Pecadores Indignos Unidos y Sostenidos por Insondable Misericordia

Secret Church is this Friday. It's not too late to join us! 🎟️

Pecadores Indignos Unidos y Sostenidos por Insondable Misericordia

Lo que sustenta y une a la iglesia no es un pastor o un programa, ni son las preferencias en cuanto a la música. Lo que sustenta y une a la iglesia es la perseverancia en el Evangelio. En este mensaje de 1 Timoteo 1:3–20, David Platt destaca la centralidad del Evangelio en la vida de la iglesia. El apóstol Pablo destaca el papel de la ley y la misericordia que Dios le mostró siendo él el “primero” de los pecadores. Esta misma misericordia en Jesucristo sigue siendo la única esperanza de la iglesia, por lo que debemos proteger el Evangelio.

Pecadores Indignos Unidos y Sostenidos por Insondable Misericordia

Si usted tiene Su Palabra, y espero que así sea, le invito a abrirla conmigo en 1 Timoteo 1. Tenemos un gran terreno por abarcar, así que vamos a sumergirnos hasta el tope.

Dos Recordatorios de la Semana Pasada

Queremos que nuestra adoración esté centrada en Dios. Quiero darles un par de recordatorios del mensaje anterior ya que se relacionan con 1 Timoteo. En el mensaje pasado, hablamos acerca de dos cosas. Una, hablamos de querer que nuestra adoración sea centrada en Dios; queremos ser intencionales en esto de glorificar a Dios. Cuando nos reunimos juntos para encontrarnos con él, queremos que cada palabra, cada cosa que hacemos esté intencionalmente apuntando hacia ese fin. Así que, esa es nuestra última motivación, la que nos consume detrás de nuestra adoración, porque queremos estar aun más centrados en Dios.

Componentes Esenciales de nuestra Adoración

En el mensaje pasado, hablamos acerca de los componentes esenciales de nuestra adoración, los cuales he puesto en una lista que ustedes ya han visto. La realidad de cuando nos reunimos juntos, la suprema razón para nuestra reunión es para expresar amor a Dios, deleite en Dios, satisfacer nuestro deseo por Dios, adorarlo y alabarlo. Queremos que el primer y mayor mandamiento, el cual es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente sea central en lo que hacemos cuando nos reunimos como la asamblea de Su pueblo.

La adoración entonces nos guía a la confesión. Cuando vemos Su grandeza, y confesamos nuestra necesidad de él, La Escritura nos llama, cuando nos reunimos juntos como un cuerpo, a confesar nuestro pecado delante de Dios en oración. Somos llamados a confesar nuestra necesidad de Él y entonces se nos recuerda Su gracia y Su misericordia hacia nosotros. Estamos llamando a esto la seguridad Escritural del perdón que viene del Evangelio, guiándonos a confesar esa salvación en el bautismo. Déjeme animarle, -si usted es seguidor de Cristo y usted no ha sido bautizado-, a bautizarse tan pronto le sea posible.

Así que todo eso entonces nos lleva a la Instrucción, donde escuchamos la Palabra de Dios hablada. Oro que la Palabra de Dios sea expresada con claridad a través de mi persona y cualquier otro pastor o anciano que enseñe la Palabra durante este tiempo. Yo espero que este tiempo de nuestra reunión de adoración no sea nunca llenado con trillados pensamientos humanos, sino siempre con la verdad eterna de Dios. Eso entonces nos conduce a la mesa, a la Comunión, donde como cuerpo de Cristo nos recordamos a nosotros mismos que nos hemos identificado con Cristo en Su vida, Su muerte y su Resurrección, y que tenemos vida en su muerte. Nos recordamos a nosotros mismos sobre esto, todas y cada una de las semanas que nos reunimos juntos.

Entonces, esto nos lleva a la Intercesión, donde venimos ante Dios en nombre de otros, derramándonos en este lugar para expresar nuestra dependencia en él, nuestra desesperación por él, y nuestro deseo de que su gloria se dé a conocer en nuestras vidas. Oramos unos por otros, eso es intercesión, orar unos por otros, por las necesidades de esta ciudad y las necesidades alrededor del mundo. Tomamos tiempo en nuestra adoración para eso, lo cual entonces nos prepara para esparcirnos a cumplir la Gran Comisión. Queremos hacer discípulos de todas las naciones. Nos reunimos para adorar juntos como pueblo de Dios, y entonces nos esparcimos porque queremos que Dios sea adorado entre todos los pueblos.

Características Centrales de nuestra Adoración

Así que, esos son los elementos esenciales en nuestra adoración que tratamos en nuestro último mensaje, y hablamos de cuan céntricas son las siguientes cuatro facetas en todas estas cosas: la Revelación Divina. Queremos que la palabra de Dios sature, permee y dirija todo lo que hacemos en nuestra adoración. El Espíritu guía nuestra adoración a través de su palabra. Queremos que la palabra de Dios nos dirija a la alabanza. Queremos que la palabra de Dios nos guie en la confesión, queremos que la palabra de Dios nos recuerde la gracia de Dios hacia nosotros. Queremos enseñar y predicar para ser llenados con la palabra de Dios. Oramos por eso, para ser llenos de Dios. La adoración es un compás de revelación y respuesta. Dios se revela a sí mismo, y nosotros respondemos con nuestras vidas. Así es la revelación divina.

