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Si Dios es soberano, ¿Por qué oramos?

Si sabemos que Dios es soberano, ¿Por qué oramos? Tanto si se trata de una joven mente curiosa que está tratando de comprender las complejidades y misterios de la vida cristiana y los caminos de Dios o un cristiano maduro que está luchando con las implicaciones de las enseñanzas de las Escrituras, la pregunta sobre la soberanía de Dios y la necesidad de la oración se presentará en algún momento.

Para responder la pregunta, debemos ser claros en las verdades que la Palabra de Dios afirma. Es evidente que el Señor ha declarado el fin desde el principio (Isaías 46:10), que Él actúa conforme a Su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra (Daniel 4:35), y que hace todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad (Efesios 1:11). Nada puede suceder a menos que el Señor lo ordene (Lamentaciones 3:37).

Al mismo tiempo, la Palabra de Dios deja claro que los creyentes deben orar. Consideremos, por ejemplo, la exhortación a orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). Se insta a los cristianos a pedir y llamar si quieren recibir (Mateo 7:7–8), y los santos deben orar en todo tiempo con toda oración y súplica (Efesios 6:18). La oración es una necesidad de la vida cristiana.

1. Se nos ordena orar

La oración es un acto de obediencia que expresa adoración. En la oración, el creyente se presenta delante del Padre como un niño para comunicarse con Él y entregarle todas sus preocupaciones. La oración es un acto de adoración porque adoramos y alabamos a nuestro Dios al reconocer Su poder y majestad.

En la oración, el creyente se presenta delante del Padre como un niño para comunicarse con Él y entregarle todas sus preocupaciones.

Pero es también un acto de obediencia. La Escritura insta a estar “dedicados a la oración” (Romanos 12:12), para que “sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios” (Filipenses 4:6), a orar “en todo tiempo” (Efesios 6:18), “perseveren en la oración” (Colosenses 4:2), “oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17), que “pidan y recibirán” (Juan 16:24) y “orar en todo tiempo, y no desfallecer”(Lucas 18:1). Ser un creyente fiel, obediente y maduro implica dedicarse a la oración.

2. No recibiremos si no oramos

En el sabio diseño de Dios, hay una conexión entre las plegarias de Sus hijos y Su provisión. Santiago declara: “No tienen porque no piden” (4:2). Esta es, en muchos sentidos, una declaración extraordinaria.

Una de las razones por la que pudiera haber escasez en la vida del creyente es porque no pide, o cuando pide, pide mal. Dios, en Su providencia, ha determinado satisfacer las necesidades de Sus hijos mediante sus oraciones.

¿No es una maravilla que el Señor Jesucristo, nos insta a pedir, llamar y buscar, y cuando lo hacemos así, tenemos la seguridad que recibiremos y encontraremos? Debemos orar si queremos recibir.

3. Oramos porque Dios es soberano

Los hijos de Dios tienen confianza y seguridad en su vida de oración porque confían en el Dios al que oran. El Señor soberano controla los corazones de los reyes, el sol, la luna y las estrellas.

Dios, en Su providencia, ha determinado satisfacer las necesidades de Sus hijos mediante sus oraciones.

Él tiene autoridad sobre las olas y los océanos, y da vida a los muertos. Tiene el poder para romper las cadenas del pecado y la esclavitud. Es el Dios asombroso que nos invita a venir ante Su trono de la gracia.

La soberanía de Dios lleva al creyente a tener una vida de oración. Y eso es cierto en todos los aspectos de la vida. Cuando se considera esta verdad, la pregunta debe ser, si Dios es soberano, ¿cómo no vamos a orar?

Chopo Mwanza

Chopo Mwanza es el pastor de la iglesia Faith Baptist Church Riverside en Kitwe, Zambia. Es profesor en Central Africa Baptist University. Está casado con Kunda y tienen tres hijos.

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