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Cómo compartir el evangelio con los niños

Cuando se trata de compartir el evangelio, dos de las preguntas más comunes que recibo se centran en compartir el evangelio con los niños. La primera, ¿cómo puedo compartir el evangelio con mis hijos? La segunda, ¿cómo sé que están realmente entendiendo el evangelio?

Aprovecha al máximo tu interacción con los niños cuando les compartas el evangelio

Te animo a aprovechar al máximo tu interacción con los niños cuando les hables sobre el evangelio, y en particular sobre cómo responder a este. Cuando les compartas el evangelio, constantemente hazles preguntas abiertas que estimulen la conversación. Por ejemplo, no preguntes: “¿Comprendiste lo que acabo de compartir?”, o  “¿estás listo para confiar en Jesús?”. Por lo general, preguntas de sí/no no son la mejor manera de saber si un niño ha comprendido el evangelio.

En cambio, hazles preguntas que les den la oportunidad de expresar su entendimiento del evangelio. Algunos ejemplos: ¿Quién es Dios?, ¿qué significa que somos pecadores?, ¿qué ha hecho Dios por nosotros?, ¿cómo podemos tener una relación con Dios? Aprovecha al máximo tu interacción con los niños mediante preguntas abiertas que los lleven a la discusión sobre el evangelio y la fe.

Utiliza ilustraciones cuando compartas el evangelio con los niños

Durante el proceso, utiliza ilustraciones. Usa dibujos, historias o ejemplos concretos de lo que significan ciertos términos teológicos. Recuerdo que cuando estaba en sexto grado soñaba con ser un jugador profesional de béisbol. Recuerdo también haber estado sentado junto a un hombre que me habló sobre lo que significaba que Jesús fuera el Señor de mi vida.

Usa dibujos, historias o ejemplos concretos de lo que significan ciertos términos teológicos.

Aquel hombre me dijo: “Seguir a Jesús significa que si él quiere que hagas algo más aparte del béisbol, deberías estar dispuesto a soltar el bate y la pelota y hacer lo que te diga que hagas”. Hasta este día no he olvidado esas palabras y cómo en aquel momento comprendí a profundidad lo que significa someterse a Jesús como el Señor. Piensa en ilustraciones, historias y ejemplos concretos que comuniquen verdades bíblicas y realidades del evangelio.

Usa la repetición cuando compartas el evangelio con los niños

Padres, los animo a que enfaticen constantemente el evangelio a sus hijos. En todo lugar, en todo tiempo, háblenles sobre el carácter de Dios, la pecaminosidad del hombre, la suficiencia de Cristo, la necesidad de la fe y la urgencia de la eternidad.

En ocasiones, las personas piensan, “Pues bien, quiero que mis hijos se apropien de la fe por sí mismos, así que yo no voy a presionarlos”. Nuestro propósito no es manipular ni forzar a nadie en la fe. A medida que los niños van creciendo, alcanzarán nuevos niveles de madurez e independencia, pero siempre y cuando nos sea posible, debemos enseñarles el evangelio.

A medida que los niños van creciendo, alcanzarán nuevos niveles de madurez e independencia, pero siempre y cuando nos sea posible, debemos enseñarles el evangelio.

Enseñamos a nuestros niños cómo comer y beber. Les enseñamos cómo vestirse y tender sus camas. Se les enseña a decir: “Sí, señora” y “No, señor”. Les enseñamos a practicar algún deporte y música. Sin duda, enseñarles el evangelio es mucho más importante que todas esas cosas juntas. Padres, antepongan, encima de todo, hablarles día y noche del evangelio a sus hijos. Compartan el evangelio a menudo para este que se convierta desde el principio de sus vidas en una parte de su conocimiento.

Cómo sabes que tu hijo es cristiano

Compartir el evangelio con los niños puede llevar a ciertos desafíos, en el buen sentido, porque los niños que a una edad temprana están siendo saturados con el evangelio a menudo comienzan a responder a él y a hablar sobre convertirse en un cristiano. Una de las preguntas más importantes que se hacen los padres es: ¿cómo sé que mi hijo es cristiano?, ¿cómo sé exactamente cuándo se convierte en un cristiano? Sin duda, por muchas razones, esta es una buena pregunta. Pero al mismo tiempo, aquí es cuando quiero animarlos, padres, a no preocuparse demasiado por esa pregunta. Sí, sin lugar a dudas, hay un punto en el tiempo cuando ponemos nuestra fe en Cristo, un punto en el tiempo en que somos perdonados por Dios y adoptados como sus hijos.

Anima siempre a tus hijos a que tengan la disposición de apartarse del pecado y de confiar en el Señor.

Sin embargo, ese punto en el tiempo puede no ser tan discernible en la vida de un niño que ha crecido inmerso en el evangelio como podría serlo en la vida de un hombre de 40 años que escuchó el evangelio por primera vez. Cuando ese hombre de 40 años, que ha estado inmerso en todo tipo de cosas en el mundo, escucha el evangelio por primera vez y responde a él, es probable que vaya a ser algo más dramático de lo que pudo ser en la vida de un niño de 8 años, y eso es normal. ¿No sería algo bueno que uno de sus hijos echara una mirada retrospectiva a su vida y dijera: “Casi no puedo recordar alguna ocasión en la cual no me aparté del pecado y de mí mismo y seguí la dirección de mi Salvador y Señor”?

Anímalos siempre a confiar en el Señor

Aquí es donde quiero, padre, retarte a que animes siempre a tus hijos a que tengan la disposición de apartarse del pecado y de confiar en el Señor. En vez de preocuparte de ese punto en el tiempo en que confiaron en el Señor, ese punto que puede ser discernible, anímalos a tener una buena actitud hacia Dios, y siempre tener la disposición de apartarse del pecado y dejar de confiar en sí mismos y volverse a Jesús. Nunca son los niños demasiado jóvenes para decirles que se aparten del pecado. Nunca son demasiado jóvenes para que confíen en Jesús como su Salvador y Señor.


Nota del editor: Este extracto proviene del mensaje de David Platt, La necesidad de la fe (inglés), y ha sido adaptado para los fines de este artículo.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

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