Sesión 3: ¿Cómo participamos en la guerra espiritual? - Radical

Iglesia Secreta 7: Ángeles, Demonios y Guerra Espiritual

Sesión 3: ¿Cómo participamos en la guerra espiritual?

Dado que el mundo espiritual es real y que hay una guerra espiritual en marcha, los cristianos deben saber cómo participar en la guerra espiritual. La guerra espiritual abarca todas las áreas de nuestras vidas, es decir, nuestras luchas contra el pecado, nuestra fe y el avance del Evangelio. Por lo tanto, los cristianos no pueden recorrer el camino de la fe completamente ignorantes de la guerra que nos rodea. A medida que vivimos activamente en misión, dedicándonos a hacer discípulos, nos colocamos activamente en la “primera línea” de la guerra espiritual. En esta sesión de Iglesia Secreta 7, el pastor David Platt utiliza la Escritura para explicar cómo los cristianos deben participar y luchar en la guerra espiritual.

  1. Guerra espiritual en el Antiguo Testamento
  2. Cristo y la guerra espiritual en el Nuevo Testamento
  3. La iglesia y la guerra espiritual
  4. ¿Cómo combatimos en la guerra espiritual?

El Antiguo Testamento y la Guerra Espiritual

Textos Individuales

Tenemos muchas cosas sin estudiar. Quiero animarlos a ir atrás y mirar a estos textos. Ellos los desafiaran de diferentes maneras. Voy a tratar de resumir estos diferentes textos del Antiguo Testamento, mientras terminamos de dar un vistazo a estos atisbos de la guerra espiritual en el Antiguo Testamento, y luego vamos a empezar a analizar la idea de las transiciones de la guerra espiritual con Cristo en los Evangelios, y luego en la iglesia en la sección siguiente que tenemos juntos.

Así que, 1 Reyes 22:6-28. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey. Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así.

Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla. Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos. Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.

Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré. Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? Él le respondió: Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey. Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?

Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz. Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal. Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré.

Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? El dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti. Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?

Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte. Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey; y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos.”

Básicamente, se trata de una historia sobre cómo Dios envía espíritus mentirosos en boca de los profetas para llevar al rey Acab a su destrucción. Por lo tanto, ese es el resumen, Dios, enviando a espíritus mentirosos en boca de los profetas que luego dará lugar a la destrucción del rey Acab. Entonces, ¿qué es eso? Aquí, una vez más, quiero que nos demos cuenta, que en el Antiguo Testamento, vemos la historia de un Dios santo, que utiliza un espíritu maligno como agente de su juicio. Esto es muy importante.

El espíritu es un agente del juicio de Dios, y, en definitiva, un Dios santo usa un espíritu maligno para alcanzar sus propósitos, para lograr lo que él había dicho. Ahora bien, volvamos al pecado de Acab. Si nos remontamos a 1 Reyes 16:33, nos enteraremos de que Acab hizo más para provocar al Señor, Dios de Israel, que molestar todos los reyes de Israel antes que él. Él estaba desenfrenado en el pecado. Tal como vimos en los profetas de Baal en 1 Reyes 18, Dios está usando a los falsos profetas para traer juicio sobre un rey pagano. Por lo tanto, esta es la representación: un Dios santo utilizando realmente un espíritu maligno como agente de su juicio para llevar a cabo sus propósitos.

Ahora, Job 1:6-2:10. Si estamos familiarizados con Job, sabremos que esta es una historia de la conversación de Dios con Satanás en el cielo que precede a lo que sucede con Job. Habla de lo que le sucede a Job cuando las cosas catastróficas comienzan a suceder, cuando los caldeos comienzan a atacar. Cuenta cómo los cultivos de Job, su tierra, su propiedad y sus hijos son destruidos completamente. Luego, en Job 2, después de que Satanás regresa y habla con Dios, Job es afligido con una sarna, y es ahí donde Job 2 termina. ¿Qué aprendemos acerca de la guerra espiritual en esta conversación entre Dios y Satanás?

“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.

Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia.

¿Cómo Participamos en la Guerra Espiritual?

Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.”

“Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.

Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”

La verdad primaria, una vez más, es la soberanía de Dios. No perdamos esta verdad primaria. En Job 1 y 2, Satanás habla cuando se le habla, y Satanás actúa con el permiso de Dios. Satanás no está haciendo nada que Dios no le ha permitido hacer, y Dios no le ha permitido que hiciera. Él está actuando en el permiso de Dios y actúa para cumplir el propósito de Dios. El propósito de Dios es, en definitiva, llevar a Job al lugar donde dice: “Mis oídos habían escuchado, pero ahora mis ojos te ven.” Job llegó a un conocimiento más profundo de la grandeza de Dios por causa de la obra de Satanás en su vida. Esto es muy importante. Job llegó a un conocimiento más profundo de la grandeza de Dios por causa de la obra de Satanás en su vida. Satanás estaba actuando dentro del permiso divino y, en última instancia, el cumplimiento del propósito divino. Por lo tanto, una importante verdad de este pasaje es la soberanía de Dios.

La victoria primaria es la moral de Job. La pregunta que el libro de Job nos da es: “¿Irá Job a maldecir a Dios?” Obviamente, él fue tentado, y Satanás dijo que maldijera a Dios. En su lugar, Job glorifica a Dios. Esto es interesante. Usted se dará cuenta en Job 1 y 2, Job no menciona a Satanás. No menciona los asaltantes y ladrones que saquearon sus bienes y mataron a su familia. Ni siquiera habla y concentra en las dolorosas llagas en todo el cuerpo o el rechazo que recibía de su esposa. En cambio, todo el drama en el libro de Job es la lucha de Job con Dios, porque él sabe que Dios es la causa última aquí. ¿Aceptaremos el bien de Dios, la comodidad de Dios, y no los problemas de Dios? Esta es una perspectiva muy centrada en Dios de la guerra espiritual y el sufrimiento. Job glorifica a Dios y Job humilla a Satanás.

Estoy seguro de que hay una gran variedad de diferentes circunstancias representadas entre las personas que realizan este estudio que puede que se encuentren en un momento confuso, en una época en la que están pasando a través del sufrimiento o dificultades de algún tipo. Sobre todo ahora, si usted se encuentra en ese lugar o en preparación para un momento en que puede que se encuentre en ese lugar, quiero recordarles que el sufrimiento sólo puede ser correctamente entendido desde la perspectiva soberana de los cielos. Esta es una parte en la que Job glorifica a Dios y humilla Satanás. Job no tenía idea de que había una conversación que había tenido lugar en el cielo entre Dios y Satanás.

Sabemos que es para nosotros por la lectura de este libro. Job no sabía esto mientras pasaba por esto en su vida. Como resultado de ello, tenía una perspectiva muy limitada sobre su sufrimiento.

El sufrimiento tiene sentido para nosotros porque sabemos que esta es una prueba y Job pasa la prueba, pero no se pierda la perspectiva soberana. Imagínese esta perspectiva, Satanás se acerca a Dios, Dios está rodeado por 100.000 ángeles, y Satanás le dice a Dios: “En realidad Job no confía en ti, ni te ama, ni te adoro. Lo hace sólo porque le das la prosperidad”. Entonces, Dios dice: ” Aunque le quites su prosperidad, todavía me alabará. Toma su salud, y aun así él me alabará.” Job no sabe lo que está sucediendo, y así Job pierde todas sus propiedades, es saqueado.