Entonces, la participación comunitaria. Esto implica cantar y orar juntos. La realidad es que no se espera que un creyente en Cristo sea espectador en la adoración, sino un participante activo en ella. Somos una comunidad que se congrega unida, no solo guiada por una o dos personas en las que está enfocada nuestra atención, sino por una multiplicidad de personas. Ese es el porqué estamos involucrando diferentes ancianos, pastores y diáconos para ayudar dirigiéndonos en adoración en esa variedad de formas de participación comunitaria.

Próximo: Amor reverente. Cada semana, oramos que esto sea una asamblea de personas donde haya un palpable sentido de reverencia y temor hacia el Dios con quien nos venimos a encontrar en adoración. Oramos que nada de lo que suceda en nuestra adoración sea una rutina o una repetición porque todos estaremos llenos con el temor reverente ante Dios. Un pueblo que está deseoso de expresar su amor a Dios. Queremos que esto sea evidente en nuestros rostros, nuestras manos, nuestra conducta, en nuestro canto, nuestro clamor, nuestras oraciones y en nuestro escuchar a Dios. Queremos que el amor reverente se infiltre en todo lo que hacemos.

Todo esto nos guía a una atención dedicada en la alabanza a Dios. Es mi oración que nosotros lleguemos temprano y expectantes, deseosos, más ansiosos que a un evento deportivo, por ejemplo. Hay algo tan grande para lo que nos congregamos, algo eternal para lo que nos reunimos todos y cada uno de los domingos, algo distinto y diferente de todo lo demás que hacemos en toda la semana. Cuando nosotros, como el pueblo de Dios nos unimos a la asamblea de los santos por todas las edades para dar gloria y honor y alabanza a Dios, quien es un fuego consumidor y un misericordioso salvador, y para escuchar Su Palabra, es algo maravilloso lo que hacemos cada semana.

Eso es solo un resumen de lo que hablamos con amplitud en el último mensaje. Así que, le animo, si usted quiere sumergirse más a fondo y quiere conocer un poco más de lo que he estado hablando, usted puede escuchar los mensajes previos titulados “La familia de Dios”.

Queremos que nuestra Comunidad sea Formada en el Evangelio

De manera que en ese mensaje previo hablamos, primero, de querer que nuestra comunidad sea centrada en Dios. Entonces, segundo, queremos que nuestra comunidad sea formada en el evangelio, lo cual realmente nos conduce hacia el libro de Primera de Timoteo. Esta es una carta de Pablo, un misionero, a Timoteo, un joven pastor en una iglesia con problemas. El punto central de esta carta es decirle a Timoteo y a la iglesia en Éfeso cómo el evangelio forma a la iglesia. De hecho, vayamos a 1 Timoteo 3.15. Le animo a subrayarlo si no lo ha hecho. Esta es una especie de declaración central en todo el libro. Este es el porqué Pablo escribe esta carta. En 1 Timoteo 3. 15, él dice: “ Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, (aquí está) sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”

Todo el punto en el libro es mostrar cómo la iglesia debe comportarse, y cómo el evangelio transforma la conducta de la iglesia. Si usted fuera a hacer la pregunta: “¿Cómo se supone que debe ser realmente la iglesia?”, una de las respuestas más claras a esa pregunta en toda la Biblia está en 1 Timoteo. Así que, lo que quiero que hagamos es leer el primer capítulo. Vimos los dos primeros versos en el mensaje anterior, pero vamos a leerlos otra vez, y entonces, simplemente continuamos en el resto del capítulo. Quiero que vean con qué decidió Pablo comenzar.

En esta carta a Timoteo, un joven pastor en una iglesia con problemas, enfrentando toda clase de retos, hay toda clase de asuntos con los que Pablo pudo haber comenzado, pero quiero que vean lo que está en el tope de la lista; lo que estaba antes que todo lo demás en la mente y el corazón de Pablo cuando estaba escribiendo una carta a un joven pastor de una iglesia con problemas. Él escribe esto, verso uno: Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.

Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.

Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.

Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.

Dos Realidades para esta Semana

Lo que Pablo acaba de decir para iniciar su carta es enorme, no solo para la iglesia de Éfeso hace 2000 años, sino que lo que acaba de decir es igualmente inmenso para todas las iglesias en todo este mundo. Quiero mostrarles dos realidades, particularmente a la luz de algunas cosas que están sucediendo en nuestra familia de la fe y que este capítulo trata.

