Sesión 3: El Espíritu Santo en acción - Radical

Iglesia Secreta 5: Explorando el Espíritu Santo

Sesión 3: El Espíritu Santo en acción

¿Qué sucede como respuesta cuando el Señor despierta a las personas a través de su Espíritu? La iglesia queda maravillada y el mundo queda asombrado. En esta sesión de Iglesia Secreta 5, el pastor David Platt analiza cómo el Espíritu Santo está vivo y activo dentro de la iglesia. Mientras el pastor David Platt nos guía a través de varias formas prácticas en las que podemos presenciar la actividad del Espíritu Santo dentro del cuerpo de Cristo, los roles y acciones del Espíritu son verdaderamente innumerables. El Espíritu trae unidad dentro de la iglesia. A partir de esta unidad, podemos salir y dejar al mundo asombrado por el amor de Cristo que llevamos con nosotros y el Espíritu Santo en nuestro interior. Sin el Espíritu Santo, no tenemos nada. Sin embargo, con el Espíritu Santo, lo tenemos todo.

  1. El Espíritu regenera
  2. El Espíritu habita
  3. El Espíritu santifica
  4. El Espíritu consuela
  5. El Espíritu enseña
  6. El Espíritu guía
  7. El Espíritu intercede
  8. El Espíritu unifica
  9. El Espíritu da fruto
  10. El Espíritu concede dones
  11. El Espíritu incita la adoración

Redención Aplicada: El Espíritu en la Iglesia

Está bien. Hemos visto el Espíritu con Israel, el Espíritu en Cristo, y ahora vamos a estar viendo al Espíritu en la Iglesia. Hemos visto la real inauguración de eso en Hechos 2. En sus notas ahí – y vamos a verlas brevemente, y luego empezar a estudiar esos elementos significantes desde la blasfemia hasta el bautismo, desde lenguas a sanidad y profecía.

Lo que está pasando en Hechos 2 es que el Espíritu Santo está inaugurando un cambio aquí, un gran cambio – como tienen en sus notas ahí – desde un grupo del pueblo de Dios a todo el pueblo de Dios. Hechos 2:4 dice: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo” este Espíritu – esta presencia transitoria del Espíritu en el Viejo Testamento – no solo fue Su presencia transitoria, no solo fue Él transitorio en esa manera, sino que fue solo en personas selectas.

Ahora, en vez, cuando llegas a Hechos 2:4, dice que cuando todos ellos fueron llenos con el Espíritu Santo. Luego, las tres mil personas vienen a la vida, vienen a la salvación. “Arrepiéntanse y sean bautizados, y recibirán el don del Espíritu Santo”. Tres mil personas estaban recibiendo el don del Espíritu Santo allí, justo cuando ellos fueron salvados. De un poco del pueblo de Dios a todo el pueblo de Dios. De un poder limitado a un poder ilimitado. Tenemos galileos ordinarios hablando en capacidades extraordinarias de lenguaje. Tenemos a Pedro predicando el primer sermón empezando en Hechos 2:14. Este es el hombre, que no mucho antes, estaba negando que si quiera conocía a Cristo, y ahora él es valiente proclamando a Cristo. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia está en el Espíritu sobre él. De poder limitado a poder ilimitado, y de una nación a todas las naciones, la Palabra siendo hablada en el poder del Espíritu en todas estas lenguas, accesible a cada nación bajo el cielo. ¿Qué pasa en respuesta cuando el Señor levanta al pueblo a través de Su Espíritu? Aquí está lo que pasa.

Uno, la Iglesia se pone en expectativa. Si usted quiere un método efectivo de crecimiento de la iglesia, intente Hechos 2:1-4. Eso funcionará. Eso hará que las personas vengan. Cosas como esa empiezan a suceder, la iglesia está en expectativa, y el mundo se queda asombrado.

Antes que empecemos a estudiar el resto de esta descripción del Espíritu en la Iglesia, quiero pausar y decir algo aquí. Hechos 2 es un único evento en la historia redentora. No está intencionado para ser repetido. No necesitamos que venga el Espíritu a nosotros en esa manera porque el Espíritu habita en nosotros. De igual manera en que esos tres mil fueron salvados, nosotros recibimos el don del Espíritu cuando confiamos en Cristo. La obra del Espíritu es lo que estamos a punto de ver. Entonces, no necesitamos en ninguna forma repetir Hechos 2. Al mismo tiempo, en la historia de la iglesia, ha habido momentos – periodos – cuando Dios, en Su soberana gracia, ha escogido derramar manifestaciones de Su Espíritu en maneras inusuales entre Su pueblo, por ejemplo la Reunión de Oración del Pajar en 1806.

Algunos estudiantes universitarios que había estado orando juntos quedaron abandonados afuera una noche con una tormenta en camino. Ellos se agruparon en un pajar, y fue conocido como la Reunión de Oración del Pajar. Ellos comenzaron a hablar acerca de cómo el Espíritu estaba levantando su deseo por las misiones foráneas de las cuales realmente no eran escuchadas en muchos de sus pensamientos en 1806. Ellos comenzaron a orar juntos y a buscar al Espíritu de Dios. En los meses que siguieron, de un tercio a la mitad de los cuerpos estudiantiles en las mayores iglesias en América vinieron a Cristo. Poderosos despertares a través de estos campus universitarios comenzaron a pasar y los estudiantes comenzaron a salir a otras naciones en misiones.

Cien años después – 1904-1906 – Evan Roberts inició el Avivamiento Galés. Él predicó un sermón a 17 personas sobre la necesidad por la Iglesia, el pueblo de Dios, para ser honestos ante Dios. El Espíritu de Dios levantando los corazones de las personas en maneras asombrosas – en una indescriptible, extraordinaria manera. En los días por venir, básicamente, dentro de tres meses, cien mil personas fueron salvadas en una de las Iglesias en Gales. El alcoholismo bajó 50%. La tasa de crímenes tan baja como para que los policías formaran coros para ir a las diferentes iglesias porque no tenía trabajo suficiente para hacer.

En la historia de la Iglesia, Dios se ha movido en maneras poderosas, y no puedo evitar pensar 1806, 1906, 2009, aún hoy, orar para que Dios lo haga otra vez en nuestros días, que Dios lo haga donde quiera estés. Quiero ver este tipo de movimientos del Espíritu de Dios entre los fieles de Dios. Seamos personas que oran como que queremos eso. Ayunar como si quisiéramos eso. Vivir como que queremos eso. No repetir Hechos 2. No necesitamos eso. Tenemos el Espíritu en nosotros, sino que lo que queremos ver es un despertar del Espíritu en todo el mundo en una manera que nos impulse a las misiones.

Aquí está lo que vamos a hacer. Lo que tenemos en nuestras notas son 12 maneras diferentes que en la cual el Espíritu obra en la Iglesia. No es que esto es completamente exhaustivo, pero realmente esto suma doce maneras diferentes. Vamos a ver en ellas y estudiarlas, porque esto es donde esto viene a la vida. Todo lo que hemos escuchado durante este estudio se erige hasta este punto. Aquí es como esto aplica a nosotros. Esto es lo que el Espíritu hace en nuestras vidas. No en Israel, no en Cristo, sino en la Iglesia, en nosotros; el Espíritu en nosotros.

Ahora, lo que voy a hacer con cada uno de estas doce funciones del Espíritu es que voy a dar un definición por lo que significa. Será de esta manera para cada una de estas.

El Espíritu regenera…

El Espíritu regenera. ¿Qué significa para el Espíritu regenerar? Qué significamos cuando decimos el Espíritu Santo regenera; es el Espíritu Santo solo es capaz de traer nueva vida al pueblo de Dios. Solo el Espíritu Santo es capaz de traer nueva vida al pueblo de Dios. Esta es la conversación entre Jesús y Nicodemo en Juan 3:5-8. Miren en el verso ahí.