Sus hijos y su familia son destruidos. Él tiene forúnculos por todo el cuerpo, y podemos visualizar las huestes celestiales, los ángeles y los demonios, mirando por encima, esperando lo que iba a suceder. ¿Ira Job a maldecir a Dios? Luego, Job se eleva en medio de su sufrimiento, y él dice, “Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito”, y aunque Job no lo sabia, en ese instante, 200.000 brazos de ángeles se levantaron en el aire y gritaron:” ¡Digno es el Dios de Job! “100.000 voces cantaron sus alabanzas mientras Satanás sale humillado. Esta es una perspectiva muy diferente sobre el sufrimiento desde el cielo que a veces tenemos en la tierra. Job glorifica a Dios, y él humilla a Satanás.

Dos textos más, uno ahora y luego voy a añadir uno más después de este. Zacarías 3, el próximo al último libro del Antiguo Testamento. Lo que pasa allí es que Josué, el sumo sacerdote, tiene una visión estando de pie delante de Dios como representante del pueblo de Judá, y Satanás es el acusador, acusando a Josué, el sumo sacerdote de pecado. Lo que pasa es que esta es una representación de Dios limpiando su pueblo, eliminando su culpabilidad, y darles su justicia. Al final de este pasaje, se ve una de las promesas más bellas de Cristo, el Mesías que ha de venir, el siervo de Dios, la rama de David, la piedra, el Mesías prometido, y Satanás es limitado.

Entonces él me mostró a Josué, el sumo sacerdote de pie delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su derecha para acusarlo. Y Jehová dijo a Satanás: ¡El Señor te reprenda, Satanás! ¡El Señor, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? “Zacarías 3:1-10.

“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.

Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.”

Satanás es limitado. Si nos fijamos en Zacarías 3, a Satanás no se le permite hablar. Él está allí para acusar, pero no tiene la oportunidad. Una vez más, habla cuando se le habla. Él esta limitado. El pecado es el problema. El pueblo de Judá había pecado, y tenían que ser limpiados. Ellos fueron los responsables de su pecado. Ellos necesitaban que Dios les quite su culpa y por su gracia, Él lo hizo, y le prometió que un Salvador vendría. Se trata de un texto increíble.

Ahora, yo quiero que recurrir a este último pasaje. Abran sus Biblias en Daniel 10. Lo he mencionado en un par de ocasiones, pero debemos tener una pequeña muestra de ello. Quiero que leamos Daniel 10:12-14. Todo el libro de Daniel realmente da muchas perspectivas sobre ángeles y demonios. Vemos esta idea a través del libro. Lo que sucedió fue que Daniel había puesto su corazón en la comprensión de por qué el pueblo de Dios no había regresado a Israel, y él estaba ayunando y orando por un período prolongado de tiempo para Dios restaurar a su pueblo. Después de que él había estado ayunando y orando durante mucho tiempo, un ángel se le apareció. Es una de las descripciones que vimos anteriormente en nuestro estudio de un ángel, pero quiero que escuches lo que el ángel le dijo, por lo que pasaremos a eso.

Daniel 10:12, este es el ángel que habla a Daniel: ” Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.” El primer día que empezó a orar y ayunar y sus palabras fueron escuchadas ” Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.” Daniel 10:13-14.

Él continúa hablando de lo que está sucediendo. El ángel le dice: “Tus oraciones fueron escuchadas desde el primer día y cada día durante 21 días. La descripción no es sólo la lucha con un rey, el príncipe de Persia, la implicación aquí en este pasaje es que se trata de un ángel malo, y la verdad es esa, cuando Daniel comenzó a orar en el primer día, sus oraciones fueron escuchadas en el primer día, y durante 21 días hubo una guerra que se libra en los lugares celestiales entre este ángel y el espíritu malo de Persia. Miguel se involucra, y pasa un gran avance. Entonces, el ángel continúa hablando acerca de cómo esto va a afectar a Grecia en los próximos días. Es realmente un paso asombroso de la guerra.

Solo pensemos en esto: estamos orando y ayunando y buscando a Dios y clamando, lo que plantea Daniel capitulo 10 es que se esta dando una guerra, literalmente, en los lugares celestiales. Ahora, Daniel no sabía esto. Daniel no está diciendo: “Ángel, haz esto. Ángel, haz aquello ” Él está orando a Dios, y aunque el no lo sabía, hay una guerra que se libra en los lugares celestiales en respuesta a sus oraciones, y el persevera en oración. No se detiene, sino que persevera y se rompe a través de la victoria. Ese es el relato en Daniel 10. Si usted estudia este texto, este lo llevará a sus rodillas en oración y le ayudará a obtener una idea de lo que sucede cuando nos ponemos serios acerca de ir a Dios en oración.

Entonces, estos son los siete pasajes del Antiguo Testamento. Quiero que veamos juntos, y yo quiero darles dos observaciones, tres conclusiones y luego una pregunta.

Observaciones Interesantes

Primero, dos observaciones muy interesantes que me gustaría señalar que son realmente sorprendentes, sobre todo cuando se piensa en el hecho de que la cultura que rodea a Israel en el Antiguo Testamento tenía explicaciones demoníacas para todo. Era normal hablar acerca de demonios/espíritus malignos, pero cuando llegas al Antiguo Testamento, lo que encontramos es que el Antiguo Testamento minimiza a Satanás y los demonios.

No vemos en el Antiguo Testamento que habla en todas partes acerca de Satanás y los demonios y espíritus malignos. A medida que Dios inspiró su Palabra en medio de su pueblo, este tema no era frecuente. La realidad es que el Antiguo Testamento no se hace responsable de la cosmovisión ocultista de las naciones vecinas; no da cabida a todas sus explicaciones demoníacas. En otras palabras, el Antiguo Testamento nos da una visión totalmente diferente del diablo, los malos espíritus y Dios. El foco en el Antiguo Testamento no es acerca de las culturas paganas que rodeaban a Israel.

Ahora bien, no es que los demonios no estaban trabajando, pero el foco en el Antiguo Testamento es minimizar a Satanás y los demonios, y en su lugar en la maximización de la responsabilidad humana. Esto es muy importante. No se ve un foco en el Antiguo Testamento en los demonios que habitan como un problema. No se ve que el Antiguo Testamento dice Noé luchó con el demonio de la embriaguez, y David luchó con el demonio de adulterio, o Moisés luchó con el demonio de la incredulidad, o Israel luchó con el demonio de la idolatría. No se ve la obra de Satanás y los demonios para que se hable como tal.

En cambio, se enfoca que, el problema, es en el corazón humano, no en la existencia de demonios, pero si en el corazón humano. Se trata de una maximización de la responsabilidad humana. El foco del mal en el Antiguo Testamento y el pecado no está en explicaciones demoníacas, sino en el corazón humano. Esto se ve en Génesis 6 en lo que respecta a la maldad de la tierra. “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” Génesis 6:5. Vemos como va creciendo la maldad del hombre. Eclesiastés 9:3 es una descripción acertada de la maldad en nuestros corazones. ” Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.” Jeremías 17:9, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”

Esta es una verdad importante. Apóyese en esta verdad, porque vamos a volver a esto más adelante en nuestro estudio. El Antiguo Testamento minimiza Satanás y los demonios y maximiza la responsabilidad humana por el pecado. El problema no es con los demonios que habitan, el problema está en el corazón humano.

Antiguo Testamento Conclusiones

Tres conclusiones del Antiguo Testamento. Número uno, Dios es soberano sobre Satanás. Lo hemos visto una y otra vez. Aquí está el punto, Satanás tiene malicia ilimitada. Él es un mentiroso. Él es un destructor. Él es un acusador y un asesino. Esa es la mala noticia. La buena noticia es que Satanás tiene poder limitado. Me encanta lo que dijo un escritor. Él dijo: “El que esclaviza a las naciones completamente en las tinieblas del mal y de la muerte es un actor predecible de apoyo en la historia más grande del amor de Dios santo y santa ira”. Eso es genial.