Así que, la primera realidad corresponde a esos ajustes en nuestra reunión de adoración. De modo que quiero que piensen sobre algo conmigo. En el transcurso de la semana pasada he escuchado muchas cosas positivas, muy alentadoras, sobre algunos de los ajustes que estamos haciendo en nuestra reunión de adoración. Ha sido realmente esperanzador escuchar a la gente respondiendo con aun mayor intencionalidad en nuestro culto. Así que estoy muy animado.

Al mismo tiempo, yo sé, ya que he estado pensando en esto, que en nuestra cultura de iglesia por los últimos 20 o 30 años, a medida que hemos ido haciendo cambios en nuestro culto de adoración, me acuerdo de que hemos tenido mega batallas y mega guerras peleadas en diferentes iglesias respecto al estilo de adoración y las canciones. Me pregunto si algunos de ustedes han visto eso. Por tanto, si usted es nuevo en esta iglesia o es un nuevo creyente, solo perdónenos mientras mencionamos algunas de las cosas que no han ido tan bien en la iglesia en los últimos 20 a 30 años.

Hay iglesias que se han dividido por el tema del estilo de adoración. Repito, hay iglesias que se han dividido por el tema del estilo de adoración. Así que usted tiene este servicio con este estilo de adoración, y este otro servicio con este otro estilo de adoración, y aquel otro culto con otro estilo de adoración.

Tenemos diferentes grupos en las iglesias que se han dividido por causa de sus preferencias en el estilo de adoración y ha sido tristemente interesante ver el efecto destructivo que han tenido los debates sobre el estilo de adoración y las canciones de adoración en la unidad de la iglesia. Yo pienso que una de las principales razones por las que esto ha sido destructivo es porque durante ese periodo de 20 a 30 años en la iglesia, comenzamos a procurar que los estilos y las canciones de adoración hicieran lo que solo el evangelio está diseñado para hacer.

Lo que nos une en la iglesia no es el estilo o las canciones de adoración, lo que nos une en la iglesia es la salvación por medio del evangelio.

Esta es la realidad clave número uno. Lo que nos une en la iglesia no es el estilo o las canciones de adoración, lo que nos une en la iglesia es la salvación por medio del evangelio. Cristo une a Su Pueblo, no las canciones o los estilos. Esas cosas son diferentes entre personas diferentes. Esas cosas dividen, pero es la salvación en Cristo a través del evangelio lo que une a la iglesia. Eso es lo que está diciendo Pablo en 1 Timoteo 1. Así que él no está tratando el tema de los estilos de adoración o las canciones aquí, sino que está tratando con una iglesia que enfrenta potencial división y engaño, de modo que él dice que necesitamos comenzar con lo más importante, y lo que más importa es el evangelio.

Lo que hay para llevar es, mientras yo estaba pensando sobre esto en el transcurso de la semana, recordé que por 2 mil años, aun desde el primer siglo, el enemigo ha estado trabajando en la iglesia tratando de distraerla y dividirla respecto a las cosas que no son las más importantes y así desenfocarla de lo que realmente es prioridad.

Así que quiero animarnos. Ahora, dentro de 5 años , dentro de 10 años, si el Señor no ha venido y cualquiera de nosotros esta todavía aquí, dentro de 100 años, es mi oración que no busquemos que los estilos de canciones y de adoración, las preferencias y gustos sean las cosas que unifiquen, sino que siempre busquemos estar unidos por causa del evangelio, porque, cuando nosotros la iglesia como un todo nos enfocamos en estilos, canciones, preferencias y gustos “me gusta esto o no me gusta aquello”, El peligro es cuando comenzamos, especialmente en la adoración, a suplantar el mismo evangelio que nos une en la adoración, por formas de adoración . Así que esa es la primera verdad que quiero asegurarme sea divulgada por nosotros por un buen tiempo. Lo que es más importante, lo que realmente es más importante es el evangelio. Eso nos conduce entonces a la segunda realidad, la cual es similar a esta.

Lo que sostiene a la iglesia no es cierto pastor o cierto programa; lo que sostiene a la iglesia es la perseverancia en el evangelio. Recuerde, eso es lo más importante. El evangelio nos une, pero entonces aun más allá de eso, nos recuerda una segunda realidad: Lo que sostiene a la iglesia no es cierto pastor o cierto programa; lo que sostiene a la iglesia es la perseverancia en el evangelio. Saber que en las iglesias de todo el mundo pastores vienen, y pastores van, programas vienen y programas van, y hay heridas, y hay problemas que vienen con todo eso, pero encima y más allá de todas esas cosas, la única cosa necesaria para sostener la iglesia es la perseverancia en el evangelio, y ese es el gran punto de Pablo en este primer capítulo.

Él está diciendo: “Timoteo, eres un pastor joven. Éfeso, tienes retos por todas partes como iglesia, lo primero que necesitas oír por encima de todo lo demás es esto: persevera en el Evangelio.” El dice esto en diferentes maneras. Permítame mostrarle.

