta referencia a un Hijo de paz, y a la paz, nos puede ser un poco difícil de entender desde nuestra perspectiva cultural, pero Jesús, esencialmente, está diciendo a los discípulos cuál es el modo apropiado para discernir a quién Dios ha preparado para el mensaje. Deben buscar a un hijo de paz, a un hombre de paz. ¿Entre quiénes se está moviendo Dios? Dios nos dará discernimiento cuando vayamos con sensibilidad y busquemos dónde Él está obrando.

Debemos ir con la sensibilidad para diferenciar culturas, y debemos ir dependientes de Dios para recibir ese discernimiento. Como extranjero, usted primero debe ser recibido por alguien dentro de la comunidad, a fin de compartir el mensaje. Esta recepción, por el hijo de paz, o el hombre de paz, es la entrada hacia el resto de la comunidad.

Cuando llegamos la primera vez a Asia Central, decidimos en oración ser literales con esta perspectiva. Llegamos y encontramos un traductor, y comenzamos a caminar por la ciudad. Comenzamos a conocer personas, a explicar que no éramos de allí, a sentarnos y a beber café con ellos, y comenzamos a explicar que necesitábamos una familia local que nos enseñara cómo vivir, cómo sobrevivir, cómo hacer amigos en esta comunidad. En pocos días, teníamos más de diez invitaciones de familias que querían abrir sus hogares para que viviéramos con ellos. Oramos por esto y, sin el traductor, nos mudamos con una familia local que no hablaba inglés y vivimos con ellos por diez meses.

No tengo tiempo para regresar e investigar todo lo que estos versículos dicen acerca de un ministerio transcultural, y el modo en que debiera desarrollarse, pero cuando vamos como mensajeros de Dios, debemos ir con sensibilidad y dependientes del discernimiento de Dios para identificar dónde está obrando Dios y cómo adaptarnos a ese contexto cultural en que nos ha puesto.

Vayan expectantes y dependientes del poder de Dios.

Luego, debemos ir expectantes y dependientes del poder de Dios. Debemos ir expectantes y dependientes del poder de Dios. Para algunos de nosotros, la siguiente instrucción de sanar a los enfermos puede sonar un poco incómoda. Quizás hasta nos hemos preguntado si Dios realmente continúa sanando de ese modo hoy.

Vayamos a la esencia de lo que está ocurriendo en estos versículos. ¿Qué nos está diciendo? El mensajero de Dios debe proclamar el evangelio en palabras y obras mediante la predicación, la proclamación verbal, y la sanidad -que son demostraciones tangibles del evangelio. Ahora, podemos demostrar tangiblemente el evangelio en muchos modos diferentes mediante el amor cristiano y la acción. Podemos ministrar a los pobres o a los enfermos y moribundos. Estos actos pueden y validan la proclamación verbal de la Palabra. En Asia Central, también vimos a Dios confirmar la proclamación verbal mediante actos tangibles de sanidad milagrosa. Servimos a un Dios que todavía es poderoso y que puede continuar sanando.

Una amiga local de mi esposa llegó a nuestra casa perturbada y llorando. Mi esposa la condujo a la casa y la sentó y, entre lágrimas, comenzó a entender lo que ocurría. El hijo adulto de esta mujer había sido secuestrado y se pedía un rescate por él. Esta mujer era extremadamente pobre, y no tenía dinero para pagar el rescate. Era demasiado pobre para pagar. Ella asumió que su hijo sería asesinado, como muchos otros antes.

Mi esposa le preguntó si podía orar en el nombre de Jesús para que el hijo de esta mujer pudiera retornar a ella sin daños. Esta amiga local asintió y dijo, “por favor, ora”, y así ella oró con denuedo para que el hijo de su amiga le fuera retornado. Dos semanas pasaron y nada escuchábamos. Asumimos lo peor. Y, un día, ella se presentó a nuestra casa, tocando la puerta, con una inmensa sonrisa en su rostro. Dijo, “mi hijo me ha sido devuelto, mi hijo me ha sido devuelto, y eso es por las oraciones en el nombre de Jesús”.

Continuó, “Eso no es todo. Estábamos tan asustados de quedarnos en este país, que decidimos huir hacia otro país vecino, y nos reunimos con todos nuestros parientes, todos los hombres y mujeres juntos, y me paré frente a todos ellos y proclamé (un contexto fuertemente musulmán), y yo proclamé”, dijo “a todos que mi hijo me había sido devuelto debido a las oraciones en el nombre de Jesús. Y no solo les dije eso ¿Recuerdan a mi sobrina, mi sobrina quien durante ocho años, no podía tener hijos? Ellos oraron en el nombre de Jesús y miren, allí está su hija”. Dijo, “no solo eso, sino que el esposo de mi mejor amiga estaba muriendo de cáncer, lo enviaron a casa a morir; y oramos en el nombre de Jesús, y él está vivo hoy”. Hay poder en el nombre de Jesús para confirmar Su testimonio. Aquí estaba esta mujer musulmana quien todavía no había venido a la fe, proclamando el poder de nuestro Salvador para sanar.