Es un actor de reparto predecible en la más grande historia de redención. Satanás tiene malicia ilimitada, poder limitado. Dios es soberano, Satanás no. Dios es soberano sobre la naturaleza, las naciones, la vida, la muerte, la enfermedad, Él es soberano sobre todas las cosas. Satanás no es soberano sobre las naciones. Satanás no es soberano sobre la enfermedad. Satanás no es soberano sobre el cáncer. Satanás no es soberano sobre si vivimos o morimos. Santiago 4:15 dice: En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” Dios es soberano sobre todas estas cosas, no Satanás.

Segunda conclusión, el pecado es el problema humano primario. Somos responsables por nuestros pecados. El Antiguo Testamento no pone la culpa o la responsabilidad por la maldad de Satanás. Las personas son responsables de su mal. ¿Quién es responsable por el pecado en Génesis 3? Adán y Eva. ¿Quién es responsable por el pecado en la historia de Saúl? Saúl es responsable de ello. Acab es responsable por su pecado. Los hombres y las mujeres son responsables de su pecado.

El Antiguo Testamento enseña que, en consecuencia, debemos responder a Dios a la luz de nuestro pecado. Si somos responsables, entonces somos responsables de responderle a Dios. La descripción que vemos una y otra vez en todo el Antiguo Testamento es o nos arrepentimos de nuestro pecado, o moriremos en nuestros pecados, y ese es el mensaje de Dios a su pueblo una y otra vez. ¿Cómo hacer frente a la idolatría? ¿Cómo hacer frente a la perversión sexual? ¿Cómo te enfrentas a mentir y engañar y robar? La respuesta que el Antiguo Testamento da cada vez es que se arrepientan. ¡Arrepientanse! Aléjense de su pecado y vuélvanse a Dios. Confiemos en Dios. Sigamos a Dios. Obedezcamos a Dios.

Nótese la ausencia conspicua de los demonios en el Antiguo Testamento. No estamos viendo demonios siendo expulsados del pueblo en el Antiguo Testamento. Estamos viendo que las personas luchan con el pecado del que le dicen que se arrepientan y confíen en Dios. Así es como la guerra espiritual está ocurriendo en el Antiguo Testamento. Asegúrese de recordar eso. La guerra espiritual, de este modo, está centrada en Dios, no centrada en el demonio. Dios es el centro de atención. Los demonios no son centrales en la historia, sino que son en el fondo. El diablo está a soga corta en el Antiguo Testamento.

¿Cómo Participamos en la Guerra Espiritual?

Ahora, todas estas cosas traen la siguiente pregunta: “Si Dios es soberano sobre el mal, y Él está utilizando incluso los malos espíritus como agentes de su juicio para lograr su propósito, entonces ¿cómo puede un Dios santo relacionarse con el mal? Esa es una pregunta muy importante. Esa es la pregunta que quiero que empecemos a examinar: ¿cómo se relaciona con Dios el pecado? ¿Cómo Dios se relaciona con el mal? El reto para nosotros durante los próximos cinco minutos es permanecer atentos todo lo que vamos a estudiar, porque estamos a punto de entrar en una doctrina muy intensa en el Antiguo Testamento y en la teología. Por lo tanto, sólo tratemos de concentrarnos en los próximos cinco minutos.

Dios se relaciona con el pecado variablemente. Eso quiere decir que se refiere a los pecados de diferentes maneras en diferentes momentos. A veces en el Antiguo Testamento, Dios evita el pecado. No vamos a examinar todos estos ejemplos, pero eso es lo que Génesis 20:6 nos muestra. “Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.” A veces Dios evita el pecado. “Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.” Salmo 19:13.

Otras veces, Dios permite el pecado. El permite el pecado. “Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.” Salmo 81:11-12. El Antiguo Testamento enseña que a veces nos entrega a nuestro pecado.

Otras veces, vemos a Dios dirigir el pecado. Él toma el pecado, y Él lo dirige para el bien. “Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.” Génesis 50:19-20.Esta es la historia de los hermanos de José. Vamos a volver a esa historia en un momento.

A veces Dios limita el pecado. Tal vez Él no impide totalmente el mal en una situación, sino que Él restringe el alcance o el efecto del pecado. “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.” Job 1:12.

Por lo tanto, Dios se relaciona con el pecado en todas estas maneras, pero no te pierdas esta verdad: Dios no es causa directa de pecado. Esto es muy importante. Dios no es causa directa de pecado. Dios nunca peca en la Escritura, y Dios nunca se culpa por el pecado en las Escrituras. En ninguna parte las Escrituras muestran a Dios directamente haciendo algo malo. No perdamos esta verdad. Dios nunca es nuestro agente personal tentándonos al mal. Incluso en su soberanía sobre el mal, Él todavía es capaz de mantener su santidad perfecta. Su santidad y Su bondad nunca se encuentran en unos momentos impugnados o cuestionados cuando se relaciona con el pecado.

Esto es muy importante porque, si no tenemos cuidado, vamos a empezar a creer en algunos errores. Si decimos que Dios mismo hace el mal, entonces negamos que Él sea el Dios bueno y justo, que es digno de toda nuestra adoración, por lo que no debemos creer esto. Las Escrituras no enseñan eso. Al mismo tiempo, si decimos que Dios no es soberano sobre todas las cosas, entonces existen partes o áreas del mal en la que Él no es soberano, entonces eso significaría que hay algunas cosas que están fuera de su control, esto tampoco se enseña en las Escrituras. Queremos asegurarnos de que no creemos en ninguno de estos errores. Dios no es causa directa de pecado. ¿Cómo podemos reconciliar a Dios y el mal?

Lo que acabamos de estudiar es cómo Dios se relaciona con el pecado. Ahora, pensemos en el mal. Dios se relaciona con el bien y el mal asimétricamente, es decir, de diferentes maneras. Él se relaciona con el bien de una manera que es diferente a la forma en que se relaciona con el mal. Asegúrese de entender lo que acabo de decir. Sé que es difícil, pero tratemos de entenderlo. Dios y el bien, todo lo que es bueno esta bajo su soberanía. Dios es completamente y totalmente bueno, y Él está en control de todo lo que es bueno. “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.” Salmo 107:1. “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” Ezequiel 33:11. “Porque el Señor no desecha para siempre; Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.” Lamentaciones 3:31-33.

Me gustaría exponer en la verdad y decir: todo lo que es bueno es moralmente exigible a Dios. Todo lo que es un bien viene de Dios. “Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?” Deuteronomio 3:24. No vemos en las Escrituras donde lo bueno es moralmente exigible, en última instancia, a una criatura. Siempre se atribuye al Creador. Este es el punto entero.

Al llegar al Nuevo Testamento, veamos Romanos 3:9-10, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno.

Por lo tanto, no tenemos nada bueno. Dios es el que se acredita con traer el bien. Todo lo que es bueno viene de Dios. Él es primario, y nosotros lejanamente en segundo lugar en lo bueno. ¿Entendemos eso?

Lo Que Somos…

Todo lo que es bueno es moralmente atribuido a Él. Asegúrese de mantener eso fresco en su mente, porque cuando se trata de Dios y el mal, todo lo que es malo está bajo Su soberanía, igual todo lo que es bueno. Igual que lo que acabamos de ver con el bien, todo lo que es malo está bajo Su soberanía. Lamentaciones 3, al final de ese pasaje, “¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?” Por ejemplo, estudiando este pasaje en Éxodo involucrando el endurecimiento del corazón de Faraón, usted notará que Dios endureció el corazón de Faraón, y que también, Faraón endureció su propio corazón.

“Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. 22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito” (Éxodo 4:21-23).

Usted Verá Ejemplos de Esto a Través de la Escritura

“Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés” (Josué 11:20).

“Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir” (1 Samuel 2:25).

