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Cómo hablar con tus hijos sobre mudarse al extranjero como misioneros

Algunos niños simplemente no se adaptan bien a la vida en el extranjero. Otros niños se mudan al extranjero y parecen prosperar en todos los aspectos. ¿Cuál es la diferencia? En última instancia, le confiamos a Dios los corazones y el futuro de nuestros hijos. Sin embargo, la crianza es una responsabilidad, por lo que mientras confiamos en el plan soberano de Dios, oramos, buscamos consejo y hacemos todo lo posible por ser intencionales al entrenar y cuidar a nuestros hijos. La comunicación honesta y reflexiva es una parte crucial de este cuidado.

Hablale a tus hijos sobre las cosas que no cambiarán sin importar dónde vivan.

Si estás considerando mudarte, puedes preguntarte cuándo y cómo deberías hablar de ello con tus hijos. Podrías encontrarte preguntándote: “¿Es demasiado pronto para compartir detalles si nuestros planes no son definitivos?” O, “¿No añadirán estas conversaciones más estrés?” Tal vez pienses: “Ya hemos decidido mudarnos, así que no queremos ofrecerles opciones sobre algo en lo que quizás no tengan voz ni voto.”

Hay muchas razones bien intencionadas para una falta de comunicación clara. Sin embargo, cuando alejamos a los niños de lo que les resulta familiar, tenemos la oportunidad de enseñarles tanto cómo tomamos decisiones como también en Quién confiamos más durante el proceso de toma de decisiones (Salmo 91:2).

Comunicate sensiblemente según su edad

La edad importa. La transición de un niño pequeño a un nuevo entorno es muy diferente a la de un estudiante de primaria. La transición de un estudiante de primaria es diferente a la de un estudiante de secundaria. Cuanto mayor sea el niño, más tiempo e intencionalidad probablemente necesitarás para ayudarle a procesar una posible mudanza internacional.

Para los niños más pequeños, enfócate en la estabilidad. Hablales sobre las cosas que no cambiarán sin importar dónde vivan. Sus necesidades serán cubiertas. Toda su familia estará junta. Tendrán un lugar seguro donde vivir. Al hablar con niños pequeños, ten cuidado con tu vocabulario. En lugar de palabras como “mejor” o “peor”, describe las cosas como “diferentes”. Tranquiliza a tus hijos con el conocimiento de que, aunque muchas cosas serán diferentes, mucho seguirá igual. Estarán seguros porque Dios nunca cambia y promete estar siempre con ellos (Proverbios 18:10; Nahúm 1:7; Salmos 4:8).

Involucra a los estudiantes de primaria en algunas áreas de la toma de decisiones. Podrías dejarles ayudar a decidir qué les gustaría empacar y llevar al extranjero. Pregúntales cómo les gustaría contarles a sus amigos sobre la mudanza y despedirse. Además, reconoce que la comunicación con la familia en casa será diferente, pero también tendrán algunas opciones en ese aspecto. Las diferencias de horarios pueden afectar cuándo podrán hablar por teléfono con la abuela y el abuelo, pero eso no significa que no podrán hablar con ellos a menudo. Podrías ayudarles a iniciar un chat familiar en WhatsApp y mostrarles cómo enviar mensajes de video o audio a sus familiares alrededor del mundo.

No es útil hablar con los niños como si tuvieran una responsabilidad en tu ministerio.

Para los estudiantes de secundaria, es posible que necesites dejarlos hablar más a ellos. Hazles preguntas abiertas y prepárate para escuchar expectativas o miedos que quizá ni siquiera sepan que tienen. Reconoce áreas de pérdida y déjales opinar en algunas decisiones de mayor importancia cuando sea posible. Por ejemplo, los cambios en la educación suelen ser una fuente de ansiedad. Dales espacio para compartir sus preocupaciones. Pueden tener ideas que les ayuden a prosperar durante la transición, ¡así que escucha bien! Ten cuidado con cómo hablas sobre el futuro ministerio. Probablemente no sea útil hablar con los niños como si tuvieran una responsabilidad en tu ministerio, especialmente si no son seguidores de Cristo con sus propias convicciones y deseos de servir.

Sé honesto y no exageres

Sin importar la edad, habla con tus hijos sobre las cosas que obtendrán, pero no exageres. Es importante pintar un cuadro honesto de la transición. Tus hijos aprenderán mucho. Crecerán y obtendrán mucho. Pero también sentirán pérdidas, y será útil para ellos saber que fuiste honesto desde el principio. Es probable que necesites reconocer que hay muchas cosas sobre la nueva vida y el ministerio que tú también aún no conoces.

Modela una toma de decisiones saludable

Es importante enseñarles a tus hijos cómo tomas decisiones. Queremos hacer todo lo posible para ayudar a nuestros hijos a prosperar en este nuevo país y ser niños expatriados felices y bien adaptados, pero nuestro mayor deseo es que nuestros hijos sean discípulos fieles y maduros de Cristo. Por eso, oren juntos con frecuencia. Escudriñen las Escrituras juntos y hablen sobre por qué obedecemos los mandamientos del Señor (Deuteronomio 27:10; Lucas 11:28; 1 Juan 5:3). Busquen consejo de sus líderes y de la iglesia local. Y hablen mucho sobre la persona y la obra de Cristo, y sobre la seguridad que tenemos cuando estamos “en Él”, para que cuando se equivoquen (¡como todos lo hacemos!), puedan descansar en la asombrosa gracia de Dios y en Sus abundantes misericordias que se renuevan cada día.

Cyndi Logsdon

Cyndi Logsdon y su esposo Scott han pasado los últimos veinte años amando y sirviendo a la iglesia en todo el mundo. Actualmente viven en Asia Central, donde su esposo sirve como pastor de una iglesia en una animada megaciudad. A Cyndi le encanta tomar té, enseñar la Biblia y discipular a mujeres. Ella y Scott tienen dos hijas adultas y un yerno.

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That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!