Restauración Radical: Las señales bíblicas de una iglesia local - Radical

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Restauración Radical: Las señales bíblicas de una iglesia local

La iglesia de hoy en día a menudo se caracteriza por un creciente enfoque en el individuo o en el ‘yo’. Comprender la iglesia local bajo un marco bíblico nos permite alejarnos de esta mentalidad al considerar el propósito y el impacto de una comunidad eclesiástica. En este episodio del Radical Podcast sobre Efesios 4:7–16, el Pastor David Platt redefine y enfatiza la importancia de la iglesia. Dado que el amor es la marca distintiva de una iglesia, se resaltan tres razones para unirse a una iglesia:

  1. Únete a la iglesia por el bien de otros cristianos.
  2. Únete a la iglesia por el bien de los no cristianos.
  3. Únete a la iglesia por el bien de Dios.

Vaya a Efesios 4. Estoy cada vez más convencido de que el egocentrismo, que está tan prevalente en nuestra cultura de la iglesia, es debido en gran medida a un entendimiento deficiente de qué es la iglesia, de su naturaleza y de su esencia.

Imagine esta situación. Imagine que viene una pareja de celebridades a la iglesia. Ellos disfrutan la música. Les gustan los sermones. Después de unos meses, quizás un año, el pastor o el líder de la iglesia se les acerca y comienza a hablarles sobre unirse a la iglesia, convertirse en miembros de la iglesia. Cortésmente, la pareja lo rechaza. El pastor o el líder de la iglesia comienza a lanzar algunos programas para seducirlos. “Mire lo que tenemos; mire lo que tenemos para ofrecerle a usted y a su familia, a usted y su matrimonio“. Sin embargo, tranquilamente, la pareja decide que han tenido suficiente, y se escapa a otra iglesia donde puede ser un poco más anónima.

O, imaginen que quizás, un día, ellos realmente deciden unirse a la iglesia. Dicen: “¿Sabes qué? Vamos a unirnos”. Quizás tengan una familia. Quizás tengan hijos, y piensen, “Queremos que nuestros hijos crezcan en la iglesia. Vamos a hacernos miembros de la iglesia por el bien de los niños”. Así, se unen a la iglesia, pero difícilmente pueden ser descritos como una pareja con un compromiso incondicional hacia la iglesia.

Ahora, ese escenario se desarrolla miles de veces por todo el mundo, y estoy suponiendo que eso pasa, incluso en esta iglesia, de diferentes maneras. La pregunta que quiero hacer es: “¿Por qué ocurre esta situación? ¿Por qué hay tantas personas que están contentas con asistir a una iglesia, pero no quieren dar el paso de convertirse en miembros y unirse a esa iglesia?” ¿O por qué hay tantas personan felices de ser miembros de una iglesia pero solo tienen un compromiso casual con la iglesia y no un compromiso incondicional con lo que significa ser parte de ella?

Creo que hay muchas razones detrás de eso. Ciertamente creo, sin duda, que parte de ello tiene que ver con el miedo al compromiso presente en nuestra cultura de hoy. Es consumismo e individualismo al máximo. Hablamos sobre esto la semana pasada; como consumidores, hacemos las mejores compras al menor precio. Eso afecta la forma en que vemos la iglesia. Individualismo: Somos un pueblo que es auto-suficiente y auto-dependiente. Hablamos mucho sobre autoestima y valía. Así, la idea de sumisión mutua a otra persona, o de responsabilidad con otra persona se ve un poco rara. Puede ser incómoda. Puede ser incluso un concepto peligroso con el cual involucrarse. Nosotros, como personas, somos los culpables de ello. Pero creo que la iglesia tiene mucha culpa también. Indudablemente, hay personas que, en el pasado, han sido agraviadas o sienten que han sido abandonadas por la iglesia y, por tanto, son increíblemente resistentes a unirse a ella.

Entonces, si lo miran así, pienso que hemos hecho un pésimo trabajo integral en la iglesia educando, basándonos en las Escrituras, qué se supone que sea la iglesia. No hemos dado mucho significado a lo que implica ser un miembro de la iglesia. ¿Alguna vez se han preguntado cómo una iglesia puede tener doscientos miembros pero solo cincuenta o sesenta personas vienen en la mañana del domingo? Una iglesia puede tener cinco o seis mil miembros, pero solo tres mil vienen al culto los domingos en la mañana. Esas son muchas personas enfermas en un único día.

¿Qué significa ser un miembro de la iglesia? ¿Por qué debería ser un miembro de la iglesia? ¿Votaré en una reunión de negocios? ¡Qué gran privilegio! ¿Qué significa eso? ¿Hay algo más involucrado en ser un miembro de la iglesia? Incluso, creo que es una pregunta válida: ¿La membresía a la iglesia es algo que la Escrituras nos dicen que hagamos? Nunca verán la palabra membresía ser mencionada en La Biblia. La Biblia nunca nos dice que debemos tener procedimientos de membresía o tener roles de membresía en la iglesia. ¿Entonces, es solo una tradición legal que hemos agregado al cristianismo que hace que todo sea mucho más complejo de lo que debe ser?

Pienso que todas esas son buenas preguntas. Por tanto, quiero que nos sumerjamos en las Escrituras, y que comencemos a ver lo que las Escrituras nos enseñan sobre la iglesia local. Vamos a fundamentar lo que vimos la semana pasada en Efesios 1 y que viene hasta aquí a Efesios 4.

Tenemos a Cristo en el centro, que tiene toda la autoridad en los cielos y la tierra. Él está llenando la tierra con Su gloria. Está usando a la iglesia como vía para llenar la tierra con Su gloria. Así que la iglesia es extremadamente importante en la economía de Dios. Por lo tanto, quiero que nos sumerjamos en lo que eso significa para la iglesia local. Obviamente, sabemos que las Escrituras hablan sobre la iglesia como un todo, de todos nosotros como creyentes en Cristo, pero ¿qué hay de las iglesias locales? Las Escrituras nos enseñan sobre la iglesia local.