“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job 1:20-22).

“…que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Isaías 45:7).

El hecho de que todo lo que es malo esté bajo Su soberanía es evidente en todos estos textos. Sin embargo, aquí es donde esto es diferente. Mientras que todo lo que es bueno se le atribuye moralmente a Dios en las Escrituras, todo lo que es malo no es moralmente atribuido a Él. En términos llanos, en toda la Escritura nunca se culpa a Dios del mal. Siempre se le atribuye el mal a otros agentes, otras causas. La Escritura, justamente y continuamente, culpa a criaturas morales por el mal que hacen, y podemos ver esto en Isaías 66.

“El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4 también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada” (Isaías 66:3-4).

El final de este pasaje es un ejemplo primo, pero la culpa del mal, la responsabilidad del mal está siempre en la criatura, sea el hombre o un demonio quien lo haga, y no en el Creador. Aquí es donde nos encontramos cara-a-cara con una de las verdades fundamentales del evangelio. Dios es totalmente y completamente bueno, y hemos pecado y nos hemos alejado de Él y nos hemos rebelado contra Él. No hay nada bueno en nosotros, dice Pablo. Por lo tanto, necesitamos la bondad de Dios para, por lo menos, comenzar a acercarnos hacia Él. Todo lo que es bueno se le atribuye moralmente a Él. Todo lo que es malo se nos atribuye moralmente a nosotros ya sea criaturas, hombre, espíritus malos, o demonios.

Ahora, ¿Cómo funciona todo esto? Sólo quiero recordarle, y hablamos sobre esto en Quién es Dios Iglesia Secreta. Recuerde el compatible plan de Dios. ¿Cómo es que esto se une? Como es que las siguientes dos verdades se unen es un misterio, pero aquí están las dos verdades. Número uno, Dios está en control. Dios está totalmente en control. Número dos, nosotros tomamos decisiones. Dios está en control, y nosotros tomamos decisiones. Ambos enunciados son correctos. Déjeme darles dos ejemplos. Veamos la historia de los hermanos de José en Génesis 50. “Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:19-20).

Déjeme hacerle una pregunta. ¿Fueron los hermanos de José culpables de pecado cuando vendieron a su hermano a esclavitud y mintieron para cubrirlo? ¿Fueron ellos culpables de pecado? ¿Fueron ellos responsables por ese pecado? Absolutamente. ¿Estaba Dios en control de ello? Por supuesto. Él estaba en control de cada detalle, y Él estaba usándolo para efectuar la redención y salvación de Su pueblo en un hambre que les sobrevenía. Dios está en control, aun así estamos tomando decisiones.

Esta idea está incluso más descrita en Hechos 2. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hechos 2:22-24)

¿Fueron los acusadores, los atormentadores, y los asesinos responsables de Jesús por asesinarle en una cruz? Absolutamente. Ellos fueron responsables por el pecado de asesinato. ¿Escogieron asesinarle? Absolutamente. “prendisteis y matasteis.” ¿Fue Dios soberano sobre estos eventos? Sí, cada detalle. Dios no estaba de espectador, simplemente esperando que algo como esto pasara para llevar la Salvación a Su pueblo. Este fue el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, utilizar la más horrible manifestación del mal en toda la historia para proveer salvación a todos nosotros.

Así que, esto se une de una forma misteriosa. Dios está en control, y nosotros tomamos decisiones. Como resultado, nos ayuda pensar cómo Dios es soberanos sobre todo, el bien y el mal, pero Él nunca peca. A Él nunca se le culpa de pecado. Esta es la descripción de guerra espiritual en el Antiguo Testamento. Dios es totalmente soberano. El hombre es completamente responsable. El enfoque no está en Satanás ni en echar fuera demonios. El enfoque está en arrepentirse y volverse a Dios, y usted es responsable de hacer eso. Todo lo que está pasando está bajo la soberanía de Dios, y Él, al final, incluso utiliza el mal para producir el bien. Está el Antiguo Testamento y la guerra espiritual. Usted puede meditar en eso durante semanas.

Cristo y la Guerra Espiritual

Una Batalla de Toda la Vida…

Ahora, veremos a Cristo. Voltearemos las páginas de las Escrituras hasta llegar al Nuevo Testamento, y veremos un escenario muy diferente. Parece ser que Jesús está echando fuera demonios y espíritus malos todo el tiempo, particularmente, en comparación con el Antiguo Testamento. ¿Por qué vemos un entendimiento tan diferente sobre lo que es la guerra espiritual?

Quiero que piense en la descripción de Cristo en los evangelios. La guerra espiritual es una batalla de toda la vida. Al principio de Su vida, hay un intento de matar a Cristo cuando el Rey Herodes somete este decreto para encontrar los niños y asesinarlos.

“Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron” (Mateo 2:16-18).

Esto ocurrió al principio de Su vida, y luego al principio de Su ministerio en Mateo 4 y en Lucas 4, vemos el ministerio de Jesús inaugurado por Su tentación en el desierto con el diablo.

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5

Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, m y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4:1- 11).

El principio de Su vida, el principio de Su ministerio, y si continuamos en los evangelios, vemos la guerra espiritual a la mitad de Su vida y ministerio. Él está echando fuera demonios.

“Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39 y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. 40 Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. 41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. 42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios” (Lucas 9:37-43).

Lucas 9 es una imagen, “Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces.” Luego el pasaje dice, “Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.”

Él echa fuera demonios, y Él está afirmando Su dominio. Él está afirmando Su dominio sobre toda fuerza demoníaca de una forma muy definitiva y controversial. Observe al final de este capítulo en Mateo 12, los fariseos le están acusando de echar fuera demonios por el príncipe de los demonios.

Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. 25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa” (Mateo 12:22-29).

Jesús les responde diciendo, “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” Ese es el punto aquí. Él está mostrando que el reino de Dios está aquí. “Porque,” dice Jesús, “¿Cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.” Ahora, el final de este pasaje es muy importante, porque en esta metáfora de aquí, el hombre fuerte es Satanás. Sus posesiones y botín no son de su efecto o propiedad personal.

Son personas a quienes él ha cegado al plan de salvación. Lo que Cristo está haciendo es que Él lleva a cabo Su ministerio y está mostrando que Él tiene el poder de vendar al hombre fuerte, de atarle. Ese es el propósito final en la cruz. Lo que Cristo está haciendo es que está vendando al hombre fuerte, vendando a aquel que los mantuvo cautivos. El ministerio de Jesús en la tierra está mostrándonos que Satanás ha sido atado. Satanás ha sido atado por Cristo, y la promesa de Jesús de eternidad es que Satanás será destruido. Hay un fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).

¿Cómo Participamos en la Guerra Espiritual?

Satanás ha sido atado, y Satanás será destruido. Todo eso nos lleva al final de su vida, donde la cruz es el exorcismo final. “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:31-32). El príncipe de este mundo será echado fuera. La cruz es el exorcismo final, y la resurrección es la victoria final.

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (1 Corintios 15:3-8)

“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:54-57).

Jesús, el comienzo de Su vida y ministerio y la mitad de Su vida y ministerio, viene a la cruz, y Su resurrección. Luego, al final de Su ministerio, antes de ascender al cielo, Él dice audazmente, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Este es el cumplimiento de la profecía en Daniel 7:

“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” (Daniel 7:13-14).

Un Frente de Batalla de Dos Lados…

Entonces, la descripción es que Él está afirmando Su dominio a lo largo de su vida y ministerio. Sin embargo, lo que quiero que vea es que Jesús se involucra en la guerra espiritual enfocado en un frente de batalla de dos lados. Asegúrese de entenderme en este punto. Las guerras de Jesús en contra del mal moral y el mal natural. La guerra espiritual en Cristo significa que Él está guerreando en contra del mal moral y el mal natural.