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

“Nacer de nuevo de lo alto” es el lenguaje ahí. Nacer del Espíritu. Ahora, tenemos que tener cuidado. No debemos confundir regeneración. – qué significa nacer de nuevo. ¿Qué realmente significa nacer de nuevo? Es mucho más profundo que el ascenso a Jesús mientras se está sentado en un banco o silla un domingo. Usted puede decir, “Bueno, creo en Jesús”. Cada persona intoxicada que encuentro en las calles cree en Jesús. Parejas durmiendo juntos fuera del matrimonio en todo el mundo cree en Jesús. Familias que no han tenido ningún deseo de adorar por 20 años dicen que ellos creen en Jesús. Ahora, la pregunta es ¿ha nacido usted de nuevo?

No debemos complicar la regeneración. No necesitamos complicarla, no podemos confundirla tampoco. Debemos estar claros en lo que pasa en la regeneración. ¿Qué pasa cuando alguien nace de nuevo? Hagamos una pausa aquí, bien breve, y diga que no hay otra pregunta más importante en todo este estudio. Cada una de nuestras eternidades en la sala en que usted está es dependiente en entender la respuesta a esta pregunta: ¿Qué pasa cuando alguien nace de nuevo? ¿Ha nacido usted de nuevo?

¿Qué hace el Espíritu en la regeneración? Juan 3 nos dice eso primero, el Espíritu abre nuestros ojos. Algunas otras Escrituras, como Hechos 16, cuando el Señor está abriendo el corazón de Lydia, también demuestra esto. Lo que tenemos en Juan 3 es Nicodemo, un miembro del consejo Judío gobernante, un Fariseo que ha pasado su vida obedeciendo la ley. Él es devoto, respetado, y él es radicalmente devoto a la Palabra, sin embargo él no tiene una vida espiritual en él en lo absoluto. Él necesita ver sus necesidades ser nacidas de nuevo.

Eso es lo que Jesús está iniciando aquí. Él está diciendo que el nuevo nacimiento es necesario para conocer a Dios. Él dice, “tú debes nacer de nuevo”. Es necesario para conocer a Dios, y el nuevo nacimiento es imposible sin Dios. Nacer de nuevo – ¿Quién puede hacer eso? ¿Quién elige nacer de nuevo? ¿Quién en la sala que está usted decidió un día, “¿me gustaría nacer y venir a la tierra?” usted no sabe eso. Es imposible sin Dios.

¿Por qué? bueno, miren a lo que las Escrituras dice – vamos a ver a través de estos rápidamente – este es el por qué no podemos darnos a nosotros mismos vida: somos moralmente malos. Génesis 8:21 dice, “…porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud”. Estamos espiritualmente enfermos. Jesús vino por los enfermos, no los sanos. Somos esclavos del pecado. Juan 8:34 nos dice que todo el que peca es esclavo del pecado. Usted y yo somos esclavos del pecado. Estamos ciegos a la verdad. El dios de este siglo, Satanás, ha cegado nuestras mentes. No podemos ver la luz del Evangelio. Ni siquiera podemos verla. Nuestro entendimiento está entenebrecido. “Nuestros corazones son duros”, dice Efesios 4:18. Somos “hijos de desobediencia” y “amantes de las tinieblas” dice Efesios 5:6-8. Romanos 5:10 dice que éramos “Enemigos de Dios”. Efesios 2:3 dice que éramos “por naturaleza objetos de la ira” “Hijos de la ira” y estábamos “espiritualmente muertos”. Efesios 2:1 establece, “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.

Miren en esta lista. ¿Cómo pueden aquellos que son moralmente malvados – cada inclinación de sus corazones es maldad desde la niñez – cómo pueden ellos elegir lo bueno? ¿Cómo pueden aquellos que están enfermos hacer de ellos mismos buenos? ¿Cómo pueden aquellos que son esclavos hacerse a sí mismos libres? ¿Cómo puede el ciego darse a sí mismo vista? ¿Cómo un amante de las tinieblas pueden venir a la luz cuando odian la luz? Eso es lo que Juan 3 habla después. ¿Cómo un objeto de la ira puede aplacar a Aquel de quién sale dicha ira? ¿Cómo el muerto puede venir a la vida? Este es el punto: Nacer de nuevo es imposible sin Dios. Nadie puede ver el reino de Dios a menos que sea nacido de nuevo y eso debe pasar de arriba, del Espíritu.

Esto nos guía al nuevo nacimiento es dependiente en el Espíritu. Es como la imagen en Ezequiel 37. Somos huesos secos y necesitamos vida. Necesitamos al Espíritu para abrir nuestros ojos y nuestra necesidad por Él. Eso es lo que está pasando en Juan 3.

Segundo, no solo Él abre nuestros ojos, sino en regeneración el Espíritu cambia nuestros corazones. Él cambia nuestros corazones. Quiero que escuchen conmigo este hermoso pasaje de la Escritura en Tito 3:3-7:

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

¡Qué verdad tan maravillosa! Qué transformación la que pasó aquí. Esto es lo que el Espíritu hace cuando nacemos de nuevo. Él cambia nuestros corazones. Esto no es nosotros viniendo a Cristo pensando, “Bueno, creo que necesito orar y pedir a Dios que me perdone mis pecados, para salvar mi pellejo. Realmente no quiero, pero quiero salir de la línea que va al infierno y ponerme en la que va al cielo, entonces esto es lo que tengo que hacer. Voy a dejar las cosas del mundo que realmente amo, y voy a darme a mí mismo a lo que realmente no estoy tan emocionado” ¡Eso no es la salvación! Salvación es un cambio de corazón. No es donde nosotros, de mala gana, dejamos ir las cosas, para que podamos engancharnos en Cristo. Es donde vemos al Espíritu de Dios abriendo nuestros ojos para ver estas cosas no se comparan al tesoro que tenemos en Cristo, y nos adherimos a Cristo porque lo queremos a Él.

Esto es algo que el Espíritu Santo está haciendo en nosotros. Es lo que Ezequiel está hablando. Cuando usted ve “nacido del agua” en Juan 3 – “debe nacer del agua y del Espíritu” – ¿De qué está hablando eso? Miren el trasfondo del Viejo Testamento en Ezequiel 36:24-27:

Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos.

¿Qué pasa? Él cambia nuestros corazones. Él nos limpia. Él nos hace limpios. Eso es lo que el Espíritu hace. Él nos limpia por la obra de Cristo en la cruz a través de Su Palabra. Somos lavados en la Palabra.

Él nos limpia, y segundo, Él habita en nosotros. Él pone Su Espíritu en nosotros. Él abre nuestros ojos, y Él cambia nuestros corazones, de manera que somos limpiados del pecado. Él habita en nosotros, y ahora, queremos las cosas de Dios. Queremos a Cristo, y el Espíritu hace todo esto. Esto es lo que el Espíritu hace en la regeneración. Él abre nuestros ojos y cambia nuestros corazones.

Tercer, el Espíritu habilita nuestra creencia. Esto es lo que Jesús inicia hablando, especialmente, en Juan 3:11-17, “De tal manera amó Dios al mundo…” ustedes conocen el verso. “… aquellos que crean en Él no se pierdan mas tengan vida eterna” la imagen completa aquí es el Espíritu atrayéndonos a Él. “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44) no hay lugares en la Escritura que enseñen esto tan bien.

Nos habilita a apartarnos del pecado. El Espíritu nos habilita a apartarnos del pecado, apartarnos de las tinieblas en que vivimos; apartarnos del pecado y confiar en Cristo. Apartarnos y confiar – es lo es lo que se encuentra en Hechos 2. Arrepentirse y ser bautizado. Arrepentirse- ser bautizado. Arrepentirse. Tornar a Dios, de manera que tus pecados pueden ser limpios. Creer en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y tu casa. A través de todo el libro de Hechos, lo que ve es apartarse y confiar, apartarse y confiar. El Espíritu en regeneración nos habilita para apartarnos del pecado y confiar en Cristo.

