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¿Qué es la Iglesia Perseguida?

La Biblia no usa la expresión “iglesia perseguida”, pero tiene bastante que decir sobre la persecución del pueblo de Dios. Jesús declaró a sus discípulos que serían odiados por causa de su nombre (Lucas 21:17). El apóstol Pablo afirmó que todos los que quisieran vivir piadosamente serían perseguidos (2 Timoteo 3:12).

No debe sorprendernos la persecución porque “el mundo entero está bajo el poder del maligno”

De alguna manera, entonces, todos los cristianos sufren algún nivel de persecución como resultado de vivir en un mundo caído. La persecución no debe sorprendernos porque “el mundo entero está bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19). Satanás está buscando devorarnos (1 Pedro 5:8). Sin embargo, tener un compañero de trabajo que piense que eres raro porque hablas sobre Jesús es diferente que ser enviado a prisión por el simple hecho de poseer una Biblia. Así que, ¿de quién hablamos cuando nos referimos a la “iglesia perseguida”?

Definiendo la persecución

Los cristianos alrededor del mundo experimentan sufrimiento por una variedad de razones: hambruna, guerra, dificultades económicas, desastres naturales, etc. Sin embargo, cuando hablamos de la iglesia perseguida, no nos estamos refiriendo al sufrimiento en general. Puertas Abiertas define la persecución cristiana como “todo acto de hostilidad que se experimenta como resultado de identificarse con Jesucristo”.

La persecución cristiana puede definirse como todo acto de hostilidad que se experimenta como resultado de identificarse con Jesucristo.

Para profundizar aún más, es sin duda útil distinguir entre diferentes clases de persecución y diferentes niveles de gravedad de la persecución. Cuando hablamos sobre la “iglesia perseguida” por lo general nos referimos a los cristianos y a las iglesias que enfrentan niveles más intensos y consistentes de persecución. ¿Por qué hacer esta distinción? No es para minimizar las dificultades que enfrentan los cristianos en contextos menos hostiles ni para tratar a los creyentes perseguidos como una clase especial de súper santos. La razón para identificar a los cristianos perseguidos es para que nuestro conocimiento sea más claro y reflexivo sobre aquellos que necesitan nuestras oraciones y apoyo debido a las clases de oposición que enfrentan.

Tipos de persecución

Algunas veces la persecución puede ser no estructurada, ocasional y esporádica. En otros casos, puede ser un esfuerzo intencional y continuo por parte del gobierno o de otros grupos religiosos para eliminar o terminar con la presencia y testimonio de la iglesia. Por ejemplo, en Corea del Norte la persecución está promovida por el gobierno. En Nigeria y los países vecinos, el grupo islámico terrorista Boko Haram deliberadamente ataca a los cristianos.

En muchos lugares, los cristianos se sienten presionados por sus familias y sus comunidades a renunciar a Cristo. La conversión al cristianismo puede ser legal estrictamente hablando, pero es difícil experimentar la seguridad que viene de las relaciones cercanas si no te identificas con la religión de la cultura que te rodea.

Gravedad de la persecución

También hay una gama cuando se trata de la gravedad y las consecuencias de la persecución. En algunos lugares, los cristianos no están presos por causa de su fe, pero es difícil conseguir un trabajo, recibir una educación o tener amistades significativas. También pueden recibir un trato distinto por parte del sistema legal.

En lugares que son mucho más hostiles los cristianos se enfrentan a la amenaza constante de la cárcel y la muerte. Corea del Norte, Afganistán y Yemen cabrían dentro de esta categoría. Tan solo por poseer una Biblia o ser conocido como un cristiano podría poner su vida en peligro. Estos creyentes se enfrentan continuamente con el alto costo de seguir a Jesús (Mateo 10:38).

Entonces, ¿cuáles son las razones para estas diferentes clases y niveles de persecución?

Razones para la persecución

La persecución de los cristianos es básicamente una lucha espiritual mayor. Nos enfrentamos a algo más que carne y sangre (Efesios 6:10-20). El maligno quiere silenciarnos y destruir la iglesia y su testimonio. A la vez, Satanás actúa a través de individuos, grupos y gobiernos. Más allá de las motivaciones humanas, el pecado está siempre en la raíz.