Quiero mostrarle la diferencia entre los dos. El mal moral incluye principalmente el pecado. El mal moral es maldad, injusticia, transgresión, y pecado. Es el mal que creemos, y es el mal que hacemos. Satanás nos tienta a pecar. El mal moral incluye el pecado, pero esa no es la única descripción del mal que vemos. También vemos en toda la escritura y en los evangelios el mal natural, que incluye principalmente el sufrimiento. No son necesariamente cosas que hacemos, pero sí son cosas que pudieran pasarnos. Tal vez esto toma la forma de desastres naturales o enfermedades que llegan. Es diferente. Es un mal, pero no es mal moral de la misma forma como lo es el pecado. Es diferente. El mal natural incluye el sufrimiento.

Ahora, obviamente están conectados; el mal moral es al final la causa del mal natural. Eso viene desde el principio. Tenemos cosas catastróficas que pasan como los desastres naturales, tornados, y huracanes como resultado de la entrada del pecado al mundo en Génesis 3. Tenemos enfermedades. Ahora, simplemente por enfermarnos, no significa que hayamos tenido un pecado que nos causara eso directamente, sin embargo, el mal moral es al final la causa del mal natural. Existen dos diferentes tipos de mal aquí. Ahora, esta pregunta es, ¿Cómo se relaciona Satanás con ambos?

Satanás es un mentiroso que provoca el mal moral. Él nos provoca a pecar, pero también es un asesino que aplica el mal natural; aplica el sufrimiento. Quiero que piense junto conmigo por un minuto sobre como Jesús confronta a el mal moral y el mal natural, y quiero que piense sobre como Él los confronta de formas importantes, pero ligeramente diferentes. Jesús pelea en contra del mal moral y el mal natural de formas diferentes. ¿Cómo peleó el mal moral? El peleó el mal moral a través de un medio fundamental. Asegúrese de entender esto.

Jesús utilizó la declaración de la verdad para pelear el mal moral. Vemos esto desde el principio. Cuando Él es tentado por Satanás en el desierto, Él cita las Escrituras. Él confronta a la tentación a pecar con verdad. Luego, cuando vemos que al comienzo de Su ministerio, el primer mensaje que sale de Su boca es, “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:12-17).

“Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:12-17).

En muchas conversaciones con personas, lo que Jesús hace es exponer el pecado. Obviamente, esto fue muy prevalente en su interacción con líderes religiosos, hipócritas, Fariseos. Él expone su pecado, y Él llama a arrepentimiento. Jesús expuso el pecado, y Él llamó a arrepentimiento. Piense en eso. Cuando Jesús abordaba los pecados de los hipócritas religiosos, los Fariseos, ¿Alguna vez les echó demonios fuera? No. Él no dijo, “Demonio de orgullo. Sal fuera. Demonio de hipocresía. Sal fuera. Demonio de idolatría, sal fuera. Demonio de auto-suficiencia o demonio de dinero, sal fuera.” No. Cuando Él abordaba el mal moral, simplemente exponía su pecado con la verdad y los llamaba a arrepentimiento. Así fue como Él peleó el mal moral, a través de la declaración de la verdad, exponiendo su pecado, y llamando a arrepentimiento.

Sin embargo, aunque Jesús siempre usó la declaración de la verdad para pelear el mal moral, también usó una demostración de poder para pelear el mal natural. ¿Cómo respondería Jesús al mal natural como enfermedad y sufrimiento? Ciertamente Él todavía declararía la verdad de Dios, pero también demostraría el poder de Dios mostrando Su poder sobre la enfermedad y el sufrimiento, y quiero que se dé cuenta junto a mí que en los pasajes donde vemos a Jesús echando fuera demonios, es en el contexto donde Jesús confronta el mal natural, no el mal moral.

Veamos en Marcos 3, “Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él. Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Más él les reprendía mucho para que no le descubriesen” (Marcos 3:10-12). Entonces, llegamos a Mateo 4, y Él está sanando toda enfermedad en el pueblo. “Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.” ¿Ve donde los endemoniados se mencionan? Se mencionan en el mismo contexto que aquellos que tienen enfermedades, con dolor, con afligidos y paralíticos.

“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán” (Mateo 4:23-25).

“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; 18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. 19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos” (Lucas 6:17-19).

En esa categoría se mencionan los endemoniados. Esta es la descripción que vemos de enfermedad y malos espíritus en Lucas 7. “En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.” (Lucas 7:21).

“Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; 11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él” (Lucas 13:10-17).

Entonces, este es el punto. Llegue al fondo de esta sección en sus notas, debajo de Lucas 13. Esta es la descripción que tenemos sobre guerra espiritual en Cristo. Jesús no echa fuera demonios en los casos del mal moral, lidiando ante todo con el pecado. Al contrario, Jesús echa fuera demonios en los casos de mal natural, lidiando ante todo con el sufrimiento. ¿Entendió eso? Esto es muy importante. Jesús se acerca a aquellos que están endemoniados primeramente como sufrientes que estaban en necesidad de socorro, no como pecadores necesitando arrepentimiento.

Ahora obviamente hubo momentos en que Él tuvo que hacerse cargo de ambos. Dos ejemplos de esto están cuando tenemos a los hombres cojos en Marcos 2 o Juan 5, y Jesús les sana, y también proclama Su autoridad para perdonar sus pecados, pero no es lo mismo. Marcos 5 es en realidad el ejemplo por excelencia de Jesús acercándose a un hombre endemoniado, y el pasaje no nos dice que este hombre tenía demonios de pecado que le controlaban. Ahora, obviamente estaba actuando de maneras extrañas, y ciertamente él era un pecador, pero el énfasis está en el sufrimiento como resultado de su posesión demoníaca, y Jesús lo libra de esa posesión.

Entonces, el pasaje involucra a Jesús lidiando con el mal moral y el mal natural de formas muy diferentes. En cuanto al mal moral, Él dice, “Esta es la verdad de Dios. Arrepentíos.” Esa es la guerra espiritual en contra del mal moral en el ministerio de Cristo. Cuando se trata de malos espíritus siendo echados fuera, esta es la guerra espiritual lidiando con el mal natural en Cristo, y aquí es donde Él echa fuera demonios. No lo vemos echando fuera demonios de pecado. Lo vemos echando fuera demonios de sufrimiento. Ahora, aférrese a esa verdad. Es una verdad muy importante.

La Iglesia y la Guerra Espiritual

¿Peleamos la Guerra Espiritual Exactamente como Cristo Peleó la Guerra Espiritual?

Ahora, estamos llegando a la iglesia y la guerra espiritual. De nuevo, vimos el Antiguo Testamento y la guerra espiritual. Entonces, vimos a Cristo, y ahora observaremos la iglesia del Nuevo Testamento. Lo que es diferente y lo que es similar. Es aquí donde tenemos que hacernos la pregunta fundamental, “¿Peleamos la guerra espiritual exactamente como Cristo peleó la guerra espiritual?” Esa es una pregunta importante. De lo que estoy convencido acerca de lo que el Nuevo Testamento enseña sobre esto y una variedad de asuntos es que nosotros abordamos los asuntos que son similares a los que Jesús está abordando. Son asuntos similares. Sin embargo, nosotros abordamos esos asuntos de formas diferentes. A menudo, los abordamos en formas muy distintas.

Quiero expandirle su forma de pensar por sólo un momento. Usted se va a preguntar, “¿Hacia dónde va esto, y qué tiene esto que ver con la guerra espiritual?” Solamente quiero que piense por un momento sobre cómo Jesús aborda asuntos similares, y luego en cómo se supone que nosotros abordemos los mismos asuntos pero de formas totalmente diferentes. Existen diferencias distintas entre nosotros y Cristo. Piense en lo que es pagar impuestos.

“Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? 25 Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti” (Mateo 17:24-27).

Los discípulos de los Fariseos están preguntando, “¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?” Ellos tienen esta conversación, y Jesús le dice a Pedro, “Ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.” Así que para Jesús, ¿Cómo fue que Él pago los impuestos? Jesús atrapó un pez y pagó los impuestos. ¿Se supone que hagamos lo mismo, atrapar un pez y pagar un impuesto? No, las Escrituras nos enseñan a trabajar y pagar el impuesto. Mateo 22:16-22, entre otros textos, nos enseña, nos manda a pagar nuestros impuestos utilizando métodos que nosotros ya usamos para obtener ese dinero. En vez de eso, las Escrituras claramente nos enseñan que somos responsables de adquirir ese dinero por nuestra cuenta.

Ahora, piense en la captura de peces.

“Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. 6 Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21:1-6).

A los discípulos se les está haciendo difícil atrapar peces, así que Jesús dice, “Deben de ir a esta área, echar la red de este lado, y atraparan veintenas de ellos.” Entonces, lo hacen así. Jesús actuó a su manera. Jesús mando a los peces que estuvieran de ese lado de la barca, para luego comer. Si tan sólo fuera tan fácil. Sólo subir en la barca, y luego decidir dónde usted quiere el pez, decirles que estén ahí y sacarlos. No es lo mismo para nosotros. Esperar una eternidad para que los peces lleguen hasta donde está la barca, luego comer. Todavía se supone que encontremos comida, pero los medios que utilizamos para hacerlo son diferentes.

En cuanto a caminar sobre el agua en Mateo 14, Jesús expresó la fe caminado sobre el agua.

…Y ya la barca estaba en medio de la mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mateo 14:24-33).

¿Alguna vez se nos manda a hacer eso como expresión de nuestra fe? No. Para nosotros, expresamos la fe caminando por aguas profundas y tiempos difíciles, confiando en Dios y manteniendo nuestro enfoque en Cristo. Aquí encontramos un cambio en el modo de hacer las cosas.

Piense acerca de alimentar al hambriento. ¿Qué hizo Jesús en Juan 6? Él alimentó a 5,000 personas. “Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido” (Juan 6:10-13).

Él se revela como Dios al proveer milagrosamente alimento para el necesitado. Él hace una oración y la comida está ahí. Obviamente, no es lo mismo para nosotros. Ahora, no se supone que alimentemos al necesitado. ¿Estamos supuestos a alimentar al necesitado? Sí, pero para nosotros, oramos a Dios y Él provee alimento para el necesitado. ¿Por qué no sólo utilizamos medios sobrenaturales para alimentar al necesitado hoy? ¿Por qué no solo vamos a las comunidades empobrecidas y simplemente oramos y esperamos a que llegue la comida? Porque Dios ha dicho en Efesios 4 y en 2 de Corintios 8 y 9, “Sacrifique sus recursos para ayudar a otros que se encuentren en necesidad.” Eso es lo que Él nos está mandando a hacer. Orar a Dios y trabajar para proveer alimento al necesitado.

Piense en el hablar. Piense en la forma en que las personas reaccionaron cuando Jesús habló.

“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:21-22).

Tenemos que saber que Jesús tenía una autoridad inherente. Él podía decir, “Yo os digo” esto, y lo que sea que Él dijera era la Palabra de Dios. Esto no es lo mismo para usted y para mí. Para nosotros, no hay una autoridad inherente, pero sí una autoridad derivada. Tengo autoridad para hablar la Palabra de Dios sólo mientras digo lo que la Biblia dice. Yo no puedo decir, “Yo os digo,” y es autoritativo. Absolutamente no. Mi autoridad es solamente hablar la Palabra de Dios. Está completamente atada a esta Palabra y su autoridad. Está derivada de Dios en Su Palabra.

Piense en el perdón de pecados.

“Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa” (Marcos 2:8-12).

Con Jesús, Él tiene autoridad para proveer el perdón de los pecados. Usted y yo no tenemos esa autoridad. En vez de eso, somos embajadores que proclamamos el perdón de los pecados. Proclamamos Su perdón. Todavía estamos confrontando la necesidad del perdón de las personas, pero hay un cambio en el modo, totalmente diferente. Cuando se trata de resucitar a los muertos en Juan 11, Jesús dice, “Lázaro, ven fuera.”

“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz ¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesus les dijo: Desatadle, y dejadle ir” (Juan 11:41-44)

Jesús nunca predicó en un funeral; cada vez que Él comenzaba uno en el Nuevo Testamento, el funeral había terminado. Esto no es lo mismo con nosotros. Es Jesús, y lo que tenemos es que resucitar a los muertos con un mandato autoritativo haciendo una invitación al evangelio. Hay veces en que Él le dice a un hombre muerto, “Ven a la vida,” y así lo hace. Hay otras veces donde Él invita a las personas al arrepentimiento. Ahora, para nosotros, no hacemos lo anterior, sólo hacemos lo posterior, la invitación al evangelio. Llamamos a las personas a la vida eterna. Estamos abordando este asunto, resurrección de la muerte, pero estamos ordenando a las personas que reciban el evangelio, no diciéndoles que se levanten y caminen.

Piense en controlar el clima. En Marcos 4, Jesús habla y el clima obedece. “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (Marcos 4:35-41).

Nosotros, oramos y Dios responde. No decimos, “Nubes, vayan allá. Viendo y olas, paren.” No hablamos así. No nos dijeron que lo hiciéramos así. No estamos llamados a hacer eso. Oramos y Dios responde.

Piense en sanar enfermos. Jesús tenía autoridad para mandar a alguien a ser sano, e inmediatamente, sanaban. “Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Marcos 4:23-25). Entonces, llegamos al Nuevo Testamento, y este no es el caso. Intercedemos por oración. Como dice Santiago 5, nos reunimos y oramos los unos por los otros en la iglesia como ancianos en la iglesia. Entonces, hay diferentes casos.

Ahora, Piense en la Guerra Espiritual.

Esta es la historia que pongo aquí en Marcos 5, Jesús echando fuera demonios de individuos. Esto es algo que Jesús hace aquí y en otros lugares, pero esto es lo que quiero que tome en cuenta. Nunca se nos manda a echar fuera demonios de individuos. Algunos apuntarían hacia Lucas 10 como el único ejemplo donde este podría ser el caso, y existen grandes implicaciones en ese texto por entender nuestra misión hoy día. Sin embargo, al mismo tiempo existen elementos en esa misión que son diferentes a nosotros hoy día.

Estaban dirigidas a un lugar específico, un tiempo específico, y un territorio específico, en un tiempo específico donde el reino de Dios había llegado, y estaba ahí en la presencia de Cristo. Nosotros no vemos un mandato de echar fuera demonios a individuos en los evangelios. De hecho, una vez que usted pasa a Mateo, Marcos, Lucas, y Hechos, usted no lo ve otra vez en todo el Nuevo Testamento. Personas echando fuera demonios no está presente en ninguna parte. Esto es algo que vemos en Cristo, y que vemos en alguno de Sus apóstoles en el libro de los Hechos, pero cuando usted voltea la página de Hechos a Romanos, no escucha nada sobre echar fuera demonios de la gente en el resto del Nuevo Testamento.

Enfatizo eso porque quiero que por lo menos nos demos cuenta de que en el Nuevo Testamento, la guerra espiritual en la iglesia primeramente no trata sobre el echar fuera demonios de la gente. Enseñaré más sobre esto en un momento, pero lo que vemos en la iglesia del Nuevo Testamento es eso, cuando se trata de guerra espiritual, no hay un énfasis en exorcismos o encantamientos o atar y desatar o echar fuera tal o cual cosa. En vez de eso vemos un evidente, consistente y audaz énfasis en pelear la buena batalla y arrepentirnos y llamar a otros al arrepentimiento.