Él abre nuestros corazones y cambia nuestros corazones. Él habilita nuestra fe, y el Espíritu transforma nuestras vidas. Él nos transforma para nuestro bien eterno. Para nuestro bien, y para la gloria eterna del Padre. En Juan 3:21, Jesús lo dice bien claro que lo que ha sido hecho en su vida ha sido hecho a través de Dios. Este es el verso por excelencia, realmente, de una imagen de lo que viene de la regeneración del Viejo Testamento. Escuchen a lo que Él dice en Ezequiel 36:22-23,

“Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel…”,[esto es justo antes de Él hablar acerca de poner Su Espíritu en ellos] “… sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.”

Dios está haciendo un gran nombre para Sí mismo en apartándonos del pecado y habilitándonos a confiar en Cristo por nuestro bien y por Su gloria.

La pregunta toda importante…

Todo da a la pregunta, la pregunta toda importante: ¿Ha nacido usted de nuevo? Le preguntaría a cada persona que está escuchando justo ahora. No hay una pregunta más importante que esta. ¿Ha nacido de nuevo por el Espíritu? No estoy preguntando si usted se sienta en una iglesia, o si asiste a una actividad de la iglesia, o si tiene un ascenso intelectual. ¿Ha abierto el Espíritu de Dios sus ojos para ver la profundidad de sus pecados y su necesidad de Él? ¿Ha cambiado Él su corazón? No si ha encontrado una lista de cosas que alguien más le ha dicho que haga para ganar la salvación. “diga estas palabras.” “ore de esta manera” ¿Ha cambiado su corazón por el Espíritu de Dios? ¿Ha limpiado Él su corazón del pecado? ¿Ha puesto Él Su Espíritu en usted y comenzó el proceso de transformación? No estoy diciendo que todo está transformado y perfecto en nuestras vidas – vamos a hablar de eso en el tiempo por venir – pero ¿Ha comenzado Él este proceso de transformación mientras usted se torna a Él, mientras usted se aparte del pecado y confía en Cristo?

Si nunca ha nacido de nuevo, si existe duda acerca de si usted ha nacido de nuevo, le imploro, le urge, le invito – aún ahora – a que se postre en su corazón y diga, “necesito nacer de nuevo” si usted sabe que no ha nacido de nuevo, y quiere nacer de nuevo, pídale al Espíritu que haga eso en usted. Hasta el deseo para hacerlo es evidencia de la obra del Espíritu en usted. Y le voy a animar que no permita que esa única pregunta se aquella una que la tome a la ligera en su vida. Es la pregunta toda importante. ¿Ha nacido de nuevo por el Espíritu?

La pregunta menos importante…

Ahora en la pregunta menos importante: ¿Estaban los creyentes del Viejo Testamento regenerados por el Espíritu Santo? ¿Los santos del Viejo Testamento, fueron ellos regenerados? Ahora, aquí es donde tenemos algunas opiniones diferentes – diferentes opiniones teológicas – aún en el contexto de la Cristiandad evangélica. No existe palabra para regeneración en el Viejo Testamento. Tiene imágenes como la que ve en Ezequiel 36, pero no hay palabra para regeneración en el Viejo Testamento.

Aquí está cómo quisiera entender a respuesta a esta pregunta. Primero, nuestro común con los creyentes del Viejo Testamento. Pienso, nosotros, adjunto con los creyentes del Viejo Testamento, son salvados solo por gracia, a través de solo la fe, solo en Cristo y el Espíritu ¿Ok? Eso es común. Ahora, ¿Dónde las cosas se diferencian un poco?

Nuestras diferencias con los creyentes del Viejo Testamento. Somos salvos solo por gracia. Realmente no hay diferencia ahí, todos somos salvos por gracia, no hay diferencia ahí. A través de la fe solamente. Ahora, aquí es donde las cosas se ponen un poco diferente. Es ambas, por fe, pero escuchen a Romanos 4:20-22. Está hablando acerca de Abraham, y su fe contada como justicia. “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.” Porque creyó en Dios. Es por esto que dice esto justo después “contada” no estaba escrito para él solo, sino también para nosotros. Conecta esto a nosotros. Somos ambos salvados por fe, pero en el Viejo Testamento, es una fe esperando a Cristo – en anticipación, mirando hacia adelante a Cristo. Para nosotros, la diferencia es que está fe está mirando hacia atrás.

Quiero ser muy cuidadoso acerca de cómo enseño esto. Dudé de poner esto de esta manera porque no quiero dar la idea que vivimos nuestras vidas cristianas hoy mirando hacia atrás todo el tiempo. Miramos atrás 2,000 años a la historia del Evangelio de Jesús en la cruz. Por eso es que miramos hacia atrás, sin embargo, la realidad es que vivimos por fe en el Hijo de Dios hoy. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20) esa es la idea. Es presente. Es nuestra confiada y presente gracia, y es una fe presente, pero estamos viendo hacia atrás a lo que los creyentes del Viejo Testamento estaban esperando.

Entonces, solo gracia solo por fe – su fe estaba mirando hacia adelante, nuestra fe está mirando hacia atrás de esta manera – en Cristo solo. Sí, Cristo. Hebreos 11:26 nos dice que por fe Moisés “…teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” en el Viejo Testamento es un Mesías anticipado, no entendiendo por completo todas las cosas que están por venir. Es un Mesías anticipado. En el Nuevo Testamento, nuestra fe es un Mesías ascendido. Es una perspectiva diferente aquí.

Mirando hacia atrás o hacia adelante, anticipando al Mesías, miramos a un Mesías ascendido. Luego solo del Espíritu. “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:27) En el Viejo Testamento, tenemos una experiencia en el Espíritu – está incompleta. Hablamos de esto. En el Nuevo Testamento, existe una experiencia de habitad del Espíritu. Ellos estaban esperando a un Mesías anticipado y tuvieron una experiencia incompleta del Espíritu.

Entonces, estas serían las diferencias. Sin duda, los creyentes del Viejo Testamento, eran solamente eso, creyentes. Ellos estaban salvos solo por gracia solo por fe en Cristo solamente a través de Su Espíritu solamente, pero habían algunas diferencias en cómo ellos miraron. Así es como respondería a esa pregunta. El Espíritu regenera.

El Espíritu mora…

El Espíritu mora. Esto sigue justo en los rieles de esto. El Espíritu Santo unifica nuestras vidas con Cristo a través de Su presencia con nosotros. El Espíritu habita en nosotros. Esto es Romanos 6:5-8: “Porque si fuimos plantados juntamente con él [Jesús] en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido… Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”

Morimos con Cristo. Vivimos con Cristo. Conocemos que, desde que Cristo fue levantado de la muerte, Él no puede morir otra vez. La muerte que Él murió al pecado, de una vez y por todas; y la vida que Él vive, la vive para Dios. En la misma manera, estamos muertos al pecado pero vivimos para Dios porque estamos unificados con Cristo. Esto es lo que Juan Calvino está hablando aquí. Él dice,

Debemos examinar esta pregunta. ¿Cómo recibimos estos beneficios los cuales el Padre otorgó en Su único Hijo – no para el uso personal de Cristo, sino para que Él pueda enriquecer al hombre pobre y necesitado? Primero, debemos entender que mientras Cristo permanezca fuera de nosotros, y estemos separados de Él todo lo que Él ha sufrido y hecho para la salvación de la raza humana permanece sin utilidad y es de ningún valor para nosotros… todo lo que Él posee es nada para nosotros hasta que crezcamos en un cuerpo con Él … {y} el Espíritu Santo es el enlace por el cual Cristo efectivamente nos unifica a Él mismo.