Guardamos el Evangelio

Primero, él dice guarden el evangelio. Pablo dice que debemos guardar el evangelio. ¡Esto es fascinante! De todos los asuntos que Pablo pudo haber empezado a tratar en el mismo comienzo de su carta, el comienza con guardar el evangelio. Me explico: Éfeso es una ciudad llena de inmoralidad pagana e idolatría por todas partes. Había presión por todas partes fuera de la iglesia.

Entonces, hay diferentes cosas en la iglesia. Hay una necesidad de orar más en la iglesia. Más adelante en la carta Pablo se enfoca en algunos problemas con los líderes en la iglesia y entonces discute como cuidar los unos de los otros en la iglesia y como mejorar ese cuidado de los unos por los otros. También escribe sobre cómo enfrentar el materialismo en nuestras vidas en la iglesia.

Hay toda clase de cosas en las que vamos a ver a Pablo enfrentando en esta carta, pero la primera cosa que él dice en medio de todas las otras cosas que él podría haber tratado, se encuentra en el verso tres: Asegúrate de que las personas no están enseñando una doctrina diferente. Él dice: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” Pablo dijo, primero que todo, esto es lo más importante. Asegúrate de que el evangelio esté correcto en la iglesia, porque si pierdes eso, lo pierdes todo. Si ganas aquí, esto afectará todo, así que asegúrate de que tienen el evangelio correcto.

El problema era que había personas, ancianos incluso, en la iglesia, que estaban guiándolos a desviarse del evangelio. Así que Pablo comienza a hablar acerca de cómo no usar la ley de Dios. Lo que quiero mostrarle es lo que él apunta ahí, y cómo eso se aplica a nosotros hoy. Necesitamos ver cómo no usar la Palabra de Dios. Primero, Pablo dice que no debemos añadirle demandas a la ley. Cuando Pablo dice en el verso cuatro que hay maestros devotos de fabulas y genealogías interminables, él está hablando sobre cómo las personas estaban tomando escritos extra bíblicos, queriendo decir, escritos adicionales al Antiguo Testamento, tales como genealogías, por ejemplo, y viniendo con historias sobre diferentes personas en esas genealogías en adición a lo que la Escritura tenía y en el proceso, planteando las cosas que la iglesia necesitaba estar haciendo, basados en escritos extra bíblicos. Estaban añadiéndole demandas a la ley.

Nosotros veremos en 1 Timoteo 4 que algunos de esos maestros estaban prohibiéndole a la gente casarse, diciendo, ustedes no deben casarse. Entonces, otros estaban diciendo ustedes no deben comer ciertos alimentos que Dios nunca dijo que no se podían comer. Así que estaban añadiéndole demandas a la ley, por un lado, y por el otro, tal vez aun más serio, Pablo dice: No debemos pensar que la ley salva, porque esos maestros, junto con otros en el primer siglo, estaban enseñando que, con obedecer la ley, fuera la del Antiguo Testamento o esas leyes extras, se podía ganar el favor de Dios. No se pierdan mis hermanos y hermanas. La idea de que la obra del hombre puede ganar el favor de Dios ha estado vigente desde el primer siglo, y persiste en el siglo veintiuno.

La idea de que haciendo ciertas cosas y siguiendo ciertas leyes usted puede hacerse recto ante Dios estaba amenazando a la iglesia. ¿Cuál fue el efecto de todo esto? Esto estaba produciendo arrogancia e ignorancia entre aquellos que enseñaban. Esto es lo que dice el verso 7. Ellos estaban “queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.”

Ellos estaban haciendo afirmaciones sobre cosas que no entendían. La arrogancia y la ignorancia hacen una combinación peligrosa. Todo eso estaba llevando la confusión y el engaño entre aquellos que escuchaban. Pablo habla sobre la especulación y las discusiones vanas, conversaciones sin sentido, y finalmente, de engaño. Un montón de gente estaba pensando que siguiendo la ley del Antiguo Testamento o al seguir esas leyes adicionales, estaban ganando el favor de Dios. Haciendo esas cosas ellos pensaban que serian salvos. Eso es confusión y engaño.

Cada vez que nosotros, como ancianos, escuchemos sobre situaciones en esta familia de la fe, de alguien enseñando doctrina que no esté en línea con las Escrituras, enfrentamos esos problemas con la seriedad que requieren, pero los problemas pudieran no lucir exactamente como tales, por ello, quiero que nos demos cuenta y quiero que seamos cuidadosos, si, como miembros de esta iglesia, pero tal vez mas importante, para todos los que están en algún rol de enseñanza en esta iglesia. Hay una constante tentación para los maestros en la iglesia, de comenzar a añadir a la ley de Dios diciendo: “Así que usted necesita hacer esto y aquello y lo otro”. O comienzan a implicar que haciendo ciertas cosas usted gana el favor de Dios. Debemos estar en guardia contra eso y evitarlo a todo costo.