Así que me sumergí en busca de una definición para la iglesia local. Comencé yendo a la historia de la iglesia, buscando a lo largo de siglos de cristiandad para tratar de encontrar las definiciones de diferentes personalidades. Hay todo tipo de definiciones de la iglesia ahí en la cristiandad. Este es un gran tema en la Reforma. Hombres como Juan Calvino y Martín Lutero realmente reaccionaron contra la iglesia Católica y contra lo que se había convertido. Juan Calvino dijo: “Siempre que veamos la Palabra de Dios predicada puramente en la tierra, y los sacramentos administrados según la institución de Cristo, allí, no hay duda, existe una iglesia de Dios”. Así, dijo: “Siempre que la Palabra de Dios sea predicada y escuchada, y los sacramentos administrados según la institución de Cristo, allí tienen una iglesia”.

Ahora, yo creí que esa definición era un poco reaccionaria. En realidad está golpeando algunos temas que son particulares a su tiempo. Así que rápidamente avancé hasta hoy, a las iglesias Bautistas del Sur en los Estados Unidos. ¿Cómo los Bautistas del Sur definen la iglesia?: “Una iglesia del Nuevo Testamento del Señor Jesucristo es una congregación autónoma y local de creyentes bautizados, asociados por el pacto en la fe y comunión del evangelio, observando las dos ordenanzas de Cristo, gobernado por Sus leyes, ejerciendo los dones, derechos y privilegios invertidos en ellos por Su Palabra y buscando extender el evangelio hasta los confines de la tierra”. Bueno, esa definición es bastante larga, pero ¿qué significa?

Quiero que, quizás, hagamos algo nuevo y miremos las Escrituras. Sumerjámonos en las Escrituras y veamos lo que tienen para enseñarnos sobre la iglesia local, y luego, veremos lo que nos enseña, si así fuera, sobre cómo debemos involucrarnos en la iglesia local.

Vayamos al libro de Efesios. Pienso que más que ningún otro en el Nuevo Testamento, el libro de Efesios nos dice todo sobre la esencia y la naturaleza de la iglesia. Vamos a leer los primeros 16 versículos, así que vamos andar por un largo camino. Quiero que se lleven una imagen de Pablo hablando a este grupo local de iglesias sobre qué es la iglesia y la unidad en el cuerpo de Cristo. Efesios 4:1-16.

Prisionero del Señor

Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por tanto, dice:

Cuando ascendió a lo alto, llevo cautiva una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres.

(Esta expresión: Ascendió, ¿qué significa, sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.) Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Detengámonos aquí. Algunos de ustedes están pensando: “Bueno, es una oración realmente larga la que tienes aquí, Pablo. Simplemente sigues agregándole y agregándole cosas una y otra vez”. Sin embargo, estén agradecidos porque, realmente, en el lenguaje original del Nuevo Testamento, desde el versículo 11 hasta el 16, es toda una única oración. Los traductores nos hicieron un favor aquí y la dividieron, separándola para nosotros. Así que volvamos al versículo 14.

para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error; sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor. Por esto es que murió.

¿Qué es la iglesia local?

Entonces, ¿qué es la iglesia local? Vamos a elaborar una definición de iglesia local. La mejor definición a que pude llegar basado en este pasaje de las Escrituras es: “Un cuerpo local de creyentes bautizados, unidos bajo liderazgo bíblico para crecer en la semejanza de Cristo y expresar el amor de Cristo unos a otros y al mundo alrededor de ellos”.

“Un cuerpo local de creyentes bautizados…”

Vamos a profundizar y desglosar eso. Empecemos con, primero, un cuerpo local de creyentes bautizados. Ahora, desafortunadamente, a causa del tiempo, no vamos a ser capaces de desglosar toda esa declaración. La idea completa de incluir creyentes bautizados como parte de la iglesia local es algo en lo que no vamos a tener tiempo de sumergirnos por completo. Basta decir en este punto, que pienso que es muy significativo en Efesios 4:4 y 5 y 6 que veamos “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo…” Pienso que el bautismo es realmente significativo en lo referido a nuestro entendimiento de la iglesia local.

Así que esto es lo que vamos a hacer. Vamos a detenernos aquí, y después, vamos a volver. Quiero que, después, estudiemos juntos de qué se trata el bautismo. ¿Es bíblico? ¿Cómo vemos su importancia en la iglesia? Esto es solo una muestra de lo que viene.

Hoy vamos a centrarnos en la primera parte de esa frase: un cuerpo local. Esto es lo que necesitamos entender desde el principio. Cuando la Biblia se refiere a la iglesia, habla de cómo la iglesia es local y universal a la vez. Esto es lo que quiero decir: si es universal y local, ambas a la vez, entonces eso significa que a veces, cuando la Biblia se refiere a la iglesia, se refiere a todos los creyentes de todos los tiempos; todos aquellos que han puesto su fe en Cristo a lo largo de la historia; un único cuerpo. Eso es exactamente lo que Pablo está diciendo aquí en Efesios 4.

De hecho, en 9 ocasiones Pablo menciona la iglesia en el libro de Efesios. En cada una de ellas, él está hablando del cuerpo universal de Cristo. Lo dijo la semana pasada cuando vimos Efesios 1. En Efesios 3, lo dice un par de veces. En Efesios 5, lo dice una y otra vez. Está hablando de todos los creyentes de todos los tiempos. En Hebreos 12 ocurre lo mismo. Vean los versículos 22-24 allí. Verán una gran imagen de cómo, un día, todos los santos y todos aquellos que han puesto su fe en Dios a través de Cristo y Su promesa, se reunirán alrededor del trono, y Cristo estará en el centro. Todos nuestros nombres están escritos en el libro de la vida. Es una imagen asombrosa.

Solo imaginen ese día. Va a haber un día en que Abraham y Moisés y David e Isaías y Jeremías y Pedro y Juan y Jacobo y Tomás y Pablo y ustedes y yo nos reuniremos alrededor del trono y cantaremos alabanzas a Cristo en el centro de nosotros. ¡Qué asombrosa imagen de todos los creyentes de la historia! Martín Lutero y Juan Calvino estarán allí también. Todos estos hombres del pasado, reunidos juntos; hombres y mujeres que han dado sus vidas y han derramado su sangre en devoción por Cristo, se reunirán hombro con hombro. ¡Qué asombrosa imagen nos dan las Escrituras del cuerpo universal de Cristo!