Es una gran frase ahí al final. “El Espíritu Santo es el enlace por el cual Cristo efectivamente nos unifica con Él mismo” a través del Espíritu, nuestro cuerpo se convierte en Su casa. Ustedes, ustedes mismos, son templo de Dios. El Espíritu de Dios vive en ustedes. Nuestros cuerpos se convierten en Su hogar. Sus recursos se convierten en nuestras riquezas. Él habita en nosotros. Él habita en nosotros y nos da todo lo que Él tiene. Nunca realmente entendí Lucas 11:11-13 hasta que estaba estudiándolo – creo que fue el verano pasado cuando estábamos atravesando una serie en Lucas. “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Ahora, en la versión de Mateo – Mateo 6 – dice ¿Cuánto más vuestro Padre celestial le dará cualquier cosa a aquellos que le pidan? No menciona, específicamente, al Espíritu Santo. Ahora, me he preguntado ¿Por qué? ¿Qué si no pido por el Espíritu Santo cuando estaba orando? ¿Qué si estaba orando por esta situación en mi vida o aquella situación en mi vida, o esto que está pasando, o esta necesidad en mi vida? ¿Por qué dice que Él dará el Espíritu Santo para aquellos que se lo pidan? Solía pensar, “esto es bueno, pero no es por eso que solamente oro” luego, para darme cuenta que cuando a lo que tiene que ver con el Espíritu Santo, qué no está dando , a quién nos está dando.

Vamos a Él cuando estamos pidiendo por consolación en cierta situación. Él dice que Él no te va a dar consolación, pero Él te va a dar al Consolador. Pedimos por ayuda; Él no nos da ayuda, Él nos da al Ayudador. Pedimos por dirección; Él no nos da un mapa o instrucciones, Él nos da al Guía. Cuando pedimos por sabiduría, Él nos da al Espíritu de sabiduría. Cuando pedimos por verdad, Él nos da al Instructor de la verdad. Pedimos por amor o gozo o paciencia o amabilidad o bondad o fidelidad – Él nos da a Aquel que carga todo ese fruto en nosotros. Esta es la belleza, increíble, indescriptible generosidad de Dios en oración. Pedimos por dones, Él nos da al Dador. Pedidos por el sustento y Él nos da la Fuente. Pedimos por dinero y Él nos da el Banco. ¿No es eso grande?

Eso lo motivará en sus oraciones. Usted no va y pide por un monto pequeño de dinero. Usted va y pide, “¿Puedo tenerlo todo?” ¿No parece eso atrevido? “Sabes Dios, sé que tienes el universo que regir aquí, pero solo necesito algo de consolación en lo que está asando en mi vida aquí, entonces si pudieras solo enviar toda Tu presencia a vivir en mí, eso sería grandioso” Eso es lo que Él está prometiendo aquí.

El Espíritu mora en nosotros. Tenemos los recursos del cielo viviendo en nosotros. ¡Qué promesa tan increíble! El Espíritu regenera y mora.

El Espíritu santifica…

El Espíritu santifica. ¿Qué quieres decir con “Santifica”? Él Espíritu transforma nuestras vidas en la imagen de Cristo, para que podamos llegar a reflejar la situación que ya tenemos a la vista de Dios. La Santificación es guiada por la Trinidad. El Padre planificó para que nosotros seamos santos (Efesios 1:4), escogidos en Él antes de la creación del mundo para ser santos y sin mancha. El hijo murió para que seamos santos.

La santificación está centrada en Cristo. 2da Corintios 3:18 es enorme. “…nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados…” [Esto es santificación] “…de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” la descripción aquí es el Espíritu. De lo que Él estaba hablando es que aquí es donde Su humildad entra. El Espíritu arregla nuestros corazones en la gloria de Cristo. Contemplamos la gloria de Cristo día tras día y Su Palabra y oración mientras caminamos en el Espíritu. Contemplamos la gloria de Cristo y, mientras más contemplamos, más no parecemos más a Él.

Esto es exactamente que vemos como padres. Cuando veo a uno de mis dos preciosos hijos y veo sus expresiones faciales, y veo las expresiones faciales de su mamá en ellos. Cuando veo sus manierismos, veo los manierismos que reflejan a su mamá. Cuando los escucho hablar… esto es siempre algo humillante, ¿no?, como padre escuchar a tus hijos usando tus palabras que ellos aparentemente aprendieron de ti? No que les hemos enseñado ninguna de estas malas palabras o nada, pero la idea es mientras más ellos nos contemplan, más se tornan igual al nosotros. Mientras más contemplamos la gloria de Cristo, más nos tornamos como la gloria de Cristo. Esto es lo que el Espíritu está haciendo en santificación.

Mientras contemplamos la gloria de Cristo, somos limpiados de pecados pasados. Somos lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de Dios. Recuerden, el Espíritu esta convenciéndonos de pecado y revelándonos justicia a nosotros. Mientras contemplamos la gloria de Cristo somos purificados del pecado presente. El mismo medio de 1ra Pedro 1:2 dice, “…en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo…” mientras contemplamos la gloria de Cristo, somos empoderados sobre el pecado futuro porque Él nos está dando poder – el poder de Cristo que vence el pecado. No somos un pueblo vencido cuando se relaciona a nuestras batallas con el pecado. Somos un pueblo victorioso. No peleamos para alcanzar una posición de victoria; peleamos desde una posición de victoria en el Espíritu. ¡Esa es una verdad que cambia vidas!

Él cambia nuestros deseos. Aquellos que viven de acuerdo con el Espíritu tienen sus mentes preparadas en lo que el Espíritu desea. Ese corazón cambia Él en regeneración necesita continuar más y más y más y más y más, hasta que no queramos más lo que el mundo dice que necesitamos o que nos va a satisfacer. Queremos lo que Cristo dice, y el Espíritu está cambiando nuestros deseos y desarrollando nuestra disciplina. Este es por qué oramos, y estudiamos la Palabra, y ayunamos, y practicamos disciplinas espirituales.

Hacemos esto porque ellos son medios de gracia. Ellos son medios por el cual el Espíritu de Dios cambia nuestros corazones y cambia nuestros deseos, para el cual venimos a la vida y estamos siendo dirigidos por el Espíritu, no bajo la ley. Somos cuidadosos en nuestras disciplinas espirituales. Debemos ser cuidadosos de hacer esto solo más cosas que vamos a hacer para tratar de ganar nuestra vía a Dios, pero estos son medios por el cual experimentamos la gracia de Dios diariamente. El Espíritu nos santifica.

El Espíritu consuela…

El Espíritu consuela. Lo qué significa para el Espíritu consolar es que Él viene a nuestro lado. “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14;16) la palabra aquí es usada en cinco momentos diferentes en el Nuevo Testamento para referir al Espíritu, el cual es “Paracleto” esta palabra literalmente significa, “Uno que es llamado al lado”.

Es realmente interesante cuando usted empieza a ver esta palabra en diferentes traducciones – y hay una miríada de traducciones – Consolador, Ayudador, Abogado, Consolador, Fortalecedor, Sustentador, Guía, Aliado, Campeón. Esta es una gran palabra. Da una descripción – no pierda esto – de lo que Jesús está hablando cuando él dice el Padre “les dará otro Consolador.” Básicamente, lo que Él les está diciendo a Sus discípulos ahí en Juan 14 es “He estado con ustedes y he cuidado de ustedes. He sido su Ayudador, su Consolador, su Consejero, su Fortalecedor y su Sustentador. He sido eso. Voy a enviarles a Otro a ustedes; alguien que trae el mismo consuelo y fuerza, consejo y soporte… todas estas cosas”. Esta es una descripción aquí de “Otro”

Lo cual nos guía al siguiente punto aquí. El Espíritu es nuestro sagrado abogado. Nuestro sagrado abogado. Un “Paracleto” en el primer siglo era alguien quien daría asistencia en una corte de ley. Un asesor legal que hablaría por ti. Eso es lo que un abogado haría. 1ra Juan 2 habla acerca de Jesús como Aquel que es nuestro Abogado, que habla al Padre en nuestra defensa y lo que Jesús está diciendo es, “Hay uno que viene que será su Abogado”

El Espíritu es nuestro Abogado sagrado, y el Espíritu es nuestro fuerte Consolador. Esa palabra consolar – muy simple – es dos palabras juntas. Es “fortis” – una imagen de fuerza y “com” “significa con fuerza”. Entonces, es alguien que vienen al lado con fuerza nuestro fuerte Consolador. Él nos da fuerza en medio de la batalla. Esto es lo que amo de Juan 16:7, “…Os conviene que yo me vaya…” Sus discípulos estaban batallando con esto, y Él dice, “Os conviene… a menos que me vaya el Consolador no vendría” Él los anima al final del capítulo con “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

Cuando experimentamos problemas, cuando pasamos momentos difíciles, es el Espíritu de Dios quien es nuestro Consolador. Sé que, en la sala en que están, hay personas que están experimentando cosas difíciles en sus familias, cosas en sus vidas, – algunas cosas que probablemente nadie más sabe. Quiero que sepan que el Espíritu de Dios sabe acerca de estas cosas. Él es tu fuerte Consolador. Él está contigo. Su fuerza está contigo en medio de la batalla. No solo en medio de la batalla, sino que da solaz en el corazón de nuestro dolor. Fuerza en el fuego de la batalla y solaz en el corazón de nuestro dolor. El Espíritu consuela.