Bien, ¿Cómo podemos usar la ley de Dios entonces? Déjeme mostrarle, el propósito de la ley de Dios está por toda la escritura. Primero, la ley pretende mostrarnos la restricción de Dios al pecado. Lo que quiero decir con eso es que la ley de Dios nos ayuda a reconocer los límites entre lo bueno y lo malo, de modo que podamos evitar el mal. Piénselo. Ese es el caso en cualquier ley.
Piense en el límite de velocidad. Las señales sobre el límite de velocidad están ahí ¿por qué? Porque hay conductores temerarios en el camino, y ellos necesitan ser restringidos. Para eso está ahí la ley del límite de velocidad, para restringir el pecado, para decir, “bueno, si usted va por encima de esta velocidad, está manejando peligrosamente” de manera que en un sentido muy real, la ley está escrita para violadores de la ley.

Eso es exactamente lo que Pablo dijo en los versos 8 y 9. El dice que usamos ley “legalistamente” conociendo que “la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos” y sigue con la lista de todos esos pecados específicos, que es muy interesante. Si usted mira detenidamente ahí, se dará cuenta de que él solo está recontando como violamos los 10 mandamientos. Él habla de herir a padres y madres, asesinato, inmoralidad sexual y mentira, de manera que, la ley identifica el pecado. Nos ayuda a entender lo que es el pecado.

Pablo dice en Romanos 7: “Yo no sabría lo que es la codicia si la ley no hubiera dicho “no codiciarás”, Así que la ley es buena en el sentido de que Dios la usa para limitarnos del mal. El problema es, sin embargo, que continuamente desobedecemos la ley. La ley traza una línea, pero nosotros la cruzamos ¿verdad?

Somos como mis hijos. El otro día, uno de ellos encuentra una moneda en el suelo y la recoge. Está contento de que halló una moneda, y está jugando con ella. De repente, veo que se está llevando la moneda a la boca, de modo que le digo: “¡Buddy, no!, no te pones la moneda en la boca por múltiples razones. No nos ponemos monedas en la boca”. Así la ley está establecida y el mal es restringido, al menos por un momento. Pero, dos minutos después le pregunto: “¿dónde está la moneda? El ya la está chupando en su boca. La ley fue establecida, y la ley fue quebrantada. Eso somos nosotros. Lo que la ley hace es decir “Esta es la línea”. Nosotros decimos: “Si, ahí está la línea” de modo que, en un sentido, esto nos limita, pero entonces eso es un problema. Es un profundo problema dentro de nuestros corazones. Desobedecemos la ley. Todos nosotros desobedecemos la ley. Pecamos, lo cual entonces nos conduce al segundo propósito de la ley de Dios, mostrarnos la condenación de Dios al pecador.

Entonces, aquí está el asunto. Cuando pecamos, la ley viene a ser un testimonio contra nosotros. La ley nos muestra cómo hemos desobedecido. No solo hemos desobedecido a un padre que nos dijo “no pongas la moneda en la boca”, hemos desobedecido a un juez infinitamente santo y recto que está sentado para juzgar perfectamente el pecado. La ley hace claro que somos culpables ante Dios. Esto es enormemente importante en nuestra salvación. Ahí es donde la ley nos guía a Cristo, porque la ley nos guía a darnos cuenta que somos culpables ante Dios. Hemos quebrantado Su ley. Lo hemos deshonrado. Nos hemos rebelado contra él. Ese es el estado de nuestros corazones. Somos infractores de la ley. La ley nos guía a ver eso.

Al mismo tiempo, la ley nos guía a ver que Cristo es el supremo guardador de la ley. Él ha guardado perfectamente la ley. Nos damos cuenta de que somos culpables ante un Dios santo, mereciendo su condenación para siempre y por siempre. Cristo es el justo delante de Dios y perfectamente acepto ante él para siempre y por siempre. Así que, si tenemos alguna esperanza de estar bien con Dios, ¿A quién necesitamos? Necesitamos a Cristo. De modo que la ley no nos salva, sino que nos condena y en el proceso, nos guía a la Salvación en Cristo. La ley no salva: Cristo salva.

Martin Lutero dijo: “La ley es un martillo que hace polvo a la justicia propia de los seres humanos. Les muestra su pecado, de manera que se humillen y teman a Dios, y anhelen Su gracia y Su misericordia, la cual encuentran en Cristo: la ley es nuestro maestro de escuela para traernos a Cristo”. Eso es lo que sucede cuando somos salvos. Eso es el evangelio. Éramos infractores de la ley. El es el guardador de la ley. Necesitamos un guardador de la ley que se levante a nuestro favor. Eso es lo que él hace, y entonces, una vez que estamos escondidos en Cristo, identificados con él, seguidores de él, entonces la ley nos muestra, en tercer lugar, la voluntad de Dios para el salvo.

