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Dos maneras de responder a la Urgente Necesidad

Mientras nuestro equipo se preparaba para caminar a través de las remotas aldeas del Himalaya, sabíamos de antemano que encontraríamos necesidades tanto espirituales como físicas. Sin embargo, al tercer día, mientras bajábamos por la ladera de una montaña hacia un río “santo” en particular, nada podría habernos preparado para lo que estábamos a punto de presenciar. La escena ha quedado grabada en mi mente.

Vimos a un grupo de hombres jóvenes llevando lo que parecía ser un cadáver envuelto en una sábana blanca. Estupefactos, vimos como colocaban el cuerpo sobre una plataforma situada a unos veinte pies sobre el agua. Las personas lloraban alrededor de una pira funeraria. Después de que el cuerpo fue colocado sobre la pira, un hombre de cierta edad encendió una antorcha y prendió fuego a los pies, las manos y la cabeza del muerto. Las sábanas blancas se oscurecieron. El cadáver ardió, y llamas doradas volaron por los aires. El humo negro enturbió el cielo azul.

Aarón, un miembro de nuestro equipo que ha servido en estas montañas por años, nos explicó que este era un ritual hindú. Los hindúes en esta región creen que el río es santo. De manera que cuando un miembro de la familia o un amigo muere, dentro de las siguientes veinticuatro horas traen el cuerpo y le prenden fuego. Ellos creen que las cenizas del muerto que caen en el río ayudan al difunto en el proceso de la reencarnación.

Otros comenzaron a hacer preguntas, pero yo solo me alejé y me senté. No podía dejar de mirar. Y mientras miraba las llamas, pensaba sobre mis covicciones. Sobre lo que predico desde la Biblia: que todos los que no confían en Jesús para salvarse de sus pecados experimentarán el pago por su pecado en el infierno eterno.

Una imagen física de una realidad espiritual

Jesús describe el infierno como tormento consciente (Lucas 16:23), tinieblas de afuera (Mateo 8.12), y agonía intensa (Mateo 13:42). Apocalipsis 20:10 describe el infierno como un lago de fuego, en el cual las personas permanecerán para siempre. Incluso si estas descripciones solamente fueran figuradas, como algunas personas lo afirman, el propósito de una figura es representar algo que es real. Estas figuras expresan una realidad mayor que la que podemos expresar con palabras, así que no debería traernos ningún consuelo pensar que las descripciones de la Biblia sobre el infierno solamente puedan ser figuradas.

Jesús describe el infierno como tormento consciente, tinieblas de afuera , y agonía intensa

Mientras me encontraba sentado a la orilla del río, me di cuenta de que si lo que creo es verdad, estaba mirando en ese momento una imagen física de una realidad espiritual. Esta persona cuyo cuerpo se quemaba, estaba viva hacía únicamente veinticuatro horas antes y ahora estaba en el infierno, un fuego eterno del cual nunca sería rescatada.

Comprender la seriedad de esto me impactó. Esta persona, como la mayoría de las otras personas cuyos cuerpos han sido quemados en estas piras funerarias, no solo está en el infierno, sino que probablemente nunca tuvo la oportunidad de aprender sobre cómo ir al cielo. Esta persona nunca oyó que Jesús podía salvar a las personas de su pecado.

¿Por qué hay tantos que no han sido alcanzados?

¿Es esto verdad? ¿Es esto una realidad? ¿Las personas que nunca han tenido la oportunidad de escuchar sobre el cielo aquí en la tierra de verdad van al infierno por la eternidad?

He predicado cientos de veces y he escrito capítulos en varios libros afirmando que el destino de las personas que nunca han escuchado el evangelio es la condenación eterna. Sin embargo, en aquel momento, mientras miraba a “esta persona” cuyo cuerpo estaba siendo devorado por el fuego, sentía un peso aplastante al pensar lo que creo sobre “estas personas”.

Creo todo lo que la Biblia enseña sobre el cielo y el infierno. Sostengo todo lo que he predicado y escrito sobre lo que le sucede a los que nunca han escuchado el evangelio cuando mueren. Así que, ¿por qué me cuesta creer lo que estoy mirando?

Como si fuera la primera vez que hago la pregunta, “si el evangelio es verdad, ¿por qué hay tantas personas en el mundo que nunca lo han escuchado?”.

“Ese”, afirmó Aarón, “es el misterio para mí”.

Dos opciones

Caminamos un rato en silencio; entonces me compartió lo siguiente: “Esta es la conclusión a la que he llegado sobre el infierno. Tú y yo y cada persona que viene a este lugar tiene dos opciones en cuanto a lo que pensamos y vivimos basados en lo que vemos aquí”.