El Espíritu enseña…

El Espíritu enseña. El Espíritu Santo hace que todo lo que le pertenece a Cristo lo hace conocido a nosotros. Mencioné esto al principio de nuestro estudio cuando estábamos mirando en Éxodo 33. Juan 16:12-15, al final de ese pasaje “…porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” Aquí está la realidad: necesitamos al Espíritu para conocer a Dios. ¿Cualquier cosa que sabemos acerca de Dios viene de parte de quién? Del Espíritu. Eso está basado en 1ra Corintios 2:10-12, porque Dios nos lo ha revelado por Su Espíritu. El Espíritu de dios conoce todas las cosas de Dios, y Él revela las cosas de Dios para nosotros por Su Espíritu.

Necesitamos al Espíritu para conocer a Dios, pero no solo para conocer a Dios, necesitamos al Espíritu para conocernos a nosotros mismos. Él nos testifica acerca de quién somos. Este es el pasaje en Romanos 8:15-17, “El Espíritu mismo testifica a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” Él nos testifica. Él nos convence. El Espíritu tiene una función de recordar, recordarnos quiénes somos en Cristo y para recordarnos lo que tenemos en Cristo. Él enseñará todas las cosas y va a hacerte recordar todo lo que Dios te ha dicho. El Espíritu – lo necesitamos para conocer a Dios, y necesitamos el Espíritu para conocernos a nosotros mismos.

El Espíritu nos enseña la Palabra. Aquí está la realidad: sin el Espíritu estamos muertos – pero no pierda esto – el Espíritu y la Palabra están conectados porque Él es un maestro. Sin el Espíritu estamos muertos. Sin la Palabra estamos engañados, y aquí es donde debemos ser cuidadosos, especialmente, cuando hablamos acerca de alguna de las cosas de las que vamos a hablar más adelante. Si ignoramos la Palabra y entramos al reino de la experiencia con el Espíritu para que le atribuyamos todo al Espíritu, pero dejamos la Palabra atrás, seremos guiados a la desilusión que no es lo que las Escrituras intentan. Sin el Espíritu estamos muertos, sin la Palabra estamos engañados.

¿Cómo el Espíritu nos enseña la Palabra? miramos en Ezequiel anteriormente, el profeta del Viejo Testamento, en relación a la revelación e inspiración. El profeta recibe la Palabra, el profeta descansa en la Palabra. ¿Cómo el Espíritu nos enseña la Palabra? En primer lugar, tenemos la revelación. Eso es lo que ya hemos visto. Una instancia está en Apocalipsis 1:10-11 donde Juan dice, “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias…” Revelación.

Entonces, el Espíritu revela la Palabra a Juan aquí. Luego, inspiración es el próximo paso. Revelación e inspiración. Aquellos que están escribiendo la Escritura pasan la Palabra a nosotros. “Toda la Escritura es inspirada por Dios” 2da Pedro 1:21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” – este es un pasaje increíble. Desearía que tuviéramos tiempo en alguna de estas diferentes cosas, pero ven al Espíritu de Dios viniendo sobre los hombres que escribieron este libro a través de sus vidas, a través de sus mentes, a través de sus corazones, y su estilo, con sus plumas, dándonos la Palabra que es completamente autoritativa, eso es completamente autoritativo, eso es completamente de un Autor Divino pero escrito a través de autores humanos. El milagro de la inspiración que está pasando aquí es realmente insondable. Es excitante ser cómo diferentes autores – especialmente en el Nuevo Testamento – escribir en diferentes maneras. Ellos hacen las cosas de maneras diferentes, pero todas verdaderas. Todo viniendo de un solo Divino Autor a través de una variedad de diferentes autores humanos en este proceso llamando “inspiración”.

Lo siguiente es Iluminación. El Espíritu ilumina. Aquí es donde entramos. La Palabra es revelada, inspirada y luego, necesitamos el Santo Espíritu para abrir nuestros ojos para entender lo que está escrito aquí “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.” (Salmos 119:18) “alumbrando los ojos de vuestro entendimiento…” (Efesios 1:18) ustedes tienen una unción para conocer la verdad. Tenemos que darnos cuenta que un Cristiano lee este libro radicalmente diferente a aquellos no cristianos. Aquellos que tienen el Espíritu de Cristo en ellos leen este libro radicalmente diferente a aquellos que no tienen el Espíritu de Cristo en ellos. Este no es solamente un libro que nos sentamos y leemos como una novela o cualquier otro libro. Existe un proceso pasando aquí en donde Dios, por Su Espíritu, está revelando Su Palabra. Ha sido inspirada, y Él está ahora abriendo nuestros ojos para entenderla a través del proceso de iluminación.

Esto guía a la proclamación donde tomamos esta Palabra, y nosotros la proclamamos. Entonces, ¿Qué hacemos prácticamente? Aquí está mi aliento para ustedes: lea revelación. No el último libro del Nuevo Testamento, pero lea esta revelación. Esta es la Palabra de Dios. ¡Léala! Luego estudie la inspiración. Mientras usted la lee, piense esto “¿Quién está escribiendo esto? ¿Cuál fue la situación cuando ellos lo escribieron? ¿Cómo está el Espíritu inspirando esta Palabra? ¿Cuál es el propósito de este libro? ¿Cuál es el propósito de este verso? ¿Qué estaba haciendo el Espíritu en el primer siglo cuando Pablo estaba escribiendo esta carta?” haga ese tipo de preguntas. Revise todo el “¿Cómo estudiar la Biblia Iglesia Secreta?” que vimos hace poco.

Lea revelación, estudie la inspiración, luego ore por iluminación. Lea la Escritura como si usted está dependiendo en el Espíritu. Seamos personas que evitan solo sentarse, abriendo un libro, y luego, simplemente comienza a leer. Démonos cuenta de que “Necesito el Espíritu de Dios para ayudarme a entender cualquier cosa en este libro”. Seamos dependientes y desesperados por el Espíritu en la forma en que leemos y luego practique la proclamación. Una vez la lea, reprodúzcala. Proclámela doquiera que vaya. Lea la revelación. Estudie la inspiración. Ore por la iluminación. Practique la proclamación.

El Espíritu guía…

El Espíritu guía. Vamos apresurar por estos doce. El Espíritu nos guía. El Espíritu guía al pueblo de Dios a cumplir la voluntad de Dios. Guiado por el Espíritu de Dios – Romanos 8 habla acerca de ello; Gálatas 5 habla acerca de ello. El Espíritu de Dios guía individuos. Podemos ver esto en el Nuevo Testamento. En Hechos 8, el Espíritu le dice a Felipe que va al carro y se quede cerca de este. En algunos puntos, el Espíritu hasta transporta personas. “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe…” (Hechos 8:39) ¡Eso sería bastante increíble!