Sin embargo, esa no es la única forma en que las Escrituras describen la iglesia. Las Escrituras también hablan sobre como la iglesia es local. Este es el asunto: la palabra iglesia en griego, que es el lenguaje original del Nuevo Testamento, es “ekklesia” que literalmente significa: “los que piden ayuda”; aquellos que se reunirían en una asamblea. Esa es la palabra que el Nuevo Testamento usa más a menudo para referirse a la iglesia. De hecho, en el Nuevo Testamento, es usada 114 veces. Ahora, he aquí lo interesante: fuera de esas 114 veces, incluyendo las que son mencionadas por Pablo en Efesios, más de 90 son refiriéndose no a la iglesia universal, sino a diferentes iglesias locales; más de 90 de 114 veces, vemos un énfasis en la iglesia local.

Permítanme llevarlos en un viaje. Vayan conmigo hacia la izquierda, hasta el libro de Hechos. Quiero que ustedes vean esto. Quiero que se lleven el sabor de cómo la iglesia local es enfatizada en el Nuevo Testamento. Vean Hechos 11. Quizás puedan coger su bolígrafo o su lápiz y subrayar estas diferentes ocurrencias de la iglesia y poner al lado “iglesia local”. Esto está hablando sobre el cuerpo local de creyentes. Vean Hechos 11:22. Este pasaje entero está hablando de la iglesia en Antioquía, la iglesia que se ha reunido en este lugar. Sin embargo, miren lo que dice en el versículo 22. “La noticia de esto [noticias de lo que estaba pasando en Antioquía] llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén…”

Así que aquí no se está hablando de la iglesia universal, la de todos los creyentes de todos los tiempos. Aquí se está hablando de la iglesia en Jerusalén. Se está hablando de ese cuerpo local de creyentes; no de la iglesia universal, sino de la iglesia local.

Vayan al próximo libro en el Nuevo Testamento, Romanos. Vayan conmigo hacia Romanos 16. Vean conmigo los versículos 3, 4 y 5: Pablo está dando unas palabras finales a las personas que están reunidas allí, en la iglesia en Roma. De nuevo, esta es una locación particular, y quiero que escuchen lo que dice. Esto es realmente interesante. Quiero que vean cómo Pablo se refiere a la iglesia aquí no solo en una ciudad en particular.

El versículo 3 dice, “Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, los cuales expusieron su vida por mí, a quienes no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles”. Estas iglesias no representan al pueblo judío, representan a los gentiles. De modo que esto es más específico, más local. “…a quienes no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia que está en su casa.” El Nuevo Testamento nos muestra que la iglesia es lo suficientemente local como para, en realidad, encontrarse en una casa. De modo que tenemos a la iglesia universal, pero ahora estamos viendo una imagen completamente diferente de la iglesia.

Vayan al próximo libro, 1ra a los Corintios 1:2. Pablo escribe esta carta, “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:” Aquí tienen una imagen de las dos: de la iglesia local en Corinto unida a todos los creyentes.

Vayan al último capítulo en este mismo libro, 1ra a los Corintios 16. Vean como Pablo hace más o menos lo mismo que hizo al final de Romanos. Vean 1ra a los Corintios 16. Vean el versículo 19. Vean como se refiere a la iglesia aquí. Él dice: “Las iglesias de Asia…” Así que él tiene un grupo de iglesias locales en una provincia. “… os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan muy afectuosamente en el Señor.”

La iglesia es referida localmente

Esto continúa. En 2da a los Corintios 1:1, “A la iglesia de Dios que está en Corinto…” Gálatas 1:2, “A las iglesias de Galacia…” Lo vemos en Efesios referirse a la iglesia universal, pero entonces retoma la idea en Colosenses y Filipenses, en el capítulo 4, en ambos libros, y vemos cómo se refiere a la iglesia local. 1ra a los Tesalonicenses: “…a la iglesia de los tesalonicenses…” 2da a los Tesalonicenses: “A la iglesia de los tesalonicenses…”. Más de 90 veces en el Nuevo Testamento, la iglesia es referida localmente.

Así que esta es la imagen. Las Escrituras nos están dando una idea de la iglesia en dos niveles. Un nivel universal que incluye a todos los creyentes de todos los tiempos, y un nivel local que incluye a un cuerpo local de creyentes en cierto lugar. Ahora, sé lo que están pensando. Están pensando, “Bueno, Pastor, gracias por el viaje. Pero ¿qué tiene que ver eso con nosotros?” Quiero que piensen en ello conmigo. Muchas personas me han dicho y muchos de ustedes pueden incluso pensar: “Bueno, soy parte de una iglesia universal; soy parte del cuerpo de Cristo como un todo y eso es suficiente para mí. No necesito comprometerme con una iglesia local” Sin embargo, quiero que nos demos cuenta, basados en el testimonio de las Escrituras, que si eso es lo que estamos diciendo, entonces estamos tratando de vivir nuestras vidas cristianas completamente al contrario de los patrones bíblicos y de las enseñanzas bíblicas de la iglesia. Si solo vamos a acomodarnos y a estar contentos con ser parte del cuerpo universal de Cristo, entonces nos vamos a perder la razón por la que Cristo nos está llamando a formar parte de Su iglesia. Abrumadoramente, el Nuevo Testamento nos está mostrando cuán importante y cuán significativa es la iglesia local.

El cuerpo de Cristo

Ahora, sé lo que algunos están pensando. Están pensando: “Bueno, entonces ¿por qué estamos estudiando el libro de Efesios que siempre habla de la iglesia universal para entender lo que significa la iglesia local?”. Esa es una gran pregunta, porque nos lleva a nuestro próximo punto. Necesitamos ver que la iglesia local es una expresión visible del cuerpo de Cristo. Vemos a la iglesia en dos niveles, pero la iglesia local es un reflejo, una representación del cuerpo universal de Cristo. Eso es exactamente lo que Pablo nos está mostrando aquí en Efesios. Él está escribiendo esto para las iglesias locales, hablando del cuerpo de Cristo, y de cómo esas iglesias locales reflejan al cuerpo de Cristo en el mundo alrededor de ellas.