Queremos honrar a Cristo como sus seguidores. Entonces ¿qué hacemos ahora? Bien, la ley de Dios nos muestra qué hacer. Mientras descansamos en la rectitud de Cristo, somos poseídos por el Espíritu de Cristo., somos movidos por la Gracia de Cristo. Él nos guía de adentro hacia afuera para caminar en su voluntad y cuando eso sucede, esto produce responsabilidad entre aquellos que enseñan. En el verso cuatro, Pablo habla acerca de mayordomía de Dios y la responsabilidad de guardar el evangelio. La predicación correcta de esta ley guiándonos al evangelio produce amor entre aquellos que escuchan. Me encanta el verso cinco: “el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida”. Eso es lo que queremos. No queremos ser simplemente personas que solo siguen una lista de reglas porque es nuestra obligación. No queremos seguir la ley porque eso es lo que estamos supuestos a hacer, y necesitamos hacer eso para “salvar nuestra piel” por la eternidad. Eso no es Cristianismo.

En lugar de ello, la ley nos ha guiado a ver nuestra culpa ante Dios, y la ley nos guía a ver la rectitud de Cristo. Como estamos escondidos en él, la ley en lugar de venir a ser una obligación, se convierte en un deleite. Caminamos en él en obediencia a su voluntad, no porque tenemos que hacerlo, sino porque queremos, porque hemos sido cambiados de adentro hacia afuera.

Así que aquí está el asunto. Para cada persona que está expuesta a este sermón, ya sea que usted venga de un trasfondo musulmán, hindú, judío, bautista, metodista, presbiteriano, católico, un trasfondo de la iglesia de Cristo, el que sea, incluso trasfondo ateo, sepa esto: La ley de Dios está incrustada en cada uno de nuestros corazones. Su ley está escrita en nuestros corazones. Conocemos la diferencia entre el bien y el mal porque Dios ha puesto eso ahí y todos nosotros lo hemos transgredido. Todos hemos pecado contra Dios. Sin embargo, entre muchas de esas religiones del mundo, el pensamiento es que haciendo cosas buenas, usted puede estar a cuentas con Dios.

Lo que quiero urgirle con todo mi ser es que no compre eso, porque la salvación no puede obtenerse por obras humanas. La salvación solo es posible por obra divina. No podemos ganar el favor de Dios con nuestras obras. Necesitamos que el obre por nosotros, ser el guardador de la ley donde nosotros no podemos. Esa es la esencia total del evangelio. Usted y yo hemos quebrantado la ley.

Él ha guardado la ley. Como un perfecto guardador de la ley, él ha experimentado la muerte que nosotros merecíamos morir por nuestro pecado. El se ha levantado de la tumba en victoria sobre el pecado y la muerte y como resultado, cuando unimos nuestras vidas en él, somos reconciliados con Dios, hechos justos con él por siempre y para siempre en Cristo. Ese es el evangelio, y así, si usted nunca ha confiado en Cristo como el guardador de la ley en su favor, le animo y le urjo que confíe en Cristo. Entonces, iglesia, sepan que por 2 mil años el enemigo ha estado trabajando en los corazones y mentes de los cristianos en la iglesia para intentar de apartarlos de este glorioso evangelio. No dejen que eso pase. Guarde el evangelio con su vida.

Celebramos el Evangelio

Entonces, eso nos conduce al segundo punto: celebrar el evangelio. Así que Pablo en los versos 12 al 17, simplemente irrumpe en un testimonio personal y una alabanza triunfante. En el medio de esto hay uno de los cuadros más potentes, concisos y claros del evangelio en toda la Biblia. Verso 15, puede usted subrayarlo. “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: (aquí están unas palabras que están preñadas de significado) que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores…”

Ese es el evangelio. “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” y Pablo añade: “de los cuales yo soy el primero” ese es el evangelio. Piense en lo que está agregado en esa declaración: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” Este evangelio es encarnacional, pero innegable. Usted me pregunta ¿Qué significa eso? Estas son palabras grandes.

¿Qué es encarnacional pero innegable? Cristo Jesús vino al mundo. Sin embargo, él ya existía de antemano. La pre-existencia eterna del Hijo de Dios, segunda persona de la trinidad, estaba ahí antes de la fundación del mundo. El realizó el acto de gracia y condescendencia, y vino al mundo, poniéndose el ropaje de carne humana y nació en un establo de Belén como un bebé. Eso es encarnación. El tomó el ropaje de la carne humana para guardar la ley en nuestro lugar y para vivir la vida que nosotros no podemos vivir, y entonces, tal como hablamos, El sufrió la muerte que nosotros merecíamos. El pagó el precio por los infractores de la ley con su muerte, y entonces, se levantó, conquistando la tumba. El enemigo que no podemos vencer, el pecado y la muerte, él lo venció así, él hizo un camino para que los pecadores sean salvos, y no hay maravilla más grande que esa en toda la historia.

Pablo dice, anote esto por favor. Es cierto. “fiel y digna de ser recibida por todos”. Por los últimos 2 mil años, esa verdad ha persistido y ha sido proclamada generación tras generación. No es una familia ni una interminable genealogía, no es especulación. Esto es realidad. El vino, murió y resucitó para salvar a los pecadores. Encarnacional, pero innegable. Universal pero personal. El vino por los pecadores universales, pero ¿Cuáles? Todos los pecadores que aceptaran esta realidad completamente. Pablo dice: “Yo estoy en el tope de la lista de pecadores”.