Él hizo esto en el Viejo Testamento. Elías, Eliseo, el mismo tipo de cosa. Cuando vemos a Pablo en Hechos 16:6-7, él inicia yendo en una vía, y el Espíritu dice, “No, no para allá”. Él comienza a ir en otra vía, y el Espíritu dice, “No por ahí” el Espíritu está guiando y liderándolo. Luego usted llega a Hechos 20:22-23 – esto es realmente interesante: “…ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.” La realidad es que el Espíritu en Hechos 20 está guiando a Pablo a un lugar donde él será prisionero.

¿Le da consuelo a usted eso? ¿Quiere seguir al Espíritu? Nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo están siguiendo al Espíritu, y les está costando sus vidas. No podemos sentarnos aquí y decir “Bueno, el Espíritu nunca me guiará a lugares donde no esté cómodo. El Espíritu nunca me guiará a un lugar que fuese peligroso”. Si usted va a seguir al Espíritu, podemos estar yendo a los lugares más peligrosos y lugares más incómodos. Él nos está guiando. El Espíritu guía a individuos, y el Espíritu guía a la Iglesia. Hechos 14:28 es un gran, gran verso: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros…” esta es la Iglesia tomando una decisión diciendo, “pareció bueno al Espíritu Santo y a nosotros…”

¿Cuán tan específica es la voluntad de Dios para tu vida?

Aquí está la pregunta: ¿Cuán específica es la voluntad de Dios para tu vida? Quiero darles algo práctico. Este es uno de las más grandes preguntas con las que batallamos. “Ok, si el Espíritu me está guiando, ¿Cómo sé a qué Él mes está guiando? ¿Cómo tomo decisiones?” hemos venido con todo tipo de métodos diferentes para descubrir lo que el Espíritu está haciendo. Tenemos el “método del dedo aleatorio” en donde de manera aleatoria señalas un pasaje de la Escritura y dices, “Esto es lo que el Espíritu me está guiando”. Un amigo realmente quería salir con esta chica, y ella no quería nada que ver con él. Entonces, él hizo el “método del dedo aleatorio” y llegó a Romanos 8:25 el cual dice, “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” Entonces él experimentó este “momento de iluminación” “¡esto es!” simplemente tengo que supuestamente esperar por ella con paciencia. El problema es que él esperó y esperó y esperó. Ella aparentemente no estaba respondiendo a ese movimiento particular del Espíritu, y nunca sucedió. El único problema es que Romanos 8 no está hablando acerca de esperar a una chica para que se interese en ti. Está hablando acerca de esperar para la redención de nuestros cuerpos en el cielo. Entonces, no hagan el método del dedo aleatorio y solo tergiversen la Escritura.

Existe el “método del evento milagroso” usted sabe, quizás un arbusto en llamas va a venir. ¿Alguno de ustedes ha visto un arbusto en llamas? ¿Uno que le hable? Ok, aparentemente no es el método más popular. El “Método de las coincidencias sorprendentes” ¡Este es uno bueno! Digamos que usted es un estudiante universitario. Digamos que está luchando en qué su carrera. Usted quiero o graduarse en Inglés o Matemáticas por alguna razón. Usted quiere licenciarse en cualquiera de estas y usted va a la cama una noche y se levanta y de repente rueda en medio de la noche. Mira el reloj y dice las 2:22. Usted piensa “bueno eso es un poco extraño” usted vuelve a acostarse, y la noche siguiente usted va a la cama y se levanta en medio de la noche y rueda y el reloj dice 3:33. Usted piensa, “!Esto es bastante extraño!” entonces, usted va a la cama la siguiente noche y se levanta en medio de la noche, y rueda y el reloj dice 4:44. Entonces, usted sale de la cama en medio de la noche y está sobre sus rodillas, “¡Matemáticas! Es Matemáticas! Gracias Espíritu de Dios!” ¡Quizás el Espíritu te está diciendo que tomas algún medicamento y para reconciliar el sueño!

Mantenga la analogía del estudiante universitario. Usted está caminando en el campus de su universidad, y está orando. Chicos, están orando por su futura esposa. Usted está caminando, y usted empieza a patear esta lata de soda que alguien tiró ahí. Usted la está pateando, y levanta la mirada y hay un grupo de chicas, y hay una en específico con este abrigo verde brillante. Refleja la lata de soda. “¡Esto es!” el único problema es que tu teología no está fundada en Dios causando que alguien tire un lata de soda en el mismo lugar que usted iba a caminar, y es algo bueno que ellos tiren una lata de soda en vez de otro tipo de lata o tirando algo más entonces usted hubiera visto a la chica equivocada, y todo el universo se hubiera arruinado. Entonces, no es el “método de la coincidencia sorprendente”

El “método del vellón” Bueno, ¿este es bíblico, verdad? Bueno, no, esa es la imagen de la falta de fe de Gedeón, no una fe genuina. ¿Qué tal el “método de puerta abierta/puerta cerrada”? ¡tenemos todo tipo de métodos! Tratemos el “método lea su Biblia”. El “método lea su Biblia” y el “método viva en el Espíritu”. Entonces, ¿Cómo se ve esto? Luego, pensemos en ello. ¿Cuán específica es la voluntad de Dios para nuestras vidas? ¿El Espíritu de Dios nos guía en todo? ¿Sí? ¿No? Él sí nos guía en todo. ¿Significa esto que el Espíritu es que nos indica cómo tomar cada decisión hasta qué vamos a comer para la cena? ¿Qué comemos? “¿Espíritu, qué me estás diciendo que coma?” ¿Cómo funciona esto? ¿Cómo sabemos hacia dónde el Espíritu nos está guiando? ¿Qué tipo de arroz quieres? “¡Espíritu de Dios, muéstrame el arroz!”

Aquí está lo que les voy a animar a hacer – bien rapidito – quiero llevarlos de vuelta a la doctrina del material de Dios que hablamos antes. ¿Recuerdan las dos voluntades de Dios? La voluntad revelada de Dios: Lo que Él declara en Su Palabra. Hablamos acerca de cómo Dios nos revela Su voluntad en Su Palabra. Él nos da mandatos que están en Su Palabra. Esta es Su voluntad. Al mismo tiempo, usted tiene la voluntad secreta de Dios. No es una terminología perfecta, pero es lo que Él decreta en el mudo porque hay cosas que pasan en el mundo que no van acorde a la Palabra. ¿Significa que ellas están fuera de Su voluntad? No, ellas están en Su voluntad, pero ellas están en contra de Su Palabra. Entonces, usted tiene la voluntad revelada de Dios, lo que Él declara en Su Palabra, y su voluntad secreta, lo que Él decreta en el mundo.

Ahora, la voluntad secreta de Dios – esa segunda faceta – es absolutamente específica. Nada pasa aparte de la actividad de Dios. Nada pasa de manera accidental. Tenemos las Escrituras que están siendo mencionadas en todo esto. Solo “…Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado…y será confirmado como lo he determinado” Isaías 14:24 dice. Nada está pasando accidentalmente. No hay nada pasando que esté fuera del control de Dios y Su soberanía. Nada pasa accidentalmente. Todo pasa a propósito. Dios está obrando en todas las cosas – todo con propósito. Entonces, esa es la voluntad secreta de Dios.

Ahora, Su voluntad declarada – lo que Él declara en Su Palabra, Su voluntad revelada. Lo que tenemos en la Palabra aquí que es claramente específico. Ahora, estas son buenas noticias para todos en esta sala que está buscando encontrar la voluntad de Dios. La buena noticia es que no está perdido. La Escritura nos está diciendo que caminemos en ella. Camina en Su voluntad. Entonces, ¿Cómo usted sabe? Nosotros nunca vamos a hacer nada fuera de la voluntad decretada de Dios aquí, pero hay momentos cuando ciertamente desobedecemos la revelada, declarada Palabra de Dios. ¿Tiene sentido?

¿Qué me está guiando a hacer el Espíritu?