Demasiado a menudo, nuestras expectativas determinan cómo pensamos que Dios puede actuar. Dios actúa para confirmar Su mensaje. Debemos ir esperando que Dios actúe y confirme Su mensaje en poder.

Vayan proclamando y dependiendo del propósito de Dios.

Debemos ir proclamando y dependiendo del propósito de Dios. Jesús dijo a los discípulos que proclamaran que el reino de Dios se había acercado. Eso era todo el evangelio que tenían hasta entonces. Todavía Jesús no había muerto y resucitado de entre los muertos. Eso era lo que tenían que proclamar, la venida del reino, pero nosotros ahora, quienes tenemos la plena ventaja de todas las Escrituras, debemos ir y proclamar la buena noticia de que Jesús ha conquistado el pecado mediante Su obra sobre la cruz. El evangelio demanda que proclamemos verbalmente ese evangelio. Jesús fue enviado para proclamar ese evangelio. Somos enviados para ese propósito, también.

Note que si el mensaje es recibido o rechazado, en ambas ocasiones somos llamados a proclamar el evangelio. El asunto de sacudir el polvo de sus pies es un modo público. No es solo un rechazo a esas personas. Es una proclamación pública del Evangelio. Es un modo de advertir a esas personas que su rechazo al evangelio tiene horribles consecuencias eternas. El mensaje debe ser proclamado, aunque sea rechazado.

Por la gracia de Dios en Asia Central, vimos a las personas venir a la fe, comenzar a ser discipulados, y reunirse en iglesias locales en las casas. Tantas veces pensamos que los musulmanes han rechazado el evangelio, que ellos no escucharán, que han rechazado. Que nosotros ya, en nosotros mismos, determinamos quién recibirá y quién rechazará el evangelio. La verdad es que la mayoría de los musulmanes nunca han escuchado el evangelio de la fe salvadora mediante Jesucristo. Nunca han tenido la oportunidad de escuchar.

Como discípulos, no debemos tomar el rechazo personalmente. Jesús nos recuerda que quien nos rechaza a nosotros, a ustedes, a los discípulos, a Sus discípulos, lo rechaza a Él. Podemos esperar rechazo como parte de la misión, pero debemos confiar que Dios está logrando Su propósito eterno mediante la proclamación de Su Palabra. Vamos y proclamamos fielmente, sea que nos reciban, o que nos rechacen. Usted, en su centro de trabajo, en su comunidad, con sus vecinos, mientras va al trabajo, es enviado a proclamar la buena noticia de fe salvadora en Jesucristo. La recepción o el rechazo es a Él. Confíe en Sus propósitos.

Los discípulos participan en una victoria que glorifica a Dios

Los discípulos van dependiendo de la protección de Dios, de su provisión, discernimiento, poder, y propósito. Cuando los discípulos son enviados en una misión dirigida por Dios, van como mensajeros dependientes de Dios, y entonces los discípulos participan en una victoria que glorifica a Dios. Cuando vamos en una misión dirigida por Dios, cuando vamos y dependemos en Él para esa misión, nosotros, usted y yo, participamos en una victoria que glorifica a Dios.

El gozo de los discípulos proviene de servir en el nombre Jesús.

Usted ve, en estos últimos versículos, el gozo de los discípulos proviene de servir en el nombre de Jesús. Los discípulos retornaron a Jesús llenos de gozo por servir en el nombre de Jesús. Vea, como discípulos, nosotros encontramos nuestro verdadero gozo y satisfacción no en lo que hacemos o en dónde lo hacemos, sino en quién servimos. Servimos a Jesús. Servimos a un Salvador resucitado. La verdadera satisfacción proviene de servir fielmente al nombre de Jesús.

Note que los discípulos reconocen de dónde proviene su poder. No toman crédito por lo que Dios ha hecho. El enfoque está en lo que Dios hizo, no en lo que ellos hicieron. Encontramos el verdadero gozo y satisfacción solo en rendirnos al servicio completo a Jesús y Su nombre.

El poder de los discípulos sobre los enemigos proviene de la autoridad de Jesús.

El poder de los discípulos sobre los enemigos proviene de la autoridad de Jesús. La frase “Yo veía a Satanás caer” (Lucas 10:18), que Jesús usa aquí, abre la cortina de esta realidad y nos permite ver la realidad cósmica detrás de la realidad visible que vivimos cada día.

Dios, mediante Su Hijo, Jesucristo, ha derrotado a Satanás, ha derrotado los poderes del enemigo; ha derrotado a la muerte y al pecado. Jesús ha ganado la victoria sobre la muerte y el pecado. En nuestra obediencia a ir y proclamar el evangelio, participamos en la derrota sobre las fuerzas del pecado y las tinieblas. ¡Maravilloso! Usted y yo podemos participar en la victoria de Dios sobre Satanás. Es lo que hacemos cuando vamos y hacemos discípulos de todas las naciones.