Ahora, muchas veces nos conformamos con pensar en la iglesia como un concepto abstracto. “Soy parte de este ideal invisible”. Lo sabemos, lo vimos hace un par de semanas en Mateo 16, Jesús dijo, “Voy a construir mi iglesia”. Él estaba hablando de la iglesia universal. Pablo habla en Efesios de cómo Dios da gloria a la iglesia. Piensen en ello conmigo. ¿Cómo está Cristo creando a Su iglesia en el Nuevo Testamento y hoy? Él no está construyendo un ideal invisible. Está construyendo iglesias locales visibles; construyendo comunidades locales de fe visibles. ¿Cómo está siendo glorificado Cristo? Está siendo glorificado a través de iglesias locales visibles. ¿Cómo está Cristo amando a Su pueblo hoy? Está amando a Su pueblo a través de iglesias locales visibles. Él lo hizo en el Nuevo Testamento, y lo está haciendo hoy. Hay dos niveles en el pensamiento de Pablo: el universal y el local.

Ahora, quiero que vean que hemos llegado a una conclusión mayor. Si eso es lo que nos enseña el Nuevo Testamento sobre la iglesia, entonces tendríamos que concluir que el individualismo en la iglesia es equivalente a inmadurez en la fe. Quiero que escuchen eso. Empapémonos en ello por un momento. El individualismo en la iglesia es equivalente a la inmadurez en la fe. Muchas veces las personas dicen: “Bueno, no voy a ser parte de la iglesia porque ellos me retrasarán, evitarán que experimente todo lo que yo quiero experimentar en Cristo.” Es casi como si llegáramos a esta actitud en la que somos demasiado maduros en nuestra fe para la iglesia. Eso es anti-bíblico. El individualismo en la iglesia es una señal de inmadurez en la fe.

He tenido personas que me han dicho, quizás ustedes lo hayan oído alguna vez: “Sabe Pastor, yo amo a Jesús, solo que no me gusta la iglesia”. ¿Han escuchado eso alguna vez? No pregunto quién lo ha pensado o quién lo ha dicho: “Yo amo a Jesús, pero no me gusta la iglesia”. Ahora, desglosemos esa oración por un momento. La Biblia habla sobre como la iglesia es la Novia de Cristo. ¿Qué pensarían si yo le dijera a alguno de ustedes: “Hermano, me caes bien, muy bien, pero no soporto a tu esposa”? ¿Eso le ofendería? La Biblia habla sobre cómo la iglesia es el cuerpo de Cristo. ¿Y si mi esposa me dice: “Yo te amo, pero no soporto tu cuerpo”? ¿Sería bueno que una esposa le dijera algo así a su esposo? No, para nada. ¿Sería yo honrado con esa frase?

Señoras y señores, nos estamos engañando a nosotros mismos, y nuestra cristiandad es menos que bíblica si pretendemos amar a Cristo e ignorar a la iglesia. Hemos perdido todo el propósito. El asunto es que, en algún lugar a lo largo del camino, nos hicimos la idea de que eso es una señal de madurez. Realmente es una señal de inmadurez tratar de amar a Cristo fuera de Su novia, de Su cuerpo. Las Escrituras nos están enseñando que la iglesia local es extremadamente importante. Esta iglesia expresada localmente aquí tiene una gran importancia. Es bueno formar parte de la iglesia local. ¿Ustedes no están felices de ser parte de una iglesia local?

No he estado aquí por mucho tiempo, pero sí lo suficiente como para saber, después de un par de semanas, que esta iglesia no es perfecta. Tiene ciertas fallas. Solo he estado aquí por poco tiempo, y probablemente ya he contribuido a la imperfección en esta iglesia. Sé que incluso algunos de ustedes han sido heridos en esta iglesia en el pasado. Sin embargo, mientras estudiaba este pasaje de las Escrituras, esta semana, recordaba qué increíble privilegio es ser parte de un cuerpo local de creyentes y una comunidad de fe que está comprometida a amarse, alentarse y apoyarse unos a otros. Es seguro que la iglesia tiene fallas, no hay dudas.

Cuando mi familia vino hace un par de semanas, y yo prediqué, todos quedaron listos para unirse, y no fue por el sermón. Fue porque Cristo había sido exaltado y una comunidad de fe había venido a exaltar juntos a Cristo. Es algo contagioso. He conocido a algunos de ustedes y he hablado con algunos de ustedes que se mudaron a esta ciudad, mudaron sus empleos y sus familias a esta ciudad, solo para poder ser parte de la iglesia. Algunas personas creen que esto es una locura, pero estoy convencido de que esa es la forma en que se supone que sea, porque la iglesia local es así de importante. La iglesia local es suficientemente importante. Yo quiero que mi vida cuente; ustedes quieren que sus vidas cuenten. Yo quiero ser parte de un cuerpo de creyentes que está dando a conocer la gloria de Cristo en todas las naciones. De esto se trata la iglesia local. ¡Qué gran imagen, no solo de la iglesia universal, sino de la iglesia local! No nos conformemos con individualismos y auto-engaños. Entreguémonos a la comunidad de fe.

“…unidos bajo liderazgo bíblico…”

Así, somos un cuerpo local de creyentes bautizados. Siguiente, estamos “unidos bajo liderazgo bíblico”. Lo que pasa en el versículo 7 es que Pablo comienza a cambiar la idea, y dice, “Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia”. Quisiera que tuviéramos tiempo de sumergirnos en lo que significan los versículos 8, 9 y 10 con todo lo del ascenso y descenso pero, básicamente, esa es una imagen de Cristo descendiendo para convertirse en un hombre como nosotros. Él tomó una túnica de carne humana y tomó nuestro pecado, y conquistó el pecado, y conquistó la muerte, y conquistó el sepulcro, y asciende al cielo donde es exaltado a la diestra de Dios con toda la autoridad en el universo. Él está llenando el universo con Su gloria. Esto lo vimos la semana pasada.

Quiero que vean que la imagen que estamos obteniendo aquí es de Cristo llenando el universo con Su gloria como un conquistador militar que ha vencido al enemigo, y ahora está compartiendo Su botín con todos Sus seguidores. Él está concediendo gracia a la iglesia para llenar el universo con Su gloria. Está hablando de como nos ha dado gracia individualmente, pero también a la iglesia corporativamente. Comienza a hablar de dos grupos diferentes a los que, básicamente, se les ha dado gracia aquí. Dice, “Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros”. Aquí está hablando de los líderes de la iglesia.