Ahora, usted piense sobre esto. Eso guía a Pablo a celebrar la gracia de Dios. Pablo dice: “la gracia de Dios es incondicional. Retrocedamos a ver del verso 15 hacia atrás, para ver el verso 13 en que Pablo habla de que él solía ser un blasfemo, perseguidor, insolente, violento oponente de Cristo y de la iglesia. ¿Recuerda usted que el hombre que está escribiendo estas palabras era el hombre que estuvo intentando en algún momento, barrer a la iglesia del mapa? El hombre que está escribiendo estas palabras, estaba supervisando el apedreamiento del primer mártir cristiano, Esteban, es el que estaba organizando y supervisando un grupo de hombres que arrojaron piedras a Esteban hasta que él no pudo respirar más.

Entonces, cuando la iglesia se esparce en temor, es Pablo quien los persigue, arrestando y apresando a tantos como podía, matando a tantos como podía. Pablo estaba de camino a Damasco a matar cristianos cuando Cristo viene a él y transforma su corazón y mente. Si había alguien que no merecía el amor de Dios y la salvación, era Pablo. Hasta que nos damos cuenta de que no había nada en Pablo que lo acercara a Dios y a la salvación. La salvación de Pablo se originó ciento por ciento en Dios, y lo mismo sucede con usted y conmigo.

No compre la jerga de autoestima del cristianismo mal dirigido pensando que haciendo ciertas cosas, podemos ganarnos el favor de Dios. No hay nada en usted que lo acerque a Dios, No hay condiciones en usted o en mí que nos acerquen a Dios. No hay condiciones ni en usted ni en mí para ganar su gracia. Es gracia porque es inmerecida e incondicional. Su salvación está basada solamente en la soberana gracia de Dios. Es incondicional y gracia con propósito.

Ahora, en Pablo ciertamente cambio su vida, pero busque más profundo. Quiero que vea el verso 16, esto es grandioso: ¿Por qué fuiste salvo, Pablo, entre todas las personas? “Pero por esto fui recibido a misericordia, (aquí está porque he recibido misericordia) para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna”. El propósito de la gracia de Dios hacia Pablo era demostrar la paciencia de Dios para con usted.

¿Captó usted eso? El propósito de la gracia de Dios hacia Pablo era demostrar la paciencia de Dios hacia usted. Esto es cierto respecto a cada persona que escucha estas palabras. De modo que , si usted está aquí, y usted no es cristiano y alguna vez pensó o quizás está pensando en este momento “Dios no podría y no me salvaría. He peleado contra él, me he opuesto a él, me he rebelado contra él en cada área de mi vida, y lo he disfrutado. No he querido tener nada que ver con él. Dios no me salvaría” sepa esto: dos mil años atrás, Dios tomó al perseguidor en jefe de la iglesia y lo convirtió en el misionero en jefe en la iglesia, de modo que dos mil años después, usted pueda oír estas noticias. Usted no está más allá de la misericordia de Dios.

Descubra la paciencia de Dios, el alcance de su gracia es mucho más extenso y distante que la profundidad de su pecado. Confié en él; reciba su gracia y su misericordia. Descubra la paciencia de Dios hacia usted. No importa quién es usted o lo que ha hecho, estas palabras son dignas de ser recibidas. “Cristo vino al mundo a salvar a los pecadores” aun aquellos que piensan que son los peores.

Entonces la gracia de Dios nos conduce a la alabanza a Dios. Pablo está abrumado y usted lo ve en el verso 17. “al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Él es el rey de los siglos, él es inmortal. El nunca se fatiga ni se cansa. El nunca cambia. El deterioro ni la muerte no pueden tocarlo. El es el Rey en el trono por siempre y para siempre. Real y eterno, y El es invisible e incomparable. Dios está más allá de los límites de lo que podemos ver o imaginar, y nadie, absolutamente nadie, se compara con él.

Es el único Dios a quien debemos toda gloria y honor por siempre y para siempre. Así sea.

Esta es la clave. Pasaremos por buenos momentos, y atravesaremos momentos difíciles, pero la cabeza de la iglesia, Cristo nuestro Dios, nuestro salvador, nuestro rey, estará siempre en su trono, y nunca dejará fallar a su iglesia. Podemos ir por altas y bajas, pero nuestro Dios en las alturas está soberanamente y supremamente comprometido a guiar, proteger, purificar, proveer y finalmente preservar Su iglesia por siempre y siempre. Esa es la garantía de una roca sólida.