“Muy bien, te escucho”.

La primera opción

“La primera opción es no creer lo que dice la Biblia, mirar los cuerpos que se queman y decidir que el infierno no es algo real. O quizás decidir que Jesús no es necesario para entrar al cielo. Que las personas pueden ir al cielo aparte de la fe en Jesús. Pero la única manera de creer esto es no creer lo que dice la Biblia. Esta es una opción”.

Mientras más pienso sobre esta opción, entiendo con mayor claridad que esta es la esencia del pecado. Volviendo a Génesis, el pecado entró al mundo cuando las criaturas pensaron que ellos sabían más que el Creador. El pecado entró al mundo cuando el hombre y la mujer se convencieron a sí mismos que tenían razón sobre lo que era bueno y que Dios estaba equivocado.

La segunda opción

“¿Y la segunda opción?” pregunté.

“La segunda opción es creer lo que dice la Biblia y demostrarlo al invertir tu vida compartiendo la verdad y el amor de Dios en un mundo con urgente necesidad espiritual”.

Todos moriremos, porque todos hemos pecado. Y esto implica que todas las personas necesitan creer en Aquel que tiene autoridad sobre la muerte.

Sin duda, la segunda opción incluye trabajar para llenar las necesidades físicas urgentes por medio del ministerio de la misericordia encaminado a lograr una justicia social. Sin embargo, los filtros de agua, los botiquines médicos, los sistemas sanitarios, y decenas de otros recursos, aunque críticos para la vida sobre la tierra, no llevan a nadie al cielo. Y el sufrimiento terrenal temporal, aunque severo, resulta insignificante en comparación al sufrimiento eterno, el cual dura por siempre.

Esperanza más allá de la muerte

Mientras regresaba al lugar donde nos alojábamos para pasar la noche, recordaba las historias de Lucas 7–8. Las había leído al principio del día. Trataban sobre los milagros de personas que habían sido resucitadas de entre los muertos.

Sin duda, comprendo que esta es la mayor necesidad en cada una de nuestras vidas, incluyendo cada vida en los Himalayas y en toda la tierra: tener esperanza más allá de la muerte física. Todos moriremos, porque todos hemos pecado. Y esto implica que todas las personas necesitan escuchar y creer en Aquel que tiene autoridad sobre la muerte.

Una oración por misericordia

Después de cenar con el equipo, como siempre estábamos listos para ir a la cama. Así que, me acomodé para pasar la noche, y orar mientras me quedaba dormido.

Oh Dios, elijo creer en tu Palabra. No la entiendo, pero elijo creerla. Elijo creer que solo Jesús tiene el poder sobre la muerte y la autoridad para dar vida. Y, Oh Dios, oro que si esto es verdad, entonces más que cualquier otra cosa, ¡las personas aquí necesitan conocer sobre Jesús! ¡Tú sabes esto! Y yo lo estoy comprendiendo de una manera que no lo había comprendido antes. ¡Así que estoy orando como nunca antes! 

Por favor, ¡muestra tu misericordia en estas montañas! Por favor, ¡muestra tu misericordia ahora, Oh Dios! ¡Antes de otro entierro! ¡Antes de que más personas nazcan, vivan y mueran con toda su esperanza puesta en quemar incienso a una estatua! Y, ¡antes de que más personas sean puestas sobre piras funerarias! Ha pasado demasiado, demasiado tiempo, Oh Señor, sin que el amor, el poder, la compasión, la autoridad y el nombre de Jesús sean conocidos aquí. ¡Por favor, te ruego, te suplico que muestres tu salvación aquí! Y, te pido, Oh Dios, que uses mi vida como quieras, para difundir este evangelio como la respuesta a la necesidad más urgente que tiene cada persona en el mundo: la vida eterna contigo.


Este extracto es una adaptación del libro de David Platt titulado Algo tiene que cambiar: Que tu vida marque la diferencia en un mundo lleno de necesidades.

David Platt

David Platt sirve como pastor en el área metropolitana de Washington, D.C. Es el fundador de Radical.

David recibió su doctorado del Seminario Teológico Bautista de New Orleans y es el autor de Don’t Hold Back [No te quedes donde estás], Radical, Sígueme, Contracultura, Algo tiene que cambiar, Before You Vote [Antes de votar], así como los varios volúmenes de la serie Christ-Centered Exposition Commentary [Comentario Expositivo centrado en Cristo]. 

Vive junto con su esposa e hijos en el área metropolitana de Washington, D.C.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TOWARDS REACHING THE UNREACHED.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs are receiving the least support. You can help change that!