Entonces dice, si pudiéramos resumirlo en dos oraciones, primero que todo que la iglesia le fue confiada a los siervos de la Palabra. Quiero que piensen en esos cuatro oficios diferentes que son mencionados: apóstoles, profetas, evangelistas y pastores/maestros. Pastor/maestro es más o menos la misma palabra en el lenguaje original del Nuevo Testamento, así que las agruparemos.

Ahora, ¿quiénes son apóstoles? Aquellos hombres que presenciaron al Cristo resucitado. Ellos Lo vieron; Lo conocieron; Lo presenciaron. Tuvieron mucha autoridad en la iglesia del Nuevo Testamento. ¿Quiénes son profetas? Sabemos que son hombres que toman revelaciones de Dios y las escriben. Tenemos la Biblia con 66 libros de palabras que sabemos que son de Dios. Entonces, tienen a los evangelistas que proclaman y predican el evangelio, y pastores/maestros que enseñan el evangelio. Quiero que piensen sobre qué factor común los une a todos ellos: apóstoles, profetas, evangelistas y pastores/maestros. Ese factor común es la Palabra. Todos ellos están proclamando, enseñando, predicando la Palabra.

Los líderes de la iglesia

Los líderes de la iglesia, ante todo, son siervos de la Palabra. Todo lo que la Palabra dice, rige como ellos lideran en la iglesia. Ellos no lideran basados en sus propias ideas y sus propias opiniones. Lideran basados en la Palabra. Es muy importante, como pastor de una iglesia, estudiar y comprender la responsabilidad que está en mí al ser un siervo de la Palabra; y cuán grande fue esto en la iglesia del Nuevo Testamento.

Vayan conmigo a Gálatas 1. Quiero que vean cuán importante es esto. Quiero que vean conmigo Gálatas 1:6. Básicamente, Pablo reprende a esta iglesia porque había permitido entrar a líderes que no eran siervos de la Palabra. Miren esto. Escuchen lo que dice en Gálatas 1:6.

Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema.

Señoras y señores, hay una tendencia creciente en las iglesias de todo el mundo hoy de minimizar el rol de la Palabra de Dios en la iglesia. Hay muchas personas que han sido ordenadas a predicar y que están diciendo que la Palabra no es relevante para las vidas de las personas hoy. Dudan de la Palabra, por lo tanto, tenemos que encontrar otra vía para comunicarnos con ellos fuera de ella. Ellos no están viendo el poder de la Palabra de Dios en sus vidas, y así hay una tendencia creciente a subir y dar un discurso o una charla que no tiene que ver con la Palabra. Abren la Palabra y quizás leen un verso, la cierran y entonces continúan con la charla, porque la Palabra no tiene el poder, y la Palabra no tiene relevancia.

Tengo muchas cosas que decir sobre eso, pero es suficiente decir que Gálatas 1:6-9 me apoya, porque soy responsable ante el Dios del universo por lo que sale de mi boca para ustedes. Esa es una responsabilidad enorme. Es una responsabilidad abrumadora. Mi papel en la iglesia es ser siervo de la Palabra, y si alguna vez empiezo a predicar algún evangelio que no sea la Palabra, entonces ustedes tienen que echarme de aquí. Sin la Palabra, no tengo nada que ofrecerles como pastor de esta iglesia. La iglesia está encargada a los siervos de la Palabra. Quiero ser un fiel siervo de la Palabra.

Quiero ser bueno en eso por lo siguiente: esto puede sorprenderlos, pero hay muchas cosas en las que no soy bueno. Eso no sorprende a mi esposa, pero puede sorprenderles a ustedes el hecho de que hay muchas cosas en las que simplemente no soy bueno. Ya se los he dicho en otra ocasión, no soy bueno en el trabajo manual. Incluso, además de eso, hay muchas cosas del ministerio en las que tampoco soy bueno. Por ejemplo, no soy muy bueno aconsejando. Desearía ser un buen consejero. Permítanme darles una imagen de mi experiencia como consejero. Recientemente, no hace mucho tiempo, una miembro de nuestra familia tenía problemas en su matrimonio y su familia. Ella vino a mí, y abrió su corazón. Las lágrimas corrían por su rostro. Ella estaba compartiendo conmigo todas las dificultades por las que estaba pasando en cuanto a su matrimonio, su familia y su relación con Dios. Escuché lo mejor que pude. Incluso escuché reflexivamente lo que se supone que debía hacer. Hice lo que debía hacer, pero simplemente no sabía qué decir. Sencillamente las palabras no llegaron a mí. Ella terminó y secó sus lágrimas, y me miró, y dijo, “Aconsejar no es tu fuerte, ¿cierto?”. Dije: “No, ¡lo siento! No es que no me importe. Me importa muchísimo, pero, sencillamente, no es algo en lo que yo sea bueno.”

Sin embargo, este es el tema. Hay muchas personas en nuestro liderazgo que son mejores consejeros que yo, pero incluso eso nada tiene que ver. Esto es lo que quiero que vean. La iglesia no solo está confiada a los siervos de la Palabra, sino que la iglesia también está equipada para ser sierva de la Palabra. No pierda esto de vista. Esto es enorme. Esto dice que las iglesias están para preparar al pueblo de Dios para la obra del ministerio, para que el cuerpo de Cristo pueda ser construido; para preparar al pueblo de Dios, la iglesia, para servir. Esa palabra, literalmente significa, “para el ministerio” en el lenguaje original del Nuevo Testamento.

Esto nos da una imagen de cada miembro de la iglesia, de cada parte de la iglesia ministrando y sirviendo. De hecho, ¿cómo se construye el cuerpo de Cristo en el Nuevo Testamento? Vean Efesios 4:16. “de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.”

¿Tienen la imagen en su mente? Todos nosotros en esta iglesia local fuimos confiados por la gracia con dones y pasiones y personalidades. Venimos todos juntos a servirnos unos a otros con la Palabra. Estos líderes son dados como siervos de la Palabra para equiparnos y prepararnos para servirnos unos a otros. Esa es la imagen que la iglesia del Nuevo Testamento nos está dando aquí. Si somos honestos, esta no es la imagen tradicional de la iglesia local que mayormente vemos.