Nosotros Peleamos por el Evangelio

A la luz de eso, la exhortación de Pablo a Timoteo es pelear por el evangelio. Guardarnos el Evangelio, celebramos el evangelio, y peleamos por el evangelio. No tenemos mucho tiempo aquí, pero en los versos 18, 19 y 20, Pablo dice “Milita la buena milicia” al final del verso 18. El trae a colación a estas dos personas, Himeneo y Alejandro, a quienes conocemos poco. No sabemos todos los detalles sobre ellos, pero sabemos que eran maestros en la iglesia de Éfeso. La mayoría piensa que probablemente eran ancianos en la iglesia de Éfeso que empezaron a extraviarse del evangelio. Comenzaron a enseñar falsa doctrina. Así que pablo le dice a Timoteo, quien es un anciano/pastor en la iglesia, “Ves como ellos se han extraviado, Tú necesitas pelear por el evangelio, pelea la guerra en tu propio corazón, de modo que no hagas lo mismo. “

Esto es enorme para nosotros. Es absolutamente inmenso para cada miembro, maestro, pastor o anciano de la iglesia. Márquelo: nadie, incluyéndome a mí mismo, es inmune a la tentación de extraviarse de este evangelio. No hay anciano, pastor, diacono, ni líder de grupo pequeño, o miembro de la iglesia que sea inmune a esta tentación, de modo que , debemos todos pelear por el evangelio en nuestras vidas.

Una vez que vemos esto, hermanos y hermanas, que cada uno de nosotros está en una guerra en nuestras vidas, en nuestros matrimonios, en nuestras familias, en el trabajo, en las escuelas, universidades, y en nuestros hogares, la última cosa que queremos es ser atrapados fuera de base con el evangelio.

Estamos en una guerra, y la batalla es intensa alrededor nuestro. Hay fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestiales que están activas y batallando contra nuestras almas. Esbirros del infierno no quieren que el evangelio resuene en tu vida, en tu matrimonio, en tu familia o en tu escuela o tu trabajo. Esta batalla parece diferente en cada una de nuestras vidas, pero no seamos atrapados desprevenidos. Usted está en guerra, así que pelee la buena batalla. “manteniendo la fe y buena conciencia”, verso 19. Manténgase firme en el evangelio.

Un amigo mío una vez dijo que hay un pequeño legalista escondido en cada uno de nosotros. Así que, ¡pelee! batalle día a día contra la idea de que haciendo ciertas cosas usted puede ganar el favor de Dios. Descanse en la rectitud de Cristo. Disfrute, deleitase en su justicia, y camine en su voluntad, no porque sea su obligación, sino porque es su deseo y es su deleite. Para hacer eso, hay una batalla. Algunas personas piensan, “Bueno, yo me convertí a Cristiano, y voy a estar en esto mientras esté cómodo”. Esto va a ser una batalla. Esta es la primera de múltiples veces en este libro donde veremos a Pablo decir que estamos en una pelea. Usted está en una batalla.

Así que, pelear por este evangelio en nuestras vidas, y entonces él habla de Himeneo y Alejandro quienes habían sido “Entregados a Satanás”. Basados en lo que dice Pablo en 1ra Corintios 5, así como también lo que Jesús enseña en Mateo 18, eso es ciertamente una referencia al hecho de que estos dos hombres habían sido excomulgados de la iglesia, sacados de la iglesia. Eso es un cuadro de la realidad de que esos hombres fueron claramente separados de Cristo con la meta que dichos hombres vengan a Cristo.

Así que, Pablo dice, “Timoteo, esa fue una medida extrema tomada porque esos hombres estaban enseñando falsa doctrina, ya que este evangelio es de suprema importancia para la iglesia, y algunas veces hay medidas extremas que usted necesita tomar para asegurarse de pelear por este evangelio, no solo en su vida, sino en la iglesia”. De manera que peleamos por el evangelio, lo que sea que hagamos nos mantenemos firmes en el evangelio, porque es la única cosa que nos une, y es la única cosa que nos sostendrá en los días difíciles.

Esto nos guía a esta mesa, a la realidad de lo que nos unifica juntos como iglesia y lo que nos capacita para perseverar en las dificultades y retos que enfrentamos en la iglesia. Lo que nos capacita para perseverar es la realidad de que Cristo ha dado Su cuerpo y derramado Su sangre. Nosotros, solo por su gracia, solo por la fe podemos estar a cuentas con Dios. Por tanto, cuando las dificultades y los retos vienen, no tenemos nada que temer, porque estamos escondidos con Cristo en Su vida, su muerte y su resurrección. Eso es todo lo que importa, más que ninguna otra cosa.

David Platt

David Platt serves as a pastor in metro Washington, D.C. He is the founder of Radical.

David received his Ph.D. from New Orleans Baptist Theological Seminary and is the author of Don’t Hold Back, Radical, Follow MeCounter CultureSomething Needs to ChangeBefore You Vote, as well as the multiple volumes of the Christ-Centered Exposition Commentary series.

Along with his wife and children, he lives in the Washington, D.C. metro area.

LESS THAN 1% OF ALL MONEY GIVEN TO MISSIONS GOES TO UNREACHED PEOPLE AND PLACES.

That means that the people with the most urgent spiritual and physical needs on the planet are receiving the least amount of support. Together we can change that!