Entonces, ¿Qué me está guiando el Espíritu a hacer? Eso es lo que es la voluntad revelada de Dios está en Su Palabra claramente: Se salvo y lleno del Espíritu. Esto es importante – ser lleno del Espíritu. Él ha puesto Su presencia en ti para guiarte. Sé santificado – Él nos dice “Sean Santos” esto es parte de la obra del Espíritu como ya hemos visto. Ser sumiso. Por sumiso, es decir, doquiera el Espíritu guía, doquiera Él le dice que vaya, usted va porque usted es sumiso. Salvado, lleno del Espíritu, santificado, sumiso.

Entonces, cuando se relaciona a decisiones específicas, ¿Qué hacer si usted tiene una decisión que tomar como donde ir a la universidad, y no está en la Escritura? O ¿Con quién me caso, y no está en este libro? O ¿Qué comer para la cena? ¿Qué hago? En la toma de decisiones específicas, consulte la Palabra. ¿Prohíbe la voluntad de Dios revelada (como la Escritura) esta acción? ¿Le dice qué hacer y qué no hacer? ¿Causará esta acción que usted rechace un mandato de la voluntad revelada de Dios? Si la Palabra te dirige, obedece la Palabra. Eso es claro. El Espíritu siempre te guiará de acuerdo a este libro – siempre, siempre, siempre. Entonces, si este libro tiene algo que decir acerca de ello, entonces siga al libro. Obedezca la Palabra.

Ejercite la sabiduría. En las áreas donde Su Palabra no es clara, ejercite la sabiduría. Ore con confianza. Pida al Espíritu de Sabiduría en ti. Reúna información, la mayor información posible. Considere todas sus opciones. Busque el consejo divino y escoja sabiamente. Aquí está el asunto: el Espíritu bueno en nosotros. No tenemos tiempo para leer a través de Proverbios 2:1-11 pero ponga una estrella al lado de este pasaje. Si usted ha luchando con la dirección en su vida, vuelva atrás y lea Proverbios 2:1-11. Quizás hasta memorizarlo. Es un pasaje increíble de la Escritura. Hay una confianza increíble aquí que guía a este último animo.

Usted consulta la Palabra, usted ejercite la sabiduría, y luego diga, “Espíritu de Dios, quiero que me guíes y me muestres qué hacer”. Luego, haga lo que usted desee. Si usted está salvado, lleno del Espíritu, santificado y sumiso, entonces usted puede tener la libertad de seguir al Espíritu. Usted no tiene que pasar media hora en oración para decidir qué comer para el almuerzo. ¡Solo coma! Permita que el Espíritu le guíe.

Seamos honestos, no premeditamos 95% de nuestro comportamiento. Esta es la belleza del Espíritu de Dios estando en nosotros. Es por eso que no tenemos instrucciones exactas en todo donde Dios dice, “Has esto, y esto”. En vez de eso Él dice, “Puse mi Espíritu en ti, y voy a guiarte. Guiaré tu razonamiento, tus pensamientos, tus de decisiones. Se salvo, se lleno del Espíritu, se sumiso a mí, se santificado, persigue la santidad.” Si usted está accediendo al pecado por aquí y pidiéndole a Dios dirección por allá, entonces ha perdido el punto. La dirección de Dios es clara: deshazte del pecado. Deshazte del pecado. El Espíritu está guiándote a hacer eso, y luego camina en el Espíritu. El Espíritu te guía de esa manera.

El Espíritu intercede…

El Espíritu intercede. El Espíritu nos habilita para orar conforme a la voluntad del Padre. Es lo que lo que quiero decir por “Intercede” – lo que la Escritura quiere decir por “El Espíritu intercede”. El Hijo intercede por nosotros. El Hijo está intercediendo por nosotros de acuerdo don Romanos 8:34, y el Espíritu desde dentro de nosotros de acuerdo con Romanos 8:26-27: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”

Pienso que es uno de los pasajes más confortantes. Nosotros continuamente enfrentamos momento en cada una de nuestras vidas, en nuestras circunstancias, donde no sabemos cómo orar, y ni siquiera, a veces, para qué orar. A veces, puede que ni siquiera tengamos el deseo. El Espíritu intercede por nosotros; el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Ahora, la pregunta es, ¿Cómo funciona eso? ¿Cómo el Espíritu intercede por nosotros? ¿Qué sucede cuando Él hace eso?

El Espíritu intercede para nuestro bien. Para que entendamos lo que el Espíritu está haciendo en intercesión, tenemos que amarrar Romanos 8:26-27 a Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” ahora, aquí está la idea: nuestro Padre siempre quiere lo que es mejor para nosotros como Sus hijos. El Padre siempre da lo que es mejor. Nosotros a veces no sabemos lo que es mejor para nosotros. Nosotros a veces no sabemos lo que es mejor para nosotros. Entonces, lo que el Espíritu hace es interceder por nosotros con gemidos que las palabras no pueden expresar. No sabemos lo que es mejor para nuestras vidas, y la belleza de esto es que Dios nos da al Espíritu Santo para guiar nuestra oración. Él consuela nuestras oraciones, para lo que Él sabe que es mejor para nosotros porque Él está intercediendo por los santos conforme a ¿Qué? la voluntad de Dios, y Su voluntad es “obrar para que todas las cosas ayuden a bien para aquellos que le aman y son llamados conforme a Su propósito”

Ahora, esta es una nota al margen que estoy trayendo aquí. El secreto para el orador es este – si quiere recibir todo lo que usted pide en oración, aquí está el secreto, ¿listos? Haga sus deseos los deseos de Dios. Hay dos pasos. Hacer que tus deseos sean los deseos de Dios, y segundo, ore por lo que tu desees. Usted lo obtendrá. ¡Lo obtendrá! Ese es el secreto. Haga que sus deseos sean los deseos de Dios, y luego ore por lo que sea que desee, y lo obtendrá. 1ra Juan 5:15 dice, “Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” Puede estar confiado en eso, y el Espíritu hace esto una realidad porque el Espíritu transforma nuestros deseos en los deseos de Dios. El Espíritu luego ayuda nuestras oraciones para lo que Dios quiere. El Espíritu transforma nuestras oraciones de acuerdo a la voluntad del Padre en nuestras vidas. Aquí es donde Su labor de intercesión es conectada con Su labor de santificación, la cual es la que Romanos 8:29-30 habla.

Bien practico, ¿hacia dónde esto nos lleva? ¿Deberíamos orar al Espíritu? ¿Oramos al Espíritu? Por un lado “sí” porque el Espíritu es Dios. Entonces, teológicamente no es un error orar al Espíritu porque el Espíritu es Dios. Del otro lado, en la Escritura nadie ora al Espíritu. Existen de hecho, solo un número limitado de veces donde alguien ora específicamente a Jesús como a quien se dirige en oración. Esteban en Hechos 7, Pablo en 2da Corintios 12 y en 1ra Corintios 2. Mayormente usted no ve personas orando al Espíritu sino personas orando al Padre. “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:29) y el Espíritu viene sobre ellos y les concede a ellos hacer eso.

¿Cómo debemos orar? Aquí es donde pienso la Escritura nos anima a orar: no que es incorrecto porque el Espíritu es Dios, no que es necesariamente teológicamente incorrecto, pero la Escritura no nos da un parámetro de orar al Espíritu. Entonces, lo que la Escritura nos enseña a hacer es orar al Padre. “Así es que deben orar ‘Padre Nuestro que estás en el cielo…’” Ore al Padre; ore en el nombre del Hijo. Nos acercamos al Padre confiadamente dice Hebreos 4:14-16. Ore al Padre en el nombre del Hijo en dependencia del Espíritu. Ore al Padre en el nombre del Hijo en dependencia del Espíritu, además el Espíritu intercede por nosotros.

El Espíritu unifica…

El Espíritu unifica. ¿Qué significa? El Espíritu crea una profunda unidad en el pueblo de Dios. El Espíritu Santo crea una comunidad ahí. Hay una gran cita aquí sobre la “Ecclesia” – la Iglesia – la reunión del pueblo de Dios. Nunca es concebida en el Nuevo Testamento como una institución sino, exclusivamente, como una comunidad de personas, una vida común basada en la comunidad en Jesucristo. Comunidad del Espíritu y comunidad con Cristo.