Piensen en cuán común es esto. Yo soy una sola persona. Esta iglesia tiene cinco mil miembros. No todos están aquí. Pero, obviamente no hay manera de que (en medio de las toneladas de asuntos representados solo en esta iglesia) yo pueda conocer las necesidades de cada familia que está aquí. Algunas personas dirían: “Bueno, para eso está el liderazgo”. Piensen en ello: Aunque hubieran 30, 40 o incluso 50 personas en el personal de liderazgo, ellos aún no podrían conocer las necesidades de tanta gente, e incluso, aun menos, si es que vamos a hacer discípulos de todas las naciones y si es que esta iglesia local va a crecer. Así que este es el problema. El modelo de la iglesia local con que estamos más familiarizados que realmente, creo, va en contra de las Escrituras, es el modelo donde el pastor o los ministros o el personal son los ministros. Si fuera ese el caso, entonces todos los miembros serían solo receptores del ministerio.

Ahora, sigan conmigo aquí. Cuando ese es el caso, nosotros contribuimos con ese consumismo en que están las personas, quienes examinan diferentes iglesias y se preguntan: “¿Cómo la iglesia puede satisfacer mis necesidades?” Eso es lo que las personas preguntan. Cuando vamos a la iglesia no nos preguntamos: ¿Cómo puedo amar y servir mejor a un mundo destruido? Decimos, “¿Qué tiene la iglesia para ofrecerme?” Todo se reduce al lo personal.

Sin embargo, lo que falta en ese modelo es un ejército de siervos yendo a las naciones, sirviendo a las personas con la Palabra de Cristo, por la gloria de Cristo. Esto se ha perdido por completo. Hoy tenemos un modelo donde la iglesia es un refugio del mundo, un refugio conducido por líderes que crearon una falsa dependencia en ellos para satisfacer todas las necesidades. En lugar de que la iglesia sea un refugio para el mundo, yo creo que basado en las Escrituras, la iglesia se supone que sea una fuerza en el mundo dando a conocer la gloria de Cristo, llenando esta comunidad con Su gloria, ministrando unos a otros, sirviendo unos a los otros y tomando la Palabra que nos ha sido confiada y derramándola sobre las vidas de otros. Esa es la imagen de la iglesia que estamos viendo en Efesios 4. Si somos honestos, esa no es la imagen de la iglesia con la que más acorde operamos.

Por favor escuchen lo que voy a decir. Por favor no me escuchen decir que no me preocupan las necesidades de sus familias, o que no quiero satisfacer las necesidades de sus familias. Al contrario, por favor, escúchenme decir que me preocupo lo suficiente por las necesidades de sus familias como para levantar un ejército de siervos en esta iglesia local que pueda satisfacer todas nuestras necesidades. De ese modo, Cristo llenará esta iglesia y esta comunidad con Su gloria y no la mía. Ese es el objetivo. Eso es lo que somos. Somos siervos de la Palabra. Por lo tanto, no solo la recibimos, sino que la reproducimos. Apartamos nuestras vidas sacrificándonos unos por otros, y ayudando nuestros matrimonios y ayudando nuestras familias y ayudando nuestros hogares y ayudándonos unos a otros con los adolescentes o los niños y ayudándonos unos a otros con las presiones de la escuela. Estamos equipados para ser siervos de la Palabra. Así somos un cuerpo de creyentes bautizados unidos bajo liderazgo bíblico.

“…para crecer en la semejanza de Cristo…”

Hemos visto una esencia de la iglesia, la naturaleza de la iglesia, y ahora quiero que veamos su propósito. ¿Qué hace la iglesia? La iglesia es el cuerpo local de creyentes bautizados unidos bajo un liderazgo bíblico para crecer en la semejanza de Cristo. Vean conmigo Efesios 4:13. Todo esto ocurre para preparar al pueblo de Dios para adorar y servir “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”

Ahora, lo que pasa es que en el lenguaje original del Nuevo Testamento, hay tres ideas paralelas aquí. Estas son los objetivos de la iglesia. Primero, queremos conocer juntos la verdad de Cristo. Queremos estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios. Esto es exactamente lo que vemos en Mateo 16. Debemos conocerlo inmediatamente. Lo que nos une, ante todo, es conocer la verdad de Cristo; conocer quién es Él; saber por qué creemos en lo que creemos. Esto es muy importante porque al llegar al versículo 14, dice que si no conocemos, entonces seremos niños “sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error”.

Vean, si conocemos las verdades de Cristo, entonces vamos a defendernos juntos de la falsedad. La imagen que nos está dando Pablo aquí es que a las personas se les ocurre una idea y como que se pierden, entonces escuchan otra idea enseñada por alguien más y se pierden por ese rumbo, y están siempre vagando, casi como un huracán o un tornado. Ahora, esa es la imagen de una iglesia local que está vagando de enseñanza en enseñanza, que no está unificada en la verdad de Cristo. Esto fue un enorme problema en el siglo primero. Lo vemos una y otra vez en las cartas de Pablo. Él les está advirtiendo para que se defiendan de los falsos maestros.

Debemos defender la verdad de Cristo

Esto lo vi muy claramente en mi tiempo en las iglesias en Asia. Aquellos creyentes tenían muy poco conocimiento de la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios no estaba disponible para ellos. Como resultado, hay todo tipo de cultos que atraen o alejan a las personas muy rápidamente. Espero que no tenga que decir esto de nosotros, sino que nos demos cuenta de que la verdad del evangelio de Jesucristo ciertamente está siendo cuestionada en las iglesias de este país hoy. Ser un seguidor de Jesucristo; significa seguir al Único que dice: “Yo soy el camino, la verdad, la vida, y nadie viene al Padre excepto a través de mí.” Quiero decir que tenemos una responsabilidad, como comunidad de fe, de defender las verdades de Cristo. El evangelio es demasiado precioso para nosotros como para no defenderlo. Si no defendemos el evangelio, señoras y señores, no tendremos nada que compartir con un mundo perdido y convaleciente. Debemos defender la verdad de Cristo.

