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Cómo compartir el evangelio durante la Navidad

En cada temporada festiva, los cristianos se encuentran con una variedad de oportunidades únicas para proclamar las buenas nuevas del nacimiento, vida, muerte y resurrección de Cristo. Desde reuniones familiares y fiestas laborales hasta eventos de alcance comunitario en la iglesia, las festividades proveen una abundancia ocasiones para conversaciones espirituales.

Lleva el aroma de Cristo en tu evangelización durante la Navidad

Cuando nos involucramos en conversaciones espirituales, debemos priorizar llevar el aroma de Cristo (2 Corintios 2:15). Esto significa que durante el caos y la ansiedad de la temporada, los seguidores de Jesús tienen otra oportunidad para distinguirse del mundo al practicar una actitud pacífica y compasiva. Cuando surgen oportunidades para evangelizar durante las festividades, el aroma de Cristo en nuestras vidas suele ser el principal atractivo para la veracidad de las buenas nuevas que compartimos.

Al buscar llevar el aroma de Cristo y comunicar su evangelio en esta temporada navideña, existen algunas maneras únicas de apelar a la audiencia al apartar nuestras conversaciones del simple hablar sobre la temporada y dirigirlas hacia asuntos de la eternidad. Dado que Cristo es verdaderamente la razón de la temporada, no debería sorprender que su mensaje sirva para cumplir muchos de los temas culturales presentes en la Navidad.

Comparte el evangelio apelando a la familia

En muchos países, no hay otra época del año en la que las familias se reúnan tanto como durante la temporada navideña. Incrustada en las películas que vemos, las canciones que cantamos y las tradiciones que practicamos, existe una apreciación sobre la importancia de la familia. No es raro que las personas reflexionen abiertamente sobre lo que significa ser parte de una familia durante las reuniones y eventos navideños.

Señala la belleza de conocer a Dios como tu Padre y a la iglesia como tus hermanos y hermanas en Cristo.

Las conversaciones sobre la importancia de la familia ofrecen una oportunidad para que los creyentes hablen sobre su adopción en la familia de Dios. Como enseña Pablo en Romanos 8:17: “Pero si somos hijos, también somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues sufrimos con él para ser glorificados con él”. Mientras que nuestras familias terrenales son, sin duda, una bendición del Señor, son solo una sombra imperfecta de lo que significa ser parte de la familia de Dios. Tómate tiempo esta Navidad para discutir cómo tu familia puede imperfectamente reflejar la familia de Dios. Al hacerlo, señala la belleza de conocer a Dios como tu Padre y a la iglesia como tus hermanos y hermanas en Cristo.

Comparte el evangelio apelando a la tradición

La época navideña está también impregnada de tradiciones de una larga trayectoria. Aunque se debaten los orígenes de nuestra concepción moderna de la Navidad, la realidad es que los cristianos han estado celebrando el nacimiento de Cristo durante dos milenios. En una temporada que abarca tantas tradiciones aparentemente sin sentido, los cristianos pueden apelar a las generaciones de creyentes que les precedieron y que han celebrado el nacimiento de Jesús.

Sobre la celebración del nacimiento de Jesús, el Padre de la Iglesia, Ireneo, afirma: “Dios recapituló en sí mismo la antigua formación del hombre, para matar el pecado, privar a la muerte de su poder y dar vida al hombre”. Los mismos temas comunicados en esta cita del siglo II fueron celebrados por los apóstoles cien años antes y aún se celebran hoy casi dos mil años después.

La continuidad de la tradición cristiana en torno al nacimiento de Cristo sirve como una apelación apologética a la veracidad del evangelio y contrasta con las tradiciones seculares de las festividades que nuestra cultura abraza tan fácilmente. Esta Navidad, busca oportunidades para resaltar cómo la celebración del nacimiento de Jesús es distintiva y perdura en comparación con otras tradiciones culturales de las festividades navideñas.

Comparte el evangelio apelando a la generosidad

Quizás el aspecto del evangelio más reconocible durante la temporada navideña sea el acto de dar. Como seguidores de Jesús, servimos a un Dios que es el dador de todos los buenos regalos y que provee abundantemente a sus hijos (Santiago 1:17). Servimos a un Dios que se entregó a sí mismo como la máxima manifestación de su amor perfecto.

Servimos a un Dios que se entregó a sí mismo como la máxima manifestación de su amor perfecto.

Como dice Juan 15:13, “Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos”. La humanidad no conoce un amor más grande que el regalo de Cristo. Durante la temporada en la que nuestra cultura está más dispuesta a dar, inicia conversaciones sobre el regalo que hemos recibido en Cristo, señalando a otros hacia el amor inconmensurablemente generoso de nuestro Dios.

Comparte el evangelio apelando a la verdad

Por último, la temporada navideña se caracteriza por alegres mitos culturales y una disposición a suspender la incredulidad. Ya sea el misterioso Elfo en el Estante, la “magia” de la Navidad o el alegre hombre de trineo del Polo Norte, nuestra cultura ha acordado, en un contrato no escrito, afirmar estas historias y supersticiones estacionales como verdad.

En este contexto, descubriremos que muchos de nuestros amigos y vecinos han compartimentado sin pensar la narrativa del nacimiento de Jesús en un pesebre junto a figuras como Rudolph y Santa. Sin embargo, Jesús no es simplemente un símbolo cultural icónico de generosidad y humildad. Él es Dios en carne y hueso, y la narrativa de su nacimiento es tanto informativa moralmente como históricamente verdadera.

Como enseña Jesús en Juan 14:6, él es “el camino, la verdad y la vida”. Nadie llega al Padre sino por él. Al hablar sobre el nacimiento de Cristo, al visitar un pesebre en vivo o incluso al ver el famoso discurso de Linus en ¡Charlie Brown y la Navidad!, debemos ser cuidadosos al distinguir la veracidad de la narrativa del nacimiento de Jesús de la de nuestros mitos culturales.

Debido a que las enseñanzas de Jesús sobre la necesidad del evangelio para la salvación son tan verdaderas como el relato bíblico de su nacimiento, muerte y resurrección, los cristianos deben abordar las oportunidades evangelísticas de esta Navidad con un sentido de urgencia y expectación. Después de todo, el mismo Dios que proclamó las buenas nuevas de gran alegría a un grupo de humildes pastores hace dos mil años todavía nos capacita para proclamar estas buenas nuevas hoy (Lucas 2:10).

Colton Lee

Colton Lee es el ministro de jóvenes de la iglesia Redeemer Church en Carolina del Norte. Está cursando una maestría en divinidades en el Southeastern Baptist Theological Seminary. Se graduó de Liberty University con una Licenciatura en Estudios Bíblicos.

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