En algunos casos, la persecución proviene de un odio consciente hacia el Dios revelado en la Escritura. En otros casos, les han hecho creer a las personas que están llevando a cabo un propósito divino (Juan 16:2). Esta fue la historia de Pablo antes de su conversión (Gálatas 1:14). No obstante, en otros casos, los cristianos son atacados por su afiliación política o tribal. La persecución puede ser compleja y multifacética. [1]

Indistintamente de la(s) razón(es), no debemos ignorar el sufrimiento de aquellos a quienes Cristo ha comprado con su propia sangre. Entonces, ¿cómo debemos responder?

Respondiendo a la persecución

No debemos olvidar ni ignorar a nuestros hermanos en la fe que están sufriendo por causa de su fe. La Escritura nos exhorta a:

Recordar a los presos, como si estuviéramos presos con ellos, y a los maltratados, como si nosotros mismos fuéramos maltratados (Hebreos 13:3).

La palabra “recordar” aquí significa más que solo traer algo a la mente. En el contexto inmediato, es probable que el autor de Hebreos está pidiendo a la(s) iglesia(s) que atienda(n) las necesidades de los hermanos en la fe que están presos por causa de su fe (Hebreos 10:32-34). Asimismo, Jesús enseñó a sus discípulos la importancia de atender a “los más pequeños”, entre ellos a los hermanos en la fe que están presos (Mateo 25:34-40). [2]

Sin duda, la mayoría de cristianos no podrán viajar por el mundo para proporcionar apoyo continuo y personal a los creyentes que sufren persecución. No tenemos que sentirnos culpables por lo que no podemos hacer. Pero, podemos buscar maneras en las que podamos servir a los creyentes que están siendo perseguidos. Para muchos, el primer paso será informarse.

Informarse

Conocer sobre la difícil situación de los creyentes que están siendo perseguidos. Si tu iglesia apoya a personas que trabajan en algún lugar que es hostil al cristianismo, pregúntales sobre las clases de desafíos a los cuales se enfrentan. También puedes obtener información al visitar sitios en la red como Stratus y Joshua Project. Asimismo, debes asegurarte de mantenerte al día con la lista anual de Puertas Abiertas de los 50 lugares donde es más difícil ser cristiano.

Ofrendar

Cuando ofrendas a través de tu iglesia local para apoyar a los que trabajan en contextos de persecución, estás tomando parte, aún de manera indirecta, en fortalecer a los creyentes que están sufriendo.

No menosprecies la importancia de ofrendar de manera regular y sacrificial a través de tu iglesia.

No menosprecies la importancia de ofrendar de manera regular y sacrificial a través de tu iglesia local. Tú y tu iglesia también pueden apoyar los esfuerzos de hacer discípulos y plantar iglesias en algunos de los lugares más difíciles de alcanzar mediante el trabajo de Urgent (Urgente).

Orar

La manera más evidente de apoyar a los creyentes que están siendo perseguidos es orar por ellos. La Escritura ofrece varias maneras de hacerlo. Pídele al Señor que sustente su fe y bendiga su testimonio, aun ante el sufrimiento. Pídele que los proteja y provea para ellos. Si el Señor elige no convertir a los que los maltratan, pídele que haga justicia sobre los que buscan causar daño a su pueblo y silenciar el testimonio del evangelio.

En última instancia, podemos orar con confianza porque el Señor no abandona a los suyos (Salmos 94:14; Hebreos 5-6). Él puede elegir liberarlos del sufrimiento, pero incluso si no lo hace, los rescatará completa y finalmente en el día de su retorno.


[1] Darren Carlson, “The Complex Problem of the Persecuted Church” [“El complejo problema de la iglesia perseguida”], Coalición por el Evangelio, consultar en www.thegospelcoalition.org/article/the-complex-problem-of-the-persecuted-church/.

[2] Para este punto, ver la nota en ESV Study Bible sobre Hebreos 13:3.

David Burnette es el Editor Senior de Radical. Vive con su esposa y tres hijos en Birmingham, Alabama, y es anciano en la Iglesia Bautista de Filadelfia. Obtuvo su Ph.D. en el Seminario Teológico Bautista del Sur.

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