No solo eso, queremos imitar juntos el carácter de Dios. La traducción al español realmente no le hace justicia a lo que pasa aquí. En el versículo 13 dice: “…unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro…” Literalmente, dice, “desarrollarse en un hombre maduro”. No dice, “desarrollarse en hombres y mujeres maduros”. Dice, “hombre maduro” porque el énfasis recae en la unidad. La imagen que tenemos aquí es, mientras me voy pareciendo más a Cristo, y ustedes se van pareciendo más a Cristo, eventualmente estaremos desarrollando en la madurez de un hombre, en la imagen de Cristo.

Eso nos ayuda a defendernos de la división. Cuando todos nos parecemos a Cristo, cuando vemos los problemas que dividen a las iglesias locales hoy, por lo general tienen que ver con los métodos y programas y políticas. No en por la persona de Cristo. Si desarrollamos el carácter de Cristo, entonces dejamos de lado lo demás en muchas de nuestras discusiones. Pero perdemos de vista lo importante, y nos dividimos más. Nos defendemos de la división al parecernos a Cristo. Eso no significa que todos nos parezcamos unos a otros, y nos clonemos. Esa no es la idea. Dios sabe que no necesitamos más de nosotros mismos en la iglesia. Necesitamos más personas que sean diferentes a nosotros, actúen y piensen diferentes a nosotros, quienes tengan diferentes dones y pasiones y personalidades, pero que estén unidas con la imagen y el carácter de Cristo en el centro de nuestros corazones. Esta es la imagen que tenemos de la iglesia aquí.

La verdad de Cristo

Juntos, conocemos la verdad de Cristo, imitamos el carácter de Cristo y juntos, mostramos la plenitud de Cristo. Estamos alcanzando la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Es la misma palabra que vimos la semana pasada en Efesios 1:22-23, que dice que la iglesia es la plenitud de Cristo. Así, mostramos Su plenitud tal y como lo hablamos la semana pasada, al defendernos de la distracción, porque ese es nuestro propósito, esa es nuestra meta. Queremos mostrar la gloria de Cristo en nuestra ciudad y en todo el mundo.

Así, cuando ustedes ven el propósito de la iglesia aquí, que es crecer en la semejanza de Cristo al conocer Su verdad, imitar Su carácter, y mostrar Su plenitud, descubre ese es el propósito exclusivo y primario de la iglesia en el Nuevo Testamento, crecer en la semejanza de Cristo. Tiene sentido. Ya hemos hablado mucho en esta iglesia de que sabemos hacer discípulos de todas las naciones. Bueno, ¿qué logramos con eso? Logramos llevar a las personas a la semejanza a Cristo en todas las naciones. Eso es exactamente lo que Jesús nos dijo antes de ascender al cielo. Es lo que nos está diciendo ahora sobre Su iglesia.

Ahora, quiero que me escuchen atentamente en este punto. Hay muchas personas, incluso cristianos bien intencionados, que vienen a la iglesia y tienen una agenda de lo que quieren lograr. Muchas personas vienen a la iglesia con una misión que ellos quieren promover, una agenda que quieren asegurarse que esté sobre la mesa. Lo que ocurre más a menudo es que en las iglesias locales, el liderazgo pasa todo su tiempo respondiendo a diferentes agendas. “Bueno, ¿usted quiere esto? Está bien, nosotros lo haremos.” Respondemos a las variadas agendas de todos.

Así, si usted es un miembro o un miembro potencial de esta iglesia, que quiero decirle que, como el pastor de esta iglesia, que no queremos su agenda. No es requerida aquí. Nosotros tenemos una agenda. Todos tenemos una misión, desde la persona más joven en esta iglesia hasta la más vieja. Estamos comprometidos en crecer en la semejanza de Cristo, estamos convocados a guiar a otros, en todos lugares, a crecer en Su semejanza. Eso es lo que hacemos. He estado alrededor de la iglesia lo suficiente como para saber que es muy fácil estancarnos en nuestras discusiones sobre la iglesia y discusiones sobre estilos musicales y órdenes de adoración y programas y políticas, y que, en algún punto, las discusiones sobre crecer en la semejanza de Cristo se disipan completamente. Quiero decirle que si su agenda no es crecer en la semejanza de Cristo como creyente, si su agenda no es hacer discípulos en Su semejanza por todo el planeta, entonces esta iglesia local no es para usted. Otros podrían usar su asiento.

“…y expresar el amor de Cristo unos a otros y al mundo alrededor de ellos”

Esto es lo que hace la iglesia. Como pastor de esta iglesia, no quiero pasar todo mi tiempo guiando a un personal para satisfacer las agendas representadas en esta iglesia y perder la agenda para la cual fuimos creados: Crecer en la semejanza de Cristo. No solo crecer en Su semejanza, sino que hay un elemento en este pasaje que aparece una y otra vez que creo que tenemos que incluir en esta definición de iglesia local. Expresar el amor de Cristo unos a otros y al mundo alrededor de ellos.

Quiero que vean Efesios 4:2. “Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor”. Vean el versículo 15, “sino que hablando la verdad en amor”. Luego, en el versículo 16, “de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor”. Tres veces, en este pasaje, Pablo enfatiza cómo crecemos en Su semejanza, decimos la verdad, y nos edificamos unos a otros, y lo hacemos en amor. El amor es la marca distintiva de la iglesia. Es la marca distintiva de la iglesia acorde a las Escrituras, pero tristemente, no es la Palabra que viene a la mente de muchas personas cuando preguntan sobre la iglesia local.

Incluso en miembros de esta iglesia, el amor puede no ser la Palabra que viene a sus mentes cuando piensan en la iglesia local. Estoy orando para que Dios nos ayude a cambiar, porque esa es la marca distintiva de quienes somos. Piensen en las diferentes formas en que amamos al comprometer nuestras vidas a la iglesia. Esto demuestra que la membresía en la iglesia es más que cantar y unirse a un club. Esa no es la idea. Nosotros nos unimos con la iglesia; comprometemos nuestras vidas a la iglesia. Nos unimos a la iglesia o nos comprometemos con la iglesia.

Ya sean ustedes miembros o no, quiero que nos entreguemos a la iglesia, número uno, por el bien de otros cristianos, edificando el cuerpo en amor. Dios, ayúdanos a detener el cristianismo arrogante que intenta vivir la vida cristiana a su manera. Hay personas que necesitan nuestros dones y nuestras personalidades y nuestras pasiones para incitarlos a Cristo. Créanlo o no, y ustedes las necesitan también a ellas. Nosotros somos un cuerpo. Estamos juntos en esto. Únanse a la iglesia. Comprométanse con la iglesia por el bien de los hombres y mujeres a su alrededor que quieren conocer la plenitud de Cristo y necesitan su ayuda para ello. Únanse a la iglesia por su propio bien para que puedan conocer Su plenitud.