Aquí está lo que el Espíritu hace en la Iglesia. Él destruye barreras. Esto es tan claro si usted mira en estos dos pasajes en Hechos 15 y Efesios 2. Hechos 15 es cuando el Espíritu guía a la iglesia a recibir a los Gentiles no como un grupo fuera de la regla en ellos. Cuando usted lee Efesios 2, usted ve a Pablo escribiendo a una congregación en Éfeso que es parte Judios-Cristianos y parte Gentiles-Cristianos. Los Gentiles-Cristianos se sentían como Cristianos de segunda categoría, y él está diciendo, “Ustedes está juntos en esto. Ambos tenemos acceso al Padre por un Espíritu”. Entonces, Él destruye las barreras entre Judíos y Gentiles. Fue un problema de tal magnitud en aquel tiempo que no nos damos cuenta las implicaciones de esta enseñanza aquí en Hechos 15 y Efesios 1 y 2. No nos damos cuenta la división que el Espíritu estaba destruyendo. Él destruye las barreras y trae paz. “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:3-6)

Aquí está el efecto de la obra del Espíritu en la Iglesia: ¿Qué hace el Espíritu en la Iglesia? Él trae unidad sin precedente entre uno y otro. Usted ve este retrato en Hechos 2:44-47. Unidad – una desinteresada dependencia entre uno y otro. “…por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” piense en esto conmigo. ¿Cómo el Espíritu unifica la iglesia? Él lo hace al hacer todas estas otras cosas. Él nos regenera; Él nos santifica; Él nos hace más y más y más como Cristo mientras todos contemplamos la gloria de Cristo. Él está consolándonos a cada uno; Él está fortaleciéndonos; Él está nos está enseñando la misma verdad; Él nos está guiando a cada uno; Él está intercediendo por cada uno de nosotros. Unidad en la Iglesia es el producto sobrenatural del Espíritu en nuestras vidas. Este no es alguna unidad artificial o manufacturada del hombre que tenemos que unirnos y tratar de entender cómo unificarnos. Necesitamos estar a tono con el Espíritu, y el Espíritu nos unificará. Necesitamos ser obedientes al Espíritu, y el Espíritu lo hará. El Espíritu unifica.

El Espíritu da fruto…

El Espíritu da fruto. El fruto del Espíritu. Gálatas 5:22-23 es un contraste con Gálatas 5:19-21 donde Pablo habla acerca de que las obras de la carne son estas cosas, luego el fruto del Espíritu son estas cosas. Entonces, el fruto del Espíritu es sobrenaturalmente producido. Existe un contraste aquí. Lo que significa para el Espíritu dar fruto es que Él produce la vida de Cristo en cada faceta de nuestro carácter – sobrenaturalmente. Las obras en nuestra carne son naturales; son hechas por el hombre. El Espíritu está haciendo cosas sobrenaturales. El fruto del Espíritu es extraordinariamente expresado. No ordinariamente, sino extraordinariamente. Las obras de la carne son ordinarias. El Espíritu no nos da un amor manufacturado por el hombre; Él da en nosotros sobrenatural, extraordinario amor. Usted ve este contraste entre eso lo cual es de la carne y el Espíritu. Vamos a ir rápidamente por esto pero solo piense en esto, cuando tiene que ver al amor, el amor carnal es condicional. El amor Espiritual, sobrenatural, extraordinario amor, es incondicional. Amor carnal – condicional. Amor Espiritual – incondicional.

Gozo. El gozo de la carne es susceptible a circunstancias. El gozo Espiritual sustituye las circunstancias. Los discípulos fueron llenos con el gozo a través del Espíritu Santo en Hechos 13:52. Lo que es interesante acerca de eso es que justo después Pablo y Bernabé habían sido perseguidos y exiliados de una región, y ellos salieron llenos con el gozo en el Espíritu Santo. El gozo sustituye las circunstancias.

Paz. La paz carnal es parcial y fugaz. La paz es completa y eterna. Parcial y fugaz… completa y eterna. Una mente controlada por el Espíritu es vida y paz. Paz y gozo. ¿Queremos paz? Ella conquista nuestra ansiedad y preocupación. Viene del Espíritu, el fruto del Espíritu.

Paciencia. La paciencia carnal es detonada por una mecha corta. La paciencia Espiritual persevera a través de un largo sufrimiento. “soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2).

Benignidad. La benignidad carnal es rápida en condenar. La benignidad Espiritual es rápida en mostrar compasión. Compasión fluyendo. Bondad. La bondad carnal produce inevitable hipocresía. La bondad Espiritual produce consistente integridad. Integridad – la cual es buena, no hipócrita. Somos hijos de la luz, justicia verdad. Fe. La fe carnal crea inevitable duda. La fe Espiritual refleja devoción consistente. “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10-11) devoción consistente. Mansedumbre. La mansedumbre carnal ejerce poder con arrogancia. La mansedumbre Espiritual se rinde a poder real con humildad. Nos humillamos a nosotros mismos ante el Señor. Nuestra mansedumbre es expresada en humildad. No teniendo que afirmar nuestro poder sino sometiéndose a Su poder.

Autocontrol. El autocontrol carnal se entrega a actividades excesivas. El autocontrol Espiritual expresa disciplina y pasión. Esa frase “Pasión disciplinada” – eso es autocontrol. Nosotros crucificamos la naturaleza pecaminosa con sus pasiones y deseos. Vivimos por el Espíritu con una nueva pasión, pero ellas son disciplinadas, pasiones controladas. Obviamente, este fruto es un retrato de Cristo. El Espíritu da fruto en nosotros. El Espíritu produce la vida y carácter de Cristo en cada faceta de nuestro carácter.

El Espíritu da dones…

El Espíritu da dones. Vamos a hablar acerca de esto más en la próxima sección. Por Su gracia, el Espíritu Santo equipa a cada Cristiano para edificar la iglesia para la gloria de Cristo. Los dones Espirituales son dados por el Espíritu de Dios. Él es el Único que los da y son dados de acuerdo a la soberanía de Dios. Él los da como Cristo los distribuye. El Espíritu da dones.

El Espíritu incita la adoración…

El Espíritu incita la adoración. El Espíritu guía a la iglesia a glorificar a Dios a través de Jesucristo. Esta es una gran descripción. En Efesios 5:18 dice, “Sean llenos con el Espíritu”. ¿Qué viene justo después de esto? “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”

Nosotros mal definimos adoración acorde a circunstancias externas. ¿Dónde adora? ¿Qué tipo de música tiene? ¿Le gusta esto o aquello acerca de la adoración? Jesús redefine la adoración acorde a circunstancias internas porque la adoración es dependiente en Su presencia – no en qué tipo de instrumentos usted tenga o qué tipo de habilidad para hablar se tenga. En vez de eso, la realidad de Su presencia es lo que incita la adoración en nosotros. Si importar donde este, es la realidad de Su presencia y la respuesta de nuestros corazones. “Canten y hagan música en sus corazones para el Señor” esa es una gran noticia para aquellos no son muy dotados en hacer música con las bocas – el corazón es lo importante. Solo recuerden eso.

Cuando somos llenos con el Espíritu, esto es lo que hacemos. Nosotros expresamos alabanzas uno con los otros, hablar unos a torso con salmos e himnos y cánticos espirituales. ¿Quiere ver la obra del Espíritu? Vean a las personas alabando a Dios unos con otros y extendiendo gracias a Dios, siempre dando gracias a Dios el Padre por todo. Adoramos en espíritu y verdad.

Adoración sin el Espíritu es hipocresía. Si adoramos sin el Espíritu, somos hipócritas. Somos gente muerta. Sin el Espíritu es hipocresía. Adoración sin la verdad es idolatría. Debe estar el espíritu y la verdad. Adoración en cualquier iglesia representada, cuando nos reunimos, debe estar el espíritu y la verdad. Sin el Espíritu es hipocresía; sin la verdad es idolatría.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!