Esa es la guerra espiritual. Es la misma idea que hemos visto en el Antiguo Testamento, y esta es la idea que hemos visto en Cristo pelear al mal moral en los Evangelios, y esta es la idea que vemos de la iglesia y la guerra espiritual. Nunca se nos manda a echar fuera demonios de individuos.

Aquí es donde se libra la batalla de la guerra espiritual. Piense en esto: Apocalipsis 2 y 3 nos dan una explicación de siete diferentes iglesias del Nuevo Testamento en medio de una batalla. Es interesante. La iglesia en Éfeso, Esmirna, Pérgamo, y Laodicea que habían nacido en medio de la idolatría ocultista pagana. Toda clase de demonismo era rampante. Curiosamente, cuando Cristo les habla, nunca vemos en ningún punto en Apocalipsis 2 o 3, al igual que el resto de las cartas a las iglesias en el Nuevo Testamento, cosas que vemos hoy en conversaciones sobre la guerra espiritual entre los cristianos. Permítanme darles algunos ejemplos. Muchos de los escritos en nuestros días comienzan hablando de caminar en una comunidad reprendiendo a Satanás en el nombre de Jesús a cada paso. Esto incluye echar fuera demonios de lugares específicos. Existen una variedad de métodos para echar fuera demonios. Uno, el Manual de Liberación dice,

En la liberación, fuimos liberados de los espíritus y deseos que tuercen a nuestro corazón y engañan nuestra mente.

¿Qué es un espíritu? La ira es un espíritu. La irritación y la autocompasión son espíritus. Odio, envidia, enfermedad, preocupación, engaño, arrogancia, miedo, rebelión, resentimiento, fobia, timidez, vanagloria, confusión, tristeza, acusación, adicción, orgullo, legalismo, homosexualismo, queja, mentira; todos son nombres de espíritus. Si en cualquier momento en su vida usted ha expresado cualquier clase de espíritu o deseo entonces usted todavía lo tiene oculto dentro, a menos que haya sido liberado de ello.

¿Cómo Participamos en la Guerra Espiritual?

Entonces, los autores de este libro demandan que usted necesita experimentar una liberación por medio de atar o echar fuera ciertos espíritus. Para hacer eso, dicen, simplemente haga esta oración, “Ato y reprendo el espíritu de (llenar el espacio en blanco) en el nombre y por la sangre de Jesús, y ordeno que me dejes ahora, totalmente y completamente. Gracias, Jesús.” Algunos exponen sobre esto y dicen, “Hable directamente al espíritu y tosa y sople para que salga.” ¿Qué es eso?

“Toser es a menudo necesario para liberar el espíritu. Tosa lo necesario hasta que salga. Si el espíritu se manifiesta de forma perjudicial o violentamente, puede ser ordenado. No permita que el demonio hable y altere las palabras de esta oración. Si es alterada el demonio no tiene que obedecerla, y el demonio sabe esto.” Estas son la clase de cosas que se encuentran ahí afuera. Son muy prevalecientes, y hay variaciones de esto, algunas más excesivas que otras.

¿Por qué Peleamos la Guerra Espiritual?

Quiero que piense acerca de cuándo Cristo tuvo una oportunidad de hablar a las 7 iglesias que estaban en medio de este ocultismo pagano, donde eran rampantes toda clase de espíritus, ¿Qué dijo Él? A la iglesia de Éfeso, una iglesia rodeada de idolatría e inmoralidad. Éfeso tenía en el Templo hecho de Diana, en Artemisa, muchos eunucos, miles de sacerdotisas prostitutas que se reunían en grandes multitudes de música, orgías, y borracheras. Muchos siguieron la línea de los nicolaítas y la inmoralidad sexual, y Jesús no les dice “Echen fuera demonios de inmoralidad sexual e idolatría. Organicen caminatas de oración alrededor del Templo de Diana y aten esos espíritus.”

No. Él les dice, “Arrepiéntete de tu pecado.” Apocalipsis 2:5, “Arrepiéntete, y reclama tu primer amor. Ámame.” La guerra espiritual se pelea en el corazón, en las afecciones de su ser.

Luego a Esmirna, una iglesia que estaba enfrentando persecución. Estaban enfrentando oposición satánica directa a través de la persecución. ¿Qué dice Jesús? “¿Atad a Satanás y a todas sus fuerzas?” No. En vez de eso, vemos aquí lo que vemos en otras partes de las Escrituras. Dios era soberano sobre esta persecución, y estaba usándola para llevar a cabo sus propósitos. Así que Jesús les dice, “Confía en Dios en fe y persevera en la paciencia. Sé fiel hasta la muerte, y te daré vida.” Eso es guerra espiritual.

Pérgamo, una iglesia morando en medio del trono de Satanás. Literalmente dice que, “Moras donde está el trono de Satanás.” Esta era una ciudad dura con un enorme altar a Zeus. Hay un dios de sanación en Pérgamo asociado con las serpientes, y la forma en que usted se sanaba de sus enfermedades si iba, y se recostaba en el piso y dejaba a las serpientes arrastrarse sobre usted. Este lugar estaba estropeado, aun así, en medio de eso, Dios no les dice que vayan atando y reprendiendo a Satanás. En vez de eso, Les dice, “Sé puro de corazón y sé puro de obras. Así es cómo se pelea con el enemigo.”

Tiatira, una iglesia sumida en falsa enseñanza. Una falsa profetisa, simbólicamente llamada Jezabel en el texto, que estaba guiando a toda clase de personas con su enseñanza en la idolatría e inmoralidad. Jesús no les dijo que echaran fuera demonios de Jezabel o que ataran a Jezabel, en vez de eso Jesús dijo, “Escucha la santa verdad y entrégate a la vida santa.” Eso es guerra espiritual.

Apocalipsis 3 comienza con Sardis, una iglesia que estaba básicamente muerta. Estaba muriendo espiritualmente, y la carta para ellos simplemente decía, “Arrepiéntete y vuélvete a Cristo. Así es como vienes de las tinieblas a la luz.”

Filadelfia, una iglesia en oposición – literalmente dice “Una oposición de una sinagoga de Satanás.” Eran judíos incrédulos que estaban en oposición al evangelio de Filadelfia. Ellos eran creyentes perseguidos, y los creyentes estaban batallando la tentación de retroceder en miedo. Jesús dijo, “Guarda mi palabra y proclama mi nombre.” Guarde Su palabra y proclame Su nombre. Es aquí donde la batalla de la guerra espiritual es peleada, en la proclamación del evangelio. No se pierda esta verdad: ellos no estaban supuestos a ir por toda Filadelfia orando y echando fuera todos los espíritus en Filadelfia. En vez de eso, ellos estaban supuestos a ir por toda filadelfia predicando el evangelio, y eso es guerra espiritual.

Laodicea, una iglesia que estaba tibia, tenía todo el dinero y todas las trampas de este mundo, y Cristo dijo, “Estas pobre y desnuda. Piensas que eres rica, pero estás vacía.” Él les dice, “Buscad tesoro en Cristo. Vestid sus vidas en Cristo.” Es una imagen grandiosa. “También, enfoca tu mirada en Cristo.”

La descripción en todas estas siete iglesias es que las siete están en medio de una intensa batalla espiritual en el primer siglo, y Jesús ni una vez les dice que se involucren en la guerra espiritual echando fuera demonios, atando, reprendiendo, o llamando demonios o involucrándose en guerras espirituales de alto nivel. En vez de eso, una y otra vez, les dice, “Arrepiéntete. Proclama tu primer amor. Luego, proclama tu primer amor por toda la ciudad que te rodea.” Esto es la guerra espiritual del Nuevo Testamento.