Número dos: Únanse o comprométanse con la iglesia por el bien de los no cristianos. ¿Qué dice Juan 13:35? “En esto conocerán todos que sois mis discípulos” El mundo conocerá que son seguidores de Cristo cuando se amen unos a otros. El amor de unos por otros dice mucho al mundo alrededor nuestro. Esta es exactamente la razón por la que, cuando peleamos en la iglesia local, y reñimos unos con otros, y somos desunidos, el mundo se recuesta y dice: “Saben, realmente no veo el propósito.” Esto frena completamente nuestro testimonio evangélico en la comunidad. Limita completamente nuestra habilidad de mostrar la gloria de Cristo.

Sin embargo, cuando nos sacrificamos, apartamos nuestras vidas, nos apoyamos y alentamos y nos responsabilizamos unos por otros, entonces el mundo ve una imagen de Cristo en la iglesia, y dice, “Quiero ser parte de eso”. Estoy convencido de que en el Nuevo Testamento, en el libro de Hechos, la mayor estrategia para fomentar el evangelio fue la iglesia en sí misma. Hechos 5, en un versículo, dice que todas las personas que estaban fuera de la iglesia tenían temor de ella porque vieron como se amaban y servían unos a otros. Tenían temor de unírseles. Sin embargo, en el próximo versículo, dice que comenzaron a unirse por multitudes. Esta es una imagen de las personas que vieron a Cristo en la iglesia, tuvieron temor, y luego dijeron, “¡Hey! eso es algo de lo que quiero formar parte”. Eso es lo que quiero ver en esta ciudad a través de esta iglesia local.

Únanse a la iglesia por el bien de otros cristianos, por el bien de los no-cristianos y únanse y comprométanse con la iglesia, sobretodo, por el bien de Dios y en favor de Dios, para mostrar Su plenitud y Su gloria. Permítanme preguntarles algo. ¿Cómo vamos a mostrar la gloria del Único que sacrificó Su vida de amor por la iglesia, si no sacrificamos nada de amor por la iglesia? No pretendo decir que es fácil amar a la iglesia, que es fácil comprometerse con la iglesia, solo estoy diciendo que vale la pena. Valió la pena para Cristo y vale la pena para nosotros si somos seguidores de Cristo.

La Verdad Bíblica…

Esto nos lleva a una especie de principio. Es una verdad bíblica que creo que resume toda esta idea de la iglesia local y la membresía. Al principio dije que la membresía no se menciona en las Escrituras. La membresía ciertamente no es firmar en un papel y unirse a un club; esto no es lo que estamos diciendo aquí. Sin embargo, basado en lo que hemos visto sobre la iglesia local en las Escrituras, creo que podemos decir, muy confiados, que la membresía incluye esto: comprometer nuestras vidas en un pacto. Uso esa palabra porque esa fue la palabra en el Antiguo Testamento que habla de cómo el pueblo de Dios se congrega ante Él. Significa una promesa o un compromiso o un vínculo. Es un pacto con otros creyentes para cumplir la misión de Cristo en el mundo. Cuando hablamos de ser miembros de esta iglesia, eso es lo que significa. Significa que estamos comprometidos unos con otros. Estamos vinculados unos con otros en el compromiso de cumplir Su misión en el mundo.

¿Por qué ustedes, como creyentes en Cristo, no quieren comprometerse con una iglesia local si eso es lo que la Biblia dice sobre ella? No tienen que responderlo, pero permítanme leerles algo en Hechos 4:32-35.

“La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia había sobre todos ellos. No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.”

La iglesia del Nuevo Testamento

Esta es una imagen de la iglesia del Nuevo Testamento mostrando la gloria de Cristo. Estoy emocionado por ser parte de ello. La iglesia local es así de importante. Estoy convencido que la iglesia local es la fuerza más poderosa en el mundo hoy. Tiene millones de creyentes representados alrededor del mundo, en villas alrededor del mundo, en ciudades alrededor de este mundo, representando a la iglesia local, al cuerpo de Cristo, a la expresión visible de Su cuerpo. Tenemos el potencial de impactar a las naciones por la gloria de Cristo. Ajustémonos a la imagen que Él nos da. Entreguémonos a Él. Crezcamos en Su semejanza; hagamos discípulos en Su semejanza, y permitámosle expresar Su gloria a través nuestro, en esta ciudad y en todo el mundo.

Quiero invitarles, basado en esta Palabra, si ustedes no se han unido a una iglesia local, si son una parte del cuerpo universal de Cristo, pero no están comprometidos con una iglesia local, entonces quiero invitarlos a decir, “Es tiempo de comprometer mi vida a la iglesia local”. Oro para que digan ahora mismo, “Quiero aferrarme a esto. Quiero ser parte de esta iglesia local”. Incluso, no estoy diciendo que ustedes necesiten ser parte de esta iglesia local, sino que solamente estoy orando para que se comprometan con una iglesia local que esté mostrando la gloria de Cristo y experimenten lo que Cristo tiene para ustedes y para la iglesia.

Quiero retarles, si están conectados con una iglesia local, sea esta u otra, a pensar, basado en la Palabra, cómo pueden servir mejor. Comprométanse con la iglesia. Hay muchas oportunidades para servir las necesidades de la iglesia local. Quizás no sea comprometerse a hacer otro programa o algo así, sino simplemente comprometerse a empezar a servir y amar a las personas alrededor suyo. Oro para que comiencen a apartar sus propias vidas por ellos.

David Platt

David Platt serves as a pastor in metro Washington, D.C. He is the founder of Radical.

David received his Ph.D. from New Orleans Baptist Theological Seminary and is the author of Don’t Hold Back, Radical, Follow MeCounter CultureSomething Needs to ChangeBefore You Vote, as well as the multiple volumes of the Christ-Centered Exposition Commentary series.

Along with his wife and children, he lives in the Washington, D.C. metro area.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!