Somos enviados en una misión dirigida por Dios, para participar en esta batalla global. Él ya ha ganado la batalla. Nuestra victoria es segura. La autoridad sobre el mal que ha sido entregada a los mensajeros de Dios, prefigura la victoria suprema de Cristo sobre el pecado que ha sido profetizada y de la que se habló desde Génesis 3:15, aplastando la cabeza de Satanás. Esto es, nada menos, de lo que usted y yo participamos.

El regocijo de los discípulos proviene de la vida eterna mediante Jesús.

El regocijo de los discípulos proviene de la vida eterna mediante Jesús. Debemos regocijarnos de tener vida eterna en Jesús. Jesús recuerda a los discípulos que hay más gozo en su posición en Cristo que en el poder o autoridad que tengan para la misión. La razón suprema para regocijarnos es nuestro destino eterno con Jesús. Esta es una realidad presente y continua. En esta vida, somos enviados como mensajeros en esta misión, pero un día nosotros, también, retornaremos a Jesús. Nosotros también, regresaremos y estaremos para siempre con Él. Este mundo, esta vida, no es nuestra iglesia local. Fuimos creados para un hogar celestial, y no importa cuán convincentemente pueda ser este mundo alrededor nuestro, esta vida no es nuestro hogar. Es solo un reflejo, una ilusión de la realidad verdadera, real, cósmica. Fuimos creados para un propósito eterno y tenemos un hogar celestial y eterno. Esa es la gran esperanza de las Escrituras, que un día estaremos eternamente en la presencia de Dios.

La debilidad de los discípulos hace que Jesús se regocije en la gracia de Dios

La debilidad de los discípulos, la debilidad de ustedes, mi debilidad, hace que Jesús se regocije en la gracia de Dios Nuestra debilidad hace que Dios, que Jesús se regocije en la gracia de Dios. Nuestra obediencia en esta misión hace que nuestro Maestro se regocije, pero, en un sentido supremo, Jesús se regocija porque Dios utiliza lo débil para derrotar los poderes de las tinieblas. Seres débiles, como usted. Seres débiles, como yo, como cada uno de nosotros.

En Hebreos 11, en este gran panteón de la fe, donde vemos a los mayores héroes de fe, uno de mis versículos favoritos -en realidad solo es parte de un versículo, solo un recorte de un versículo- es Hebreos 11:34 que dice: “siendo débiles, fueron hechos fuertes”. Fueron hechos fuertes en su debilidad. Quizás usted y yo seamos fortalecidos en nuestra debilidad para la gloria de Dios. Así es como Dios obra. En toda la Escritura, Él usa al débil para exaltar Su propia grandeza. De este modo, solo Dios recibe la gloria suprema por Su victoria. De este modo, Dios recibe toda la gloria que merece. Dios es el Héroe de toda la historia. Cuando vamos, todo gira alrededor de Él. Es Su misión. Es dirigida por Dios. Tenemos que ser dependientes de Dios, y esto glorifica a Dios. Los discípulos son bendecidos. Usted y yo somos bendecidos para participar en la victoria suprema de Dios.

Los discípulos son bendecidos para participar en la victoria suprema de Dios.

Finalmente, vemos a Jesús llamando bendecidos a los discípulos. No hay mayor privilegio que participar con el Dios del universo en Su plan para derrotar al pecado y restaurar todas las cosas a un orden correcto bajo su voluntad.

Tenemos una posición de increíble privilegio para participar en la gloria suprema de Dios. Reyes y profetas. Dice en 1ra de Pedro “cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar”. Somos enviados en una misión dirigida por Dios. Vamos como mensajeros dependientes de Dios, y participamos en una victoria que glorifica a Dios. ¡Id! ¡Id! Dependan de Dios para Su protección, y provisión, y discernimiento para proclamar el evangelio en Su poder y autoridad. Su obediencia les traerá gozo y bendición, y hará que su Maestro se regocije y, en un sentido supremo, lleve más gloria a Dios.

Es increíblemente emocionante ser parte de una iglesia que está en esta misión dirigida por Dios, una iglesia que es dependiente de Dios y que envía mensajeros dependientes de Dios para que participen en esta victoria que glorifica a Dios. Celebremos juntos lo que Dios está haciendo en medio nuestro, lo que hará en su vida y en la vida de quienes le rodean; lo que está haciendo en todas nuestras vidas. Esforcémonos y continuemos dando nuestras vidas para esta misión. Dios está usándoles para extender Su gloria hasta los confines de la Tierra. Que este sea el legado de ustedes, que este sea nuestro legado como iglesia, para su gloria y por amor de Su nombre entre todos los pueblos

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!