Ahora, algunas personas pueden decir en este punto, “Usted no entiende. Hay muchas cosas ocurriendo en diferentes partes del mundo que exigen diferentes tipos de guerra espiritual.” Ese es exactamente el punto que quiero hacer. Si hay algunos lugares que motivaron la clase de guerra espiritual que oímos y que es tan frecuente en los debates contemporáneos cristianos de la guerra espiritual, estas siete iglesias eran esos lugares. Sin embargo, incluso en medio de esto, Jesús simplemente está diciendo, “Confíen en Dios. Arrepiéntanse y proclamen el evangelio.”

Entonces, cuando pensamos sobre la guerra espiritual en el Nuevo Testamento, quiero que en nuestras mentes regresemos y notemos que lo que estamos viendo en el Nuevo Testamento es guerra espiritual en acción, pero esto no es glamoroso, el fantástico echar fuera y atar demonios. No, se trata de una búsqueda constante de Jesucristo, volverse del pecado y proclamar el evangelio en los confines de la tierra una y otra vez. La guerra espiritual está pasando en medio de eso.

Cuando usted busca en el Nuevo Testamento, verá que en términos de guerra espiritual hay dos acciones principales. ¿Cómo dice el Nuevo Testamento que debemos pelear la guerra espiritual? Número uno, estando firmes. Esta es una postura defensiva. Busque a Efesios 6. Es uno de los textos principales que vamos a estudiar el resto de la noche. Recuerde, esto es justo en medio de Éfeso. Éfeso tenía el Templo de Diana, y todos estos dioses y diosas estaban siendo adorados.

Existe una rampante inmoralidad e idolatría, y Pablo les dice, “Estad firmes.” Esto es lo que usted hace. Lo dice cuatro veces, “Estad firmes.” “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Subráyelo. “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios,” unos cuantos versículos más abajo, “para que podáis resistir en el día malo,” segunda vez, “y habiendo acabado todo, estar firmes,” tercera vez, “Estad, pues, firmes”. La guerra espiritual se trata de estar firmes y resistir al Diablo. Se trata de resistir la tentación y los ataques del enemigo.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10 Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 5:8-11).

Escuche lo que dice 1 Pedro 5, “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” Entonces, ¿Qué hacemos? Resistirlo, mantenernos firmes en la fe. Resistir al diablo. Cuando en el Nuevo Testamento se habla de guerra espiritual, esta es la idea: estar firmes, resistir y ser constantes. Santiago dice, “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Le prometo que una victoria no es más fuerte que esa.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”.

Estad firmes, hermanos y hermanas, y el diablo huirá de vosotros. Es una promesa. Si quiere pelear la guerra espiritual, esté firme. Ésa es la postura defensiva en la guerra espiritual, luego, en segundo lugar, seguir adelante. Esta es la postura ofensiva. Atacar el territorio enemigo. Esta es la forma de ataque en la Gran Comisión, y ahí es dónde nos dirige todo el pasaje de Efesios 6. No se pierda esta verdad. “…y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,” (Efesios 6:19).

El ministerio de Pablo era sobre una proclamación agresiva del evangelio. Así que, existen dos acciones principales en la guerra espiritual de la iglesia del Nuevo Testamento. Primero, estar firmes, resistiendo las estrategias del diablo. Segundo, seguimos adelante, atacando el territorio enemigo, y existen tres frentes principales donde esta batalla está intensa. La Biblia enseña tres formas o caminos a través de las cuales el diablo nos está atacando. El primero es el mundo. El segundo es la carne, y el tercero es el mal.

Verá estos Tres en Efesios 2

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:1-3).

Verá estos tres en Santiago 3, “porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica” (Santiago 3:15). Y también en 1 Juan, verá al mal descrito como el mundo, la carne, y el diablo.

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).

Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (1 Juan 3:7-10).

Piense en estas tres cosas. Cuando se trata del mundo, el mundo está a nuestro alrededor. El mundo en las escrituras se refiere al ambiente donde vivimos. Todos los aspectos impíos de la cultura, y nuestros valores y tradiciones y costumbres y filosofías que nos rodean en este mundo están en esa categoría. “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” (1 Juan 5:19). 1 Corintios 2:12 dice, “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.”.

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5).

¿Cómo Participamos en la Guerra Espiritual?

Debemos ver cómo el mundo tiene una profunda influencia en nuestra manera de pensar. Podemos ir a una reunión de la iglesia cada vez que se programe, y podemos seguir todas las formalidades y nunca pensar que tal vez Cristo quiere redirigir la manera en que criamos a nuestros hijos de nuestro vecino no cristiano junto a nosotros. En vez de eso, el mundo y la iglesia se ven iguales. No pensamos en el hecho de que el mundo nos está atacando de muchas maneras pecaminosas a nuestro alrededor, y estamos creyendo cosas de tal forma que nuestras vidas son indistinguibles del mundo. El mundo a nuestro alrededor.

Segundo, la carne está en nosotros. Tenemos en nosotros, todavía, una naturaleza pecaminosa, una propensión a hacer el mal dentro de nosotros. Es una parte de nosotros que se vio empañada por la caída, y que todavía está en nosotros. Gálatas 5 habla sobre eso.

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:16-25).”

Entonces, usted tiene el mundo ante nosotros, la carne en nosotros, y luego a Satanás en contra de nosotros. El espíritu maligno y sus demonios intentan perpetrar el mal en nuestras vidas. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

Ahora, quiero que piense en estos tres aspectos juntos; el mundo, la carne, y el diablo. La Biblia diferencia estos tres estratos del mal sin dividirlos, la Biblia no dice, “Tenemos tres problemas: el conjunto de problemas del mundo, el conjunto de problemas de la carne, y el conjunto de problemas de Satanás/diablo.” En vez de eso, estos tres actúan como tres hilos de una cuerda. Están juntos. Son diferentes, pero se superponen entre ellos. Una y otra vez, se unen.

Además, la Biblia se dirige a las personas, no a los demonios. Como vimos en el Antiguo Testamento, esto es lo que vamos a ver en el Nuevo Testamento. Cuando la Biblia habla sobre la guerra espiritual, estamos en el centro y los demonios están en el fondo. Se han escrito muchas novelas representando los demonios como centro y nosotros en segundo plano, pero quiero que sepa que es sólo ficción. Sin embargo, empezamos a tomar la ficción, y la convertimos en verdad en nuestras mentes. El peligro de las novelas como esas es que ponen a los demonios en el centro, y así no es como las Escrituras describen a la guerra espiritual. Las Escrituras ponen un énfasis en las personas, y la responsabilidad de las personas. La respuesta de las personas al mundo, la carne y el diablo, no a los demonios.

Estos tres funcionan en conjunto en contra del hombre. Thomas Brooks, él escribió uno de los libros que he recomendado. Thomas Brooks escribió, y habló de cómo la carne es el anzuelo. Recuerde, esto es sólo imaginario. La carne es el anzuelo, el mundo es la carnada, y Satanás está constantemente echando el anzuelo en nuestras vidas. Lo que esto significa es que la guerra espiritual, entonces, es una lucha de toda la vida, no una solución a medias. La guerra espiritual no trata sobre visitar a alguien que eche fuera demonios.

La guerra espiritual trata sobre una batalla holística que involucra todas nuestras vidas y nuestra lucha contra el pecado, sosteniendo nuestra fe, y avanzando el evangelio. Aquí es donde quiero que veamos que la guerra espiritual y el discipulado van de la mano, y nuestra santificación está en las primeras líneas de la guerra espiritual.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!